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Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 94 (4), 1 de agosto de 2001

MIGRACIÓN Y CAMBIO SOCIAL

Número extraordinario dedicado al III Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

PROPUESTA DE CAMBIOS EN EL CONCEPTO DE MIGRACIÓN INTERNACIONAL

Graciela Sarrible
Universidad de Barcelona


Propuesta de cambios en el concepto de migración internacional (Resumen)

Este trabajo presenta una serie de datos y de referencias de fuentes de datos, sobre migraciones internacionales, sobre todo referido a España. El objetivo consiste en señalar las confusiones producidas por varias categorías que pueden llevar a interpretaciones erróneas de los datos o los indicadores. La principal cuestión que aquí se plantea es la referida a la categorización de las personas por nacionalidad y su lugar de nacimiento; así como al hecho de que las personas del país también forman parte de las migraciones internacionales. Se han formulado una serie de hipótesis que se contrastan con los datos. En primer lugar, la falta de identidad entre nacionalidad y migración internacional. Respecto a los españoles, el hecho de que no todos han nacido en el territorio del Estado. En el caso de los extranjeros, a la inversa, no todos han nacido fuera. Al final, se hacen algunas recomendaciones para la lectura de datos.

Palabras clave: migración internacional / nacionalidad / España


Proposal for changes in the international migration concept (Abstract)

This paper is founded in Data about international migration, with special attention given to Spain. The purpose is to discovered the limits of the definition of data, so as to do a good interpretation of indicators. The central question is nationality and place of birth and the fact that native born also make international migration. The major hypotheses about this question are: 1) nationality and international migration are not the same concepts and data doesn't include the same cases; 2) spaniards are born in and out the space of the State. 3) Foreign can also be borned inside, and not necessarily out. As conclusion, some recommendations expressed the limits of data and indicators.

Key words: international migration/ nationality/ Spain.


Los expertos coinciden en la falta de acuerdo de las estadísticas de migración publicadas por los diferentes estados. En la investigación, estas confusiones se traducen en la utilización de ciertos datos como únicas posibilidades para las personas de haber realizado migraciones internacionales, cuando sólo constituyen una parte. En este trabajo se plantea la cuestión central de la diferencia entre nacionalidad y migraciones internacionales y otras derivadas del lugar de nacimiento de españoles y extranjeros. Se analizarán sucesivamente estas cuestiones hasta poder concretar, en las conclusiones, unas recomendaciones a tener en cuenta cuando se tratan estos datos.

No todos los conceptos teóricos tienen un correlato operacional que realmente refleje toda su complejidad. En el caso de la migración internacional, tantos requisitos teóricos para definir este movimiento, dejan fuera muchos otros que no son considerados como tales. A mi entender, el verdadero problema, reside en que los datos no abarcan sino una parte de lo definido. Algunas cifras resultan aún más limitadas y se refieren a ciertos colectivos, dejando expresamente de lado, otros que deberían estar incluidos. Medida de tal manera, la migración internacional resulta de una selección que implica exclusión de algunos y que contribuye a atribuir lo negativo a los extranjeros.

Existen cuestiones de tiempo, espacio, categorías administrativas que afectan esta disparidad entre concepto y contenido real de los datos. Eso significa que en cada caso nos estamos refiriendo a grupos diferentes, según el criterio que adoptemos. A veces, se reproducen estereotipos usuales, como "nacionales y extranjeros", para referirse a la migración internacional. A estas personas se les atribuyen desplazamientos o ausencia de ellos, sin que sea necesariamente cierto. En este artículo se hará un repaso de estas cuestiones para intentar dejar lo más claro posible a qué se refiere cada categoría y en la medida de lo posible, qué incluyen los datos. La cuestión central es separar la migración internacional de la categoría de extranjero, como únicas personas que la han realizado.

En el caso de la migración, si la pregunta que se hace es sobre el lugar de nacimiento. Si se ha nacido en un sitio diferente al lugar donde se recoge la información, es que se ha migrado en algún momento desde el nacimiento hasta el presente. No importa cuando. No importa la cantidad de tiempo que lleve la persona en ese lugar de residencia. Es migrante porque lugar de nacimiento y de residencia son diferentes.En cambio, si la pregunta es otra y se refiere a donde estaba diez años antes, se está definiendo un tiempo concreto en que se puede haber realizado o no una migración, independientemente de la situación anterior. En el primer caso, el individuo es migrante por la diferencia entre nacimiento y residencia. En el segundo, lo es, por una diferencia temporal en un período de diez años o dónde ha sido registrado en el recuento anterior.

Lo importante en el primer caso es que las personas pueden resultar encasilladas en su condición de migrantes toda su vida, por esa diferencia manifiesta entre lugar de nacimiento y de residencia, más allá de cualquier tiempo de permanencia. Sólo desaparecerían como tales si vuelven a realizar una migración de retorno. O sea, que estamos en un caso similar a los signos matemáticos: dos negativos hacen uno positivo. En la medida en que existan dos migraciones, la segunda al lugar de partida, la condición de migrante de la persona desaparece, como si nunca se hubiera movido.

Esta incoherencia en la medición y la intemporalidad de un concepto que no fija límites de tiempo y estancia para cambiar la condición de la persona que ha realizado algún desplazamiento, constituyen el nudo de reflexión sobre la imprecisión en el concepto de migración. Puesto que la migración internacional ocupa un lugar de privilegio en las investigaciones actuales, se utilizarán los datos de esta categoría para España en las últimas décadas, con el fin de ilustrar aquello que se desea demostrar: la falta de correspondencia entre las definiciones teóricas y las operacionales. O más aún, la interpretación excesiva y extralimitada de ciertos indicadores que se utilizan habitualmente para la migración internacional y que no significan lo que se pretende o se interpretan abusivamente.

