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POLÍTICAS DE VIVIENDA SOCIAL EN EL GRAN SANTIAGO: PROLETARIZACIÓN DE LOS SECTORES POPULARES URBANOS
Rodrigo Rocha Pérez
Lic. en Geografía. Universidad de Chile. Diplomado (c) en Docencia Universitaria. Universidad Diego Portales.
E- mail: rrocha@uchile.cl
Patricio Antilef Osorio
Lic. en Geografía. Universidad de
Chile. Diplomado en Enfoques y Métodos para
José Villarroel de
Lic. en Geografía. Universidad de Chile. Master (c) en Salud Pública. Escola Nacional Saúde de Pública, Fundação Oswaldo Cruz. Río de Janeiro. Brasil.
La sumatoria de los procesos productivos, migraciones y pobreza que ha afectado a Santiago de Chile durante el siglo XX ha configurado un cuadro de déficit de viviendas entre los sectores populares como consecuencia del fuerte crecimiento poblacional, la falta de infraestructura urbana y la inestabilidad laboral de los sectores más desposeídos. Es en la segunda mitad del siglo citado cuando el Estado redefine sus políticas habitacionales enfatizando en la resolución de las necesidades primordiales de amplios sectores de la población dando lugar al concepto de vivienda social. Sin embargo, con el tiempo la actuación estatal tendió a satisfacer sólo los requerimientos de sectores con poder de compra o endeudamiento. La vivienda social obtendrá así un perfil mercantil y se convertirá en un lucrativo negocio para sectores inmobiliarios. Hoy se privilegia por sobre todo el valor de uso de la vivienda: en donde se produce y reproduce el trabajador asalariado. Por lo mismo, la vivienda social juega un rol clave en la proletarización de los sectores populares al constituirse en un medio de consumo de carácter salarial. Variados han sido los cambios que han afectado a las políticas de vivienda social en los últimos 40 años contribuyendo a agudizar problemáticas sociales urbanas. Los beneficiados de dichos programas estatales comparten historias comunes de hacinamiento, enajenación y sufrimiento, configurando un cuadro desalentador en lo social y medioambiental urbano. La expansión horizontal de la ciudad, la liberalización de los suelos, la construcción cada vez más periférica de los conjuntos habitacionales para los sectores populares y la estructura económica imperante, acrecientan aún más estas problemáticas. A la preocupación por combatir el déficit habitacional, se antepone una merma de metros cuadrados construidos por vivienda; una muy baja proporción de zonas de esparcimiento o áreas verdes; bajos estándares de construcción; endeudamientos; patologías sociales y físicas; nula participación de los pobladores en las decisiones sobre su entorno urbano y una manifiesta concentración de bolsones de pobreza con “solución habitacional” en terrenos periféricos de la gran ciudad, conformando una verdadera medialuna espacial de viviendas sociales en comunas como Puente Alto, San Bernardo, Maipú o Pudahuel, y en donde los bloques de tres pisos construidas por empresas inmobiliarias articulan una realidad cotidiana pero no menos desconcertante. El objetivo del trabajo apunta a la espacialización y análisis de problemáticas referidas a la vivienda social en el Gran Santiago hasta finales de la década de 1990.
Palabras claves: Santiago
de Chile, vivienda Social, sectores populares, valor del suelo, crecimiento
horizontal.
The conections between productive processes,
migration and poverty that have
concerned to Santiago of Chile during the 20th century was forming a picture of a great deficit of
housings between the popular sectors as result of the strong population growth
the lack of urban infrastructure and the labour instability in the sectors more
then deprived. Only in the second half of the XXth century when the State
defines his political ones of housing with a major emphasis in solving the
basic needs of wide sectors of population, giving place to the concept of
Social Housing. With the time the work of the State tends to satisfying the
needs of the sectors with purchasing and get into debt power. The Social
Housing will get a profile of market and a lucrative business for inmobiliare
sectors. Today the things are favoured for over all the value of the use of the
housing: where produce and reproduce the remunerated worker. For same the
Social Housing plays a key role in the popular sectors to constituted in a way
of consumption of wage character. Varied it have been the changes that have
concerned the social housing politics in the last 40 years and with the time
they help in major or minor measure to sharpen social urban problems. The
horizontal expantion of the city, the liberation of the salaries, the construction
increasingly peripheral of the sets habitacionales for the popular sectors and
the economic structure, promote furthermore these problematic. To the worry for
the decrease of the deficit of the housings, there is in front a decrease of
square meters constructed for them: a low portion of zones of walk and green
areas, low standards of construction, obligations, social and physical problems
of these marginal sectors; void participation of the settlers in the decisions
on his urban environment and creation of groups of poverty with “housing’s
solutions” at places in the periphery of the city, forming hereby a spatial
place of social housings in cities like: Puente Alto, Maipú, San Bernardo or
Pudahuel, where the blocks of three floors built for inmobiliare’s companies
articulate a daily, but not less disconcerting reality. The main of the work
points at the specialization and analysis of problematic recounted to the
social housing in the Gran Santiago up to endsof the decade of the 90’s.
