Menú principal                                                                                                                                Índice de Scripta Nova
 
Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 94 (11), 1 de agosto de 2001

MIGRACIÓN Y CAMBIO SOCIAL

Número extraordinario dedicado al III Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

TEORÍAS Y PRÁCTICAS DE LA INMIGRACIÓN. DE LOS MODELOS
EXPLICATIVOS A LOS RELATOS Y PROYECTOS MIGRATORIOS

Joan Lacomba (Doctor en Sociología)
Profesor Titular Departamento de Trabajo Social
Universitat de València. España


Teorías y prácticas de la inmigración. De los modelos explicativos a los relatos y proyectos migratorios. (Resumen)

Hasta no hace muchos años el carácter de la inmigración había permitido a los países europeos considerar la presencia de trabajadores extranjeros como coyuntural, aunque imprescindible para acelerar su crecimiento económico. En un momento en que el grueso de los trabajadores inmigrados afrontaban su partida como una etapa necesaria para la movilidad social en el país de origen, su presencia en el país de inmigración era vista habitualmente como algo provisional. Pero el reagrupamiento familiar, la escolarización de los niños en el país de inmigración y las aspiraciones de ascenso social no conseguidas han acabado convirtiendo en muchos casos lo provisional en duradero. El resultado ha sido un progresivo cambio en las políticas de inmigración de los países europeos y en paralelo una reorientación teórica y metodológica en los estudios migratorios.

En este sentido el análisis económico clásico más extendido en términos de mano de obra, de productividad y de crecimiento se ha demostrado totalmente insuficiente a la hora de analizar actualmente la presencia y dinámicas de los inmigrantes en los países de instalación. De hecho, en las tres últimas décadas se han producido cambios significativos en cuanto a la conceptualización de los enfoques y modelos teóricos del fenómeno migratorio. Algunos de ellos habrían perdido buena parte de su capacidad explicativa y del éxito que adquirieron en un momento y contexto determinados, mientras que nuevos paradigmas vendrían a dar cuenta en mayor medida de la complejidad que ha adquirido el fenómeno migratorio.

En esta comunicación pretendemos ilustrar y confrontar algunas de estas tendencias con las trayectorias de diferentes inmigrantes instalados en nuestro país. Nos hemos centrado para ello en el relato de los condicionantes y la trama de factores a la hora de tomar la decisión de salir del país de origen, en los contactos y apoyos recibidos a la hora de emigrar, así como en el cumplimiento o incumplimiento de las expectativas ligadas a los diversos proyectos migratorios.

Palabras clave: teorías de la inmigración/ orientaciones metodológicas/ proyectos migratorios/ historias de migración


Theories and Practices of immigration. From the explanatory models to the migratory stories and projects (Abstract)

The objective of this communication is to draw a panoramic about the theoretical and methodologic reorientation in migratory studies; basically the substitution of the classic economic analysis by new paradigms that give account in greater measurement of the complexity that has acquired the migratory phenomenon. We try to illustrate and to confront some of these tendencies with different immigrants trajectories installed in Spain. We used for it diverse migratory stories that gather conditioners and the plot of factors at time of making the decision to leave the origin country, the contacts and supports received at time of emigrating, as well as the fulfillment or breach of expectations bound to the diverse projects.

Key words: immigration theories / methodologic orientations / migratory projects / migratoy stories


Hasta no hace muchos años el carácter de la inmigración había permitido a los países europeos considerar la presencia de trabajadores extranjeros como coyuntural, aunque imprescindible para acelerar su crecimiento económico. En un momento en que el grueso de los trabajadores inmigrados afrontaban su partida como una etapa necesaria para la movilidad social en el país de origen, su presencia en el país de inmigración era vista habitualmente como algo provisional. Pero el reagrupamiento familiar, la escolarización de los niños en el país de inmigración y las aspiraciones de ascenso social no conseguidas han acabado, tal como nos recuerda Riva Kastoryano (1988: 141), convirtiendo en muchos casos lo provisional en duradero. El resultado ha sido un progresivo cambio en las políticas de inmigración de los países europeos y en paralelo una reorientación teórica y metodológica en los estudios migratorios.

En este sentido el análisis económico clásico más extendido en términos de mano de obra, de productividad y de crecimiento se ha demostrado totalmente insuficiente a la hora de analizar actualmente la presencia y dinámicas de los inmigrantes en los países de instalación. De hecho, en las tres últimas décadas se han producido cambios significativos en cuanto a la conceptualización de los enfoques y modelos teóricos del fenómeno migratorio. Algunos de ellos habrían perdido buena parte de su capacidad explicativa y del éxito que adquirieron en un momento y contexto determinados, mientras que nuevos paradigmas vendrían a dar cuenta en mayor medida de la complejidad que ha adquirido el fenómeno migratorio.

Si en los años sesenta el punto de referencia común para el estudio de las migraciones fue el modelo de la modernización, y en los años setenta el modelo de la dependencia en sus diferentes versiones, a partir de los ochenta ambos modelos han sido desplazados en parte por nuevos planteamientos. Los enfoques más recientes tratan de combinar las variables micro y macro en el estudio de los movimientos de población, dando un mayor protagonismo a los factores socioculturales en detrimento de los factores económicos y estructurales. Sin embargo, esos cambios son aun insuficientes y limitados.

En esta comunicación pretendemos ilustrar y confrontar algunas de estas tendencias con las trayectorias de diferentes inmigrantes instalados en nuestro país (1). Nos hemos centrado para ello en el relato de los condicionantes y la trama de factores a la hora de tomar la decisión de salir del país de origen, en los contactos y apoyos recibidos a la hora de emigrar, así como en el cumplimiento o incumplimiento de las expectativas ligadas a los diversos proyectos migratorios, tal y como nos han sido relatados por los propios actores.
 

