Scripta Nova |
Ernesto José López Morales
Arquitecto Magíster en Urbanismo. Universidad de Chile -
Departamento de Urbanismo
E-mail: erlopez@uchile.cl
Bajo el actual modelo de crecimiento del Gran
Santiago (centrífugo, fragmentario y en baja densidad) grandes zonas
metropolitanas pericentrales aparecen excluidas de la carrera intercomunal por
el desarrollo. Esto puede observarse a través de algunas variables
estructurales que dan cuenta de su deterioro funcional y de la carencia de
políticas territoriales efectivas. Subyace una pregunta: ¿es esta pérdida de
espacio pericentral un estado de mercado "en espera", o su ruptura es
inherente al modelo de crecimiento que estructura hoy a la ciudad?
Palabras clave: crecimiento metropolitano, zonas pericentrales, deterioro
urbano, políticas de repoblamiento
Under the current
model of Santiago Metropolitan area growth (centrifugal, fragmentary and low in
density) large pericentral metropolitan areas seem to be excluded of inner
counties development process, which can be observed through some structural
variables that shows functional deterioration and lack of effective territorial
policies.
In this situation
an underlying inquiry could be state: Is this current space loss a “stand by”
on the ground demand market? Or is it a typical characteristic of the growing
urban model that structures the city itself nowadays?
Keywords: metropolitan growth, pericentral areas, urban
deterioration, repopulation policies.
En los últimos quince años, el modelo de
crecimiento del Área Metropolitana del Gran Santiago (AMGS) ha propendido hacia
localizaciones residenciales y de servicios centrífugas y fragmentadas
(Borsdorf 2003, Bähr y
Mertins,1993). Este nuevo tipo de estructura,
denominada como "nuevas periferias" (Monclús 1998 y Dematteis 1998) o
"metropolización expandida" (De Mattos, 2001), deriva de la dinámica
de la suburbanización o periurbanización a que se ven enfrentadas la mayoría de
las ciudades de la región, con
configuraciones de “agujeros blancos” ABC1 emplazados sobre zonas tradicionales
de pobreza, tipologías residenciales cerradas, nuevos centros comerciales y
nuevas tipologías de zonas industriales.
Según Arriagada y Simioni (2001),
Santiago en esta década replica la tendencia mayoritaria en las grandes urbes
de la región a la expansión geográfica por anexión de bordes, estimándose,
entre 1960 y 2003, un crecimiento del área urbana de 21 mil a cerca de 65 mil
hectáreas, con una tasa de crecimiento actual por año de
En las nuevas periferias la
autosegregación clásicamente compacta de las elites del sector oriente -y
polarizada mediante la erradicación de campamentos entre 1979 y 1985- adquiere
nuevos patrones dispersos, en un proceso de “gentrificación” especialmente
hacia la provincia de Chacabuco. La segregación es, ahora, más microscópica y
cercana, no implicando necesariamente una disminución de los niveles
tradicionales (Ortiz-Morales, 2002).
Tanto el discurso político como técnico
provienen claramente de las directrices públicas: el crecimiento urbano de
Santiago en el futuro será expansivo -mediante sistemas de ciudades y no
sólo loteos, a través de proyectos de diseño urbano de poblaciones
mayores a los 30.000 habitantes; sustentado en infraestructura con planes de
inversión orientados al uso óptimo de las redes de transporte, y de
regulación a través de la internalización de los costos urbanos producidos
por los agentes inmobiliarios (Ravinet, 2002). Para esto, el Ministerio de
Vivienda plantea modificaciones a
Una discusión vigente asocia este modelo a la
exacerbación de nuevos y más fuertes patrones de segregación
"cercana" pero “cercada” (Hidalgo, 2003; Svampa, 2003), en
contraposición a la tesis de apertura a nuevas posibilidades de encuentro
social en los espacios de reciente urbanización (Sabatini, 2001). Y es que
puede hacerse una lectura inherente al modelo fragmentado metropolitano, una
dicotomía “ganador/perdedor”: los espacios habitacionales se dispersan y
mezclan, ubicándose barrios de lujo en zonas pobres, distribuyéndose las zonas
de comercio y servicios por toda la ciudad, y encontrándose sectores
socialmente marginales en las nuevas zonas de clase alta (Svampa, op. Cit).
Sea como fuere, el análisis medular de
ciudades metropolitanas parece centrarse mayoritariamente en el crecimiento
centrífugo de las zonas periféricas, y sus impactos en el crecimiento
poblacional, tendencias locacionales y mayores incrementos en las plusvalías.