Keywords:
La concepción de
la vivienda en una ciudad capitalista
El proceso de migración e
industrialización acaecido en Santiago
de Chile durante las primeras décadas del siglo XX dejó de manifiesto un grave
problema urbano derivado de la falta de vivienda para vastos sectores sociales
de la ciudad, obligando al Estado a elaborar nuevas respuestas y
responsabilidades en la medida que la falta de infraestructura asumía
proporciones mayores.
Hacia 1960 surgen redefiniciones de las
políticas habitacionales, dando lugar al concepto de vivienda de interés
social. Se crea un sistema financiero orientado a favorecer a los sectores
inmobiliarios o la industria de la construcción y se crean agencias estatales
de captación de ahorro y crédito.
Sin embargo, en la práctica el grueso de la
labor habitacional del Estado favoreció más bien a sectores con cierto poder de
compra, sin superar las promesas oficiales de aliviar la penuria de la
vivienda. El discurso oficial de un Estado preocupado por las masas hacinadas
en cinturones de miseria fue un sustento para que empresarios inmobiliarios y
de la construcción acrecentaran su capital.
Desde un principio, para el Estado de Chile
la vivienda es vista como un lugar donde una familia busca abrigo
e intimidad para el desarrollo de
sus actividades internas. Para el sistema capitalista lo que interesa en la
vivienda es sólo su valor de uso.
En una urbe capitalista la vivienda a perdido
su doble función de medio de consumo
individual o familiar –lugar de reposo, aseo, alimentación, reproducción y
esparcimiento- y medio de producción –centro de producción de bienes o
servicios, almacenamiento, depósito,
centro de producción para el autoconsumo y autoconstrucción de la vivienda-. La
vivienda urbana se ha separado del centro de trabajo y el asalariado debe ir en
busca del lugar de producción vendiendo su fuerza de trabajo a terceros.
Se separa el concepto de vivienda urbana de
la posibilidad de constituirla en un taller o bodega, para convertirse tan sólo
en propiedad privada del trabajador proletarizado y un medio de consumo de
carácter salarial, trasformándose
actualmente en una respuesta económica a las leyes de acumulación
capitalista.
El salario entregado al obrero a cambio de su
fuerza de trabajo lo convierte éste en medios de subsistencia cuyo consumo
sirve para reproducir nuevos proletarios. Se trata de la producción y
reproducción del instrumento más indispensable para el capitalista: el propio
trabajador.
Entonces, la vivienda obrera es un elemento importante en la reproducción del capital. Ese es el fondo del carácter mercantil de la vivienda, pero a su vez, el argumento para decir que ella es una verdadera fábrica de obreros. Por eso se hace hincapié en que la vivienda social adquiere un carácter de proletarización sobre los sectores populares.
Sumemos a lo anterior el hecho de que para un obrero la cantidad de horas socialmente necesarias para producir su fuerza de trabajo es el límite mínimo de la jornada laboral. Pero en el actual sistema dicho sujeto requiere ampliar su jornada de trabajo diario hasta un límite dado por lo biológico y lo moral debido a que el salario es bajo y las necesidades apremiantes son muchas. Por lo tanto, a salarios bajos, ampliación de la jornada de trabajo. Con ello se diminuye la cantidad de horas diarias destinada a los asuntos familiares y aumentan los problemas de relación social al interior de los conjuntos habitacionales de viviendas sociales. Como dichas viviendas son construidas en los sectores periféricos de la gran ciudad, el poblador deberá desplazarse diariamente largas distancias hasta sus lugares de trabajo.