Los modelos explicativos clásicos

Para el modelo de la modernización –de gran éxito en los años sesenta y mediados de los setenta– la migración campo-ciudad es, al mismo tiempo, resultado y condición necesaria en el proceso de transición entre una sociedad tradicional y una sociedad moderna, colocando así las migraciones internas dentro de una economía nacional como la clave del éxito en el camino del progreso (2). El crecimiento económico a través de la producción urbana industrial –viene a decir– tendrá que ir acompañado del aumento de la población urbana y de la intensificación del flujo de personas entre el campo y la ciudad. De este modo se atribuye un papel fundamental a las decisiones racionales de los individuos, una vez que estos han valorado los costes y los beneficios personales del desplazamiento migratorio.

Dicha perspectiva perderá valor explicativo a partir de mediados de los años setenta en favor del modelo de la dependencia que, tomando como unidad de análisis el sistema mundial y basándose en el aparato teórico y conceptual marxista, otorga a las relaciones estructurales de explotación la causalidad en el desarrollo de los movimientos migratorios (3). Y si bien este último modelo supuso un avance en el estudio de las migraciones, al establecer la relación entre desarrollo y movimiento de población, también desveló pronto sus limitaciones en cuanto a la incapacidad de explicar, entre otras cosas, la variedad de las migraciones en el contexto nacional, al otorgar un excesivo peso a los factores estructurales.

Por ejemplo, tanto una como otra perspectiva, no alcanzan a responder por qué una persona determinada puede convertirse en emigrante o por qué, dentro de un conjunto de individuos con características similares, se termina produciendo la migración de algunos de ellos solamente. Si bien –como señala Graciela Malgesini– estos interrogantes se contestan conectando las macro-condiciones y políticas con las circunstancias personales, familiares y del entorno de los potenciales migrantes, y que estas conexiones se producen a través de redes de diverso tipo (1998: 23).

Un tercer enfoque que habría gozado de una mayor aceptación que los dos anteriores (de hecho toma elementos de ambos) es el de las teorías "expulsión-atracción" (push and pull). Para este modelo las migraciones internacionales y los flujos de mano de obra son básicamente el resultado de la pobreza y el atraso de las áreas emisoras (4). Como indican Alejandro Portes y Jósef Böröcz "los representantes de este punto de vista proporcionan listas de factores de expulsión –malas condiciones económicas, sociales y políticas en las regiones más pobres del mundo– y factores de atracción –ventajas comparativas con las naciones-estado más desarrolladas–, como variables causales que determinan la magnitud y la direccionalidad de los flujos migratorios. Invariablemente, estas listas se elaboran post factum, esto es, una vez iniciados los movimientos concretos. La elaboración de dichas listas suele estar guiada por dos supuestos: en primer lugar, la expectativa de que los actores más desfavorecidos de las sociedades más pobres son los que con mayor probabilidad integran la migración laboral; y en segundo lugar, la asunción de que tales flujos surgen espontáneamente de la mera existencia de desigualdades a escala global. A simple vista estos supuestos parecen evidentes: los trabajadores migran de México a Estados Unidos y de Turquía a Alemania Occidental y no a la inversa. Sin embargo, la tendencia a aplicar el modelo de expulsión-atracción a esos flujos que ya se producen, oculta su incapacidad para explicar por qué no surgen movimientos similares en otras naciones igualmente pobres o por qué las fuentes de migración al extranjero tienden a concentrarse en determinadas regiones y no en otras de los mismos países emisores" (1998: 44-45).

Las limitaciones de éste último enfoque, así como las propias de los modelos de la modernización y la dependencia –con los que no sólo no entra en contradicción, sino que se refuerzan y alimentan mútuamente–, han hecho que se avance en otras direcciones teóricas y metodológicas a la hora de explicar las migraciones.
 

La necesidad de nuevos enfoques explicativos

En lo teórico los nuevos planteamientos tienden a poner en relación las decisiones individuales con los factores económicos y estructurales para la comprensión del fenómeno migratorio; a nivel metodológico se ha apostado por las técnicas cualitativas de investigación. Tal como los describe Charles Wood, "han recurrido a metodologías basadas en encuestas y estudios etnográficos y han adoptado enfoques conceptuales que prestan tanta atención a los contextos estructurales (mundial, regional y local) como al comportamiento individual, a la organización familiar y a las redes sociales" (1992: 38).

Precisamente, el papel que desempeñan las redes dentro de este nuevo marco explicativo pone en entredicho muchas de las hipótesis económicas tradicionales, tales como el uso de las diferencias económicas entre países expulsores y receptores de mano de obra, a la hora de explicar la complejidad del fenómeno migratorio mediante una única variable. Sobre todo, las redes ayudan a entender la continuidad de los flujos migratorios a pesar de la desaparición de los factores que determinaron su inicio, así como a dar coherencia a comportamientos que no siempre obedecen a razones ni estrategias individuales. Ese "carácter autosostenido y autoalimentado que la red migratoria da al propio proceso migratorio", es destacado también por Ubaldo Martínez Veiga, de acuerdo con la amplia literatura sobre la cuestión. Así escribe que, una vez que la red se ha constituido, "se perpetúa a sí misma con una cierta independencia de las condiciones históricas, sociales y económicas concretas tanto de la sociedad receptora como de la emisora. Este fenómeno de encapsulación trae consigo a veces el hecho de que, aunque las condiciones económicas o de empleo en la sociedad receptora empeoren o se deterioren, el proceso migratorio continúa con la misma fuerza incluso cuantitativa, porque la red migratoria lo alimenta y se alimenta a sí misma con una independencia del entorno exterior" (1997: 153).

