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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VII, núm. 146(040), 1 de agosto de 2003

CONDICIONES DE LA VIVIENDA EN LA ZONA METROPOLITANA DEL VALLE DE MEXICO EN EL AÑO 2000

Victor Manuel Juárez Neri
Instituto Politécnico Nacional, México

Condiciones de la vivienda en la zona metropolitana del Valle de México en el año 2000 (Resumen)

La Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), una de las ciudades más grandes del mundo, presenta retos inéditos y de diversa magnitud. Sus problemas son muy grandes y de alta complejidad. Sus características físico-geográficas, la magnitud de la población, su dinámica económica, la gestión, la vivienda, la dotación de servicios públicos, el transporte, etc., son algunos de los campos que requieren investigación. a propia dinámica de la ciudad propone retos constantes que se han incrementado debido a la gran cantidad de cambios políticos y económicos. Los temas importantes que se analizan son los problemas generales del desarrollo urbano, el explosivo fenómeno del crecimiento poblacional y su concentración, sus etapas y sus posibilidades de control. La urbanización popular de los nuevos asentamientos humanos, la urbanización precaria y popular, sus formas de organización, así como la manera de construir y mejorar su vivienda y contar con servicios públicos básicos.

Palabras clave: planificación urbana, desarrollo urbano, Ciudad de México.

Housing conditions in the metropolitan area of Mexico Valley in 2000 (Abstract)

The Metropolitan Zone of the Valley of Mexico (ZMVM) one of the largest city of the world, presents unpublished challenges and of various magnitudes. Its problems are so large and of a high complexity. Its physical-geographical characteristics, the magnitude of the population, its economic dynamics, management, the housing, the endowment of public service, transportation, etc., they are some of the fields that require investigation. The own dynamic of a city of this magnitude proposes constant challenges; they have been increased with the great quantity of political and economic changes. Important themes are general problems of the urban development, the explosive phenomenon of the population growth and its concentration, its stages and its possibilities of control. The popular urbanization of the new human settlements, the precarious and popular urbanization, its forms of organization, as well as the way of building and improving its housing and count on basic public service.

Key words: urban planning, urban development, México City.

Pocas ciudades en el mundo presentan las dimensiones poblacionales, territoriales y sociales de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). No sólo por sus más de 18 millones de habitantes que se concentran en un espacio tan reducido, sino que además se encuentra ubicada en una situación excepcional, a más de 2400 metros sobre el nivel de mar, lo que genera grandes problemas de satisfacer las necesidades de infraestructuras, como la dotación de agua potable. Además habría que añadirle el estar asentada en una cuenca cerrada y que gran parte de su suelo fue alguna vez el fondo de un lago. Seguramente estas condiciones la hacen excepcional en muchos sentidos.

La búsqueda de un desarrollo urbano equilibrado y equitativo no debe limitarse a establecer las condiciones técnicas que permitan alcanzarlo, exige incorporar las condiciones sociales en las que debe darse.

La dinámica social y política son elementos fundamentales para alcanzar una planeación territorial que permita dirigir el proceso hacia los intereses de la sociedad mexicana.

El conocimiento de la vivienda no es sólo su descripción, es un espejo de la dinámica social, sus condiciones, sus aspiraciones y sus limitaciones para alcanzarlas. En este trabajo se busca avanzar en el conocimiento de las viviendas de la ZMVM, como uno de los medios fundamentales para la planeación del desarrollo urbano.

Cada día que pasa, la ZMVM parece más ingobernable, todo ciudadano se pregunta sobre el futuro de la ciudad, la solución de sus problemas y su viabilidad. La respuesta que proporcionan los medios de información casi siempre es desalentadora, con frecuencia se nos presenta una ciudad caótica y autodestructiva. Los graves problemas no se corresponden con autoridades capaces de enfrentar y superar estos retos.

Consideramos que los nuevos tiempos que se viven en México, y particularmente en la ZMVM, hacen viables mejores formas de la gestión gubernamental para alcanzar una sociedad más justa y equitativa. Estas autoridades se vinculan a una sociedad más demandante y participativa.

La creación de la Asamblea del Distrito Federal, la elección del Jefe del Gobierno del Distrito Federal, militante de un partido de izquierda, la llegada al poder presidencial de un candidato de un partido distinto al hegemónico hasta entonces manifiestan cambios políticos fundamentales en México. Los cambios económicos derivados de las políticas económicas neoliberales se suman a este marco ya de por si complejo.

La Metrópolis mexicana y las condiciones actuales

El contexto general del análisis

Los procesos económicos mundiales actuales, imponen a las ciudades modificaciones en su estructura urbana que la transforman en forma radical, en este sentido una metrópolis como la Zona Metropolitana del Valle de México ha presentado desde principios de la década de los ochenta modificaciones territoriales importantes que se corresponden con las nuevas exigencias del proceso económico.

En muchas ocasiones estos cambios no mejoran las condiciones de vida en las que se encuentran sus habitantes, por el contrario, en la mayoría de los casos tienden a empeorar, ya que la búsqueda de la eficiencia económica se basa en una disminución de las bases redistributivas y de bienestar social de los sectores mas desfavorecidos de la población.

En países no desarrollados estos efectos se presentan en su forma más aguda, ya que tienen que hacer frente a dos tendencias, que en muchos casos parecen contrapuestas: por un lado alcanzar mejores niveles de competitividad mundial, y mejorar las condiciones de vida de la población.

Las políticas urbanas tomadas por los gobiernos han priorizado la parte económica o mejor dicho, macroeconómica, tratando de establecer condiciones generales de competitividad e incentivos para las empresas, considerando que el mejoramiento de los ingresos de las grandes corporaciones establecerá condiciones para que en un futuro, no definido en tiempo, se enfrentará el segundo aspecto.

Consideramos que esta manera de ver el problema es inviable ante la situación que padecen grandes sectores sociales de la Ciudad de México, que necesitan esfuerzos inmediatos para establecer condiciones que les permitan satisfacer sus necesidades vitales.

Se requiere de una acción urbana que esté sustentada tanto en elementos teóricos, como en aspectos técnicos, es decir que como fundamento mejorar las condiciones de vida de la población y aterricen en propuestas concretas de acción. Esta perspectiva exige establecer las condiciones actuales del análisis teórico y del análisis técnico concreto con base en la información estadística.

Consideraciones teóricas

La necesidad de una acción urbana que se base en perspectivas teóricas que den sustento a las acciones nos parece una necesidad insoslayable en un país como México. Esta visión usualmente no es compartida por investigadores de países desarrollados que privilegian los aspectos técnicos y parecen despreciar las discusiones teóricas por parecerles ideológicas y de corte político.

Las posibilidades del desarrollo y de la superación de la problemática social del país, no tienen una sola respuesta, por un lado, los promotores del desarrollismo que argumentan que es necesario incrementar los acervos económicos para establecer las condiciones que permitan alcanzar mayores niveles de bienestar. Muy al estilo de Rostow, se basan en etapas sociales que es necesario ir cubriendo. El énfasis de estas perspectivas se realiza en fortalecer la parte instrumental de técnicas, herramientas y procesos para alcanzar los resultados buscados.

