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Índice de Scripta Nova

Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XV, núm. 375, 20 de septiembre de 2011
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

REESTRUCTURACIÓN PRODUCTIVA EN LOS DISTRITOS INDUSTRIALES ESPAÑOLES DEL CALZADO: EL CASO DE ILLUECA-BREA DE ARAGÓN

Eugenio Climent-López
Grupo de Estudios de Desarrollo Territorial de la Universidad de Zaragoza (GEDETUZ)
ecliment@unizar.es

Ana Isabel Escalona-Orcao
Grupo de Estudios de Desarrollo Territorial de la Universidad de Zaragoza (GEDETUZ)
aescalon@unizar.es

Blanca Loscertales-Palomar
Grupo de Estudios de Desarrollo Territorial de la Universidad de Zaragoza (GEDETUZ)
bloscer@unizar.es

Recibido: 22 de julio de 2010. Aceptado: 11 de abril de 2011.

Reestructuración productiva en los distritos industriales españoles del calzado: el caso de Illueca-Brea de Aragón (Resumen)

La industria del calzado está inmersa en un proceso de deslocalización hacia países de bajos costes laborales, desempeñando un papel clave en el mismo tanto las grandes empresas multinacionales como las pequeñas y medianas empresas de los distritos industriales, los cuales están experimentando profundos procesos de reestructuración. Se presenta el caso del distrito industrial de Illueca-Brea de Aragón, de pequeño tamaño y carácter rural, cuyas magnitudes económicas evolucionan de forma negativa, como sucede en el conjunto de España. Su reestructuración consiste, por una parte, en la deslocalización de la producción de calzado o de algunos de sus componentes, quedando en la sede central la comercialización o el montaje final; por otra parte, en la diferenciación del producto hacia segmentos de más calidad, diseño y complejidad tecnológica. En dicho proceso las empresas actúan cooperativamente, en un cluster formal, con el apoyo de las administraciones local y regional.

Palabras clave: distrito industrial, calzado, cluster, Aragón.

Structural changes in Spanish footwear industrial districts: the case of Illueca-Brea de Aragón (Abstract)

Footwear industry undergoes a relocation process to low wages countries, playing a key role both great multinational firms and small-middle sized firms in industrial districts, who experience structural changes. The case of Illueca-Brea industrial district, a small and rural one, is analysed. The economic data of the district outline a negative trend, like Spain as a whole. Its structural changes consist, on the one hand, in relocation of footwear production, while commercialisation and final manufacturing lie in headquarters. On the other hand it consists in differentiation of products to high quality, design and technological complexity standards. In this process firms cooperate in a formal cluster, supported by local and regional administration.

Key words: industrial district, footwear, cluster, Aragón.


La industria del calzado, igual que las demás ramas industriales de baja complejidad tecnológica, está experimentando los efectos espaciales predichos por la teoría del ciclo de vida del producto de manera especialmente intensa en la primera década del siglo XXI, en la que el proceso de globalización se ha acelerado con la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio. Las predicciones apuntan a un desplazamiento de la producción desde los países desarrollados de antigua industrialización, en los que dieron sus primeros pasos, hacia los países menos desarrollados, que de esta manera se van industrializando progresivamente. Ello produce la pérdida de peso de las ramas de baja complejidad tecnológica en la estructura industrial de los países de mayor nivel de desarrollo, cuyos costes laborales son más elevados, y el incremento del peso relativo de los nuevos países productores, que obtienen porcentajes crecientes de la producción y el comercio, aprovechando que sus costes laborales son más bajos.

Pero este proceso de deslocalización o relocalización de la industria presenta una notable complejidad de matices y de fases, que otras teorías surgidas en el seno de las ciencias sociales ponen en evidencia y tratan de explicar. Una de ellas es la de la cadena de valor, que ha puesto de relieve el papel que las empresas, sobre todo las grandes multinacionales, pero no sólo ellas, juegan en dicho proceso, pues son muchas las firmas de los países de antigua industrialización que han deslocalizado toda o una parte de la producción con el objetivo de ganar competitividad mediante la reducción de sus costes laborales.

Otra teoría que necesariamente se ha de tener en cuenta en este tipo de industrias, sobre todo la del calzado, es la del distrito industrial, ya que la producción de estas ramas industriales se ha organizado a base de aglomeraciones locales de pequeñas y medianas empresas, en las que se generan fuertes economías de localización, fruto de una intensa división del trabajo y una activa dinámica de competencia y cooperación entre las empresas. Uno de los problemas clave que se plantea en este momento es precisamente que las empresas de los distritos industriales están deslocalizando fases de la producción, lo cual provoca desajustes en el interior de los propios distritos.