El caso de la migración internacional resulta particular. Uno no puede cambiar el lugar de nacimiento y en una migración interna (dentro de los límites de un Estado) siempre será observable. Sin embargo, en el caso de la migración internacional, normalmente no se clasifica a las personas por el lugar de nacimiento, sino por la nacionalidad, que es una categoría administrativa que no está indicando que la persona hubiere nacido allí, aunque sucede en la mayoría de los casos. Coinciden cuando el portador del pasaporte pertenece a un país cuyo principio de derecho es el jus solis; o sea que ha debido nacer allí (1).

En otros casos, incluidas las personas que tienen doble nacionalidad (o detentan dos pasaportes) no es necesariamente así. Eso lleva a que existan españoles nacidos fuera y extranjeros nacidos en el territorio de España. Los españoles nacidos fuera tienen la nacionalidad por sus padres o ascendientes. A los extranjeros nacidos en el territorio de España les sucede lo mismo y se le aplica el mismo principio. También existe otra categoría de españoles, que han obtenido la nacionalidad porque se les ha concedido al cumplir todos los requisitos, entre otros, la residencia en el territorio.

En toda migración existe una cuestión de espacio, un afuera y un adentro, al que se va o del que se viene. También existen espacios, no sólo para desplazarse sino como lugar de nacimiento. Las categorías habituales, las administrativas que también son políticas, pretenden la identificación del espacio y del movimiento con la nacionalidad que se ostenta. De esa manera, los extranjeros serían eternamente los venidos de fuera. Los españoles serían los de dentro. Es objetivo de este trabajo demostrar que no es cierto. No existe identidad entre las nociones ni equivalencia entre los datos. Son cosas diferentes. Numéricamente muy próximas para los extranjeros, puesto que pocos han nacido en España. Muy diferente para los españoles: que pueden haber estado viviendo fuera, pueden ser hijos o descendientes de españoles y haber nacido fuera y pueden haber sido extranjeros antes que españoles. En un país con una tradición migratoria internacional como España o Italia, no se puede pensar que las personas que ostentan la nacionalidad siempre han nacido en el territorio, siempre han estado dentro, sin moverse. Considerarlo de esa manera es negar su historia y enfrentarlos a los extranjeros como no móviles frente a móviles, dilema absolutamente falso.

Para poder cumplir con el objetivo de aclarar las contradicciones del concepto de migración internacional, se desarrollará el trabajo en dos apartados, a través de los cuales y de forma empírica se demostrará que existen otros datos, que no siempre se muestran y cuyo contenido contradice los indicadores habituales que se refieren a la migración internacional como asunto de extranjeros. Los españoles residen y han residido en otros países. Más aún, sus hijos, también españoles como ellos, vuelven, iniciando nuevas migraciones o culminando con un retorno en el espacio de más de una generación, un movimiento iniciado ya hace mucho tiempo.

Una serie de formulaciones permitirá expresar de forma más clara y precisa las diferencias entre los conceptos, los datos y los estereotipos habituales con que se interpretan, muchas veces erróneamente.

I. No existe coincidencia absoluta entre las nacionalidades y la migración internacional.

II. Los españoles pueden haber sido toda la vida españoles, haber nacido fuera y no venir a España.

III. No todos los extranjeros han nacido fuera, pueden haber nacido dentro.

IV. No todos los inmigrantes internacionales son extranjeros.

V. No todos los que ostentan la nacionalidad del país han nacido en él.

Estas afirmaciones sirven para incluir o excluir personas de ciertos grupos. Sólo se intenta demostrar que los grupos no son homogéneos y que por lo tanto, no se puede sustituir una palabra por otra, un concepto por otro, simplemente porque la mayoría o no, de las personas que pertenecen a él se conformen a una definición o tengan una o varias características en común.

Suponer que porque se ostenta la nacionalidad española no han existido migraciones internacionales representa una verdadera necedad. La categoría nacionalidad no puede servir para ilustrar el movimiento internacional, sino el derecho que otorgan los Estados a llevar un documento expedido por ellos. No identifica el nacimiento en un sitio, sino una persona de derecho. La nacionalidad, utilizada como categoría administrativa, sirve para clasificar a las personas y elaborar datos. Pero también, conlleva unos derechos y por eso establece límites infranqueables entre los que la poseen y los que no.
 

Lugar de nacimiento y nacionalidad

Las definiciones de la migración internacional, utilizadas normalmente por muchos organismos en la elaboración de sus estadísticas, se apoyan en el concepto de Naciones Unidas que se refiere al desplazamiento, a la intención del migrante y al tiempo mínimo de residencia, como características recurrentes en la mayoría de los datos. En términos generales, suscitan una adhesión bastante generalizada. La mayoría de los organismos internacionales parecen guardar bastante unidad en la elaboración de los datos, pero los organismos de los estados presentan notables diferencias.

Sin embargo, no es óbice para que esta ventaja se traduzca en coincidencia en las definiciones operacionales, ni siquiera en una identidad de variables a nivel empírico. La forma de tratar las categorías de nacionales y extranjeros, en los distintos organismos, tiene bastante semejanza, más allá de que las medidas de la migración internacional deberían ser otra cosa, tal cual se viene reclamando desde hace tiempo.

Los informes que se han realizado sobre esta cuestión coinciden en la enorme disparidad, a la hora de la verdad, en la definición de lo que cada país considera como una migración internacional, lo que imposibilita las comparaciones directas. Ello sin considerar que el registro no es completo. Schoorl (1996) destaca en su informe sobre la migración internacional en el Mediterráneo, que los datos resultan incompletos, los anexos engorrosos para la consulta y que en algunos casos, las afirmaciones se exceden respecto a lo que en realidad incluyen los datos.

En el Anuario Demográfico de Naciones Unidas, edición de 1996 (1998), en donde como tema especial ha sido incorporado un capítulo de migración internacional, la cantidad de categorías en que se dividen los ingresos o los egresos depende de cada país. San Marino, en el sur de Europa, tiene por ejemplo, inmigrantes que están poco tiempo, turistas y excursionistas. Estos últimos superaban los 3 millones en la década de los noventa (1992 a 1995), en un país donde el total de población en 1996 estaba en torno a las 25 mil personas. Sorprenden las dimensiones de cada categoría, pero su supone que se adaptan a la realidad particular de este caso. Sin embargo, ninguna de ellas alcanzaría a cumplir con los requisitos de la definición de migración internacional.

