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Índice de Scripta Nova

Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VII, núm. 146(074), 1 de agosto de 2003

CARACOLES Y AVESTRUCES: ESTRATEGIAS ANTE EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA EN LA CIUDAD DE VIGO

Miguel Martínez López
Universidade de Vigo

Ana Lorenzo Vila
Cidadania
Rede de Aplicacións Sociais S. Coop. Galega

Caracoles y Avestruces: estrategias ante el problema de la vivienda en la ciudad de Vigo (Resumen)

A partir de análisis documentales, estadísticos, de casos significativos de urbanización y de entrevistas personales, se intenta explicar el modelo de expansión constructiva y residencial de la ciudad de Vigo, atendiendo, en primer lugar, a la evolución de los precios de la vivienda y a las tendencias de su distribución metropolitana. En segundo lugar, se examina la evolución de la construcción de “viviendas sociales” en Vigo en relación a la demanda social insatisfecha. En tercer lugar, se analizan las estrategias de movilidad residencial más destacadas en la última década (en función de las situaciones de clase socioeconómica, de la tipología de las viviendas, de su localización urbana y de las modalidades de tenencia). Se concluye, por último, que las estrategias tipo ‘avestruz’ desarrolladas por las autoridades y por el sector inmobiliario han consistido en correr hacia delante con acelerados ritmos de construcción especulativa y en esconder la cabeza ante las demandas de la población insolvente, atrapada en lentas estrategias tipo ‘caracol’ consistentes en cargar con la casa a cuestas y en optar por las escasas ofertas de viviendas sociales disponibles, por la autoconstrucción fuera del ordenamiento urbanístico o por un contradictorio desplazamiento contraurbanizador a municipios de la periferia metropolitana.

Palabras clave: vivienda, clases sociales, urbanismo, especulación urbana.

Snails and Ostrichs: strategies facing the housing question in the city of Vigo (Abstract)

We try to explain the residential and building model that was developed in the city of Vigo (North-West of Spain) along the last decade. That purpose is achieving, in the first place, giving attention to the great increase experienced by the prizes of new housing and by the appearance of a notorious metropolitan distribution of new residencies. Secondly, we examine the shortage suffered by the social housing promoted by the State in this city. In the third place, residential mobility is examined in order to define the strategies followed by different groups and social classes, according to variations of social areas, building typologies and regime of property. “Snail” strategies refer to the great problems and unwilled displacements suffered by insolvent population when a house is needed. “Ostrich” strategies refer to the evident urban speculation and insufficient urban policies to reduce the housing cleavages. Finally, we conclude showing the main contradictions inherent to this social processes.

Key Words: housing, social classes, urban planning, urban speculation.

Modelo de expansión constructiva y residencial de la ciudad de Vigo

Iniciamos nuestra aproximación al problema de la vivienda en la ciudad de Vigo presentando una síntesis de las principales magnitudes de las dinámicas socio-residenciales en cuanto a precios de viviendas, políticas públicas de vivienda y estructura urbana del mercado inmobiliario que se configura de forma concéntrica a partir del litoral y hacia el interior del término municipal y del área de influencia.

Se pretende, por tanto, determinar cuáles son los principales condicionamientos sociales y urbanos de la problemática de acceso a la vivienda que se fue acentuando en las últimas décadas en las ciudades que, como Vigo, son mayores de 100.000 habitantes (la población registrada en el término municipal vigués ronda los 300.000 habitantes, aunque supera el medio millón si le adicionamos la de los municipios próximos bajo su influencia metropolitana). A grandes rasgos, los ‘booms’ de precios inmobiliarios experimentados en los finales de las dos últimas décadas, el déficit de vivienda protegida públicamente y la jerarquización de los lugares de localización residencial constriñen severamente las dinámicas de satisfacción social de las necesidades de vivienda en esta ciudad.

Crecimiento constructivo y difusión concéntrica de la ocupación residencial

Vigo y su área metropolitana no son una excepción a las dinámicas generales de divergencia entre el mercado de la vivienda y el problema de la vivienda: la alta desocupación, la escasa oferta de alquiler, la demanda insatisfecha de vivienda social y el crecimiento de las segundas residencias son las principales anomalías que se observan a este respecto.

Sin embargo, Vigo ofrece una forma singular de ocupación del espacio: muy polarizada entre una alta densidad del núcleo metropolitano con edificaciones colectivas en altura y una extendida y dispersa ocupación residencial por todo el ámbito periurbano e incluso metropolitano, en el que la vivienda unifamiliar en sus distintas variantes va recualificando unos espacios cada vez menos rurales.

Las zonas litorales, las alturas montañosas con vistas a la Ría y los nuevos enclaves metropolitanos mejor situados en relación a las vías de comunicación motorizada, constituyen algunos de los espacios protagonistas de la continua expansión del mercado de la construcción en los últimos años. De forma más concreta, se observan las siguientes tendencias:

1) En términos porcentuales, las dos últimas décadas registran un crecimiento de las edificaciones muy superior al crecimiento de la población. El parque residencial creció, en el conjunto del área metropolitana, una media del 21% en cada década, a la vez que la población crece un 4% en la década de los ’80 y un 3% en los ’90.

2) Por otra parte, los municipios colindantes con Vigo, o más próximos y mejor comunicados con esta ciudad (Nigrán, Baiona, Cangas, Moaña, Porriño, Salceda, Soutomaior, Pazos, Fornelos, Salvaterra) están incrementando el número de viviendas a mayor velocidad que el municipio de Vigo, atendiendo a las variaciones interanuales en términos porcentuales.

Según datos del Colegio de Arquitectos de Galicia, el ritmo de crecimiento constructivo de obra nueva en Vigo sufre una desaceleración (es de un 14,9% entre 1990-95 y un 11,3% entre 1995-2000), frente al notable incremento en otros municipios.

3) Las viviendas que se ponen en el mercado en Vigo son casi en su totalidad de carácter colectivo y en altura, marcando una incesante tendencia que se va extendiendo a las llamadas parroquias rurales o periurbanas de este municipio. Por el contrario, la ‘especialización’ de los demás municipios metropolitanos es la construcción de viviendas unifamiliares.

Mercado inmobiliario expansivo

El vertiginoso aumento de los precios del suelo en todo el término municipal de Vigo y las carencias dotacionales e infraestructurales de muchas “parroquias” periurbanas son determinantes para la expulsión centrífuga de opciones residenciales hacia los municipios metropolitanos. Exponemos, a continuación, algunas pruebas de este principal punto crítico (ver cuadro 1).

A partir del análisis de las tasaciones (AA.VV., 1998), el precio de la vivienda en Vigo pasó de una media de 46.553 ptas./m2 en 1987 a otra de 95.154 ptas./m2 en 1992, lo que supone un incremento del 104%. A este periodo destacado por lo alcista, sucede otro, entre 1993 y 1997 en que el precio sube un 21% (pasando de 95.146 ptas./m2 a 115.500 ptas./m2). Los incrementos son semejantes a los experimentados en otras ciudades del mismo tamaño de todo el Estado, superando Vigo ligeramente la media estatal y ampliamente la media de toda Galicia (AA.VV., 1998).

Cuadro 1. Precio medio del m2 de las viviendas (ptas.)
 

