Scripta Nova |
ENSOÑACIÓN Y
COMBATE POR
Pedro Cunill Grau, Ph. D.
A solicitud del fundador
de Geocrítica, dilecto amigo y colega Dr. Horacio Capel, reflexionaré,
en este momento excepcional de cenit en mi ciudad natal, sobre el mensaje que
he procurado transmitir a alumnos y colegas en largo devenir profesional
geográfico, enfatizando en nuestra formación e influencias que hemos tenido en
el pensar y en el accionar, junto con la visión retrospectiva de nuestra
producción intelectual y la proyección esperanzadora en nuevas líneas de
investigación geográfica que intentaré mantener en el futuro inmediato.
Formación de base en los
momentos epigonales de las bodas entre geografía e historia
Tuve
la suerte de realizar mis primeros estudios universitarios en esta ciudad de
Santiago en el tradicional Instituto Pedagógico de la Facultad de Filosofía
y Educación de la Universidad de Chile, cuando todavía se mantenían las
bodas entre geografía e historia. El destino me posibilitó tener como maestros
a excelsos profesores que habían logrado mantener el hilo de Ariadna de la
sabiduría humanista y científica bellista en dicha institución, fundada en 1843
por el insigne caraqueño Andrés Bello, quien por cierto, como lo hemos expuesto
en un ensayo, contribuyó decididamente a las potencialidades del territorio
chileno, siendo impulsador de la enseñanza de la geografía y cartografía con
singulares contribuciones en programas y textos(1). Sus discípulos
fueron miembros fundadores del Museo de Historia Natural, Facultades de
Humanidades, Matemáticas y Física, Anales de la Universidad de Chile,
manteniéndose una sostenida continuidad académica hasta inicios de la segunda
mitad del siglo pasado.
Todavía
resuenan en mis oídos, en tardes de melancolía en diversos escenarios
territoriales, las sabias enseñanzas de Juan Gómez Millas, Eugenio Pereira
Salas, Humberto Fuenzalida, Ricardo Krebs, Eugenio González, Mario Góngora,
Genaro Godoy y Guillermo Feliú Cruz. A este último, gran maestro de maestros,
le debo mi formación paleográfica y cartográfica histórica, puesto que con gran
severidad, redoblada por su entonces joven discípulo Sergio Villalobos, se nos
“invitaba” de mañana a tarde a concurrir diariamente al recinto de
Simultáneamente
recuerdo con especial cariño la importancia en nuestra formación básica en
historia y geografía de sabios hombres buenos, algunos clásicos como el Padre
Ovalle o el Abate Molina, hasta llegar a la escuela de Benjamín Vicuña Mackenna
y culminar con Luis Risopatrón e Isaiah Bowman, cuyas voces inmortales
reposaban en los anaqueles de la espléndida vieja biblioteca del Instituto
Pedagógico. Libros que seguí consultando hasta mi alejamiento del país.
Asimismo, en aquellos años difíciles, estudiaba en modestas ediciones, las únicas
asequibles a mi condición de estudiante de menguados ingresos. Allí comencé,
gracias a pequeñas becas y otros ingresos, la conformación de mi biblioteca
personal, hoy repartida en
Durante
nuestras gratas y largas veladas en
Mis
dudas acerca de la escogencia se definieron de una paradojal manera, sumamente
armoniosa, al comenzar a incursionar en el ámbito geográfico universitario,
donde pude ampliar mi vocación geográfico histórica. Se abrieron nuevas
perspectivas bajo la tuición intelectual de dos maestros de excepción Jean
Borde y Mario Góngora, quienes renovaron el Instituto de Geografía de la
Universidad de Chile, llamándome a colaborar allí. Llegó a ser una institución
de alta excelencia académica, donde transcurrieron añorables años de mi
juventud en intenso trabajo de terreno y archivos, entrenándoseme en la
investigación geográfica histórica rural, habiendo participado junto con otros
colegas en apoyos documentales en obras de magnitud, como en
Paris: el deslumbramiento por la pluralidad de las escuelas
francesas.
Nuestra
formación de base, ampliada con lecturas de autoformación y contactos con
académicos visitantes franceses, junto a las estimulantes insinuaciones de Jean
Borde y Mario Góngora, me inclinaron a diseñar un proyecto para continuar
estudios superiores en Francia, que ulteriormente podría ser útiles para el
país. En aquel tiempo era virtualmente imposible que se concedieran becas a
Paris, estimulándose en cambio la concurrencia a universidades del interior.