Además, resulta un hecho que los sectores populares de la ciudad
están muy restringidos en la posibilidad de participar en los procesos y
discusiones sociales, económicas y culturales de su hábitat urbano, producto de
la escasa consulta ciudadana por parte de los organismos públicos para recabar
opiniones sobre como construir un modelo de ciudad acorde a las necesidades y
problemas de dicho estrato social. Mas aún, en dichos sectores sociales se
manifiesta una gran carencia de acceso a bienes o servicios, se genera contra
ellos una abierta segregación socioespacial y socioeconómica, aparte de soportar
carencias de espacios físicos y participativos para su integración social en la
ciudad. Consecuencia evidente de un estilo de desarrollo nacional que
privilegia otras circunstancias por sobre lo humano.
Políticas de vivienda
social en Chile
Desde mediados del siglo veinte se comienza a
estudiar y analizar políticas de vivienda social desde lo público, comenzando a
la par el desarrollo de los sectores inmobiliarios privados, la industria de la
construcción y las agencias estatales que captan ahorro, además de la creación de mutuales y cooperativas.
Durante el gobierno militar encabezado por
Augusto Pinochet Ugarte (1973-1990) el concepto de vivienda social adquiere
cambios importantes y sucesivos. La primera definición sobre ese tipo de
vivienda por parte del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (1975) señala que
ella es una solución provisoria para
la familia que permanece hasta que ella pueda inscribirse en el Sistema Único
de Postulación. Por lo tanto, se trata de una vivienda para esperar una casa
definitiva y propia mediante el sistema de Viviendas de Interés Social o
Viviendas Básicas. Sin embargo, el mismo Ministerio (1989) señala que la
vivienda social es una vivienda económica de carácter definitivo destinada a resolver los problemas de marginalidad
habitacional con una primera etapa consistente en una Vivienda Básica, que se
define como una vivienda social con superficie mínima de 24 metros cuadrados
construidos, un valor máximo de 225 Unidades de Fomento[i][1] y un subsidio estatal de hasta 75% de su
valor. El subsidio habitacional[ii][2] es una ayuda en dinero, no sujeta a
restitución, que el Estado proporciona a los beneficiarios para que estos
puedan adquirir una vivienda. Este subsidio se logra a través de dos líneas de
apoyo en crédito a corto y largo plazo, con garantía hipotecaria que se otorga
a los beneficiarios para completar el valor de la vivienda. Los factores que
otorgan puntaje son el ahorro en dinero y las cargas familiares. Los
beneficiados adquieren la vivienda en el mercado inmobiliario privado.
Para el gobierno de Patricio Aylwin Azócar
(1990-1994) la vivienda básica baja el monto máximo de subsidio de 180 a 140
Unidades de Fomento, equiparándolo al Programa de Vivienda Progresiva. El valor
máximo de la vivienda será de 215 Unidades de Fomento debido costo de
producción de las mismas. Se crea el subsidio unificado destinado a sectores
socioeconómicos medio-bajo, con capacidad de ahorro y en condiciones
preferenciales de crédito hipotecario. Por último se recrea el concepto de la
Vivienda Progresiva definida como un proceso habitacional que comienza con una
unidad modesta pero mejorable en el tiempo. Ésta se logra con una primera etapa
de construcción de unidades sanitarias y espacio habitable.
Durante el periodo de Eduardo Frei Ruiz-Tagle
(1994-2000), la vivienda básica queda establecida bajo un 70% de subsidio para
viviendas de hasta 215 Unidades de Fomento, con un ahorro previo de 10 Unidades
de Fomento y un crédito del Servicio de Vivienda y Urbanismo de 65 Unidades de
Fomento con 20 años de pago, 8% de interés anual y 0,6 Unidades de Fomento de
dividendo mínimo. Se crea además el concepto de leasing habitacional que está
destinado a familias de sectores medio-bajo y medio con dificultades de ahorro
sistemático. Consiste en posibilitar el arriendo de vivienda social sin
hipoteca ni gravámenes mediante contrato con promesa de compraventa.
Algunas
características de la vivienda social en Chile.
Referente
a los aspectos más generales de las características de la vivienda social en
Chile, es importante conocer la evolución del número de viviendas sociales y la
superficie construida por periodo presidencial (Cuadro Nº 1). En primer lugar
se destaca el crecimiento de la población nacional y un aumento paulatino en el
número de soluciones habitacionales iniciadas y proyectadas por periodo
presidencial demostrando la preocupación de las autoridades por disminuir la
brecha entre la demanda de viviendas y el déficit real, pero dejando de
manifiesto la relación inversa con la superficie construida para cada vivienda
en metros cuadrados.
