Scripta Nova |
Jordi
Boixader
La
acción colectiva de los agentes urbanos en la transformación de Barcelona
(Resumen)
Los cambios en la acción colectiva
propios de la fase posfordista de desarrollo tienen una concreción en las
estrategias de las ciudades. Las transformaciones del espacio urbano son
expresión de un proceso entre distintos agentes y en ellas emerge una
multiplicidad de niveles y escalas. Se estudian las dinámicas de los agentes
urbanos en la renovación del barrio barcelonés del Poblenou, en el ámbito del
distrito tecnológico 22@. Se discute la implicación en la acción política local
de pluralidad de agentes, la centralidad de las políticas de desarrollo
económico y la territorialización de las prácticas sociales.
Palabras
clave: agentes urbanos, acción colectiva, morfología
urbana, Barcelona.
The collective action of the urban agents in the
transformation of Barcelona: approach to the district 22@Barcelona (Abstract)
The typical
changes in the collective action of the postfordist development phase focus on
the strategies of the cities. The transformations of the urban space are
expression of a process between different agents and in them a multiplicity of
levels and scales emerges. The dynamics of the urban agents in the renewal of
Barcelona’s neighborhood of Poblenou are being studied, in the technological
district 22@. In this framework it will be discussed the implication in the
local political action of plurality of agents, the centrality of the policies
of economic development and the territorialization of the social practices.
Keywords: urban agents, collective action, urban morphology, Barcelona.
Las transformaciones espaciales pueden interpretarse
como el resultado de un proceso entre distintos agentes que actúan en un marco
estructural que es condicionador. Se asume que la morfología urbana es
expresión de las relaciones sociales. En este sentido, la renovación urbana del
barrio barcelonés del Poblenou en el ámbito del distrito 22@ tendrá que
contemplarse como el producto material de prácticas e interacciones sociales en
un entorno determinado. Se propone una aproximación heterodoxa que articule el
papel estructurante del espacio con la dinámica social que en él tiene lugar y
que, a su vez, lo transforma.
Se analiza la acción colectiva en el marco del
proyecto 22@. Se trata, en efecto, de una parte de la acción social que no
agota la totalidad de intervenciones sobre el territorio. El valor que le
atribuimos es sobretodo el de captar el papel constructor del espacio en las
relaciones sociales. En el marco posfordista de desarrollo, el territorio
recupera protagonismo en contraste con la compresión y suavización de las
barreras espaciales (Harvey, 1989). Relacionado con ello, la actuación de los
sujetos individuales tiende a integrarse en campos de acción más amplios.
Lefebvre (1974) ya había destacado el papel del
lugar en la construcción de la teoría social. Más recientemente, Massey (1990)
ha insistido en el hecho de que en la reestructuración que se iniciaba a
finales de los sesenta la causalidad de los cambios sociales, económicos,
culturales y políticos observados en relación a la evolución económica podía
situarse, en buena medida, en los niveles locales. Para Castells (1998) es
precisamente el espacio aquello que organiza la sociedad-red característica de
la contemporaneidad.
Buscando la concreción de los procesos de
carácter general en cada momento y situación se identifican cuatro dimensiones
en las cuales el estudio de la acción colectiva supone una aportación valiosa
para comprender las dinámicas urbanas en la
transformación de Barcelona. Primero, y atendiendo a que la globalización
tiene lugar a través de complejos sociales y económicos específicos, enraizados
en lugares igualmente específicos (Sassen, 1998), destaca a nivel de las
políticas urbanas un progresivo desplazamiento de las formas tradicionales de
planificación avanzándose hacia modalidades más flexibles y cooperativas. Los planteamientos
estratégicos, muchas veces asociados a proyectos específicos, constituyen una
respuesta local y territorializada al incremento de
En segundo lugar, tenemos que hablar del papel
central del territorio en el crecimiento económico el cual ha sido ampliamente
teorizado desde la geografía y la economía regional. En la actualidad, los
complejos espaciales de producción se organizan dentro de geografías urbanas en
activo crecimiento (Smith, 2001). Para Veltz (1999) los razonamientos
económicos habituales olvidan una dimensión central constituida por el
territorio como estructura activa: en la dinámica real del desarrollo los
territorios no son simples campos de maniobras, sino actores. Es decir, que la
productividad, y con ella la competitividad, es cada vez más relacional y
depende ante todo de la cooperación y, por tanto, de la acción colectiva.
La dimensión financiera es una de las
dimensiones principales de la globalización, con fuertes repercusiones locales.
Capital financiero y actividad constructiva aparecen estrechamente vinculados,
tirando de la producción económica y generando fuertes procesos de remodelación
urbana. La acción colectiva aplicada al cambio territorial añadirá a lo hasta
aquí enunciado una visión del territorio en tanto que objeto directo de los
procesos de acumulación. Aún en este supuesto, el valor final de las
operaciones inmobiliarias va a depender de las expectativas que tengamos sobre
lo que harán el resto de agentes, de la capacidad de interpretar las señales
del mercado y, obviamente, de las actuaciones efectivas dentro de una unidad
territorial significativa.
Por último, con la salida de la fábrica el
territorio asumirá un papel estructurante en los procesos de acción colectiva
contenciosa. El vínculo entre espacio y movimientos sociales para M. Santos
(1996) tiene que ser leído desde el contenido geográfico de
La acción colectiva nos interesa en la medida en
que permite objetivar fenómenos sociales decisivos para el estudio del cambio
urbano en un marco de complejidad. En cierto sentido, permite una modelización
y una simplificación de la complejidad inherente al hecho urbano. Ante la
dificultad de individualizar los sujetos por la vía de los intereses, el
enfoque de la acción posibilita la reconstrucción de las dinámicas de
intervención socioterritorial de forma inductiva.