Con cierta ofuscación del entendimiento, por efecto de una pasión en lograr una
mayor formación plural, intentando emplear útilmente para el perfeccionamiento
de nuestra formación el apogeo de
Así,
fui becado en Paris como aspirante al Certificado de Estudios Superiores de
Geografía Humana que obtuve en junio de 1960 en el Institut de Géographie de la
Université de Paris, donde tomaron un especial interés en acrecentar mi
formación los doctores Pierre George e Ives Lacoste, participando además en el
seminario efectuado por ellos en el Institut du Developpment Economique et
social de la Université de Paris, acrecentando mi perfeccionamiento en los acuciantes
problemas de la geografía del subdesarrollo y geografía urbana.
Además,
de acuerdo a nuestro proyecto inicial realicé estudios en
También
asistía al College de France donde seguí las lecciones del profesor
Pierre Gourou, Chaire d ´Etude du Monde Tropical, y del profesor Roger
Dion, Chaire de Géographie Historique de
De
esta manera cumplí la segunda etapa de nuestra preparación académica y
profesional. Este deslumbramiento parisino me abrió a incursionar en nuevas
temáticas. A mi regreso intenté difundir en nuestros alumnos la necesidad del
conocimiento de los autores franceses más reveladores para la especialidad de
la geografía humana y más tarde, en 1965 publiqué un ensayo sobre La
geografía humana francesa y sus proyecciones en América Latina(4).
Sin embargo, esta introducción a las escuelas francesas no fue obstáculo para
intentar lograr autonomía en escogencia de temas y utilización de métodos en
nuestras futuras investigaciones.
La tríada chilena: por la renovación de la enseñanza
geográfica, la extensión de la geografía nacional y la investigación
geohistórica
Durante
nuestra permanencia en Chile traté de incursionar a través de diversos tipos de
obras en tres ámbitos que juzgué necesarios para su identidad cultural, el
desarrollo sostenido de su territorio, salvaguarda de su ambiente y
biodiversidad, la movilización del valor excepcional de sus plurales espacios y
de sus recursos naturales, con la valorización de su legado humano
geohistórico. Todo ello pudo ser posible al ser elegido Profesor Titular en la
Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile (1960-1975),
habiendo desempeñado allí la cátedra de geografía humana, con la de otras
materias y varios cargos docentes y de investigación en el Instituto de
Geografía y Departamento de Geografía, el de Director del Centro de Estudios
Antopológicos (1963-1964) y Director del Departamento de Geografía (1970).
El
primer ámbito de nuestra tríada chilena corresponde a la colaboración en la
renovación de la enseñanza geográfica en la educación secundaria, iniciada a
comienzos de la década de los sesenta en el siglo pasado. Allí, a petición de
Eduardo Castro, diligente director de
Encabezamos
este conjunto con el texto pedagógico Geografía de Chile en 1963, 232
páginas, siendo renovado, ampliado y actualizado en cada una de sucesivas
ediciones, hasta alcanzar la novena edición en 1979 con 558 páginas. Esta obra
nos posibilitó llegar a más de 150.000 lectores, desbordando el ámbito
educacional formal. Aún hoy, en nuestras incursiones al Chile profundo, tengo
el agrado de encontrar mujeres y hombres que se informaron de una nueva visión
del país por esta obra.
En
esta Geografía de Chile incursioné, entre otras, en temática innovadora
con la apertura al océano Pacífico y a la Antártica, su vocación marítima y una
mejor y más justa integración nacional que posibilitara enfrentar audazmente en
aquellos años el reto de la integración latinoamericana. Sin prejuicios, innové
en estimular el ámbito del trabajo con el cultivo de escogidas frutas
mediterráneas y de Nueva Zelandia, la introducción de la maricultura del salmón
y muchas otras que hoy se han concretizado en la realidad geográfica chilena.
A
esta monografía individual siguieron las ocho ediciones de Chile y sus
regiones, que culminaron en
En
los años postreros de mi vida profesional en Chile y en los primeros años de mi
alejamiento seguí colaborando con otros autores para intentar mantener nuestro
mensaje acerca de las potencialidades geográficas del país y de su gente. Entre
otros, con Sergio Villalobos, Chile, su historia y sus regiones. Octavo año
básico, con tres ediciones de
El
segundo ámbito de nuestra tríada chilena se expresó en la extensión,
popularización e internacionalización de la geografía chilena. En palabras del
presidente de
En
aquellos años estimulé y difundí, en mi carácter de miembro del equipo de
redacción de
Siempre
en nuestro objetivo central de difundir las potencialidades chilenas en
relación a su territorio acepté redactar un opúsculo intitulado Chile,
geografía de contrastes, editado en 1965 por el Departamento Impresos del
Ministerio de Relaciones Exteriores. Tuvo una gran difusión en las diversas
embajadas del país en el exterior. En el mismo sentido publiqué en 1971 el
ensayo Transformaciones en la geografía social y económica chilena, en
forma de artículo en el Boletín del Instituto de Geografía de
Esta
preocupación culminó con mi libro Visión de Chile, editado especialmente
para UNCTAD III, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1972, con prólogo
de Felipe Herrera e introducción de Olga Poblete. En aquellos años cruciales
tuvo una amplia difusión, traduciéndose al inglés(6). Por
comunicaciones de diversos delegados que concurrieron a esta reunión
internacional de
Ocho
años más tarde, ya alejado del país, continuaba en esta tarea que culminé en
1980 como coautor de la obra colectiva América Latina: hacia la integración,
prólogo de J. L. Salcedo Bastardo, Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón
Bolívar, donde redacté el artículo intitulado Chile. Al iniciarse el
siglo XXI contribuí con el ensayo Las relaciones con Chile a lo largo de la
historia en la obra colectiva Venezuela y los países hemisféricos
ibéricos e hispanohablantes, Instituto de Altos Estudios de América Latina,
Universidad Simón Bolívar.
