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Índice de Scripta Nova

 

Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona.
ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. IX, núm. 194 (80), 1 de agosto de 2005

 

LA ACCIÓN COLECTIVA DE LOS AGENTES URBANOS EN LA TRANSFORMACIÓN DE BARCELONA: APROXIMACIÓN AL DISTRITO 22@BARCELONA

 

Jordi Boixader

Doctorando en Geografía, Universidad de Barcelona

 


La acción colectiva de los agentes urbanos en la transformación de Barcelona (Resumen)

Los cambios en la acción colectiva propios de la fase posfordista de desarrollo tienen una concreción en las estrategias de las ciudades. Las transformaciones del espacio urbano son expresión de un proceso entre distintos agentes y en ellas emerge una multiplicidad de niveles y escalas. Se estudian las dinámicas de los agentes urbanos en la renovación del barrio barcelonés del Poblenou, en el ámbito del distrito tecnológico 22@. Se discute la implicación en la acción política local de pluralidad de agentes, la centralidad de las políticas de desarrollo económico y la territorialización de las prácticas sociales.

 

Palabras clave: agentes urbanos, acción colectiva, morfología urbana, Barcelona.


The collective action of the urban agents in the transformation of Barcelona: approach to the district 22@Barcelona (Abstract)

The typical changes in the collective action of the postfordist development phase focus on the strategies of the cities. The transformations of the urban space are expression of a process between different agents and in them a multiplicity of levels and scales emerges. The dynamics of the urban agents in the renewal of Barcelona’s neighborhood of Poblenou are being studied, in the technological district 22@. In this framework it will be discussed the implication in the local political action of plurality of agents, the centrality of the policies of economic development and the territorialization of the social practices.

 

Keywords: urban agents, collective action, urban morphology, Barcelona.


 

Introducción

 

Las transformaciones espaciales pueden interpretarse como el resultado de un proceso entre distintos agentes que actúan en un marco estructural que es condicionador. Se asume que la morfología urbana es expresión de las relaciones sociales. En este sentido, la renovación urbana del barrio barcelonés del Poblenou en el ámbito del distrito 22@ tendrá que contemplarse como el producto material de prácticas e interacciones sociales en un entorno determinado. Se propone una aproximación heterodoxa que articule el papel estructurante del espacio con la dinámica social que en él tiene lugar y que, a su vez, lo transforma.

 

Se analiza la acción colectiva en el marco del proyecto 22@. Se trata, en efecto, de una parte de la acción social que no agota la totalidad de intervenciones sobre el territorio. El valor que le atribuimos es sobretodo el de captar el papel constructor del espacio en las relaciones sociales. En el marco posfordista de desarrollo, el territorio recupera protagonismo en contraste con la compresión y suavización de las barreras espaciales (Harvey, 1989). Relacionado con ello, la actuación de los sujetos individuales tiende a integrarse en campos de acción más amplios.

 

Lefebvre (1974) ya había destacado el papel del lugar en la construcción de la teoría social. Más recientemente, Massey (1990) ha insistido en el hecho de que en la reestructuración que se iniciaba a finales de los sesenta la causalidad de los cambios sociales, económicos, culturales y políticos observados en relación a la evolución económica podía situarse, en buena medida, en los niveles locales. Para Castells (1998) es precisamente el espacio aquello que organiza la sociedad-red característica de la contemporaneidad.

 

Buscando la concreción de los procesos de carácter general en cada momento y situación se identifican cuatro dimensiones en las cuales el estudio de la acción colectiva supone una aportación valiosa para comprender las dinámicas urbanas en la  transformación de Barcelona. Primero, y atendiendo a que la globalización tiene lugar a través de complejos sociales y económicos específicos, enraizados en lugares igualmente específicos (Sassen, 1998), destaca a nivel de las políticas urbanas un progresivo desplazamiento de las formas tradicionales de planificación avanzándose hacia modalidades más flexibles y  cooperativas. Los planteamientos estratégicos, muchas veces asociados a proyectos específicos, constituyen una respuesta local y territorializada al incremento de la competencia. Es así que incluso los llamados proyectos singulares forman parte de una visión más compleja inserta dentro de un territorio de referencia (Governa, 2002).

 

En segundo lugar, tenemos que hablar del papel central del territorio en el crecimiento económico el cual ha sido ampliamente teorizado desde la geografía y la economía regional. En la actualidad, los complejos espaciales de producción se organizan dentro de geografías urbanas en activo crecimiento (Smith, 2001). Para Veltz (1999) los razonamientos económicos habituales olvidan una dimensión central constituida por el territorio como estructura activa: en la dinámica real del desarrollo los territorios no son simples campos de maniobras, sino actores. Es decir, que la productividad, y con ella la competitividad, es cada vez más relacional y depende ante todo de la cooperación y, por tanto, de la acción colectiva.

 

La dimensión financiera es una de las dimensiones principales de la globalización, con fuertes repercusiones locales. Capital financiero y actividad constructiva aparecen estrechamente vinculados, tirando de la producción económica y generando fuertes procesos de remodelación urbana. La acción colectiva aplicada al cambio territorial añadirá a lo hasta aquí enunciado una visión del territorio en tanto que objeto directo de los procesos de acumulación. Aún en este supuesto, el valor final de las operaciones inmobiliarias va a depender de las expectativas que tengamos sobre lo que harán el resto de agentes, de la capacidad de interpretar las señales del mercado y, obviamente, de las actuaciones efectivas dentro de una unidad territorial significativa.

 

Por último, con la salida de la fábrica el territorio asumirá un papel estructurante en los procesos de acción colectiva contenciosa. El vínculo entre espacio y movimientos sociales para M. Santos (1996) tiene que ser leído desde el contenido geográfico de la cotidianidad. Otra vez, el análisis de la acción colectiva permite identificar objetivos, identidades e interacciones en los procesos de producción de espacio.

 

La acción colectiva nos interesa en la medida en que permite objetivar fenómenos sociales decisivos para el estudio del cambio urbano en un marco de complejidad. En cierto sentido, permite una modelización y una simplificación de la complejidad inherente al hecho urbano. Ante la dificultad de individualizar los sujetos por la vía de los intereses, el enfoque de la acción posibilita la reconstrucción de las dinámicas de intervención socioterritorial de forma inductiva.

 

Por ella misma, la acción colectiva constituye un campo de creciente interés ya que las rupturas a las cuales hemos asistido en los últimos tiempos la han territorializado. Esta acción colectiva, se dice, está en la base del desarrollo de los sistemas urbanos y territoriales.

 

Por otra parte, como se demostrará, la aproximación a los agentes urbanos a través de la acción colectiva puede contribuir a un análisis transescalar y, por tanto, a dar una interpretación adicional a uno de los procesos fundamentales de la metrópoli contemporánea.

 

 

Metodología

 

Se presenta un análisis de la acción colectiva desarrollada por los agentes urbanos en el proceso de renovación del barrio del Poblenou de Barcelona, dentro del ámbito del distrito 22@Barcelona. En tal aproximación se ha articulado el análisis de agentes, que cuenta con una larga tradición en la literatura geográfica, con aportaciones procedentes de la Teoría de la Acción Colectiva.