Cuadro Nº
1
Evolución del
número de viviendas y superficie construida para vivienda social en el ámbito
nacional por periodos presidenciales (1942-1994)
Variables |
Periodo
presidencial |
||||||
Juan
A. Ríos y Gabriel González V. 1942-1952 |
Carlos
Ibáñez del C. 1952-1958 |
Jorge
Alessandri R. (1958-1964) |
Eduardo
Frei Montalva (1964-1970) |
Salvador
Allende G. (1970-1973) |
Augusto
Pinochet U. (1973-1990) |
Patricio
Aylwin A. (1990-1994) |
|
Población
nacional promedio (en miles de habitantes). |
5.240 |
6.183 |
7.346 |
8.245 |
9.027 |
10.998 |
13.121 |
Número
de viviendas iniciadas y proyectadas en cada periodo. |
44.563 |
39.765 |
175.474 |
228.348 |
129.525 |
668.825 |
268.725 |
Promedio
de viviendas construidas por año. |
4.456 |
6.628 |
29.246 |
38.066 |
43.175 |
41.802 |
89.575 |
Superficie
construida por vivienda en metros cuadrados. |
130,6 |
118,1 |
68,0 |
61,1 |
57,1 |
60.3 |
57,2 |
Fuente:
Ministerio de Vivienda y Urbanismo. 1996
Por otra parte se debe consignar que a mediados
de la década de 1990 el 74% de los seleccionados con viviendas sociales eran
hogares allegados y el 8% eran hogares provenientes de campamentos, tomas de
terreno y allegados con posibilidades de desalojo en sus lugares de origen.
De los postulantes inscritos para el acceso a
vivienda social y quienes realmente cumplen con los requisitos para las mismas,
llamados postulantes hábiles, el mayor número a nivel nacional se encuentran en
la Región Metropolitana de Santiago, que además
concentra a aproximadamente el 40% de la población nacional. De los 434
mil inscritos para acceso a vivienda básica y progresiva a nivel nacional, el
35% de ellos está en la Región Metropolitana
(Cuadro Nº 2).
Cuadro
Nº 2
Postulantes inscritos y hábiles para acceso a
viviendas sociales al año 1995.
Total país y Región Metropolitana.
PAIS
Vivienda
Básica |
Vivienda
Progresiva |
|||||
Año |
Inscritos |
Hábiles |
%
Hábiles respecto a los inscritos. |
Inscritos |
Hábiles |
%
Hábiles respecto a los inscritos. |
1995 |
379.616 |
144.111 |
38.0 |
54.671 |
22.051 |
40,3 |
REGIÓN METROPOLITANA Vivienda
Básica |
Vivienda
progresiva |
|||||
Año |
Inscritos |
Hábiles |
%
Hábiles respecto a los inscritos. |
Inscritos |
Hábiles |
%
Hábiles respecto a los inscritos. |
1995 |
150.132 |
61.350 |
40,9 |
3.620 |
824 |
22,8 |
Fuente:
Departamento de Estadísticas del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. 1996.
No es un hecho menor lo consignado
anteriormente en referencia a la cantidad de superficie construida en metros
cuadrado por vivienda, ya que la diferencia de superficie de las mismas varía
considerablemente dependiendo el segmento socioeconómico de la población.
(Cuadro Nº 3). Nótese que para los segmentos C3 y D, el tamaño promedio de la vivienda es muy
parecida a la de las viviendas sociales, con la diferencia que la mayor parte
de quienes acceden a las mismas del segmento D provienen de viviendas aún más
precarias por su condición de allegados o por provenir de campamentos.
Nivel de ingreso y tamaño de la vivienda al año 1996.
Región Metropolitana de Santiago.
Segmento
socioeconómico |
Nivel
mensual de ingresos del hogar (en pesos chilenos). |
Tamaño
vivienda en promedio (en metros cuadrados construidos) |
AB
(alto) |
Más
de 1.500.000 |
Más
de 300 |
C1
(medio alto) |
1.500.000 - 750.000 |
150
– 250 |
C2
(medio) |
750.000
– 350.000 |
70
|
C3
(medio bajo) |
350.000
– 220.000 |
50
|
D
(bajo) |
220.000
– 90.000 |
25
– 40 |
E
(pobreza) |
Menos
de 90.000 |
Menos
de 25 |
Fuente: Departamento
de Estadísticas del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. 1996.