1987

1992

1987-1992

1993

1997

1993-1997

Vigo

46.553

95.154

104,40 %

95.146

115.500

21,39 %

Galicia

54.772

89.675

63,72 %

89.382

95.118

6,42 %

España

52.789

106.102

100,99 %

105.670

113.940

7,82 %

Fuente: Atlas estadístico de la vivienda en España, 1998, Ministerio de Fomento.

Otro informe, publicado en la prensa en enero de 2002 (La Voz de Galicia, 29/1/2002) parece indicar que entre noviembre de 2000 y enero de 2002 los precios de la vivienda en Vigo subieron en un 19% (cuatro puntos por encima de la media española, según el mismo informe). Esto indicaría que nos encontramos en un nuevo periodo notoriamente alcista.

Este ritmo de crecimiento del precio de la vivienda se traduce en una mayor dificultad de acceso a la vivienda para las unidades domésticas que la necesitan, en la medida en que las rentas medias distan mucho de crecer a ese ritmo. Por su parte garantiza a los inversores seguir teniendo en el negocio de la vivienda una alta rentabilidad. De esta forma, el mercado hace compatible la desocupación y la carencia de vivienda.

Evolución de la construcción de “viviendas sociales”

La intervención pública orientada a facilitar el acceso a la vivienda a aquellos colectivos con menores rentas, ha sido, en las últimas décadas, muy deficitaria en Vigo, como así lo pone de manifiesto el número de integrantes de listas de espera en las adjudicaciones de vivienda social más recientes.

Por una parte, han sido estudiados los expedientes de vivienda social que datan de los años 40 (Besada, 1998). Se corresponden a esta época las 80 viviendas económicas en Coia (1946), las ya inexistentes 117 viviendas protegidas de Bouzas (1946), las 80 viviendas económicas de San Roque (1947) y las 90 viviendas del poblado de pescadores de Picacho, ya datadas en 1950.

Desde 1954 hasta el 2002 se construyen 47 grupos de edificaciones, con un total de 4.657 viviendas, de las cuales 1.622 corresponden al periodo 81-98.

Cuadro 2. Viviendas sociales en Vigo
 

VIGO-CASCO URBANO

VIGO-PERIURBANO

TOTAL

1946-1960

949

Coia, San Roque, Picacho, Travesas, Bouzas, Balaídos, Pza. Industria, Teis

388

Cabral, Coruxo, Matamá, Freixeiro, Lavadores

1.337

1961-1980

1.906

Coia, Peniche

42

Castrelos

1.948

1981-2000

1.025

Coia, Balaídos, Camelias, Teis, Peniche, Calvario

597

Lavadores

1.622

1946-2000

3.880

1.027

4.907

Fuente: Elaboración  propia a partir de Besada (1998) y González (2002).

Puede observarse en el cuadro 2 que no son los barrios más centrales de la ciudad, sino los barrios urbanos periféricos y las parroquias rurales más próximas a ellos los que albergan las viviendas sociales actualmente existentes. Destaca el hecho de que en Coia-Balaídos se edificaron 2.349 viviendas, que representan el 48% del total registrado.

Las viviendas sociales en Vigo representan sólo el 5% de las en torno a 33.000 viviendas edificadas en las décadas de los ’80 y ’90 (estimación realizada a partir de datos del INE y del Colegio de Arquitectos de Galicia). También es significativa la escasez de viviendas de este tipo puestas a disposición en los ’90: 549 viviendas entregadas en 1994 y otras 75 entregadas en 1998, que dejaron un total de 2.303 solicitudes excluidas de la concesión (según estadísticas municipales). Estos dos millares constituyen, pues, un nuevo indicador estimativo de las necesidades de vivienda de los colectivos sociales con menos recursos económicos.

La insuficiencia de la actuación de promoción pública está acompañada de un escaso interés privado en las fórmulas de ‘protección oficial’. En la publicación de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la provincia de Pontevedra se recogen las siguientes declaraciones: por la negativa experiencia de 2001 ya sabemos que el nivel de precios existente en el pasado ejercicio [precios tasados para viviendas protegidas] no permitía a los promotores afrontar la promoción de nuevas viviendas protegidas en amplias zonas de España (Aproín, nº 17, 2002). Por lo tanto, sea por la falta de iniciativa pública o por la falta de interés privado, la vivienda social (o protegida-subvencionada, en general) para las familias con menos recursos sigue siendo una deuda pendiente en la ciudad.

La vivienda ideal y la estructura urbana

La investigación cualitativa que realizamos en la ciudad también ofreció un panorama común a muchas ciudades con mar y, en este caso, además con un pronunciado desnivel montañoso muy próximo al borde marítimo. Se trata de la configuración de un mercado inmobiliario y, consiguientemente, de pautas de ocupación residencial según distintos grupos sociales, estrechamente ligadas a las diferencias de precios que se establecen concéntricamente desde el centro urbano y la costa hacia el interior.

No sólo el mar, las vistas a la Ría y las zonas más rurales y tranquilas son el principal objeto de deseo para la  población que busca dónde localizar su vivienda principal, sino que las características urbanísticas de cada zona (dotaciones, infraestructuras, transporte y espacios públicos, etc.) y las sociales (relaciones vecinales, organizaciones y asociaciones, vínculos familiares, etc.) parecen estar en un segundo plano de los discursos de la población del área metropolitana.

“A mí no me mola vivir en un piso. Los pisos están bien para ir de visita. Nosotros, en realidad, lo que queríamos es lo mismo que quiere todo el mundo en Vigo: una casita con tierra y tal.” (Músico, residente en Mantelas-Salgueira)

“Aquí en línea de playa, ¿vas a irte? no vale la  pena. (...) Pisos fuera: mucho ruido, menos intimidad. El del centro nada.” (Propietario de taller, residente en casa de madera en Coruxo)

“[Faltaría en la vivienda] que estuviese mejor rematada. Y a poder ser en zona de playa. Pero, claro, sería más caro. Por eso estamos aquí. Mi lugar de ocio suele ser en el centro, la  Plaza Elíptica que tiene los cines, bares...” (Delineante, residente en vivienda unifamiliar en Candeán)

“Me iría para una casa en el rural, a una zona más tranquila sin tanto tráfico y que no estuviese lejos del trabajo, como Beade o Castrelos, pero por arriba, que es más tranquilo.” (Operario de Citroën, residente en un piso en la avenida de la Florida)

“Viví tres años en Samil. Entonces, al cambiarme y no ser playa y ser ciudad, pues un sitio que no tenga que coger el coche para todo. Y esta zona me gustaba.” (Veterinaria, residente en un piso en Lepanto)

Aunque las decisiones efectivamente tomadas por la mayor parte de nuevos residentes deben hacernos dudar de la jerarquía presente en esas expectativas y opiniones (no sólo crecen significativamente los municipios metropolitanos costeros, sino también muchos del interior, al igual que acontece con las parroquias periurbanas de Vigo), no se puede olvidar qué “imágenes” son realmente usadas por los agentes inmobiliarios y polarizan los espacios ocupados con nueva vivienda con una marcada jerarquía de precios según la  presencia o ausencia de los atributos deseados. Así aparece reflejado en los diarios y en la prensa especializada en el mercado inmobiliario de la ciudad.