Como ya hemos dicho el factor económico ha sido señalado tradicionalmente como el principal e, incluso, hasta el único condicionante del proceso migratorio. En contraste, actualmente, en el vasto campo de estudio de las migraciones se observa una progresiva diversificación de los motivos que empujan a cada vez más un mayor número de personas a tomar el camino de la emigración. Y ello porque resulta inadecuado atribuir a un factor único, válido para todas las situaciones, el poder explicativo de tan complejo fenómeno, a riesgo de ofrecer una visión tan simplificada como alejada de la realidad migratoria.

Entre la multiplicidad de los factores migratorios citados con frecuencia deberíamos destacar, al menos, los siguientes: la presión demográfica, el deterioro de las condiciones de vida, la inestabilidad política, los problemas ecológicos, los factores culturales e históricos, así como el influjo de los medios de comunicación, además de otros que a aparecerán relacionados directa o indirectamente con los primeros. No obstante, en la medida que son empleados en un marco restrictivo o de forma aislada, todos ellos presentan algún tipo de laguna que invalida o limita su poder explicativo.

En cuanto a la presión demográfica como factor migratorio, no cabe duda que debe ser combinado decididamente con otros, pues las diferencias demográficas por sí solas no suelen ser un factor decisivo en la explicación de la migraciones. Ello lo demuestra la existencia de excepciones en ambos sentidos: países poco poblados que no son un foco de atracción o inmigración y países muy poblados que siguen recibiendo población inmigrante procedente de otros menos poblados. Así, de entre los casos de la emigración con destino hacia España recogidos en nuestras investigaciones cabría citar, entre otros, los de los inmigrantes procedentes de Mauritania o Sudán; países ambos con muy bajas tasas de poblamiento, pero al mismo tiempo emisores de emigrantes y poco atractivos para la recepción de otras poblaciones.

En relación con el deterioro de las condiciones de vida el factor pobreza no siempre produce un abandono automático de la sociedad en crisis. Ni siquiera en los países del Tercer Mundo sometidos a las peores situaciones los mecanismos migratorios se ponen en marcha por igual. En todo caso la población que habitualmente emigra no coincide con aquella que se encuentra en peores condiciones dentro de sus sociedades de origen. Por ejemplo, la mayor parte de los entrevistados por nosotros podrían ser considerados como miembros de familias de clase media y media-alta en sus países de origen:

Vivo en Orán, en el oeste. Tengo a mí familia allí: padres y hermanos. Llevan una vida normal. Somos seis hermanos: cuatro hermanas y dos hermanos. Dos de las hermanas están casadas, mis dos hermanos están trabajando, mi padre ya está jubilado y mi madre no hace nada. Mi padre era subdirector del deporte. Vivo en la ciudad, en un barrio más o menos popular. Digamos que es un barrio de la gente que tiene un nivel de vida medio, no están bajo y no están alto. Hay gente trabajadora y gente que estudia. Mis hermanas, por ejemplo, han estudiado también pero no han acabado la carrera (Hombre, Argelia, 28 años).

Yo soy de una familia mediana, que no es ni pobre ni rica. Vivo en Argel desde mi nacimiento. Familia numerosa, sí, pero ya son todos mayores. Tengo cinco hermanas casadas todas. Mis hermanos también son todos mayores. El más joven tiene diecinueve años y yo soy el mayor de casa, el mayor de las chicas y de los chicos. Mi padre ha trabajado los primeros años en Francia, hasta los años sesenta y pico. Luego se ha venido a Argel y ha trabajado allí de conductor de autobús hasta su jubilación. La realidad es que nunca nos ha faltado de nada (Hombre, Argelia, 36 años).

También suele ocurrir lo mismo cuando se trata de explicar los movimientos de población sur-norte en base a factores políticos exclusivamente. Sea como sea, la inestabilidad política y el carácter no democrático de muchos de los regímenes del Tercer Mundo, se convierten en un factor potenciador de la emigración al exterior difícil de separar del factor económico (discriminaciones o persecuciones políticas, étnicas o religiosas suelen tener efectos negativos sobre las economías y las condiciones de vida de los grupos afectados):

Por culpa del Gobierno de Marruecos, no hay derecho, nada, a la gente del pueblo no hay nada de derecho, todos son ladrones. Digamos la verdad, del primero hasta el último. Y no hay respeto, ni de la policía a la gente, ni en los despachos del ayuntamiento, cualquier sitio, el tribunal. Allí el que tiene dinero tiene poder, eso es. Entonces, el comportamiento de la política de Marruecos no me va. Yo el medio que me va bien es el de salir, olvidar este país. Yo pienso volver, pero vivir allí no me parece normal, vivir aquí tampoco no me parece. Es que de momento estoy entre como si fuera la frontera, no puedo ir allí  ni quedarme aquí. No tengo, digamos, un objeto para llevar una vida estable (Hombre, Marruecos, 34 años).

Incluso la migración laboral (aquella que estaría provocada fundamentalmente por factores y por consideraciones de índole económica) no puede ser aislada de factores políticos. Baimal Ghosh indica, justo en este sentido, que "los individuos y las familias que tratan de escapar a un régimen político opresivo también son a menudo víctimas de discriminación y penuria económica, de la misma manera que los migrantes por motivos económicos pueden llegar a estar más desesperados y ansiosos por trasladarse en virtud de sus temores al caos y la inseguridad políticos. En esos casos, los motivos políticos y los económicos tienden a entretejerse. Además, objetivamente, muchas veces la inestabilidad y la violencia política han llevado a la economía nacional al estancamiento o la ruina total. De manera inversa, muchos de los conflictos políticos internos se ven agudizados por los fracasos e injusticias económicos, cuando están originados directamente por ellos. En consecuencia, la distinción entre migración económica y migración política resulta cada vez más difuminada" (1998: 151).

