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Índice de Scripta Nova

Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XIV, núm. 331 (24), 1 de agosto de 2010
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

BALANCE DE LAS ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN URBANÍSTICA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI

Daniela Szajnberg
Universidad de Buenos Aires
danielaszajnberg@yahoo.com

Christian Cordara
Universidad de Buenos Aires
cristiancordara@yahoo.com.ar

Carina Bories
Universidad de Buenos Aires
carinabories@yahoo.com.ar

Balance de las estrategias de intervención urbanística en los albores del siglo XXI (Resumen)

Enmarcado en el Programa Urbanismo y Ciudad con sede en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, se analiza la dinámica de crecimiento y urbanización de la Región Metropolitana de Buenos Aires y un balance del pensamiento y la acción respecto de la evolución y encuadre de las estrategias de intervención territorial y urbanística en los primeros años del siglo XXI, a fin de contrastar sendas dinámicas inherentes a la espacialidad urbana resultante y evaluar la efectividad de las políticas territoriales y urbanísticas en curso y el papel de los paradigmas urbanos dominantes, recesivos y emergentes.

Palabras clave: planeamiento estratégico, políticas urbanas, estrategias de intervención.

Drawing up a balance on city planning strategies at the dawn of the 21st century (Abstract)

Within the framework of the Programme Urbanism and City (Faculty of Architecture, Design and Urbanism - University of Buenos Aires), this paper analyzes the growth and development dynamics in the Metropolitan Buenos Aires Region, besides doing a balance sheet of thought and action in the field of the development of the evolution and framing of the territorial and city planning strategies in the early 21st century. All that, in order to contrast both dynamics, inherent to the “urban resulting spatiality”, and assess the effectiveness of territorial and city planning policies in progress and the role of the urban paradigms (dominant, recessive, and emerging ones).

Key words: strategic planning, urban policies, intervention strategies.

La evolución del crecimiento de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) da cuenta de diversas formas de producción, uso y apropiación de la ciudad, con formas de crecimiento que intercalan diferentes patrones de urbanización (densificación, consolidación, expansión), motorizados por lógicas formales e informales, que han ido alternándose en cuanto a su prevalencia, según la evolución estructural de la práctica urbanística, y de las diferentes coyunturas de las políticas sectoriales que atañen al espacio urbano.

Los cambios políticos, económicos y sociales de fines del siglo XX repercutieron de modo particular en este espacio metropolitano resaltando dos espacialidades contrastantes. Por un lado, la ciudad precaria desprovista de servicios y sin inversión pública. Por otro, la ciudad dispersa ligada a las nuevas formas de suburbanización, a las vías rápidas, a las nuevas áreas especializadas y centralidades. De allí que la coexistencia de estas dos lógicas contrapuestas de organización espacial, tiende a conformar una estructura urbana dual que reproduce sobre el territorio las inequidades del mercado y contribuye a producir una fuerte segregación socio-territorial. Además, la ineficiente relación entre el marco normativo para el ordenamiento territorial, los usos reales del suelo y el crecimiento metropolitano hacia fines del siglo XX, pone de manifiesto la crisis de los instrumentos de planificación y gestión imperantes y la necesidad de repensar la idea de “hacer ciudad”.

Con este marco se realiza un balance de las estrategias de intervención territorial y urbanística implementadas en el actual período de inflexión de paradigmas, a la luz de las formas de urbanización y los principales cambios territoriales registrados en los albores del siglo XXI. El mismo considera el siguiente encuadre teórico-metodológico:

ntesis de la dinámica de crecimiento y urbanización de la región metropolitana de Buenos Aires entre fines del siglo XX y comienzos del XXI

Las transformaciones económicas, políticas y sociales que  tuvieron lugar en las últimas décadas del siglo XX, influyeron de manera sustancial en la re-organización del espacio metropolitano de Buenos Aires. Varios autores sostienen que estos cambios son la expresión del agotamiento de un modelo de acumulación y que están estrechamente vinculados con las modificaciones del patrón de desarrollo tecnológico, la reorganización del sistema productivo en el ámbito global, un proceso de segmentación creciente de la estructura social y la redefinición del rol del Estado. Los siguientes procesos super-estructurales permiten explicar estos cambios:

En la RMBA, las consecuencias territoriales de los procesos descriptos pueden sintetizarse en las siguientes observaciones:

Muchos investigadores sostienen que la RMBA se caracteriza en este período de transición, por acentuar los contrastes de sus espacios y flujos. Así lo denotan, por ejemplo los productos residenciales de los estratos socio-económicos extremos: torres amuralladas y urbanizaciones cerradas para los sectores altos y medio-altos; densificación de villas de emergencia existentes y nuevos asentamientos precarios. O los flujos de prioridad para el automotor particular, en contraste con los de vehículos de tracción a sangre, utilizados por los “cartoneros” que proliferaron como consecuencia del proceso de exclusión agudizados en los noventa.

Otro conflicto agudizado es el crecimiento poblacional en la región.  Según los datos censales, el área central ha mantenido su población estable (con desbalances de densidades poblacionales y edilicias a nivel intraurbano). En la segunda y tercer corona metropolitana se registraron los mayores incrementos relativos, lo que no sería un problema, si no fuera por el desajuste de la oferta del medio biofísico, sino por la escasa inversión en obras infraestructurales para dar adecuado soporte al incremento de las actividades humanas en esa parte del territorio y la sobrecarga a la parte receptora en el área central que es donde confluyen los efluentes cloacales, pluviales, industriales y domiciliarios de la región, antes de su destino final, el Río de la Plata. Algo similar ocurre con la saturación vehicular en horas pico, a la que se ve sometida el área central y los principales accesos metropolitanos, así como otros conflictos resultantes de la falta de adecuación de las tendencias de crecimiento metropolitano, con las reales capacidades del medio soporte de ese crecimiento, respeto de los marcos normativos urbanísticos y las políticas de planificación de los usos del suelo y el ordenamiento territorial.

