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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona.
ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VIII, núm. 170 (54), 1 de agosto de 2004

LOS PROGRAMAS INFORMÁTICOS P2P Y LAS NUEVAS PERSPECTIVAS DE
LA INDUSTRIA MUSICAL EN NORTEAMÉRICA Y EUROPA

Guillem Baladia Puche

Licenciado en Geografía por la Universidad de Barcelona
 
Eduardo Riol Carvajal
Licenciado en Sociología por la Universidad de Salamanca
DEA en Geografía Humana por la Universidad de Barcelona
 

Los programas informáticos P2P y las nuevas perspectivas de la industria musical en Norteamérica y Europa (Resumen)
 
Internet puede calificarse como un verdadero catalizador social que avanza tendencias y comportamientos y que presenta constantes desafíos a los marcos jurídico-políticos y socioculturales de los países del mundo. En relación con la transmisión de datos por la red, uno de los problemas que ha ocasionado más controversia es el de los programas de intercambio de archivos en la red (P2P, del inglés peer to peer). La indefinición legal, física y geográfica de estos programas no ha hecho sino contribuir a su desarrollo y mutación constante, a pesar de las tentativas de las grandes corporaciones musicales para acabar con él. En este trabajo pretendemos contribuir al debate sobre el marco jurídico, geográfico y social del intercambio de música por la red. Para ello analizaremos primero el funcionamiento de los programas P2P. Luego abordaremos el impacto que han tenido sobre la industria musical tanto en Norteamérica como en Europa, cuestionando la idea de que sean culpables de la caída de las ventas de discos en el mundo. A continuación examinaremos el funcionamiento de un programa P2P, el Soulseek, que se ha convertido en una de las alternativas más interesantes a otros masivos y saturados como Edonkey o Kazaa.


Palabras Clave: Internet, Industria musical, Programas P2P, Europa, Norteamérica.


Abstract

Internet can be considered as a true social catalyst that advances new tendencies and behaviours, and that represents continuous challenges to the social, cultural, politic and legal frames of the countries of the world. In relation to the transmission of data via the net, one of the most characteristic issues is the P2P file-sharing programs controversy. The legal, physic and geographical vagueness of the P2P programs has contributed to its own constant redevelopment and mutation, despite the attempts of the main music companies to stop them. In this essay we wish to contribute to the discussion about the legal, geographical and social frame of the music file-sharing on the net. In order to achieve it, we will first study how the P2P programs work and its incidence on the recording industry in North America and Europe, questioning the idea that they are guilty of the fall of music sales. Following we will analyse a P2P program, the Soulseek, that has become one of the most interesting alternatives to other massive and saturated programs, as Edonkey or Kazaa.

Keywords: Internet, Recording industry, P2P Programs, North America, Europe


Hay dos modelos para estar en la Red: el
modelo rascacielos, y el modelo
rbol. El rascacielos exige planificación,
licencias, materiales...

El árbol, suelo, agua y sol.
José Antonio Millán (1)

 

En los primeros pasos de la humanidad en el nuevo siglo se acepta sin reparo el concepto de la “sociedad de la información” como estandarte de una serie de procesos que están modificando el comportamiento del ser humano y de su relación con el medio. En el ámbito de los medios de comunicación, a los que frecuentemente recurrimos para hablar de este cambio, a Internet se le ha asignado un papel protagonista debido probablemente a que su capacidad revolucionaria, en el más amplio sentido de la palabra, supera con creces la de otros medios anteriores. Internet ha transformado los canales de intercambio de información, haciendo de la inmediatez, la eliminación de las barreras espaciales y temporales, la accesibilidad y la libertad de expresión, sus principales características.

 
Así, Internet deja de ser simplemente un medio de comunicación más para convertirse en un instrumento clave de nuestros tiempos que, cada vez más, resulta imprescindible para entender la realidad de las sociedad contemporánea. Como advierte Celeste Olalquiaga (2) “no es posible por más tiempo estar enraizados en la historia. Estamos conectados, en cambio, a la topografía de las pantallas del ordenador y los monitores de video. Éstos nos proporcionan el lenguaje e imágenes que requerimos para alcanzar a los otros y vernos a nosotros mismos”. Efectivamente, si los mass media fueron decisivos en el siglo XX para remodelar la imagen que el hombre tenía de sí mismo en cuanto individuo y ser social, Internet parece estar destinado sin duda a revolucionar de nuevo dichas concepciones en el siglo XXI.
 
Internet se diferencia de los otros medios de comunicación por su extraordinaria capacidad generadora de pluralidad, dado que es fácilmente accesible por cualquier usuario y, generalmente, la información no tiene que pasar por ningún filtro para ser publicada. Los intentos de control por parte de gobiernos, instituciones y corporaciones empresariales, además, han resultado poco exitosos hasta el momento. Y precisamente, éste es uno de los grandes focos de debate en la actualidad : el desafío que supone la red a los diferentes sistemas legales y económicos de los Estados. Los impresionantes avances de la tecnología informática y sus múltiples aplicaciones en el campo de las telecomunicaciones han ido por delante de normativas y legislaciones, lo que ha creado en muchos casos una situación de indefinición y vacío legal.
 
Los P2P (3) son programas informáticos que han sabido aprovecharse de esta situación y han creado una nueva forma intercambio gratuito de vídeos, canciones, películas o fotografías convertidas en archivos comprimidos (MP3, MPEG, JPEG). Los ínter nautas, naturalmente, han acogido la propuesta con gran entusiasmo y en muy poco tiempo los usuarios de los P2P han pasado a contarse por millones. Este fenómeno ha tenido un gran impacto social y ha sido objeto de titulares en periódicos y televisiones de todo el mundo, poniendo de manifiesto toda una serie de conflictos.
En este trabajo nos referiremos a uno de estos conflictos: el intercambio de archivos musicales en la red y la batalla contra ellos que llevan a cabo las grandes empresas de la industria musical.
En la primera parte de nuestro trabajo desarrollaremos un marco teórico referente a la sociedad de la información y los conflictos que en ella se producen. A continuación nos referiremos al funcionamiento de los programas de intercambio de archivos, a sus principales características y al efecto que han provocado en la venta de música. En el tercer capítulo estudiaremos el estado de la cuestión en dos ámbitos geográficos (Norteamérica y Europa). Después plantearemos una discusión sobre las causas reales de la disminución de ventas musicales y plantearemos posibles soluciones al respecto. En quinto lugar, examinaremos el funcionamiento de un programa P2P, Soulseek, que se ha convertido en una de las alternativas más interesantes a otros más masivos como eDonkey o Kazaa. Finalmente expondremos nuestras conclusiones.