Hacia 1995 la Región Metropolitana concentraba cerca de un 70% del suelo urbano nacional. La liberalización del suelo urbano durante el régimen militar encabezado por Pinochet -en completa sintonía con la inserción del modelo neoliberal en el país- significó a la larga el encarecimiento del valor del suelo de Santiago producto del crecimiento horizontal de la ciudad y consiguientemente una mayor escasez de suelos para uso urbano, al competir con el suelo de uso agrícola y la especulación en el valor de los terrenos en zonas rururbanas o cercanas a la ciudad.
Las viviendas sociales subsidiadas por el Estado y construidas por privados vio aumentar también los costos de producción al aumentar el valor del suelo promedio -expresada en Unidades de Fomento- potenciando la construcción de conjuntos habitacionales de carácter social en suelos cada vez más periféricos, coincidentemente de las comunas más populosas y valores del suelo más baratos en relación con los promedios. Finalmente el aumento de los costos se traspasa al “beneficiado” de las viviendas sociales aumento los dividendos y el ahorro mínimo para la postulación. (Cuadro Nº 4).
Cuadro Nº 4
Proyección del suelo de uso urbano para la Región Metropolitana y el país. (expresado en hectáreas) Periodo 1995 – 2020
|
1995 |
2000 |
2010 |
2020 |
Variación % 1995/2020 |
Región Metropolitana |
63.225 |
65.396 |
73.202 |
83.306 |
31,8 |
Total nacional |
85.699 |
100.769 |
137.092 |
197.910 |
130,9 |
Fuente: Ministerio de Vivienda y Urbanismo. 1996.
En términos de la inversión del sector público y privado en vivienda social, se observa una importante avance en los montos de inversión monetaria del sector inmobiliario y construcción, fenómeno ya se observaba desde la década de 1960 pero acrecentado mucho más a partir de la década de 1980. El compromiso del Estado cada vez se concentra más en la compra de terrenos para programas de vivienda social y los esfuerzos de la construcción en manos de privados.
La vivienda social en la Región Metropolitana
En relación a la evolución del precio promedio del metro cuadrado por comunas en la Región Metropolitana, observamos una variación directa entre el valor promedio del suelo –expresado en Unidades de Fomento por metro cuadrado- con el segmento socioeconómico de los habitantes de las comunas respectivas. (Figura Nº 1).
Figura Nº 1
Valor promedio del suelo por comunas del Gran Santiago año 1998.
Fuente: Ruiz-Tagle, J.
2003. Nota: A mayor relieve comunal,
mayor precio del suelo. Nótese que las comunas del oriente de la capital,
llamado “barrios altos” como Vitacura, Las Condes o Providencia, concentran los
valores más altos. El patrón espacial de las comunas con valores de suelo más
económicos genera una especie de semiluna que une la periferia sur y occidente
de la Gran Ciudad.
Para las comunas de estrato social alto o medio-alto de la zona oriente de la capital –comunas conocidas como barrios altos por encontrarse en los lugares más altos de la depresión intermedia de Santiago y albergar a los habitantes de mayores ingresos monetarios- se observan valores del suelo que superan en ocasiones unas 40 veces a los precios observados como promedio en las comunas periféricas del sur o del poniente de la capital. Además, valores altos son posibles de encontrar también en el centro de Santiago debido al rol comercial y administrativo de dicha zona urbana. (Cuadro Nº 5)
Cuadro Nº 5
Valor del precio promedio del metro cuadrado de suelo urbano comunas del Gran Santiago al año 1997(expresada en Unidades de Fomento).
Comuna |
valor |
Comuna |
valor |
1. Las Condes |
30,5 |
17. Huechuraba |
4,2 |
2. Vitacura |
25,8 |
18. San Joaquín |
4,2 |
3. Providencia |
22,6 |
19. Quinta Normal |
4,0 |
4. Santiago Centro |
19,5 |
20. La Granja |
3,8 |
5. Ñuñoa |
12,4 |
21. San Ramón |
2,9 |
6. Macul |
8,7 |
22. Peñalolén |
2,8 |
7. San Miguel |
8,0 |
23. Cerrillos |
2,6 |
8. La Reina |
7,9 |
24. El Bosque |
2,3 |
9. Independencia |
6,5 |
25. Maipú |
2,2 |
10. La Florida |
6,3 |
26. Puente Alto |
2,1 |
11. Lo Barnechea |
6,3 |
27. San Bernardo |
1,9 |
12. Conchalí |
5,3 |
28. Renca |
1,4 |
13. Lo Prado |
4,8 |
29. Lo Espejo |
1,4 |
14. Estación Central |
4,7 |
30. Pudahuel |
0,8 |
15. Recoleta |
4,6 |
31. Quilicura |
0,8 |
16. Pedro Aguirre Cerda |
4,4 |
32. La Pintana |
0,3 |
Fuente:
Consultora ACOP. 1998.
