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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VII, núm. 146(055), 1 de agosto de 2003

EL AMBIVALENTE PROCESO DE MODERNIZACIÓN DE LA AGRICULTURA BRASILEÑA Y LA VIVIENDA RURAL

Celso D. Locatel
Universidad de Barcelona / Universidade Estadual Paulista, Becario CAPES

El ambivalente proceso de modernización de la agricultura brasileña y la vivienda rural (Resumen)

A partir de la mitad de la década de 1960 las relaciones entre la agricultura y la industria han pasado por profundas transformaciones. Gran parte de la producción agrícola es destinada a las agroindustrias que se expanden y a las nuevas que surgen, adoptando una postura típicamente industrial de procesar y comercializar, abandonando las características de la manufactura rural. Este período corresponde principalmente a una fase de integración del mercado nacional de alimentos, de trabajo y de materias primas, con la actuación sistemática del Estado a través de políticas bien definidas que generaron la consolidación de la industria nacional, con la creación del Departamento I para la agricultura (segmento productor de maquinarias, herramientas, fertilizantes y otros insumos necesarios para la producción agrícola), la cual desencadenó un nuevo estadio en el proceso de modernización técnica denominado "industrialización de la agricultura". Este proceso ocurrió de forma muy acelerada, provocando cambios en la estructura productiva agrícola, en las relaciones sociales y de trabajo, en el paisaje rural y en el uso y ocupación de las viviendas rurales. El análisis de las viviendas rurales puede revelar la intensidad del proceso de modernización y cómo ha afectado la dinámica rural y el nivel de desarrollo asociado, ya que las viviendas se encuentran entre los elementos más permanentes del medio rural.

Palabras claves: modernización de la agricultura, organización del espacio rural, viviendas rurales.

The ambivalent process of Brazilian agriculture modernization and the rural housing (Abstract)

From mid-1960' decade, the relations between agriculture and industry experimented some important transformations. An important part of the agricultural production was utilized by the increase land-industries and by other that arise, which adopted a typical industrial position processing and commercialize, abandoning his manufacturing and rural character. This period corresponds, mainly, to a phase of national market of food integration, and of work and of raw materials with the systematic State action by well defined politics, that generated the consolidation of the national industry. With the creation of the Department I for the agriculture (producing segment of machineries, tools, fertilizing and other necessary goods for the agricultural production), was initiated a new modernization process with its technical base called of " agriculture industrialization". This process developed in a very accelerated form, and causes some changes in the agricultural productive structure, in the social relations and of work, in the rural landscape and in the use and occupation of the rural dwellings. The analysis of the rural dwellings can reveal the intensity in which the modernization process has affected the rural dynamics and the associated level of development, because the housing is the most permanent in the rural environment.

Key words: agriculture modernization, rural space organization, rural housing.

En la geografía el tema de la vivienda rural ha sido tratado ampliamente, especialmente en Europa. En la tradición geográfica brasileña es un tema que ha sido abordado, de forma poco profunda, en los estudios de los barrios rurales; que hoy casi no son realizados.

Las viviendas rurales pueden reflejar tanto un elemento del paisaje, como indicar formas de trabajo, de ocupación del territorio, de uso del suelo, de acceso y propiedad de la tierra, de relaciones sociales, explotación económica y función agrícola.

En Brasil predominan las viviendas rurales aisladas, situación diferente de la observada en Europa, donde se puede verificar tanto la dispersión como la aglomeración. Esta situación está vinculada directamente con los procesos históricos de configuración territorial, de acceso a la tierra y de definición de la propiedad privada.

Hay que destacar que la realidad brasileña es muy heterogénea y que los procesos no ocurren de la misma forma en todo el país, pues la diversidad social, cultural y económica implica que un mismo fenómeno se manifiesta de manera distinta en cada región. Así, las características de las viviendas del período colonial no son las mismas en el Nordeste, caracterizadas por el ciclo del azúcar, y en Sao Paulo, con el ciclo del café. Existen en estas dos regiones variaciones en la arquitectura y en la organización interna de las haciendas. También las características de las pequeñas propiedades cambian, pues en Sao Paulo en los sítios[1] de café del siglo XX se presentan las mismas características de las grandes haciendas pero son de menor tamaño, mientras que los sítios en Nordeste, principalmente en la zona de clima semi-árido, son organizados de forma más sencilla sin tener más que una vivienda pequeña y un corral para el ganado.

El tema de la vivienda rural es demasiado amplio y no podría abordarse de forma profunda en un breve articulo. Sin embargo, se pueden presentar algunos aspectos y cuestiones importantes. Abordaremos, por tanto, en una primera instancia algunos aspectos de la relación entre la configuración de la vivienda rural -aglomeración y dispersión- y el proceso histórico de ocupación del territorio. Luego nos centraremos en el análisis de las características de las viviendas rurales en una región del Estado de Sao Paulo y de los cambios en el uso y ocupación a causa de la modernización de la agricultura.

Aglomeración y dispersión: los "sítios" y haciendas aislados y los "barrios rurales"

En toda Europa se pueden observar grandes diferencias en la organización y distribución de las viviendas rurales, situación que no se observa en el medio rural brasileño. En el viejo continente, en algunas ocasiones se presenta la agrupación de viviendas y otras la dispersión con viviendas aisladas completamente[2]. Para Albert Demangeon (1963) son varias las causas de esas diferencias entre las cuales se encuentran "la abundancia o la escasez de agua, las necesidades de defensa, el destino de las tierras explotadas, la influencia de otras tradiciones étnicas". A éstas se les puede añadir otras de orden económico, social y político. Sobre la aglomeración Pierre George afirma que

"tanto en el pasado como en la época actual, los principales factores que concurren en el desarrollo de un hábitat rural agrupado son factores naturales, factores históricos derivados de las circunstancias de que ha estado rodeada la vida sedentaria, factores sociales y económicos derivados de la estructura social de los grupos humanos y de las formas de organización de la explotación"[3]

Hasta el inicio del siglo XX la organización del espacio rural brasileño presentó características distintas del europeo, porque predominaban los grandes latifundios de monocultivo. Las haciendas concentraban en su interior desde la producción de los equipamientos de trabajo hasta la industrialización de la producción agrícola, convirtiéndose en el llamado complejo rural, tema que será profundizado mas adelante. Esta organización tiene fuertes vínculos con la reglamentación del acceso a la tierra, que fue direccionada por el sistema de Sesmaria, estableciendo que la propiedad privada solamente se daría por medio de donación de la Corona Portuguesa. Tal factor influenció de forma decisiva la organización del espacio rural y la definición del latifundio brasileño que permanece hasta los días actuales.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX con la Ley de Tierra de 1850 (Ley nº 601), que determinó que su acceso y control pasaban a ser posibles solamente a través de la compra, se transformó la tierra en mercancía. Esta situación provocó cambios fundamentales, pues creó un mercado de tierra en el país y una nueva dinámica de ocupación del territorio. A partir de ese momento los principales factores que influyeron en la organización del espacio y la distribución de las viviendas rural son de orden económico, manteniéndose otras características definidas por el origen de los campesinos y el período histórico de ocupación de cada región, ya que gran parte de las tierras vendidas en pequeñas parcelas fueron compradas por emigrantes europeos o por sus hijos.