 

El enfoque de la investigación es un enfoque inductivo, basado en la observación del territorio. Las motivaciones de los distintos agentes así como las acciones que desarrollan, en continua interacción, han sido los ejes en que se ha basado la personalización de los agentes actuantes. Se ha trabajado en un doble nivel de análisis. El primero estático, de identificación de los agentes y sus prácticas. El segundo, dinámico, se ha dirigido a estudiar las interacciones que se producen en el medio urbano. La aproximación territorial permite visualizar claramente la disparidad de intereses, las contraposiciones en la producción y consumo de espacio y, en un marco más general, trazar una continuidad respecto a la persistencia de contradicciones de corte estructural aunque las conclusiones definitivas, como se defenderá, hay que estudiarlas en cada caso y son, por tanto, una cuestión empírica. Se ha optado, además, con el fin de aumentar la claridad expositiva por mantener en la medida de lo posible la acción pública como punto de referencia, opción metodológicamente fundamentada por el papel central que mantiene a lo largo de todo el proceso espacial como productor, consumidor, árbitro y regulador.

 

En cuanto a las fuentes se han utilizado el planeamiento, la prensa y la documentación producida por los agentes. Por otra parte, los estudios urbanos, en especial Capel (1975) pero también Harvey (1978), Sánchez (1991) y Vilagrassa (1990) nos han sido de gran utilidad.

 

 

 

Personalización de los agentes actuantes

 

Como se ha dicho, se sostiene que las transformaciones espaciales son el resultado de un proceso entre distintos agentes. La ciudad será un espacio definido por agentes y fuerzas sociales con intereses contrapuestos. Los nuevos procesos de urbanización vinculados a la globalización y el cambio de la base económica metropolitana se articulan con las formas y fuerzas preexistentes para producir una nueva estructura urbana.

 

En el ámbito de este trabajo, se considerará agente el conjunto de individuos o el colectivo con capacidad de intervención sobre el territorio que comparte un mismo orden de preferencias, un proceso de formación similar y, en cierto sentido, presenta una unidad de acción o decisión. En relación a la potencia y verosimilitud de la propuesta habrá que tener en cuenta que la escala local es el espacio más genuino de las relaciones sociales como relaciones territoriales (Sánchez, 1992). En base a esta definición desarrollamos una personalización de los agentes actuantes en el ámbito del 22@ que trata de responder a la pregunta primaria de quién hace qué y dónde inspirada en Smith (1980).

 

A continuación se enumeran y clasifican los agentes que se han identificado.

 

Administración pública actuante

 

Los poderes públicos tienen un papel central en el proceso urbano que nos ocupa. Para Capel: El Estado es a la vez agente que contribuye de forma decisiva a la producción del espacio urbano, y árbitro en los conflictos y contradicciones surgidos entre los diferentes agentes (H. Capel, 1975: 136).

 

La Administración opera a través del planeamiento y la práctica urbana. En nuestra propuesta de análisis se entenderá por política urbana el efecto de las decisiones políticas sobre el medio urbano y, por tanto, sobre el sistema de agentes. En el ámbito de la planificación se mantiene la base del PGM de 1976, que sirvió por la llamada reconstrucción de Barcelona, pero flexibilizándola y adaptándola a las nuevas circunstancias. Los sucesivos planes estratégicos encontrarán así una forma de territorialización.

 

En términos generales, el proceso de expansión y configuración metropolitana, con el salto de la ciudad a la metrópolis, se produce paralelamente a una refuncionalización del suelo industrial allí donde el proceso de urbanización envolvente abría la posibilidad de iniciar una etapa de especulación, reconvirtiendo el suelo industrial en suelo residencial o de servicios más intensivo en capital. Barcelona recalificará suelo industrial que pasa a integrarse urbanamente pero mantendrá aquél que por sus condiciones conserve su funcionalidad (Sánchez, 2002). En el 22@ la necesidad de mantener cierta base productiva dentro del municipio central, la existencia de un espacio vacío obsoleto con un enorme potencial de transformación así como la centralidad dentro de la región funcional favorecerán la opción de distrito de actividad compatible con otros usos urbanos.

 

El III Plan Estratégico Económico y Social de Barcelona aprobado en 1999 hablará ya de “un nuevo urbanismo 22@ para una nueva economía” centrándose en el concepto de ciudad del conocimiento. El I Plan Estratégico Metropolitano, aprobado en 2003, reconocerá el distrito de actividad como un gran proyecto de escala regional centrado en el ámbito del urbanismo, la vivienda y la promoción económica. Se trata pues de una centralidad metropolitana que forma parte de la transformación del levante de la ciudad y se integra en el triángulo actual de transformación de Barcelona definido por el área de la Plaça de les Glòries, el Fòrum y Sant Andreu-Sagrera siendo, a su vez, una operación de márgenes, con implicaciones en la pequeña escala.

 

Incardinado con el anterior, los planes urbanísticos configurarán las operaciones que intervienen en la producción de espacio. La Modificación del PGM para la Renovación de las Áreas Industriales del Poblenou – Distrito de Actividades 22@bcn, fruto de un largo debate sobre el destino de aquel suelo industrial, fue aprobada definitivamente el 27 de julio de 2000. Los antecedentes de la renovación cabe situarlos en propuestas de los ochenta. Ahora bien, las intervenciones olímpicas, con la construcción de la Vila Olímpica y la renovación del frente litoral, harán que el debate pase a un segundo plano hasta entrado el 1995. El 9 de junio de 1998 se expondrá al público el documento de COSP que fue aprobado el 25 de marzo de 1999.

 

La MPGM crea las condiciones urbanísticas para llevar a cabo una intensa renovación del Poblenou. La clave 22@ sustituye la anterior 22a (industrial) admitiendo la convivencia de usos tecnológicos, oficinas e industria urbana auxiliar con viviendas, hoteles, apartamentos de alquiler vinculados a las empresas, determinados usos comerciales, dotaciones comunitarias y equipamientos de apoyo al sistema productivo. Se observará que se habla de actividad y no de una zonificación sectorial clásica.

 

A diferencia del área del Fòrum o de la nueva centralidad de Sant Andreu-Sagrera la transformación del distrito se basa en la iniciativa privada y un horizonte temporal largo. Por un lado se establece un sistema de incentivos que favorezcan la transformación del espacio. Se pasa de una edificabilidad general en el PGM de 2 m2 de techo por m2 de suelo a 2.2. Se incentivan las actividades  intensivas en conocimiento con un coeficiente complementario de 0.5, llegando la edificabilidad al 2.7. Y existe un último tramo para favorecer la vivienda protegida de 0.3 con una edificabilidad total de 3 m2 de techo por m2 de suelo. Todavía en las áreas que impulsa el ayuntamiento se prevé un coeficiente complementario del 0.2 para servicios técnicos, aparcamientos y vivienda. La nueva edificabilidad oscila entre el mínimo del PGM, la voluntad de desarrollar actividades @ y un análisis de rentabilidad a partir del cuál se podrán recuperar plusvalías inmobiliarias, en este caso a través de vivienda pública. Además, un 10 por ciento del suelo transformado pasa a titularidad pública y se destina a usos dotacionales vinculados al sistema productivo.