El presente estudio intenta
-inversamente- establecer una mirada macroscópica a los espacios pericentrales
de Santiago, bordeantes a la cuña de la riqueza (barrio alto) y al core
metropolitano. Estos espacios experimentan hoy procesos de despoblamiento,
empobrecimiento familiar, deterioro funcional y estigmatización social. Al
respecto, tanto el instrumento de Renovación Urbana -que incentiva con 200 UF
la adquisición de viviendas nuevas- como las inversiones infraestructurales de
transporte y áreas verdes, parecieran no revertir tendencias al abandono de
estas vastas regiones.
Al menos 12 comunas pericentrales no
evolucionan a la par con las comunas centrales o periféricas -y mucho menos
alcanzan a competir por "capturar" demandas de suelo. La hipótesis
plantea que esta conjunción de variables estructurales deteriorantes sería
consustancial a la última fase del modelo de crecimiento del AMGS.
Más que una indagación netamente
cuantitativa, el estudio intenta una exploración en las lógicas de la
valorización económica del suelo, la estructuración socio-demográfica y la
distribución de actividades urbanas en el espacio, la localización de
centralidades y la movilidad intercomunal; hechos clave para la comprensión del
estado actual y futuro de estos espacios.
El análisis se
centra en las 34 comunas del Gran Santiago. Conforme a las fuentes, se
analizaron algunas variables a nivel comunal (Arriagada y Simioni, 2001;
Trivelli, 2003; SECTRA, 2004) y otras a nivel distrital (INE 2003; SII 2001).
Sin embargo, para efectos de mejor comprensión, el espacio metropolitano se
interpreta inicialmente de la siguiente forma:
·
8
comunas componen el "cono centro-oriente" o "cuña de la
riqueza" (Ortiz-Morales op. Cit), incluyendo Santiago (core metropolitano)
como vértice poniente, y Macul (por considerarse -para muchos eventos- una
comuna “ganadora”).
·
Periferia
son las 10 comunas externas al anillo Américo Vespucio, pertenecientes a la
provincia de Santiago sumadas San Bernardo y Puente Alto.
·
Zonas
pericentrales son las 16 comunas restantes exteriores al core,
localizadas al interior del anillo Américo Vespucio y que no corresponden al
cono centro-oriente. Este espacio pericentral se diferencia en tres regiones
relativamente homogéneas, aunque para muchos eventos sus límites son difusos y
dinámicos:
a) Región
pericéntrica sur (comunas de San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, San
Miguel,
b) Región
pericéntrica poniente (comunas de Quinta Normal, Estación Central, Cerrillos y
Lo Prado): Manifiesta condiciones
diferentes a la región anterior. La consolidación inicial de esta zona
corresponde a un arrabal ligado a las actividades de
c) Región
pericéntrica norte (comunas de Recoleta, Independencia, Conchalí, Renca y Cerro
Navia): En su
conformación influye históricamente el río Mapocho como segregador geográfico
con la zona central. Debe tenerse en cuenta que una gran área de Recoleta e
Independencia pertenecían hasta
Figura Nº 1
Zonas
metropolitanas diferenciadas del Gran Santiago
Las lógicas económicas
del crecimiento extensivo metropolitano se producen a través de un “volcamiento hacia el exterior”, con una demanda
habitacional que busca valores de suelo bajos y que aprovecha las condiciones
más atrayentes de las periferias (oferta de “verde placentero”, casas con patio
o parcelas de agrado, vida semiurbanizada). Esto genera un patrón de mixtura
social que comienza a ser característico. De las 8 comunas que exceden el 400
por ciento de valorización, 6 son periféricas y socialmente mixturadas (San Bernardo,
Opuestamente, en el core metropolitano y
cono centro-oriente se ubican los más altos valores actuales de suelo,
superando incluso la barrera de 21 UF/m2, pero acompañado de las más bajas
valorizaciones 92-03. Los valores más altos de suelo se polarizan en las
comunas de Providencia, Vitacura y Las Condes, donde -pese a su escaso
incremento en el tiempo- siguen concentrándose las mejores condiciones de
localización para la vivienda y los servicios. Ésta es el área de centralidades
consolidadas, hacia las que se dan casi la mitad de los viajes por motivos de
trabajo o estudio en el Gran Santiago (Ortiz, 2005).