Cifras más realistas sobre los movimientos migratorios de San Marino que se catalogarían como tales, aparecen en la publicación del Consejo de Europa de 1998, donde consta un saldo positivo de 348 personas. La tasa del saldo migratorio internacional de ese año sería de 13,89 por mil. En cambio, la cantidad de extranjeros que habitan en la república, el mismo año es del 12,88 por ciento. Entre 1994 a 1997, no constan datos que permitan saber si los habitantes de la república han realizado movimientos migratorios internacionales. Para la migración internacional sólo se piensa en los extranjeros: estén poco o mucho tiempo. No se cuenta, en este caso, con datos sobre las personas nacidas allí que permitan saber si han realizado o no migraciones internacionales.

En el caso de España y referido a publicaciones internas, el Anuario Estadístico de España, edición 1998, tiene divididos a los emigrantes, según el tiempo de permanencia fuera, cuando el destino es Europa, en tres categorías. En la primera, de migración estacional, los contratos de trabajo son inferiores a los tres meses. En la segunda, de migración temporal, los contratos de trabajo tienen una duración de entre tres meses y menos de un año. En la tercera, la duración sería superior a un año.

La emigración a países de otros continentes no lleva ninguna especificación acerca de la duración de la estancia. Esto implicaría presuponer que sólo a Europa se pueden realizar migraciones temporales o menores de un año. Se olvidan las migraciones golondrinas, por las que personas de varios países europeos, España incluida, partían a recoger las cosechas en América y retornaban al acabar la tarea.

Según la definición propuesta por las Naciones Unidas, una migración internacional sólo sería a partir de un año de residencia fuera (además de otras condiciones), por lo que sólo la última, de todas las categorías de emigrantes cumpliría ese requisito temporal, cuando el destino es Europa. Aparentemente, cuando se trata de otros continentes se debe entender que se respeta el requisito temporal de la definición propuesta por la UN.

De la misma manera, los estudiantes, que permanecen a veces más de un año, son contados aparte en el Anuario de Migraciones, como en cualquier otro sitio. Reciben permisos especiales que no les permiten trabajar. Por lo que el tiempo, queda claro, que más allá de la propuesta de Nacionales Unidas, no puede ser el principal requisito a partir del cual se definen las personas que son migrantes internacionales.

En el Anuario Demográfico de Naciones Unidas, España presenta más categorías que las mencionadas en el caso de San Marino, aunque distintas, lo que hace referencia no sólo al tiempo de estancia, sino sobre todo a la intención o actividad durante la permanencia. A partir de 1992, tiene la mayor cantidad de categorías y movimientos, cuyo volumen supera las 55 millones de personas el primer año y las 62 en 1995, sólo como entradas. La mayoría serían turistas, que incluyen a los que hacen vacaciones, a los estudiantes, a los que entran en viaje de negocios y a otros. Quedan fuera solamente los excursionistas y los inmigrantes de larga duración, los que realmente se van a contar como únicos inmigrantes, si se respetan los criterios de la propuesta de Naciones Unidas. Las salidas son más sencillas y sólo existen emigrantes de larga y corta duración y los turistas.

En las notas del mismo Anuario, para todos los países que aparecen en la Tabla, se aclara que salvo aviso en contrario, las entradas y salidas internacionales afectan tanto a las personas del propio país como a los extranjeros. Evidentemente, en las notas constan las variantes posibles que hacen referencia a la inclusión o no de estudiantes, de personas que viajan por negocios, como a la exclusión de agentes militares o civiles extranjeros. En ningún caso, los nacionales quedan fuera de los recuentos, al menos por definición, puesto que tienen derecho de figurar incluidos en esos datos.

La cuestión considerada central para la discusión se refiere a la consideración , tan habitual como errónea, de la nacionalidad extranjera como sinónimo de migración internacional. Se estima desde este trabajo, que es un artificio el hecho de que se incluyan a todos los que no ostentan la local y se excluyan a todos los que la poseen, cuando se trata de elaborar datos de movimientos internacionales. Estos primeros datos, a los que se les ha pasado revista, se refieren a los extranjeros y excluyen a los nacidos en el país de los movimientos internacionales, aunque la definición no lo contemple de esa manera. En consecuencia, es de esperar que más de una vez se hayan presentado indicadores o tablas de datos donde el extranjero aparece como sinónimo de migrante internacional, a pesar de que sólo represente una parte de los movimientos de entrada y salida de cualquier Estado.

La nacionalidad otra que la del país de acogida no puede representar en ningún caso un sinónimo de movimientos de migración internacionales. Para ello, serán analizadas las tres últimas formulaciones, la III, IV y V y también la I, más genérica, que resulta central en este trabajo. Estos tres enunciados no tienen una gran importancia cuantitativa; o sea que las poblaciones a las que se refieren pueden ser relativamente reducidas respecto al total. Pero apuntan a la diferencia que se debería establecer entre migración internacional y nacionalidad, la primera y más importante de estas cuestiones. Constituyen la base de las recomendaciones finales de este trabajo respecto a la definición de migración internacional. Más que propuestas de cambio representan una llamada de atención contra los excesos de interpretación, que no son gratuitos y que dan una imagen unilateral de la migración internacional al asociarla, exclusivamente, con los extranjeros.

La categoría extranjeros responde a la nacionalidad de la persona, no al lugar de nacimiento. En términos de derecho, existen dos principios distintos y normalmente excluyentes en un territorio que confluyen para demostrar la incoherencia de la identificación entre nacimiento y nacionalidad.