Por ella misma, la acción colectiva constituye
un campo de creciente interés ya que las rupturas a las cuales hemos asistido
en los últimos tiempos la han territorializado. Esta acción colectiva, se dice,
está en la base del desarrollo de los sistemas urbanos y territoriales.
Por otra parte, como se demostrará, la
aproximación a los agentes urbanos a través de la acción colectiva puede
contribuir a un análisis transescalar y, por tanto, a dar una interpretación
adicional a uno de los procesos fundamentales de la metrópoli contemporánea.
Se presenta un análisis de la acción colectiva
desarrollada por los agentes urbanos en el proceso de renovación del barrio del
Poblenou de Barcelona, dentro del ámbito del distrito 22@Barcelona. En tal
aproximación se ha articulado el análisis de agentes, que cuenta con una larga
tradición en la literatura geográfica, con aportaciones procedentes de la
Teoría de
El enfoque de la investigación es un enfoque
inductivo, basado en la observación del territorio. Las motivaciones de los distintos
agentes así como las acciones que desarrollan, en continua interacción, han
sido los ejes en que se ha basado la personalización de los agentes actuantes.
Se ha trabajado en un doble nivel de análisis. El primero estático, de
identificación de los agentes y sus prácticas. El segundo, dinámico, se ha
dirigido a estudiar las interacciones que se producen en el medio urbano. La
aproximación territorial permite visualizar claramente la disparidad de
intereses, las contraposiciones en la producción y consumo de espacio y, en un
marco más general, trazar una continuidad respecto a la persistencia de
contradicciones de corte estructural aunque las conclusiones definitivas, como
se defenderá, hay que estudiarlas en cada caso y son, por tanto, una cuestión empírica.
Se ha optado, además, con el fin de aumentar la claridad expositiva por
mantener en la medida de lo posible la acción pública como punto de referencia,
opción metodológicamente fundamentada por el papel central que mantiene a lo
largo de todo el proceso espacial como productor, consumidor, árbitro y
regulador.
En cuanto a las fuentes se han utilizado el
planeamiento, la prensa y la documentación producida por los agentes. Por otra
parte, los estudios urbanos, en especial Capel (1975) pero también Harvey
(1978), Sánchez (1991) y Vilagrassa (1990) nos han sido de gran utilidad.
Como se ha dicho, se sostiene que las
transformaciones espaciales son el resultado de un proceso entre distintos
agentes. La ciudad será un espacio definido por agentes y fuerzas sociales con
intereses contrapuestos. Los nuevos procesos de urbanización vinculados a la
globalización y el cambio de la base económica metropolitana se articulan con
las formas y fuerzas preexistentes para producir una nueva estructura urbana.
En el ámbito de este trabajo, se considerará
agente el conjunto de individuos o el colectivo con capacidad de intervención
sobre el territorio que comparte un mismo orden de preferencias, un proceso de
formación similar y, en cierto sentido, presenta una unidad de acción o
decisión. En relación a la potencia y verosimilitud de la propuesta habrá que
tener en cuenta que la escala local es el espacio más genuino de las relaciones
sociales como relaciones territoriales (Sánchez, 1992). En base a esta
definición desarrollamos una personalización de los agentes actuantes en el
ámbito del 22@ que trata de responder a la pregunta primaria de quién hace qué
y dónde inspirada en Smith (1980).
A continuación se enumeran y clasifican los
agentes que se han identificado.
Administración
pública actuante
Los poderes públicos tienen un papel central en el proceso urbano que nos ocupa. Para Capel: El Estado es a la vez agente que contribuye de forma decisiva a la producción del espacio urbano, y árbitro en los conflictos y contradicciones surgidos entre los diferentes agentes (H. Capel, 1975: 136).
La Administración opera a través del
planeamiento y la práctica urbana. En nuestra propuesta de análisis se
entenderá por política urbana el efecto de las decisiones políticas sobre el
medio urbano y, por tanto, sobre el sistema de agentes. En el ámbito de la
planificación se mantiene la base del PGM de 1976, que sirvió por la llamada
reconstrucción de Barcelona, pero flexibilizándola y adaptándola a las nuevas
circunstancias. Los sucesivos planes estratégicos encontrarán así una forma de
territorialización.
En términos generales, el proceso de expansión y
configuración metropolitana, con el salto de la ciudad a la metrópolis, se
produce paralelamente a una refuncionalización del suelo industrial allí donde
el proceso de urbanización envolvente abría la posibilidad de iniciar una etapa
de especulación, reconvirtiendo el suelo industrial en suelo residencial o de
servicios más intensivo en capital. Barcelona recalificará suelo industrial que
pasa a integrarse urbanamente pero mantendrá aquél que por sus condiciones
conserve su funcionalidad (Sánchez, 2002). En el 22@ la necesidad de mantener
cierta base productiva dentro del municipio central, la existencia de un
espacio vacío obsoleto con un enorme potencial de transformación así como la
centralidad dentro de la región funcional favorecerán la opción de distrito de
actividad compatible con otros usos urbanos.
El III Plan Estratégico Económico y Social de
Barcelona aprobado en 1999 hablará ya de “un nuevo urbanismo 22@ para una nueva
economía” centrándose en el concepto de ciudad del conocimiento. El I Plan
Estratégico Metropolitano, aprobado en 2003, reconocerá el distrito de actividad
como un gran proyecto de escala regional centrado en el ámbito del urbanismo,
la vivienda y la promoción económica. Se trata pues de una centralidad
metropolitana que forma parte de la transformación del levante de la ciudad y
se integra en el triángulo actual de transformación de Barcelona definido por
el área de la Plaça de les Glòries, el Fòrum y Sant Andreu-Sagrera siendo, a su
vez, una operación de márgenes, con implicaciones en la pequeña escala.