El siglo XXI planteó un nuevo marco referencial de los procesos inherentes a la evolución urbana-metropolitana. En primer lugar, por plantearse una significativa crisis económica e institucional en el país en el año 2001, que determinó medidas económicas excepcionales que paralizaron por unos años la dinámica inmobiliaria y de la industria de la construcción, que con energía avasalladora imponía el influjo de capitales globales y locales. Recién se normalizó  la situación en 2003 con la asunción de un nuevo gobierno que sobre la misma base de la globalización dominante en el mundo, y en un contexto regional latinoamericano virado hacia la centro-izquierda, imprimió un nuevo sesgo a la acción política, en diferente sentido a las medidas neoliberales y de ajuste que caracterizó a la política de los años noventa.

El quinquenio 2000-2005 no registró dinamismo en materia de inversiones significativas en casi ningún rubro, hasta que comenzaron a recuperarse algunos sectores productivos que en los noventa habían sido prácticamente esquilmados (industria textil y producción agropecuaria). En materia  inmobiliaria y de la industria de la construcción, prácticamente, la única que nunca dejó de sostener su dinámica fue la correspondiente al nicho de edificaciones residenciales y de oficinas destinadas a los sectores conocidos como ABC1 en el nuevo barrio porteño de Puerto Madero. Por lo demás, los procesos que continuaban e incluso acentuaban su dinámica, eran la densificación y expansión de las villas y asentamientos informales.

El segundo quinquenio, presentó un notorio crecimiento económico, y algunas acciones e intenciones redistributivas (nunca suficientes, pero sí diferenciales respecto de lo acontecido en los noventa), y el cambio de la política cambiaria, ahora favorable para los sistemas productivos locales, generó una significativa mejora en los mercados locales, lo que permitió la recuperación de la industria de la construcción y reactivó el engranaje inmobiliario. Y también, nuevas iniciativas desde las políticas públicas, como la re-estatización de alguno de los servicios privatizados deficientes, así como fuertes inversiones en política habitacional e infraestructuras.

Pero contrariamente a las expectativas de estas inversiones de comienzos del siglo XXI en la RMBA, al no mediar suficientes instancias de respeto y control por los marcos normativos y planes urbanísticos vigentes, y al quedar dominadas las decisiones políticas por las urgencias sociales cotidianas, y otros factores como la escasez de tierras aptas y la disponibilidad de financiamiento de obras públicas, en particular para las políticas habitacionales, se avanzó con similar energía avasalladora sobre el territorio que la que suele imprimir el mercado privado cuando se encuentra en ciclos de liquidez de capitales. Y en momentos en que los países del primer mundo comenzaron a experimentar sus propias crisis financieras, en gran medida por lo que comúnmente se ha dado en conocer como la “burbuja inmobiliaria”, con impactos sociales y territoriales desconocidos hasta el momento desde la década del treinta, en la RMBA el mercado inmobiliario continúa fagocitando indiscriminadamente el suelo, con bajísimos niveles de restricción y control del sector público. Y con crecientes conflictos socio-territoriales tanto en materia de suelo rural (por ejemplo, los desmontes y drenajes clandestinos o la sobre-explotación sojera), como de sobre-densificación de las áreas centrales urbanas y expansión descontrolada del periurbano, incrementándose las problemáticas relativas al metabolismo del territorio (disposición de residuos, inundaciones, congestión vehicular, etc.). Alfonso Vegara (2004) alude a uno de los procesos que promueve este tipo de contradicciones que involucran el medio ambiente, afirmando que las ciudades, en tanto mediadoras de las políticas generales, están sometidas a fenómenos de globalización económica que favorecen la ruptura de los vínculos territoriales tradicionales, de las formas locales de cooperación y de la adaptación de la ciudad a su entorno. Resultando que la ruptura de esos vínculos y estructuras históricas facilitan la importación generalizada de un modelo de ciudad difusa de baja densidad, con una ocupación extensiva del espacio orientada por factores de localización muy abiertos que pone en riesgo de sufrir un terrible proceso reductivo a la diversidad y riqueza que caracterizan a nuestras ciudades, sus territorios rurales y los recursos naturales en general.

Existe una infinidad de estudios referidos a la evolución de la RMBA en y desde los años noventa, efectuados desde distintos enfoques (Geografía, Sociología, Ciencia Política, etc.). Por ello, no profundizaremos aquí más de lo expresado en esta síntesis, y explayaremos un aporte desde la disciplina urbanística, que podría arrojar luz complementariamente, a la necesidad de entender y abordar los conflictos territoriales enunciados.

Estado del arte (pensamiento y acción) de las estrategias de intervención territorial y urbanística recientes

Hay una gran coincidencia en el ámbito académico y profesional con incumbencias en Urbanismo y Panificación Territorial, respecto a que la Planificación Urbana y los instrumentos de gestión urbanística desde la lógica tecnocrática se han mostrado en gran medida obsoletos, por su reduccionismo del territorio urbano como un sistema cerrado y acotado a las prescripciones de un plan. Algunas de las técnicas encuadradas en esta forma de Planificación, aún vigentes, son la alineación o el parcelamiento, el ensanche, la reforma interior, la zonificación. Pero en realidad, estas técnicas tienen un alto nivel de complejidad, que no deberían ser abordadas desde una lógica meramente tecnocrática y/o morfológica.