El
ámbito final de nuestra tríada chilena está integrado por algunas
contribuciones fundamentales en la reconstrucción del pasado geográfico de
Chile y al estudio del espacio en que se van fijando los fenómenos sociales y
económicos. No es necesaria mi exposición al respecto, puesto que esta fase la
evaluó sintéticamente en julio de 1972 don Eugenio Pereira Salas, entonces
Presidente de
En
1975, postrimero año de permanencia en Chile, efectué una de mis
investigaciones geohistóricas más entrañables, intitulada La temprana
sementera urbana chilena y los comienzos del deterioro ambiental. Estimo
que abría sendas sobre tópicos que no habían sido debidamente destacados, entre
otros, el deterioro del paisaje de la estepa nortina acentuado por la jerarquía
preurbana minera, villas y ciudades mineras; la desaparición de bosques y
matorrales en la cuenca del Aconcagua por el emplazamiento de núcleos
preurbanos itinerantes de fundiciones; la degradación de los ecosistemas
cordilleranos andinos de Chile Central por el establecimiento de unidades
preurbanas y villas mineras(8). Pasó desapercibido en el país,
teniendo más tarde éstos y otros aportes geohistóricos adecuada consulta y
difusión en una versión ampliada al ámbito rural que publiqué en 1979 en
Venezuela en el Segundo Encuentro de Historiadores latinoamericanos y del
Caribe, bajo el título de La geografía social histórica en el
empobrecimiento paisajístico chileno.
La ensoñación de la integración americana:
Desde
mis primeras clases universitarias había mantenido la ensoñación de las
ventajas sociales y económicas de una futura integración latinoamericana. Mi
maestro Pierre George me posibilitó expresar en un libro la realidad
prospectiva de esta ilusión al invitarme en
Tuvo
una gran difusión editorial, puesto que este texto encontró cabida en 1968 en
la serie brasilera de Terras e Povos de Sao Paulo, que la editó en
portugués como A America Andina.
Pronto vendrían dos ediciones en español en
Al
escribir la primera edición de esta obra insistí en presentar, de una manera
integral sin fronteras políticas, los problemas geográficos comunes para el
conjunto de estas naciones andinas, rechazando el tratamiento clásico de una
descripción de país por país. Para ello tuvimos que superar incomprensiones de
quienes se referían a este planteamiento del conjunto multinacional como una
“utopía” o un “absurdo geográfico”. Los años fueron pasando y, en el lapso que
aparecían las otras ediciones, se había iniciado un proceso de reconocimiento y
consolidación de esta realidad geográfica que se extiende vertebrada por la
Cordillera de los Andes desde el Caribe hasta el Polo Sur. Surgió el Acuerdo de
Cartagena y otras instituciones integracionistas que cubren este ámbito
espacial, culminando con los avatares de
En
múltiples artículos y ensayos continué insistiendo, por más de treinta años, en
las positivas opciones de la integración americana. Ello tuvo un reconocimiento
académico al ser designado por el Consejo Universitario miembro de
En
estos últimos años he tenido en suerte ser invitado por múltiples universidades
españolas y americanas. Allí he desarrollado con pasión el tema de la
cooperación entre los países iberoamericanos y Europa. Ha sido un motivo
reiterativo de atención en conferencias, cursos de pre y postgrado, tratando de
establecer puentes de intercambio y de debate entre los colegas geógrafos de
ambas márgenes del Atlántico. A este respecto se me publicó en La Universidad
de Sevilla en el año
Los independentistas tiempos revueltos y el deterioro
ambiental: el caso venezolano
Al
regresar a Chile, después de nuestra primera estadía en Venezuela, inicié hacia
1967 la preparación del discurso de incorporación como académico de número en
La
investigación de este importante caso de regresión paisajística cultural y
ambiental fue presentada en 1972 con el título de Cambios en el paisaje
geográfico venezolano en la época de la Emancipación(9). Lo hice
como un agradecimiento de chilenidad a mis ex alumnos, colegas y trabajadores
de
En
palabras del ex Presidente de
La saga del poblamiento decimonónico de pioneros anónimos
venezolanos
El
tema del poblamiento decimonónico venezolano continuó formando parte de mis
preocupaciones investigativas, tomando una especial relevancia cuando, con la
asesoría y dirección del Dr. Paúl Yves Denis, decidimos tomarlo como tema
específico de tesis doctoral en la Universidad de Laval, Québec, Canadá. Tras
largos años de investigación lo presentamos en sesión solemne en la capilla de
dicha universidad en diciembre de 1984 bajo el título de Geografía del
Poblamiento Venezolano en el siglo XIX. Conceptualización Geohistórica de
El
objetivo central de esta tesis que nos posibilitó el grado de Philosophiae
Doctor, Mention Géographie, consistió en lograr una conceptualización de las
regiones geohistóricas que se reconocían en Venezuela en el siglo XIX.