Sería éste claramente el caso, por ejemplo, de Argelia y, en menor medida, el de otros muchos países investigados, como Marruecos, Pakistán o Siria:

La cosa política empezó a coger terreno y yo cogí la dimisión en mi empresa, no es que me hubieran echado. Yo veía que no me gustaba el sistema en que se ha metido Argelia e hice una dimisión y me marché en el octubre del 92. Me hice un visado para España y me vine aquí, tenía unos amigos en Alginet. El primer mes dudaba en marcharme a Argelia y pensaba que allí por lo menos tengo mi plato calentito sin calentarme la cabeza, tengo un chófer de la empresa y en mi empresa tengo ordenadores, tengo teléfono de exterior, puedo hacer de todo ¿no? Y llego aquí y qué, sin papeles ni nada… Luego me fui acostumbrando a la idea de decir bueno, aquí comercio, tierra y cosas y olvídate de tus estudios. Entonces ya te haces con la idea esa y me quedé, pensé mejorar poco a poco mi situación y ya está (Hombre, Argelia, 30 años).

Yo creo que el factor económico es lo menos importante de la historia, quiero decir que el motivo número uno es no poder vivir en un ambiente… ese agobio político de credos, etc. Y como decirte… como es un sistema que ves que no va a cambiar ni a corto ni a medio plazo, pues optas por tirar la toalla y largarte, y si no pues te dejas recuperar por el sistema y ya está; porque vi ejemplos, ¿no? Y dije, bueno, voy a irme fuera a seguir estudiando y posiblemente si hubiera algún cambio en Marruecos… Ahora, por ejemplo, si hay algún cambio me plantearía la posibilidad de volver (Hombre, Marruecos, 31 años).

También los desastres ecológicos, la progresiva desertización y las sequías pueden provocar el abandono de las zonas rurales en favor de la concentración de la población en las ciudades, haciendo aumentar los problemas medioambientales. Una vez en la ciudad, y debido a la falta de servicios básicos (educativos, sanitarios, transportes...) y unas condiciones de vida precarias, muchos de ellos intentarán iniciar una segunda emigración al exterior del país. De igual manera, la degradación de las condiciones de vida en el espacio urbano, debido –entre otros factores– a la superpoblación por el flujo de personas procedentes del campo y a una gestión pública ineficiente, empuja también a personas de dicho ámbito a tomar el camino de la emigración, aun contando con un cierto nivel de cualificación:

En mi familia eran nómadas, como casi todos en Mauritania, vivían en el desierto con sus camellos, sus tiendas, su vida, vida de una familia nómada normal; pero mi padre bajó a la capital porque había dos o tres ciudades como mucho en todo el país, no había nada importante, y se fue allí a buscarse la vida (Hombre, Mauritania, 26 años).

Es un pueblo campesino, de agricultura secana, se cultiva mucho trigo, cereales. Yo nací allí, lo que pasa es que mis padres se tuvieron que marchar del pueblo porque éramos seis en aquella época. Mis padres se habían planteado, como éramos seis hermanos, que para lo que teníamos en el pueblo que no era satisfactorio que hiciésemos nuestra vida allí, lo seis. Fue una idea muy inteligente por su parte, porque la verdad es que lo pensaron bien, pensaron que tenían muchos hijos y no tenían muchas tierras para que los hijos fueran trabajando, y pensaron vender para comprar una casita en la capital y llevar a los hijos a la escuela, ya que ellos no habían podido estudiar (Hombre, Marruecos, 27 años).

Respecto a la incidencia de los factores culturales habría que referirse a la exportación desde Occidente de estilos de vida y modelos de consumo, así como la consiguiente tensión entre una tradición local y una modernidad importada que es vista como garantía de éxito y desarrollo económico. A dicho conflicto contribuye especialmente el papel de las nuevas tecnologías de la comunicación de masas, a la hora de facilitar en el Sur la interiorización de la imagen de los países del Norte. Se trata del efecto de atracción que desempeñan los medios, al difundir un modelo y un nivel de vida que, sin ser necesariamente un reflejo cierto del que mantiene el conjunto de la población occidental, puede tener un impacto incalculable sobre los deseos y expectativas de los receptores:

Están bien informados, porque hay muchos inmigrantes que han hecho tentativas y han sido un fracaso, entonces ya están más o menos informados. Yo también digo la verdad, no es fácil, no es lo que dicen a la gente, tampoco es el paraíso, que hay muchos problemas, problemas pero a nivel más desarrollado. Que tienen a lo mejor peores que los nuestros. Hay el problema de la delincuencia, de la droga dura y todos estos problemas que desconocen, desconocen totalmente este terreno. La información es una información falsa. Sí, te hablan de lo que es, pero cuando llegas aquí sientes, no sé, hasta un cierto nivel la humillación (Hombre, Argelia, 36 años).

Allí siempre miramos la televisión española, porque como se cogen prácticamente todos los canales y la televisión marroquí no pone nada, pues vemos sólo la televisión española; por eso aprendemos pronto el castellano (Hombre, Marruecos, 29 años).