 

Internet, música y sociedad de la información

La sociedad de la información

A finales de los años 60 y principios de los 70, diversos sociólogos anticiparon el advenimiento de una nueva sociedad que llamaron post-industrial. El más conocido de sus teóricos fue Daniel Bell, especialmente en su obra The Coming of Post-Industrial Society. Junto con otros autores, como Peter Drucker, con su libro The Age of Discontinuity y Alvin Toffler, con The Future Shock, Bell intuyó grandes transformaciones en el modo de producción capitalista imperante: las sociedades desarrolladas entraban en una nueva fase donde, asociada a los grandes progresos tecnológicos, la información se estaba convirtiendo en un elemento central de la producción. Este proceso tendría consecuencias muy importantes: el conocimiento sería la característica más importante de la sociedad futura, en su calidad de fuente de valor y crecimiento económico.

Diez años más tarde, el mismo autor identificó ya firmemente, el desarrollo de la nueva tecnología de la información y su potencial aplicación a todos los sectores de la sociedad en su obra The Social Framework of the Information Society in The microelectronics revolution: “La nueva sociedad está ahora definida, y caracterizada, por sus nuevos métodos de adquisición, procesamiento y distribución de la información” (4).

Pero, ¿de dónde procede este salto cualitativo? El nacimiento de la sociedad de la información, no sólo como concepto sino también como ideología, está irremediablemente asociado al desarrollo de las aplicaciones informáticas. En un principio, el desarrollo de las computadoras estuvo asociado a las necesidades militares del mundo occidental, especialmente de los E.U.A.De hecho, la computadora electrónica digital fue creada primariamente para cálculos balísticos y análisis de la bomba atómica. A medida que aumentaba el dispositivo militar en el mundo, también lo hacían las necesidades de conectar estos lugares y acelerar el tráfico de información. La economía y la sociedad pronto se hicieron eco de estos avances y de sus potenciales aplicaciones, y comenzaron a utilizarlos.

En realidad, no se trata de un fenómeno nuevo. Como ha ocurrido en diversas ocasiones a lo largo de la historia contemporánea, las tecnologías de uso estratégico han acabado siendo utilizadas –a menudo con fines distintos a los iniciales- de forma masiva. En el caso de la informática, esto ocurrió porque, como afirma Herbert Simon (5), “la computadora es única en su capacidad para manipular datos y transformar la información, y de aquí llevar a cabo, sin la intervención humana, funciones que habían sido previamente sólo realizables por el hombre”.

La revolución de la microelectrónica nació con las invenciones del transistor en 1947 y continuó con el circuito integrado en 1957. Más tarde, la invención del proceso planar y el microprocesador en 1971, y la invención del PC en 1981, popularizaron y multiplicaron el uso de los ordenadores como eficaces herramientas de gestión e intercambio de la información. Pero lo que definitivamente contribuyó al desarrollo de la sociedad de la información, fue la convergencia explosiva de las computadoras y la telecomunicaciones. Así, la combinación de satélites, televisión, teléfono, fibra óptica y microelectrónica ha hecho colapsar la escala espacio-tiempo en lo que se refiere al intercambio de conocimiento.

Este fenómeno, que ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas, ha tenido incalculables consecuencias en los procesos económicos, sociales y culturales globales. El conocimiento no sólo ha pasado a condicionar hasta límites insospechados la innovación técnica y el crecimiento económico sino se está convirtiendo en una de las actividades estratégicas de la economía y en el principal determinante del cambio ocupacional. En este sentido “la mano de obra y el capital, las variables centrales de la producción, son reemplazadas por la información y el conocimiento” (6).

Manuel Castells, uno de los grandes teóricos actuales, afirma en su obra, La Era de la Información, que este nuevo modo de desarrollo emerge de la reestructuración convulsiva del capitalismo y está creando un nuevo paradigma tecnológico que impregna todos los aspectos de la economía geopolítica. En definitiva, mediante esta nueva organización de la producción, el mundo ha entrado en un proceso de transición organizativa del industrialismo al informacionalismo.

Uno de los más grandes exponentes, y quizá el más popular, de esta sociedad del conocimiento es Internet. La World Wide Web, como sofisticado producto de la unión de la tecnología informática y de las telecomunicaciones, se ha convertido en un elemento central del informacionalismo. Su masiva popularización, a partir de la segunda mitad de los años 90 -proceso que continua en expansión hoy en día- es la punta de lanza de los cambios que experimenta la humanidad. Internet ha conseguido sumar, fusionar y reducir al tamaño de la pantalla del ordenador, el incalculable volumen de información registrado en todos los formatos imaginables, a códigos binarios que viajan por la línea telefónica a la velocidad de la luz. Pero no se limita sólo a eso. Las enormes posibilidades de creación y comunicación que ofrece a cientos de millones de usuarios, han permitido introducir nuevos comportamientos económicos, socioculturales y de consumo, de consecuencias todavía imprevisibles.

La industria musical en la sociedad de la información

La industria cultural ha participado activamente de esta revolución informacional y tecnológica, entendiendo que la pertenencia a la nueva comunidad de valores culturales pasa necesariamente por el control de bienes simbólicos específicos, como por ejemplo la música y sus derivados. Desde hace siglos pero, muy especialmente en las últimas décadas, la música se ha convertido en un medio de transformación social que genera grupos de pertenencia, implementa nuevos valores sociales, desarrolla lenguajes, establece modelos y crea ídolos. La industria musical, consciente de estas cualidades, se dedica a modelar estas tendencias y a buscar nuevos nichos de interés para el consumidor potencial.

Dado que el mercado de la música mueve grandes sumas de dinero, resulta lógica la preocupación de las grandes corporaciones discográficas por buscar, mantener y ampliar el mercado de consumidores. De esta forma es del todo comprensible que los pilares de la industria musical actual tiemblen ante la perspectiva de nuevos métodos de difusión que le son especialmente ajenos e inaccesibles: hablamos del intercambio de archivos musicales en la red, de la piratería, de las plataformas digitales de artistas, etcétera. De todos ellos, nosotros nos centraremos en el primero.

Los programas P2P y el intercambio de archivos en la red

Como ya se apuntó en la introducción, Internet no es una, sino multitud de redes. Hablando en clave de cibernética, Internet es un gran sistema abierto que contiene multitud de subsistemas de distintos tipos (abiertos, cerrados, simples, compuestos, centralizados, descentralizados, etc.). Este conjunto se comporta como unidad por el hecho de que, en mayor o menor medida, la mayoría de sistemas están interconectados entre ellos.

Los programas P2P consisten esencialmente en un motor de transferencia de archivos entre usuarios corrientes conectados entre sí. El programa gestiona los intercambios entre peers (usuarios) usando los recursos de sus propios ordenadores Hay tres tipos de redes, según tengan éstas, o no, un servidor central que gestione las transacciones.

Las redes centralizadas utilizan un servidor central que gestiona todas las operaciones de intercambio. A través de este ordenador, los clientes conectados a la red pueden localizar y transferir archivos entre ellos. Es lógico pensar que una red gestionada a través de una sola máquina tiene un índice de vulnerabilidad alto ya que cualquier ataque que se produzca a dicho servidor supone la anulación de todas las operaciones.