Demostramos que el poblamiento no presentaba en dicho lapso secular una
homogeneidad geográfica total, sino que se expresaba en diversos tipos de
regiones. Hasta entonces la clasificación tradicional de las regiones
venezolanas se había basado casi exclusivamente en factores geofísicos o
administrativos. Nuestro intento fue probar que el país se estructuraba en
nueve grandes regiones que tenían una identidad acrisolada en su legado
geohistórico, definiéndolas, delimitándolas e interpretándolas.
Asimismo
demostramos que en cada una de estas regiones geohistóricas existieron diversas
formas de poblamiento, desde asentamientos efímeros de grupos errantes o
seminómadas, cuyos modos de vida se basaban en la recolección de la sarrapia,
del caucho, del balatá y otros productos destinados a la exportación, a
establecimientos poco consolidados de campesinos conuqueros itinerantes o
pequeños ganaderos que subsistían en la frugalidad de
Con
esta investigación se lograron identificar sugestivos cambios en la ocupación
territorial del siglo XIX de los paisajes regionales venezolanos, llegándose
incluso a escala microrregional, que se acompañan con procesos de movilidad de
mujeres y hombres, superándose barreras profundas de insalubridad, hambrunas y
exacciones bélicas de los procesos de la Emancipación, guerras civiles y de
Esta
obra fue publicada en 1987 con el título de Geografía del poblamiento
venezolano en el siglo XIX, por las ediciones de la Presidencia de la
República de Venezuela en tres volúmenes que suman 2.332 páginas con mapas
fuera de texto. Tuvo una segunda edición en 1999 por
Viene
al caso citar al ex Presidente de la República don Ramón J. Velásquez acerca de
la significación de la saga de los pobladores anónimos en la segunda parte de esta
obra: “Al reducir el conocimiento de lo que pasó en Venezuela en el turbulento
espacio que se extiende desde
Los
avances de interpretaciones geohistóricas expuestas en este libro han sido
difundidas con gran amplitud en los ámbitos humanísticos y científicos, siendo
pieza fundamental en las distinciones que se me otorgaron ulteriormente: en
1996 el Premio Bienal de Humanidades Arturo Uslar Pietri por el Consejo
Nacional de la República de Venezuela y el Premio Nacional del Ciencias
1997, Mención Ciencias Sociales y Humanas, otorgado por el Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la República de Venezuela
(CONICIT). Para este investigador que tuvo que iniciar a partir de 1976 nuevos
rumbos en su quehacer geográfico no es jactancioso anotar la impresión sobre
esta obra de uno de los mayores historiadores venezolanos: “Este cuadro del
poblamiento venezolano del siglo XIX convierte la obra de Pedro Cunill Grau, en
un documento de muy alto valor científico, en una investigación que alumbra
territorios ocultos de nuestra identidad, al mismo tiempo que en uno de los
libros de valor perdurable escritos sobre Venezuela en el siglo XX”(12).
Hacia una geohistoria ambiental de Venezuela
En
mi papel como Profesor Titular, entre 1976 y 1996, en las escuelas de geografía
e historia de la Facultad de Humanidades y Educación de
Fui
publicando en varios números de revistas venezolanas de ciencias sociales
numerosos artículos que incidían en esta temática geohistórica ambiental. Entre
ellos La variable geohistórica en el deterioro ambiental venezolano en el
siglo XIX, en
Al
ser invitado a impartir la cátedra anual José Gil Fortoul en Caracas el 28 de
octubre de 1999 en ocasión del 111 aniversario de la fundación de
Contribuciones a la compleja temática geohistórica
latinoamericana
Tempranamente
comencé a introducirme en la compleja temática geohistórica latinoamericana,
motivado por la lectura de Carl Ortwin Sauer y otros geógrafos de la escuela de
Berkeley, como también de geógrafos históricos españoles, franceses y
mexicanos. Ello comenzó en 1987 cuando fui invitado a colaborar en
Dos
años más tarde, fui coautor de
En
1995 el Fondo de Cultura Económica y el Colegio de México, Fideicomiso de las
Américas, editaron mi libro Las transformaciones del espacio geohistórico
latinoamericano, 1930-1990, 198 páginas, que tuvo una segunda edición en
1996. Allí desarrollé la transformación geohistórica que ha ocurrido en estos
sesenta años con la incidencia de los cambios climáticos estacionales en el
avance de la desertificación y en la regulación hídrica; las múltiples catástrofes
geográficas y físicas; la repercusión de los fenómenos de la violencia política
y de la sobreexplotación de recursos naturales en la población y la producción,
así como en la circulación de bienes y en el espacio urbano.