El principio del jus solis sí reconoce que la persona que nace tiene derecho a la nacionalidad del país. Tiene aplicación en los países donde el aporte migratorio, sobre todo en el siglo XIX y primera mitad del XX, ha sido fundamental no sólo para el crecimiento de la población, sino también para la construcción como nación y su proyección internacional. Es el caso de los países que más han recibido migraciones de otros continentes, como algunos de América, Estados Unidos o Argentina, provenientes de Europa y Australia, de origen anglo sajón, en mayor medida.

El principio del jus sanguinis sostiene lo contrario, el derecho de la sangre, por lo tanto, que se tiene la nacionalidad de alguno de los padres, independientemente del lugar donde se nace. Es de aplicación, sobre todo en los países europeos y otros que no se han nutrido, significativamente de la migración exterior o no desean reivindicarla.

En España es de aplicación el jus sanguinis. Si una persona nace en España, sólo es español si desciende de españoles, independientemente de que haya nacido en el territorio. Si una persona hijo de españoles, nace en el extranjero, tiene derecho a ser inscrito en el Consulado español como tal.

En el caso de la Argentina, se aplica el jus solis. Si un español tiene un hijo en ese territorio, su hijo podrá inscribirse como español (opcional), además y necesariamente como argentino. Si un argentino tiene un hijo en España, será apátrida. El primer niño, hijo de españoles, tendrá derecho a dos nacionalidades, la primera por el principio del jus solis y la segunda por el principio del jus sanguinis. En el segundo caso, el nacido no tiene derecho a ninguna, porque nació en un territorio donde se aplica el segundo principio y sus padres tienen la nacionalidad de un país donde se aplica el primero.

Si deseamos traducir estas aparentes contradicciones de dos principios de Derecho en datos, se puede recurrir al Censo de 1991, donde se registran a las personas por lugar de nacimiento y por nacionalidad, en un mismo cuadro. Ello significa que el país de nacimiento puede ser diferente del que corresponde a la nacionalidad, lo cual es todo un reconocimiento. Las personas constituyen la población de derecho en España, en la fecha del recuento censal, 1991.

Cuadro nº 1
Censo 1991: población por nacionalidad y país de nacimiento. Porcentajes
 

País de nacimiento Nacionalidad
  Españoles Extranjeros
España 99,9 0,1
Otros 62,6 37,4
TOTAL 99,1 0,9

Fuente: AEE, 1998 y elaboración propia.

En el cuadro 1, se han calculado los porcentajes horizontales, como forma de distribución de la población, lo que significa que se ha dado prioridad a la cuestión del lugar de nacimiento. Según la distribución de este cuadro, sólo el 1 por mil de las personas nacidas en España, tienen otra nacionalidad diferente a la española (2). Si en términos relativos esto puede ser reducido, en otros términos, podría o debería sorprender que las personas nacidas en el territorio sean extranjeras. Lo que resulta incoherente es que luego, se tome como medida de la migración internacional a los extranjeros. Queda probada la formulación I en la medida en que ser extranjero no implica necesariamente haber realizado migraciones internacionales sólo por residir en un territorio del cual no se ostenta la nacionalidad. Por lo tanto: No existe coincidencia absoluta entre las nacionalidades y la migración internacional.

Los extranjeros nacidos en el territorio, para poder optar a la nacionalidad española, cuando alcanzan la mayoría de edad, se supone que deben residir en el territorio, sin interrupción. Eso significaría que en España, residen personas que si desean optar a la nacionalidad española, no habrían realizado migraciones al extranjero. A pesar de no haber venido de fuera, porque residen en él de forma permanente, forman parte de esa estimación de los flujos internacionales, que se realiza a partir de la categoría de extranjeros.

Por otro lado, ese 1 por mil de extranjeros nacidos en el territorio, que resulta tan escaso, puede ser 100 veces mayor, si lo que se utiliza como población de referencia es la de extranjeros. Si en vez de comparar con la población de nacionalidad española, se compara con la población de nacionalidad extranjera, entonces, la proporción de extranjeros que en 1991 habían nacido en España y seguían siendo extranjeros, alcanza el 10,47 por ciento. Cabe considerar que en 1991, la cantidad de extranjeros en España todavía era bastante reducida, al menos respecto a la evolución de los años siguientes. Queda demostrada, la aseveración: no todos los extranjeros han nacido fuera.

Si se lee la otra línea del cuadro 1 se puede decir que dos de cada tres personas que han nacido fuera del territorio de España, poseen la nacionalidad española. Las dos posibilidades que incluye esta categoría serían: tenían la nacionalidad española por ser de padres españoles (al nacimiento o recuperada con posterioridad) o la han obtenido por cumplir los requisitos (concesión). Cualquiera de ellos ha realizado un mínimo de un movimiento de inmigración con destino España. Se demuestra así, la afirmación de que: no todos los que ostentan la nacionalidad del país, han nacido en él.

Si nacieron en el extranjero y en 1991 residen en el país, es que han entrado en algún momento. El hecho de que en el momento de recabar los datos sean españoles no altera la existencia necesaria de, al menos, una inmigración internacional. Se ha afirmado y se puede corroborar por los datos de retornos consulares, que hay españoles que vienen, por lo que no todos los inmigrantes internacionales son extranjeros. Lamentablemente, no he encontrado datos que especifiquen donde ha nacido el español que entra o que vuelve.

Sin embargo, esas premisas no sólo apuntan a simples diferencias en los números, sino a una forma limitada de enfocar la migración internacional y a una forma habitual de abordarla que sólo alude a los otros. Por ello y porque existen muchas otras pruebas, se ha considerado pertinente seguir en el mismo camino para insistir en el reduccionismo con que normalmente se trata la cuestión de la migración internacional.
 

Los españoles y las migraciones internacionales

En este apartado se retomará la formulación I, de carácter general y la II, que se refiere en particular a los españoles. La primera ya ha sido refrendada al confirmar que hay extranjeros nacidos en España y que el hecho de ser extranjero no implica necesariamente haber entrado y realizado una migración internacional. La segunda, que no puede ser probada de forma directa, ya que los datos no hacen constar si los españoles que entran han nacido fuera, será contemplada de manera indirecta.