Estos aspectos han tomado forma en la globalización, la formación de bloques económicos y la nueva distribución de las actividades productivas a nivel internacional, se asumen como la alternativa del desarrollo. Es necesario superar el concepto de que la globalización es estrictamente económica, dejando de lado los aspectos tecnológicos, políticos y sociales. Esta visión hegemónica ha permeado todos los niveles de la acción pública, la urbana y habitacional no son excepciones.

La liberalización del mercado inmobiliario y del suelo, la reducción de las facultades de los organismos de vivienda y la promoción de mayores cargas para los trabajadores que además de buscar mejorar sus ingresos aumentando sus horas laborales o de un segundo empleo, deben dedicar recursos, tiempo y esfuerzo a construir su vivienda, son algunos de las principales acciones que se han tomado bajo este marco. Su aplicación no permite prever una solución a los problemas planteados. Es necesario recuperar la categoría de totalidad como fundamento metodológico esencial en el análisis territorial.

Recuperar una visión crítica de la acción gubernamental que proponga alternativas de nuevo cuño y que rebasen visiones reduccionistas o simplemente contestarias parece ser la salida adecuada. Esta es la salida que nos interesa fortalecer.[1]

La crítica a las acciones estatales actuales y de su visión de los problemas sociales, Coraggio y Zicardi lo definen de la siguiente manera:

"Bajo la aspiración de reposicionarse ante la nueva modernidad global los países de América Latina han experimentado una sucesión de transformaciones que tienen consecuencias negativas, entre las que se destacan la vulnerabilidad y el carácter crecientemente excluyente de su base económica, la fragmentación y la polarización social y el marcado crecimiento de la pobreza."

"Los responsables de las políticas estatales están preocupados principalmente por el desempeño de los indicadores de la macroeconomía y muestran gran insensibilidad hacia la atención de las necesidades sociales básicas que presentan grandes mayorías de la población, y éstas tienen una capacidad limitada para ejercer sus derechos como ciudadanos. Los gobiernos y los organismos internacionales, que aconsejan o imponen tales políticas, intentan justificarlas como inevitables a pesar de las graves consecuencias sociales que generan."[2]

De esta manera parece necesario reconocer que el modelo económico actual de México es inadecuado para solucionar los problemas sociales y mejorar las condiciones de vida de la población.

La modernidad que presentan grandes zonas de México se contrapone con la existencia de grandes sectores de la población que se mantienen en condiciones similares a la vida que tenían hace más de 50 años, inclusive en el ámbito urbano.

Muchos de estos problemas parecen afectar de la misma manera a todos los habitantes, se dice que los problemas se vuelven más "democráticos", si bien esto parece ser cierto, los impactos que tienen sobre los diferentes sectores sociales son de diversa magnitud, lo que para algunos es una incomodidad, para otros es cuestión de sobrevivencia. No es lo mismo tener problemas para llenar la alberca que no contar con agua para satisfacer las necesidades básicas de alimentación y aseo personal.

Respecto a la vivienda la forma de solucionarla es diferente de acuerdo al nivel económico, las clases medias lo resuelven por medio de créditos, y la clase de menores recursos a través de la autoconstrucción y de la invasión (cada vez menos frecuente), o mediante la compra ilegal de suelo.

A pesar del reconocimiento de los problemas y del interés explícito de las autoridades por solucionarlos, los resultados obtenidos no han sido los esperados. Además, se considera que debido al modelo económico neoliberal muchos de ellos se van a agudizar. La retracción de la acción estatal, sólo puede conducir a un probable crecimiento económico con el mantenimiento o agudización de las graves desigualdades existentes.

La política habitacional en México

El derecho a contar con una vivienda digna y decorosa está reconocido desde 1983 en la Constitución mexicana como un derecho de todo ciudadano. Además de ser un elemento determinante de las condiciones de desarrollo de la población, representa también el patrimonio económico fundamental de toda familia, además de ser el espacio físico de los hogares.

Desde la constitución de 1917 se reconocía la necesidad de acciones en materia de vivienda, y se exigía que cualquier establecimiento comercial o industrial que contara con más de 100 trabajadores estaba obligado a garantizar la habitación para los trabajadores y sus familias. Esta norma nunca fue aplicada en forma estricta, ni cumplida por el propio gobierno.

Dentro de las políticas públicas habitacionales se pueden distinguir cuatro etapas:[3]

1ª 1925-1949. A partir de 1925 se inicia la asistencia gubernamental directa con la creación de diferentes organismos, sobre todo instituciones financieras y a partir de 1940 con la creación del IMSS[4]. Este primer modo de asistencia directa gobierno-trabajador careció de una visión nacional, ya que se limitaba a las fuerzas armadas, empleados federales, trabajadores del IMSS y del DDF.

2ª 1950-1969. Integración de una política nacional[5]. Se crea el Instituto Nacional de la Vivienda, cuya función era la planificación y coordinación de los diferentes órdenes de gobierno. Con el objeto de dar respuesta a las grandes cantidades de vivienda requeridas, y a las limitadas condiciones de vivienda de los trabajadores. Además se trata de normar los créditos de los bancos para vivienda y las especificaciones técnicas de los programas. En estos años, se inicia el desarrollo habitacional vertical, conjuntos habitacionales que inauguran el departamento como tipo de vivienda. Esta etapa recibe un gran impulso a través de la Alianza para el Progreso y los requerimientos de la elaboración de planes y programas para la obtención de recursos para obras sociales[6].

3ª 1970-1989. Transformación estructural[7]. En esta etapa se realiza un cambio radical, sobre todo por las grandes presiones sociales debidas al acelerado crecimiento de la población; la movilidad del campo a la ciudad, desarrollo urbano desordenado; deficientes condiciones económicas de amplios grupos sociales. Con el objeto de integrar al sector privado a este esfuerzo se reforma el apartado «A» del artículo 123 de la Constitución, para crear los Fondos de la Vivienda, con participación tripartita: gobierno, sindicatos y empresa, como en el INFONAVIT. En 1981 se crea el FONHAPO, para atender a las familias de menores recursos económicos, que laboraban tanto en la economía formal como informal, y que no eran atendidos por otros organismos públicos. En 1983, se confiere en el artículo 4º?Constitucional, el derecho de toda familia a disfrutar de una vivienda digna y decorosa.

4ª 1990-2000. Ajuste neoliberal. En la década de los noventa el gobierno deja de construir y se limita a la promoción habitacional y en su financiamiento. Instituciones como el INFONAVIT y el FOVISSSTE se reestructuran. Con las modificaciones a los procesos de pensiones, y la creación del Sistema de Ahorro para el retiro, se integran al financiamiento las SOFOLES, con el objeto de cubrir las limitaciones del crédito privado debido a la crisis económica y financiera de 1994.  Se pretende buscar mecanismos para cubrir los huecos dejados por el Estado, sean cubiertos por los sectores social y privado. Se acepta que este modelo tiene "...limitaciones para atender el requerimiento de vivienda anual que se necesita al no existir una adecuada coordinación entre los principales factores de la producción y el financiamiento...". Se transita de una acción estatal directa y comprometida a un modelo donde el mercado debe solucionar el problema de la vivienda. Consideramos que los resultados obtenidos con esta nueva política no permiten prever soluciones adecuadas. En este sentido la propuesta de política para el sexenio actual, se articula en cuatro ejes que se presentan en forma sintética:[8]

Eje 1: Crecimiento: coordinación de la política nacional de vivienda, mayor eficacia operativa de los organismos públicos y la consolidación de su vocación financiera, así como el fomento de la vivienda rural. Este eje incluye mayor seguridad física de la vivienda y jurídica a la tenencia de la propiedad y al ejercicio de garantías, que facilite el traslado de dominio de los inmuebles y promueva la movilidad habitacional. Asimismo considera el apoyo a las familias de menores ingresos.