 

Un segundo aspecto de la MPGM importante en términos de acción colectiva territorial es el que se refiere a los mecanismos de transformación por medio de diferentes tipos de planes derivados. Se delimitan seis ámbitos estratégicos que a través de la iniciativa pública tienen que actuar de motores de la transformación, de condensadores urbanos y de lugares emergentes e identificables. En total representan el 47  por ciento del suelo. A partir de aquí podrán producirse actuaciones de transformación sin ubicación predeterminada, que veremos a continuación, ya que se garantiza la vertebración básica del conjunto y el esquema en cuadrícula permite actuar de forma puntual con independencia de otras posibles operaciones.

 

Como se ha mencionado, la administración opera a través del planeamiento y la práctica urbana, es decir inversión en capital fijo y en medios de consumo colectivo. En una transformación de la intensidad y características enunciadas que además insta la iniciativa privada el Plan Especial de Infraestructuras ocupa un lugar central. La reurbanización del sector distingue el esqueleto de las obras derivadas. Globalmente aunque no exista una dependencia completa del proceso de edificación, sobretodo por el desarrollo de las obras estructurantes, se sigue el proceso de maduración de las distintas zonas. Sobre una inversión total de 167.5 millones de euros, el 60 por ciento es realizada por los propietarios del suelo, el 30 por ciento por los operadores de servicios y el 10 por ciento por el Ayuntamiento.

 

En relación a los equipamientos se prevén 145 000 m2 de nuevos equipamientos. Al lado de este intenso desarrollo de equipamiento tecnológico (Vivero de Empresas, Agencia de Desarrollo Regional, etc. y otros en construcción como el Centro de Producción Audiovisual, la Universitat Pompeu Fabra, la Universitat Oberta de Catalunya, etc.) los medios de consumo colectivo más tradicionales serán uno de los ejes de reivindicación de los movimientos ciudadanos tras la presión de los cuales el Ayuntamiento aprobó un plan de equipamientos para el barrio el 24 de julio de 2001, con una previsión total de 48 equipamientos entre ampliaciones, traslados y nuevas construcciones.

 

Pero la acción pública no acaba aquí. Al contrario, el análisis de agentes debe tener en cuenta la proliferación de instancias públicas y parapúblicas con capacidad de intervención sobre el territorio. No se trata ya solamente del hecho de que la administración no pueda considerarse un actor unitario (Bourdieu, 2000) sino de la emergencia de complejas redes decisionales tanto territoriales como funcionales.

 

En una separación clásica tiene sentido hablar de que la Ley de Urbanismo 2/2002, del Parlament de Catalunya, favorece el desarrollo de las actuaciones urbanísticas en el 22@, pues permite la llamada reparcelación discontinua y el intercambio de calificaciones, con el resto de caracteres habituales. Por otro lado, es conocido que la aprobación de las modificaciones del PGM corresponden al nivel regional.

 

De más interés que esta acotación resulta el análisis de la sociedad 22@bcn, S.A. dedicada al desarrollo y ejecución de las actuaciones urbanísticas relacionadas con el distrito, en relación al planeamiento, la gestión, la proyección y la ejecución. Por tanto, con competencias de iniciativa en la aprobación de los instrumentos de ordenación, en la redacción, tramitación y aprobación de los instrumentos de gestión y la representación del Ayuntamiento, en relación al PEI y a la gestión patrimonial del suelo municipal. Es decir, que el impulso y la gestión de la transformación del suelo se hace a través de esta sociedad privada municipal constituida como sociedad mercantil de capital íntegramente municipal a 19 de noviembre de 2000. En tal sentido hay que señalar que ha actuado de promotora junto al Grupo Castellví y Construccions Riera en la renovación de isla de Sáncho de Ávila, Badajoz, Ciutat de Granada y Almogàvers y también en la nueva sede de Barcelona Televisió en una ubicación cercana al Campus Audiovisual. En el ámbito de la gestión patrimonial, la sociedad mixta Mediacomplex S.A. integrada por la anterior junto al Grup Mediapro ha desarrollado el conjunto del equipamiento audiovisual de Ca l’Aranyó. El Campus Audiovisual es un sector predeterminado de seis islas junto a la Plaça de les Glòries con un motor de actividad, el Parc Barcelona Media, promovido por Mediacomplex y la UPF. El Consorcio de la Zona Franca y Barcelona Activa actuaran también como promotores. El CZF es uno de los principales operadores de suelo de la ciudad, promueve el sector Perú-Pere IV y ha enunciado su intervención en cinco nuevos edificios en el área Campus, la destinada a Emprendedores y la Media (El Periódico, 16-2-2005).

 

El último aspecto a destacar para analizar consistentemente la acción pública en la construcción de un distrito tecnológico urbano es el relativo a la localización de los organismos públicos que para lo relativo a la atracción de empresas actúan de dinamizadores. Es decir que junto a los espacios urbanísticos transformados por la iniciativa pública, en los cuales se han instalado organismos públicos y privados (figura 1), la ocupación pública de techo construido ha sido una estrategia para impulsar la implantación de empresas. En términos de las interacciones entre agentes Krugman (1992) demuestra que bajo los supuestos de movilidad y externalidades positivas territoriales actuaciones políticas modestas pueden conseguir resultados importantes en favor de un determinado espacio. Figuran como consumidores del espacio renovado Mediacomplex y la UPF en el sector Campus Audovisual; Barcelona Televisió en la isla indicada de Sáncho de Ávila, Badajoz, Ciutat de Granada y Almogàvers; Fòrum 2004 en el edificio de Ávila 61-65; y el INCAVI y dependencias del DARP de la Generalitat en Joan d’Àustria 119. Barcelona Activa, Localret, la Agència Catalana de Protecció de Dades, entre otros, en el conjunto Barcelona Activa-Torre Llacuna; Informació i Comunicació de Barcelona en el equipamiento de BTV; otra vez Barcelona Activa junto a la UPF en Can Jaumeandreu; y la UPF con Mediacomplex en el Parque Barcelona Media ocupan equpamientos 7@.