El hecho de que los inmigrantes internacionales puedan ser del país es una cuestión de larga tradición en España, debido a que los saldos migratorios, en el siglo pasado y en este, han sido negativos, en muchas ocasiones. España ha contado con un excelente registro de los españoles que residen fuera, a través de su sistema consular, sobre todo en la segunda mitad del presente siglo, cuando las remesas de las personas que trabajaban fuera, representaban una aportación económica de importancia.

El Anuario de Migraciones recoge la información sobre los españoles retornados, entre muchas otras más. Antes de que esta publicación reuniera información tan valiosa y dispersa, los datos aparecían en otros sitios, incluyendo el Anuario Estadístico de España. En cambio, el Anuario de Extranjería sólo incluye datos referidos a las personas que no ostentan la nacionalidad del país.

El hecho de que no todos los inmigrantes internacionales tengan que ser extranjeros, nos remite a que los españoles también realizan migraciones internacionales. Para ilustrar la cuestión se van a analizar tres casos posibles (dos de ellos mencionados precedentemente), sin excluir la posibilidad de otros que no hubieran sido contemplados. El primer caso se refiere al español que emigra. El segundo caso contempla el español que llega por primera vez o inmigra. El tercer caso correspondería al retorno, al que se ha ido y ha regresado.

La proporción de españoles que en la actualidad parte puede ser escasa, pero no tanto como los datos parecen reflejar. Dado que no hay obligación de inscribir la partida, las cifras de las cuales se dispone reflejan contratos de trabajo inscritos en el Ministerio de Relaciones Exteriores. O sea, se trata de españoles que desean gozar de una cobertura especial y que por ello, inscriben un contrato, que ya han suscrito, para poder tener derecho a ciertas prestaciones.

Los españoles que emigran en la actualidad pueden ser pocos, pero las estadísticas de españoles en el extranjero, según inscripciones consulares, demuestran que en el pasado han sido muchos más. También es cierto que entre esos españoles constan sus descendientes, aunque nunca hubieran visitado siquiera España o nunca hubieran traspasado las fronteras del país que habitan. Pero, de la misma manera que se hacen divisiones por nacionalidad, se debe contemplar el hecho de que no todos los españoles residen en el país. Según datos del Censo de 1991, incluidos en el Anuario de Migraciones de 1996, se puede hacer una distribución de los españoles que viven fuera de España, de acuerdo con el continente (cuadro nº 2).

Cuadro nº 2.
Distribución de la población española que vive en el extranjero por continente y proporción respecto de la que vive en España en 1991.
 

Continente % fuera % en España
Europa 36,95 2
África 0,64 0,04
Asia 0,34 0,02
América 60,32 3,27
Oceanía 1,75 0,1
TOTAL 100 5,44

Fuente: Censo 1991 y elaboración propia.

No siempre se contempla el hecho de que más de un 5 por ciento de los españoles, que superan los 2 millones de personas, estén desperdigados por el globo, o lo que es lo mismo en este caso, que residan fuera de España. De ellos un tercio viven en Europa y muy pocos en los tres de los cuatro continentes restantes, Asia, África y Oceanía. En cambio, seis de cada diez residen en América. La mitad de todos los que viven fuera, o sea más de un millón de personas, lo hacen en América del Sur. Cuando se habla de los españoles, normalmente, la cuestión se reduce a los que viven en el territorio, pero se está gobernando para muchos más, para los que viven en otros países, también..

De esos más de dos millones de españoles, que no han nacido todos necesariamente en el territorio del cual ostentan la nacionalidad, algunos regresan. Sin embargo, no se distingue, al menos en las estadísticas que he revisado de los Anuarios mencionados, entre los españoles que nacieron fuera y por lo tanto llegan por primera vez y los que nacieron en España, que retornan. Puede ser una idea unificadora, no establecer distinciones entre los nacidos dentro y fuera, pero cuando se trabajan otras cuestiones como las migraciones internacionales resulta una pérdida de información significativa, puesto que no se puede saber si es verdad que "retornan" o es que llegan.

Los españoles que han nacido fuera del territorio (en el extranjero) y que llegan por primera vez realizan una lógica inmigración internacional. Los españoles que han residido fuera y que deciden regresar, también constan en las mismas cifras. En primer lugar, nos referiremos a los españoles que entran, al igual que los extranjeros, de acuerdo a las cifras que figuran de manera conjunta, en un mismo cuadro. Más adelante, se considerarán los españoles que ingresan en el país, de acuerdo con la calificación de personas que retornan.

Cuadro nº 3.
Inmigración internacional: proporción de españoles y de extranjeros en el total 1991-1996.
 

Años Españoles Extranjeros
1991 56,6 43,4
1992 53,1 46,9
1993 53,5 46,5
1994 45,6 54,4
1995 45,9 54,1
1996 44,2 55,8

Fuente: AEE y elaboración propia.

Los indicadores del cuadro nº 3 se basan en los datos de las variaciones residenciales. En la década de los noventa se observa el cambio de mayoría española a mayoría extranjera, entre los inmigrantes internacionales. Sin embargo, las proporciones siguen siendo, todavía, bastante equilibradas. Si remontamos a la década anterior, tres de cada cuatro personas que entraba en España como migrante internacional era español (Sarrible, 1998). Eso significa que por mucho tiempo, no sólo la emigración sino también la inmigración internacional era un asunto predominantemente de personas del país. Sólo con el incremento en la llegada de personas extranjeras, durante la década de los noventa, los españoles han dejado de ser la mayoría de inmigrantes internacionales en España.

Si en vez de considerar a los españoles por los registros internos (variaciones residenciales), se tienen en cuenta los datos consulares, se podrán establecer otras comparaciones. La cantidad de españoles que han causado baja consular y que constan como retornados, en la década del noventa, no han variado sustancialmente, de acuerdo con los datos del Anuario de Migraciones (cuadro nº 4). Se supone que todos los españoles que figuran como retornados, al menos vuelven al territorio, ya que también aparecen clasificados por Comunidad Autónoma de destino.