Eje 2: Financiamiento: que apuntale la capacidad de compra de vivienda, mayor flujo financiero, fomentando: mercado hipotecario primario y secundario, para atender familias cuyos ingresos les avale como sujetos de crédito, y; mecanismos de apoyo gubernamental que permitan la adquisición de vivienda de familias cuyos niveles de ingreso no les permite contratar una hipoteca.

Eje 3: Productividad: desregulación del sector, reduciendo tramites, mejorar reglamentos y aminorar gravámenes, de menores costos de transacción; construcción, calidad, normas y procesos de certificación de la vivienda y de nuevas tecnologías y materiales; y, 

Eje 4: Territorial: donde se genere un mayor abasto de suelo habitacional, con infraestructura y servicios de cabecera.

Si bien estos aspectos parecen cubrir todos los elementos necesarios para la integración de una política de vivienda lo que subyace y no se manifiesta en forma directa es la disminución del papel de Estado en el compromiso de dotación de la vivienda y lo que queda es "promover mecanismos que permitan alcanzar" este objetivo.

Dinámica demográfica nacional

La población mexicana atraviesa por un rápido proceso de transición demográfica. La dinámica demográfica de México se desaceleró desde mediados de la década de los sesenta, al pasar de una tasa de crecimiento de 3.5 a 1.4 por ciento anual en el año 2000[9]. Sin embargo la población aumentó, entre 1980 y 2000[10], 30.6 millones de personas. Entre 1990 y 2000[11] el aumento fue de alrededor de 16.2 millones de habitantes. Esta dinámica se refleja en mayores necesidades habitacionales y servicios básicos: agua potable, drenaje y energía eléctrica.

Las transformaciones en la estructura por edad han estrechado la base de la pirámide de población y dentro de algunos años manifestará generaciones numerosas en las edades medias. Actualmente la población en edad de requerir una vivienda, de 20 a 59 años, representa el 47.1 por ciento de la población, 45.9 millones de personas.

Las necesidades de vivienda se originan por la formación de nuevos hogares, así como la división de los hogares derivada de la ruptura de las uniones. La información disponible indica que en promedio las parejas forman un hogar independiente a los 25 años (los hombres a los 27 años y las mujeres a los 23 años).

A pesar de que la fecundidad esta disminuyendo el efecto de la inercia demográfica, resultado del alto crecimiento demográfico del pasado, todavía es considerable, lo que seguirá propiciando el aumento continuo de la población en edad de demandar vivienda.

Se considera que el rezago habitacional nacional en el año 2000 es de 4,290,665 viviendas[12], que corresponden a más de 1.8 millones de viviendas nuevas y casi 2.5 millones de viviendas que necesitan mejoramiento. El rezago habitacional actual representa casi la quinta parte de las viviendas existentes y se aproxima al total de viviendas que cuentan el Distrito federal y el Estado de México juntos.

A estas consideraciones habría que añadir las obras necesarias de infraestructura para las viviendas nuevas y cubrir el déficit actual, que en servicios, agua entubada, energía eléctrica y drenaje, presentan más de 7.6 millones de viviendas.[13]

También es de considerar que una cantidad similar 7.65 millones de viviendas están construidas con techos de material poco durable.[14]

Estos datos manifiestan en forma clara los retos que presenta a nivel nacional el dotar de una vivienda digna y decorosa para todos los habitantes del país.

De Metrópolis y Megalópolis

La Megalópolis del Centro de México

Existen diferentes términos que se utilizan para definir a la gran aglomeración del Centro de país, dentro de las más importantes son: Cuenca de México (también mal llamado Valle, pero se ha popularizado y se utiliza con mucha mayor frecuencia), la Megalópolis, la Zona Metropolitana del Valle de México, la Zona Urbana de la ciudad de México, etc., así que precisaremos algunas de estas definiciones.

La Cuenca de México es una unidad natural de 8,153 km2 (150 kms. de norte a sur, y 119 kms. de este a oeste) en la que el Distrito Federal ocupa el 16.2 por ciento de ésta superficie. El 59 por ciento corresponde al Estado de México, el 20 por ciento al Estado de Hidalgo y el 4.9 por ciento a Tlaxcala. Su concepto se deriva de condiciones hidrológicas. Se llama Megalópolis del Centro de México a un conglomerado de áreas con alto grado de urbanización y vinculadas por densos flujos de personas, mercancías, servicios e información. Incluye las Zonas Metropolitanas de Toluca, Pachuca, Puebla-Tlaxcala y Cuernavaca-Cuautla y la ZMVM. De acuerdo al pozmvm[15], la Megalópolis incluye 265 municipios: 99 del Estado de México; 31 del Estado de Morelos; 36 del Estado de Puebla; 52 del Estado de Tlaxcala; 31 del Estado de Hidalgo; y las 16 delegaciones del Distrito Federal.[16] Otros autores incluyen como parte de la Megalópolis a la Zona Metropolitana de Querétaro, con 13 municipios (2 del Estado de México y 11 del Estado de Querétaro), en este caso dan un total de 278.

La Megalópolis contiene una población de 26.8 millones de habitantes para el año 2000, es decir, el 27.5 por ciento de la población nacional. Este porcentaje de población ha aumentado desde 1970, lo que manifiesta la persistencia de la tendencia a la concentración en la Zona Centro de país. Considerando la Zona Metropolitana de Querétaro la población sería 28.0 millones, el 28.8 por ciento del total nacional.  Si no se modifican las tendencias actuales el proceso de megalopolización continuará. Seguirán expandiéndose en sus periferias las áreas metropolitanas y las ciudades medias de esta zona, además se integrarán los poblados intermedios y pequeños de su entorno.

La zona urbana de la Ciudad de México, está constituida por el área urbana continua, no se utilizan la totalidad de las áreas municipales o delegacionales. Bajo este criterio se consideran partes de 28 municipios del Estado de México, y de algunas de las delegaciones del Distrito Federal, sobre todo de las zonas de reserva ecológica, o parques. La ZUCM abarca una área de 3'323.4 km2, en el año 2000.

La Zona Metropolitana del Valle de México

El POZMVM[17] define a la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM)[18] como un espacio estratégico para el ordenamiento urbano de la región. Ésta se integra por las 16 delegaciones del Distrito Federal, 58 municipios del Estado de México y 1 del Estado de Hidalgo, con una superficie de 7699.13 km2 y una población de 18,396,677 habitantes para el año 2000.[19]

Esta delimitación tiene "...un carácter prospectivo que pretende anticipar el proceso de urbanización de la región, ya que los limites de lo metropolitano, varían de un año a otro y, para un mismo año, entre distintas fuentes. En este caso, la amplitud relativa de la ZMVM, aporta una mayor estabilidad en el tiempo, indispensable para pronosticar y planificar el desarrollo urbano local en el mediano y largo plazos"[20].