 

En suma, el inserimento de Barcelona a la economía globalizada supone una transformación del espacio urbano, en términos adaptativos. En cierto sentido, se puede hablar de una recomposición (Roca, J. 1994), que hay que vincular al cambio de escala: del área a la región metropolitana. La ambición del programa supone además auténtica gestión del tiempo. La adaptación supone la reconversión constante, la ciudad-proyecto es un proceso acabado y reconstruido continuamente. En segundo lugar, se puede decir que la lógica de intervención es la de hacer de palanca: es decir una pequeña cantidad de dinero público junto a un sistema de incentivos articulado sobre las plus-valías urbanísticas tiene que movilizar una cantidad mucho mayor de dinero privado. El papel preponderante otorgado a las fuerzas del mercado exigirá un horizonte temporal de 10 o 20 años. El proyecto se mostrará sensible a la coyuntura y exigirá que la actuación pública se movilice en sus múltiples niveles en especial cuando el ritmo de ocupación de suelo productivo sea inferior a las previsiones. Este factor se agudiza si tenemos en cuenta que se ha comprometido una gran cantidad de suelo en un horizonte largo y por tanto existe un componente de mayor rigidez y riesgo en la oferta urbana.

 

Empresas industriales y de servicios

 

Se trata de los llamados agentes del sistema productivo. En la escala de la región funcional se puede sostener el papel preponderante de la gran empresa en la definición del modelo territorial a producir. En la escala inmediata de la transformación las empresas vinculadas a actividades @ aparecen como las destinatarias de las operaciones, pero no como impulsoras directas. De ahí la nueva clave urbanística, el incentivo a la edificabilidad y la mejora de los servicios tecnológicos, necesarios para este tipo de usos. Pero en el objetivo de influir en la localización de actividades que por definición buscan emplazamientos poco estipulados serán decisivos la centralidad (J. Busquets, 2004), las comunicaciones, la expulsión de oficinas del centro de la ciudad, con un redireccionamiento de la inversión para este tipo de inmuebles, la disponibilidad de espacios (por ejemplo mayores a 500 m2) y un precio asequible. Siempre en un contexto en que las expectativas son determinantes.

 

Las formulaciones del proyecto prevén 3.2 millones de m2 destinados a actividad productiva, 145 000 m2 para nuevos equipamientos sobretodo de soporte a la producción así como la previsión de entre 100 y 130 mil nuevos puestos de trabajo. Pasando de concentrar del 4 por ciento al 15 por ciento de la actividad económica de Barcelona, que se posiciona como servidor central de la red metropolitana de ciudades. Tales previsiones obedecen a la necesidad de crear una masa crítica para el desarrollo de economías de aglomeración. El cambio de la base económica regional exigirá la dotación de nuevos espacios para el desarrollo de actividades avanzadas. Para Trullén (2001) este es el punto de partida de la nueva estrategia económica y territorial de Barcelona.

 

En relación al tipo de actividad, en primer lugar se llegó tarde a la construcción del distrito tecnológico, al menos si lo que se quería era desarrollarlo en el ámbito de las actividades @-TIC. Los “pioneros” del 22@, Aigües de Barcelona, Retevisión, T-System, Liberty Insurance, Fotoprix o Sedatex, junto a las primeras dependencias de organismos oficiales, serán insuficientes para crear un clima proclive a la implantación de empresas hasta entrado el año 2004. La explosión de la burbuja tecnológica en marzo del año 2000 afectó también  los propios objetivos funcionales del distrito. Debiéndose añadir a todo ello la dificultad de Barcelona para captar sedes de multinacionales. Progresivamente la definición de actividades se ampliará desde los sectores tecnológicos más puros hacia el desarrollo de actividades vinculadas al diseño, la creación de contenidos, los servicios a las empresas o los centros de saber. A partir de 2004 se asiste a cierta maduración del proyecto, siempre sobre esta definición amplia de actividades @, que no debe interpretarse en clave totalmente endógena sino que es condicionada fuertemente por la evolución de la actividad inmobiliaria dentro de la ciudad región.

 

En términos de acción colectiva, Schelling (1989: 115) presenta un modelo de expectativas que se autoconfirman: “Si todos esperan que los demás se pasen a la derecha, ésa es la dirección a la que hay que pasarse”. Esta interacción entre agentes a través de señales y expectativas en que intervienen actores privados y públicos es uno de los factores que se han manipulado con más eficacia en la búsqueda del éxito de la operación. Cabe recordar que la gran empresa, aun cuando la PYME y la microempresa tengan un papel muy destacado en la economía catalana, mantiene al lado de un gran potencial económico una importante capacidad de intervención en el sistema económico y territorial, en el último caso a través de un efecto gravitacional.

 

Otra característica destacada del proceso es relativa al consumo de espacio. Las actividades @ desplazan los usos menos intensivos de suelo, precisamente en un área central, impulsando fuertes operaciones de renovación interior. En conjunto el 22@ supone la afectación de unos 1000 talleres, comercios y otras empresas intensivas en la utilización de mano de obra. En la práctica, las zonas industriales @ y los equipamientos @ significan una fuerte terciarización del espacio (Andreu, Gol y Recio, 2001) que está expulsando actividad industrial tradicional y olvida por completo la potenciación de otro tipo de empresas que con el plano en la mano también podrían tener un lugar.

 

Figura Nº1

Empresas localizadas al 22@, Febrero de 2005

 

 

Fuente: 22@bcn, S.A.

 

Por otra parte, hay que situar el auge hotelero que vivirá Barcelona a partir del 2000.  Atraerá constructoras y otros inversores en el Poblenou pero también en el Paral.lel, Ciutat Vella, etc. Al lado de la demanda directa hay que tener en cuenta factores de oferta, es decir de diversificación por el temor de los constructores a que el mercado de la vivienda llegue a su techo después del escarmiento de la crisis de las oficinas. Los hoteles se localizan en las islas Cristóbal de Moura, Venezuela, Agricultura y Josep Pla (Vincci Hoteles);  Álava, Doctor Trueta, Ávila, Icaria (Grupo Subirats Berenguer); Sáncho de Ávila, Zamora, Almogàvers, Pamplona (Habitat Hotels); en la parcela Pallars-Álavfa 77-85; y los edificios Pere IV-Pallars (Euromar Hoteles); Álava 94-96 para aparthotel. Se ve que el 22@ dispone de una elevadísima dotación hotelera: en el planeamiento aprobado a febrero de 2005, 3 de las 7 renovaciones de isla prevén un hotel. De las 4 renovaciones de parcelas de más de 2000 m2, 1. Y de las 12 renovaciones de edificios industriales consolidados, 2.

 

Agentes promotores e inmobiliarios

 

Las empresas de este sector serán las grandes beneficiadas del proceso de remodelación urbana. Se trata de los productores directos de espacio. Lo que los geógrafos acostumbran a denominar la “morfología” urbana es un resultado de las opciones y decisiones adoptadas por este tipo de agentes (Capel, 1975) que operan en un entorno sistémico. Para Harvey (1973) la función de la industria de la construcción es la de producir environamento construido. Define su actividad como la creación de nuevos valores de uso con el fin de conseguir valor de cambio para ellos.

 

Definido el planeamiento, los promotores inmobiliarios actuarán como los grandes impulsores de las transformaciones. A finales de los 90, el área interior del Poblenou era el territorio de reserva en el área central metropolitana para desarrollar su actividad. Habiendo intervenido en los debates previos, asumieron con cautela el documento de COSP. Primero, buscaron un horizonte de certidumbre para la realización de las operaciones. Segundo, su pretensión neta era la de construir viviendas en todo el ámbito del distrito, y hacer vivienda para ricos. Como dice Capel (2001) la industria y la población obrera disminuyen el valor de las operaciones inmobiliarias.