Es
un libro descarnado, que intenta llamar a acciones correctivas en la
planificación de un nuevo espacio latinoamericano de equidad. Este mensaje
sorprendió a nuestros colegas, en especial a los venezolanos, donde se vivían
tiempos difíciles: “El libro es violento porque a través de sus páginas caemos
en los multifacéticos paisajes de la violencia latinoamericana, a
Uno
de mis trabajos más relevantes en este ámbito se expresó en el año 1999 en el
ensayo intitulado La geohistoria, como contribución a la novísima obra Para
una historia de América coordinada por Ruggiero Romano, Marcello Carmagnani
y Alicia Hernández, editada por El Colegio de México, Fideicomiso Historia de
Las Américas y Fondo de Cultura Económica(16). Son más de 150
páginas consagradas a las constricciones geográficas de la naturaleza americana
y a las innovaciones tecnológicas y adelantamientos en las cambiantes relaciones
entre el hombre y la geografía del Nuevo
Mundo.
Más
tarde, como fruto de mis largas permanencias en España, particularmente en
Andalucía y Castilla y León, efectué en el año 2000 una investigación
patrocinada por la Fundación de El Monte de Sevilla, intitulada El paisaje
andino: punas, salares y cerros, que forma parte de la obra colectiva Potosí.
Plata para Europa(17). Se efectuó en el año 2002 una nueva
versión con planos denominada Potosí: ciudad minera y valorización ambiental
altiplánica, artículo en Urbana, revista editada por el Instituto de
Urbanismo, Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Universidad Central de
Venezuela, Vol. VII, págs.
En
conclusión, el hallazgo y utilización de los minerales de plata de Potosí fundamentó
la monumentalidad y magnitud demográfica del paisaje urbano y suburbano de la
ciudad homónima. Ello fue acompañado con una sagaz interpretación de los
elementos microclimatológicos, en especial del viento, pluviosidad y
temperatura, en el dsenvolvimiento de las tecnologías mineras que posibilitaron
su contrastado poblamiento. Coetáneamente, se explotaron en forma sostenida un
sinnúmero de recursos minerales complementarios, lo que dio lugar a la
conformación de diversos modos de vida en la población indígena. Asimismo, se
evidenció en su devenir geohistórico regional, un aprovechamiento intensivo de
los recursos de la biodiversidad altiplánica, que en la mayoría de los casos
condujo a deterioros ambientales irreversibles.
En
esta investigación demostramos que fue sumamente alto el costo ecológico del
vencimiento de la altitud e inaccesibilidad altiplánica. Los paisajes
argentíferos potosinos que fueron volcados en beneficio del tesoro de la Europa
occidental, sólo posibilitaron bonanzas efímeras con gratos paisajes del ocio y
la distensión a los detentadores del poder minero y altos grados de exacción y
sufrimiento a mitayos y mingados indígenas. Irónicamente, una riente máscara
sigue galardonando
Apertura a la innovación: la geohistoria
de la sensibilidad
En
estos últimos tres años he incursionado en una nueva óptica en la geografía de
la percepción, en particular en la geohistoria de
Ello
me decidió a elegir, como tema de mi discurso de incorporación como Individuo
de Número de
Era
la primera vez que se registraba en los anales de la academia esta temática,
siendo muy bien acogida, como lo expresó el académico don Ramón J. Velásquez:
“Los mundos que Cunill Grau resucita en este discurso sobre el comportamiento
europeo en los siglos XV, XVI y XVII frente a las noticias y fabulosas muestras
de la magnificencia tropical venezolana, que va de Paria a Guayana la considera
como la transmisión del imaginario paradisíaco al ámbito europeo. La obsesión
de los reyes por las perlas de Cubagua, la urgente demanda de los príncipes por
las guacamayas y los tucanes que los embrujaban con sus colores increíbles, y
la demanda de las plumas de garzas y guacamayas para adorno de trajes de damas,
y el sabor del cacao y el olor del tabaco, la delicia de la hamaca y la demanda
de loros, cunaguaros, cuchicuchis para el adorno y la exhibición de las
muestras de un mundo increíble, reconstruido por Cunill Grau tiene acento de
relato de cronistas, de informe de comisionados del Emperador, de cuentos del
pueblo sobre la perdida grandeza, relatos que tienen el sabor de novela son el
producto de años de investigaciones de Cunill en los archivos de esos siglos,
de las fuentes españolas y europeas sobre esos tiempos fabulosos”(19).