En el siglo XX se ha desarrollado un “laboratorio” de los más diversos enfoques urbanísticos y de ordenamiento territorial. Podemos citar desde el “regionalismo urbanístico” que inter-ligaba la planeación económica con la ordenación territorial, hasta los modelos utópicos de la “ciudad jardín” y la “ciudad lineal”, e incluso el de “ciudad nueva” y las “ciudades satélite” en el marco de las políticas de desconcentración urbana de posguerra. Desde los “planes reguladores o directores” contextuados en la corriente del funcionalismo racionalista gestado durante los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna promediando la tercera década del siglo XX, hasta el “planeamiento global” que incorporaría la protección del entorno natural y el medio ambiente a partir de la crisis energética  de los setenta y de la concientización sobre el agotamiento de los recursos naturales y el incremento de la contaminación a nivel mundial.

Alfonso Vegara (2004) señala que el éxito y la difusión del concepto de “desarrollo sostenible” manifiestan su capacidad para catalizar buena parte del debate cultural, político y científico de los últimos años sobre la cuestión ambiental, a raíz de ofrecer un planteamiento sencillo frente al problema de la presión de las acciones del hombre sobre el planeta. Y una de las corrientes urbanísticas emparentadas al desarrollo sostenible, fue la conocida como –smart growth- difundida entre los urbanistas anglosajones, a través de corrientes como el “nuevo urbanismo” y el “neotradicionalismo”, con foco en el diseño según parámetros relativos a la concentración y al desarrollo del tránsito de manera inteligente, así como también un sentido comunitario que favoreciera el control formal, funcional y social del espacio. Todo ello en un contexto en el que conceptos y prácticas urbanísticas acometieron a fines del siglo XX a lo contrario de esas expectativas (ciudad difusa, metápolis, –edge cities-).

Otra preocupación que atravesó profundamente la disciplina y la práctica urbanística en el último cuarto del siglo XX, fue la de la preservación y puesta en valor del patrimonio cultural. Los organismos internacionales sumaron  las cuestiones de medio ambiente y patrimonio cultural a sus campañas de promoción de la mejora y cuidado del hábitat, se actualizaron los abordajes de la práctica profesional  y nuevos campos disciplinares surgieron y proliferaron como respuesta a necesidades concretas de la sociedad.

Pero la modalidad de acción y pensamiento urbanístico más prolífica del siglo XX, fue la de los Planes Reguladores, que si bien subyacen aún como método de gran parte del pensamiento y accionar urbanístico regulado y planeado, fue ampliamente cuestionado por su omnipotencia y rigidez, frente a la dinámica de la ciudad y los territorios reales, y el cuestionamiento al modelo de desarrollo vigente. Por otra parte, la relevante modificación de las relaciones sociales, culturales y económicas con el hábitat, impuesta por el proceso de globalización y los avances tecnológicos en materia de comunicaciones y transporte, ha favorecido un re-posicionamiento del rol y la vocación de las grandes ciudades del mundo, en una red en la que las mismas se ven forzadas a mejorar sus ventajas competitivas a través de la mejora y ampliación de sus infraestructuras y equipamientos, de la puesta en marcha de alianzas estratégicas, relaciones de poder y gerenciamiento innovadoras, y de nuevos métodos de ordenamiento territorial, planificación y gestión urbanística. Y en tal sentido, el “Proyecto Urbano” y la “Planificación Estratégica” encabezaron la nómina de métodos más difundidos, debatidos e implementados en la transición entre los siglos XX y XXI.

La cuestión clave de los ochenta y noventa, fue el Proyecto Urbano, con el Espacio Público como terreno privilegiado para la acción, bajo la idea de que la recuperación del escenario promovería la sociabilidad (Novick, 2003). Según la autora, para realizar este retorno a las políticas de “embellecimiento” decimonónico, el Urbanismo debía circunscribir la lectura de la realidad. Los territorios elegidos fueron los que evidenciaron menor conflicto social y las operatorias se concentraron en los territorios con ventajas comparativas. Lo que quedara fuera del sistema, por obsoleto, desconexo, o conflictivo pasaría a la categoría de territorio segregado, siendo esta situación más marcada, al dotar de máxima especialización a los fragmentos elegidos, sumando a sus ventajas urbanas naturales, un plusvalor diferencial.

Este paradigma ha tenido predilección por dos tipos de territorio: los espacios abiertos de la periferia urbana, caracterizada por sus bajas densidades, el crecimiento difuso y por haber comenzado a yuxtaponer nuevos enclaves industriales, residenciales y de consumo a sus usos rurales y tejido residencial y productivo tradicional; y la -gentrificación- de sus espacios centrales, mediante procesos de renovación urbana, sustitución edilicia y poblacional, reconversión de espacios con infraestructuras y equipamientos urbanos obsoletos o vacantes.

Diversas fuentes pueden brindarnos conocimiento empírico para dar cuenta de la articulación entre el ideario disciplinar y la práctica y la política urbanística. En esta oportunidad, elegimos presentar un inventario de algunos de los concursos (cuadro 1) convocados por asociaciones profesionales con campo de acción en el hábitat y el territorio de la Ciudad de Buenos Aires (Arquitectura y Urbanismo), que han marcado la agenda urbanística del período comprendido entre la inflexión de los siglos XX y XXI[1].

 

Cuadro 1

CONCURSOS 1989-1995[2]

LOCALIZACIÓN

TIPO DE PROPUESTA - PROMOTOR

Plan Maestro para el desarrollo de Puerto Madero (1991)

Área Central de Ciudad de Buenos Aires

Reconversión área degradada. Reordenamiento para equilibrar déficit de área central e incorporar equipamiento y verde. Promovido por Corporación Ex Puerto Madero.

Paseo Público Puerto Madero (1993)

Área Central de Ciudad de Buenos Aires

Equipamiento y espacio público. Promovido por Corporación Ex Puerto Madero.



CONCURSOS 1996-2000[3]

LOCALIZACIÓN

TIPO DE PROPUESTA - PROMOTOR

Ideas de Desarrollo Urbanístico Retiro (1996)

Área Central de Ciudad de Buenos Aires

Promovido por el Ministerio de Infraestructura de la Nación.