Para evitar el problema de la vulnerabilidad de las redes con un servidor central se crearon las redes descentralizadas, entre las cuales destacan Gnutella y Freenet. Estas redes no utilizan servidor central y por tanto son mucho menos susceptibles a ataques pero, en cambio, la gestión de las operaciones de búsqueda y transferencia es mucho menos eficiente.

Las redes híbridas son las que actualmente gozan de una mayor representación. Sus creadores han sabido aprovechar las ventajas del sistema centralizado y del descentralizado consiguiendo, así, un equilibrio entre resistencia a ataques y eficiencia. Las operaciones de búsqueda y transferencia son gestionadas en este caso por los denominados super-peers (super-clientes) que actúan como nodos activos y agilizan el funcionamiento de la red. Kazaa y eDonkey son un buen ejemplo de gestión eficiente y optimización de los recursos.

La figura 1 representa el funcionamiento de cada uno de los tipos de redes P2P.
 
 

Figura 1
Tipos de redes P2P
P2P centralizada
(Napster, OpenNap)


 

P2P descentralizada
(Gnutella, Freenet)
 


 
 

P2P híbrida
(Fast Track, eDonkey, WinMX) 
 

Fuente : Elaboración propia

Presencia mundial de las redes P2P

El uso de las redes P2P está extendido a los cinco continentes, aunque de una manera irregular Según Slyck (7), actualmente el número estimado de usuarios es entre 7 y 8 millones. Es una cifra muy modesta si se compara con la estimación de la misma organización correspondiente al número de usuarios de Internet en todo el mundo, que supera los 600 millones (8). Dicho de otra manera, poco más del 1 por ciento de los ínter nautas acceden a los programas P2P, lo cual podría explicarse por varios motivos. En primer lugar, el acceso a las conexiones de banda ancha es todavía muy escaso, especialmente en los países menos desarrollados, lo que hace que la descarga de datos continúe resultando ineficiente. En segundo lugar, no debemos olvidar que muchos usuarios se conectan a Internet en el trabajo, ciber cafés o centros educativos, porque no disponen de conexión a la red en su hogar.

En la figura 2 se muestra la evolución del número de usuarios en las principales redes P2P, que, como vemos, oscila entre los 7 y 8 millones. Se observan cambios relevantes en el número total de usuarios durante periodos cortos. Esto denota la inestabilidad de las redes P2P, debida generalmente a que los programas son constantemente puestos a prueba y actualizados. Además, como veremos más adelante, se pueden producir fluctuaciones por factores socio-culturales como amenazas por parte de las grandes corporaciones de denunciar a sus usuarios.

Figura 2
Número de usuarios en las principales redes P2P

Fuente : Elaboración propia a partir de los datos publicadosperiódicamente por Slyck (www.slyck.com)

Uno de los principales problemas problema añadidos es el de que las mediciones de la audiencia de los programas resulta todavía limitada. Por ello, los datos deben ser tenidos en cuenta como una fuente meramente aproximativa.

En la figura 3 se muestra el número de usuarios de las redes P2P en cada país del mundo, en porcentaje respecto del total. Comprobamos que es en Norteamérica (E.U.A. seguido a una cierta distancia por Canadá) y en Europa (con Alemania, Italia y Francia a la cabeza y siguiendo España, Suecia, Gran Bretaña y Polonia) donde hay un porcentaje más alto. La mayoría de países africanos y asiáticos (excepto Japón y Filipinas) presentan valores bajos. En Sudamérica, Brasil es el único país con un índice medio y Australia, como país desarrollado también presenta un alto porcentaje. Del análisis de este mapa, podemos concluir que el uso de las redes P2P está en plena consonancia con el uso de Internet, y que, naturalmente, es en los países desarrollados donde más se produce.

Figura 3
Número de usuarios de las redes P2P

Fuente: Elaboración propia a partir de Oberholzer y Strumpf (2004)

Breve historia de los programas P2P

La historia de los sistemas P2P se remonta a finales de la década de 1970. Las redes Usenet (1979) y Fidonet (1984) son consideradas sus madres. En un principio, fueron desarrolladas como redes de intercambio de noticias entre varios campus universitarios de los E.U.A. Desde principios de los años 90 muchas grandes corporaciones internacionales como Intel y Boeing empezaron a usar redes P2P para realizar operaciones con gran volumen de cálculos, utilizando miles de ordenadores de todo el mundo al mismo tiempo. Este tipo de iniciativas se extendió a proyectos científicos que operaban con gran cantidad de datos, lo que les permitió prescindir de los engorrosos y costosos superordenadores.

No fue hasta mayo de 1999 que el uso de las redes P2P se hizo masivo. Shawn Fanning y Sean Parker, estudiantes de la Northeastern University (Boston, E.U.A.), crearon entonces Napster, una red cuyo objetivo principal era el intercambio de archivos musicales. La red se valía de un cliente (programa) que se podía descargar desde cualquier parte del mundo a través de la World Wide Web. El programa se hizo inmediatamente famoso entre los ínter nautas, dado el gran abanico de posibilidades que proporcionaba. Con Napster, cualquier usuario podía conectarse y descargar el último disco de su artista favorito antes, incluso, de que éste saliera al mercado en su país. También ofrecía la posibilidad de encontrar canciones inéditas de artistas poco conocidos, versiones raras o limitadas de determinados LPs o música que, simplemente, no se podía conseguir sin ir específicamente a un determinado país.

A modo de paréntesis, sin embargo, no debemos olvidar que la popularización de las grabadoras de CD para ordenador y la caída espectacular de los precios que éstas experimentaron entre 1999 y 2001, contribuyeron en gran medida a fomentar el aumento espectacular del uso de los P2P. Para entender esta relaciona tan solo hace falta explicar los que hace el usuario. Se trata de un proceso muy sencillo : el usuario selecciona en el programa P2P con el que trabaja los archivos que desea descargarse (de un servidor central, uno o varios usuarios). Éstos generalmente son de tipo .MP3, es decir, comprimidos, de forma que si la conexión a Internet es de banda ancha, se logra rápidamente descargar los datos. Después solamente queda convertirlos a archivos de tipo .WAV, el formato reconocido de forma general por los lectores de CD de radios, cadenas de música, ordenadores, lectores de DVD, etcétera.

Volviendo a Napster, las grandes discográficas norteamericanas no tardaron en ser conscientes de la magnitud del fenómeno. La organización que las agrupa, la Recording Industry Association of America (R.I.A.A), denunció inmediatamente el desafío que estos programas suponían, tanto a los derechos de producción como a los derechos de autor. A finales del mismo año, cuando los miembros de la red ya superaban el millón, la R.I.A.A interpuso la primera querella ante una Corte Federal de San Francisco por violación de los derechos de autor. Entre abril de 2000 y julio del mismo año se libró una batalla judicial en la que intervinieron, además de la R.I.A.A., ciertos artistas de renombre, como el grupo Metallica o Dr. Dre. Esta batalla finalizó el 26 de julio, con el decreto de suspensión de todas las actividades de Napster por parte de una juez del distrito de Washington.

