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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. 
ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VIII, núm. 170 (76), 1 de agosto de 2004

EL PREMIO INTERNACIONAL GEOCRÍTICA 2004 AL PROFESOR THOMAS F. GLICK

Horacio Capel

Universidad de Barcelona


La iniciativa del Premio Internacional Geocrítica se concretó en 2001, después de varios años de dudas, con el objetivo de distinguir a investigadores que han realizado una obra sobresaliente en los campos de la geografía y de las ciencias sociales en general. En ese objetivo de destacar a personalidades que poseen una trayectoria investigadora y académica relevante, coincide con otros galardones que existen con finalidades similares.

Lo específico de este premio sería, ante todo, el talante crítico de las personalidades que queremos premiar. Críticos en un sentido lato, como disconformidad, a veces, con las ideas aceptadas y búsqueda, siempre, de nuevos caminos en la ciencia y en el pensamiento. Y críticos con la sociedad, comprometidos intelectualmente con los problemas del mundo actual, y preocupados por profundizar en los mecanismos de democracia, justicia, equidad y libertad. Preocupados, en definitiva, por construir un mundo más habitable.

El premio está abierto a todos los científicos, de cualquier país. Pero queremos también que preste especial atención a las personalidades que trabajan en el mundo ibérico e iberoamericano, o que hayan dedicado atención a estas realidades. Creemos que en algunos de los premios internacionales hoy existentes, en una situación en la que domina el inglés como lengua franca de la ciencia y del pensamiento, no se atiende suficientemente a los investigadores que publican su trabajo en nuestras lenguas. Y creemos que es nuestra obligación contribuir a que sean reconocidos y valorados.

Finalmente, hay otro sesgo importante en estos premios. Deseamos valorar especialmente a autores que destacan en sus propias disciplinas, dentro del amplio campo de las ciencias sociales, pero que al mismo tiempo no se han sentido limitados por ellas, y han sabido rebasar las fronteras disciplinarias en relación con los problemas que investigan. Queremos resaltar a esas personalidades que han tratado de establecer puentes de diálogo entre las disciplinas, que han tenido actitudes inter o transdisciplinarias. No porque cuestionemos el disciplinamiento y el trabajo serio y riguroso en el interior de cada ciencia, la existencia de tradiciones disciplinarias que conviene conocer y cultivar; sino porque creemos que, al mismo tiempo, muchos problemas sociales -y no solo ellos- requieren planteamientos abiertos, que no desconozcan las aportaciones de otras ramas del conocimiento, que sean sensibles a ellas, y que las valoren. Si se ha dicho varias veces que es en los bordes de las disciplinas donde más fructíferamente se desarrolla el conocimiento científico, creemos asimismo que eso sucede frecuentemente en la hibridación de varias de ellas, a las que conviene acudir libremente a partir del problema concreto que se investiga.

Desde luego, por la profesión o formación de geógrafos que tenemos muchos de los que concedemos el premio, también nos interesan las dimensiones espaciales, en íntima relación e interacción con las específicamente sociales.

No cabe duda de que los dos primeros científicos premiados cumplían ampliamente con todos estos requisitos y con los objetivos del premio. El profesor Elías Trabulse, del Colegio de México, es un químico convertido en un brillante historiador de la ciencia, y que ha prestado atención a campos muy diversos del saber, incluyendo la historia de la geografía. El profesor Roberto Lobato Corrêa, de la Universidad de Rio de Janeiro, ha realizado notables contribuciones a campos muy diferentes de la geografía, desde el estudio de los problemas urbanos y regionales a los de carácter social, y está contribuyendo hoy de forma decisiva al desarrollo de los estudios sobre geografía cultural, en diálogo constante con especialistas de todo el mundo y de diversas disciplinas.

Lo mismo ocurre con el profesor Thomas F. Glick, una personalidad que por la amplitud de sus intereses y conocimientos constituye un ejemplo perfecto del tipo de científico que queremos premiar, y poner como ejemplo ante toda la comunidad científica internacional; y especialmente, ante los jóvenes investigadores y ante los estudiantes.

Como historiador de la ciencia y de la tecnología y como geógrafo Thomas F. Glick ha realizado aportaciones que resultan sorprendentes por la variedad e interés de los temas abordados, y por la profundidad y la brillantez con que los estudia.