Por una parte, es necesario distinguir la línea litoral del oeste (de Bouzas a Saiáns y continuando por los municipios de Nigrán y Baiona) que fue adquiriendo progresivamente el mayor valor de mercado, con una continuada recepción de residentes de clases medias y altas en viviendas unifamiliares aisladas o adosadas. Aunque se generaron algunos enclaves residenciales, como los de Cabo Estai o Saiáns especialmente segregados por su exclusividad residencial (sin ningún otro espacio público disponible salvo la costa, muchas veces privatizada abusivamente en sus usos o accesos), la  población  originaria de esas zonas obtuvo un nuevo estímulo para substituir los campos de cultivo por la altamente rentable venta de terrenos.

Por otra parte, la ocupación industrial del puerto entre Bouzas y Teis establece una zona de “excepción” a la revalorización del suelo próximo a la costa que afecta, sobre todo, a la parte oriental del municipio (la gestión es responsabilidad estatal, de la Junta de Obras del Puerto, y promueve tanto industrias relacionadas con el mar, como otras de almacenaje o comercialización que únicamente amurallan el acceso al mar). Desde Guixar a Chapela queda, por tanto, menor espacio contínuo y urbanizado para la edificación unifamiliar, unido al hecho de que en estos barrios se combinan industrias pesadas, pequeñas playas y barreras físicas (como las vías del ferrocarril y el fuerte impacto de las carreteras), con una población  tradicional de rentas bajas y procedente de algunos de los flujos inmigratorios más importantes en la historia de la ciudad. Algún enclave como el de A Guía, sería la excepción a esta caracterización.

En todo caso, la  edificación en altura en todo el centro urbano presiona a estos bordes marítimos (tanto en Teis como entre Bouzas, Alcabre y Samil) y a todo el borde portuario (Vía Norte, Areal, Casco Vello, Torrecedeira y Coia) por acercarse al mar o por obtener las mejores vistas.

Así mismo, son las promociones inmobiliarias en polígonos urbanos completamente recualificados (Florida o Navia, por ejemplo) o emplazamientos específicos para viviendas sociales (Rivera Atienza) o de clases medio-altas (Colina de Castrelos, Doblada-Gregorio Espino, una parte de San Roque, etc.) las que van marcando la expansión de la edificación colectiva en altura hacia el interior peirurbano del municipio. Son, pues, un claro exponente de la escasez de suelo y de la imposibilidad de continuar con el modelo de edificación extensiva (unifamiliar).

En este sentido, los núcleos de muchas parroquias periurbanas (Matamá, Castrelos, Sárdoma, Beade, etc.) están en vías de desarrollar planeamientos secundarios que consolidarán, probablemente, su continuidad con ese modelo de edificación (aunque con menores alturas y más espacios públicos y naturales a su alrededor) en oposición a los modelos más críticos de alta densidad y desorganización urbana (propio de barrios obreros como Lavadores) o de excepcionalidad ecológica con viviendas unifamiliares y huertas (como los resistentes “resíduos” rurales casi en el centro urbano de Mantelas-Salgueira, Espedrigada en Coia, etc.).

Resulta significativo que el planeamiento general vigente (PXOU de 1993, se encuentra en tramitación –ya con aprobación provisional- uno nuevo) haya dejado fuera de ordenación a una gran parte de la edificación preexistente y, por su parte, las numerosas figuras de planeamiento secundario que quedaron sin desarrollar o bien paralizaron la fuerte tendencia al crecimiento de viviendas unifamiliares aisladas, o bien desencadenaron una intensa corriente de infracciones urbanísticas especialmente manifiestas con la autoconstrucción en esa tipología. Las entrevistas mantenidas con las asociaciones vecinales en los últimos meses también pusieron de relieve que esa presión que hacia cubrir con vivienda unifamiliar la mayor parte del territorio periurbano sin edificar sigue existiendo y, desde luego, formula numerosos problemas de ordenación urbana, accesibilidad a servicios básicos, existencia de equipamientos públicos, mala comunicación entre distintas partes del término municipal y cuestionable sostenibilidad ecológica. También en las entrevistas que tuvimos con personas de distintos grupos sociales surgía ese modelo ideal de vivienda, síntoma de una arraigada demanda social que busca centralidad urbana y acceso al mar, de forma simultánea.

“La vivienda aquí casi toda es unifamiliar y propietario el que vive en ella. Aquí lo que hay es el problema de que temos mucho terreno que no se puede edificar. Necesitamos que se pongan como 3B muchos sitios para que la gente pueda hacer casas. (...) la  gente quiere su casita en el extrarradio y si encuentran un terrenito, pues se vienen para acá.” (Entrevista con la A.VV. de Matamá).

“-Te contaré: dentro de diez años esto está cuadruplicado, por lo menos.

-No permiten edificar, pero tú deja que abran la mano: toda la  gente de la Universidad, a  bofetadas. Somos conscientes. Precisamente por eso hay que establecer unos controles claros que permitan un desarrollo de la parroquia minimamente coherente.” (Entrevista con A.VV. de Zamáns).

De igual manera, numerosos barrios del centro de la ciudad aparecen con visibles discontinuidades (en tipologías y morfología, generando segregación o bruscos contactos), con numerosas carencias urbanas de espacios públicos o infraestructuras, y con necesidades de rehabilitación y recualificación específicas (Calvario, Salgueira, Ribadavia, Teis, Bouzas, Casco Vello, Coia, etc.). Las operaciones del mercado inmobiliario local no se caracterizan tampoco, en la mayor parte de los casos, por asumir riesgos en esas áreas urbanas críticas hasta que las actuaciones públicas o los acuerdos entre los propietarios del suelo clarifican las expectativas de rentabilizar las inversiones.

Estrategias de movilidad residencial en la última década

En este epígrafe hacemos una aproximación cualitativa a las dinámicas socio-residenciales que influyen en la demanda de alojamientos. Nuestro objetivo era estudiar las prácticas y los discursos de distintos grupos sociales que hayan cambiado de vivienda en la última década.

Se realizaron 25 entrevistas personales a miembros de distintos grupos sociales según sus condiciones laborales y económicas, la composición familiar (hogares unifamiliares, con descendencia, etc.), el tipo de vivienda de destino, el régimen de tenencia, el año de mudanza y la zona urbana o metropolitana en la que vive actualmente. Es necesario advertir, para quien desconozca el sentido de una perspectiva sociológica estructural, que las motivaciones, argumentos y comportamientos ilustrados en esas entrevistas fueron producidos “individualmente” (o, mejor dicho, en interacción con los sociólogos entrevistadores), pero que analizamos esa información como “representativa” de los grupos sociales a los que pertenecen las personas que colaboraron con el estudio.

Expondremos primero los rasgos generales de las dinámicas residenciales observadas en los sujetos entrevistados: causas más frecuentes de cambio, orígenes y destinos, preferencias por tipologías de viviendas y por zonas de localización, etc. A continuación analizaremos las principales diferencias según la clase socioeconómica y el tipo de vivienda ocupada en la actualidad, dedicándole un apartado especial a los casos en los que se optó por el régimen de alquiler.

Tendencias en los flujos de movilidad residencial

Dos precauciones previas debemos tener en cuenta para la interpretación de este punto: 1) no se pueden generalizar a toda la población de Vigo los resultados conjuntos del análisis de estas entrevistas (es decir, los porcentajes, frecuencias, etc. de nuestra muestra son sólo indicativos para el grupo social al que se le atribuyen), valen, en todo caso, como tendencias y síntomas de representaciones colectivas sobre la vivienda deseada y obtenida, con una probablemente alta influencia en toda la población local; 2) aunque la selección de las personas entrevistadas se hizo en función de los grupos sociales que podían representar, en casi todos los casos se procuró elegir a individuos o familias que fuesen representativos del importante flujo de movilidad observado en la última década, desde el centro urbano hacia las parroquias periurbanas o hacia municipios metropolitanos (ver cuadro 3).