Nuevas Áreas Verdes para Puerto Madero (1996)

Área Central de Ciudad de Buenos Aires

Espacios verdes y equipamiento público, con parquización. Promovido por Corporación Ex Puerto Madero.

Ideas Parque Público en Costanera Norte (1997)

Zona norte ribereña, Ciudad de Buenos Aires

Equipamiento público y espacio verde. Promovido por Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Centro Cívico Beiró / Nuevos Centros de Gestión y Participación (1999)

Zona noroeste de la Ciudad de Buenos Aires

Equipamiento administrativo público. Promovido por el Programa de Descentralización del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Vinculación Peatonal Área Recoleta (1999)

Zona norte de la Ciudad de Buenos Aires

Reordenamiento vehicular y del espacio público.

Ciudad Judicial (1999)

Zona sur-este, Ciudad de Buenos Aires

Equipamiento administrativo público y espacio público.

Parque tierras ferroviarias de Caballito (2000)

Zona centro-oeste de la Ciudad de Buenos Aires

Espacio verde público con parquización, paseos, mobiliario urbano. Promovido por Gobierno de Ciudad de Buenos Aires.



CONCURSOS 2001-2002[4]

LOCALIZACIÓN

TIPO DE PROPUESTA - PROMOTOR

Ex Mercado del Pescado / Centro Metropolitano del Diseño (2001)

Zona sur-oeste de la Ciudad de Buenos Aires

Ordenamiento funcional, espacial, formal. Equipamiento cultural – productivo público. Promovido por Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Plaza Estado del Vaticano -Teatro Colón- (2001)

Área Central de la Ciudad de Buenos Aires

Espacio público con mobiliario urbano. Promovido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de la Ciudad de Buenos Aires.

Centro de Información Turística y Áreas Comerciales Plaza de la República (2001)

Área Central de la Ciudad de Buenos Aires

Tratamiento del espacio público. Promovido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ideas urbanísticas para el área sur, eje de Desarrollo Avenida Eva Perón. Sector Mataderos-Villa Lugano (2001)

Zona sur-oeste de la Ciudad de Buenos Aires

Reordenamiento, Plan Maestro, refuncionalización de tierras de Mercado de Hacienda, con espacio público y verde, equipamiento cultural, de salud, educación y mejoramiento y regularización de espacio residencial. Promovido por Corporación Buenos Aires Sur Sociedad del Estado.

Área Nuevo Colegiales (2001)

Zona noroeste de la Ciudad de Buenos Aires

Plan de sector con equipamiento y espacio público. Convocado por Gobierno Ciudad Autónoma Buenos Aires.



CONCURSOS 2003-2006[5]

LOCALIZACIÓN

TIPO DE PROPUESTA - PROMOTOR

Parque de los Patricios (2003)

Zona sur de la Ciudad de Buenos Aires

Recalificación y diseño del espacio público. Promovido por Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Plaza de Mayo (2006)

Área central de la Ciudad de Buenos Aires.

Proyecto de peatonalización paulatina, con tratamiento del espacio público. Promovido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



CONCURSOS 2007-2009[6]

LOCALIZACIÓN

TIPO DE PROPUESTA - PROMOTOR

Ministerio de Ciencia y Tecnología en ex Bodegas Giol (2007)

Zona noroeste de la Ciudad de Buenos Aires

Refuncionalización de tierras con usos ferroviarios y de depósitos. Centro interdisciplinario de investigación público con alojamientos, espacio público, equipamientos culturales.

Predio Parque de la Ciudad (2007)

Zona sur-oeste de la Ciudad de Buenos Aires

Reconversión y saneamiento ambiental de predio recreativo  para espacio público a escala metropolitana. Promovido por Corporación Buenos Aires Sur Sociedad del Estado.

Oasis Urbanos (2008)

Diversas de la Ciudad de Buenos Aires / Sur

Promovido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Prioridad Peatón (2008)

Área Central de Ciudad de Buenos Aires

Espacio público y equipamiento urbano. Promovido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

20 Ideas Solidarias para Buenos Aires (2008)

Villas de Emergencia  Ciudad Buenos Aires, principalmente sur

Equipamiento social y espacio público en entornos con déficit habitacional y social.

Parque Cívico (2008)

Sur-oeste de la Ciudad de Buenos Aires

Equipamiento cívico y espacio público. Promovido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Parque Lineal del Sur (2008)

Sur-este de la Ciudad de Buenos Aires

Sistema de parques con infraestructura ambiental, recorridos, vivero y equipamientos urbanos. Promovido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Concurso Dársena Norte (2009)

Zona norte de la Ciudad de Buenos Aires

Refuncionalización predio portuario obsoleto,  reordenamiento vial, espacio público, equipamiento. Promovido por Gobierno Ciudad Buenos Aires.

Ribera de Riachuelo y Cabecera Norte Transbordador (2009)

Zona sur-este de Buenos Aires

Sistema de espacios públicos costeros y cualificación del espacio público. Promovido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Fuente: elaboración propia.

 

Estos concursos imbuidos del paradigma del “Proyecto Urbano”, salvo excepciones, no suelen abordar problemas urbanos estructurales como el del déficit socio-habitacional, y poca respuesta suelen presentar a los conflictos derivados de los modos de producción informal del hábitat. Difícilmente aparecen preocupaciones que impliquen gestiones inter-jurisdiccionales e inclusión social desde mecanismos participativos, aunque en los últimos años, ha habido una tendencia a privilegiar, otorgando premios, a las propuestas que dieran cuenta a aspectos como la diversidad de intereses sectoriales o la relación proyectual y de gestión  relacionadas con los recursos económicos. También, incluyendo en las bases de esas convocatorias, la fundamentación de la instancia propositiva a través de reseñas diagnósticas metódicamente formuladas y con aportes multidisciplinares. Todo lo cual daría cuenta del viraje hacia abordajes más complejos por parte de los equipos técnicos que formulan las bases de los concursos y los jurados que seleccionan las propuestas ganadoras con criterios más actualizados (sólo algunas de las cuales se materializan con mayor o menor grado de modificación a través de gestiones articuladas con el sector público).