En la ZMVM vive el 18.9 por ciento de la población del país y es, con mucho, la mayor concentración industrial, comercial y financiera. Esta megalópolis es producto de un largo proceso histórico de concentración demográfica y económica y de centralización política. Actualmente experimenta cambios muy importantes y enfrenta límites a sus posibilidades de crecimiento. Ha rebasado los umbrales permisibles en diferentes ámbitos, principalmente en el hidráulico y el ambiental. Además se han generado importantes deseconomías de aglomeración que eliminan las ventajas comparativas y competitivas que la impulsaron en décadas pasadas. Estos elementos son importantes considerando la fase económica actual.

La disminución de su dinámica económica y el deterioro general de las condiciones materiales y sociales de vida, en una aglomeración como esta, plantea importantes problemas en términos de empleo, economía informal y las necesidades de infraestructura y servicios necesarios para los habitantes.

A pesar de que la tasa de crecimiento poblacional ha disminuido en las últimas décadas, y seguramente lo seguirá haciendo en el futuro, debido a la gran cantidad de población se mantendrá un gran crecimiento absoluto. Lo que exigirá nuevas áreas de crecimiento o densificación de las actuales. Además de las derivadas de las actividades económicas, sociales y culturales.

Los Problemas de la Ciudad de México

El continuo que representa la ZMVM presenta una serie de problemas que pueden englobarse en cuatro áreas:

-Las condiciones físicas adecuadas que permitan el desarrollo de sus habitantes

-El mantenimiento de condiciones de sustentabilidad de los recursos sobre los que se asienta el desarrollo urbano de la ciudad.

-Un crecimiento económico que permita cubrir las necesidades de sus habitantes, en la actualidad y que haga posible su mejoramiento constante.

-Condiciones políticas para responder a esas necesidades. Una estructura política que debe responder a los requerimientos de la población.

Las condiciones físicas para el desarrollo de sus habitantes se compone de:

-Infraestructura básica para la dotación de servicio públicos municipales como el agua potable, el drenaje y el alcantarillado, las vialidades, el alumbrado público;

-El equipamiento para el desarrollo de las actividades de educación, salud, recreación;

-La seguridad pública a través de contar con instituciones y personal adecuado para prevenir y castigar los delitos cometidos;

-Recursos y programas que permitan a la población contar con una vivienda digna.

La consolidación de un crecimiento económico requiere de inversiones en empresas capaces de absorber a la población que tiene edad laborar. Este fenómeno exige acciones inmediatas y de gran envergadura. Porque, si bien es necesaria una redistribución más equitativa de los beneficios, también se requiere aumentarlos.

El cuidado del medio ambiente es una preocupación actual, el mantener reservas de recursos para las generaciones futuras es una prioridad. Es indispensable la creación de formas productivas eficientes y equitativas, además deben ser sustentables a largo plazo.

Otro aspecto fundamental es contar con un gobierno plenamente identificado con las necesidades sociales. El avance democrático que tenemos permite avizorar mejores condiciones para consolidar los logros sociales. Además una sociedad cada vez más activa y vigilante, demandará la corrección de políticas que afecten a los intereses sociales.

Las condiciones demográficas

Etapas de crecimiento

Se pueden considerar varias etapas dentro del crecimiento de la ZMVM. La ciudad lacustre de México-Tenochtitlan de los aztecas sirvió como base a la ciudad colonial española. Durante esta época la ciudad creció muy poco y tuvo que sufrir en varias ocasiones la posibilidad de su extinción.

Es a partir de la independencia de España cuando se inicia la expansión de la ciudad, en 90 años, de 1800 a 1890, incrementa su población y superficie en más del 150 por ciento. En este período pasa de una población de 137,000 habitantes a 344,721, y su superficie de 1,076 hectáreas a 2,714 has.[21]

En el Siglo XX es posible distinguir cuatro etapas:

1)el desarrollo intraurbano, 1900 a 1930; la lucha revolucionaria originó una disminución demográfica entre 1910 y 1921, pero al término del enfrentamiento la población se incrementó notablemente al igual que el área urbana debido a la relativa estabilidad política y social que presentaba

2)el inicio de la expansión, de 1930 a 1950; la industrialización manufacturera generó una demanda de fuerza de trabajo, que propició que la población creciera 56 por ciento entre 1930 y 1940 y su superficie 36 por ciento; estos indicadores se duplicaron en el período 1940-1950, y se inició el crecimiento sobre los municipios del Estado de México.

3)la metropolización, de 1950 a 1980; En este período se triplicó la población y superficie, la tercera parte de este crecimiento se ubicó en los municipios conurbados. A pesar de las políticas de desconcentración industrial, en la década de 1970-1980, la población siguió asentándose en la ZMVM.

4)la formación de la ciudad-región o megalópolis del centro de México; el rasgo principal es el crecimiento en la corona regional de las metrópolis alrededor de la del Valle de México; también se le denomina Ciudad-Región.

Hasta los años setenta se presentó un alto crecimiento en la ZMVM debido al proceso de industrialización, pero a partir de los años ochenta se observan cambios importantes: la desaceleración a nivel nacional de las tasas de crecimiento, pero principalmente en las grandes zonas metropolitanas.

Las causas de este proceso se debe al proceso de desconcentración de las actividades manufactureras, una gran parte se desplaza hacia los estados de Hidalgo, Querétaro, Puebla, Tlaxcala y Morelos. Este proceso se acentuó en la siguiente década, presentándose una creciente terciarización del DF, y la industria se consolida en los estados de México, Morelos, Querétaro y Tlaxcala. Estos hechos marcan el inicio de la nueva etapa de concentración económico-demográfica, que dará origen a la Megalópolis del Centro del país. [22]

Este fenómeno es evidente, ya que en la década de los 80, la zmvm presentó una tasa promedio anual del 1.9 por ciento, mientras que las otras zona metropolitanas del centro del país crecían más aceleradamente: la Zona Metropolitana de Querétaro 4.3 por ciento, Pachuca 3.5 por ciento, Toluca 3.3 por ciento, Cuernavaca-Cuautla 2.9 por ciento y Puebla-Tlaxcala 2.6 por ciento.

En la siguiente década las zonas metropolitanas de Toluca, Pachuca y Querétaro continúan mostrando un gran dinamismo con tasas del 3.5 por ciento anual, la Zona Metropolitana de Puebla-Tlaxcala muestra un ritmo de crecimiento de 2.6 por ciento. La Zona Metropolitana de Cuernavaca-Cuautla presentó la más fuerte disminución, pues de una tasa del 4.0 por ciento entre 1990-1995, descendió al 2.0 por ciento en 1995-2000.

Crecimiento poblacional de la ZMVM

Durante la segunda mitad del siglo xx la población de la ZMVM se incrementó en 14.9 millones de habitantes, al pasar de 3.5 millones en 1950 a casi 18.4 millones en el año 2000. Este gran crecimiento se dio en un contexto demográfico nacional de fuerte expansión. La población total del país creció de 25.8 millones de habitantes en 1950, a 48.2 millones en 1970, a 81.2 en 1990 y a 97.4 millones en 2000, lo que significa que poco más de un quinto del crecimiento demográfico del país en los últimos 50 años, ha tenido lugar en esta parte del territorio nacional.