Cuadro 3. Flujos de los cambios de residencia

Nº ENTREVISTA

ZONA DE LA VIVIENDA ANTERIOR

VIVIENDA ACTUAL

ZONA

RÉGIMEN TENENCIA

TIPO

CLASE SOCIAL

1

Lavadores y Mantelas

Mantelas-Salgueira

Alquiler

Bifamiliar

Media

2

Coia y Casco Vello

Vigo Centro

Alquiler

Piso

Baja

3

Travesía de Vigo (Centro)

Travesía de Vigo (Centro)

Alquiler

Piso

Baja

4

Coia

Florida

Alquiler

Piso

Baja

5

Coia

BAIONA

Alquiler

Piso

Media

6

Pza. España (Centro)

Pza. España (Centro)

Alquiler

Piso

Media

7

Condesa Bárcena (Centro)

Panxón (NIGRÁN)

Propiedad

Adosado

Alta

8

Coia (Centro)

Sárdoma

Alquiler

Bifamiliar

Media-Baja

9

Travesía de Vigo (Centro)

Avda. Portanet (Balaídos)

Propiedad

Piso

Media-Baja

10

Vigo Centro

Sabarís (Baiona)

Propiedad

Adosado

Media-Alta

11

San Roque (Centro)

Chapela (REDONDELA)

Propiedad

Unifamiliar

Media

12

Celso E. Ferreiro (Centro)

Coruxo

Propiedad

Unifamiliar

Media

13

Praza de América (Centro)

Donas (Gondomar)

Propiedad

Unifamiliar

Media

14

Casco Vello (Centro)

Parque da Bouza (Coia)

Propiedad

Piso

Media

15

Avda. Castelao-Coia (Centro)

Candeán

Propiedad

Unifamiliar

Media

16

Torrecedeira (Centro)

Coruxo

Propiedad

Unifamiliar

Media

17

Teis

Candeán

Propiedad

Unifamiliar

Media

18

Avda. Madrid (Lavadores)

Teis

Propiedad

Unifamiliar

Media

19

Bembrive

Avda. Balaídos

Propiedad

Piso

Media

20

O Calvario

Coia

Propiedad

Piso

Media

21

Manuel de Castro (Florida)

Lepanto (Centro)

Propiedad

Piso

Media-Alta

22

Sanjurjo Badía (Teis)

Tomiño

Propiedad

Unifamiliar

Media

23

Beade

Baiona

Propiedad

Unifamiliar

Media-Baja

24

A Miñoca (Florida-Coia)

Espedrigada (Balaídos)

Propiedad

Piso

Media

25

Venezuela (Centro)

Prado (Nigrán)

Propiedad

Unifamiliar

Alta

Fuente: Elaboración propia.

Las principales causas por las que cambiaron de vivienda estas personas son: 1) la emancipación de la familia de origen y la constitución de un nuevo hogar (por lo general, con una pareja); 2) el aumento del número de miembros de la unidad familiar (nuevos nacimientos), con la consiguiente necesidad de mayor espacio en la vivienda principal; 3) el acceso a la “propiedad” a partir de condiciones anteriores de alquiler; 4) la mejora de la “calidad de vida” y el “deseo de progresar” (pasar de un piso a una casa unifamiliar y una zona más “tranquila”, mudarse a una zona próxima a la costa o a la playa y acercar la residencia al centro de trabajo).

A la hora de orientar el sentido del cambio residencial a realizar entran en juego varios factores: precio de la vivienda (con una jerarquía clara entre pisos –más baratos- y viviendas unifamiliares-adosadas –más caras-), tipo de vivienda y zona donde se sitúa. A pesar de las preferencias generales expresadas antes, puede observarse una pauta profunda de reproducción social mediante la cual es evidente la tendencia a trasladarse a zonas próximas a la zona de origen (para conservar vínculos familiares o de amistad) o a zonas equivalentes en cuanto a status socioeconómico de las dos zonas (de la calle Venezuela a Nigrán, de Teis a Candeán, etc.).

Cuando el cambio tiene como conclusión la adquisición en propiedad de una vivienda unifamiliar, se le concede menos importancia a la zona que la rodea porque se identifica la mejora de la “calidad de vida” con la propia casa: El objetivo que teníamos era tener una casa, fuese en Candeán, en Chapela o donde fuese (E17). Una vez conseguida la casa pretendida es cuando se dan cuenta de la importancia de las necesidades espaciales, infraestructurales y de equipamientos de la zona en la que se reside: insuficiencias del transporte público, especialmente en la comunicación con el centro urbano de Vigo; elevadas distancias a centros de salud u hospitalarios; dependencia de la ciudad para actividades de ocio y culturales; sobrepoblación turista en períodos vacacionales, etc.

La valoración relevante de la zona en el proceso de tomar la decisión de cambio se manifiesta más claramente en los que residen en pisos o en el centro de la ciudad: La relación calidad-precio del piso, pero la zona influye mucho.” (E14) “Si llego a elegir la zona seguiría en Vigo, pero prefiero una vivienda unifamiliar que un piso.” (E22)

Además a título indicativo, podemos entender la clasificación de preferencias que se enunciaron poniéndolas en relación con las distintas parroquias y municipios metropolitanos (cuadro 4).

Cuadro 4. Valoración de las parroquias de Vigo y de los municipios
metropolitanos como lugar preferido de residencia

parroquias de Vigo

municipios metropolitanos

 
Puntuación Media*                                     Puntuación Media*

CORUXO

6,9

BAIONA

6,2

ALCABRE

6,8

NIGRÁN

6,1

OIA

6,8

GONDOMAR

5,3

SAIÁNS

6,6

CANGAS del MORRAZO

5,3

NAVIA

6,1

MOAÑA

5,0

BEMBRIVE

5,9

REDONDELA

4,1

BEADE

5,8

SALVATERRA DE MIÑO

3,8

CASTRELOS

5,4

SOUTOMAYOR

3,7

VALADARES

5,3

PONTEAREAS

3,6

MATAMÁ

5,2

MOS

3,4

COMESAÑA

5,0

SALCEDA DE CASELAS

3,2

CANDEÁN

4,9

O PORRIÑO

2,9

ZAMÁNS

4,9

VILABOA

2,9

SÁRDOMA

4,5

PAZOS DE BORBÉN

2,8

CABRAL

4,5

FORNELOS DE MONTES

2,7

CENTRO DE VIGO

4,2

BAIONA

6,2

TEIS

4,1

   

SAMPAIO

3,9

* Valoraciones de 0 a 10. Fuente: Elaboración propia.

Tanto en las parroquias como en los municipios, sobresalen las zonas del litoral oeste de Vigo que son, precisamente, las que acumulan porcentajes más elevados de unidades familiares con ingresos más altos en la ciudad y, como la mayoría de parroquias, con elevado número de viviendas unifamiliares, aunque en este caso predominan las viviendas de reciente construcción, de mayor tamaño y precio.

Los municipios del Morrazo (Cangas y Moaña) también obtienen buenas valoraciones por su condición litoral y turística, pero las mayores dificultades de comunicación con Vigo siguen pesando en la materialización efectiva de los cambios de residencia.