No obstante, no dejan de dominar y consolidarse los abordajes positivistas desde las componentes urbanas físicas,  donde escasamente se articulan las propuestas con los actores sociales involucrados, que acaban siendo una componente pasiva en todo el proceso.

Por último, resulta importante señalar un enfoque que se ha venido instalando desde fines del siglo XX y que se está difundiendo en el primer decenio del XXI: la Planificación Estratégica.  Esta se presenta como un instrumento de modernización, porque obliga a pensar de manera articulada (entre los distintos niveles de gobierno), a tejer múltiples relaciones (entre el sector público y privado), a prever la posibilidad de aplicar mecanismos participativos, a promover diálogos y saberes distintos, consensuar acuerdos, negociar objetivos, democratizar las relaciones entre el Estado y la sociedad, y considerar que las posibilidades de intervención son múltiples. Modalidad de gestión que pretende garantizar agilidad y transparencia y responder a criterios de eficiencia económica y eficacia social. Su consolidación se dio en un contexto propicio para su desarrollo: escasos recursos públicos, nuevos actores decisores de nivel intermedio y también de organizaciones de base, un Estado con menor capacidad de acción descentralizando funciones y necesidad de intervenciones de impacto que mostraran que los cambios eran posibles y que los grandes temas de la planificación corrían por otros canales.

A la luz de sus resultados en los últimos 25 años, autores como Fernández Güell (2006) ya esbozan algunos cuestionamientos de este modo de Planificación. Entre otros: que se monta sobre ideales proyectuales de alta deseabilidad y objetivos utópicos; que resultan planes prácticamente gemelos aunque aplicados a territorios distintos; que la urgencia por mostrar resultados incide en la exclusión de cuestiones estructurales; que al tener origen en las teorías empresariales (competitividad territorial, eficiencia de gestión) se establece un problema dialéctico entre la lógica política y social, ante la prevalencia de relaciones de poder verticales; que la excesiva sumisión del plan a las fuerzas del mercado y entidades colaboradoras es un riesgo a futuro.

Y en términos generales, Steimberg (2001) sostiene que el éxito de la Planificación Estratégica depende de: la voluntad política de las autoridades locales y  los actores clave; la pertinencia de los enfoques temáticos con la cultura local; el dialogo concertado; el apoyo económico y técnico real y concreto; los modelos metodológicos que sirvan de ejemplo y permitan su adaptación; el marco jurídico-institucional que permita el desarrollo de los procesos de planificación, implementación, monitoreo y fiscalización, que aseguren la participación democrática, su continuidad en el tiempo y un aporte real a la mejora en la calidad de vida.

Alfredo Garay (2004), convalida las posiciones mencionadas al sostener que la falta de consideración de las múltiples variables que hacen a la realidad local, del diálogo y consenso entre los actores clave involucrados, de la adopción acrítica de modelos pensados y creados para otras sociedades y en otros contextos socio-espaciales, conduce a generar descreimiento en la sociedad y a restar potencia a las acciones de transformación.

Reconociendo un posible, aunque a estas altura desgastado debate entre modelos, más allá de las inconsistencias de una u otra lógica, lo cierto es que los componentes que caracterizan tanto a la planificación tradicional, o la lógica proyectual-urbana, como también a las estrategias participativas, permanecen y deben entenderse como “posibilidades” en la configuración de los planes. En ese sentido no resulta sensato centrarse en los claroscuros entre estas formas de planificación. Más que una visión centrada en las contradicciones nos interesa destacar la posible complementariedad de estos abordajes, entendiendo a los mismos como instrumentos que determinan la capacidad de gestión de la administración, que finalmente acaban conformando un esquema superador.

Reflexiones desde el contraste entre la espacialidad resultante, la efectividad de las políticas urbanísticas y los paradigmas urbanos dominantes, recesivos y emergentes

A la vista de las contradicciones entre los modos de pensar (la planificación), los modos de hacer (los usos) y los de accionar sobre la ciudad (la gestión), resulta evidente que la condición de desarrollo territorial a través de un Plan de Ordenamiento y su consecuente determinación de Usos del Suelo y Lineamientos de Actuación es un tarea compleja. La consecuencia evidente de ello es que no se cumplen las premisas básicas de la planificación: la consolidación de la trama urbana con dotación de infraestructura básica y equipamiento; la densificación de las centralidades existentes y el control de la expansión de crecimiento.

Evidentemente, estos tres mecanismos no son estancos sino que existen múltiples relaciones entre ellos. En tanto la ciudad difícilmente densifica el tejido hacia las áreas centrales, ésta crece mediante la expansión con bajas densidades, sobre las cuales es muy costoso y hasta inviable consolidar con atributos urbanos de infraestructuras y servicios. A la inversa, la poca viabilidad y factibilidad de concretar obras de consolidación como consecuencia del crecimiento por derrame, nos devuelve un suburbio sin suficiente infraestructura, con escasos servicios y equipamientos asociados y de bajísima densidad.

Tampoco se presentan métodos infalibles respecto del manejo de los destinos planificados del territorio, pudiéndose buscar las causas de la escasa efectividad de los Planes, Programas o Proyectos (PPP) ya no en la propia flaqueza de cada esquema procesal, sino sus mecanismos de implementación, en las acciones de gestión y control urbanístico que debieran haber entendido su naturaleza  Es decir, quizás el problema no sea tanto de carácter técnico como sí de índole política.