Parecía así haberse llegado al punto final de la aventura del intercambio gratuito de archivos en la red. Nada más lejos de la realidad. El cierre de Napster supuso un punto de inflexión en la reciente historia de las P2P. El programa no tardó en mutar en otros que mejoraron algunas de las deficiencias de su predecesor, entre ellas, la imposibilidad de prescindir de un servidor central. Ante los indicios de que el tráfico de archivos no disminuía sino que, por el contrario, aumentaba espectacularmente, las grandes compañías discográficas se enrolaron en una batalla legal que, todavía hoy, parece muy lejos de llegar a su final.
 

La situación actual en Norteamérica y Europa: de la explosión de los programas P2P a los juicios masivos

El éxito de Napster o, más bien, el enorme potencial que había puesto de relieve, produjeron un auténtico “boom” de las redes P2P : I-mesh (Israel), Gnutella (E.U.A.), Kazaa (Alemania), AudioGalaxy (E.U.A.), Soulseek (E.U.A), y muchas otras se sumaron a la aventura. A la vez, la industria musical, sumida en una fuerte crisis, de la que no se ha recuperado todavía, colocaba a las P2P en su punto de mira y las acusaba de ser principales causantes del descenso de las ventas (9).

La reacción de la R.I.A.A. no se hizo esperar y se extendió a otros países a través de las asociaciones de industrias musicales nacionales o regionales. Delante de las demandas interpuestas, los responsables de las P2P adoptaron fundamentalmente dos estrategias, la de ceder a las presiones y legalizar el sistema, vendiéndose, por así decirlo, a alguna multinacional, tal como hizo Napster, o la de continuar en la “ilegalidad” y, en caso de tener que cerrar, crear una nueva red.

En septiembre de 2003 la R.I.A.A. demandó a 261 usuarios por intercambiar de forma ilegal canciones a través de los servicios de Kazaa y Grokster. La entidad advirtió que preparaba acciones legales contra miles de usuarios más. Esto supuso un cambio de estrategia por parte de la organización, que hasta entonces solo había demandado a las empresas. Como ya se ha dicho, a diferencia de este programa, que tenía un servidor central que controlaba todo (y por lo tanto era más fácilmente localizable), la mayoría de los programas actuales están descentralizados. La R.I.A.A. optó pues por exigir ante los tribunales que los proveedores de servicios de Internet facilitaran la identidad de los usuarios que descargaban música de forma presuntamente ilegal (10). Poco después llegaron las primeras multas, que oscilaban en torno a 3.000 dólares. Algunas fueron pagadas, otras se arreglaron mediante acuerdos y otras muchas acabaron en una amnistía junto a la declaración jurada de los acusados conforme no volverían a utilizar ese tipo de operaciones.

La R.I.A.A. recurría a la potestad para enviar intimaciones otorgada por la Digital Millennium Copyright Act (D.M.C.A., Ley de Derechos de Autor para el Milenio Digital), que sólo requería la firma de un empleado de la corte para acceder a los nombres de las personas sospechosas de haber cometido infracciones. En diciembre y, ante las apelaciones de las organizaciones defensoras de los derechos del consumidor, un tribunal federal reconoció y dictaminó que la D.M.C.A. no autorizaba esa práctica, porque violaba la intimidad de los ínter nautas. La R.I.A.A., a partir de entonces, debió adoptar la táctica de entablar demandas contra los acusados utilizando sus direcciones de protocolo de Internet (direcciones IP). La organización reunió a los demandados en cinco juicios entablados ante tribunales federales de Atlanta, Orlando, Filadelfia y Trenton Sin embargo no es probable que las jurisdicciones en que se iniciaron los juicios tengan competencia sobre esas personas, ya que la mayoría de los Proveedores de Servicios de Internet (I.S.P.) tienen clientes en todo el país. Esto, sin duda, alargará en el tiempo los procesos abiertos contra los usuarios, cuyos casos habrán de ser considerados de forma individual.

A pesar de estas indefiniciones legales, 1.445 personas han sido demandadas hasta marzo de 2004. La R.I.A.A. ha anunciado recientemente que en breve comenzará a entablar querellas contra los usuarios que comparten archivos protegidos por copyright a través de las redes P2P.

En Canadá, las grandes discográficas vienen realizando desde principios de año una campaña similar a la los E.U.A. Universal Music y EMI han solicitado al Tribunal Federal que ordene a los I.S.P. que desvelen la identidad de 29 usuarios que intercambian grandes volúmenes de música en la red. Shaw Communications, la segunda empresa de cable del Canadá, se opondrá legalmente a la solicitud de las discográficas, ya que considera esta aplicación como una orden de allanamiento civil (11).

Al otro lado del Atlántico, los problemas de definición legal son un hecho que ha sido aprovechado por desarrolladores de software P2P. Algunos de ellos han conseguido crear plataformas con gran respuesta popular, como la alemana Kazaa.

En 2001, en plena batalla legal contra Napster, la representación belga de la International Federation of the Phonographic Industry (I.F.P.I., Federación internacional de la Industria Fonográfica) creó un robot para perseguir e identificar a los usuarios de la plataforma que, según esta institución, estaban fuera de la ley. Delante de esta acción la justicia belga, lejos de cooperar con la I.F.P.I., abrió un proceso y acabó condenándola por infingir las leyes de privacidad.

En países como Francia, Gran Bretaña, Alemania o Suiza se han iniciado diversas acciones legales contra grandes usuarios de las redes P2P, aunque muy pocas de ellas han concluido en multas significativas para éstos. Por otro lado, cada vez es más general la tendencia de los países europeos a imponer un gravamen especial a la compra de CD-ROM, que se destina específicamente a cubrir los derechos del autor. Supone éste, pues, un reconocimiento implícito de la utilidad final del formato: grabar música u otros formatos audiovisuales.

La industria española también ha participado de todo este proceso. En julio de 2003, 38 empresas de software españolas presentaron una denuncia ante la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional, contra la actividad de 95.000 usuarios de redes P2P. Los argumentos en contra de estas acciones, por parte de asociaciones como la A.U.I. (Asociación de Usuarios de Internet) o la A.I. (Asociación de Ínter nautas), se basan en la compatibilidad existente entre el intercambio de archivos entre particulares y la preservación de los derechos de la propiedad intelectual. La denuncia sigue en litigio.