Por su parte, el segundo grupo de parroquias preferidas son todas interiores, destacando tres de las más cohesionadas socialmente (Beade, Bembrive y Valadares) y dos especialmente deseadas por su proximidad al centro de la ciudad (Castrelos y Matamá).

Redondela y Soutomaior, por el este, constituirían la alternativa de municipios con mar más económica en comparación con el anterior grupo. Por su parte, la apertura de la autovía hacia Ourense y Portugal redujo notablemente el tiempo de comunicación motorizada-privada con Vigo para muchos municipios, entre los que destacan Ponteareas, Salceda, Salvaterra, Tui y Tomiño. Situación semejante, comparativamente, a la que tienen parroquias más interiores y con peores comunicaciones: Zamáns y Candeán, situadas a mayor altura orográfica y con mayor dificultad de acceso a la costa.

Tanto las parroquias de Sárdoma, Teis, Sampaio y Lavadores como los municipios de Porriño y Mos obtendrían las valoraciones más negativas, asociadas en muchas ocasiones a las fábricas e instalaciones industriales que contienen, a las vías de tráfico pesado que las atraviesan (autovías, ferrocarril, etc.), a las difíciles comunicaciones con el centro urbano y a su desorden urbanístico.

El núcleo de la ciudad recibe bajas puntuaciones debido al perfil de las personas entrevistadas, seleccionadas preferentemente entre quienes abandonaron esa zona de la ciudad después de residir en ella.

En todo caso, la jerarquización establecida, sobre todo entre municipios, es inversamente proporcional a los precios que por los terrenos y las viviendas se suelen solicitar, lo cual siempre constituye un fenómeno que estimula movilidades imprevistas en las tendencias y preferencias mayoritarias.

El alquiler: centralidad urbana y transitoriedad residencial

Alquilar casa suele ser sinónimo de “estar tirando el dinero”, desde el punto de vista de que lo gastado en la actualidad no podrá recuperarse en el futuro (como sí se suele conseguir, incluso de forma incrementada, cuando se adquiere la vivienda en propiedad). Además, no es posible realizar las modificaciones físicas del inmueble que se necesitan y la mejora de sus instalaciones y servicios. No proporciona seguridad porque los precios pueden modificarse anualmente o la propiedad puede precisar la casa para su uso y obligar a una mudanza no deseada. Tampoco existe una amplia oferta entre la que elegir y la disponible está concentrada en el centro de la ciudad y, por lo general, en edificios de vivienda colectiva. Ni siquiera las políticas públicas de vivienda incidieron de manera significativa potenciando este régimen de acceso a la vivienda en las últimas décadas.

Sin embargo, el alquiler siempre supone una cantidad económica con menor repercusión en los ingresos personales o familiares en comparación con la compra mediante préstamos hipotecarios. El alquiler, por último, es la solución óptima para las etapas vitales inmediatas a la emancipación familiar (hasta que se decide un emplazamiento definitivo o se definen los proyectos vitales) y para la tercera edad (debido a los bajos ingresos derivados de las pensiones y a las menores dificultades de gestión y mantenimiento del alojamento propio), para la residencia de carácter temporal (por estudios, trabajo, migraciones, vacaciones, etc.) y para modos de convivencia no tradicionales (viviendas compartidas por compañeros de estudios o de trabajo, por varias parejas, etc.).

En el caso de Vigo, no percibimos un mercado de alquiler con precios excesivamente elevados, a pesar de que las personas entrevistadas sí manifestan que la oferta es muy escasa y limitada a los barrios centrales de la ciudad. Además, muchas de las viviendas alquiladas carecen de calefacción, tienen filtraciones de humedad, carecen de un mobiliario adecuado y de garage. En muy pocas ocasiones se pueden encontrar viviendas de alquiler con grandes dimensiones (superiores a los 100 m2).

La limitación de los recursos propios que se pueden dedicar a la vivienda y la localización próxima al centro de trabajo (lo cual ahorra también costes de transporte) son las dos variables más influyentes a la hora de optar por esta modalidad y por seleccionar una vivienda en alquiler concreta. Esto es especialmente manifiesto en función de la clase social de las personas entrevistadas. No obstante, casi todas las personas entrevistadas que vivían en este régimen de tenencia manifestaron la intención de mudarse a una vienda en propiedad, a menudo prefiriendo una de tipo unifamiliar y localizada fuera del centro urbano.

“Era un precio económico para nosotros (35.000 ptas. más luz y agua) que podemos asumir y aún por encima estaba cerca del centro. A nosotros nos va muy bien por el trabajo, sobre todo para los compañeros que trabajan en el centro y el piso está en mejores condiciones que el otro. (...) Normalmente las casas y los chalets están fuera. Y también suelen ser más caras. Aunque sí, algún día me gustaría. Pero a día de hoy tal y como tengo estructurada mi vida... un piso, para estar cerca de la ciudad. (...) Preferiría tener una casa con campo al lado para poder salir. (...) no cambiaría de zona. Cambiaría de calle, pero de zona, no. Para nada. Porque me sentiría muy aislado. Vivir en el centro de Vigo tiene sus comodidades y sus incomodidades. A día de hoy pesan más las comodidades del centro. (...) A mí me gustaría siempre ir a una zona rural, pero que sea una aldea que tampoco me quede... no quiero estar aislado. Una zona de playa: Samil, Alcabre, Canido, A Guía.” (E2)

Este es el discurso de un joven que trabaja temporalmente como peón de la construcción y vive en un piso compartido, próximo a María Berdiales. La anterior vivienda estaba situada en el Casco Vello y cambiaron por las humedades y el deteriorado estado constructivo (“ni los dueños de la vivienda ni la inmobiliaria tuvieron preocupación por solventarlos”).

En el otro caso de clase baja, un operario de Citroën, el cambio se realizó casi en el mismo barrio de origen (de Coia a la Florida). Reside él solo con cierta instasifacción en un pequeño “estudio” de 40 m2 y también accedió a él como primera residencia nada más independizarse de su familia de origen.

“Allí se encuentra mi familia, amigos, conocidos. Soy del barrio del Cristo de la Victoria. Es el barrio donde me crié. Me siento identificado con él. (...) Lo peor es la delincuencia asociada con problemas de drogas. (...) Esta zona está cerca del trabajo, voy andando y no gasto en gasolina, y si quiero ir a casa de mi madre o de mi tío... pues tengo la familia cerca. (...) Es para uno solo y un apartamento era muy caro y un piso, más para la mensualidad. Además, en un futuro quiero cambiarme. En un estudio te acabas agobiando mucho, porque es salón, cocina y dormitorio junto y un baño. Lo mejor para mí es un apartamento, pero el alquiler es alto y con mi sueldo se quedaría en nada. (...) Me iría para una casa en el rural, a una zona más tranquila, sin tanto tráfico y que no estuviese lejos del trabajo: Beade o Castrelos, pero por arriba, que es más tranquilo.” (E4)

Un matrimonio con una hija pequeña también experimentó el cambio de residencia en alquiler dentro de la misma zona de referencia y origen (Travesía de Vigo), y con semejante insatisfacción (relativa) con respecto a la zona que el anterior entrevistado debido, ahora, a la mayor estimación que tiene de las zonas verdes (escasas en este barrio o desagradables). La causa del cambio fue el matrimonio. A pesar de estar acostumbrado a la vida en el centro urbano y con bastante proximidad al centro de trabajo, manifesta estar dispuesto a mudarse a un municipio de la provincia muy distante para así evitar los mayores problemas del centro (tráfico, ruído, ausencia de espacios abiertos, etc.).