Las comunas donde más se construyeron conjuntos de viviendas sociales durante la década de 1990 son aquellas en donde el valor del suelo es menor y donde paradójicamente hay más viviendas faltantes debido a que esas comunas concentran también los mayores montos de población pobre y que vive en muchos casos como allegados en viviendas de familiares o amigos. (Cuadro Nº 6)
Cuadro Nº 6
Comparación de algunas comunas de Santiago en relación a la población total, pobreza, viviendas sociales faltantes y total de viviendas por comuna (a 1995).
Comuna |
Población |
Pobres |
% pobreza |
Viviendas sociales faltantes |
Viviendas comunales a 1992 |
|
Providencia |
111.182 |
0 |
0.0 |
0 |
34.387 |
|
Las Condes |
208.063 |
6.450 |
3,1 |
1.931 |
51.719 |
|
Vitacura |
79.375 |
2.619 |
3,3 |
629 |
18.037 |
|
Pudahuel* |
137.940 |
32.140 |
23,3 |
7.524 |
31.744 |
|
El Bosque* |
172.854 |
51.856 |
30,0 |
9.728 |
38.713 |
|
San Bernar*. |
190.857 |
58.402 |
30,6 |
11.477 |
41.318 |
|
Quilicura* |
41.121 |
12.994 |
31,6 |
2.508 |
9.301 |
|
La Pintana* |
169.640 |
72.606 |
42,8 |
9.698 |
38.033 |
|
Puente Alto* |
254.673 |
57.044 |
22,4 |
7.456 |
60.168 |
|
|
|
|
|
|
|
|
Fuente: Géminis
consultores. 1995. Nota: Con * figuran las comunas del Gran Santiago con mayor
índice de pobreza.
En relación con la erradicación de campamentos precarios en el Gran Santiago durante el gobierno militar de Pinochet, como parte de las políticas públicas tendientes a segregar socioeconómicamente a la ciudad, se observa que las comunas receptoras de población erradicada son mayoritariamente Quilicura, Renca, Pudahuel, Maipú, San Bernardo, El Bosque, La Pintana, Puente Alto y Peñalolén, que concuerdan con las comunas donde hay mayores déficit habitacionales. Durante los años 1979 a 1985 más de 35.000 familias fueron erradicadas desde las comunas de Santiago localizadas en los sectores oriente, centro o norte de la ciudad hacia la periferia sur y occidente preferentemente.
Las comunas que recibieron los mayores montos de familias erradicadas son también las mayores receptoras de conjuntos habitacionales de viviendas básicas y progresivas durante la década de 1990. (Cuadro Nº 7).
Cuadro Nº 7
Comunas receptoras
del programa de viviendas básicas en la Región Metropolitana. Periodo 1990-1995
Comuna
|
N° conjuntos |
N° viviendas |
Puente
Alto |
28
(15,47%) |
10.377
(16,96%) |
La
Pintana |
20
(11,05%) |
7.468
(12,22%) |
Pudahuel |
15
(8,29%) |
4.748
(7,76%) |
Quilicura |
10
(5,53%) |
5.016
(5,52%) |
El
Bosque |
10
(5,53%) |
2.734
(4,46%) |
San
Bernardo |
10
(5,53%) |
2.542
(4,15%) |
Total
de las 6 comunas |
93
(47,74%) |
32.895
(53,75%) |
Total
Región Metropolitana |
195
(100%) |
61.200
(100%) |
Fuente: Jadue, D 1997.
En el periodo 1990-1995 se construyeron viviendas
básicas en 31 comunas de la Región Metropolitana. 44 de los 52 conjuntos
habitacionales de vivienda básica (84,6%) construidos durante los años 1990 y
1991 estaban compuestas de viviendas de
extensión pareadas -uno y dos pisos-. 78 de 103 conjuntos de vivienda básica
(75,7%) entre los años 1992 y 1994 fueron bloques -tres pisos y más-, y en el
año 1995, 34 de 40 conjuntos habitacionales de vivienda social (85%) fueron
también en bloques. Del cuadro 7 se desprende el vertiginoso crecimiento de viviendas para comunas como Puente Alto o
La Pintana.