Por eso es necesario, en primer lugar, conocer los contextos socio-históricos en donde naturalmente se despliegan las luchas políticas. En segundo término, analizar los propios comportamientos de las estructuras políticas y las instituciones de la administración. En ese sentido, si leemos los hechos durante el periodo de sustitución de importaciones podemos aseverar que la ciudad se expandía, y la mancha urbana se correspondía al menos con las previsiones de expansión estipuladas en los planes urbanísticos. Según estimaciones de los Lineamientos Estratégicos para la RMBA hacia mediados de los ‘60, la forma compacta tentacular se apoyaba sobre los ejes ferroviarios y estaba circunscripta dentro de los municipios que contienen a la primera corona del suburbio. Esta urbe contaba con unos 8 millones de habitantes y se apoyaba sobre una superficie de 800 km2. El atributo más destacado era el de la compacidad de esta verdadera aglomeración. Así, las densidades eran muy superiores a las que se desarrollarían en las siguientes cuatro décadas.

A partir de los ’70 esa cohesión, a pesar de no variar la estructura urbana ni el modelo de urbanización de tejido continuo, daría lugar a la dispersión como nuevo patrón de crecimiento, aumentando proporcionalmente en un discurrir esponjoso hacia los bordes de la conurbación, la que rápidamente comienza a perder su carácter de conglomerado, afectando en forma creciente el cinturón  rural o periurbano. Entre los años 70 y fines de los 80 la compacidad comenzó a disgregarse y a evidenciar que el crecimiento se expandía sobre y desde los ejes estructurantes anteriores, generando ocupaciones en los grandes intersticios en las zonas de las cuencas bajas. Para ese entonces la RMBA contaba con 11 millones de habitantes sobre un espacio urbanizado de 1800 km2. El atributo de compacidad fue entonces mutando hacia cierta fragmentación y polarización, con la aparición de áreas con mejor conectividad y accesibilidades, con heterogeneidades en los indicadores socio–habitacionales y la aparición de enclaves clasistas y subcentralidades urbanizadas con territorios de baja densidad ocupacional con escasas dotación de servicios.

Desde inicios de los 90, Buenos Aires ha ido transformado su morfología, carácter y  esquemas de relaciones sociales, alterando los patrones de residencialización y de urbanización tradicionales. Este proceso ha sido altamente selectivo en cuanto a la ocupación en el territorio, generando fenómenos de intercambio acotado en relaciones con poco contacto físico, apareciendo conductas y vínculos mediáticos, generándose un desarrollo de ciudad diferencial, con sectores que impulsan un gran desarrollo del mercado inmobiliario, con fuerte movilidad social y alta concentración de equipamientos y servicios, y otras zonas mucho más deprimidas y segregadas de los procesos de renovación urbana, áreas subutilizadas que a grandes rasgos se concentran en los intersticios entre los grandes corredores urbanos (el norte y el oeste), y sectores altamente desmembrados, con un importante desequilibrio en su renovación urbana y edilicia, y desarticulados de la oferta ambiental, tanto de equipamiento y servicios como de infraestructura de los sectores más ricos de la ciudad.

Este crecimiento con grandes discontinuidades y alta afectación sobre áreas periurbanas, distorsiona la relación entre el espacio consumido y el territorio realmente urbanizado. Así, se configura un paisaje de contrastes con permanentes alternancias, hasta que ingresa en una interfase de paulatina y constante urbanización difusa de insignificante intensidad edilicia y con escasa o nula consolidación urbana que se expande sobre un área total de unos 14.000 km2, de los cuales se estima que sólo unos 3.000 km2 son de suelo urbano real, alcanzando unos 14.000.000 de habitantes en un arco de más de 75 km desde el centro de la ciudad.

Las prácticas urbanas, merced a su propia dinámica arrolladora y sin la guía de acciones claras de gestión y planificación urbana, son las que en su conjunto han coaccionado sobre la conformación de esta estructura socio-territorial. Y es justamente desde la planificación y la gestión que puede solventarse una verdadera vocación que debe pretender la transformación superadora de la realidad. Quizás debamos reconocer que bien las posiciones Tecnocráticas, o las del Urbanismo Fragmentario, o las de un Plan Estratégico no representen diferentes métodos de una misma disciplina, sino que más sensato resulta entenderlos como herramientas o instrumentos urbanísticos de cambio. Así podemos determinar que el verdadero problema no se encuentra en las formas, sino en los procedimientos de fondo, hecho que en principio, implicaría detectar la capacidad operacional de cada instrumento en pos de articular demandas y recursos, para poder conseguir la superación mencionada.

Para accionar esa transformación es preciso habilitar los instrumentos de gestión y control, los cuales se tornan indispensables para poner en marcha los requerimientos emanados de los consensos sociales. Desde allí apostamos a la implementación de un “urbanismo secuencial”. Un Urbanismo que configure los posibles “altos y bajos” de un proceso, aceptando que  pueden producirse alteraciones e interrupciones que pueden modificar la programación y continuidad de las obras, y que desde allí pueda administrar las diferentes opciones y caminos, atendiendo a las necesidades, objetivos y estrategias de intervención trazadas al inicio, aunque adaptándose a las distintas variables que vayan surgiendo, de modo que el resultado final sea un producto coherente y útil a las demandas que le dieron origen. Estas secuencias pueden adaptar en su interior multiplicidad de obras y proyectos, que encuadrados dentro de los lineamientos maestros, y aún a riesgo de provocar ciertas contradicciones, maximicen en una sumatoria final el potencial transformador de cada componente.

Dichas operaciones de transformación deben inscribirse, para no exponerse al riesgo de operar fragmentariamente, en un marco genérico de referencia. Sin duda estamos hablando de un plan, aunque no del conocido como “plan-libro”.