Otro factor de carácter no económico, como el influjo de los contactos históricos y las relaciones coloniales entre los países emisores y receptores de población, también puede tener un papel importante como elemento explicativo. Al menos en un primer momento, las migraciones desde los países colonizados tienden a dirigirse hacia las antiguas metrópolis, sobre todo si se dan facilidades de entrada y asentamiento en determinados países y en determinados momentos a la mano de obra procedente de antiguas colonias o zonas de influencia económica. El sistema que vincula a los colonizadores con las sociedades periféricas, dependientes en un alto grado tras el proceso de descolonización, tiene una elevada fuerza explicativa; pero dicho factor también sigue siendo insuficiente por sí solo para explicar la concentración y continuidad de los flujos migratorios (A.Portes; J.Borocz, 1992: 20-33).

En nuestro caso los principales vínculos hallados hacen referencia sobre todo a los lazos lingüísticos (antiguos o nuevos), más que a claras vinculaciones históricas o coloniales, a excepción del Rif marroquí:

Hablan castellano más que otra cosa, porque estaba dominado por los españoles. En Tánger alguna gente habla rifeño, pero lo más normal es que no. Yo no lo entiendo, me suena un poco a chino. Hablamos en dialecto, mezclado, y algunas palabras en castellano sueltas. Hablas y te entienden, porque había mucho contacto con los españoles (Hombre, Marruecos, 29 años).

Hubo un año en que decían que todas las lenguas tenían que entrar en Argelia, abrirse al mundo decían ellos, entonces formaron profesores y trajeron profesores de fuera, de ruso, de alemán, de inglés y de español. A mí me tocó el español, porque dijeron, tal zona, este colegio le toca enseñar el español, éste ruso, éste el alemán. Y a mí me tocó el colegio del español (Hombre, Argelia, 30 años).

De todos modos también se detectan nuevas formas de vincularse con las sociedades de emigración, no a través de lazos históricos o coloniales, sino como efecto de nuevas formas de contacto como el turismo o la presencia de las ONGs de cooperación para el desarrollo:

Encontré a un grupo que tenía un proyecto llamado Sahel, un proyecto de cooperación con Burkina Faso, Mali y Mauritania. Llevaban el material sanitario y un montón de…, el jaleo éste de las ONG. Nos conocimos y estuvimos allí como unos quince días y al cabo de un par de semanas vinieron a verme después del viaje de Malí, y nada pues me propusieron venir aquí, intentar hacer otra vez la convalidación de estudios o presentarme a selectividad. Y me dijeron: pues vente a Valencia que es donde estamos viviendo nosotros. Hicimos amistad. Cogí el avión, vine a Valencia y la verdad es que fue muy interesante. Me trajeron a una casa, me acogieron perfectamente (Hombre, Mauritania, 26 años).
 

El paradigma de las redes migratorias

Consecuentemente, vistas las limitaciones que plantean los diferentes factores empleados de forma aislada, para entender las migraciones en un sentido global habrá que recurrir a otros elementos que nos permitan poner en relación el mayor número posible de factores apuntados hasta ahora. Las redes, como paradigma teórico y como estrategia migratoria, disponen de una elevada capacidad para establecer esos nexos y conexiones que caracterizan el hecho migratorio como fenómeno complejo. Douglas Gurak y Fe Caces nos hablan, en el artículo Redes migratorias y formación de sistemas de migración, del conjunto de las funciones que la literatura actual identifica respecto a las redes: amortiguar el peso que tienen sobre los migrantes los costes y la ruptura vital que supone la migración; aislar a los migrantes de la sociedad de destino y mantener sus vínculos con la de origen; determinar, hasta cierto punto, quiénes son los que emigran de las comunidades y las familias; influir en la selección de los lugares de destino y de origen; condicionar la integración de los migrantes en la sociedad de destino, servir como canales de información y otros ítems, y prestar estructuras normativas; por último, dar forma al volumen y la importancia de la migración (1998: 79).

A través de su detallado análisis de los estudios que emplean las redes migratorias, Gurak y Caces llegan a la conclusión que éstas desempeñan, de manera rutinaria, un papel importante de asistencia a la adaptación a corto plazo, tanto para los migrantes internos como para los internacionales. Esta aportación de asistencia a corto plazo habría sido identificada como un principio nuclear de organización para los inmigrantes. Refiriéndose al trabajo de Massey (1988), afirman que éste formula con toda claridad el mecanismo subyacente: "las redes sirven para reducir el coste de la migración al poner información y otros ítems a disposición de un círculo cada vez más amplio de migrantes potenciales" (1998: 81).

En concreto, tanto la reducción de los costos de la migración como el papel facilitador de la adaptación que proporcionan las redes, pueden ser claramente visualizados en el caso de la inmigración senegalesa:

Si hay un problema, si una persona está mal o está en el hospital y hay que ayudarle, hacemos todos algo y sacamos el dinero para ayudarle. Si está muy enfermo damos todos dinero para ayudarle. Y si una persona se muere cuesta mucho dinero llevarlo hasta nuestro país, entonces escribimos hasta Italia y pedimos ayuda. Por ejemplo, si yo tengo un amigo que está allí yo le diré: Mira, diles a tus amigos que recogemos dinero. Lo ponemos dentro de un banco y luego éste que ha muerto lo llevaré a mi país, y el dinero que sobra se lo daré a su familia. Así lo organizamos los senegaleses. Siempre así de esta manera (Hombre, Senegal, 27 años).

Entre los senegaleses hay una cierta solidaridad entre ellos. Es normal, por ejemplo, aquí que cada uno trabaje por su cuenta, pero en caso de necesidad o de ayuda de cualquier senegalés pues hay que ayudarlo (Hombre, Senegal, 34 años).