 

Emergirán distintas líneas de conflicto. Una entre promotores y Ayuntamiento: si el último ha afirmado que en la primera década del dos mil se podrá edificar diez veces más de lo que se hizo en los años previos a los JJ. OO., para E. Reyna el 22@ dedica excesivo suelo a usos que no son vivienda (La Vanguardia, 20-10-2000). Sostienen un discurso centrado en que la disponibilidad de suelo es un mecanismo para hacer disminuir los precios, cuando en realidad es el suelo el que es caro porque es valor residual y demanda derivada. La segunda y más importante sitúa en su núcleo el precio del suelo que actúa como mecanismo discriminatorio. Su evolución se describe en el cuadro 1. La gentrificación muestra la tensión entre productores de espacio y consumidores, pero su contexto es sistémico. Y por último, existe una tensión entre la orientación productiva y la actividad inmobiliaria.

 

Cuadro Nº1

Evolución del precio de los productos inmobiliarios

 

Ámbito

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

1996

1995

1994

1993

1992

Precio de oferta de las viviendas de primera mano (€/m2 útil)

Poblenou

 

3725

3051

2745

2712

2159

1790

1667

1478

 

 

 

 

Barcelona

 

3740

3207

2878

2679

2425

2136

1929

1883

 

 

 

 

Precio de oferta de las viviendas de segunda mano (€/m2 útil)

Poblenou

3969

3240

2630

2282

1900

1647

1354

1159

1093

1022

972

966

1031

Barcelona

3672

3179

2765

2388

2062

1724

1481

1352

1291

1367

1279

1247

1289

Precio de oferta de las viviendas de alquiler de segunda mano (€/m2 útil)

Poblenou

11.99

11.03

10.83

9.38

8.00

6.92

4.77

5.05

5.09

5.27

5.51

6.47

 

Barcelona

10.74

9.69

9.26

8.38

7.21

6.41

5.74

5.82

5.83

6.04

6.16

6.94

 

Precio de oferta de las oficinas (€/m2 útil)

Poblenou

1609

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sant Martí

1810

1518

1413

1420

907

708

834

 

682

764

 

 

 

Barcelona

2928

2314

1905

1780

1530

1286

1196

1090

1086

1145

 

 

 

Precio de oferta de las oficinas de alquiler (€/m2 útil)

Sant Martí

7.93

7.34

6.09

6.48

5.33

4.68

4.13

4.02

4.04

5.04

4.81

5.04

7.93

Barcelona

10.19

9.48

9.00

8.13

7.10

6.38

6.33

6.01

5.99

6.05

6.33

7.58

8.39

 

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

 

Al final, el sector inmobiliario ha apostado decididamente por el 22@. El Poblenou ha sido el gran pastel inmobiliario de la Barcelona pos-olímpica. Desde el 19 de noviembre de 1996 en que con el derribo de una nave industrial entre las calles Llacuna i Sant Joan de Malta se iniciaba la apertura de la nueva Diagonal, la actividad ha aumentado constantemente. La Diagonal siempre ha tenido un fuerte papel estructurador. Como se desprende de la figura 2, las operaciones se han desarrollado en primer lugar en aquel eje así como en las calles principales del distrito tecnológico. Las zonas interiores, dejando de lado las predeterminadas, permanecen más tiempo al margen de la transformación. Para los promotores, existen zonas de fácil operación y otras de más riesgo de modo que la coordinación con los poderes públicos y los consumidores del nuevo espacio construido resulta decisiva. Lejos de una situación de Equilibrio de Nash del tipo Dilema del Prisionero, el valor de las operaciones inmobiliarias junto a la imbrincación del capital financiero harán que nos hallemos ante aquello que Heackathorn (1996) ha modelizado como juego de la seguridad. Así, la revalorización llegará a todo el conjunto, en una perspectiva de diez o veinte años.

 

Figura Nº2

Mapificación de la oferta de vivienda de nueva planta, 2002

 

 

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

 

 

El potencial inmobiliario total del ámbito del distrito es de 12 020 millones de €. En los primeros cuatro años se ha iniciado la renovación de más del 50 por ciento de las áreas industriales, mediante 40 planes de mejora urbana que suponen el 60 por ciento de la oferta de techo productivo prevista en Barcelona para los años venideros. 31 de los planes han sido promovidos por el sector privado y, además, en los planes predeterminados los operadores han introducido en los circuitos de comercialización más de 500 000 m2 de techo. En el ámbito del distrito se han concretado los parámetros necesarios para la creación de 1 240 420 m2 de nuevo techo para actividad económica y 113 239 m2 de suelo para equipamientos y espacios libres. De los 769 291 m2 de techo para los cuales está definido el proceso de gestión urbanística se destinarán, además de 540 mil m2 a usos productivos, 141 306 m2 de techo para nuevas viviendas protegidas y 4 456 m2 para viviendas no convencionales.

 

Concretamente, para el desarrollo del distrito se prevé un sistema flexible a través del planeamiento derivado. Así, fuera de los ámbitos delimitados se prevén distintos tipos de planes que pueden ser desarrollados por iniciativa pública o privada: planes de manzana, de parcelas de más de 2000 m2, de edificios consolidados, de edificios de interés y de frentes consolidados de viviendas.

 

En la promoción opera tanto la iniciativa privada como la pública. Si en el apartado anterior nos hemos referido ya a la iniciativa pública y mixta, la privada se dedica a la producción de techo productivo y vivienda así como a la actividad inmobiliaria (Servihabitat XXI, Bouygyes, Axa, Grup Castellví, La Llave de Oro, Barcelonesa de Inmuebles, Espais, etc). Además, muchas empresas aparecen vinculadas a la obra pública (Metrovacesa, Necso… y entre las adjudicatarias, Copcisa, Typsa, Dragados, ACS, PAI, etc.) Por otro lado, los grupos empresariales tienden a desarrollar actividades no directamente promotoras dedicándose a actividades de servicios (Grupo Layetana, GSB, Habitat, Lar), a la vez que las grandes empresas que se localizan al 22@ desarrollan también una actividad promocional (Auna, Fotoprix, Escola Bau). Por otro lado, los propietarios de suelo, como Sedatex o Semillas Fitó, ejercen de promotores, como veremos en el próximo punto.