De manera general, la dinámica agraria brasileña puede ser dividida en tres partes: la primera es el Complejo Rural, la segunda el Complejo Cafetero Paulista y la última el Complejo Agroindustrial. La economía del Complejo Rural tenía como característica básica una dinámica muy sencilla de incipiente división del trabajo. La hacienda era una forma cerrada de organización de la producción y de la gestión de la tierra donde

"para producir un determinado producto, tenia que producir todos los bienes intermedios y los medios de producción necesarios, y asegurar la reproducción de la propia fuerza de trabajo ocupada en esas actividades. El complejo rural mantenía en el interior de la hacienda un 'departamento' de producción de medios de producción (insumos, maquinarias y equipamientos), aunque en bases artesanales, con la presencia del herrero, del carpintero, del pedrero, del mecánico, etc."[4].

Las actividades que podrían resultar en la constitución del mercado interno eran desarrolladas en el interior del propio Complejo Rural. Normalmente se elaboraba solo un producto de valor comercial que era destinado al mercado externo y la inversión de mayor o menor cantidad de recursos de la unidad de producción (mano de obra, animales de tracción, herramientas, tierras) variaban dependiendo del valor del producto en el mercado internacional. Hasta el final del siglo XIX esta dinámica, la forma de acceso la tierra, las relaciones sociales, de trabajo (la esclavitud), de poder y la cultura, definieron las características de la vivienda rural. El agotamiento del Complejo Rural resultó de un largo proceso histórico que se inició hacia 1850 con la prohibición del trafico de esclavos de África y la promulgación de la Ley de Tierras,extendiéndose hasta el final del Imperio (1889) cuando las crisis sucesivas empezaron a debilitar las estructuras conservadoras de la época. En el transcurso de este período muchas actividades que eran desarrolladas en el interior de las haciendas empezaron la ser realizadas fuera, originando nuevas actividades vinculadas al sector urbano industrial. Todos esos cambios llevaron a la sustitución de la dinámica dictada por el Complejo Rural por una nueva, ahora impuesta por el Complejo Cafetero Paulista, que es, en cierta forma, una continuación de las estructuras del período anterior[5].

Otro período que puede ser destacado antes de la gran crisis de 1929, auge del Complejo Cafetero, es el comprendido entre 1890 y 1930. En este lapso ocurre la ampliación de las actividades urbanas, mientras que otros sectores industriales empiezan a surgir con la creación de un sector de maquinarias y equipamientos agrícolas fuera de la hacienda de café, con la producción de secadores, arados, herramientas y otros. Además, se ampliaron los talleres de reparación y mantenimiento. También surgen las agroindustrias de aceites vegetales, azúcar y alcohol, que son distintas de las industrias rurales, y se consolida la industria textil. La diferencia básica entre la industria rural y la agroindustria está en el carácter artesanal de la producción de la primera, que se convertía en una prolongación de las actividades rurales.

La hacienda de café del final de siglo XIX e inicios del XX siguió existiendo como unidad de producción con las características del Complejo rural, pues además de las plantaciones, la hacienda poseía diferentes instalaciones y dependencias que hacían de ella un conjunto complejo y casi auto suficiente. Estas unidades de producción presentaban en su interior edificios donde estaba la maquinaria de descascarar y clasificar el café, los patios para secarlo al sol y un barracón para guardar las herramientas y los carros. Lo mismo ya se observaba en las haciendas productoras de azúcar desde el siglo XVII. Además de estas construcciones existe la vivienda del propietario,la senzala[6](hasta 1888, año de la abolición de la esclavitud) o la colônia de trabajadores libres, que era una agrupación de casitas a lo largo de una calle o camino, lo que le daba el aspecto de una pequeña aldea. Además estaban los establos, la granja y algunos talleres de carpintería, de herrero etc. Así se tiene una aglomeración que se destacaba en las haciendas más importantes, abriendo un claro de viviendas y edificaciones en el medio de los bosques de arboles de café[7], que presentaban semejanzas con los pueblos europeos del mismo período (figuras 1 y 2).

 
Figura 1. Casa principal de una Hacienda de café en el Estado de Rio de Janeiro.
Fuente: Renan Cepeda - http://veja.abril.com.br/030698/p_108.html.

El estilo neoclásico implantado en la Corte Portuguesa, instalada en Rio de Janeiro desde 1808, influyó en las construcciones de las sedes de las haciendas, cuyos propietarios, que muchas veces hicieron la carrera en universidades europeas, aceptaban con facilidad las formas urbanas de una arquitectura totalmente nueva para la realidad brasileña. Este hecho explica el carácter urbano de las casas de hacienda en el ciclo del café[8]. Este aspecto de la arquitectura rural brasileña es el mejor ejemplo de las excepciones a la afirmación de A. Demageon (1963), en la cual señala que

"un tipo de vivienda resulta, lo mas frecuentemente, de una larga evolución; resume la experiencia de generaciones de terratenientes; constituye en realidad un instrumento adaptado al trabajo campesino"[9].

 

Figura 2. Aglomeración de viviendas de empleados de la Hacienda Guatapará - Ribeirao Preto -Sao Paulo.
Fuente: Gilberto Grecco - http://www.gilbertogrecco.hpg.ig.com.br/index.htm.

Cada una de las casas es para dos familias. Cada vivienda posee entre dos y tres habitaciones, salón, cocina y baño. Las características de las viviendas de los empleados observadas en esta hacienda no se pueden generalizar para otras, pues fue una de las más prósperas e importantes en la producción de café en el Estado de Sao Paulo desde 1880 hasta después de la década de 1960. De forma general, las viviendas en las haciendas de café eran más precarias, principalmente las del siglo XIX.