La
singular y sorprendente acogida de esta temática en diversos medios
intelectuales del país llevó a
Esta
obra comprende un visión territorial de la sensibilidad venezolana en una
óptica humanística de la geohistoria de la percepción, que se marca desde el
tardío siglo XV al temprano siglo XX. En este contexto, el interés por la
variabilidad histórica del comportamiento geográfico y ambiental venezolano nos
llevó a investigar la manera como se ha realizado su percepción territorial, en
función de la cual ha tomado sus decisiones en la valorización de la
biodiversidad y de los recursos naturales, lo mismo que en el disfrute del
paisaje.
Allí
expongo cambios territoriales que se ocasionaron directa o indirectamente por
rechazos, afectos, temores y utilizaciones locales. Fuentes denominadas por los
naturales y primeros conquistadores de stercus demonis, a los pocos años
eran manantiales crípticos de aceite petrólio, que curaba gota y artritis de
monarcas españoles. Espacios denominados del Infierno luego se
reconvertían en parajes de prosperidad. Las zonas acuáticas del Paraíso
Terrenal pariano a escasos años eran bautizadas como Golfo Triste. Aves
de mal agüero al poco tiempo serán visualizados como pájaros celestiales.
Paisajes aprehendidos como tierras de plantas venenosas eran, a posteriori,
sitios benéficos donde crecían hierbas medicinales.
Más
aún, la sensibilidad ante lo mágico fue un rasgo fundamental local en la época
de nuestro estudio en diversos paisajes venezolanos. Petroglifos que expresaban
cambio de rutas fluviales de la Amazonia y de la Orinoquia fueron percibidos
por misioneros como obra del demonio y/o sitios de encantamiento. Estilos de
fumar tabaco o disfrutar del gusto del chimó y del hayo eran
expresiones a interpretar del lenguaje de pretendidos dioses y demonios,
pasando luego a ser elementos básicos de una íntima geografía de
El
introito de este libro fue redactado por José Balza, Premio Nacional de
Literatura, de quien hemos escogido estas palabras donde revela su percepción:
“... sé que este libro poseerá una singular resonancia: la de convertir lo
geográfico en un atributo de todos; la de inquietar a científicos y poetas.
Porque creo que nunca antes los vínculos domésticos o intelectivos de nuestra
población con su paisaje habían sido recorridos con tanta precisión y pasión.
Un libro que habla de lo sensual es también cosa de placer. (Para Estrabón el
geógrafo debe ser asimismo aquel tipo de hombre que ocupa sus pensamientos
en el arte de vivir y en la felicidad)”.
Por la extensión de la geografía venezolana
Desde
que inicié mi definitiva permanencia en Venezuela he intentado difundir, tanto
en la cátedra como en diversos medios de educación informal, las virtualidades
de la geografía venezolana. Muy tempranamente, en 1979, fui invitado por la
empresa periodística El Nacional a contribuir con el artículo Prospectiva en
la geografía humana de Venezuela, que formó parte de la obra colectiva Venezuela
1979. Examen y futuro. Al año siguiente amplié el mismo tema en
Inquieto
al constatar la carencia de manuales universitarios actualizados presenté a
comienzos de la década de los ochenta en el siglo pasado al editor catalán
Alejandro Argullós, director de
Para
esa misma época me llamaron de
La
meta de esta obra consiste en alcanzar una interpretación geografía engarzada
con el presente real y proyectada en la integración del futuro inmediato, de
una Venezuela que ha tenido y sigue teniendo presencia en el mundo del petróleo
desde el siglo XX, y que tiene todas las condiciones para irrumpir
positivamente en el nuevo mundo de los cereales y del agua en el inmediato
siglo XXI.