 

De la breve enumeración de los agentes localizados (se han identificado hasta 51 sociedades con proyectos aprobados) se adivina una fuerte vinculación entre promoción inmobiliaria y capital financiero. En efecto el comportamiento global del sector inmobiliario sumamente expansivo refleja muy de cerca la penetración de las instituciones financieras. En términos históricos es la propia integración del sector de la construcción al modo de producción capitalista la que se efectúa cuando la concentración de capital es notable (Folin, 1976) y existe un desarrollo suficiente del sistema de créditos, esto es, cuando existe una efectiva introducción del capital financiero como agente directo en la producción de espacio (Vilagrassa, 1990). Igualmente, los cambios en el propio sector inmobiliario le atorgarán un mejor posicionamiento en los procesos generales de acumulación, así lo refleja la creciente concentración empresarial y el incremento de sus beneficios (Sánchez, 2003). A todo esto hay que añadir de forma muy destacada que el capital financiero ejercerá un papel de rótula en la circulación general del capital pues penetrará tanto en la dimensión inmobiliaria como funcional del nuevo espacio social producido.

 

En términos morfológicos la lectura puede ser todavía de alcance más general. El espacio de los flujos y el capital financiero precisan de lugares de materialización, de forma que influirán poderosamente en la formación metropolitana. Es así que el 22@ y la renovación urbana se convierten en procesos de fijación de capitales transnacionales, de extracción de plus-valías y de perpetuación como diría M. Santos (2000) de la eterna función de acumulación.

 

Propietarios de suelo

 

El bloque de los agentes económicos integra a los dos anteriores más los propietarios de suelo. Antes de profundizar en sus motivaciones y prácticas es preciso poner de relieve que las fronteras entre ellos son cada vez más difusas, en especial cuando el capital juegue un rol integrador de las distintas lógicas. En sentido estricto los propietarios de suelo participan del proceso de producción de espacio meramente como especuladores, ya que se apropian del valor total general sin haber realizado ninguna inversión. Será el constructor el que aporte capital y trabajo para la transformación del recurso suelo en producto. A la vista de los resultados obtenidos en nuestra aproximación, existen notables dificultades para hacer una separación neta de los distintos agentes sobretodo porque se está asistiendo a una progresiva fusión que afecta los que gestionan la propiedad del suelo y las inmobiliarias. Puede afirmarse que el propio constructor-promotor se ha de considerar un agente ligado a la propiedad del suelo (Massana y Roca, 1971). Asimismo, promotores e inmobiliarias y empresas industriales y de servicios tienden a actuar con estrategias netamente rentistas. Y, sobretodo, existe una gran penetración del capital financiero.

 

En el bloque de los propietarios de suelo advertimos de la dificultad de identificar los priopietarios de cada terreno, sobretodo por la presencia de numerosas sociedades creadas ad-hoc. Además, en el plano de las prácticas emerge en cada negociación una tupida red de propietarios industriales y de suelo. Aquí es donde los grandes y pequeños se pueden distinguir más claramente. Los primeros, como grupo de interés, disponen de más amplia capacidad de presión sobre el Ayuntamiento y el desarrollo del planeamiento general y derivado.

 

Dentro de los grandes propietarios, hallamos productores de espacio como Sedatex sobre un ámbito de plan de 3 346m2 de suelo. Semillas Fitó se halla instalada en un ámbito de 5 417 m2 en el cual se consolidará la manzana histórica, se construirá un nuevo edificio para actividades productivas y se crearán nuevos equipamientos, vivienda protegida y zonas verdes, correspondiendo la promoción a Adiar.

 

De la compra de suelo a la puesta al mercado, período de tiempo en el cual los operadores están ligados a la propiedad del suelo, trascurrirán períodos largos en los cuales la simple retención es suficiente para aumentar el valor de la transacción futura. Evidentemente la estrategia solamente está al alcance de aquellos que puedan financiar la retención. Un mecanismo semejante pero más sutil que insiste en la variable tiempo y el valor del suelo se produce en la operación promocional, una vez adquirido el solar. Hallamos tres socios financieros: propietario de suelo, promotor y Ayuntamiento. La recuperación de plus-valías que fija el último viene a responder a la pregunta: ¿Cuánto hay que dar al propietario que no hace nada? Entonces, el Ayuntamiento calcula la recuperación de plus-valías en base a un calendario estándar, mientras que en un momento en que el mercado está caliente se acelera el flujo de caja y la inversión y recuperación pecuniarias aparecen casi juntas en el tiempo. De modo que sistemáticamente existe una parte especulativa en el sentido que le hemos dado anteriormente.

 

Los pequeños propietarios desarrollan estrategias no tanto de presión al planeamiento sino de aprovechamiento de los mecanismos legales a su alcance. Más importante es que se ha observado que han desarrollado un fuerte proceso de inflación de las expectativas, hasta el punto de que han simulado la presencia de actividad para obtener indemnizaciones. Por otra parte, la atomización de la propiedad y la existencia de un tope del 60 por ciento de la propiedad para que pueda entrar la actividad inmobiliaria ha facilitado estrategias de colusión. Por último, la negociación propietario a propietario impulsada por el Ayuntamiento parece encaminada a evitar aquello que Kuran (1995) en Teoría de la Acción Colectiva ha llamado un efecto bandwagon, es decir que en el límite la falsificación sistemática de expectativas, incrementándolas, pueda producir un efecto arrastre que perjudique el desarrollo del distrito ya que la ganancia del propietario se descuenta del beneficio del promotor en un juego de suma cero.

 

En conjunto los tres últimos agentes constituyen los agentes económicos clásicos. Promotores e inmobiliarios actúan de productores directos de espacio. Las grandes empresas son consumidores, para la localización de las unidades productivas. El 22@ se caracteriza por la redensificación y la tensión entre el componente propiamente productivo y el inmobiliario. El último agente que hemos presentado en sentido estricto se caracteriza por el único atributo de poseer la propiedad del suelo. Se aprovechan del cambio de funcionalidad para generar beneficios, ligados a la centralidad y al cambio de la imagen del espacio, sin que se haya producido valor: “este es el estricto sentido que cabe dar al término especulación. El suelo participa como valor de cambio sin generación de valor” (Sánchez, 1991: 168)

 

Más que las motivaciones, son las prácticas de los agentes económicos las muestran una renovación del bloque local, iniciada de hecho ya en los ochenta. Ello tiene que ver con diversos factores, económicos, políticos y geopolíticos, y entronca directamente con la voluntad de los agentes locales de insertar Barcelona en el mercado mundial de ciudades. Los agentes económicos pueden ser caracterizados como grupos de interés en la medida en que tratan de influenciar la política urbana. Su organización, en los diversos bloques, se define fuertemente en función de la posición en el ámbito de las relaciones económicas. Precisamente ello hace que presenten un grado de estructuración fuerte y estable, que desarrollen un discurso sectorial y que su escenario preferente de intervención sea el ámbito institucional y la presión sobre el planeamiento y la práctica urbana.

 

Propietarios de techo

 

Propietarios de techo y ciudadanos engloban las distintas formas de acción colectiva de los consumidores de espacio como residencia urbana, no como función productiva. Ambos concurren en el mercado con los productores del espacio social, bien bajo relaciones liberales de mercado, bien bajo formas de tutela o protección de la administración (Sánchez, 1991). Lo que en el lenguaje corriente denominamos “vecinos” no es un grupo unitario ni en las motivaciones ni las prácticas, pero la delimitación de los distintos tipos de agentes colectivos tampoco es inmediata pues incorporan una misma escala, se desarrollan en un espacio marcado por la contigüidad y cotidianeidad y en medio alianzas estratégicas, las cuales tienen que ver con el papel estructurante del territorio en la acción política.