En el cuadro nº 4, constan las cifras del número absoluto de españoles retornados, de acuerdo con las bajas consulares producidas cada año. También se han calculado los números índices con base 100, el primer año del período, 1991. Según se observa, las oscilaciones pueden ser tanto al alza, sobre todo 1992 y los dos últimos años, como a la baja, en los tres años centrales. La media del período resulta próxima al primer año considerado. En resumen, el número de españoles que entran en España, en tanto inmigrantes internacionales, sigue siendo considerable, independientemente de que lleguen por primera vez o simplemente retornen.

Cuadro nº 4.
Españoles retornados, 1991-1997. ÍNDICES
 

Años Cantidades Índices
1991 25.326 100
1992 32.211 127
1993 20.985 83
1994 20.427 81
1995 20.587 81
1996 26.606 105
1997 27.447 108
Media del período 98

Fuente: Anuario de Migraciones. Elaboración propia.

Como la cuestión de inmigración y retorno no se puede dilucidar, se ha considerado pertinente completar la información con la desagregación por continente. Dado que las migraciones dentro del continente europeo han sido más recientes, resulta más factible de que retornen de estos países más próximos. Las migraciones hacia América, en general, son más antiguas y puede ser más difícil que vuelvan de esos países, mientras que sus descendientes pueden hacerlo. La estructura de edad de los españoles que inmigran del extranjero sigue teniendo muchos niños, por lo que no se establece una división tajante, sino sólo un criterio de referencia (3).

Cuadro nº 5.
Distribución porcentual de los españoles retornados por lugar de procedencia (sólo 3), 1991-1997.
 

Años Europa América Centro y Sur Argentina
1991 60,5 25,8 7,4
1992 69,7 19,2 4
1993 63,9 21,4 4,1
1994 66 17,4 3,7
1995 62,7 24,4 4,6
1996 62,4 23,5 3,9
1997 59,4 24,4 4,1

Fuente: Anuario de Migraciones. Elaboración propia.

Casi dos de cada tres españoles retornados en la década de los noventa, proviene del mismo continente (cuadro 5). En 1991, los españoles que provenían de América del Centro y Sur alcanzaron un cuarto del total, pero su proporción descendió en los años siguientes. Aunque la proporción de argentinos ha variado durante esos años, el porcentaje del primer año no se ha vuelto a alcanzar y en los años siguientes, la proporción ronda, sólo el 4 por ciento. Todo esto significa que: 1) La proporción que regresa de Europa no sólo resulta bastante estable, sino que además constituyen la mayoría. 2) Los otros continentes, que sólo representan alrededor de uno de cada tres retornos, pueden variar su participación. 3) Igual sucede con los países, que tienen flujos más elevados o menores, según los períodos.

Si se considera que: 1) la cantidad de españoles que retornan de cada continente o zona, no guarda proporción con la cantidad de personas que allí viven, 2) la cantidad de menores de 15 años resulta relativamente importante y 3) el tiempo en que se ha realizado las migraciones a cada continente es muy diferente; se puede formular la hipótesis de que: Entre los españoles que retornan hay una cantidad indeterminada de personas nacidas fuera de España.

Esta hipótesis se vería corroborada por las inscripciones consulares que se realizan de los hijos de españoles, en estos momentos, en los países americanos, por ejemplo. El interés por migrar a España los lleva a recuperar una nacionalidad que no habían reivindicado hasta el momento pero que puede serles útiles si deciden permanecer en países de la Unión Europea. Se trataría de altas consulares de personas que no acaban de llegar, ni acaban de nacer. Se trata de una realidad incuestionable, aún cuando no se pueda cuantificar ni estimar su relación dentro de los llamados retornos, en las estadísticas consulares.

De esta proporción que retorna de Europa, al ser la más importante cuantitativamente, se han elaborado otros indicadores para poder tener constancia de los países de los cuales parten esos españoles. En el cuadro 6, se ha calculado la distribución porcentual de los españoles, en los mismos años que el cuadro anterior y para los cuatro países europeos que resultaban más significativos. También se ha calculado el peso que tienen esos cuatro países respecto a los provenientes de Europa y al conjunto.

Cuadro nº 6
Distribución porcentual de los españoles retornados de Europa entre 1991 y 1997, cuatro países: Alemania, Francia, Reino Unido y Suiza y participación en el total de Europa y de retornados
 

De Europa Alemania Francia Reino Unido Suiza 4 / TOT Europa 4 / TOT retorno
1991 21,73 20,94 11,29 46,06 86,78 52,52
1992 16,62 15,36 14 54,02 89,1 62,14
1993 26,26 20,77 7,89 45,08 87,38 55,87
1994 27,39 21,13 8,24 43,24 83,68 55,3
1995 12,21 11,13 5,27 43,13 80,17 50,31
1996 20,48 19,63 23,23 36,66 83,78 52,31
1997 22,89 21,07 18,39 37,64 82,66 49,08

Fuente: Anuario de Migraciones. Elaboración propia.

Sólo en el último año, 1997, los retornos de Europa no llegan a alcanzar la mitad de los registrados. En los años anteriores lo superaban, llegando a representar en 1992, más de seis de cada diez sobre el total. El conjunto de los cuatro países que constan en el cuadro 6, representan más de ocho de cada diez retornos del conjunto del continente. De Suiza, han vuelto a España en 1992 más de la mitad de las personas que lo hacían desde Europa y el año que menos lo han hecho han sido más de uno de cada tres. Eso significa que los contingentes provenientes de ese país han marcado la pauta y el peso de los retornos europeos en la década. A pesar del incremento en cifras absolutas en los dos últimos años del cuadro, la pérdida de peso de este país, se debe al incremento mayor en otros efectivos, fundamentalmente al hecho de que se tripliquen las cifras de retorno del Reino Unido. En resumen, sólo de cuatro países europeos han partido, hasta 1996, la mitad o más de los españoles que han retornado al país.