Esta
obra cierra un ciclo de ediciones específicas que promovía anualmente
Se
está culminando en estos momentos el gran proyecto que ideé y coordino de una Geografía
de Venezuela, obra colectiva patrocinada por Fundación Polar, donde se
exponen las realidades y proyecciones de la tropicalidad venezolana en visiones
pluri y transdisciplinarias. Continúa la ejecución del proyecto en dos
versiones papel y multimedia. Iniciado en el año 2002 tiene como objetivo
básico conseguir la presentación e interpretación de una documentación exacta y
actualizada de los hechos básicos del conocimiento geográfico venezolano con la
presentación pormenorizada de la realidad geográfica física; climatológica e
hidrográfica; patrimonio ambiental; recursos naturales; interpretación de las
referencias demográficas en el temprano siglo XXI y transformaciones de la
geografía humana, económica, social, cultural, regional, política y
administrativa, con una culminación de geoestrategia e integración. Todo ello
culmina en el año 2005 con proyección prospectiva al año 2030, en análisis
cartográficos explicativos de los problemas fundamentales relativos al
territorio nacional, en una óptica pluridisciplinaria y transdisciplinaria. Se
estima que la obra saldrá en su totalidad en el mes de julio del año 2006.
La
presentación objetiva en esta obra de las variadas y extraordinarias
posibilidades geográficas y ambientales con que cuenta Venezuela contribuirá
eficazmente a que se vaya ampliando la percepción de que hay que cambiar los
estilos de desarrollo humano y las modalidades de salvaguardia del patrimonio
ecológico del país, en la consecución de metas geográficas y socioeconómicas
con mayor equidad y con el debido cuidado ambiental.
Para
su redacción se ha contratado un equipo multidisciplinario de más de cien
profesionales, entre los cuales se cuenta con una mayoría de 61 geógrafos y
cartógrafos acompañados de 7 ingenieros agrónomos y forestales, 2 ingenieros
civiles, 2 ingenieros industriales, 5 economistas, 5 historiadores, 5
arquitectos, 4 biólogos y botánicos, 4 sociólogos, 3 antropólogos, 3 abogados,
4 internacionalistas y diplomáticos, geólogos e ingenieros sísmicos, y de otras
profesiones.
Se
divide en siete partes con 82 capítulos:
PARTES |
CAPITULOS |
PREÁMBULO VENEZUELA, PRESENCIA
Y EXPRESIVIDAD GEOGRÁFICA EN EL PLANETA |
1 |
PRIMERA PARTE
|
5 |
SEGUNDA PARTE LA TROPICALIDAD
VENEZOLANA |
3 |
TERCERA PARTE
MEDIO FÍSICO Y
RECURSOS AMBIENTALES |
12 |
CUARTA
PARTE
EL MEDIO HUMANO, ESTABLECIMIENTOS Y
ACTIVIDADES
|
14 |
QUINTA
PARTE
GEOGRAFÍA
CULTURAL
|
8 |
SEXTA PARTE
GEOGRAFÍA
DE
|
27 |
SÉPTIMA PARTE
GEOESTRATEGIA E INTEGRACIÓN
|
12 |
Total capítulos
|
82 |
Con
esta obra en nueve tomos con 8.607 páginas y un atlas temático, con un
tratamiento simultáneo en CD, se pretende contribuir a capacitar voluntades
unidas en la búsqueda de la maximización de las potencialidades que ofrece la patrimonialidad
geográfica de Venezuela, estimulando a sus habitantes a dar su creatividad en
la preservación de este legado espacial, para que siga siendo tierra tropical
de buena esperanza para las generaciones futuras.
Al
entrar en la edad septuagenaria me honra singularmente haber sido galardonado
con el Premio Internacional Geocrítica 2005, distinción significativa
por venir de geógrafos de vanguardia y de pareceres cuestionadores. Estoy
absolutamente emocionado al expresarse con ello una convergencia de hechos
existenciales. Es un reencuentro con mi querido amigo de tiempos difíciles Dr.
Horacio Capel, con quien inicié la revitalización de los estudios de postgrado
de geografía en Venezuela. A su vez, es cuasi maravilloso que esta nominación
haya surgido por iniciativa de colegas de la Universidad de Barcelona,
emplazada a pocas cuadras del lar de mi padre, quien nos mantuvo en la
querencia catalana. Finalmente, hoy se efectúa esta ceremonia en mi ciudad
natal, en mi país de origen, del cual siempre he guardado entrañables
reconocimientos.
¡Muchas
gracias!
Notas
1.
Pedro Cunill Grau, Andrés Bello y la divulgación
científica en Chile, en especial de los estudios geográficos. Investigación
en la obra colectiva Bello y Chile. Tercer Congreso del Bicentenario.
Caracas. Fundación La Casa de Bello, 1981, tomo segundo, págs.
2.
Pedro Cunill Grau, Fuentes cartográficas en la génesis de
los tipos de poblamiento chileno, siglos XVI al XVIII. Separata de la
investigación publicada en el tomo intitulado Primer Symposium Cartográfico
Nacional. Santiago de Chile. Instituto Geográfico Militar. 1972, págs.
3.
Eugenio Pereira Salas, Discurso de recepción de don Pedro
Cunill Grau. Publicado en Boletín de
4.