Incardinado con el anterior, los planes urbanísticos
configurarán las operaciones que intervienen en la producción de espacio. La
Modificación del PGM para la Renovación de las Áreas Industriales del Poblenou
– Distrito de Actividades 22@bcn, fruto de un largo
debate sobre el destino de aquel suelo industrial, fue aprobada definitivamente
el 27 de julio de 2000. Los antecedentes de la renovación cabe situarlos en
propuestas de los ochenta. Ahora bien, las intervenciones olímpicas, con la
construcción de
La MPGM crea las condiciones urbanísticas para
llevar a cabo una intensa renovación del Poblenou. La clave 22@ sustituye la
anterior 22a (industrial) admitiendo la convivencia de usos tecnológicos,
oficinas e industria urbana auxiliar con viviendas, hoteles, apartamentos de
alquiler vinculados a las empresas, determinados usos comerciales, dotaciones
comunitarias y equipamientos de apoyo al sistema productivo. Se observará que
se habla de actividad y no de una zonificación sectorial clásica.
A diferencia del área del Fòrum o de la nueva
centralidad de Sant Andreu-Sagrera la transformación del distrito se basa en la
iniciativa privada y un horizonte temporal largo. Por un lado se establece un
sistema de incentivos que favorezcan la transformación del espacio. Se pasa de
una edificabilidad general en el PGM de
Un segundo aspecto de la MPGM importante en
términos de acción colectiva territorial es el que se refiere a los mecanismos de
transformación por medio de diferentes tipos de planes derivados. Se delimitan
seis ámbitos estratégicos que a través de la iniciativa pública tienen que
actuar de motores de la transformación, de condensadores urbanos y de lugares
emergentes e identificables. En total representan el 47 por ciento del suelo. A partir de aquí podrán
producirse actuaciones de transformación sin ubicación predeterminada, que
veremos a continuación, ya que se garantiza la vertebración básica del conjunto
y el esquema en cuadrícula permite actuar de forma puntual con independencia de
otras posibles operaciones.
Como se ha mencionado, la administración opera a
través del planeamiento y la práctica urbana, es decir inversión en capital
fijo y en medios de consumo colectivo. En una transformación de la intensidad y
características enunciadas que además insta la iniciativa privada el Plan
Especial de Infraestructuras ocupa un lugar central. La reurbanización del
sector distingue el esqueleto de las obras derivadas. Globalmente aunque no
exista una dependencia completa del proceso de edificación, sobretodo por el
desarrollo de las obras estructurantes, se sigue el proceso de maduración de
las distintas zonas. Sobre una inversión total de 167.5 millones de euros, el
60 por ciento es realizada por los propietarios del suelo, el 30 por ciento por
los operadores de servicios y el 10 por ciento por el Ayuntamiento.
En relación a los equipamientos se prevén
Pero la acción pública no acaba aquí. Al
contrario, el análisis de agentes debe tener en cuenta la proliferación de
instancias públicas y parapúblicas con capacidad de intervención sobre el
territorio. No se trata ya solamente del hecho de que la administración no
pueda considerarse un actor unitario (Bourdieu, 2000) sino de la emergencia de
complejas redes decisionales tanto territoriales como funcionales.
En una separación clásica tiene sentido hablar
de que la Ley de Urbanismo 2/2002, del Parlament de Catalunya, favorece el
desarrollo de las actuaciones urbanísticas en el 22@, pues permite la llamada
reparcelación discontinua y el intercambio de calificaciones, con el resto de
caracteres habituales. Por otro lado, es conocido que la aprobación de las
modificaciones del PGM corresponden al nivel regional.
De más interés que esta acotación resulta el
análisis de la sociedad 22@bcn, S.A. dedicada al
desarrollo y ejecución de las actuaciones urbanísticas relacionadas con el
distrito, en relación al planeamiento, la gestión, la proyección y
El último aspecto a destacar para analizar
consistentemente la acción pública en la construcción de un distrito
tecnológico urbano es el relativo a la localización de los organismos públicos
que para lo relativo a la atracción de empresas actúan de dinamizadores. Es
decir que junto a los espacios urbanísticos transformados por la iniciativa
pública, en los cuales se han instalado organismos públicos y privados (figura
1), la ocupación pública de techo construido ha sido una estrategia para
impulsar la implantación de empresas. En términos de las interacciones entre
agentes Krugman (1992) demuestra que bajo los supuestos de movilidad y
externalidades positivas territoriales actuaciones políticas modestas pueden
conseguir resultados importantes en favor de un determinado espacio. Figuran
como consumidores del espacio renovado Mediacomplex y la UPF en el sector
Campus Audovisual; Barcelona Televisió en la isla indicada de Sáncho de Ávila,
Badajoz, Ciutat de Granada y Almogàvers; Fòrum 2004 en el edificio de Ávila
61-65; y el INCAVI y dependencias del DARP de la Generalitat en Joan d’Àustria
119. Barcelona Activa, Localret,
En suma, el inserimento de Barcelona a la
economía globalizada supone una transformación del espacio urbano, en términos
adaptativos. En cierto sentido, se puede hablar de una recomposición (Roca, J.
1994), que hay que vincular al cambio de escala: del área a la región
metropolitana. La ambición del programa supone además auténtica gestión del
tiempo. La adaptación supone la reconversión constante, la ciudad-proyecto es
un proceso acabado y reconstruido continuamente. En segundo lugar, se puede
decir que la lógica de intervención es la de hacer de palanca: es decir una
pequeña cantidad de dinero público junto a un sistema de incentivos articulado
sobre las plus-valías urbanísticas tiene que movilizar una cantidad mucho mayor
de dinero privado. El papel preponderante otorgado a las fuerzas del mercado
exigirá un horizonte temporal de 10 o 20 años. El proyecto se mostrará sensible
a la coyuntura y exigirá que la actuación pública se movilice en sus múltiples
niveles en especial cuando el ritmo de ocupación de suelo productivo sea
inferior a las previsiones. Este factor se agudiza si tenemos en cuenta que se
ha comprometido una gran cantidad de suelo en un horizonte largo y por tanto
existe un componente de mayor rigidez y riesgo en la oferta urbana.