Por otra parte, a mayor costo promedio de la
vivienda (Cuadro 8) mayores son las condiciones mínimas para postular a
vivienda básica ya que en 1990 existía un 75% de subsidio estatal con un máximo
de 180 Unidades de Fomento de subsidio directo, en cambio, en 1992 era sólo de
un 70% con un máximo de 140 Unidades de
Fomento de subsidio directo. A su vez, en 1992 el ahorro obligatorio mínimo
sube de 8 a 10 Unidades de Fomento y el dividendo mínimo de 0,3 a 0,6 Unidades
de Fomento, para posteriormente, en 1995, llegar a 0,7 Unidades de Fomento, lo
que en la práctica significa que tienden a quedan fuera del sistema aquellas
familias que tienen menos de 3,5 Unidades de Fomento de ingreso per cápita
(exigencia mínima de ingreso familiar). Comienza aquí, a manifestarse el
carácter excluyente del sistema impuesto por el Estado chileno para beneficiar
a los más pobres, ya que deja de lado a los sectores populares que no tienen
capacidad de ahorro y crédito.
Cuadro Nº 8
Costo promedio de
viviendas básicas y de los metros cuadrados de la vivienda. Región
Metropolitana.
Año
|
Costo promedio vivienda |
Costo promedio por m² |
1990 |
194,41
UF |
5,70
UF |
1995 |
233,85
UF |
5,67
UF |
Fuente: Instituto de la
Vivienda. Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile 1997.
Paralelamente, con relación a la densidad de
habitantes en los conjuntos habitacionales de viviendas básicas, según datos
oficiales del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (1996), analizadas por el
Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile, se señala que hay un promedio
de 703,5 habitantes por hectárea, lo que es varias veces superior al promedio
del Gran Santiago, que para el caso de lo propuesto por el Plan Regulador
Metropolitano alcanza una cifra de 150 personas por hectárea urbana. A su vez,
la superficie destinada a equipamiento y áreas verdes por conjunto habitacional
no supera un 12% del total construido, dejando de manifiesto otro aspecto esbozado
con anterioridad, en tanto que al sistema económico actual y al Estado de
Chile sólo le interesa el valor de uso
de la vivienda, en desmedro de las condiciones de vida del conjunto de sus
habitantes. Al respecto, el hecho que el Estado y las empresas constructoras
casi no habiliten canchas deportivas o áreas de esparcimiento obedece a dos
aristas. La primera es la adecuación a presupuestos ya determinados, donde la
inversión en extensión está fuera de lo probable, pero además a la ausencia del
proletariado en las decisiones sobre su entorno inmediato. Además no es
casualidad que consignemos el hecho que ahora las viviendas sociales sean en
altura y no en forma horizontal, ya que ello obedece al abaratamiento de
costos, trayendo como consecuencia un mayor nivel de enajenación de la
población que ahí vive.
Al interior de estos espacios habitados denominados
conjuntos habitacionales de viviendas sociales hay procesos de deterioro que se
derivan de las políticas de vivienda –o ausencia de ellas- por parte del Estado
que se traducen en patologías sociales y físicas que se vinculan con la falta
de historia residencial común -que incide en el concepto de vecindad-, la trama
urbana circundante -espacio socioeconómico y cultural resultante en la ciudad-,
y la segregación espacial urbana.
Un caso concreto
Desde el año 1999 se ha investigado las problemáticas sociales y económicas de la población existente en una serie de villas o conjuntos habitacionales de vivienda social en la zona sur y occidente del Gran Santiago, con el propósito de establecer análisis geográficos por parte de los autores de este trabajo, siendo una de ellas las tristemente famosas “Villas El Volcán” localizadas en la comuna de Puente Alto, que el habitante de Santiago conoce como “Casas Copeva” debido a que la empresa privada constructora de dicho conjunto de viviendas fue COPEVA, la misma que salió a la opinión pública por la mala calidad de los materiales utilizados en la construcción de las viviendas, y porque la mayor parte de las viviendas eran permeables a las precipitaciones. Son viviendas básicas de tres pisos, comúnmente llamados bloques.