¿Cuáles debieran ser las cualidades óptimas de este plan? Concordando en gran medida con los planteos de Alfredo Garay (2004) sostenemos que:

Más que una mirada propositiva desde el territorio y sus problemas, mediante la extensiva realización de un puntilloso diagnóstico, se trata de establecer posturas críticas de los procedimientos empleados y por emplear, para procurar revertir los problemas e impulsar desde la aplicación de instrumentos de planificación y gestión eficaces, acciones de transformación sobre el componente físico de la ecuación urbana, derivada de la necesidad social emergente desde la construcción multiactoral.

En este contexto resulta interesante proponer como metodología de gestión urbana posible, aquella que medie entre los grandes lineamientos pero que no olvide la acción de transformación sustancial de algunos sectores claves del territorio, proponiendo sumatorias de sucesivas, aunque pequeñas,  intervenciones secuenciales que puedan sostenerse en el largo plazo, estructuradas por las definiciones del plan general. Sin duda esto resultaría en gestiones que den respuestas precisas y acertadas a una realidad dinámica y veloz, aunque mediante acciones encadenadas por estrategias totalizadoras que otorguen un sentido coherente a las intervenciones.

A modo de poder indagar la “efectividad” de la deseable complementariedad entre los planes urbanos (desde los lineamientos maestros), las políticas públicas (desde el contexto de complejidad de la gestión y planificación urbana), la obra pública (desde el sesgo y la orientación de la misma) y los proyectos de intervención (desde la lógica multiactoral), resulta pertinente mencionar previamente a los lineamientos generales.

La RMBA cuenta actualmente con sendos instrumentos de planificación, que gestionados eficientemente pueden orientar las acciones de transformación socio-territorial. Aunque, si bien puede resultar pertinente la discusión sobre su implementación y configuración, una operación más interesante consiste en indagar sobre la efectividad en la cumplimentación y puesta en práctica de lo allí consensuado, ya que tanto el Plan Urbano Ambiental de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), como los Lineamientos Estratégicos de la RMBA contaron con estrategias participativas (no vinculantes) como instancia superadora de los planes libros y con, por supuesto, programas o proyectos de actuación. En ambos casos, a pesar de ellos, el destino de los avances de la urbanización están regidos por la normativa urbanística derivada del Código de Planeamiento Urbano en la CABA y del decreto-ley 8912/77 de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo en la Provincia de Buenos Aires y sus decretos reglamentarios posteriores. Así, ambos planes tienen un carácter no taxativo, al menos en la práctica, por lo que los mismos acaban sirviendo como marco de actuación de diferentes instancias de intervención sobre el territorio, guiando la obra pública, validando acciones desde la interacción con actores decisores y conteniendo las expectativas y necesidades de la población, sirviendo finalmente como una especie de “bitácora” para las decisiones en el marco de la gestión urbanística, sin incorporar aún herramientas innovadoras que permitan aceitar las acciones de control y planificación, entre otras, políticas de captación y redistribución de plusvalías, topes respecto de la cantidad de tierra a urbanizar, premios, incentivos y restricciones sobre las densidades urbanas, etc.

De todos modos, al igual que lo mencionado para los planes, la normativa urbanística no merece la totalidad de las críticas. La cuestión del ordenamiento territorial, de la práctica y la política urbanística, de los procesos de crecimiento urbano, y en particular de la expansión de la urbanización, protagonizada por ejemplo por el fenómeno de las urbanizaciones en enclave en la RMBA, plantea la necesidad de considerar la asunción de riesgos y responsabilidades por parte de otros actores y agentes urbanos, también entender la naturaleza dual de las acciones sobre la ciudad y el territorio: desde las estrategias de los agentes estatales para acotar e imponer limitaciones al azar y a las potenciales bifurcaciones inherentes al complejo y dinámico sistema que constituye lo urbano, hasta las tendencias y presiones de los mercados formales e informales.

Sin embargo el potencial derivado de estas nuevas acciones y dinámicas, necesarias para agilizar las acciones de transformación en el territorio urbanizado, se topan en la RMBA, con escollos de naturaleza política, en este caso corporizadas en una estructura densa y predominantemente estática, con una alta inercia que impide cambios en las tendencias y políticas imperantes y también en los instrumentos y acciones de gestión. Cabe mencionar que la región está formada por varias jurisdicciones político-administrativas, y por lo tanto por varios gobiernos locales, más el gobierno provincial, y el de la CABA. No hay un organismo competente para la gestión de la región, la cual queda sujeta a una multiplicidad de agentes públicos y privados que actúan en ella de acuerdo a lógicas muy diferentes. No existiendo un actor institucional metropolitano, la RMBA es atendida e intervenida de manera segmentada, territorial o sectorialmente determinando cuestiones clave para su gobernabilidad[7].

Como vemos, el par planificación-gestión es una bi-componente que debe aceitar su propia interacción para conseguir potenciar conducentemente las transformaciones físicas y sociales, procurando maximizar recursos en función de las demandas. Por más que se activen elementos de carácter innovador y secuencial desde la planificación, si el par de transformación que se complementa con la gestión, se comporta de manera inconexa y extemporánea, los resultados arrojan como consecuencia muchas falencias, aún tomando en cuenta ciertas promisorias acciones de bien común que acaban siendo no más que una “gota de agua dulce en el mar”.

Es necesaria una herramienta de transformación potente, que desde su propuesta de deseabilidad pueda corporizar necesidades de un amplio espectro de actores y demandas, la cual puede desprenderse de los lineamientos del plan, resultando un instrumento de política pública que pase a conformar obra pública “atractiva” para el conjunto. Esa herramienta capaz de aglutinar desde su potencial asociativo las demandas y recursos disponibles, podría en principio encontrarse constituido por un “coctel” que, al decir de Alfredo Garay, combine el diagnóstico (como herramienta para conocer las problemáticas y las tendencias), el Plan (con su carácter de referente y encauzador de las intervenciones) y el Proyecto Urbano. Estamos hablando de una herramienta combinada que propone una nueva ecuación superadora de las intervenciones fragmentarias espaciales. Se trata de un tipo de operatoria que integra básicamente alrededor del proyecto como meta de realización social colectiva, superando su mero carácter material físico y potenciando su capacidad dinamizadora de otros aspectos de los atributos urbanos en su contexto inmediato por derrame.