Empresas
industriales y de servicios
Se trata de los llamados agentes del sistema
productivo. En la escala de la región funcional se puede sostener el papel
preponderante de la gran empresa en la definición del modelo territorial a
producir. En la escala inmediata de la transformación las empresas vinculadas a
actividades @ aparecen como las destinatarias de las operaciones, pero no como
impulsoras directas. De ahí la nueva clave urbanística, el incentivo a la
edificabilidad y la mejora de los servicios tecnológicos, necesarios para este
tipo de usos. Pero en el objetivo de influir en la localización de actividades
que por definición buscan emplazamientos poco estipulados serán decisivos la
centralidad (J. Busquets, 2004), las comunicaciones, la expulsión de oficinas
del centro de la ciudad, con un redireccionamiento de la inversión para este
tipo de inmuebles, la disponibilidad de espacios (por ejemplo mayores a
Las formulaciones del proyecto prevén 3.2
millones de m2 destinados a actividad productiva,
En relación al tipo de actividad, en primer
lugar se llegó tarde a la construcción del distrito tecnológico, al menos si lo
que se quería era desarrollarlo en el ámbito de las actividades @-TIC. Los
“pioneros” del 22@, Aigües de Barcelona, Retevisión, T-System, Liberty Insurance,
Fotoprix o Sedatex, junto a las primeras dependencias de organismos oficiales,
serán insuficientes para crear un clima proclive a la implantación de empresas
hasta entrado el año 2004. La explosión de la burbuja tecnológica en marzo del
año 2000 afectó también los propios
objetivos funcionales del distrito. Debiéndose añadir a todo ello la dificultad
de Barcelona para captar sedes de multinacionales. Progresivamente la
definición de actividades se ampliará desde los sectores tecnológicos más puros
hacia el desarrollo de actividades vinculadas al diseño, la creación de
contenidos, los servicios a las empresas o los centros de saber. A partir de
2004 se asiste a cierta maduración del proyecto, siempre sobre esta definición
amplia de actividades @, que no debe interpretarse en clave totalmente endógena
sino que es condicionada fuertemente por la evolución de la actividad
inmobiliaria dentro de la ciudad región.
En términos de acción colectiva, Schelling
(1989: 115) presenta un modelo de expectativas que se autoconfirman: “Si todos
esperan que los demás se pasen a la derecha, ésa es la dirección a la que hay
que pasarse”. Esta interacción entre agentes a través de señales y expectativas
en que intervienen actores privados y públicos es uno de los factores que se
han manipulado con más eficacia en la búsqueda del éxito de
Otra característica destacada del proceso es
relativa al consumo de espacio. Las actividades @ desplazan los usos menos intensivos
de suelo, precisamente en un área central, impulsando fuertes operaciones de
renovación interior. En conjunto el 22@ supone la afectación de unos 1000
talleres, comercios y otras empresas intensivas en la utilización de mano de
obra. En la práctica, las zonas industriales @ y los equipamientos @ significan
una fuerte terciarización del espacio (Andreu, Gol y Recio, 2001) que está
expulsando actividad industrial tradicional y olvida por completo la
potenciación de otro tipo de empresas que con el plano en la mano también
podrían tener un lugar.
Fuente: 22@bcn, S.A.
Por otra parte, hay que situar el auge hotelero
que vivirá Barcelona a partir del 2000.
Atraerá constructoras y otros inversores en el Poblenou pero también en
el Paral.lel, Ciutat Vella, etc. Al lado de la demanda directa hay que tener en
cuenta factores de oferta, es decir de diversificación por el temor de los
constructores a que el mercado de la vivienda llegue a su techo después del
escarmiento de la crisis de las oficinas. Los hoteles se localizan en las islas
Cristóbal de Moura, Venezuela, Agricultura y Josep Pla (Vincci Hoteles); Álava, Doctor Trueta, Ávila, Icaria (Grupo
Subirats Berenguer); Sáncho de Ávila, Zamora, Almogàvers, Pamplona (Habitat
Hotels); en
Agentes
promotores e inmobiliarios
Las empresas de este sector serán las grandes
beneficiadas del proceso de remodelación urbana. Se trata de los productores
directos de espacio. Lo que los geógrafos acostumbran a denominar la
“morfología” urbana es un resultado de las opciones y decisiones adoptadas por
este tipo de agentes (Capel, 1975) que operan en un entorno sistémico. Para
Harvey (1973) la función de la industria de la construcción es la de producir
environamento construido. Define su actividad como la creación de nuevos
valores de uso con el fin de conseguir valor de cambio para ellos.
Definido el planeamiento, los promotores
inmobiliarios actuarán como los grandes impulsores de las transformaciones. A
finales de los 90, el área interior del Poblenou era el territorio de reserva
en el área central metropolitana para desarrollar su actividad. Habiendo
intervenido en los debates previos, asumieron con cautela el documento de COSP.
Primero, buscaron un horizonte de certidumbre para la realización de las
operaciones. Segundo, su pretensión neta era la de construir viviendas en todo
el ámbito del distrito, y hacer vivienda para ricos. Como dice Capel (2001) la
industria y la población obrera disminuyen el valor de las operaciones
inmobiliarias.