En este proceso es posible distinguir dos grandes etapas de crecimiento:

a)Crecimiento acelerado, período 1950-1980, la ZMVM presentó tasas de crecimiento muy altas (4.4 por ciento anual), por su elevado crecimiento natural y de la fuerte atracción de inmigrantes. En esta etapa su población pasa de 3.5 millones en 1950, 9.3 millones en 1970 y a 13.0 millones en 1980, año en que alcanzó su más alta participación de la población nacional: 19.4 por ciento.

b)Crecimiento moderado, período 1980-2000, la ZMVM presenta una disminución de sus tasas de crecimiento. Las causas son la disminución de la fecundidad y pérdida de población, presentando un saldo neto migratorio negativo[23]. Las tasas de crecimiento son menores de la media nacional. Sin embargo su población aumentó a 15.6 millones en 1990 y a 18.4 millones en el 2000, cayendo a 18.9 por ciento su participación en la población nacional. 

En los años noventa, la zmvm sigue mostrando una reducción de su ritmo de crecimiento, cuya tasa sigue situándose por debajo del nivel nacional. Durante el quinquenio 1990-1995 su población creció al 1.89 por ciento anual y se incrementó en 1.7 millones de habitantes, mientras que en el quinquenio 1995-2000 su tasa se redujo casi medio punto para ubicarse en 1.42 por ciento, y su población se incrementó 1.1 millones de habitantes, 38 por ciento menos que en el quinquenio anterior; lo que viene a confirmar su tendencia como zona de ligera expulsión de población.

Crecimiento diferencial interno[24]

Al interior de la ZMVM, se presentan grandes diferencias. Principalmente entre el del Distrito Federal y los 59 municipios conurbados. Mientras que el DF ha reducido aceleradamente su tasa de crecimiento de 4.8 por ciento anual entre 1950 y 1960, a 0.4 por ciento entre 1990 y 2000, los municipios conurbados mantienen tasas de crecimiento muy elevadas: de 5.5 por ciento en 1950-1960, 11.9 por ciento(máximo histórico) en 1960-1970, 7.2 por ciento en 1970-1980, y 3.0 por ciento en 1990-2000.

Como resultado de este proceso, el peso relativo del DF dentro del conjunto de la ZMVM disminuyó de 86.5 por ciento en 1950, a 61.9 por ciento en 1980 y a 46.8 por ciento en 2000. Complementariamente, la importancia de los municipios conurbados aumentó de 13.5 por ciento, a 38.1 por ciento y a 53.2 por ciento, respectivamente, actualmente albergan a la mayor parte de la población de la Metrópolis.

En los años 50 comenzó el proceso de metropolización, con la urbanización y conurbación de los municipios de Tlalnepantla y Naucalpan que se integran a la ciudad como consecuencia del desarrollo industrial de la zona de Vallejo y por el freno a la implantación de nuevas zonas industriales en el DF. Este proceso no se ha detenido desde entonces, e implica el cambio continuo de usos del suelo agrario, forestal y de reserva natural, a urbano y la integración de un número creciente de municipios mexiquenses a la zmvm.

En paralelo, se inició otra dinámica que marcaría una nueva etapa en el desarrollo urbano: el despoblamiento y la desconcentración de actividades de las delegaciones centrales de la urbe. Desde los años 50, las delegaciones Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo experimentan una pérdida continua de población, que se extiende a partir de los 70 a Venustiano Carranza y Benito Juárez, en los 80 a las delegaciones de Azcapotzalco,Iztacalco y Gustavo A. Madero y en los 90 a Coyoacán. Entre 1970 y 1990 las cuatro delegaciones centrales perdieron cerca de 1 millón de habitantes, aproximadamente 50 mil al año.

La dinámica poblacional de la ZMVM ha ido disminuyendo, sobre todo a partir de 1980, hasta este período presentaba tasas mayores a las del país, es de destacar la tasa que se presenta entre 1980 y 1990: 0.76 por ciento[25], la que usualmente se explica por los efectos derivados de los sismos de 1985 y alguna sobreestimación del censo de 1980. El Distrito Federal incluso presenta una tasa negativa (-0.71 por ciento) y se considera que tuvo una emigración de casi un millón de habitantes.

Este escaso crecimiento ha tenido su contraparte en los municipios conurbados del Estado de México, los cuales presentas tasas de crecimiento superiores a las nacionales y a las del propio centro del país[26], en 20 años han incrementado su población de 5.6 millones a 9.7 millones de habitantes, es decir se han incrementado en poco más de cuatro millones. Este crecimiento se ha dado la mayor parte de las veces sin mayor regulación y a través de asentamientos populares, muchas veces en forma irregular, sobre todo los que se presentan en los municipios de la zona oriente del Estado de México.

Un detalle de la manifestación de este fenómeno se presenta en el mapa 4, donde se aprecia que la mayoría de las delegaciones del DF presentan tasas negativas y algunos municipios del Estado de México como Naucalpan, Tlanepantla y Nezahualcoyotl se encuentran en este nivel. Por el contrario municipios muy alejados de la zona central son los que presentan las tasas más altas de crecimiento, y dos delegaciones del DF donde se presiona en forma muy importante sobre la zona de reserva ecológica, la que se ve disminuida constantemente.

Otro de los elementos que nos permiten apreciar adecuadamente este fenómeno es la migración municipal reciente, la cual se presenta en el mapa 5, en este se pueden destacar tres aspectos:

    La gran movilidad residencial que presenta la población, ya que los indicadores manifiestan que solamente en algunos municipios muy alejados se presentan valores bajos, sin embargo inclusive en delegaciones centrales del DF se encuentra que más del 10 por ciento de la población actual, no residía ahí en 1995.

    Los mayores valores se presentan en los municipios conurbados sobre todo en la zona oriente y norte, donde destaca el municipio de Iztapaluca donde casi la tercera parte de su población actual no residía en el municipio en 1995.

    Esta movilidad se relaciona directamente con las necesidades de vivienda en los lugares indicados, algunos de ellos se corresponden con acciones públicas de creación de conjuntos de vivienda popular, sobre todo en la zona norte. Los municipios de la zona oriente principalmente se refieren a asentamientos irregulares o de autoconstrucción.

Condiciones de la Vivienda en la ZMVM

Condiciones Generales

La vivienda tiene un lugar relevante en el desarrollo urbano de la ciudad, constituye uno de los principales satisfactores sociales y capaz de promover el crecimiento económico. Pero sobre todo es uno de los bienes fundamentales del desarrollo social, no se entiende la vida de una persona si no tiene acceso a una vivienda digna.

El parque habitacional de la ZMVM es de 4.2[27] millones, de las cuales casi se reparten en forma equitativa entre el DF (49.95 por ciento) y los municipios conurbados, lo que manifiesta un primer contraste con la cantidad de habitantes de cada área, DF (47 por ciento), este es un primer indicar de las diferencias que presenta la vivienda en cada área particular, análisis que se presenta adelante.

Esta manifestación de la concentración en el centro del país también se presenta a nivel de la ZMVM, que cuenta con el 19.5 por ciento de las viviendas existentes en el país, y el 18.9 por ciento de la población.