La pequeña unidad de producción agrícola - el sítio - siempre estuvo presente en el escenario rural brasileño desde el período colonial. Paralelamente a las grandes explotaciones de monocultivos en los latifundios para la exportación, se desarrollaba una agricultura de subsistencia practicada por una masa heterogénea de la población, formada por blancos que no eran señores de esclavos, mestizos, negros libres e indios. Esta parte de la población que se dedicaba a la agricultura ocupaba tierras cerca de los latifundios, a veces dentro de los dominios señoriales o establecían dominios en las tierras de la Corona, donde producían para su subsistencia y vendían parte de la producción en las ferias de las ciudades. Así surgió la pequeña producción agrícola en Brasil vinculada a la producción de alimentos. Aún existiendo la pequeña producción, la pequeña propiedad rural solo surgió después de la independencia de Portugal y la supresión del régimen de Sesmaria (régimen de donación de la propiedad de tierras por la Corona Portuguesa).

La consolidación de la pequeña propiedad se produjo con la implantación de la política de colonización de áreas desocupadas del territorio brasileño, con el objetivo de atraer inmigrantes europeos para cambiar el régimen de trabajo en el país, pues el uso de mano de obra esclava se estaba haciendo demasiado caro. Para eso fueron creadas las colonias agrícolas en el sur del país. En São Paulo la formación de la pequeña propiedad, también ocurrió a través de proyectos de colonización oficial, que estaban subordinados a los intereses de los grandes productores de café que necesitaban de mano de obra y de las empresas que organizaban las colonias agrícolas. Así, los proyectos de colonización ubicaron cerca de las haciendas de café un gran número de trabajadores que eran empleados solamente en las tareas de cosecha, periodo en que se necesitaba de más mano de obra. También esta política atendió a otras necesidades como por ejemplo de producción de alimentos para las ciudades. Para esos fines fueron creadas colonias agrícolas cerca de las ciudades, constituyéndose paralelamente un mercado de tierras de las antiguas haciendas de café que presentaban suelos desgastados, posibilitando que los terratenientes obtuvieran recursos para invertir en otros negocios. Después de la crisis de 1929:

" se acentuó la proliferación de pequeñas propiedades, no sólo por la división de las grandes haciendas en sítios menores (pues, con la crisis la tierra perdió, apenas por algún tiempo, casi todo el 'valor') vendidos a los antiguos colonos. (...) muchos propietarios de haciendas descubrieron que podrían transformar sus tierras, casi sin precios, después de la crisis, en capital que podría ser aplicado en otros sectores de la economía"[10].

El avance de la ocupación capitalista del Noroeste Paulista ocurrió en el contexto de una política de valoración y comercialización de la tierra y de la incorporación de nuevas áreas a la producción de mercancías, tanto para el mercado interno como para el mercado externo. La pequeña propiedad productora de alimentos o productos para exportación presentaba internamente, de forma general, las mismas características de las grandes haciendas. El elemento que las diferenciaban era que en el sítio el propietario por limitaciones de capitales no podía dedicarse al monocultivo, pero sí a la producción de subsistencia con una explotación agrícola intensiva.

Después de la crisis de 1929 la producción de café continuó expandiéndose hacia las zonas nuevas y aún era la actividad agrícola más lucrativa del país. Se observa un significativo cambio en las prácticas agronómicas y en las características de las unidades de producción,ya que antes ésta era una actividad desarrollada en las grandes haciendas en el sistema de monocultivo, convirtiéndose en una actividad practicada también en las pequeñas propiedades con base en el trabajo familiar y dedicadas el policultivo.

En las primeras décadas del siglo XX empieza un intenso proceso de transformación en la organización del espacio en esta región a través de la"industria de la grilagem"[11]. Las tres primeras décadas están marcadas por las disputas de posesión de tierras, que comprometían a posseiros, grileiros y el Estado. Este proceso de transformación de la tenencia de la tierra hacia un sistema de propiedad privada capitalista, fue estimulado por la expansión de la producción de café y la consecuente valorización de las tierras en las llamadas "zonas nuevas"[12].

En este período el Estado, a través del poder judicial, pasa a legalizar la posesión de la tierra en esa región con el reconocimiento jurídico de los grileiros, constituyéndolos en legítimos dueños. Con la legitimación de títulos poco fiables dentro de las normas establecidas por el Estado, es decir, hecha la transformación de la posesión (o "grilo") en propiedad privada, toda esa área estaba lista para ser vendida como mercancía y podría ser adquirida por cualquiera, ahora mediante compra. Este proceso se concretiza a través del uso de la influencia que la burguesía disponía dentro del gobierno para manipular las acciones del Estado en su beneficio.

Para la comercialización de la tierra se adopta como estrategia la fundación de núcleos urbanos. Las compañías de colonización y los especuladores que se habían apoderado a veces de forma ilegal de las tierras de esta región empiezan, a partir de la década de 1940, un acelerado proceso de creación de núcleos urbanos para facilitar la venta en lotes menores, ocurriendo en la región lo que fue denominado"sementera de ciudades"[13].

Esa estrategia ya era utilizada desde las últimas décadas del siglo XIX para la ocupación del Oeste Paulista. La fundación de ciudades seguía el avance de la construcción de las vías de ferrocarril[14], en su trayecto iban surgiendo los núcleos que, a veces, estaban localizados a menos de cinco kilómetros uno del otro. Esta situación ocurrió porque cada dueño de grandes áreas creaba un pequeño núcleo, con una plaza central y en su alrededor estaba la iglesia, una casa comercial y la administración del negocio inmobiliario. Desde allí empezaba la venta de terrenos urbanos y rurales, y en poco tiempo está plaza muy sencilla se convertía en la plaza principal de la ciudad que surgía, concentrando el poder político, económico, religioso y administrativo.

Con la territorialización del proceso de creación de ciudades, en la década de 1940 la tierra se convierte en la Región Noroeste en el principal bien que se comercializa, que era vendida a pequeños cultivadores directos originando una estructura agraria desconcentrada que se convierte en una de las principales características del medio rural de la zona. El predominio de la pequeña propiedad dio origen a los barrios rurales. La existencia de propiedades de 5 y 10 hectárea hizo que las edificaciones fuesen construidas cerca una de la otra pero manteniendo la división de las tierras; entre los edificios estaba una iglesia, un campo de fútbol, y a veces una escuela, un bar, una tienda de alimentos y otros productos como las herramientas más sencillas necesarias en las actividades laborales. Estas características identificadas aquí son semejantes a las que presentan las aglomeraciones a lo largo de un camino descritas por Demageon (1963) en Europa (ver figura 3).