“Jefe de almacén y ella, pinche de cocina. Yo estoy indefinido y ella está por contrato. Le acaban de renovar por 9 meses. (...) El que casa, casa quiere. (...) No nos  queríamos ir lejos del Calvario y lo que encontramos dentro del Calvario estaba en muy malas condiciones. (...) Esta queda un poco más a desmano. Por el colegio de la niña, que estaba más cerca. Y por ser la zona donde viví siempre. Lo peor, ultimamente, la quinquillada de los últimos años por la zona. (...) Tengo un parque aquí al lado pero no lo uso. Porque no me gusta el ambiente para la niña. Esto es una zona tranquila. Los vecinos, ni te enteras. (...) Estoy buscando una casa y en propiedad. Fuera de Vigo. Porque no me gusta Vigo. Una casa en el pueblo (Berducido, municipio de A Lama). Hay más tranquilidad, menos tráfico, más espacio para jugar la niña.” (E3)

La lógica de selección de una zona de residencia con la que se mantengan vínculos “afectivos” y una experiencia biográfica, permanece también en el caso de un guardia de seguridad que habita en el segundo piso de una vivienda “unifamiliar” por la que paga una renta a su suegro. Sus intenciones de cambio futuro también buscan no apartarse mucho de esa misma zona.

“Me fui porque me casé y mi esposa era de esa zona. Además, yo siempre fui de la zona de Moledo (Sárdoma). Mi idea era tener casa propia en esa zona o en los alrededores. (...) Era una construcción de piedra, de las que había antes. Mi suegro la reformó y la preparó. (...) mi idea es una casa, no es un piso. Yo siempre fui gente de campo. Siempre estuvimos rodeados de campos, de animales. Algunos de mis hermanos viven acomodados en la ciudad y no le dan importancia al campo más que los fines de semana. Yo incluso tengo animales en una finca, que no es donde yo vivo. Pero por el momento no se puede hacer nada en esa zona...” (E8)

Por último, conversamos con una persona también de clase media que optó por alquilar un piso en el municipio de Baiona, en un edificio rehabilitado del centro histórico de esa villa. Antes residía en Coia, pero “no podía dormir” y resalta que en Baiona el “alquiler es más barato”, con el añadido de que “hay playas y zonas donde pasear” y “puedes bajar a tomar algo a una cafetería y te conoce todo el mundo. La familiaridad. El ambiente de pueblo” (E5). Como mucha gente que se muda a estos estimados municipios, destaca la deficiente comunicación mediante transporte público que existe con Vigo.

Estrategias residenciales de las clases bajas y medias

La mayor parte de viviendas en propiedad que estamos considerando en este estudio son para su uso con todas las ventajas que se contraponen, en general, al régimen de alquiler. No obstante, subyace en muchos de los discursos de las clases medias (y, sobre todo, de las altas) la expectativa de la “rentabilidad” que puede adquirir un bien urbano como la vivienda con el paso de los años. El cambio a una vivienda en propiedad comporta numerosos esfuerzos y compromisos económicos que son rebajados en gran medida si ya se poseía una vivienda en propiedad anteriormente. En este sentido puede afirmarse que se trata de una decisión con muchas más consecuencias que el cambio a una vivienda en alquiler y que, por tanto, es producto de una cierta meditación con respecto a todos los factores implicados (precio, tipología, zona de localización, vecindario, etc.). Por último, se establece una marcada línea divisoria entre las opciones por un piso en una edificación de vivienda colectiva y por una vivienda (unifamiliar o adosada). Estas opciones, en todo caso, no parecen corresponderse biunívocamente con el ideal de vivienda deseado que, casi con independencia de la clase social de pertenencia, parece distribuírse en una jerarquía colectiva con bastante homogeneidad entre toda la población.

Con respecto a las opciones por un piso (nuevo o de segunda mano), las personas entrevistadas de clase media-baja y media coincidieron alrededor de la zona de Coia, Florida y Balaídos, una de las partes de la ciudad con mayor desarrollo urbanístico y residencial en las tres últimas décadas. Son zonas que fueron perdiendo su carácter periférico y, en ocasiones, hasta marginal, para integrarse plenamente en la trama urbana central y, en consecuencia, en el mercado de la vivienda para las clases medias.

Incluso con las virtudes que se les atribuye a estas zonas (proximidad de zonas verdes como los parques de Castrelos o de A Bouza, comercios y servicios públicos, poca distancia a las playas, etc.), en la actualidad soportan un elevado tránsito rodado por las vías principales que atraviesan radialmente el área (Castelao, Florida, Castrelos, Fragoso, Balaídos y Portanet), especialmente acentuado con el tráfico pesado procedente de Citroën y de otras industrias adyacentes, al que se debe adicionar el generado por el estadio de fútbol. Para todas estas personas, no obstante, se experimentó una mejora con respecto a las zonas en las que se residía anteriomente: Travesía de Vigo, Bembrive, Casco Vello, Calvario y Florida.

“Sí. Las condiciones de los servicios eran más o menos igual que aquí. Lo mejor, las vistas que tenía el piso. Lo peor para mí era venir [mi marido] desde la Travesía hasta aquí para trabajar en Citroën. Y también la casa, pues viendo una casa y la otra, pues la calidad es mejor y el piso mucho mejor que el otro.” (E9)

“No quería seguir viviendo allí [Bembrive] porque, aunque ahora parece que está todo más cerca, vivir allí tiene inconvenientes respecto a comodidades: desde un supermercado hasta una oficina de correos. Todas esas cosas quedan un poco a desmano. Lo mejor era la tranquilidad y la relación de cercanía con los vecinos. (...) También te sientes un poco sola. Aquello es más solitario que esto. (...) Entonces, formar familia y decidir dónde quieres ir. Yo no quería quedarme allí. Aunque había posibilidades de vivir allí, yo prefería venir a vivir a la ciudad. Porque, aunque es ciudad, es de las zonas más tranquilas. Tiene el parque de Castrelos al lado. Tiene las playas cerca. Tiene cosas que para mí son importantes y no está dentro del caos del centro de la ciudad.” (E19)

“Estábamos contentos, pero el piso se nos hacía pequeño y había mucho ruído los fines de semana [en el Casco Vello]” (E14)

“Lo peor era la urbanización, el tráfico y la carencia de zonas verdes, que no tenía ninguna y sigue sin tenerlas. (...) Encontramos esta zona la más asequible a la hora de buscar vivienda. Por precio y por ser la zona más espaciosa que en el Calvario. En el Calvario está todo más masificado. Esto está como más despejado. (...) Pero se está estropeando. (...) Mi marido venía del extranjero y quería invertir sus ahorros. No pedimos créditos. (...) Porque el piso es más asequible que una casa y si tienes que vivir en la ciudad, las casas suben mucho de precio.” (E20)

Realmente, se busca centralidad urbana en el sentido de proximidad física a servicios, lugares de trabajo y de ocio, pero evitando las zonas más céntricas de la ciudad que se perciben como más desequilibradas y densas que estas de la “periferia”. Además, se buscan precios más económicos de las viviendas (tanto de las nuevas como de las usadas) y mejores calidades (construcciones con menos antigüedad).