En relación al hacinamiento se encuentran los siguientes datos en la ZMVM habitan un promedio de 4.53 hab/vivienda, poco mayor que la nacional que es de 4.4 hab/viv. Considerando ocupantes por cuarto el valor es casi exactamente el nacional 1.6 ocup/cuarto.[28]

El rezago habitacional[29] que presenta el DF para el año 2000 es de 245 484 viviendas, de las cuales 153 239 deberán ser viviendas nuevas y 92 245 requieren mejoramiento, para el Estado de México los datos son 475 351 de rezago, 216 965 nuevas y 261 386 deben mejorarse.

En relación a los materiales con que están construidas las viviendas se encuentra que en la ZMVM 687 074 viviendas tienen techos de material precario, lo que representa el 16.31 por ciento. Lo que podría representar un elemento de mayor riesgo, existen 105 918 viviendas con paredes de material precario, lo que representa el 2.5 por ciento del total.

La mayor parte del crecimiento urbano de la ZMVM se ha dado en áreas que en principio no estaban destinadas para ese uso. El suelo comunal y ejidal, además de zonas que han sido declaradas reservas ecológicas o parques, se ha visto sujeto a fuertes presiones para cambiar su uso, en algunas épocas la invasión de terrenos era el procedimiento más usual de los sectores sociales que no tenían posibilidades de acceder a suelo caracterizado como urbano. A pesar que se ha avanzado mucho en este aspecto normativo y preventivo, existen asentamientos en zonas no permitidas o donde se debería de llevar un control estricto en su crecimiento. Como ejemplo de esta situación, se presenta en la zona de conservación ecológica del DF donde se lleva a cabo un proceso de regularización de asentamientos humanos que tienen en promedio más de 10 años de existencia. En total son 59 304 familias que habitan una superficie de 3134 hectáreas. Además existen 172 asentamientos irregulares con 21779 lotes y cubren una superficie de 1171 hectáreas[30]. Para los municipios conurbados[31] se han encontrado 142,840 lotes irregulares en 45 municipios, esto significaría un total de 1,714.1 has. Además durante el periodo 1993-1999, se regularizaron 5,506.5 has. y se autorizaron 2,786.8 has. en conjuntos urbanos. Estos datos nos permiten precisar la forma en que se ha dado el proceso de expansión urbana que casi ha sido sin planificación y con algún tipo de irregularidad.

A pesar que la ZMVM es un territorio donde se presentan las mejores condiciones económicas del país, existen grandes diferencias en su interior, la desigualdad de vivienda es uno de los elementos más significativos que podemos encontrar.

Existen dentro de la ZMVM 1,349,928 viviendas que no cuentan con servicio de agua potable dentro de ella, esto representa mas del 32 por ciento de las viviendas existentes, si bien la cobertura de agua se considera casi del 100 por ciento, muchas de las viviendas no cuentan con este servicio dentro de ellas, considerando que el contar con este servicio es uno de los elementos más importantes en la evaluación del bienestar, lo hemos propuesto de esta manera.

Los retos son de gran magnitud ya que sin considerar los requerimientos de vivienda de las nuevas generaciones, el actual déficit es muy grande, solo por tomar el dato mas significativo, el mejoramiento de los materiales de techos y paredes se casi 800 mil viviendas parece un reto imposible de superar en los próximos años, sobre todo si tomamos en cuenta en entorno económico y que estas viviendas corresponden a personas con bajo o nulo poder adquisitivo. Las condiciones económicas y los ingresos deberá ser un elemento importante a considerar para la implementación de políticas de apoyo financiero para avanzar en su disminución o satisfacción.

Análisis territorial

La expansión territorial de la ZMVM se ha dado en un proceso de etapas sucesivas donde se han ido incorporando tanto delegaciones del DF, y posteriormente los municipios de los estados de México e Hidalgo. Trataremos de analizar las condiciones de la vivienda y sus condiciones con este proceso.

En el mapa 3 se muestra este proceso, cabe destacar que la expansión se da en forma casi circular y pasa de la zona central, la ciudad de México original, que consta de 4 delegaciones de la actualidad y que ya en 1940 contaba con 1.64 millones de habitantes y cubría una superficie de 138 km2..

A partir de este núcleo se expande la ciudad en contornos, definidos por las delegaciones o municipios que se van integrando en cada década. La población se ha multiplicado en 60 años en más de 11 veces, y su área urbana pasó de alrededor de 10 000 hectáreas a 130 000[32] hectáreas, es decir, se multiplicó en 13 veces, mayor que la población, lo que manifiesta una expansión dispersa. En este sentido la densidad poblacional tuvo su máximo histórico en 1980[33] con 154.13 habitantes por hectárea, reduciéndose drásticamente a 116.2 para 1990, este hecho se explica generalmente como consecuencia del sismo del 1985. Para el año 2000, se presenta una densidad de alrededor del 140 hab/ha.

La superficie total de las unidades administrativas que componen la ZMVM se multiplicó en casi 56 veces en el mismo período, si bien esta superficie se refiere a la gestión administrativa del territorio, da una idea clara de las dimensiones del reto de contar con una planificación eficiente en este territorio, que incluyen gobiernos de distintos niveles, federal, estatal y municipal, y tres ámbitos geográficos, además de los diferentes signos políticos que se presentan en cada uno de ellos.

El área central presenta un proceso complejo que combina el cambio de usos del suelo y el despoblamiento, donde se sustituyen usos habitacionales e industriales, por comerciales, de almacenamiento o de servicios. La población que habitaba las áreas centrales constituye, junto con el crecimiento natural, los factores determinantes de la expansión periférica, ya que muchos de ellos se desplazan a los municipios conurbados o presionan a las zonas de reserva, tanto para asentamientos residenciales, como populares e inclusive irregulares. 

Las delegaciones centrales[34] perdieron entre 1980 y 2000[35] 113,483 viviendas, sin embargo, en el mismo período, en el primer contorno creció el parque habitacional en 293,888 unidades, en el segundo 184,100 y el tercero en 12,134.

A pesar del continuo crecimiento de la cantidad de viviendas y de la expansión urbana manifiesta, la ZMVM presenta un gran déficit habitacional tanto de vivienda nueva como mejoramiento de la existente, sobre todo por los materiales precarios con que se encuentran construidos. Además habría que añadir las obras necesarias para dotar a las nuevas y a las existentes que no cuentan con los servicios básicos.

Un aspecto importante a destacar es la presión que se ejerce sobre las zonas de reserva ecológica, principalmente en el DF, donde el suelo para urbanizar es casi inexistente, lo que provoca que la expansión se dirija hacia estas zonas protegidas. Es necesario generar opciones para la construcción de vivienda, sobre todo popular. Ya que de no ser así, seguramente, se agudizarán los problemas de asentamientos irregulares y se mantendrá la expansión periférica. Se debe evitar la pérdida de zonas de reserva ecológica, fundamentales en la recuperación ambiental a la ciudad.