¿Qué experiencia podemos extraer pues de la situación en Norteamérica y en Europa? En primer lugar podemos afirmar que la batalla que han entablado las grandes compañías discográficas contra los P2P se basa en dos aspectos concretos: los acusan por un lado, de promover la violación de los derechos de autor, y por otro, de contribuir de una manera muy significativa al descenso en la venta de CDs, el formato musical hegemónico. En segundo lugar, si bien está creciendo en número de pleitos contra usuarios y contra los propios programas P2P, también ocurre que las grandes empresas discográficas encuentran impedimentos legales que impiden llevar a cabo sus acciones de una manera directa. Se trata principalmente de que al acceder a las bases de datos de las ISP se está violando el pacto entre éstas y sus clientes, que, por ley, debe garantizar su anonimato. Esto está provocando un activo debate sobre los límites de la intromisión en la intimidad de las personas, máxime en un ámbito como Internet, donde la libertad y el anonimato son algunas de sus principales características. Además, los cuerpos legales de estos países apenas pueden hacer frente a las demandas masivas que plantean las discográficas.

Por otro lado, los gobiernos de los países europeos no se han pronunciado en general de una manera decidida sobre este tema y se han limitado a llevar a cabo campañas preventivas en defensa de los derechos del autor y contra la piratería. Si bien existe legislación concreta que protege al artista y al productor, hemos podido comprobar que dicha normativa responde a modelos centralizados y localizados de distribución. Por ello, se persigue más la piratería, más fácil de localizar, y con resultados más rápidos aunque, cabe decir, insuficientes. Pensamos que una importante causa de la reticencia que tienen los Gobiernos a actuar sobre el intercambio de archivos en la red es el enorme rechazo social que provocaría la introducción de medidas de control en Internet. El acceso discrecional a los datos privados de los cibernautas (que, no olvidemos, son ya un 10 por ciento de la población mundial) se presenta como una sombría amenaza a los derechos, no sólo del consumidor, sino del ciudadano, en tanto que miembro de una sociedad democrática.

Después de todo, existen varias preguntas a las que todavía no hemos dado respuesta y cuestiones que no han quedado claras: ¿Quién utiliza los programas de intercambio de archivos? ¿Hasta que punto son realmente culpables los programas P2P del descenso de las ventas mundiales de música? ¿Hasta que punto es válido enjuiciar a una persona que se descarga música para su uso personal?

En el siguiente apartado intentaremos dar respuesta a estos interrogantes.
 

 Un debate sobre el uso de los programas de intercambio de archivos

El perfil del usuario de los programas P2P

¿Quién utiliza los programas P2P? Los medios de comunicación nos han acostumbrado a una imagen estereotipada del individuo que utiliza su ordenador para descargar archivos multimedia: un joven estudiante (de educación secundaria o universitaria), que vive en casa de sus padres, de clase acomodada, y con pocos ingresos personales. Pero, ¿se corresponde este modelo con la realidad?

Existen pocos estudios sobre el perfil del usuario de programas de intercambio de archivos. La reticencia de éstos a desvelar sus actividades y los problemas metodológicos que supone la investigación de los hábitos de los cibernautas hacen que la fiabilidad de muchas de las encuestas que aparecen en distintos medios sea limitada. Sin embargo, en los últimos dos años han ido apareciendo una serie de estudios que superan la simple aproximación superficial al fenómeno de los P2P. Uno de los más completos y serios es el estudio llevado a cabo por la empresa Ipsos-Reid en 2002 (12) sobre los cibernautas norteamericanos. A falta de estudios fiables tanto en Europa como en España, el caso norteamericano nos será de utilidad para ilustrar ciertas características del usuario medio de los programas P2P.

En primer lugar, el estudio estimó que casi una quinta parte de la población estadounidense (un 19 por ciento) de más de 12 años había descargado alguna vez en su ordenador música y archivos MP3 de algún servicio de intercambio de archivos en la red (como Morpheus, AudioGalaxy o Napster). De acuerdo con el censo de E.U.A.., esto supone más de 40 millones de personas. Es cierto que el fenómeno tiene más contundencia entre los adolescentes. Un 41 por ciento de los jóvenes entre 12 y 17 años y un 45 por ciento de los que tenían entre 18 y 24, declararon haber intercambiado alguna vez archivos de música por la red.

Sin embargo, resulta curioso comprobar que los adultos también se están aficionando a utilizar estos programas. El mismo estudio reveló que un 26 por ciento de aquellos cuyas edades oscilaban entre 25 y 34 años, y un 14 por ciento de los que tenían entre 35 y 54 años habían utilizado algún programa P2P en una o más ocasiones. Este aspecto es especialmente interesante dado que se trata de grupos demográficos que incluyen individuos con mayor cantidad de ingresos y que son a menudo muy valorados por los anunciantes.

Por último cabe citar que este mismo estudio mostró que los hombres utilizaban este servicio en mayor medida que las mujeres.

Ya hemos afirmado anteriormente que el fenómeno del intercambio de archivos .MP3 va muy ligado a la proliferación de grabadoras de CD. A mediados de 2002 un 24 por ciento de los estadounidenses de más de 12 años disponían de grabadora en sus ordenadores personales. Pues bien, esta proporción se doblaba (un 53 por ciento) entre aquellos que se bajan música de Internet.

Hay que decir que esta encuesta se realizó con anterioridad al comienzo de las acciones legales por parte de la R.I.A.A. Si atendemos a otro estudio realizado casi año y medio más tarde por la empresa Pew Internet and American Life Project, entre noviembre y diciembre de 2003, éste muestra un cambio de tendencia entre los usuarios (13). Entonces, sólo el 14 por ciento de los usuarios declaró bajarse archivos MP3 de la red. Además, mientras que en mayo de 2003, un 4 por ciento de los entrevistados declaraba bajarse música diariamente, en otoño sólo un 1 por ciento admitió hacerlo. Esto podría entenderse como un éxito de la campaña de la R.I.A.A. contra el tráfico ilegal de música en la red. Pero diversos analistas consideran que no se trata más que de un cambio en la actitud de los ínter nautas, es decir, que se han vuelto más prudentes, y mienten a la hora de declarar sus actividades.

Aún así, las cifras de usuarios de programas P2P muestran una disminución en el uso de estos programas. Mientras que a mediados de junio de 2003 la red Fastrack, que da soporte a Kazaa y Grokster, alcanzaba un promedio diario de 4,5 millones de intercambios de archivos en los horarios pico, esa cifra había descendido a 3,5 millones a finales de agosto, coincidiendo con el inicio de las acciones legales de la R.I.A.A. Hay que tener en cuanta, no obstante, que este descenso se pudiera deber al periodo vacacional de verano.