 

Los propietarios de techo son un grupo transicional entre los propietarios y los ciudadanos. Las características comunas con los primeros consisten en la búsqueda del beneficio derivado del incremento del valor de sus propiedades, esto es el aumento del precio de la vivienda. Una vivienda que para ellos es sobretodo reserva de valor. En relación a los ciudadanos las diferencias se establecen por el mayor énfasis en el valor de cambio del espacio y de su propiedad y el papel marginal del valor de uso que caracterizará más intensamente la categoría de los ciudadanos.

 

Así, las prácticas trabajan sobre el valor de su techo. Harvey (1978), en el momento de auge de los movimientos urbanos, consideró tres posibles actitudes en la lucha de las clases populares por su “nivel de vida”: el individualismo competitivo, la acción en el plano vecinal y la lucha de clases. Los propietarios de techo encuentran una línea de continuidad actual en la mixtura de los dos primeros grupos. En la composición, existe aquí un predominio de los “nuevos vecinos”, compradores recientes de vivienda en el barrio. Sus actuaciones se dirigen a competir por la localización de determinados conjuntos de bienes en lugares concretos y, también, por luchas single-issue dirigidas a impedir establecimientos nocivos que puedan modificar a la baja el valor de la propiedad o las expectativas sobre el mismo. El episodio que ilustra la colectivización de la acción de estos agentes es el de la central eléctrica de Sant Joan de Malta de finales de 2001 e inicios de 2002. Como se sigue no se trata de las clásicas luchas “not in my back” caracterizadas por identidades defensivas, además de reactivas. Siguiendo a Touriane (1969) si la coincidencia está en el adversario, el planeamiento o los equipamientos nocivos, aquí el objetivo es maximizar el valor de cambio de la propiedad sin solidaridad local. Siguiendo a Hardin (1984) destaca la existencia de incentivos selectivos en su actuación que persigue un bien exclusivamente privado, con independencia del colectivo. La vivienda es reserva de valor e inversión. Siguiendo a J. Elster (1992) las diferencias se encontrarían también en las motivaciones con unos propietarios siempre orientados al beneficio de la acción, nunca al proceso, con un beneficio privado. Las coincidencias con los ciudadanos aparecerían solamente en la dimensión práctica de la acción como subproducto. En cierto modo, estas acciones colectivas constatan el empobrecimiento de la ciudad sujetiva de la que habla Guattari (2003).

 

Ciudadanos

 

En esta línea expositiva, Harvey (1989) sostiene la persistencia de diferencias en las prácticas de clase asociadas al espacio. Si los grupos pudientes encuentran en la propiedad la forma principal de relación con el espacio, los grupos de rentas bajas mantienen una relación de apropiación. Como venimos diciendo, para los primeros el valor de cambio es mucho más importante que el valor de uso. Alternativamente Harvey se refiere al privilegio del valor de uso de modo que se desarrolla una intensa vinculación con el lugar.

 

Bajo este patrón común aparecerán distintas formas de acción y organización social. A nuestro parecer el término Movimiento Social Urbano debería usarse hoy con fuerte prudencia y separándolo claramente de los movimientos de finales de los setenta y principios de los ochenta en Barcelona. De algún modo, en aquel entonces confluyeron las expectativas de renovación política, la situación crítica de Barcelona y hasta una generación de profesionales convencidos de la potencialidad del urbanismo como regenerador de la vida social (Domingo y Bonet, 1998). En tal sentido, en la dinámica social del Poblenou las luchas sociales se mueven entre el movimiento vecinal y asociativo y las redes de acción colectiva crítica, en un plano transicional entre los nuevos movimientos sociales clásicos y los nuevísimos movimientos sociales, que son demandantes de espacios sociales. Se observa una tendencia a la politización alternativa en una acción social de morfología compleja basada en la proximidad y la conectividad.

 

Las principales organizaciones que han intervenido en el proceso estudiado son: en primer lugar, las asociaciones de vecinos y en especial la del Poblenou, nacida en 1972 y que experimentará una revitalización con los conflictos de la transformación. Se halla integrada, y de hecho es impulsora, de la Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona. En segundo lugar, podemos situar la Associació d’Afectats, que nació como Comissió escindiéndose de la anterior en marzo de 2002. En tercer lugar, tenemos la Coordinadora contra el 22@ que como tal inició sus actividades a finales de 2001 impulsada por los jóvenes del barrio. Las dos últimas están integradas en la Plataforma Veïnal contra l’Especulació, que desde inicios de 2002 organiza protestas al margen de las asociaciones de vecinos. En cuarto lugar, el Fòrum Cívic Barcelonès pretenderá ser un punto de encuentro entre los anteriores sin llegar a cuajar. Y, por último, encontramos también el Arxiu Històric del Poblenou, vinculado a la Associació de Veïns a través de algunas trayectorias personales, y el Fòrum de la Ribera del Besòs, centrados sobretodo en la reflexión y el desarrollo de propuestas.

 

Las luchas analizadas combinan tanto en el plano de los objetivos como en las estrategias una doble lógica. De un lado, son instrumentos de participación en en proceso político y, en tal sentido, buscan resultados prácticos. Pero, por otro lado, insisten en el aspecto simbólico y expresivo de la acción colectiva de modo que se convierten en medios de expresión identitaria. Existe así una combinación entre lo que es instrumental y lo que es expresivo. En tal sentido, se detecta en los movimientos sociales un predominio creciente de los elementos culturales de la acción colectiva, del campo simbólico cognitivo, incluso como recurso de poder (Gomà, et al., 2002). Hoy, la discontinuidad y heterogeneidad de los entramados sociales auspician que identidades diversas interactúen entre si de forma frecuentemente imprevisible (Meluccci, 1980). El barrio deja de ser aquella expresión máxima de la lucha de clases en la ciudad (Castells, 1974) y se convierte en un marcador identitario que se acelera en la medida en que existan intervenciones sobre el territorio que se perciban como ajenas. Se observa así una cierta articulación de las prácticas contenciosas a través de la adhesión a una serie de valores y mitos movilizadores pero no nos encontramos ante una organización única sino ante una red de geometría variable tramada a través de diversos grupos, asociaciones, plataformas, coordinadoras, centros de estudio, etc. La oposición al 22@ incorpora pluralidad de núcleos conectados entre si con una articulación relativamente débil, descentralizada y poco jerarquizada, incluso con líneas de fractura. A diferencia de los agentes económicos, los agentes sociales mantienen un discurso más transversal situando sus objetivos en diferentes ámbitos de las relaciones colectivas. Por último, su escenario preferente de actuación será el social no convencional aunque sobretodo las asociaciones de vecinos mantendrán la voluntad de presión sobre la administración, llegándose a alcanzar acuerdos como el referido del plan de equipamientos o, en octubre de 2004, para construir pisos sociales destinados a gente del barrio. 