Emergirán distintas líneas de conflicto. Una
entre promotores y Ayuntamiento: si el último ha afirmado que en la primera
década del dos mil se podrá edificar diez veces más de lo que se hizo en los
años previos a los JJ. OO., para E. Reyna el 22@ dedica excesivo suelo a usos
que no son vivienda (La Vanguardia,
20-10-2000). Sostienen un discurso centrado en que la disponibilidad de suelo
es un mecanismo para hacer disminuir los precios, cuando en realidad es el
suelo el que es caro porque es valor residual y demanda derivada. La segunda y
más importante sitúa en su núcleo el precio del suelo que actúa como mecanismo
discriminatorio. Su evolución se describe en el cuadro 1. La gentrificación
muestra la tensión entre productores de espacio y consumidores, pero su
contexto es sistémico. Y por último, existe una tensión entre la orientación
productiva y la actividad inmobiliaria.
Ámbito |
2004 |
2003 |
2002 |
2001 |
2000 |
1999 |
1998 |
1997 |
1996 |
1995 |
1994 |
1993 |
1992 |
Precio de oferta
de las viviendas de primera mano (€/m2 útil) |
|||||||||||||
Poblenou |
|
3725 |
3051 |
2745 |
2712 |
2159 |
1790 |
1667 |
1478 |
|
|
|
|
Barcelona |
|
3740 |
3207 |
2878 |
2679 |
2425 |
2136 |
1929 |
1883 |
|
|
|
|
Precio de oferta
de las viviendas de segunda mano (€/m2 útil) |
|||||||||||||
Poblenou |
3969 |
3240 |
2630 |
2282 |
1900 |
1647 |
1354 |
1159 |
1093 |
1022 |
972 |
966 |
1031 |
Barcelona |
3672 |
3179 |
2765 |
2388 |
2062 |
1724 |
1481 |
1352 |
1291 |
1367 |
1279 |
1247 |
1289 |
Precio de
oferta de las viviendas de alquiler de segunda mano (€/m2 útil) |
|||||||||||||
Poblenou |
11.99 |
11.03 |
10.83 |
9.38 |
8.00 |
6.92 |
4.77 |
5.05 |
5.09 |
5.27 |
5.51 |
6.47 |
|
Barcelona |
10.74 |
9.69 |
9.26 |
8.38 |
7.21 |
6.41 |
5.74 |
5.82 |
5.83 |
6.04 |
6.16 |
6.94 |
|
Precio de
oferta de las oficinas (€/m2 útil) |
|||||||||||||
Poblenou |
1609 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Sant Martí |
1810 |
1518 |
1413 |
1420 |
907 |
708 |
834 |
|
682 |
764 |
|
|
|
Barcelona |
2928 |
2314 |
1905 |
1780 |
1530 |
1286 |
1196 |
1090 |
1086 |
1145 |
|
|
|
Precio de
oferta de las oficinas de alquiler (€/m2 útil) |
|||||||||||||
Sant Martí |
7.93 |
7.34 |
6.09 |
6.48 |
5.33 |
4.68 |
4.13 |
4.02 |
4.04 |
5.04 |
4.81 |
5.04 |
7.93 |
Barcelona |
10.19 |
9.48 |
9.00 |
8.13 |
7.10 |
6.38 |
6.33 |
6.01 |
5.99 |
6.05 |
6.33 |
7.58 |
8.39 |
Fuente: Ayuntamiento de Barcelona
Al final, el sector inmobiliario ha apostado
decididamente por el 22@. El Poblenou ha sido el gran pastel inmobiliario de la
Barcelona pos-olímpica. Desde el 19 de noviembre de 1996 en que con el derribo
de una nave industrial entre las calles Llacuna i Sant Joan de Malta se
iniciaba la apertura de
Fuente: Ayuntamiento de Barcelona
El potencial inmobiliario total del ámbito del distrito
es de 12 020 millones de €. En los primeros cuatro años se ha iniciado la
renovación de más del 50 por ciento de las áreas industriales, mediante 40
planes de mejora urbana que suponen el 60 por ciento de la oferta de techo
productivo prevista en Barcelona para los años venideros. 31 de los planes han
sido promovidos por el sector privado y, además, en los planes predeterminados
los operadores han introducido en los circuitos de comercialización más de
Concretamente, para el desarrollo del distrito
se prevé un sistema flexible a través del planeamiento derivado. Así, fuera de
los ámbitos delimitados se prevén distintos tipos de planes que pueden ser
desarrollados por iniciativa pública o privada: planes de manzana, de parcelas
de más de
En la promoción opera tanto la iniciativa
privada como
De la breve enumeración de los agentes
localizados (se han identificado hasta 51 sociedades con proyectos aprobados)
se adivina una fuerte vinculación entre promoción inmobiliaria y capital
financiero. En efecto el comportamiento global del sector inmobiliario
sumamente expansivo refleja muy de cerca la penetración de las instituciones
financieras. En términos históricos es la propia integración del sector de la
construcción al modo de producción capitalista la que se efectúa cuando la
concentración de capital es notable (Folin, 1976) y existe un desarrollo
suficiente del sistema de créditos, esto es, cuando existe una efectiva
introducción del capital financiero como agente directo en la producción de
espacio (Vilagrassa, 1990). Igualmente, los cambios en el propio sector inmobiliario
le atorgarán un mejor posicionamiento en los procesos generales de acumulación,
así lo refleja la creciente concentración empresarial y el incremento de sus
beneficios (Sánchez, 2003). A todo esto hay que añadir de forma muy destacada
que el capital financiero ejercerá un papel de rótula en la circulación general
del capital pues penetrará tanto en la dimensión inmobiliaria como funcional
del nuevo espacio social producido.
En términos morfológicos la lectura puede ser
todavía de alcance más general. El espacio de los flujos y el capital
financiero precisan de lugares de materialización, de forma que influirán
poderosamente en la formación metropolitana. Es así que el 22@ y la renovación
urbana se convierten en procesos de fijación de capitales transnacionales, de
extracción de plus-valías y de perpetuación como diría M. Santos (2000) de la
eterna función de acumulación.