Hay mucha solidaridad. Aquí hay algunos que no tienen dinero porque su trabajo no funciona, lleva muchos años y no tiene dinero, y tiene familia y todo. Entonces nosotros nos reunimos, y cada uno mil pesetas o cada uno quinientas; el que puede más más y el que puede menos menos, hasta cien mil o doscientas mil. Y le damos un billete y el dinero para ir a visitar a su familia. Si le conoces o si no le conoces bien. Vienes y tú eres senegalés, bueno, decimos: nosotros estamos pidiendo ayuda para un amigo que no tiene trabajo. Los únicos inmigrantes que lo hacen son los senegaleses (Hombre, Senegal, 32 años).

Las redes juegan asimismo un papel determinante a la hora de tomar la decisión de emigrar o no, actuando de forma selectiva sobre el flujo migratorio. Como señalan los autores citados, "Ritchey (1976) desarrolló al respecto tres hipótesis que vinculan los lazos de parentesco y de amistad a las decisiones de los migrantes y la selectividad del flujo migratorio: 1) la hipótesis de la afinidad, 2) la hipótesis de la información, y 3) la hipótesis de la facilidad y ayuda. La hipótesis de la afinidad afirma que cuanto mayor es la densidad de la red de amigos y parientes en la sociedad de origen, menor es la probabilidad de migración. La hipótesis de la información se centra en el modo en que la migración circular establece un mecanismo de canalización que estimula la nueva migración. La hipótesis de la facilidad y ayuda afirma que el desarrollo de la migración circular basada en redes migratorias incrementa el potencial de adaptación de los nuevos inmigrantes, y así reduce los costes de la migración para los nuevos reclutados" (D.Gurak; F.Caces, 1998: 83).

En cuanto a la primera hipótesis habría que matizar –al menos en base a los resultados de nuestra propia investigación– que la densidad del entramado de relaciones puede ser en algunos casos y contextos un factor desincentivador de la migración, pero también puede convertirse en elemento facilitador de contactos e informaciones que potencien y posibiliten la salida:

Yo no conocía España, pero tenía la dirección de un conocido que estaba viviendo en Alboraya. Él trabaja en el campo y tiene una casa. Era una buena persona y he estado con él. Yo, como era nuevo, no sabía hablar y él me ayudaba. Por ejemplo, cuando quería hablar con los españoles, como él ya llevaba tres o cuatro años aquí, me ayudaba a traducir Su hermano vive en Argelia, en Orán. Su hermano trabaja con mi hermano. Un día estaban de charla y le dijo: Oye, que mi hermano quiere ir España. La primera pregunta, ya sabes: ¿Conoce a alguien allí? No, a nadie. Yo tengo a mi hermano que está allí y le voy a dar la dirección, porque además no conoce el español (Hombre, Argelia, 28 años).

La segunda hipótesis sí se cumple de forma más clara en un mayor número de los casos estudiados, de manera que buena parte de los entrevistados manifiestan haber tenido algún tipo de información previa, lo que les influyó a la hora de tomar la decisión de emigrar en una dirección determinada:

Siempre los paisanos viajan y ven. Dicen que hay más tranquilidad, que hay de todo, y parece que a nadie le hace falta algo. Si hay una persona que hace un viaje, a España o Francia o donde sea, y vuelve contando cosas, buenas cosas, eso te da ganas de ver qué es eso, si es realmente eso. Hay amigos que hacen viajes y vuelven diciendo: Oye, tal, tal, hostia, es algo maravilloso (Hombre, Argelia, 28 años).

La tercera hipótesis –la que hace referencia al potencial de adaptación y reducción de costes de la red– también es más fácil de ser confirmada y rastreada en el contenido de los relatos migratorios de la mayor parte de los entrevistados:

La primera vez no me quedé en Valencia, fui hasta Salou, porque allí estaba la familia de mi cuñado. Tenía dos amigos que me habían hablado de España: uno que estaba en Madrid y que tiene una tienda allí, y otro aquí en Valencia. A parte de eso muchos de mis amigos, los más mayores, están trabajando o estudiando aquí. Cuando he llegado he hablado con un familiar (el marido de mi cuñada) que me conocía de Dakar y sabía mi situación allí y me ha preguntado si he venido para vacaciones. Yo le he dicho que no, que he venido a trabajar, y se ha reído, porque sabía que lo que ellos estaban haciendo (la venta ambulante) yo no podía hacerlo, porque no tenemos la misma mentalidad, somos muy diferentes. Yo le he dicho: mira, yo soy un hombre y he visto de todo en mi vida. Soy un hombre preparado para todas las situaciones (Hombre, Senegal, 27 años).

Al venir la primera vez me hicieron una proposición, una mujer me dijo que si podía cuidar a su hija me pagaba la matrícula y me pagaba los estudios. Porque me gusta estudiar, más que trabajar, y también estar en una familia es mejor que si vas en alquiler, que no sabes si te va a tocar vivir con una persona mal. Pero al final ha salido muy mal, y menos mal que estaba mi primo, porque si no hubiera tenido que coger las maletas y volver a mi casa. Al final me dijeron mi cuñada y mi primo: te puedes quedar aquí que no te faltará nada. Y me lo pensé bien, y me han ayudado para ver si tengo la posibilidad de hacerme legal aquí (Mujer, Argelia, 38 años).

Resulta que tenía un cuñado trabajando en la Costa del Sol y que me decía vente. Es lo que engaña a muchos paisanos, que van allí y comentan cosas de que aquí la cosa va bien y que vengas con los brazos abiertos. Vente a estudiar y de todo me responsabilizo yo. Luego hice lo del trámite Madrid para convalidar y en un año pues ya empezó la cosa mejor. Me puse a terminar informática. Iba a volver, pero después de un año perdido volver allí pues hay quien te va a decir: hostia, volver de España, si la gente paga dinero para ir allí. Y para evitar ese rollo..., y al volver los estudios no podía recuperarlos, estaba todo perdido (Hombre, Marruecos, 29 años).