Pero un hecho singular de las zonas
pericentales es que su valor de suelo actual, si bien no es demasiado alto
respecto a la media metropolitana y a las periferias (Cuadro Nº1), no ofrece ni
por lejos las mismas ventajas paisajísticas de la periferia, ni tampoco los
niveles altos de centralidad del cono. En términos subjetivos el suelo
pericentral es "caro". Se verifica en paralelo una baja valorización
promedio para esta zona (173 %), lo que delata escaso interés del mercado por
localizarse. De no ser por los casos de Cerrillos y Renca –con valorizaciones
de 526 por ciento y 463 por ciento respectivamente, pero en contextos
especulativos bastante puntuales-, la valorización pericentral poniente y norte
sería aún más baja.
Cuadro Nº 1
Valores
de suelo 1992, 2003 y porcentajes de valorización
|
UF
promedios comunales 1992 |
UF
promedios comunales 2003 |
valorización
promedios comunales |
CONO
CENTRO-ORIENTE
|
8,35 |
12,57 |
99,99
% |
ZONA
PERIFÉRICA |
0,55 |
3,09 |
512,13
% |
ZONA
PERICENTRAL |
1,88 |
4,22 |
173,10
% |
Sur |
1,76 |
4,34 |
70,90
% |
Poniente |
1,75 |
4,55 |
219,68
% |
Norte |
1,56 |
3,86 |
217,60
% |
PROMEDIO
METROPOLITANO |
2,92 |
6,01 |
263,60 % |
Fuente: Elaboración propia
en base a ARRIAGADA-SIMIONI (2001) y TRIVELLI (2003)
Los espacios pericentrales están en una paradoja
entre valores de suelo comparativamente altos y una demanda que se “salta”
estas zonas inmediatamente aledañas al centro. A este respecto, el volumen de
construcción de viviendas en las comunas pericentrales lo confirma: San
Joaquín, San Ramón,
El hecho más notable aquí es que 4 de las comunas
definidas como “estáticas” están incluidas en el perímetro afecto a subsidio de
Renovación Urbana. Y es muy probable que el peso relativo que generan las
industrias en obsolescencia, las bajas condiciones y deterioro ambientales de
muchas comunas pericentrales, sumado a su escasa renovación física de los
entornos, crearían mayores condiciones de estancamiento económico.
Por su parte, las tasas de tenencia de vivienda
ya pagada en muchas comunas pericentrales son altas, lo que confirma la
antigüedad de la construcción de éstas, un mercado inmobiliario poco dinámico y
una baja demanda por este recurso (Figura Nº 3). Esto se suma a una alta
concentración de pobreza, un alto nivel de allegamiento (cantidad de hogares
por vivienda) y una data de construcciones residenciales comparativamente más
antigua que en las periferias y el cono centro-oriente (López, 2004). Por el
contrario, las comunas periféricas concentran en promedio hasta un 80 por
ciento de viviendas con deuda (es decir, de construcción más reciente),
mientras que en el cono las viviendas en arriendo predominan en un 60
por ciento.
La pregunta es si las comunas pericentrales
se encuentran “en espera” para operaciones inmobiliarias posteriores, o más
bien son espacios deficitarios que, por motivos que serán analizados a
continuación, tienen bajas probabilidades de desarrollarse en las dinámicas de
mercado actuales.
El mapa metropolitano de densidad de
vivienda (Figura Nº 4) define cuatro grandes sectores muy concentrados, dos de
ellos claramente "pericentrales". Sin embargo, llaman la atención un
gran vacío en el sur de esta zona, el cual es consecuentemente
"llenado" por una gran concentración industrial. De tal forma, las
estructuras industriales o de bodegaje situadas en pericentro (algunas en uso y
otras abandonadas) aparecen “enquistadas” en suelos de buena localización para
el transporte, deteriorando los entornos y desaprovechando la cercanía a las
redes de movilidad. Este efecto es perceptible tanto en los pericentros norte
como sur, aunque con intensidad notablemente más alta en el segundo, especialmente
en la comuna de San Joaquín y borde oriente de San Miguel.
Lo notable de estas comunas es la
incompatibilidad entre el subsidio de Renovación Urbana y una zonificación
metropolitana (PRMS) y local (PRC) que permite extensos bordes industriales
impermeables para el aprovechamiento de las ventajas de transporte por parte
del suelo residencial. De hecho, en San Joaquín no se han generado plusvalías
considerables en las zonas aledañas a las estaciones de Metro que la circundan
(Figura Nº 5).