Lo que está claro es que, sean cuales sean los motivos del descenso en el uso de los programas de intercambio de archivos musicales, éstos no se han traducido en absoluto en un incremento proporcional de la venta de CDs. De hecho, la caída de las ventas de CDs se aceleró en el periodo de menor actividad en las redes Peer-to-Peer. El 15 de junio, día en que se iniciaron las acciones legales de la R.I.A.A., las ventas de música en E.U.A. habían disminuido un 6,1 por ciento en lo que iba de año. En las siete semanas transcurridas desde entonces, la disminución de ventas se aceleró en un 54 por ciento.

Uno de los estudios más recientes en este mismo sentido, el de Oberholzer y Strumpf (14), corrobora, mediante un completísimo análisis empírico realizado durante 17 semanas en los Estados Unidos, que el uso de las redes P2P no afecta significativamente en las ventas de CDs. Según los autores hay muchos otros factores que pueden explicar este descenso, como las pobres condiciones macroeconómicas del sector, la reducción del número de discos editados o la creciente presencia en el mercado de otros formatos de entretenimiento, como el DVD y los videojuegos. En los siguientes párrafos nos dedicaremos a analizar estos factores.

Posibles causas de la caída de ventas musicales

Si a pesar de los juicios iniciados, el cierre de empresas relacionadas con el intercambio de archivos y las campañas públicas de concienciación, no se ha producido una inversión en la tendencia decreciente de las ventas musicales, esto puede indicarnos que nos hallamos ante un problema más complejo de lo que las grandes discográficas quieren darnos a entender. En el siguiente apartado, aportaremos una serie de posibles causas que pueden ayudarnos a comprender la caída de las ventas de CDs. Son factores que afectan tanto al consumidor como al productor, y que no siempre se conocen con la misma facilidad con la que la industria musical ha acusado a los programas P2P de promover el hundimiento de las ventas.

En primer lugar, podemos hablar de cambios muy significativos en las preferencias del consumidor en los últimos años. Después de años de hegemonía del formato CD, han aparecido nuevas plataformas de entretenimiento con prestaciones alternativas y, en muchos casos, mayores que las de un simple soporte digital de música. Un buen ejemplo de ello son los DVDs, la fotografía digital, los MiniDisc, los reproductores MP3, los teléfonos móviles y los videojuegos de última generación (15). Esto hace que el consumidor redistribuya sus gastos entre las diferentes opciones que se le ofrecen. Es fácil observar que el espacio que antes se dedicaba casi exclusivamente a la música en grandes centros comerciales y tiendas especializadas, hoy se divide entre todas estas opciones multimedia.

En segundo lugar, cabe destacar que Internet, como hemos señalado con anterioridad, ha facilitado a los usuarios el acceso a una información mucho más amplia de la que antes disponían a la hora de elegir sus productos de consumo. Por lo que respecta a la música, existen multitud de páginas dedicadas a la crítica musical, empresas que venden música en línea y que permiten escuchar todas las canciones de un disco antes de comprarlo y foros de debate. Obviamente los programas P2P juegan un papel muy destacado en todo este proceso, dado que engloban cada una de estas ventajas en un sólo programa.

El resultado es que el consumidor tiene más capacidad de criterio y de decisión, y también conoce mejor el producto que va a adquirir. Es muy probable que esto incida en su decisión final de compra, que antes tomaba de una forma más aleatoria. Recordemos que antes de la aparición de Internet, uno podía conocer nuevos grupos a través de medios como la radio, la televisión, la crítica escrita y el boca a boca, o los conciertos, pero difícilmente de una forma directa, privada y completa. Internet ha multiplicado estas posibilidades. En este sentido resulta clarificador comprobar, que, según la encuesta de Ipsos-Reid, los usuarios de P2P utilizan de forma masiva (un 84 por ciento) servicios adicionales de Internet, como páginas de grupos musicales o de información musical para informarse, documentarse, escuchar partes de canciones, leer las letras y buscar artistas o grupos, antes de comprar música.

En tercer lugar, cabe citar las modificaciones que el uso de Internet y de los programas P2P están produciendo en las preferencias de los usuarios. Los foros, los chats, el fácil acceso a la pre-escucha de álbumes y las críticas de las múltiple páginas de Internet abren ventanas al conocimiento de nuevas formas alternativas de creación, que difícilmente hubieran sido accesibles al usuario no especializado. Como señala la encuesta de Ipsos-Reid, un 29 por ciento de los estadounidenses declararon que su estilo música favorito había cambiado desde que comenzaron a bajarse música de la red, lo que indica que pueden estar influenciados por su interacción con otros individuos, los programas y la información que obtienen.

En cuarto lugar, no podemos olvidar la estrategia tradicional de las grandes discográficas. El modelo clásico de la industria musical se basa en obtener beneficios a partir de la venta de una serie limitada de los álbumes de superestrellas, mientras que otros álbumes de artistas menos conocidos apenas cubren los gastos de producción. Esto se traduce en campañas publicitarias millonarias en los primeros, que tienen una repercusión mediática directa. Como señalan Oberholzer y Strumpf (16), los grandes sellos cada vez lanzan menos álbumes al mercado en pos de una mayor rentabilidad de sus grandes artistas, copando las radio fórmulas y las televisiones con sus éxitos y dejando poco lugar para otras opciones. Internet desafía este modelo. Y lo hace, como mínimo, por dos razones.

Primero, porque permite que los artistas minoritarios sean conocidos por un mercado potencial mucho mayor. Aparecen así vías de comunicación alternativas al oligopolio mediático de las grandes discográficas.

Segundo, porque el soporte físico, el CD, implica una red de distribución del producto compleja y costosa. En el caso de Internet, la distribución resulta mucho más barata. La compra de música online, tanto si es de venta de CDs por la red o de descarga legal de archivos .MP3, ahorra el proceso que media entre la producción del disco y su llegada al consumidor. En este sentido, las compañías más modestas, llamadas también “independientes”, buscan nuevas estrategias. Una de ellas es la del concepto netlabel (sello de Internet). Se trata de los sellos discográficos que tienen su base en Internet. Distribuyen su música de forma directa, sin intermediarios, pudiendo así rebajar los precios notablemente o incluso distribuir de forma gratuita, buscando ingresos en otras actividades, como giras de conciertos. Los netlabels, nacidos en el seno de la música experimental, marcadamente minoritaria, se están haciendo cada día más populares y se extienden a géneros como la música electrónica, la de baile e incluso el pop.

A estas razones hay que añadir la reducción de costes en la primera fase de la producción : la grabación, propiciada por los espectaculares avances tecnológicos de las últimas décadas y especialmente por la productiva asociación entre música e informática. En la actualidad, muchas de las grabaciones que lanzan tanto compañías independientes como grandes discográficas, han sido auto producidas en pequeños estudios o incluso en casas particulares, algo que hace tan solo quince años, era inimaginable. Si el precio de producción ha caído, pero las grandes discográficas mantienen el precio final del CD estable (y con tendencia a la alza en los últimos años), esto nos hace pensar en un aspecto que algunas organizaciones anti–R.I.A.A. denuncian: quizás no sea el intercambio de archivos MP3 lo que hace caer las ventas de CDs sino el alto precio de éstos en el mercado.