 
Figura 3. Foto Aérea del Barrio del Jataí. Este barrio localizado en los municipios de Jales y Urânia - SP, es un ejemplo típico de los barrios rurales en el Estado de Sao Paulo. Se puede observar que las viviendas y los otros edificios rurales están concentrados a lo largo de un camino. También se pueden identificar las áreas de ocio colectivo (el bar y el campo de fútbol), la presencia de la iglesia y de una escuela que hoy está sin funcionamiento.
Fotografía cedida por el Escritório de Desenvolvimento Rural de Jales (CATI/EDR - Jales) - Año 2001.

Las aglomeraciones europeas, semejantes a esos barrios rurales brasileños son similares a las que surgieron en Europa entre los siglos IX y XIV y fueron denominadas como Reihendoerfer (aldeas lineales). También su proceso de fundación es semejante al de los barrios rurales, pues

"esta contigüidad resulta del plano de la aldea, decidido lo más a menudo por el gran propietario que funda la colonia. Las casas se alinean a la derecha y a la izquierda de un camino y detrás de cada una de ellas sus campos se extienden en una faja alargada, más o menos ancha, que avanza paralelamente a la vecina a través del territorio sometido a la explotación"[15].

Cuando el tamaño de los sítios es más grande o en la ocupación de un área predominan las haciendas, ocurre un tipo de dispersión semejante al descrito por Demageon en las montañas dináricas, al oeste de la península de los Balcanes. Ahí, las aldeas o hameaux a veces se alejan dos o tres kilómetros, las casas están separadas por más de un kilómetro o más y todas las edificaciones se agrupan alrededor de la casa, formando todo un bloque económico[16].

Respecto de la dispersión Demageon (1963) resaltó que el hábitat disperso ha sido frecuentemente adoptado por los colonos europeos en el "Nuevo Mundo" como la forma más moderna y económica de instalación rural y atribuía este hecho a la tendencia a la especialización de los cultivos.

La vivienda rural en el Noroeste Paulista

Características de las viviendas en el momento de la ocupación

Las primeras viviendas rurales, que fueron construidas en el momento de la ocupación del Noroeste Paulista tenían como característica principal la rusticidad. Eran construidas de barro y madera retirada del bosque,que se utilizaba en la construcción de las paredes, y de hojas de palmeras, que se empleaban en los techos. Esas viviendas eran muy rudimentarias y pequeñas y no ofrecían ninguna comodidad para quienes las habitaban. Estaban compuestas de dos o tres ambientes, constituidos por una cocina y una o dos habitaciones.

Diferente de la tradición de las construcciones europeas, donde el hombre del campo procuraba reunir y abrigar en una sola construcción los animales, sus instrumentos de trabajo, sus cosechas y todo lo de más de valor que poseía, eso no estuvo presente en el proceso de ocupación de esta región. La ocupación de esta zona se produjo a partir del inicio de la década de 1940 con la fundación de muchas ciudades, que dieron origen a 34 municipios, que hoy están divididos en dos micro-regiones, para la viabilidad de la comercialización de las tierras. Hasta esa fecha predominaba en la región una vegetación relativamente densa (área de transición entre el bosque tropical atlántico y el cerrado, con vegetación similar a las sabanas africanas) que, progresivamente fue siendo devastada para dar lugar a viviendas, campos de cultivos y pastos.

Este tipo de vivienda también fue común en las ciudades, y algunas siguieron siendo habitadas hasta principios de la década de 1990 en las de tamaño pequeño. La sustitución de este tipo de vivienda en ciudades como Dolcinópolis, Vitória Brasil, Pontalinda y otras, fue posibilitada por la construcción de conjuntos habitacionales por parte del poder público. Los recursos para esas construcciones han sido puestos a disposición mediante convenios entre los ayuntamientos, los gobiernos del Estado y Federal. El mecanismo general es el siguiente: los ayuntamientos hacen la donación de los terrenos para las construcciones, los recursos utilizados son del FGTS (Fundo de Garantia por Tempo de Seviço)[17], que son gestionados por la Caixa Econômica Federal y la gestión y construcción la hacen la COHAB (Compañía de Habitación de Sao Paulo).

En la área rural estas viviendas fueron paulatinamente sustituidas por otras construidas con materiales más adecuados. En algunas haciendas y sítios surgieron las viviendas construidas de madera, pero este tipo de edificación no fue muy común en la región noroeste, como lo fue en la región del Pontal del Paranapanema.

Los propietarios más ricos desde del inicio construían sus viviendas con materiales más sólidos, utilizando ladrillos, cemento, piedras y tejas. Los más pobres sólo lo hacían en la medida en que terminaban de pagar la tierra, pero cuando el sítio empezaba a dar beneficios, ellos construían sus nuevas viviendas e invertían en nuevas instalaciones productivas y equipamientos.

Las viviendas de los "sitios" de producción de café

Con el establecimiento del amplio mercado de tierra en la década de 1950 se completa el proceso de incorporación de la región Noroeste de São Paulo a la economía de mercado, es decir, toda el área fue incorporada por la frontera agrícola, convirtiéndose en área productora de mercancías agrícolas, alimentos y materias primas.

En la década de 1960 la producción de café ya era la principal actividad económica de la región porque empleaba una gran cantidad de trabajadores definía las relaciones sociales de producción y de trabajo. En esta década comienza a predominar en el paisaje rural los sitios de café que eran una réplica de las grandes haciendas, en cuánto a su organización interna.

Las viviendas de los sítios estan concentradas en un sector de la propiedad, así como los demás edificios, formando una pequeña aglomeración y posibilitando el control de todas las actividades por el propietario. También hay diferencias entre el tamaño y la calidad de las viviendas. Normalmente la vivienda del propietario es más grande y cómoda, mientras que las de los empleados son más pequeñas y de construcción más sencilla.

En la figura 4 puede observarse que la casa principal del sítio (1), donde vive el dueño, presenta una arquitectura diferente de las otras, de la misma manera que los materiales de construcción son distintos. Cerca de la vivienda principal están ubicados los edificios destinados al almacenamiento del café (2), de los cereales (3), de la maquinaria (4) y el patio para secar la producción (5). Situación común son las viviendas plurifamiliares para los empleados (6).

 
Figura 4. Sítio de café en el municipio de Santa Salete - Sao Paulo. La casa principal posee tres habitaciones amplias, salón, comedor, despensa, cocina, área de lavandería, dos baños y áreas cubiertas en la parte del frente y trasera que son utilizadas para ocio. En la casa para empleados hay apenas dos habitaciones, sala, cocina y un pequeño espacio en la parte de atrás para realización de algunas tareas como de lavar la ropa.
Foto: Autor desconocido.