Las zonas habitacionales con malas condiciones se presentan principalmente en asentamientos que presentan condiciones de marginación, ubicadas en zonas de alto riesgo, y carentes de servicios básicos, como drenaje y agua. Además sus materiales son de tipo precario, con poco número de habitaciones. También las vecindades en la zona central presentan condiciones de alto deterioro y serios riesgos estructurales. Para 1987 se consideraba la existencia de 500 "ciudades perdidas" con alrededor de 700 mil predios. Las "colonias populares" cubrían el 40 por ciento del área urbana.

La autoconstrucción ha sido la salida más eficiente, que no la más adecuada. Ha satisfecho ciertas necesidades, pero ha creado muchos problemas. Sin servicios, sin equipamientos y con costos sociales muy altos.

Para satisfacer las necesidades de suelo urbano para vivienda al año 2020 se requieren[36] 35 711 hectáreas, 7,121 en el DF y 28,589 en los municipios metropolitanos. Debido a los problemas de contar con suelo adecuado y suficiente, además de los altos costos de seguir incrementando la cobertura de los servicios básicos, la alternativa mas coherente parece ser, no sólo prever las reservas de suelo necesario, sino además incrementar las densidades en zonas propicias, a través de elevar las alturas, utilizando terrenos baldíos y superficies con posibilidades de reciclamiento.

La actual política de vivienda no permite dotar de vivienda a todos los estratos de la población, sobre todo a los más empobrecidos. En los últimos cinco años, la mayor parte del requerimiento de vivienda de sectores populares se estableció en los municipios conurbados y el de los sectores medios y altos en el DF, sobre todo en áreas de reserva ecológica, en las delegaciones de Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Tlalpan.

Los programas de vivienda popular no impactan de la manera que se requiere la magnitud del problema. No corresponden a los niveles y características socioeconómicas de los demandantes; la reducción de la acción de las instituciones públicas; la desregulación, privatización y creciente eliminación de subsidios; incompatibilidad entre la tierra disponible y la disponibilidad de servicios, nula producción de vivienda en renta y reducción de las áreas, son algunos de los problemas centrales que enfrenta su solución.

En este contexto, el déficit tenderá a incrementarse en los próximos 25 años. Se requiere la construcción de 25,500 viviendas nuevas anuales. Además, se estima en 314,000 viviendas precarias y 465,000 en franco deterioro.

El sector de la construcción mantendrá una baja producción de vivienda, principalmente en las de interés social. Por lo que no bastan acciones para contar con reserva territorial. El proceso de avance debe ser en todos los sentidos tratando de cubrir la mayoría de los aspectos enunciados.

Las acciones gubernamentales encaminadas al mejoramiento de la vivienda no la han eliminado. Será necesario poner atención especial a las actuales áreas de conservación.

Servicios en las viviendas

La vivienda en el DF mejoró sus condiciones al aumentar la proporción de las que disponen de agua y de algún sistema de drenaje a su interior, del 94 por ciento al 96 por ciento entre 1990 y 1995. Las delegaciones Cuajimalpa, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco presentan los menores valores en el suministro de agua potable, sobre todo los poblados rurales asentados en suelo de conservación; los poblados de la zona montañosa tienen una cobertura entre 30 por ciento y 60 por ciento. El resto de las delegaciones tiene una cobertura mayor al 80 por ciento.

Sin embargo si consideramos la cobertura del servicio de agua dentro de la vivienda los valores que se presentan en el año 2000 son preocupantes, el 32 por ciento de las viviendas de la ZMVM, no cuentan con servicio de agua dentro de ella. Inclusive las delegaciones centrales del DF manifiestan valores importantes, el menor valor se encuentra en la Delegación Benito Juárez con el 3.5 por ciento, valor que se incrementa en las delegaciones del primer contorno donde los valores se incrementan a mas del 20 por ciento, los mayores valores se presentan en los municipios más periféricos donde se alcanza en mayor valor en el municipio de Ecatzingo, donde el 83 por ciento de las viviendas no cuentan con este servicio.[37]

Sin embargo la disposición de electricidad disminuyó de un 99 por ciento al 97 por ciento. Se incrementó el número de hogares con un cuarto para cocinar ya que el déficit bajó de 14.8 por ciento en 1990, al 3.2 por ciento de los inmuebles en 1995.

Materiales de las viviendas

A pesar que los índices respecto a las condiciones de los materiales de las viviendas mejoran cada vez, reflejan grandes retos. Por ejemplo en el Distrito Federal, mejoraron las condiciones de edificación: las viviendas con techo permanente aumentaron de 81.3 por ciento en 1990 a 85 por ciento en 1995. Para el año 2000 en la ZMVM existen 687,074 viviendas con techos de material precario, el 16.3 por ciento del total de viviendas, también aquí se presentan grandes diferencias entre las unidades administrativas, se pasa del 2.1 por ciento en la Delegación Benito Juárez, al 70.88 por ciento del municipio de Ecatzingo. Sin embargo los valores de las unidades del primer y segundo contorno van del 10 por ciento al 20 por ciento de las viviendas, muy altos. Siempre las condiciones mas desfavorables se presentan en los municipios más periféricos, sobre todo en la zona suroriente y norponiente de la ZMVM.[38]

Hacinamiento

En el año 2000, alrededor de 309 mil viviendas eran habitadas en condiciones de hacinamiento, 302 mil con techos en malas condiciones y 465 mil estaban en franco deterioro por la antigüedad de la construcción y la falta de mantenimiento. Las zonas donde las condiciones de la vivienda son poco satisfactorias y predomina el hacinamiento se ubican en las delegaciones Venustiano Carranza, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo en el centro; Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuajimalpa Álvaro Obregón en el primer contorno, afectando principalmente a la ciudad central; Magdalena Contreras, Tlalpan, Tláhuac y Xochimilco en el segundo, y Milpa Alta en el tercer contorno. Además, se ven afectadas, en muchos casos por coincidir con las zonas de riesgo.

Respecto a los municipios conurbados, que es donde se presentan los mayores índices, destacan los municipios de la zona suroriente, donde se presentan los mayores valores, sin embargo cabe destacar que varios de los municipios de la zona oriente como Valle de Chalco y Chimalhuacan presentan valores altos, es decir, las condiciones de la urbanización que se ha presentado en estos municipios ha concentrado la población en viviendas con malas condiciones, además de la carencia de servicios.[39]

Tratando de establecer algunas conclusiones se podría decir que:

-La vivienda en la ZMVM manifiesta déficit que es necesario enfrentar con políticas que vayan dirigidas principalmente a las áreas que presentan las condiciones más desfavorables.

-Se debe diferenciar entre las unidades administrativas ya consolidadas, las de reciente integración y las próximas a conurbarse físicamente.

-Los movimientos migratorios internos es una de las principales causas de la expansión física de la ZMVM, se deben tomar medidas para limitarla.

-Se debe evitar la proliferación de asentamientos irregulares, en zonas de riesgo, y sobre todo en las zonas de reserva ecológica.

-Se propone una política de densificación urbana que incluya el incremento de zonas de equipamiento y servicios.

-La coordinación metropolitana se convierte en una parte estratégica fundamental para que las medidas tengan efectividad, reforzar las instancias existentes para darles mayores atribuciones, sin menoscabo de la autoridad local.

-Fortalecer la política social para un auténtico apoyo a las familias de menores ingresos o de la economía informal, creando mecanismos que les permitan obtener recursos para contar con una vivienda digna. En este sentido no es bajando las áreas de vivienda como se integra a las familias. Se debe partir de las necesidades y buscar mecanismos para alcanzarlas.