 

Las reivindicaciones se han originado en cuatro ámbitos principales. Primero, en relación a la toma de decisiones de la cual los vecinos se han sentido excluidos. Segundo, en relación al cambio morfológico. Se han generado conflictos en los ámbitos delimitados de Llull-Pujades Llevant, Parc Central, Eix Llacuna, que marcó el punto de máximo enfrentamiento entre Ayuntamiento y vecinos, y Llull-Pujades Ponent; en las afectaciones: 1 200 viviendas, que se podrían desglosar por ámbitos de actuación, más los establecimientos productivos en funcionamiento; para la preservación de la memoria histórica y el patrimonio industrial; y en lo relativo a las edificaciones planeadas, que rompen con las características del tejido urbano existente. Tercero, han emergido reivindicaciones relativas a los medios de consumo colectivo. Y, por último, se insiste en que el proceso de renovación origina una gentrificación, sustituyendo residentes y actividades por la elitización del barrio.

 

Los campamentos ilegales, y en menor medida la ocupación de antiguas fábricas por parte de inmigrantes, es otro conflicto de la renovación urbana que pone claramente en contacto el cambio local con los flujos globales. Para Benach y Tello (2004) en el despliegue del modelo urbano de Barcelona, la propia visibilidad internacional de la ciudad ha conseguido atraer intensamente flujos migratorios globales, sobre todo los de bajas rentas. Siguen: la lentitud en la respuesta de la iniciativa privada a los incentivos de la inversión pública provoca un retraso en los procesos metastásicos (Bohigas, 1987) y deja enormes cantidades de espacio que ocupará la población inmigrada, especialmente en los alrededores inmediatos de los espacios en renovación.

 

En definitiva, aquí el territorio aparece como un constructo social dónde se entreteje lo material y lo simbólico. Las tensiones y contraposiciones  observadas se insertan dentro de la dinámica general de utilización del espacio urbano. En los procesos de producción y apropiación del espacio, existe un conflicto entre lo que De Certeau (1984) llamaría la generación de lugares y la ocupación de espacios, que construye significados a partir del uso y de forma dinámica (Narrero, 2003).  Pero en la dialéctica socioespacial el conflicto también se da entre el cambio constante derivado de la adaptación de la metrópolis a la economía globalizada y el carácter durable del lugar. La modificación en la forma, usos y significados del territorio como lugar segrega recursos identitarios, en especial si se perciben como ajenos y son relativamente rápidos ya que entonces es más fácilmente construible el grupo de referencia. La estructura socioeconómica y los procesos culturales concretos serían así los factores clave para entender las luchas urbanas en la transformación del Poblenou.

 

 

Conclusiones

 

La acción colectiva de los agentes urbanos puede interpretarse como el resultado de la interacción entre elementos de estructura y elementos de proceso. Resultado no como producto acabado sino como dinámica de la formación social a través de una multiplicidad de niveles, objetivos y actores. Se ha observado así un momento de transición. De emergencia de nuevos agentes portadores de nuevas funciones que entran en contacto con las fuerzas urbanas preexistentes en la producción de espacio.

 

Desarrollamos a modo de conclusión un análisis multiescalar de la dinámica socioespacial presentada. Se parte de la idea de que: Las escalas espaciales nunca se mantienen fijas, sino que son redefinidas, impugnadas y reestructuradas en lo referente a su extensión, contenido, importancia relativa e interrelaciones. (...) Las posiciones relativas del poder social variarán considerablemente dependiendo de quién controle qué y en qué escala (Swyngedouw, 1997: 144).

 

Lo que la literatura anglosajona denomina procesos de re-scaling puede considerarse uno de los elementos más característicos del proceso de globalización. En la transición del fordismo al posfordismo se produce una apertura de las relaciones entre la economía, el territorio y las prácticas sociales. La competencia creciente en todos los niveles, la proliferación de agentes que tratan de intervenir en la definición del modelo territorial a producir y la simultaneidad y superposición de escalas caracterizan la transformación actual de Barcelona.

 

Los agentes económicos operan en un contexto de creciente competencia y tienen la voluntad de insertar Barcelona dentro de la jerarquía mundial. En este sentido, la globalización nos interesará desde el punto de vista de la estrategia. ¿En qué medida se puede decir que la escala mundial es una unidad real para la toma de decisiones? ¿Para qué agentes? Éste es el aspecto pertinente para hablar de globalización en términos de acción colectiva territorial.

 

La internacionalización de la economía de Barcelona se desarrolla mediante el salto de escala de la ciudad a la metrópolis, que es la unidad territorial significativa para la competencia global. La expansión de la ciudad sobre el territorio y la configuración metropolitana son tendencias que coexisten con una recentralización de carácter selectivo. La evolución de la morfología urbana solamente puede entenderse desde el análisis de la posición que cada unidad juegue dentro del sistema de ciudades. Análogamente, la dinámica de la red urbana y, por tanto, el posicionamiento de Barcelona está vinculado a las transformaciones del espacio urbano y de sus usos.

 

El 22@ como política pública pivota sobre dos elementos en los cuales se dirime la competencia entre ciudades y territorios: la oferta urbana y la promoción urbana. El segundo aspecto se refiere a la proyección e imagen externa. La geografía de difusión del distrito tecnológico es efectivamente mundial, y como mercancía el producto tiene que ser intercambiable globalmente. En cuanto al primer aspecto, se ha presentado la construcción de un nuevo espacio social que busca modificar la geografía del sistema productivo local. El complejo productivo de referencia es el de la región metropolitana. El proceso actual se caracteriza por la mixtura de usos y en este sentido supone un freno a las ambiciones inmobiliarias, pero la gentrificación es ya un proceso abierto.

 

Por último, se trata de un proyecto metropolitano pero que actúa en la pequeña escala. Precisamente en los márgenes es donde se producirá la acción colectiva contenciosa, articulada sobre la apropiación del espacio y los valores de uso. Los movimientos estudiados enfatizan la necesidad de recuperación del espacio banal, vivido y generador de autopercepciones. El barrio es no de forma casual el núcleo de las intervenciones estudiadas y el espacio sobre el que se construye una identidad colectiva a través de unos símbolos, valores, memoria y mitos, de elementos que contribuyen a la formación de los sentidos de diferencia y distinción, en unas luchas locales pero no necesariamente localistas.

 

En definitiva, en el Poblenou se observa claramente el doble proceso de globalización y localización, ahora desde el punto de vista de las estrategias de los agentes. En nuestro espacio de análisis destaca la presencia de multiplicidad de objetivos, agentes y escalas. En tal sentido, la capacidad multicapa de las políticas urbanas y territoriales se apunta como elemento central de la intervención socioterritorial.

 

 

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© Copyright Jordi Boixader, 2005

© Copyright Scripta Nova, 2005

 

Ficha bibliográfica:

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