Si bien los retornos del continente americano representan como máximo un tercio de los producidos en la década de los noventa, la proporción de españoles que allí residen es de más de la mitad de los que se encuentran en el exterior. Ello implica dos aspectos, no contradictorios sino complementarios. Para retornar, tiene que existir una notable, numéricamente hablando, población de españoles viviendo en el lugar (4). Pero no existe proporcionalidad entre los retornos y los residentes españoles. Se habita en América, en seis de cada diez casos, pero no se retorna de allí con la misma intensidad que de Europa. Ya se había mencionado el hecho de que los retornos de América pueden no serlo estrictamente en muchos de los casos; o sea, tratarse más de descendientes de los españoles que partieron y que, por lo tanto, nacieron allí.

En América del Centro y Sur vivían, en 1991, la mitad de los españoles que residen en el exterior. Es consecuentemente de esa zona, de donde se producen relativamente más retornos, dentro del mismo continente. En el cuadro 7, se ha calculado la parte proporcional de los retornos de América según se trate del Norte o del Centro y Sur, que suman el total de los regresos del continente. Las columnas correspondientes a los dos países escogidos por su volumen también han sido calculadas respecto al total de regresos del continente. En la última, se ha calculado la parte proporcional de los regresos del continente americano respecto a todos los producidos en un año, o sea, considerando todos los sitios de procedencia.

Cuadro nº 7
Distribución porcentual de los españoles retornados de América del Norte (Estados Unidos) y del Centro (Venezuela) y participación en el total de retornados, 1991-1997
 

Años América del Norte Estados Unidos Centro y Sur Venezuela América
Total retornados
1991 22,31 19,51 77,69 15,57 33,23
1992 24,96 21,47 75,04 26,76 25,57
1993 29,1 25,74 70,9 22,03 30,22
1994 37,62 35,99 62,38 18,1 27,94
1995 21,31 20,21 78,69 29,97 31,01
1996 25,71 23,64 74,29 32,63 31,7
1997 25,39 22,65 74,61 26,24 32,73

Fuente: Anuario de Migraciones. Elaboración propia.

Para América del Centro y Sur, se ha hecho constar la parte proporcional de retornos producidos desde Venezuela, ya que después de Argentina (que consta en el cuadro 5) es el país de donde se producen más, en esos años. Alrededor de siete de cada diez retornos de América, son de esa zona, salvo para el año 1994, donde un poco más de un tercio parten de Estados Unidos. Este incremento porcentual se debe tanto a un aumento real de los efectivos (números absolutos), como a un descenso en el número de españoles que partían del resto de América. Casi la misma cantidad de personas parten en 1996 y 97 de ese país del Norte, pero el Centro y Sur ha recuperado su peso en el total. Venezuela representa entre un quinto y un tercio de los retornos del continente (salvo 1991 y 1994), lo que apunta a que los españoles habitan en casi todos los países y el origen de estos retornos está consecuentemente diversificado. En 1991, de Estados Unidos se producen, más retornos que de Venezuela, pero al final, en 1997, ocurre lo contrario. Lo que no cambia es la mayor importancia relativa de la zona de Centro y Sur. En resumen, se puede decir que si dos de cada tres españoles viven en América, sólo uno de cada tres retornos en la década son de ese origen.

El último cuadro, nº 8, representa un balance entre dos fuentes diferentes que miden la inmigración de españoles en España. Se trata de una llamada de atención sobre la diferencia en las estimaciones. También se desea destacar que si se consideraran las cifras consulares, en vez de las cifras del Anuario Estadístico de España, entonces los españoles todavía podrían representar el principal colectivo de inmigrantes (declarados), en comparación con los extranjeros que entran.

Se han hecho constar sólo los años para los que se disponen las dos cifras y se ha establecido una relación entre ambas. A partir de la menor de ellas, la de inmigrantes españoles que figuran en los datos de Inmigración del Anuario Estadístico de España, se ha establecido una relación porcentual respecto del total de retornos consulares, en el mismo año. Lo que se observa es que los primeros datos, de inmigrantes españoles pueden recoger entre la mitad y ocho de cada diez casos de retornos consulares.

Cuadro nº 8.
Inmigración internacional. Proporción de españoles inmigrantes respecto de los retornos consulares 1991-1996
 

Años
Inmg /retornos
1991
54,36
1992
64,15
1993
84,18
1994
75,99
1995
80,41
1996
49,65

Fuente: AEE y Anuario de Migraciones 1998. Elaboración propia

Eso significa que la cantidad de inmigrantes que constan de acuerdo con las variaciones residenciales en el Anuario Estadístico de España son muchos menos que los que se registran en otras fuentes. No se puede considerar que las bajas consulares parten con otro destino, puesto que la misma cantidad de personas que se registran como bajas y como retornos, constan en otros cuadros del Anuario de Migraciones según la provincia española de destino; o sea, donde han entrado en ese año y han ido a residir.

Esto también implica que si bien los extranjeros pueden no aparecer en el número de las inmigraciones internacionales un determinado año porque no declaran su entrada como inmigrantes, la cantidad de españoles de esas mismas cifras y de esas mismas estimaciones, también está subestimada. Toda la inmigración internacional hacia España puede estar subestimada, ya que lo están sus dos componentes. Las regularizaciones, sobre todo para los extranjeros y el censo, para el total de la población, pero sobre todo para los españoles, pueden hacer incrementar la cifra de residentes en el próximo recuento del 2001.

Junto con esos españoles, sobre todo en las últimas dos décadas, han llegado a España, extranjeros. Primero, sólo representaban una de cada cuatro personas que inmigraban, según los datos publicados. Más tarde, las cifras los han equiparado con los españoles. Sin embargo, existen otros registros que elevan a un número superior la cantidad de españoles que retornan. No existen cifras de los extranjeros que entran sin un permiso, puesto que no se registran oportunamente, pero aprovechan los procesos de regularización para aflorar de una situación al margen y ser inscritos en los registros. O sea, que se puede considerar que tanto los españoles como los extranjeros que realizan una inmigración internacional a España, son más que los que constan en los datos disponibles. Unos, no tienen obligación de registrarse y otros no siempre tienen el derecho a hacerlo.
 