En el inicio del proceso de incorporación de las tecnologías de la "revolución verde", que en Brasil fue denominado de modernización de la agricultura, la región era de colonización reciente, con una estructura agraria predominantemente de pequeñas propiedades y una población rural que tenía en la relación con la tierra un modo de vida. La propiedad de la tierra representaba la consolidación del sueño de generaciones anteriores que inmigraran a Brasil. La agricultura regional se caracterizaba por la producción de auto consumo de arroz, fríjol y maíz y algunos cultivos comerciales como el café y el algodón.

El sector agrocomercial estaba constituido por gran número de pequeños negocios con capitales reducidos en los segmentos de cereales y fibras, existiendo un gran número de empresas para descascarar y empacar el arroz y otras centradas en compra de maíz, cacahuetes y fríjol, mientras que en el segmento productor de café había empresas con mayores capitales y ligados a la exportación.

Hasta el final de la década de 1970 la región se mantuvo casi exclusivamente como área de agricultura tradicional. Aunque se habían incorporado nuevas tecnologías, eso no fue suficiente para provocar alteraciones significativas en el proceso productivo agrícola y en las relaciones de trabajo. El sector agrocomercial también permaneció hasta ese período sin grandes alteraciones.

A partir de la década de 1980 empiezan a ser observados algunos cambios, como la expansión de la producción de naranja, la implantación de una agroindustria productora de alcohol, en la micro-región de Fernandópolis, el desarrollo de la fruticultura irrigada en la micro-región de Jales. Esos nuevos elementos surgen en la región Noroeste al mismo tiempo que se observa una profunda crisis de la actividad productora de café, que lleva a la erradicación de la mayor parte de las plantaciones, así como a la reducción drástica del área de cultivos temporales y una consecuente expansión de las áreas de caña de azúcar en la micro-región de Fernandópolis y de pastos en toda la región Noroeste.

Actualmente en la micro-región de Jales predomina una agricultura diversificada, con un reciente desarrollo de la fruticultura irrigada. Esta actividad es practicada en pequeños establecimientos rurales, con base en el trabajo familiar. Otro aspecto que caracteriza esa micro-región es el predominio de la pequeña propiedad tanto en número como en área ocupada. Merece ser destacado que la producción animal corresponde apenas al 37,85 por ciento del valor de la producción agropecuaria. Además de este aspecto cabe resaltar que no se observa el avance del gran capital agrario, como tampoco la constitución de conglomerados cooperativos y agroindustriales -con excepción de frigoríficos de pequeño y medio tamaño- que son elementos comunes del llamado proceso de modernización de la agricultura.

La micro-región de Fernandópolis presenta un perfil agropecuario bien distinto. La cultura de la caña de azúcar es la actividad agropecuaria de más importancia, representando 29,77 por ciento de la producción agropecuaria, mientras que la producción animal representa el 27,17 por ciento. La penetración del gran capital agroindustrial se manifiesta con la presencia de grandes frigoríficos y la destilería de alcohol. También existe el predominio de medianas y grandes propiedades agropecuarias que se dedican al monocultivo de la caña de azúcar o a la actividad pecuaria extensiva, utilizando mano de obra asalariada permanente y temporal en mayor escala.

El proceso de modernización de la agricultura brasileña: el caso de São Paulo

El desarrollo de la agricultura ocurrido entre 1930 y 1960 estuvo marcado por un patrón de crecimiento agrícola, apoyado en la expansión horizontal con bajo nivel tecnológico y por la acción decisiva del Estado para la implantación de este proceso.

En este plano, Angela Kageyama (1987) considera, no obstante que la dinámica de la producción agrícola está orientada por factores internos, basados en el proceso de resignación productiva para el mercado nacional, pero las transformaciones tecnológicas siguen estado vinculadas al mercado externo, dependiendo de la incorporación de innovaciones técnicas junto a la capacidad del Estado para importar maquinarias y suministros. Dadas las nuevas exigencias del mercado nacional, se decidió empezar a producir internamente estos productos, por lo que los elementos necesarios para la producción dependían cada vez más de la abertura para el mercado externo.

Sin embargo, la estructura de producción agrícola no había sufrido modificaciones importantes en la post guerra, hasta el inicio de la década de 1960. Además de la reorganización del espacio productivo por la mayor especialización regional en determinados tipos de productos, también se producen cambios en la división social del trabajo a escala nacional, conjuntamente con el mejoramiento y ampliación de la infraestructura de transportes, con la expansión de la flota de camiones y con la creación de la industria automotriz, posibilitando un mayor intercambio entre las regiones, lo que permitió una penetración creciente del capital comercial y la canalización de los excedentes agrícolas para los centros urbanos[18].

De manera sucinta, se puede decir que el crecimiento de la producción agrícola brasileña hasta la mitad de la década de 1960 se ha apoyado en un modelo de agricultura extensiva que se caracterizó por el crecimiento del área plantada dentro de los latifundios mercantiles, por la expansión de la frontera agrícola y por el bajo nivel tecnológico, presentando apenas una pequeña elevación de los índices del uso de tractores y de abonos químicos basados en nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), cuyo uso fue estimulado y facilitado por el Gobierno a través del financiamiento para su incorporación a la agricultura y de la exención de tarifas de importación

El modelo de crecimiento agrícola, basado en la producción extensiva y en la expansión de la frontera agrícola, ya demostraba agotamiento al final de la década de 1950 e inicio del decenio de 1960, cuando el país sufrió crisis periódicas de abastecimiento interno de productos básicos como carne, fríjol y frutas, provocando un alza general de los precios de los productos alimenticios ocasionada por el aumento de los costos de comercialización y por el crecimiento de las redes urbanas[19].

En la mitad de la década de 1960 hay una reestructuración de las políticas agrícolas para intentar resolver la crisis de abastecimiento en el mercado interno. Esa crisis, sumada a la inflación,constituían peligrosos elementos que podrían agravar las tensiones sociales existentes; fue así como el abastecimiento de alimentos se transformó en un importante objetivo económico y político para el gobierno[20].

Otro elemento que contribuyó a las transformaciones ocurridas en la década de 1960 fueron las condiciones favorables del mercado internacional que, sumadas al crecimiento de la demanda del mercado interno, pasaron a exigir un crecimiento superior al que venía ocurriendo hasta entonces, a través de la incorporación de nuevas tierras en las áreas de frontera agrícola.