Finalmente cabe decir que la actitud beligerante de organizaciones como la R.I.A.A. en E.U.A. o la I.F.P.I. en Europa pueden estar influyendo en la opinión de los consumidores sobre las grandes discográficas. De hecho, a ambos lados del Atlántico crecen las protestas de organizaciones de defensa de los derechos del consumidor por lo que respecta a las prácticas abusivas de las grandes corporaciones discográficas. Un ejemplo de ello es la campaña de la organización estadounidense Boycott-R.I.A.A., que pide que no se compre música producida por los grandes sellos discográficos que integran la organización. Su repercusión ha sido tal, que la R.I.A.A. ha reaccionado recientemente afirmando que procederá a un programa de amnistías, mediante el cual, aquellos usuarios de servicios determinados que se comprometan a no descargar más archivos de forma ilegal no serán demandados.

De todos los aspectos señalados, se desprende que, efectivamente, tanto Internet como las redes P2P están teniendo importantes repercusiones sobre el comportamiento de los consumidores, tanto por el hecho de que éstos puedan descargarse música gratuita, como por lo que la Web tiene de vehículo privilegiado de información y comunicación. Es decir, Internet proporciona al ínter nauta una capacidad casi ilimitada de opciones a la hora de decidir qué desea comprar. Y no sólo eso, sino que está generando nuevos canales de interacción entre los artistas y su público, y entre las pequeñas discográficas y un enorme mercado potencial, que descubre las nuevas propuestas a través de la red. En definitiva, está democratizando las rígidas estructuras del mercado musical de masas y obligando a la industria musical a adaptarse a los nuevos tiempos.

Soulseek : ¿algo más que intercambio de archivos?

En el apartado anterior hemos hablado de la convulsa situación de la industria musical inducida, entre muchos otros muchos factores, por la aparición de las redes P2P. Los siguientes párrafos los dedicaremos a analizar brevemente Soulseek, un programa P2P que, por sus características, ejemplifica muy bien todo lo que hemos venido diciendo.

Soulseek fue creado por Nir Arbel, un antiguo programador de Napster. La interfaz, de hecho, es muy similar, y tal como se afirma en Wikipedia “Soulseek retoma el camino de Napster ahí donde éste abandonó” (19). En una entrevista a Slyck el 26 de diciembre de 2003, Arbel afirma como un gran logro haber conseguido pasar de una red centralizada parecida a la de Napster, a una red completamente descentralizada. Esto, según el creador da mucha más seguridad ante posibles ataques.

Soulseek es una red minoritaria, comparada con otras como FastTrack o eDonkey, con alrededor de 130.000 usuarios conectados simultáneamente en todo el mundo, principalmente de Norteamérica, Argentina y Europa.

Uno de los aspectos característicos de Soulseek es que permite el acceso directo al directorio de archivos compartidos otros usuarios, cosa que posibilita, por ejemplo, conocer los gustos de un determinado usuario y añadirlo si atañe, a la lista de habituales. También existe la posibilidad de incluir en una ventana los grupos favoritos y los estilos de música preferidos. De esta forma, cuando clicamos en el botón find similar users (encontrar usuarios semejantes), podemos acceder a una lista de personas con gustos parecidos a los nuestros.

Otra particularidad del programa es la que se deriva de ser minoritario. Se trata de un programa idóneo para encontrar músicas alternativas y no comerciales (electrónica, de baile, indie) además de grupos poco conocidos y/o olvidados. Igualmente supone una plataforma para el intercambio de piezas musicales de producción propia, canciones que los usuarios crean con programas de ordenador o bien de forma analógica.

Pero quizás lo que distingue en mayor medida Soulseek de otras aplicaciones es su propósito de crear comunidades de usuarios. El programa dispone de una serie de rooms (salas) en las que se puede conversar e intercambiar conocimientos e información. La variedad de estas es notable, y analizando todas aquellas rooms con más de veinte usuarios hemos encontrado que se pueden clasificar en dos tipos. Aquellas donde el estilo musical es el leit motiv de la ventana, y aquellas donde se apela al idioma, a la región o al país. También existen salas dedicadas a grupos, o salas de grupos que solamente se promocionan a través de soulseek. Navegando por las diferentes salas en días distintos, uno se da cuenta de que en ellos normalmente se encuentran siempre las mismas personas, y que suelen discutir de temas musicales, se recomiendan canciones, discos o hablan, por supuesto, de otras cosas.

Todo ello indica que, soulseek es una comunidad virtual real, con personas reales de muy diversos países conectadas a unos intereses comunes. Contrastando diametralmente con la concepción de que las relaciones humanas en Internet son frías y distantes, Soulseek demuestra que Internet y, en este caso, las redes P2P peden llegar a ser un canal de comunicación que acerca personas que, por la gran distancia física que los separa, de otro modo nunca podrían llegar a relacionarse. Así pues Soulseek, en su aparente sencillez, es una metáfora de los cambios tecnológicos sociales y culturales de los que hemos estado hablando.

Conclusiones

Habiendo resuelto la mayoría de los interrogantes que se planteaban desde el inicio de nuestra investigación nos disponemos ahora a recapitular.

La importancia de Internet en los cambios sociales y económicos contemporáneos es un hecho cada vez más consolidado y con tendencia al crecimiento. Como hemos visto, las redes P2P están estrechamente relacionadas con el proceso de implementación de Internet en la estructura socio-económica y suponen, por tanto, un campo de estudio necesario en sectores tan relevantes económicamente como el cine y la música.

La industria musical está mutando a un ritmo vertiginoso. En apenas 15 años se ha pasado de la doble pletina a la edición musical digital casera, y del disco de vinilo al reproductor de MP3. Los sistemas tradicionales de creación, producción y distribución parecen estar sumidos en una crisis crónica de la que difícilmente saldrán si no se adaptan a la nueva situación. Las redes P2P no solo han supuesto un banco de pruebas de nuevas formas de distribución, sino que se están consolidando como un modelo industrial que se adapta perfectamente a los nuevos cambios. Ello se demuestra en la medida que con sus escasos cinco años de vida han generado un volumen de noticias, comentarios y opiniones comparable tan solo al número de usuarios que se han sumado a ellas.