Pedro Cunill Grau, Guía bibliográfica para el estudio de
la geografía humana. Universidad de Chile. Departamento de Filosofía y
Letras. Sección de Geografía. Santiago de Chile. Prensas de la Escuela de
Geología, 1962, 173 págs. Pedro Cunill Grau, La geografía humana francesa y
sus proyecciones en América Latina. Ensayo en la obra colectiva La
geografía en Francia, editada por el Instituto Central de Historia y
Geografía. Universidad de Concepción, 1965, págs.
5.
Eugenio Pereira Salas, op. cit., pág. 98.
6.
Pedro Cunill Grau, Visión de Chile. Edición especial
para UNCTAD III. Santiago de
Chile. Editorial Universitaria,
1972, 233 págs.; edición en inglés Vision of Chile, translators Henry L.
Russel and Edward Greswell. Santiago. Editorial Universitaria, 1972,
238 págs.
7.
Eugenio Pereira Salas, op. cit., págs. 99 y 100.
8.
Pedro Cunill Grau, La temprana sementera urbana chilena y
los comienzos del deterioro ambiental. Investigación en la obra colectiva Siete
estudios. Homenaje de la Facultad de Ciencias Humanas a Eugenio Pereira Salas.
Santiago. Universidad de Chile, 1975, págs.
9.
Pedro Cunill, Cambios en el paisaje geográfico venezolano
en la época de
10. Ramón
J. Velásquez, Discurso de contestación en el acto de incorporación de
Pedro Cunill Grau como Individuo de Número de
11. Ramón
J. Velásquez, op. cit., pág. 170.
12. Ramón
J. Velásquez, op. cit., pág. 170.
13. José
Angel Rodríguez, Pedro Cunill Grau, el hombre de los mil paisajes.
Artículo en Geoenseñanza. Revista semestral venezolana de geografía y su
enseñanza. Universidad de los Andes. Táchira. Vol. VI, 2001, págs. 284 y 285.
Véase al respecto José Angel Rodríguez: los paisajes geohistóricos cañeros
en Venezuela. Caracas, Ediciones de
14. Pedro
Cunill Grau, Hacia una geohistoria ambiental de Venezuela. Cátedra Gil
Fortoul. Boletín de
15. José
Angel Rodríguez, op. cit., págs. 286 y 287.
16. Pedro
Cunill Grau,
17. Pedro
Cunill Grau, El paisaje andino: punas, salares y cerros. Investigación
en la obra colectiva Potosí. Plata para Europa. Editor José Villa
Rodríguez. Universidad de Sevilla. Fundación El Monte. Colección América.
Sevilla 2000, págs.
18. Pedro
Cunill Grau, Biodiversidad y recursos naturales venezolanos para la
sensibilidad euroamericana. Sus paisajes geohistóricos (Siglos XV-XIX).
Academia Nacional de
19. Ramón
J. Velásquez, Discurso de contestación, op. cit., pág. 171.
20. Estos
tomos fueron los siguientes: José-Balbino León, Ecología y ambiente en
Venezuela. Rubén Carpio Castillo, Geopolítica de Venezuela. Emilio
Osorio Álvarez, Geografía social y de población de Venezuela. Rosa
Estaba de Pérez, Geografía de los paisajes urbanos e industriales de
Venezuela. Orlando Luis Venturini, Geografía de la región de los Andes
venezolanos. Temístocles Rojas, Geografía de la región nororiental.
José Manuel Guevara Díaz, Geografía de las regiones central y capital.
César A. Guevara y Catherine De R. De Guevara, Geografía de la región
centro-occidental. Beatriz Olivo Chacín, Geografía de la región insular
y del mar venezolano. Antonio Rafael Boadas, Geografía del Amazonas
venezolano.
21. José
Rafael Lovera, Presentación a
22. Pedro
Cunill Grau, Venezuela, opciones geográficas. Preliminar de Pedro
Grases. Prólogo de Ramón J. Velásquez. Fundación Eugenio Mendoza. Caracas.
1990, 450 páginas.
23. Pedro Cunill Grau, Escenarios
de la geografía humana venezolana. Ensayo en la obra colectiva Venezuela
Contemporánea. 1974-1989, Fundación Eugenio Mendoza, 1989. Pedro Cunill
Grau, Geografía y poblamiento de Venezuela Hispánica. Ensayo en la obra
colectiva Los tres primeros siglos de Venezuela. 1498-1810. Fundación
Eugenio Mendoza. Caracas. 1991.
© Copyright Pedro Cunill Grau, 2005
© Copyright Scripta Nova, 2005
Ficha bibliográfica:
CUNILL, P. Ensoñación
y combate por la geografía histórica y regional Iberoamericana. Scripta
Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona:
Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2005, vol. IX, núm. 194 (120).
<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-120.htm> [ISSN: 1138-9788]
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