El uso industrial “de borde” podría ser
una importante causa de la escasa incidencia de las comunas pericentrales en el
uso del Metro. Por ejemplo, en el total de viajes diarios en este medio, el 94
por ciento de las estaciones de destino están en
Aquí las estaciones de las Líneas 2 y 5
aparecen con demandas muy marginales, guardando relación con la estructuración
del trabajo, educación, comercio y servicios en el AMGS. ORTIZ (2005) plantea
que la metrópolis es aún fuertemente monocéntrica para actividades de trabajo y
educación, dirigiéndose el 50 por ciento de los viajes por estos motivos al
cono centro-oriente. La otra gran atracción de viajes hacia actividades
laborales y de estudio son las nuevas zonas periféricas progresivamente más
dotadas en lo funcional (LÓPEZ op. Cit.). En este contexto, los espacios
pericentrales manifiestan dos situaciones: son comunas de paso para las redes
que conectan las periferias con el cono centro-oriente, y sus usos son
funcionalmente residuales para el contexto metropolitano.
Desde el punto de vista de la movilidad
espacial intraurbana de Santiago, se puede concluir es del tipo
"centro-periferia", donde las mayores intensidades porcentuales de
poblamiento tienden hacia los extremos metropolitanos (Figura Nº 6), mientras
que las zonas central y pericentrales (incluido el cono) manifiestan un
considerable despoblamiento. En el contexto de movilidad intercomunal, Santiago
es una estructura que está vaciando sus centros para llenar sus periferias.
Pero ante este despoblamiento central, el
subsidio de Renovación Urbana, tal y como ha operado en el AMGS, estaría
cristalizando sólo en zonas de aptitudes mayores, que cuentan con imagen
urbana, morfología y funciones residenciales homogéneas (barrios poniente y sur
de
Asimismo, el instrumento incentiva –por
cálculos de rentabilidad- la construcción de departamentos pequeños, privilegiando
mayormente la localización de adulto-jóvenes (con pocos o ningún hijo) y
tercera edad. Al crecer las familias, el modelo “expulsa” a estos habitantes
hacia las periferias. Contrariamente, las periferias expansivas, al permitirse
mayores metrajes de vivienda en suelos más baratos, privilegian el asentamiento
de familias emergentes en consolidación, con hijos, y permite su crecimiento y
establecimiento a largo plazo. La geografía etárea del AMGS es dual: define un
core muy joven, y periferias predominantemente de edades medias con hijos.
En el mismo contexto, los espacios
pericentrales quedan relegados a concentraciones mayores de población
envejecida. No se trata, sin embargo, de localizaciones preferidas por este
segmento etáreo (como sí lo son Providencia y El Golf), sino de resabios de una
emigración de los jóvenes que prefirieron las periferias.
Usos
de suelo locales en la comuna pericentral de San Joaquín
Al interior de las áreas de 400 mts. a la redonda partir
de estaciones de Metro Línea 5, se verifica la predominancia de predios
industriales (y de equipamiento carcelario) superiores a
El “envejecimiento” pericentral corre en paralelo
al empobrecimiento generalizado de su población. El análisis de los datos de
–si bien a nivel comunal- permite identificar de qué manera se distribuye la
población viajante correspondiente a los segmentos D y E de la escala de
ingresos familiares (inferiores a $280.000). Las comunas pericentrales y el core
aparecen como el espacio que más origina viajantes pobres (Figura Nº 7).
En las zonas intermedias entre centro y
periferia se están “enquistando” estos segmentos deficitarios, con todas las
externalidades económicas y sociales que ello implica. Inversamente, desde
algún tiempo, las periferias han dejado de ser los espacios de concentración de
la pobreza, constituyéndose en lugares más heterogéneos.
Otro aspecto que da cuenta de la ruptura
generalizada de grandes espacios pericentrales es la distribución de viviendas
deficitarias -por ejemplo conventillos-, siendo notoria la concentración en los
distritos de prácticamente ambos cuadrantes sur y poniente de la comuna de
Santiago, y gran parte de las comunas de San Joaquín, San Miguel, San Ramón,
Por su parte, la variable "movilidad
residencial" familiar es indicativa del crecimiento económico
experimentado. De tal forma, esta movilidad hacia zonas de mejor plusvalía
indica mejores capacidades de endeudamiento familiar. Es relevante entonces la
existencia de una gran área compacta -en Quinta Normal, Renca, Conchalí,
Recoleta y Cerro Navia- donde se da casi un 50 por ciento de población nacida
en la misma comuna. En la zona sur-poniente, en cambio, sólo la comuna de Lo
Espejo y el cuadrante sur de Santiago aparecen con tales grados de
concentración.