Realmente las redes actúan como vínculo entre la comunidad migratoria en el lugar de destino y la comunidad que permanece en el lugar de origen. A menudo, se considera que la asistencia ofrecida por las redes para la adaptación de los emigrados sirve tanto para aislar a los migrantes de la sociedad de destino (pues desincentivan las relaciones de sociabilidad con sus miembros), como para maximizar la fuerza de los vínculos con la sociedad de origen (D.Gurak; F.Caces, 1998: 81).

Esto último resulta más comprensible si tenemos en cuenta que, en muchas ocasiones, las migraciones son más un proceso familiar/social que el fruto de una decisión unipersonal. En este sentido, tal como nos recuerda Gabriela Malgesini, "las migraciones pueden –a través del flujo de remesas de los inmigrantes– constituir parte de una estrategia colectiva combinada, destinada a reducir riesgos y restricciones en la sociedad natal. En un hogar determinado, algunos miembros pueden trabajar en el mercado local y otros pueden ser enviados al exterior donde obtendrán un nivel de ingresos o –especialmente en los países con alta inflación y continuas devaluaciones– salarios en una divisa más fuerte o con un poder adquisitivo estable. Sus remesas podrán amortiguar los cuellos de botella de una economía familiar con fuerte sesgo estacional –como la agrícola–, representar una fuente de crédito para proyectos nuevos, o simplemente complementar los desniveles en la renta que impiden la continuidad de actividades sistemáticas, como la educación, el tratamiento médico, etc., para los cuales se carece de seguros o subsidios" (1998: 23-24).

El siguiente relato del caso de un inmigrante senegalés puede resultar bastante ilustrativo al respecto:

En Senegal no es como aquí, no pagas Seguridad Social ni nada y no hay jubilación. Entonces es muy difícil. Cada uno tiene que mantener a sus hijos, a su familia. No están muy mal, pero tienes que tener hijos o tienes que tener familia. Entonces si tienes familia alguno puede mantenerla y si tienes hijos también hay que darles de comer. Entonces ser viejo es ser como un rey. Yo desde el año ochenta y cuatro hasta hoy mi padre no sabe cuánto dinero cuesta. Todo lo tengo que mandar yo. A veces mando un poco de dinero para cada uno, para su bolsillo, para que haga lo que quiera. Y comida mando a un comerciante que mande a mi casa por veinte mil o treinta mil. Yo compro la comida por cuatro meses. A veces mando más, porque el comerciante quiere dinero también por trabajar. Si mando dinero de más mejor para él. Yo dejo el dinero allí y él lleva a casa lo que van a comer cada día. Por ejemplo, arroz, aceite..., todo lo que necesitan se pone en una lista y entonces se le da dinero para ir a comprar pescado o cosas así. El comerciante es también mi tío, así no hay problemas para que me guarde el dinero para dar en casa todo lo que necesitan de comer (Hombre, Senegal, 32 años).
 

Hacia un concepto más dinámico de migración

Todo lo dicho hasta ahora nos conduce a plantear una primera definición del concepto de migración, entendida como el tránsito de un espacio social, económico, político y/o cultural a otro, con el fin de desarrollar un determinado proyecto y tratar de responder a unas determinadas expectativas personales o de grupo. Se trata de un proceso que se inicia en el país de origen, antes incluso de que se tome la decisión de emigrar y se cuente con los medios para hacerlo. Su gestación comienza más bien en el momento en el que se da la conjunción de condiciones y estímulos necesarios: sentimiento de insatisfacción o precariedad (objetiva o no) y expectativas de cambio y ascenso social, antecedentes migratorios en la familia, círculo de amigos o el vecindario, presión social y posesión de los recursos mínimos necesarios para emigrar.

Es más, en muchos casos, la emigración viene a ratificar y acelerar un proceso ya iniciado en la sociedad de origen, una primera desestructuración de las relaciones sociales tradicionales y el cuestionamiento de los roles familiares bajo el efecto de la urbanización. Por tanto, el "efecto modernizador" de las migraciones no es atribuible en exclusiva al contacto con la sociedad a la que se emigra. La migración sería más entendible como el tránsito desde sociedades no totalmente tradicionales, o que ya han vivido el inicio de ese proceso de modernización, a sociedades no enteramente modernas, o que conservan numerosos elementos de la tradición (D.Schnapper, 1988: 181).

De todo ello se deriva una premisa importante: el conocimiento de las sociedades desde las que se emigra resulta tanto o más necesario que el de aquellas a las que se inmigra, ya que nos permite disponer de una visión global de las migraciones. Desde una perspectiva transnacional, la historia de la trayectoria anterior a la propia emigración no puede desligarse de la etapa inmigratoria, hasta el punto que no puede entenderse ésta sin tener en cuenta la primera. En realidad, las geografías de origen y las de destino permanecen inscritas en una experiencia única: la del migrante que dispone de una doble cara, como emigrante respecto a la sociedad de la que sale y como inmigrante en la que entra (5).

La migración comporta pues una serie de desplazamientos en muchos sentidos, y no sólo de tipo geográfico. De hecho, la distancia física resulta cada vez menos importante desde el punto de vista migratorio. El antropólogo Ulf Hannerz escribe al respecto que "la época en que la inmigración implicaba la disminución y finalmente la pérdida de los vínculos con el lugar de origen ha pasado ya a la historia; ahora, en cambio, oímos hablar de circuitos migratorios transnacionales" (1998: 160). La globalización, según Hannerz, permite precisamente reducir tanto las distancias geográficas como las distancias culturales que afectan al fenómeno migratorio. De manera que, al final, "la decisión de emigrar, o de quedarse en casa, es ahora menos fatídica que antes; porque hay muchos lugares con el mismo estilo de vida y con los comercios y los mercados necesarios, y los medios de comunicación y los vuelos a reacción permiten establecer un puente rápido entre los lugares" (1998: 51).