En el acta del Jurado que justifica su elección hemos hecho constar su trayectoria intelectual y hemos resumido algunas de sus aportaciones. Desde la historia del regadío y de las tecnologías hidráulicas en la época medieval a la difusión de las teorías de la relatividad, pasando por la historia del darwinismo, la teoría de la geografía, la historia del pensamiento hispano, entre otros muchas líneas de investigación que ha cultivado de forma admirable. No es necesario repetirlo aquí porque seguramente lo han leído muchos de los presentes, que habrán examinado también con asombro su extraordinario curriculum vitae con la relación de sus publicaciones. Y será recordado por el profesor Antonio Roca en el elogio que hará a continuación.

Pocas veces se encuentran investigadores que transiten tan brillantemente por tantos campos diversos de las ciencias sociales y naturales. Que tengan una amplitud de miras tan vasta, con una atención continuada al desarrollo de la historia, de la geografía, de la historia de la ciencia. Que al mismo tiempo tengan una tan continuada atención a la teoría y manejen con tanto cuidado los documentos y los datos empíricos.

El Premio Internacional Geocrítica está en sus comienzos. Todavía no es conocido, y no prestigia realmente a los premiados. Es el premio el que se prestigia con el nombre de las personalidades que lo han aceptado. Por eso agradecemos vivamente a Thomas F. Glick que se encuentre aquí entre nosotros.

Profesor Glick: sepa que valoramos en mucho su obra científica, su talante personal, y su atención a los problemas del mundo hispano e iberoamericano en general.

Y sepa también que, tal como se decía en el acta del jurado, valoramos asimismo de forma esencial, su preocupación por estudiar el pensamiento de personalidades científicas y, de forma más amplia, de rasgos significativos de las culturas musulmana, cristiana y judía. Nunca más que en estos momentos en que la locura parece haberse adueñado de muchos de los que viven en las viejas tierras de Palestina y de Israel, hacen más falta personalidades como usted, que valoren simultáneamente las aportaciones de unas y otras tradiciones culturales.

Pocos intelectuales conocen tan bien como el profesor Glick los largos periodos de convivencia pacífica y de fructíferos intercambios que hubo entre musulmanes y judíos durante la edad media y moderna. Personalidades como él deben tomar la iniciativa para restablecer los puentes de diálogo entre unos y otros, ya que en ello nos va el futuro a todos. Y deben contribuir a luchar contra los fundamentalismos de un lado y de otro (y de todos los lados) que preconizan la división y el enfrentamiento. En estos momentos en que el Forum 2004 destaca tanto la diferencia y la diversidad, quizás convendría decir claramente que no es en ella en la que hemos de insistir, sino en lo que nos es común a todos los hombres. Frente al Forum de la diversidad el Forum de la similaridad.

Hemos de desactivar los conflictos entre las religiones, que algunos convierten en conflictos entre culturas. Debemos, desde luego, reconocer que las tradiciones religiosas que hunden sus raíces en un oscuro pasado (como el judaismo, el cristianismo, o el islamismo) son, sin duda, un patrimonio cultural valioso de la Humanidad. Seguramente esas y otras religiones pueden ser necesarias para dar tranquilidad personal ante la muerte y ante otras preguntas esenciales que se hacen los hombres desde el mismo comienzo del proceso de humanización. Pero tal vez habría que empezar a decir también con claridad que esos dioses exclusivos y mutuamente excluyentes y enfrentados entre sí (Yahvé, la Santísima Trinidad, Alá), son un desvarío intelectual incompatible con los más elementales principios de la inteligencia y el sentido común. Tres dioses competidores (más los de las otras religiones) parecen excesivos para un mundo globalizado, en un momento, además, en que se conoce bien la unidad profunda de todo el universo.

Profesor Glick, al entregarle esta placa del Premio Geocrítica 2004, diseñada por el gran pintor Albert Ràfols Casamada, queremos que le llegue también nuestro afecto y nuestro reconocimiento por su extraordinaria labor intelectual.
 

© Copyright Horacio Capel, 2004
© Copyright Scripta Nova, 2004

Ficha bibliográfica:

CAPEL, H. El Premio Internacional de Geocrítica 2004 al profesor Thomas F. Glick. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2004, vol. VIII, núm. 170 (76). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-170-76.htm> [ISSN: 1138-9788]
 

El Premio Internacional Geocrítica 2004

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