Pero estas características no son signo
de estructuras sociales vitales, o de sectores mejor consolidados en el tiempo,
sino, por el contrario, de barrios que comienzan a fracturarse, por la emigración
de su población económicamente más activa, y la ausencia de nuevas familias con
hijos. Los entornos industriales (algunos abandonados) “ayudan” a que las redes
sociales se desestructuren, por la incapacidad de los ambientes físicos de
adaptarse y recibir habitantes nuevos. En términos generales, los pericentros
–casi en una virtual causación circular- pasan a ser los nuevos receptáculos de
marginalidad social –sin acceso a los subsidios sociales- enquistada en los
bordes de un core en renovación y atrapada por periferias sumamente
dinamizadas.
La resultante es un índice de zonas que
podrían considerarse como de mayor déficit social y funcional en el AMGS, y
probablemente ser objeto de focalizaciones más precisas para estrategias de
desarrollo pericentral.
El crecimiento de Santiago se funda en un
mercado de suelo que –si bien hoy asume costos por impactos ambientales y
dotación transporte- distribuye la residencia sólo donde los márgenes de
retorno de las inversiones son mayores. Este modelo también tiende a la autogestión y competencia inter-municipal para acceder
a fuentes de financiamiento públicos (FNDR, BID, etc.) y privados. Para esto,
el MINVU intenta actualmente instituir modificaciones a
Sin embargo, en este modelo los agentes
inmobiliarios se rigen por sus propias lecturas y decisiones acerca de la
demanda residencial urbana (a partir de estudios de mercado), incrementando el
consumo de suelo natural o agrícola, y los niveles de segregación social. Y es
que, ante la inexistencia de gobierno metropolitano, la estructura urbana
depende más de visiones empresariales locales y sectoriales infraestructurales,
que deciden dónde y cómo debe desarrollarse la ciudad.
En este contexto, es imprescindible el
aprovechamiento de las condiciones de centralidad y servicios que ofrece la
ciudad compacta, densificando los suelos más centrales. Con este fin, se aplicó
-a partir de 1990 y con bastante éxito en lo “inmobiliario”- una política
renovadora de suelo central en la comuna de Santiago. Luego, ésta fue
progresivamente ampliada a 9 comunas pericentrales, pero con eficacia sólo en
aquellos cascos donde las condiciones de paisaje histórico o contexto cultural
ofrecían éxitos inmobiliarios “seguros”. Y es que
Pero el problema está lejos de tratarse
sólo de un conflicto entre instrumentos, sino del enfoque de una política
pública territorial. El Estado genera instrumentos y condiciones para el
desarrollo urbano en las periferias y el centro, pero no define -en el mismo
modelo- prioridades para el desarrollo pericentral, el cual –por sus
condiciones menos “inmediatas”- pierde posibilidades a futuro.
Asimismo, ante el
contexto de competencia inter-municipal por la captura de demandas
inmobiliarias, ¿qué tipo de competitividad demuestran los territorios
pericentrales, carentes de ventajas de localización residencial o de servicios
y con sus actualmente altos costos de reconversión de sus suelos históricamente
productivo-industriales? La gestión competitiva
entre comunas no opera cuando se tienen desigualdades ambientales tan notables
como las presentadas por el anillo pericentral del AMGS.
El pericentro,
pese a su nutrida disponibilidad de espacios para la reconversión, aparece con
una sumatoria de conflictos de difícil reversibilidad, confirmándose lo
expresado en la hipótesis: los bajos índices de desarrollo de las zonas
pericentrales no sólo son consecuencia de -sino que se intensifican con- el
modelo actual de crecimiento metropolitano. Y,
de no mediar modificaciones políticas y normativas orientadas al territorio
pericentral (especialmente en lo referido a su valorización económica,
envejecimiento poblacional y carencia de usos vitalizantes), por parte de un
estado que priorice su desarrollo, es poco probable esperar una sinergia
positiva entre esos territorios locales y las oportunidades con que ya cuentan.
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© Copyright Ernesto José López Morales, 2005
© Copyright Scripta Nova, 2005
Ficha bibliográfica:
LÓPEZ, E. Impacto del crecimiento del Gran Santiago en el
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<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-47.htm> [ISSN: 1138-9788]
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