-El fortalecimiento de asesoría técnica para mejorar y construir vivienda parece un aspecto fundamental. La autoconstrucción ha sido la manera de dar satisfacción a esta necesidad.

Seguramente estas y otras medidas que se pueden detallar nos permitirá avanzar en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población de la ZMVM.

Una mejor gestión urbana.

Son evidentes la magnitud de los retos que plantea un asentamiento como la ZMVM, que exige plantear alternativas que ayuden a disminuir los altos costos que tienen que pagar grandes sectores de la población por tener la posibilidad de vivir y, sobre todo, sobrevivir en una gran ciudad.

Las posibilidades de contar con una vivienda adecuada, en dimensiones, materiales y servicios exigen una decisión importante para los diferentes niveles de gobierno involucrados. La problemática es insoluble si cada área administrativa no suma esfuerzos con los todos los involucrados. La dispersión de acciones aumenta el costo y disminuye el impacto de los esfuerzos realizados. La vinculación a través de acciones coordinadas de planificación es el camino más adecuado.

La llamada "modernización" se entiende como la adecuación de la ciudad para "acompañar" los procesos económicos de la actualidad, que exige la transformación de "espacios", sobre todo para la eficiencia de los grandes capitales. Los efectos negativos se consideran un costo inevitable que hay que pagar.

Existen grandes sectores de la población que no se benefician por estos cambios y sin embargo, son los que más padecen estos costos. La transformación hacia una ciudad cada vez más segregada y deshumanizada, impone fronteras para los grupos sociales.

Una auténtica ciudad moderna se reconoce como aquella en donde los procesos de toma de decisiones se llevan a cabo dentro de un amplio proceso democrático y los diferentes sectores son escuchados y sus opiniones, se manifiestan en las decisiones tomadas.

Las formas de gestión necesarias para una aglomeración como la ZMVM deben partir del reconocimiento de sus características particulares, de su origen y desarrollo, así como de los elementos sociales, políticos y económicos que han determinado su crecimiento y la magnitud de sus problemas.

Consideramos que la búsqueda de una alternativa a los graves problemas que presenta la Ciudad de México deberá seguir lo siguientes elementos:

    Aprovechar la participación ciudadana para fortalecer los mecanismos de planificación del Desarrollo Urbano que se propongan y que permitan mantener un horizonte de largo plazo. Evitar que cada nueva autoridad pretenda imponer su visión de los "nuevos paradigmas" y que pretenda imponer sus prioridades y acciones.

    Fortalecer a la planificación del Desarrollo Urbano como una estrategia fundamental que permita: consensar acuerdos, integrar la diversidad y defina una política institucional de largo plazo, caracterizando la participación especifica de cada sector social y de su vinculación con los problemas y soluciones.

    Proponer la definición social de una imagen objetivo general, planteando umbrales, que deberán precisarse adecuadamente y consensarse con las instancias políticas y sociales. Finalmente deberá legislarse en ese sentido.

    Creación de instancias ciudadanas que den seguimiento a la puesta en marcha de los planes y programas, acciones y la evaluación de la congruencia de las acciones de cada nivel de gestión territorial.

Reiterar que la construcción del futuro de la Zona Metropolitana del Valle de México está en manos de sus habitantes.

 

Notas

[1] Ver: Coraggio, José Luis y Alicia Ziccardi. Las políticas sociales a comienzos del siglo XXI: la crisis del pensamiento. En la página www.urbared.ungs.edu.ar; IrachetaCenecorta, Alfonso X. Hacia una planeación de la Zona Metropolitana del Valle de México en el Contexto de la globalización, en Roberto García Ortega (compilador) Planeación y gestión urbana y metropolitana en México, Colegio Mexiquense, Colegio Frontera Norte, Zinancatepec, Edo. México, 2001. 

[2]Idem

[3] SEDESOL, Programa Sectorial de Vivienda 2001-2006, México, 2001, p. 27

[4] Dirección de Pensiones Civiles (1925), Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas (1934), Banco de Fomento a la vivienda (1943), Instituto Mexicano del Seguro Social (1940, vivienda en renta)

[5] Instituto Nacional de Vivienda (1953), Programa Financiero de Vivienda (1963); Fideicomiso del Fondo de Operación de la Vivienda Social (FOVI) y Fideicomiso del Fondo de Operación de Garantía (FOGA) 

[6] Se elaboran el Plan de Acción Inmediata 1962-1964 y el Plan de Desarrollo Económico y Social 1964-1970.

[7] Instituto para el Desarrollo de la Comunidad (INDECO, 1971-1982); Fondos de la Vivienda (1972, INFONAVIT, FOVISSSTE; FOVIMI); Fondo Nacional de Habitaciones Populares (FONHAPO 1982)

[8] SEDESOL, Programa Sectorial de Vivienda 2001-2006, México, 2001.

[9] INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000, 2001.

[10] Censos Generales de Población y Vivienda de los años indicados, INEGI.

[11]Idem

[12] SEDESOL, Programa Sectorial de Vivienda, op.Cit.

[13]Idem, p. 55

[14]Idem, p. 55

[15] COMETAH, Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana del Valle de México, COMETAH, 1998.

[16]Ver mapa 1 de anexo.

[17]Idem, p. 26

[18] ver mapa 2 del anexo.

[19] Cálculos propios con base en datos del INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000, INEGI, 2001

[20] Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana del Valle de México, 1998, p. 31

[21] Cervantes, Enrique. La Ciudad de México, Ed. Autor, 1995, p. 14

[22] Garza y Rivera, 1994

[23] CONAPO, 1998, p. 23

[24]ver mapa 3 expansión urbana 1940-2000

[25]Ver tabla 2 del anexo.

[26]Idem

[27] ver Cuadro 4 del anexo, cálculos propios con base en datos del Censo General de Población y Vivienda 2000. Los datos en los que no se cita otra fuente son cálculos propios con esta base.

[28] Los datos nacionales fueron tomados de SEDESOL, Programa Sectorial de Vivienda 2001-2006. opcit.

[29] SEDESOL, Programa Sectorial de Vivienda, México, 2001

[30] SEDESOL, GDF, GEM, Programa Metropolitano de Reservas Territoriales y Regularización de la Tenencia de la Tierra, México, 2000.

[31]Idem, presentación ejecutiva

[32] CONAPO, Escenarios demográficos y urbanos de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, 1990-2010. Síntesis, México, 1998. p. 30

[33]Idem, p. 31

[34] Miguel Hidalgo, Coyoacán, Benito Juárez eIztacalco.

[35]Programa de Ordenamiento de la Zona Metropolitana del valle de México, COMETAH, México, 1998

[36]Ibidem

[37]ver mapa 7 del anexo.

[38]ver mapa 8 del anexo.

[39]Ver mapa 6 del anexo.

© Copyright Víctor Manuel Juárez Neri, 2003
© Copyright Scripta Nova, 2003

 

Ficha bibliográfica:
JUÁREZ, V. M. Condiciones de la vivienda en la zona metropolitana del Valle de México en el año 2000. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2003, vol. VII, núm. 146(040). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(040).htm> [ISSN: 1138-9788]

 
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