Ya en el inicio de la década de 1950, durante el segundo Gobierno Vargas, surge la preocupación con el aumento de la productividad agrícola y se apunta la importancia de desarrollar internamente una industria de fertilizantes y maquinaria agrícola. Esta iniciativa de producir internamente tractores y fertilizantes posibilitó la sustitución parcial de esos productos, aunque se mantuvo la dependencia con relación a las importaciones. Sin embargo se puede considerar que el inicio del proceso de modernización de la agricultura ocurrió en los años 1950 cuando la agricultura brasileña ya presentaba, de forma aún modesta,elevación en los índices de uso de tractores y consumo de fertilizantes químicos. No obstante, este avance aún no se logra de forma plena para generar internamente bienes de producción e insumos básicos para la agricultura, dificultando el desarrollo de vinculaciones entre los sectores envueltos en el proceso productivo. De la misma manera, a pesar del desplazamiento del centro dinámico de la economía del Complejo Cafetero hacia el sector industrial, las oligarquías rurales no perdieron su poder manteniendo su influencia económica y política, posibilitadas por las alianzas establecidas entre los sectores.

Esta situación dio lugar a cambios significativos que fueron introducidos en la estructura productiva del país;es así como el proceso de modernización implica la transformación de la producción agrícola en mercancía, incidiendo también en la substitución de elementos internos del complejo rural a través de compras fuera del sector (máquinas e insumos), abriendo espacio para la creación de industrias de bienes de capital e insumos[21], formando el Departamento de Producción de Bienes Intermedios (Departamento 1) para la agricultura, es decir, el sector industrial suministrador de instrumentos de producción[22].

Paralelamente al desarrollo del sector anterior de la agricultura, se desarrolló el sector industrial de procesamiento de alimentos y materias primas. Con las exigencias de ese sector como el tipo de producto, control sanitario, calidad, homogeneidad y regularidad en la entrega, se impone al productor un cierto nivel tecnológico, obligándolo a modernizar su actividad agrícola[23].

Mientras el proceso de modernización consistente en la incorporación de bienes de producción e insumos industriales por la agricultura, tiende a reflejarse el aumento del consumo bienes intermedios en la agricultura, es decir, la producción agropecuaria incluida en su proceso de producción nuevos insumos como semillas seleccionadas, insecticidas, herbicidas, fertilizantes, medicamentos de animales, embalajes y otros productos industrializados, haciendo el proceso productivo cada vez más complejo y aumentando la dependencia de la producción agropecuaria con relación a la industria.

El proceso de desarrollo del mercado interno brasileño para el sector agrícola culmina con su industrialización que, con el proceso de montaje del Departamento I y el trabajo asalariado rural, pasa a necesita emplear cada vez más capital fijo y capital variable en su actividad productiva, transformando así la dinámica de acumulación del capital en el campo y aumentando las relaciones entre los sectores, dando origen al complejo agroindustrial en la década de 1970 (Silva 1996).

A partir de entonces se observa en Brasil una tendencia a la especialización de la producción agropecuaria en las unidades más capitalizadas, que pasaron a producir para el mercado externo o materia prima (de soja, trigo, naranja y caña de azúcar) para las agroindustrias. También se produjo el desarrollo de una agricultura tradicional y descapitalizada en las pequeñas unidades que se dedicaban predominantemente a la producción de alimentos para el mercado interno. Así, el capital se va apropiando de grandes áreas y segmentos del campo en los que la renta de la tierra es alta. Donde la renta es baja, como en el sector de alimentos para el consumo interno, el capital no se apropia de la tierra pero extrae el excedente económico a través de mecanismos de control de la comercialización[24].

El complejo agroindustrial moderno no resultó ni fue consecuencia de las dificultades presentadas por las limitaciones del modelo de expansión de la producción agrícola en las formas tradicionales en la fase ascendente del proceso de modernización. Al contrario, se derivó de la expansión de la industria automotriz, química y farmacéutica. Como consecuencia de este proceso se puede observar la reducción del empleo en el campo y la proletarización del trabajador rural, que en el caso brasileño no redunda en la multiplicación de los asalariados permanentes en las unidades de producción agrícola o pecuaria, pero si en la transformación de la mayoría de los colonos, parceiros y moradores en trabajadores asalariados intermitentes o temporales[25].

Entre 1960 y 1996 hubo una reducción del 47 por ciento del número total de personas ocupadas en actividades agrícolas en el Estado de São Paulo, siendo los impactos negativos de la modernización más acentuados en algunas regiones como en la Noroeste, donde se puede observar una reducción de 61 por ciento en la micro-región de Jales y de 57 por ciento en la de Fernandópolis[26]. Esa disminución reducción general del número de personas ocupadas en la agricultura puede ser atribuida a las transformaciones de la base técnica de producción de la agricultura, con la substitución de métodos e instrumentos de trabajo, ahorrando mano de obra, y a la institución del Estatuto del Trabajador Rural en 1963, que extiende a los trabajadores rurales los mismos derechos de los trabajadores del sector urbano industrial (vacaciones remuneradas, decimotercero salario, descanso semanal remunerado, etc.). Vale reforzar que estas no son justificaciones válidas para el aumento del trabajo asalariado temporal. Con relación a los derechos extendidos a los trabajadores rurales, los propietarios de tierra optaron por la exclusión de trabajadores permanentes y de los contratos de parceria establecidos fuera de los parámetros legales, para evitar procesos en la justicia[27].

Vinculado a este aspecto está la reducción de la población rural por su concentración en las ciudades. Sin embargo, el desplazamiento de gran parte de la población rural para las ciudades no significa que todos hayan tenido acceso a condiciones adecuadas de vida como acceso a vivienda, saneamiento básico, sistema de salud pública, educación y a otros equipamientos colectivos. El intenso éxodo rural observado, entre 1960 y 1996, aumentó la demanda por viviendas y por infraestruturas básicas en las ciudades, además de aumentar el número de personas viviendo en condiciones precarias en las periferias de las ciudades, mientras que las casas que habitaban en el campo quedaban abandonadas o eran demolidas. Analizando los datos estadísticos de ese período se comprueba que hubo una reducción de casi 51 por ciento de la población rural en el Estado de Sao Paulo, disminuyendo de 4.824.720 en 1960 a 2.439.552 en el año 2000. Ese cuadro corrobora la idea de que el proyecto de modernización de la agricultura generó un proceso de valorización y concentración del capital, tanto en las manos de empresarios rurales como urbanos, ya que la gran disponibilidad de trabajadores liberados por la agricultura posibilitó la transferencia de las condiciones de trabajo rural para el sector industrial, desvalorizando los salarios y permitiendo la elevación de las ganancias de todos los segmentos productivos; además la agricultura queda convertida en un mercado cautivo para la industria.