La revolución en los medios de transporte (la "democratización" en el uso de los aviones, por ejemplo), la revolución en los sistemas de comunicaciones (extensión de las telefonías móviles o de las antenas parabólicas, por no hablar de las posibilidades de internet mediante el correo electrónico o la videoconferencia y su creciente uso entre los inmigrantes) y la creciente homogeneización cultural y de los estilos de vida, son factores que contribuyen decisivamente en este sentido y que dan, desde este punto de vista, un carácter particular a las nuevas migraciones (6).

En definitiva, en muchos casos las ventajas o el cambio en las condiciones económicas ya no justifica tan decididamente la emigración, por lo que hay que profundizar en el estudio de otros factores: las condiciones políticas, la falta de libertades, las expectativas creadas por el modo de vida occidental, las relaciones históricas coloniales o la existencia de un contexto de acogida favorable, bien por la existencia de una legislación permisiva, bien por la presencia previa de inmigrantes del mismo país. Muchos inmigrantes viven en condiciones que no siempre suponen una mejora decisiva en su nivel de vida que justifique el riesgo y el coste personal de la emigración. Por ello es necesario estudiar cada uno de los colectivos e investigar la realidad de las condiciones de vida en sus países de origen, para establecer hasta qué punto éstas se encuentran en la base de la emigración y, en todo caso, qué otras variables de tipo social o cultural influyen en dicho fenómeno; desde la configuración en algunos casos de una auténtica "cultura de la emigración", hasta la articulación de redes y comunidades migratorias de carácter transnacional.
 

Notas

1.Los relatos migratorios que ilustran la comunicación fueron obtenidos en el trabajo de campo de una amplia investigación sobre las transformaciones y adaptaciones de las prácticas culturales y religiosas entre inmigrantes musulmanes de diversas nacionalidades en nuestro país.

2. La formulación clásica sobre la cuestión puede hallarse en la obra de N.S.Eisenstadt. Tradition, change and modernity. Nueva York: Wiley, 1973.

3. Es el caso del enfoque empleado por I.Wallerstein en obras como The modern world system. Capitaliste agriculture and the origins of the european world economy in the sixteenth century. Nueva York: Academic Press, 1974.

4. Sobre las teorías basadas en el modelo push and pull (también conocido como hidráulico) existe una extensa literatura —especialmente en el ámbito anglosajón— que no ha dejado de aumentar hasta el día de hoy, aunque cada vez son más sus detractores. Primero la obra de S.Castles y G.Kosack, Immigrant workers and class in Western Europe (London: Oxford University Press, 1973), o la Michael Todaro, International migration in developing countries (Ginebra: OIT, 1976). Más recientemente los trabajos de Gorges Borjas, Friends of Strangers. The impact of immigrants on the U.S. Economy (Washington: Basic Books, 1990), o las aportaciones de Oded Stark en The migration of labor (Cambridge: Basil Blackwell, 1991).

5. El libro de Zoubir Chattou (1998) Migrations marocains en Europe. Le paradoxe des itinéraires, es un buen ejemplo del esfuerzo por combinar ambas dimensiones, atravesadas por la gestación de proyectos, trayectorias e imaginarios migratorios.

6. Algunos colectivos particulares, como el de los inmigrantes senegaleses, emplean de forma amplia este tipo de tecnologías, de manera que éstas se convierten en la base del éxito de su estructuración transnacional.
 

Bibliografía

CHATTOU, Zoubir. Migrations marocains en Europe. Le paradoxe des itinéraires. Paris: L’Harmattan, 1998.

GHOSH, Baimal. "La migración económica y los países emisores", In G. Malgesini. Cruzando fronteras. Migraciones en el sistema mundial. Barcelona: Icaria, 1998. pp. 147-186.

GURAK, Douglas; CACES, Fe. "Redes migratorias y la formación de sistemas de migración", In G. Malgesini. Cruzando fronteras. Migraciones en el sistema mundial. Barcelona: Icaria. 1998. p. 75-110.

HANNERZ, Ulf. Conexiones transnacionales. Cultura, gente, lugares. Madrid: Cátedra, 1998.

KASTORYANO, Riva. "Paris-Berlin. Politiques d'immigration et modalités d'intégration des familles turques", In R. Leveau. Les musulmans dans la societé française. Paris: PFNSP, 1998. p. 141-169.

MALGESINI, Graciela. Cruzando fronteras. Migraciones en el sistema mundial. Barcelona: Icaria, 1998

MARTÍNEZ VEIGA, Ubaldo. La integración social de los inmigrantes en España. Madrid: Trotta, 1997

PORTES, Alejandro; BOROCZ, Josef. "Migración contemporánea: perspectivas teóricas sobre sus determinantes y sus modalidades de incorporación", In G. Malgesini. Cruzando fronteras. Migraciones en el sistema mundial. Barcelona: Icaria, 1998. p. 43-73.

SCHNAPPER, Dominique. "Modernidad y aculturaciones a propósito de los trabajadores emigrantes", In T. Todorov. Cruce de culturas y mestizaje cultural. Gijón: Júcar, 1988. p. 173-205.

WOOD, Charles H. "Modelos opuestos en el estudio de la migración", In Revista Alfoz, nº 91-92, 1992.
 

© Copyright: Joan Lacomba, 2001
© Copyright: Scripta Nova, 2001



Volver al principio de la página

Menú principal