Dichos pobladores manifestaron una preocupación muy
grande por los inconvenientes medioambientales del entono inmediato de las villas
El Volcán, debido a que esas viviendas fueron edificadas al lado de un basural
clandestino y porque las áreas verdes prácticamente no existen. Los terrenos
baldíos existentes en las inmediaciones de dicho conjunto de viviendas parecen
un verdadero desierto. A ello se suma que al menos un 35% de los habitantes de
las casas Copeva pertenecientes a la población económicamente activa estaban
sin trabajo 1999, lo que hace aumentar los focos de delincuencia, drogadicción
y alcoholismo. Quienes tienen la suerte de contar con trabajos estables o a
plazo fijo se quejan de las largas distancias que deben recorrer para llegar a
sus puestos laborales. Ello como consecuencia de que dichas villas están
construidas en la periferia sur de Santiago, donde el valor del suelo es menor
que en el resto de la comuna de Puente Alto. Como si esto fuera poco dicha área
se caracteriza por la falta de infraestructura social –escuelas, canchas y
consultorios de salud- a pesar de la alta densidad habitacional de esta
verdadera zona marginal del Gran Santiago. También hay falta de locomoción colectiva y expectativas
de trabajo. Las villas El Volcán son un ejemplo claro de lo planteado en este
trabajo. Estos son los lugares de producción y reproducción de la mano de obra
ocasional o permanente. Estos son los lugares donde se plantea la
proletarización de los sectores populares a partir de las políticas del Estado
chileno en materia de vivienda social.
Conclusiones
El patrón de asentamiento característico de una sociedad determinada es un producto del estilo de desarrollo predominante en ella. Por lo mismo, como consecuencia de las políticas estatales y privadas que impulsan el desarrollo nacional, se observa como el hábitat urbano de la pobreza se caracteriza por la carencia de equipamiento público y espacios complementarios.
El Estado facilita la gestión en el ámbito urbano concurriendo a la ayuda del sector privado, dinamizando el mercado de la vivienda, otorgando marcos regulatorios sobre calidad y estándar de construcción que deja mucho que desear. Prueba de ello es lo que sucedió con las casas Copeva.
Los habitantes urbanos más pobres tienen un acceso restringido a los procesos de participación y organización del espacio urbano y su medio ambiente.
La lógica de asignación de subsidios y viviendas,
se basa en la capacidad de ahorro y endeudamiento de los pobladores,
disminuyendo las posibilidades de acceso a la vivienda social de los estratos
más desposeídos, facilitando de paso un aumento de la exclusión social. La
vulnerabilidad del empleo y los bajos salarios acrecientan los problemas del
acceso a la vivienda.
A mayor demanda, mayor número de hogares beneficiados, menor monto de subsidio a la vivienda, menor calidad de la vivienda, mayor precio de la vivienda.
En el ámbito espacial, los datos demuestran que son las comunas periféricas las que tienen mayor recepción de viviendas de carácter social, aumentando densidades habitacionales en las periferias pobres, las distancias al centro de la gran ciudad, encarecimiento de los costos de transporte del poblador, proletarizando aun más a las clases populares.
Notas
[iii][1] La Unidad de Fomento (UF) es una medida reajustable basada en la variación del Índice del Precio al Consumidor (IPC). Fue creada por Decreto Supremo en enero de 1967, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, y en la actualidad se reajusta de manera diaria de acuerdo a la tasa promedio geométrica de la variación del IPC del mes anterior. IPC que es determinado por pautas del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). En cuanto a los valores de la UF se puede señalar que al primero de enero de 1990 su valor era de 5.435 pesos. El primero de enero de 1995 ya estaba a 11.535 pesos. El primero de enero del año 2000 su valor llegaba a los 15.067 pesos y el primero de enero del año 2005 alcanzaba los 17.318 pesos chilenos, lo que equivale a unos 29,5 dólares americanos, considerando una paridad de uno a 586.
[1][2] El subsidio habitacional es una ayuda económica que brinda el Estado de Chile a las familias cuya capacidad económica no les permite por si solas adquirir su vivienda. El Subsidio habitacional no se devuelve y se entrega sólo una vez. En cambio el Subsidio Unificado es un subsidio estatal que junto al ahorro y el crédito hipotecario le permite comprar al beneficiado de una vivienda económica nueva o usada, urbana o rural, o construirla en un terreno propio siempre y cuando el valor de la vivienda sea entre 600 a 1.000 UF y está dirigida a familias de capas medias, comerciantes, empleados o profesionales que tengan capacidad de ahorro y pago.
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© Copyright Rodrigo Rocha Pérez, Patricio Antilef Osorio y José Villarroel de la Sotta 2005
© Copyright Scripta Nova, 2005
Ficha bibliográfica:
ROCHA, R; ANTILEF, P; VILLAROEL, J. Políticas de vivienda social
en el Gran Santiago: proletarización de los sectores populares urbanos. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y
ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de
2005, vol. IX, núm. 194 (31). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-31.htm>
[ISSN: 1138-9788]
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