Otra consecuencia fácilmente identificada es la desigualdad regional provocada por ese proceso. Dentro del estado de Sao Paulo se produce una diferenciación interna muy grande. En la región de Ribeirao Preto (norte del estado), por ejemplo, existe el predominio del cultivo de caña de azúcar y naranja que emplea mucha tecnología; en la región de Presidente Prudente (oeste del estado) destaca la ganadería poco modernizada; en la región de Assis (sur del estado) hay una agricultura más diversificada y moderna basada en la producción de caña de azúcar, soja, maíz, trigo y también ganadería;y en las regiones de Jales y Fernandópolis (noroeste del estado) se practica una agricultura diversificada, con producción de naranja, uva, mango y otras frutas, café, caña de azúcar y ganadería,con un grado medio de uso de tecnología y poca utilización de mano de obra asalariada, predominando la mano obrera de la familia, excepto en la producción de caña.

En general, en Brasil el proceso de modernización de la agricultura ocurrió de forma espacialmente concentrada, afectando principalmente el territorio de los Estados del Centro Sur (Rio Grande del Sul, Santa Catarina, Sao Paulo, Rio de Janeiro, Minas Gerais y Goiás) y algunas áreas restringidas, lo que ha provocado una concentración de producción en esta región. Otro aspecto que debe ser considerado es el nivel socio económico, es decir, los establecimientos rurales afectados por este proceso que varían entre el 10 y 20 por ciento del número total y que predominantemente son los de tamaño medio y grande, excluyendo gran parte de los pequeños productores rurales brasileños.

El estado de Sao Paulo en el contexto nacional aparece como uno de los estados de agricultura más modernizada. Analizando los dados estadísticos se puede verificar que frente a la producción nacional el estado contribuye el 58 por ciento de la caña de azúcar, el 79 por ciento de la naranja (que son de los cultivos que más requieren el empleo de tecnología y están vinculados al sector de procesamiento), así como el trigo y la soja. Además el estado es responsable por la producción de 20 por ciento de la uva, de 83 por ciento del limón, de 10 por ciento del maíz, de 13 por ciento del fríjol y 9 por ciento del café. La mano de obra ocupada en la agricultura en Sao Paulo representa 5 por ciento del total nacional y mientras la media nacional de población rural es de 19 por ciento en este estado sólo 6 por ciento de su población está en el campo. Otro dato que viene a demostrar la importancia de la actividad agrícola en el estado es la utilización de tierras para la agricultura, donde se puede verificar que 18 por ciento del área está ocupada con cultivos permanentes y 11 por ciento con temporarios, índice superior al de los otros 26 estado del país.

De esta manera se puede constatar que este proceso de modernización de la agricultura en el Estado de Sao Paulo ha sido muy intenso y ha afectado su configuración socio territorial, generando un acentuado proceso de éxodo rural. Pero hay que destacar que no es un proceso homogéneo, pues presenta variaciones de una región a otra y no afectó a todos los productores rurales ni tampoco a todos los cultivos. Por otro lado, se observa que en este estado están presente gran parte de las agroindustrias de procesamiento de alimentos destinados al consumo interno, de zumo de naranja concentrado para la exportación y de producción de alcohol combustible.

Uso y ocupación de las viviendas rurales en la actualidad

En los últimos 50 años la velocidad de los cambios es mayor y la transformación del paisaje, y consecuentemente del uso del suelo y de los edificios del campo es mucho más intensa, situación diferente de la descrita por Demageon (1963) en Europa. Sobre la vivienda rural él asegura que

"le vemos a veces evolucionar con la economía rural, pero mucho más lentamente que ella; evoluciona sobre todo con las condiciones generales de la civilización, a medida que se extiende la preocupación del bienestar material; se deforma para dar sus habitantes más aire, más luz, más comodidad; pero para una mirada advertida no ha cambiado; conserva su intima armazón y el plano tradicional que, lo ajusta a su función agrícola"[28].

Actualmente las viviendas rurales evolucionan con la economía y principalmente con las condiciones generales de la sociedad, pero no siempre conservan su plano tradicional y tampoco se ajustan a su función agrícola; muchas de esas viviendas, con la incorporación de tecnologías de la modernización de la agricultura, han presentado cambios, inclusive de función.

Con todos los cambios que hubo en la producción rural, en las relaciones sociales y de trabajo y el intenso éxodo rural, el uso y ocupación de las viviendas ha pasado por transformaciones significativas. Actualmente en el estado de Sao Paulo existe una cantidad importante de viviendas abandonadas en el campo. No es posible precisar su número y localización, pero se puede imaginar, pues sólo entre 1970 y 2000 la población absoluta del campo disminuyo en 43,18 por ciento, lo que representa una reducción de casi un millón de habitantes, pasando de 3.493.173 en 1970 a 2.439.552 enel año 2000. En el paisaje rural de la región Noroeste se observan muchas viviendas desocupas o en ruinas, principalmente las que eran utilizadas por empleados (figura 5).

 
Figura 5. Viviendas rurales desocupadas.
Foto: Maria Betane Gon Perez Nardoque, 2003.

Además del abandono han surgido actividades económicas que están cambiando el uso de las viviendas rurales. El desarrollo del eco-turismo y el turismo rural han estimulado la conversión de muchas haciendas antiguas en hoteles, hospederías y en menor proporción en Spas y centros de salud. Junto a esta situación relativamente nueva, ha aumentado el número de casas de campo destinadas a segunda residencia. En la región Noroeste muchas chacaras[29]han cambiado de función: ahora no son más áreas de producción agrícola pero si de ocio. También con la revalorización del verde y del contacto con la naturaleza muchas personas de las clases de mayores ingresos, ejecutivos de grandes empresas y profesionales liberales, están utilizando estas casas de campo como residencia principal; así viviendas rurales que tenían la función de alojar el campesino con su familia, sus animales, cosechas, máquinas y herramientas, se convierten en viviendas de una pequeña porción de población urbana y pierden la función agrícola original.

Entre las viviendas rurales que mantuvieron su función agrícola hay diferentes tipologías. En propiedades que incorporaron tecnológica al proceso productivo, es decir, donde ha existido la modernización de la agricultura, se han añadido nuevos edificios, instalaciones y equipamientos a la vivienda. Nuevos edificios para guardar la producción, que ahora es mayor, mientras que la casa ha ganado nuevos equipamientos y ampliaciones para mayor comodidad de sus habitantes. La nevera y la televisión están presentes en prácticamente todas las viviendas rurales con función agrícola en el Noroeste Paulista. En algunas también las lavadoras, el teléfono (fijo y móvil) y con cada vez más frecuencia los ordenadores[30]. Esas viviendas tienen las mismas características de las viviendas urbanas ocupadas por familias con ingresos similares y, a veces, hasta superiores (figura 6).