Propietarios
de suelo
El bloque de los agentes económicos integra a
los dos anteriores más los propietarios de suelo. Antes de profundizar en sus
motivaciones y prácticas es preciso poner de relieve que las fronteras entre
ellos son cada vez más difusas, en especial cuando el capital juegue un rol
integrador de las distintas lógicas. En sentido estricto los propietarios de suelo
participan del proceso de producción de espacio meramente como especuladores,
ya que se apropian del valor total general sin haber realizado ninguna
inversión. Será el constructor el que aporte capital y trabajo para la
transformación del recurso suelo en producto. A la vista de los resultados
obtenidos en nuestra aproximación, existen notables dificultades para hacer una
separación neta de los distintos agentes sobretodo porque se está asistiendo a
una progresiva fusión que afecta los que gestionan la propiedad del suelo y las
inmobiliarias. Puede afirmarse que el propio constructor-promotor se ha de
considerar un agente ligado a la propiedad del suelo (Massana y Roca, 1971).
Asimismo, promotores e inmobiliarias y empresas industriales y de servicios tienden
a actuar con estrategias netamente rentistas. Y, sobretodo, existe una gran
penetración del capital financiero.
En el bloque de los propietarios de suelo
advertimos de la dificultad de identificar los priopietarios de cada terreno,
sobretodo por la presencia de numerosas sociedades creadas ad-hoc. Además, en el plano de las prácticas emerge en cada
negociación una tupida red de propietarios industriales y de suelo. Aquí es
donde los grandes y pequeños se pueden distinguir más claramente. Los primeros,
como grupo de interés, disponen de más amplia capacidad de presión sobre el
Ayuntamiento y el desarrollo del planeamiento general y derivado.
Dentro de los grandes propietarios, hallamos
productores de espacio como Sedatex sobre un ámbito de plan de 3 346m2 de
suelo. Semillas Fitó se halla instalada en un ámbito de
De la compra de suelo a la puesta al mercado,
período de tiempo en el cual los operadores están ligados a la propiedad del
suelo, trascurrirán períodos largos en los cuales la simple retención es
suficiente para aumentar el valor de la transacción futura. Evidentemente la
estrategia solamente está al alcance de aquellos que puedan financiar
Los pequeños propietarios desarrollan
estrategias no tanto de presión al planeamiento sino de aprovechamiento de los
mecanismos legales a su alcance. Más importante es que se ha observado que han
desarrollado un fuerte proceso de inflación de las expectativas, hasta el punto
de que han simulado la presencia de actividad para obtener indemnizaciones. Por
otra parte, la atomización de la propiedad y la existencia de un tope del 60
por ciento de la propiedad para que pueda entrar la actividad inmobiliaria ha
facilitado estrategias de colusión. Por último, la negociación propietario a
propietario impulsada por el Ayuntamiento parece encaminada a evitar aquello
que Kuran (1995) en Teoría de
En conjunto los tres últimos agentes constituyen
los agentes económicos clásicos. Promotores e inmobiliarios actúan de
productores directos de espacio. Las grandes empresas son consumidores, para la
localización de las unidades productivas. El 22@ se caracteriza por la
redensificación y la tensión entre el componente propiamente productivo y el
inmobiliario. El último agente que hemos presentado en sentido estricto se
caracteriza por el único atributo de poseer la propiedad del suelo. Se
aprovechan del cambio de funcionalidad para generar beneficios, ligados a la
centralidad y al cambio de la imagen del espacio, sin que se haya producido
valor: “este es el estricto sentido que cabe dar al término especulación. El
suelo participa como valor de cambio sin generación de valor” (Sánchez, 1991:
168)
Más que las motivaciones, son las prácticas de los
agentes económicos las muestran una renovación del bloque local, iniciada de
hecho ya en los ochenta. Ello tiene que ver con diversos factores, económicos,
políticos y geopolíticos, y entronca directamente con la voluntad de los
agentes locales de insertar Barcelona en el mercado mundial de ciudades. Los
agentes económicos pueden ser caracterizados como grupos de interés en la
medida en que tratan de influenciar la política urbana. Su organización, en los
diversos bloques, se define fuertemente en función de la posición en el ámbito
de las relaciones económicas. Precisamente ello hace que presenten un grado de
estructuración fuerte y estable, que desarrollen un discurso sectorial y que su
escenario preferente de intervención sea el ámbito institucional y la presión
sobre el planeamiento y la práctica urbana.
Propietarios
de techo
Propietarios de techo y ciudadanos engloban las
distintas formas de acción colectiva de los consumidores de espacio como
residencia urbana, no como función productiva. Ambos concurren en el mercado
con los productores del espacio social, bien bajo relaciones liberales de
mercado, bien bajo formas de tutela o protección de la administración (Sánchez,
1991). Lo que en el lenguaje corriente denominamos “vecinos” no es un grupo unitario
ni en las motivaciones ni las prácticas, pero la delimitación de los distintos
tipos de agentes colectivos tampoco es inmediata pues incorporan una misma
escala, se desarrollan en un espacio marcado por la contigüidad y cotidianeidad
y en medio alianzas estratégicas, las cuales tienen que ver con el papel
estructurante del territorio en la acción política.