Las clases medias que se cambiaron a viviendas unifamiliares en propiedad buscan, sobre todo, proximidad al mar, pero los precios de los terrenos y de las viviendas a los que pueden acceder les obligan a desviarse frecuentemente de ese objetivo, hacia el interior del municipio o del área metropolitana. Encontramos, así, tres casos que consiguieron –más a través de redes familiares o de “vacíos urbanísticos”, que por medio del mercado- ubicarse en la costa oeste (Coruxo, Baiona y Gondomar), tres que lo hicieron en la costa este (Teis, Chapela y Candeán) y uno en un municipio interior (Tomiño). Veamos las motivaciones que subyacen a esas elecciones.

“Nos planteamos otras zonas porque esta [Coruxo] era muy cara, pero tuvimos suerte y encontramos una cosa muy barata. (...) En un principio miramos también adosados porque son más baratos que la vivienda unifamiliar. Pero luego, cuando ya nos encontramos con eso, aunque corrimos muchos riesgos porque aunque era muy barato en aquel momento, no era edificable...” (E12)

“Quería una casa de toda la vida. Cuando me lié con esta mujer, pues nada, el objetivo era claro. Ella tenía una finca, que fue la gran suerte (...). De hecho tengo una casa de madera muy maja y tal. (...) Lo lógico es que para los jóvenes está complicado conseguir una finca por ahí. En la periferia de Vigo te pueden pedir 20 millones de pesetas por una finca de 600 m2 que pueda ser edificable.” (E16)

“[Nos mudamos para] mejorar la calidad de vida y poder tener una casa con terreno y una vivienda en el rural sin el stress de la ciudad. (...) [Esta zona, Candeán] es más económica que otras. Y además la conocía y me gustaba, porque es tranquila. Tiene buenas vistas.” (E15)

“Dentro de los precios, me gustaba la zona de playa y fue lo que encontré más asequible [Chapela].” (E11)

“No sé ni qué colegios hay cerca. Mi hija está aquí, en el colegio, sigue aquí [en Vigo]. La traemos nosotros y después coge el bus a Tomiño. Para el ocio vas a Vigo. (...) no tienes bibliotecas cercanas, no tienes centros de ocio cercanos, no tienes todo lo que tienes en la ciudad. (...) Falta casi todo: gimnasios, colegios... Falta de todo: es una zona rural. (...) Si llego a elegir la zona seguiría en Vigo, pero prefiero una vivienda unifamiliar que un piso. El precio es fundamental. (...) los factores económicos son los que te obligan a irte.” (E22)

La tranquilidad, la intimidad e incluso las relaciones con el vecindario y la natureza están presentes en todas estas prácticas. El precio que se paga con esa movilidad a la periferia “económica” es una mayor dependencia del centro urbano-metropolitano, más tiempo dedicado al desplazamiento (casi siempre en coche) y una cierta insatisfacción con la vida social y con las dotaciones de las zonas receptoras.

Estrategias residenciales de las clases altas

Vale la pena analizar cada uno de los cuatro casos de clases medio-altas y altas que fueron entrevistados. El primero es el de una familia con hijos, propietarios de una discoteca que se trasladaron recientemente a Nigrán, después de residir varios años en el centro de Vigo. La entrada definitiva en la casa se hizo después de un largo proceso de diseño y construcción. Pero la elección de la zona demuestra que se trata no sólo de una estrategia para satisfacer la necesidad de alojamiento cuando se tienen hijos y se desea el cambio a una vivienda unifamiliar, sino que constituye una inversión más rentable cuanto mayor es el status socioeconómico del lugar.

“Nosotros hace 10 años teníamos una casa en el centro de Vigo, en la calle Oporto, de estilo modernista y la habíamos comprado con mucho sacrificio y cuando salimos del sacrificio y ya estaba todo pagado, fue un poco pensando por los niños. Porque la idea de mi marido y la mía siempre fue tirar al campo. (...) Llevamos cuatro años. El terreno ya estaba comprado y la casa, como es una casa de diseño porque la hace mi cuñado que es arquitecto, pues hemos tenido que esperar un montón de tiempo. Llevamos 4 años de alquiler y tengo que decir que no me gusta nada, no es la casa que yo hubiera escogido para vivir. (...) Bueno, que salió bastante bien porque fue hace ahora 5 o 6 años, estaba bastante barato. Ahora se ha triplicado. Porque el terreno que quedó al lado de otros 2.000 m2, pues lo vendieron tres veces más de lo que lo compramos nosotros.” (E25)

Se trata de una vivienda de 400 metros cadrados y un extenso terreno circundante. Está ubicada en una de las parroquias más próximas a Vigo (Prado, en Nigrán) y, de hecho, se mantiene una frecuente relación con la ciudad.

Otro caso es el de un hogar en el que el hombre es ingeniero industrial y la mujer catedrática de Universidad. Residen en un chalet adosado de Nigrán (parroquia de Panxón) y también procedían de un piso en el centro de Vigo. La localización a pie de playa comporta el problema de la congestión de tráfico en los meses estivales. También un amplio espacio en la vivienda (200 m2) y una alta dependencia y frecuentes comunicaciones con Vigo, son notas relevantes de este caso.

“Quería más tranquilidad y calidad de vida. (...) Lo peor del centro de Vigo son los ruídos, el tráfico. (...) Quería comprar una vivienda de más superficie. El precio de una superficie como la que tengo ahora es inalcanzable en Vigo. (...) Una vivienda unifamiliar en Panxón en la zona donde estoy yo, pues sería más caro. (...) Está cerca de Vigo, cerca del trabajo. Tienes las playas cerca. (...) Mis hijos siguen viniendo al colegio aquí, al que iban, al Rosalía de Castro. Los hospitales en Vigo. (...) La comunicación mala [en transporte público]. (...) [Preferiría más cerca] mayores servicios de alimentación y servicios. Más lejos el veraneo, porque hay mucho agobio de gente, coches...” (E7)

En un chalet adosado más pequeño (140 m2) de Baiona (parroquia de Sabarís, en Baiona) reside otra unidad familiar (funcionaria y empresario) también con hijos y que huyó del centro de la ciudad debido a la escasez de zonas verdes. El hecho de pasar las vacaciones en Baiona durante años influyó en la elección del lugar de destino. Pero también el precio del chalet adosado, en comparación con el precio de los pisos en Vigo, y las buenas relaciones de vecindad conseguidas, determinan la satisfacción con el cambio realizado. En todo caso, la expectativa de mejora en este caso es, como ya resulta conocido, el paso a una vienda unifamiliar y de mayores dimensiones.

“Precisamente porque el verano estaba acostumbrada a pasarlo aquí, pues me parecía insufrible tenerlo que pasar en la ciudad. Y mi economía no me permitía tener dos casas, una en Vigo y otra en la playa. (...) No estaba en la ciudad, pero estaba a 20 minutos. (...) Antes había visto en Vigo unos 45 pisos y no exagero nada. Y era un auténtico timo. Lo próximo que tengo pensado es hacer una vivienda unifamiliar. (...) Cambiarme a una vivienda más amplia.” (E10)

Por último, la técnica de la Administración con titulación universitaria y que vive sola en un piso del centro (calle Lepanto) constituye una excepción significativa, ya que se mudó de Samil a Manuel de Castro (Florida) y de ahí al centro. Esta movilidad sólo puede ser explicada en función de la no consideración de hijos propios en sus proyectos. De hecho, entre los ideales de vivienda manifestados, aparece el modelo común de vivienda unifamiliar próxima al mar (en este caso optaría más por la zona del Morrazo). No obstante, parece que el reciente cambio abre una etapa que no espera cerrar hasta dentro de unos años: disfrutar de todas las ventajas de la vida social, cultural y comercial del centro urbano, incluso con la exigencia de largos desplazamientos a los lugares de trabajo (tiene un trabajo que le exige una contínua movilidad por toda Galicia) y con las limitaciones del centro urbano comúnmente reconocidas.