A modo de conclusión: recomendaciones o propuestas de cambio

Se ha demostrado la no identidad entre el lugar de nacimiento y la nacionalidad. También se ha demostrado que la migración internacional no es un asunto exclusivo de extranjeros. Muchos españoles todavía viven fuera, más de dos millones según datos del Censo de 1991. En el pasado han realizado migraciones de partida. Ahora tienen hijos y familia fuera de España. Algunos vuelven. Los extranjeros, en ningún caso, pueden constituir la única medida de unos movimientos que pueden afectar a todos, sin distinción.

De las formulaciones iniciales pueden surgir otras, en un proceso de demostración de las diferencias entre los datos y las definiciones, entre los indicadores, lo que contienen y lo que realmente representan. Sin embargo, considero primordial poder realizar algunas recomendaciones respecto de las imprecisiones en el uso operacional del concepto de migración internacional. También resulta imprescindible señalar la interpretación, no siempre acertada, que se hace de los indicadores que se calculan. Teniendo en cuenta las limitaciones aquí expuestas, la interpretación queda reducida al verdadero contenido de los datos y no al supuesto.

Como en todo el trabajo, se tendrán en cuenta los dos colectivos principales y diferenciados de la migración internacional a España: españoles y extranjeros y situaciones particulares que deseen destacarse, a saber:

Sobre los españoles

Inmigrantes y emigrantes: los españoles constan cuando ingresan en el país a través de las bajas consulares (si han vivido y se han inscrito en el extranjero) como inmigrantes internacionales. Sin embargo, los datos de emigración tienen menor cobertura, porque se trata de personas que inscriben un contrato de trabajo, en la actualidad. Sólo una parte de los que emigran constan en esos datos.

Retornos: las bajas consulares que se producen en los Consulados Españoles de los diversos países constan como "retornos" aunque no se sabe si realmente lo son, por dos razones. En primer lugar, pueden haber nacido fuera y venir por primera vez (en términos de migración internacional no es un retorno, sino una primera migración o simplemente una inmigración). En segundo lugar, porque hay alrededor del doble de bajas consulares, algunos años, respecto de los españoles inmigrantes con altas padronales en el territorio y provenientes del extranjero. O sea que ni todos los retornos lo son, ni todos los que retornan constan como entradas o inmigrantes, en algunos datos.

Ida más vuelta: una vez que los españoles han regresado de una estancia en el extranjero o vienen por primera vez, porque han nacido fuera y constan como una entrada, no vuelven a aparecen en ningún otro dato ni estadística de migración internacional. Al tener la nacionalidad del país, se diluyen y las migraciones realizadas, sean una, dos o más, desaparecen. La excepción: una encuesta de migración que lo pregunte, expresamente.

Sobre los extranjeros

En cambio, los extranjeros serán siempre los venidos de fuera, aunque no sea cierto en todos los casos. Dado que en España se aplica el jus sanguinis pueden haber nacido aquí, pero no tener la nacionalidad. El colectivo de extranjeros define intemporal y eternamente las personas que han realizado una migración internacional. Pueden desaparecer de ese grupo si se nacionalizan; o sea, si obtienen la nacionalidad española, ya que los españoles resultan invisibles una vez que residen en el territorio para la consideración o la estimación de las migraciones internacionales pasadas, a través de la categoría de nacionalidad.. Por eso las concesiones de nacionalidad forman parte de las estadísticas de las migraciones internacionales (desde el Anuario de Migraciones hasta EUROSTAT: Statistiques Démographiques) porque están señalando en qué cantidad se traspasan efectivos de un colectivo observable de manera permanente a otro, que por ostentar la nacionalidad del Estado en el que viven, no es motivo de estudio para las migraciones internacionales.

En definitiva, no es el tiempo lo que permite la desaparición del hecho de haber realizado una migración internacional, sino el cambio de categoría administrativa de extranjero a la nacionalidad del país de acogida.
 

Notas

(1) Por el principio del jus solis, se tiene la nacionalidad del país en que se nace, independientemente de la de los padres.

(2) Se trata de 37103 personas.

(3) En 1995, los menores de 15 años representaban el 17,6 por ciento y en cambio los mayores de 65, 12,2 por ciento.

(4) En uno de los años, las cifras de los continentes estaban cambiadas. No podían retornar si no vivían allí. Otras fuentes permitieron que realizara la corrección
 

Bibliografía

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MINISTERIO DE TRABAJO Anuario de Migraciones 1998, Madrid: 1999

MINISTERIO DEL INTERIOR (1998) Anuario Estadístico de Extranjería 1998. Madrid: Comisión Interministerial de Extranjería, 1998.

SCHOORL, JEANNETTE J. BRAT J. DE BRUJIN, EWIN J. KUIPER ET LIESBETH HEERING (1996) Les migrations des pays d'Afrique et de l'Est de la Mediterranée vers l'Europe de l'Ouest. In CONFMED, 4, Conference Mediterranéenne sur la Population, Les migrations et le Developpment, Palma de Mallorca 1996. Conseil de l'Europe. 90 p.

SARRIBLE, Graciela (1998) Sobre las migraciones comunitarias y extracomunitarias: contra la exclusión como calificativo genérico. In Estudios Migratorios Latinoamericanos. Buenos Aires: CEMLA, año 13, nº 39, 1998. p. 239-256.

THIERRY, Xavier (55, 3, 567-620) Les entrées d'étrangers en France: évolution statistiques et bilan de l'opération de régularisation exceptionnelle de 1997. Population, París: INED, 2000.

UNITED NATIONS Demographic Yearbook 1996, special topic: International migration. New York:1998.

© Copyright: Graciela Sarrible, 2001
© Copyright: Scripta Nova, 2001



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