Los propietarios de techo son un grupo
transicional entre los propietarios y los ciudadanos. Las características
comunas con los primeros consisten en la búsqueda del beneficio derivado del
incremento del valor de sus propiedades, esto es el aumento del precio de
Así, las prácticas trabajan sobre el valor de su
techo. Harvey (1978), en el momento de auge de los movimientos urbanos,
consideró tres posibles actitudes en la lucha de las clases populares por su
“nivel de vida”: el individualismo competitivo, la acción en el plano vecinal y
la lucha de clases. Los propietarios de techo encuentran una línea de
continuidad actual en la mixtura de los dos primeros grupos. En la composición,
existe aquí un predominio de los “nuevos vecinos”, compradores recientes de
vivienda en el barrio. Sus actuaciones se dirigen a competir por la
localización de determinados conjuntos de bienes en lugares concretos y,
también, por luchas single-issue
dirigidas a impedir establecimientos nocivos que puedan modificar a la baja el
valor de la propiedad o las expectativas sobre el mismo. El episodio que
ilustra la colectivización de la acción de estos agentes es el de la central
eléctrica de Sant Joan de Malta de finales de 2001 e inicios de 2002. Como se
sigue no se trata de las clásicas luchas “not in my back” caracterizadas por
identidades defensivas, además de reactivas. Siguiendo a Touriane (1969) si la
coincidencia está en el adversario, el planeamiento o los equipamientos
nocivos, aquí el objetivo es maximizar el valor de cambio de la propiedad sin
solidaridad local. Siguiendo a Hardin (1984) destaca la existencia de incentivos
selectivos en su actuación que persigue un bien exclusivamente privado, con
independencia del colectivo. La vivienda es reserva de valor e inversión.
Siguiendo a J. Elster (1992) las diferencias se encontrarían también en las
motivaciones con unos propietarios siempre orientados al beneficio de la
acción, nunca al proceso, con un beneficio privado. Las coincidencias con los
ciudadanos aparecerían solamente en la dimensión práctica de la acción como
subproducto. En cierto modo, estas acciones colectivas constatan el
empobrecimiento de la ciudad sujetiva de la que habla Guattari (2003).
Ciudadanos
En esta línea expositiva, Harvey (1989) sostiene
la persistencia de diferencias en las prácticas de clase asociadas al espacio.
Si los grupos pudientes encuentran en la propiedad la forma principal de
relación con el espacio, los grupos de rentas bajas mantienen una relación de
apropiación. Como venimos diciendo, para los primeros el valor de cambio es
mucho más importante que el valor de uso. Alternativamente Harvey se refiere al
privilegio del valor de uso de modo que se desarrolla una intensa vinculación
con el lugar.
Bajo este patrón común aparecerán distintas
formas de acción y organización social. A nuestro parecer el término Movimiento
Social Urbano debería usarse hoy con fuerte prudencia y separándolo claramente
de los movimientos de finales de los setenta y principios de los ochenta en
Barcelona. De algún modo, en aquel entonces confluyeron las expectativas de
renovación política, la situación crítica de Barcelona y hasta una generación
de profesionales convencidos de la potencialidad del urbanismo como regenerador
de la vida social (Domingo y Bonet, 1998). En tal sentido, en la dinámica
social del Poblenou las luchas sociales se mueven entre el movimiento vecinal y
asociativo y las redes de acción colectiva crítica, en un plano transicional
entre los nuevos movimientos sociales clásicos y los nuevísimos movimientos
sociales, que son demandantes de espacios sociales. Se observa una tendencia a la
politización alternativa en una acción social de morfología compleja basada en
la proximidad y la conectividad.
Las principales organizaciones que han
intervenido en el proceso estudiado son: en primer lugar, las asociaciones de
vecinos y en especial
Las luchas analizadas combinan tanto en el plano
de los objetivos como en las estrategias una doble lógica. De un lado, son
instrumentos de participación en en proceso político y, en tal sentido, buscan
resultados prácticos. Pero, por otro lado, insisten en el aspecto simbólico y
expresivo de la acción colectiva de modo que se convierten en medios de
expresión identitaria. Existe así una combinación entre lo que es instrumental
y lo que es expresivo. En tal sentido, se detecta en los movimientos sociales
un predominio creciente de los elementos culturales de la acción colectiva, del
campo simbólico cognitivo, incluso como recurso de poder (Gomà, et al., 2002). Hoy, la discontinuidad y
heterogeneidad de los entramados sociales auspician que identidades diversas
interactúen entre si de forma frecuentemente imprevisible (Meluccci, 1980). El
barrio deja de ser aquella expresión máxima de la lucha de clases en la ciudad
(Castells, 1974) y se convierte en un marcador identitario que se acelera en la
medida en que existan intervenciones sobre el territorio que se perciban como
ajenas. Se observa así una cierta articulación de las prácticas contenciosas a
través de la adhesión a una serie de valores y mitos movilizadores pero no nos
encontramos ante una organización única sino ante una red de geometría variable
tramada a través de diversos grupos, asociaciones, plataformas, coordinadoras,
centros de estudio, etc. La oposición al 22@ incorpora pluralidad de núcleos
conectados entre si con una articulación relativamente débil, descentralizada y
poco jerarquizada, incluso con líneas de fractura. A diferencia de los agentes
económicos, los agentes sociales mantienen un discurso más transversal situando
sus objetivos en diferentes ámbitos de las relaciones colectivas. Por último,
su escenario preferente de actuación será el social no convencional aunque
sobretodo las asociaciones de vecinos mantendrán la voluntad de presión sobre
la administración, llegándose a alcanzar acuerdos como el referido del plan de
equipamientos o, en octubre de 2004, para construir pisos sociales destinados a
gente del barrio.
Las reivindicaciones se han originado en cuatro
ámbitos principales. Primero, en relación a la toma de decisiones de la cual
los vecinos se han sentido excluidos. Segundo, en relación al cambio
morfológico. Se han generado conflictos en los ámbitos delimitados de
Llull-Pujades Llevant, Parc Central, Eix Llacuna, que marcó el punto de máximo
enfrentamiento entre Ayuntamiento y vecinos, y Llull-Pujades Ponent; en las
afectaciones: 1 200 viviendas, que se podrían desglosar por ámbitos de
actuación, más los establecimientos productivos en funcionamiento; para la
preservación de la memoria histórica y el patrimonio industrial; y en lo
relativo a las edificaciones planeadas, que rompen con las características del
tejido urbano existente. Tercero, han emergido reivindicaciones relativas a los
medios de consumo colectivo. Y, por último, se insiste en que el proceso de
renovación origina una gentrificación, sustituyendo residentes y actividades
por la elitización del barrio.