Las P2P, sin embargo solo son una parte del engranaje que en un futuro próximo, muy probablemente, regirá la industria musical. La red de redes, Internet, se perfila como uno de los principales nexos de unión entre consumidores y productores. La venta de canciones sueltas (singles) por Internet es una muestra de lo que se puede hacer. De hecho, a pesar de las reticencias iniciales frente al poder de las redes P2P, esta opción está resultando rentable para muchas empresas (Virgin, OD2, Itunes, HMV). A principios de 2003, las empresas Itunes y Buymusic.com aparecieron en E.U.A. y desde entonces han vendido más de 30 millones de descargas a los usuarios. Napster fue relanzado en octubre de 2003 de forma legal. Su jefe ejecutivo, Chris Gorog afirmó que la empresa espera obtener unos beneficios de entre 20 y 40 millones de dólares en su primer año de operaciones globales, aunque el lanzamiento de Napster en Europa se está retrasando por impedimentos burocráticos en nuestro continente. Incluso algunas empresas norteamericanas, como Wal-Mart ya se han lanzado auna agresiva política de bajada de precios en la venta de canciones por Internet. Frente al dólar que cobra Musicnow por cada tema, Wal-Mart pide 88 centavos.

La venta de CDs por la red es otra de las opciones de Internet que, de hecho, ya está más extendida, y que mejora muchos de los aspectos que los puntos de venta físicos habían sido incapaces de atender. Por ejemplo, permite escuchar el disco antes de comprarlo, disponer de un catálogo de miles y miles de discos que ningún expositor puede igualar, e incluso obtener sugerencias y referencias musicales. Además, la venta por Internet acelera los trámites de compra y entrega del producto, a diferencia del largo periodo de espera que suele suponer encargar un CD de importación en una tienda de discos tradicional.

Otra de las soluciones que se nos ocurren es revisar la relación artista-productor. Actualmente las condiciones de contrato de la gran mayoría de los artistas son, a nuestro entender, muy desfavorables. El porcentaje que obtiene el artista en relación al margen de beneficios total suele ser irrisorio o incluso nulo si las ventas no llegan a un cierto umbral. Las grandes discográficas no debieran menospreciar el conocimiento por parte de la opinión pública de este hecho. Existen numerosos ejemplos de enfrentamiento entre sellos musicales y artistas que ponen de manifiesto que los contratos suelen ser abusivos cuanto menos.

Las compañías pueden intervenir en el proceso de modernización de la industria musical de todas estas formas que hemos esbozado. Ahora bien, hasta hoy, éstas se han dedicado a están desviar la atención hacia derroteros muy alejados. El hecho de emprender acciones legales contra los usuarios supone, en última instancia, un paso inútil en la lucha contra la piratería, ya que no se está atacando la base estructural del problema. Denunciar a una serie de usuarios sólo supone una medida disuasoria que puede tener cierto efecto limitado en el tiempo. En el caso de que esto sea así, se está demostrado que las nuevas estructuras como las P2P son capaces de adaptarse y que, en última instancia, sólo es cuestión de tiempo que aparezcan nuevos programas que puedan sortear de nuevo la persecución de las multinacionales.

Lo más sensato, pues, en este momento de cambio, sería adaptar las leyes a los nuevos sistemas de distribución de la industria musical dado que se constatado la incapacidad de las leyes actuales para afrontar los desafíos de las nuevas tecnologías y de los nuevos procesos de distribución. Debido que este tipo de cambios suelen ser lentos, los organismos competentes deberían dejar lado las presiones de las grandes corporaciones y ponerse a trabajar. La tarea no es fácil : se trata de adaptar las leyes a las nuevas condiciones de creación, de producción y de distribución, respetando los derechos de autor, los derechos de privacidad y teniendo en cuenta los intereses de los productores.

Algunas de las medidas de urgencia que se están empezando a tomar, como es el caso de la reducción del IVA de los productos musicales en la Unión Europea, nos parecen correctos pero no dejan de ser una solución parcial supeditada, en todo caso, a un cambio en profundidad de los textos legales. Asimismo, la introducción del un canon sobre los formatos digitales de grabación (CD-Audio, CD-Rom, DVD-Rom) nos parece positiva, si realmente es cierto que eso contribuye a que los derechos económicos del artista se vean salvaguardados. Las sociedades de autores también deberían revisar su función ya que, en algunos casos, esta parece más propia de un oligopolio corporativo que la de una asociación para la defensa de los derechos de determinados ciudadanos.

Notas

(1)Millán. 2002, p. 2.

(2) Citado en Soja. 2001, p. 331.

(3) P2P son las siglas de la expresión inglesa “Peer to Peer” que significa “de igual a igual”. Esta es la denominación genérica que han adoptado los programas dedicados al intercambio de archivos en red, como el popular Napster, Kazaa, Gnutella y otros.

(4)Bell. 1980.

(5)March. 1980, p. 240.

(6)Kumar. 1995, p. 12.

(7) Slyck <http://www.slyck.com> es un portal dedicado a noticias e información sobre las P2P. Periódicamente publican informes y cifras sobre el número de usuarios en las principales redes.

(8) Según NUA<http://www.nua.ie/surveys/how_many_online/>, en septiembre de 2002, el número de usuarios de Internet era de 605,60 millones.

(9) Se estima que entre 2000 y 2002, las ventas de CDs en los E.U.A. cayeron de 940 a 800 millones de unidades (alrededor de un 15 por ciento).

(10) Recordemos que los usuarios conectados a través de banda ancha (ADSL, cable, etcétera) tienen una dirección IP, algo similar a lo que sería un número de teléfono. Usando programas rastreadores, se pueden identificar los IP de los usuarios conectados a una determinada red P2P. La relación de estos identificadores con los datos personales del usuario, no obstante, son considerados datos privados y sus propietarios, los Proveedores de Servicios de Internet (ISP), tienen el derecho y la obligación de preservar estos datos.

(11) Jim Shaw presidente de la empresa.

(12) Los datos sobre el comportamiento de los ínter nautas provienen del estudio TEMPO 2002: Keeping pace with Online Music Distribution. La encuesta fue llevada a cabo entre el 25 de abril y el 1 de mayo de 2002, mediante un muestro representativo de la población estadounidense de más de 12 años, con un total de 1.112 entrevistas realizadas, un 95% de nivel de confianza y un nivel de error de +/- 2,94%. Para más información puede consultarse la página del estudio, en <www.ipsos-reid-com/tempo.cfm>

(13)<http://www.pewinternet.org/>

(14) Oberholzer; Strumpf. 2004.

(15) Es interesante comprobar que esta diversificación de la oferta multimedia también está incidiendo en el tipo de archivos que los usuarios de P2P descargan de la red. Según datos de PALISADE SYSTEMS < http://www.palisadesys.com> de 2003 El tipo de archivo más descargado el video (47%), seguido de la música (38%), imágenes (7%), programas (5%) y documentos varios (3%)

(16) Oberholzer; Strumpf. 2004, p. 25.

(17) Wikipedia es una enciclopedia online gratuita. <http://en.wikipedia.org/wiki/Main_Page>
 

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Ficha bibliográfica:

BALADIA, G. y  RIOL, E. Los programas informáticos P2P y las nuevas perspectivas de la industria musical en Norteamérica y Eurorpa. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2004, vol. VIII, núm. 170-53. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-170-53.htm> [ISSN: 1138-9788]

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