“Es de nueva construcción. Es una vivienda que es de 1920 la fachada. Y la rehabilitaron totalmente por dentro. (...) Vivo en el piso que me gustaría vivir. (...) Tiene vistas a la Ría, tiene balcón, es muy soleada. Sacrifico otras cosas.” (E21)

Tipologías ideales de vivienda

Una última cuestión sobre la que exploramos las valoraciones sociales y culturales circulantes entre la población de Vigo que se mudó en la última década, fue la del tipo de vivienda ideal. Se les enseñaron cinco fotografías prototípicas en las que se buscaba una cierta ambigüedad en algunos elementos del contorno (la vivienda moderna del Castro, por ejemplo, podía estar en el centro de la ciudad o en una parroquia próxima al centro) y, sobre todo, viviendas nuevas o con poca antigüedad (salvo en el caso de la vivienda tradicional, que se seleccionó una casa rehabilitada en Playa América).

Cuadro 5. Valoraciones de los tipos de vivienda
 

Puntuación media*

Vivienda unifamiliar de piedra

8,5

Vivienda unifamiliar moderna

6,9

Chalet adosado

5,7

Piso en nueva urbanización

4,6

Piso céntrico

3,7

* Valoraciones de 0 a 10. Fuente: Elaboración propia.

La vivienda tradicional es valorada por su aspecto estético, más que por su funcionalidad, aunque se le supone una mejor calidad constructiva. También se sospecha que su coste puede ser muy elevado debido a que precisaría arreglos y reparaciones para acondicionar su uso. “La vivienda de piedra es una construcción de las antiguas, por lo tanto tenían mejor calidad. Parece espaciosa, soleada, con terreno... Al estar sola pues tienes tu intimidad(E15)

La vivienda unifamiliar moderna se acerca a muchas de las idealizaciones que se proyectan sobre la vivienda deseada, ya que condensa la amplitud de espacios, las comodidades de una construcción nueva, la disposición de un terreno propio y la tranquilidad e intimidad que proporciona.

El chalet adosado recibe unas puntuaciones positivas en general, por debajo de los otros tipos de vivienda unifamiliar y por encima de cualquier tipo de pisos. De cualquier modo, son frecuentes las consideraciones despectivas hacia este modelo de edificación: se considera que se tiene poca intimidad y se valora como muy reducida la superficie de jardín disponible.

Con respecto a los pisos en urbanización o bloques aislados (en la fotografía se enseñó un ejemplo del parque de A Bouza en Coia) se expresan muchas ideas contradictorias y confusas, debido a que en muchos casos se optaría por una solución así en caso de necesidad y de no disponer de mayores recursos económicos, y, al mismo tiempo, se le atribuyen muchas de las patologías de la vida en el centro de la ciudad y en cualquier comunidad de propiedad horizontal.

Por último, los pisos céntricos exhibidos (en este caso, unos bloques de la calle Bolivia), reciben las habituales valoraciones positivas de “tener todo a mano”, al mismo tiempo que pesan siempre más los aspectos negativos del exceso de tráfico motorizado, la aglomeración demográfica y la carencia de zonas verdes y espacios abiertos.

Conclusiones

Como se puede deducir de los datos y discursos analizados, el problema de la vivienda en Vigo, lejos de haber encontrado una solución adecuada con la expansión constructiva, se encuentra atravesado por estrategias muy contradictorias de los distintos agentes sociales. Entre esas contradicciones hemos destacado la menguante intervención pública en materia de vivienda social y los efectos especulativos que se han resentido en los precios de las viviendas más céntricas y en las zonas mejor dotadas urbanísticamente. La estrategia de las autoridades municipales y de las empresas implicadas en la promoción inmobiliaria podríamos calificarla así como del tipo ‘avestruz’ por cuanto han contribuido a acelerar la expansión urbana y los desequilibrios residenciales, sin que en el planeamiento de la última década se vislumbren contrapesos significativos.

Un segundo tipo de contradicciones las hallamos en la dimensión suburbana y metropolitana (o, a veces, claramente contraurbanizadora, cuando los municipios pequeños ganan población a costa del mayor) del problema de la vivienda en Vigo. El amplio espectro de parroquias periurbanas (o semi-rurales) que rodean al centro de la ciudad ha sufrido la mayor presión constructiva para cambiar del modelo unifamiliar de construcción a otro más denso, con el acicate para todo tipo de irregularidades que supone el incremento de precios del suelo y los numerosos planeamientos urbanos secundarios que están en vías de desarrollo en esas zonas. Estas tensiones han acabado por polarizar de forma muy notoria, social y económicamente, las áreas suburbanas y los municipios metropolitanos que acogen a la población desplazada de un centro urbano connotado frecuentemente con las imágenes de deterioro urbanístico y de la calidad de vida.

Por último, los modelos de vivienda unifamiliar y de proximidad al litoral marítimo concentran los ideales de todas las clases sociales, si bien su realización, unida a otros parámetros igualmente influyentes (régimen de tenencia, zona de origen, etc.), sólo es posible para las clases medias y altas, acentuando las polarizaciones urbanas ya apuntadas. En todo caso, se pueden observar también las contradicciones internas que tienen esos discursos acerca de las preferencias residenciales al comprobar las notables carencias (o costes añadidos) que aún ostentan las zonas en las que predomina la vivienda unifamiliar y las dificultades de comunicación intramunicipal e intermunicipal que se solapan con el desplazamiento del centro urbano. En este sentido, las estrategias tipo ‘caracol’ de las clases populares e insolventes en relación a la adquisición de vivienda en propiedad consistirían en aprovechar las redes sociales de sus zonas de origen y las oportunidades residenciales de los barrios periféricos o, incluso, llevar su “casa a cuestas” a las viviendas unifamiliares de sus ascendientes localizados en parroquias periurbanas o practicar la autoconstrucción, ante la cautiva oferta de vivienda de promoción pública existente.

Nota

Las entrevistas personales a las que se alude en este trabajo fueron realizadas por Xoán Mouriño Xestal y Amelia Carballa Pérez, licenciados en sociología por la Universidad de A Coruña, si bien el diseño de investigación y la interpretación estuvieron a cargo de Miguel Martínez López. Les agradecemos, asimismo, su colaboración en el análisis de esa información. Agradecemos también al director del Plan General de Ordenación Municipal de Vigo, Daniel Pino Vicente, sus facilidades para hacer públicos algunos de los resultados de la investigación que sirvió como sustento a la memoria urbanística de dicho documento y en la que participó uno de los autores de esta comunicación.

 

Bibliografía

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© Copyright Miguel Martínez López y Ana Lorenzo Vila , 2003
© Copyright Scripta Nova, 2003

 

Ficha bibliográfica:
MARTÍNEZ, M. y LORENZO, A.
Caracoles y Avestruces: estrategias ante el problema de la vivienda en la ciudad de Vigo. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2003, vol. VII, núm. 146(074). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(074).htm> [ISSN: 1138-9788]

 
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