Los campamentos ilegales, y en menor medida la
ocupación de antiguas fábricas por parte de inmigrantes, es otro conflicto de
la renovación urbana que pone claramente en contacto el cambio local con los
flujos globales. Para Benach y Tello (2004) en el despliegue del modelo urbano
de Barcelona, la propia visibilidad internacional de la ciudad ha conseguido
atraer intensamente flujos migratorios globales, sobre todo los de bajas
rentas. Siguen: la lentitud en la respuesta de la iniciativa privada a los
incentivos de la inversión pública provoca un retraso en los procesos
metastásicos (Bohigas, 1987) y deja enormes cantidades de espacio que ocupará
la población inmigrada, especialmente en los alrededores inmediatos de los
espacios en renovación.
En definitiva, aquí el territorio aparece como un constructo social dónde se entreteje lo material y lo simbólico. Las tensiones y contraposiciones observadas se insertan dentro de la dinámica general de utilización del espacio urbano. En los procesos de producción y apropiación del espacio, existe un conflicto entre lo que De Certeau (1984) llamaría la generación de lugares y la ocupación de espacios, que construye significados a partir del uso y de forma dinámica (Narrero, 2003). Pero en la dialéctica socioespacial el conflicto también se da entre el cambio constante derivado de la adaptación de la metrópolis a la economía globalizada y el carácter durable del lugar. La modificación en la forma, usos y significados del territorio como lugar segrega recursos identitarios, en especial si se perciben como ajenos y son relativamente rápidos ya que entonces es más fácilmente construible el grupo de referencia. La estructura socioeconómica y los procesos culturales concretos serían así los factores clave para entender las luchas urbanas en la transformación del Poblenou.
La acción colectiva de los agentes urbanos puede
interpretarse como el resultado de la interacción entre elementos de estructura
y elementos de proceso. Resultado no como producto acabado sino como dinámica
de la formación social a través de una multiplicidad de niveles, objetivos y
actores. Se ha observado así un momento de transición. De emergencia de nuevos
agentes portadores de nuevas funciones que entran en contacto con las fuerzas
urbanas preexistentes en la producción de espacio.
Desarrollamos a modo de conclusión un análisis
multiescalar de la dinámica socioespacial presentada. Se parte de la idea de
que: Las escalas espaciales nunca se mantienen fijas, sino que son redefinidas,
impugnadas y reestructuradas en lo referente a su extensión, contenido,
importancia relativa e interrelaciones. (...) Las posiciones relativas del
poder social variarán considerablemente dependiendo de quién controle qué y en
qué escala (Swyngedouw, 1997: 144).
Los agentes económicos operan en un contexto de creciente competencia y tienen la voluntad de insertar Barcelona dentro de la jerarquía mundial. En este sentido, la globalización nos interesará desde el punto de vista de la estrategia. ¿En qué medida se puede decir que la escala mundial es una unidad real para la toma de decisiones? ¿Para qué agentes? Éste es el aspecto pertinente para hablar de globalización en términos de acción colectiva territorial.
La internacionalización de la economía de Barcelona se desarrolla mediante el salto de escala de la ciudad a la metrópolis, que es la unidad territorial significativa para la competencia global. La expansión de la ciudad sobre el territorio y la configuración metropolitana son tendencias que coexisten con una recentralización de carácter selectivo. La evolución de la morfología urbana solamente puede entenderse desde el análisis de la posición que cada unidad juegue dentro del sistema de ciudades. Análogamente, la dinámica de la red urbana y, por tanto, el posicionamiento de Barcelona está vinculado a las transformaciones del espacio urbano y de sus usos.
El 22@ como política pública pivota sobre dos elementos en los cuales se dirime la competencia entre ciudades y territorios: la oferta urbana y la promoción urbana. El segundo aspecto se refiere a la proyección e imagen externa. La geografía de difusión del distrito tecnológico es efectivamente mundial, y como mercancía el producto tiene que ser intercambiable globalmente. En cuanto al primer aspecto, se ha presentado la construcción de un nuevo espacio social que busca modificar la geografía del sistema productivo local. El complejo productivo de referencia es el de la región metropolitana. El proceso actual se caracteriza por la mixtura de usos y en este sentido supone un freno a las ambiciones inmobiliarias, pero la gentrificación es ya un proceso abierto.
Por último, se trata de un proyecto metropolitano pero que actúa en la pequeña escala. Precisamente en los márgenes es donde se producirá la acción colectiva contenciosa, articulada sobre la apropiación del espacio y los valores de uso. Los movimientos estudiados enfatizan la necesidad de recuperación del espacio banal, vivido y generador de autopercepciones. El barrio es no de forma casual el núcleo de las intervenciones estudiadas y el espacio sobre el que se construye una identidad colectiva a través de unos símbolos, valores, memoria y mitos, de elementos que contribuyen a la formación de los sentidos de diferencia y distinción, en unas luchas locales pero no necesariamente localistas.
En definitiva, en el Poblenou se observa claramente el doble proceso de globalización y localización, ahora desde el punto de vista de las estrategias de los agentes. En nuestro espacio de análisis destaca la presencia de multiplicidad de objetivos, agentes y escalas. En tal sentido, la capacidad multicapa de las políticas urbanas y territoriales se apunta como elemento central de la intervención socioterritorial.
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© Copyright
Jordi Boixader, 2005
© Copyright
Scripta Nova, 2005
Ficha bibliográfica:
BOIXADER, J. La acción colectiva de los agentes urbanos en la
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<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-80.htm> [ISSN: 1138-9788]
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Scripta Nova número 194
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