 
Figura 6. Viviendas de mejor cualidad.
Foto: Maria Betane Gon Perez Nardoque, 200
3.

Pero también hay viviendas que mantuvieron las mismas características anteriores. Ellas pertenecen a los agricultores que han sido excluidos del proceso de modernización y que no pudieron mantenerse con los mismos rendimientos anteriores porque su producción no puede competir con la modernización. Muchas de esas viviendas son ocupadas por una parte de la población rural envejecida, especialmente cuando los hijos migraron hacia los centro urbanos en busca de trabajo.

Para finalizar

Es cierto que el proceso de modernización de la agricultura que ha ocurrido desde los años de 1960 provocó cambios que han generado ajustes en la función de las viviendas rurales y en sus estructuras. También es cierto que los cambios abordados aquí no son las únicas transformaciones observadas en las viviendas rurales; hay otros que no fueron señalados y tal vez merecían serlo.

Nuevas investigaciones acerca de las viviendas rurales podrán contribuir, sin duda, a la comprensión de los niveles de incorporación de tecnologías, de integración a los mercados, de condiciones de vida de la población rural y podrían permitir analizar los niveles de desarrollo rural promovidos por los procesos de modernización, ya que no siempre la incorporación de nuevas tecnologías se convierte en desarrollo, principalmente cuando esto ocurre de forma excluyente y conservadora.
 

Notas

[1]Esta clase de propiedad es nombrada de quinta en España, de hameau en Francia, de quinta en Portugal, de rancho en México.

[2] Demangeon 1963.

[3] George 1980, p. 170

[4] Silva 1996, p.7.

[5] Sobre estos cambios Silva destaca que "(...) algunas actividades ya se separan del complejo cafetero, quebrando aquella rígida estructura autárquica del complejo rural: se crea un sector independiente de constructores de haciendas de café; se separan también algunos pequeños productores de alimentos y de pequeñas industrias rurales para abastecimiento de las ciudades y villas que se formaban, desarrollaban la producción de algodón con base en relaciones de producción conjuntas entre el propietario de la tierra e el productor y articulada con la industria textil, que ya nace como gran industria en la década de 1880; y se crían actividades manufactureras en las ciudades (taller de reparaciones, manufacturas de loza, sombrero y otros bienes de consumo perecíbles " (1996, p.11-12). (Traducción propia)

[6] Lugar donde quedaban encerrados los esclavos cuando no estaban trabajando.

[7] Prado Jr, 1970.

[8] Miranda y Czajkowski 1995.

[9] Demageon 1963, p. 158.

[10] Martins 1979, p. 132. (Traducción propia)

[11] Nombre dado al proceso de falsificación de títulos de propiedades de tierra en Brasil.

[12] "A partir de la década de veinte, pero principalmente a partir de la crisis de 1929, la tierra pasa a ser el centro de intensa especulación promovida por negociantes y grandes compañías de colonización particulares, nacionales y extranjeras. Tanto en las zonas vejas, donde la fragmentación intensiva de las antiguas haciendas de café, como en las zonas nuevas, el negocio con la compra y venta de tierras fue una das más espectaculares fuentes de lucro que ha conocido la sociedad brasileña" (Muramatsu, 1984, p. 28). (Traducción propia).

[13] Monbeig (1984)

[14] Sobre ese tema, puede verse Monbeig 1984, Muramatsu 1984, Nardoque 2002

[15] Demageon 1963, p. 109.

[16] Idem, p. 113.

[17] Es un Fondo que forma parte de la Seguridad Social, creado como garantía para los trabajadores. El dinero de este fondo es proveniente del descuento mensual de ocho por ciento del salario para al trabajador más el mismo valor pago al fondo por la empresa empleadora. El trabajador puede sacar este dinero en situaciones como jubilación, despido del trabajo por la empresa, en caso de enfermedades como SIDA o cáncer, para ser utilizado en el tratamiento y para la adquisición de una vivienda. En el caso de los conjuntos habitacionales el Estado utiliza el dinero de este fondo, pero los trabajadores que las adquieren no tienen que utilizar el dinero de su cuenta del FGTS, pues La Caixa Econômica Federal, institución financiera que gestiona el fondo, constituye una hipoteca que será pagada en 25 años.

[18] Sorj 1980.

[19] Sorj 1980.

[20] Pastore y Alves 1975.

[21] Silva 1996, p. 20.

[22] Sorj 1980.

[23] Delgado 1985.

[24] Sobre ese tema Oliveira (1981) destaca que "(...)la riqueza creada por los pequeños productores muchas veces va a terminar en manos de otras clases sociales, como los productos alimenticios que se entregan a precios bajos, porque han sido producidos a costos reducidos, posibilita la reducción de la reproducción de la mano de obra para el trabajo industrial urbano y permitiendo que los salarios sean rebajados. O que permite directamente el incremento de la tasa de lucro de los monopolios capitalistas de las ciudades" (1981, p. 11) (Traducción propia)

[25]Singer 1977.

[26] Datos obtenidos del Censos Agrícola de 1960 y Agropecuario de 1996, publicados por el IBGE (Instituto Brasileiro de Geografia y Estatística). Los dados de este órgano están agrupados por macro-regiones, Unidades de la Federación (Estado), meso regiones, micro-regiones y por municipios. Las dos micro-regiones citadas corresponden a 34 municipios del Estado de Sao Paulo

[27] "A iminência de custos reais para a manutenção de trabalhadores nas propriedades, marcada até então por contratos y acordos pessoais, espalhou uma fobia generalizada entre os proprietários, sejam grandes, médios ou pequenos, que tinham em suas terras trabalhadores sob estas condições", causando uma redução acentuada dos trabalhadores residentes no campo" (Paulino 1996, p. 141).

[28]Demageon 1963, p. 158.

[29] Propiedades rurales normalmente ubicadas cerca de las ciudades o a lo largo de una carretera, de dimensiones reducidas (aproximadamente hasta 6 hectáreas).

[30] Datos obtenidos a partir de la realización de dos trabajos de campo que incluyeron la realización de entrevistas y la aplicación de encuestas en los años 1999 y 2002.
 

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Ficha bibliográfica:
LOCATEL, C. D. El ambivalente proceso de modernización de la agricultura brasileña y la vivienda rural. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2003, vol. VII, núm. 146(055). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(055).htm> [ISSN: 1138-9788]

 
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