El accionar político se manifiesta en materia urbana, a través de las políticas públicas que condicionan el despliegue del mercado y el hábitat formal e informal, y desde la obra pública, que de acuerdo a su sesgo incide de alguna forma sobre la valorización del espacio urbano Esas manifestaciones deben procurar articular sus deseos con un brazo político eficaz, potente y dinámico, con un conjunto de acciones planificadas de largo plazo pero de efecto directo en los aspectos socio-territoriales. Política y participación, gestión y planificación son pilares importantes para comenzar a conseguirlo, aglutinados ellos sobre los instrumentos urbanísticos acordes con las expectativas de superación.

 

Notas

[1] Un relevamiento sistematizado de fuentes como la Revista de la Sociedad Central de Arquitectos, el Boletín periódico del Consejo Profesional de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y la Revista SUMMA+, nos ha permitido seleccionar los principales concursos con injerencia y envergadura urbanística.

[2] Algunos hitos contextuales relevantes: Ley de reforma del Estado que habilitó el camino de las concesiones y privatizaciones de servicios públicos y de tierras con usos públicos desactivados u obsoletos. Proyecto reforma Jardín Zoológico. Reforma de flexibilización del Código de Planeamiento Urbano 1989. Creación Corporación Antiguo Puerto Madero. Creación del Fondo de reparación histórica del Conurbano Bonaerense. Incorporación de Áreas de Protección Histórica en el Código de Planeamiento Urbano. Obras y peajes en red de autopistas. Paseo Público Puerto Madero. Proyecto Tren de la Costa. Documentos diagnósticos urbanísticos de  CONAMBA. Reforma de la Constitución Nacional. Proyecto  en predio ex Albergue Warnes. Leyes nacionales y locales en relación a regularización dominial de tierras y a villas de emergencia. Transformación de la estructura metropolitana a raíz de sustantivos cambios en Municipios en torno a las urbanizaciones cerradas y nuevos equipamientos y centralidades, parques industriales, etc.

[3] Algunos hitos contextuales relevantes: Autonomía de la Ciudad de Buenos Aires. Privatización del Banco Hipotecario. Normativa específica para Barrios Cerrados en la Provincia de Buenos Aires. Programa de Descentralización del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (creación de Centros de Gestión y Participación). Creación del Consejo del Plan Urbano Ambiental de la CABA. Inicio de Planes Estratégicos en distintas ciudades del país. Modificación del Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires, con tendencia a la residencialización y a la incorporación de indicadores y restricciones ambientales (2000). Programas de Vivienda de Interés Social para sectores medios y para los de bajo nivel económico por autogestión. Ley de Evaluación de Impacto Ambiental en la CABA. Creación de la Corporación Buenos Aires Sur Sociedad del Estado. Creación del IDUAR en Moreno. Creación del Consejo de Planeamiento Estratégico en la CABA. Formulación de estudios y propuestas del Plan Urbano Ambiental, y tratamiento legislativo sin su aprobación.

[4] Algunos hitos contextuales relevantes: Crisis institucional y financiera nacional. Formulación de Programas de Actuación del Código de Planeamiento Urbano. Retracción de la industria de la construcción y la dinámica inmobiliaria. Profundización de la crisis socio-habitacional y nuevas tendencias como la de los cartoneros.

[5] Regularización situación institucional en el país. Inicio Plan Federal de Vivienda. Proyecto y materialización de Parque Micaela Bastidas en Puerto Madero. Audiencias públicas en el tratamiento de proyectos especiales del Código de Planeamiento Urbano. Corralito urbanístico por conflicto de sobre-densificación de la CABA y falta de obras de  infraestructura básica. Reforma del Código de Planeamiento Urbano para reducir las restricciones ambientales a los usos productivos. Creación del IMDUVI en Malvinas Argentinas. Avance de obras del Corredor Verde del Oeste y subterráneos.

[6] Aprobación del Plan Urbano Ambiental. Paralización de obras del subterráneo. Inicio de obras hidráulicas del arroyo Maldonado. Lineamientos estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos a Aires. Formulación de Planes Urbanos y Códigos de Planeamiento en algunos Municipios de la RMBA por promoción de la Subsecretaría de Urbanismo y Vivienda de la Provincia de Buenos Aires., para su adecuación al marco del Decreto Ley 8912 de Usos del Suelo y Ordenamiento Territorial y sus reglamentarias. Fallo de la Corte Suprema de la Nación por contaminación del Riachuelo y creación de la ACUMAR. Plan Estratégico Territorial Nacional. Nueva legislación especial de protección patrimonial en la CABA.

[7] Pírez da cuenta de tres problemáticas metropolitanas que se presentan en la RMBA y que implican un problema de gobernabilidad. La primera, es un desfasaje entre el ámbito territorial de las problemáticas reales y el ámbito territorial de incumbencia gubernamental. La segunda, se manifiesta entre el ámbito territorial de las necesidades y el ámbito territorial de la representación política. La tercera, remite a la contradicción entre el ámbito de las necesidades y el de los recursos. Consecuentemente, es posible mencionar que la gestión de estos territorios metropolitanos, entendida como el conjunto de procesos socio-técnicos que tienen por objeto orientar la configuración y el funcionamiento del territorio, dependiendo de las relaciones entre los actores económicos, políticos y sociales, se vuelve un proceso sumamente complejo.

 

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Ficha bibliográfica:

SZAJNBERG, Daniela; Christian CORDARA y Carina BORIES. Balance de las estrategias de Intervención urbanística en los albores del siglo XXI. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2010, vol. XIV, nº 331 (24). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-331/sn-331-24.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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