El objetivo de este trabajo, a la luz de las teorías de la cadena de valor y del distrito industrial, es, por una parte, analizar las diferentes estrategias que aplican las empresas del calzado a la hora de dar respuesta al escenario planteado por los antes enunciados efectos espaciales de la teoría del ciclo de vida del producto, en la fase actual de la globalización del mercado de calzado, y, por otra parte, analizar los efectos que dichas estrategias producen en el interior de los distritos industriales. Se trata de una línea de investigación reciente[1].

El enfoque metodológico que se sigue es el del estudio de caso, que ha jugado un papel fundamental en la elaboración de la teoría del distrito industrial[2]. El caso que se ha elegido es el de Illueca-Brea de Aragón, en la provincia de Zaragoza (España). El interés que presenta este caso radica en su debilidad estructural, derivada en parte, pero no sólo, de su reducido tamaño; esa característica permite postular, como hipótesis de partida, que sus empresas están en peores condiciones para responder a las presiones de la globalización, lo cual puede llevar a una situación crítica, de la que no cabe excluir a priori la desaparición de la industria. Se trata, por otra parte, de un caso poco conocido, pues son pocas las publicaciones sobre él, a diferencia de los distritos industriales del valle del Vinalopó y de otras zonas de España, que han recibido mayor atención.

El trabajo se estructura en seis apartados. En el primero se dibuja el escenario internacional de la industria del calzado y, en dicho contexto, la situación de la industria española. En el segundo se discuten las implicaciones de las teorías de la cadena de valor y del distrito industrial que mejor permiten comprender la situación actual de la industria del calzado. En el tercero se presenta y caracteriza el distrito industrial de Illueca-Brea de Aragón. En el cuarto se perfila la posición competitiva del distrito en la fase actual de la globalización. En el quinto se analizan las respuestas que las empresas y demás agentes del distrito han ensayado hasta el presente, así como los efectos producidos en el conjunto. Finalmente se presentan las conclusiones.


La industria del calzado: globalización y ciclo de vida del producto

En primer lugar hay que tener en cuenta que la industria del calzado elabora un producto de primera necesidad. Por ello, dado que la población mundial sigue creciendo, no sorprende que la producción de calzado en el mundo se haya incrementado a lo largo del tiempo: así, en el quinquenio 1985-89 alcanzó una media anual de 4.269 millones de pares, pasando a 8.748 en el quinquenio 1995-99[3]; en el último año con datos disponibles, el 2006, la producción había alcanzado ya los 14.800 millones de pares[4].

Por otra parte, la fabricación de calzado es un proceso de baja complejidad tecnológica e intensivo en mano de obra, lo cual significa que está al alcance de muchos posibles productores, resultando especialmente beneficiados aquéllos que tienen que hacer frente a bajos costes salariales. Ésta es una de las causas de que en estas dos últimas décadas haya tenido lugar una acusada redistribución de las cuotas de producción por grandes áreas geográficas y por países: en el quinquenio 1985-89 Europa, donde se localizan los principales productores dentro del mundo desarrollado, siendo Italia y España los dos primeros, aportaba el 52 por ciento de la producción mundial, mientras que en el periodo 1995-99 su aportación se había reducido al 17 por ciento; mientras tanto Asia, donde se ubican los principales productores del grupo de países menos desarrollados, pasó del 32 al 71 por ciento[5]. La tendencia ha continuado en el nuevo siglo: en el año 2006 tres países asiáticos, China, Vietnam e Indonesia, aportaron las tres cuartas partes de los pares de zapatos producidos en el mundo, con lo que el continente asiático se acercaría ya al 80 por ciento de la producción mundial, incorporando los demás países productores, entre los que destacan India, Tailandia o Pakistán. Si se tiene en cuenta, además, que Brasil, otro país del grupo de los menos desarrollados, es el tercer productor mundial y que aporta otro 7 por ciento[6], queda claro que en dos décadas se ha producido un cambio radical en la localización de la industria del calzado en el mundo.

A ello ha contribuido la progresiva liberalización del comercio mundial, que ha ido acompañada de importantes avances logísticos y de una paulatina reducción de los costes de transporte. Sin estos factores impulsores de la circulación de mercancías es probable que la redistribución de las cuotas de producción hubiera sido menos espectacular. Las exportaciones de calzado a escala mundial se han duplicado, pasando de 26 a 52 mil millones de euros, en diez años (1996-2006). Los países que ocupan los puestos más destacados dentro del comercio internacional de calzado se pueden clasificar en tres grupos[7]: a) los netamente exportadores, todos ellos países de industrialización reciente y bajos costes laborales, entre los que destaca China, con el 42 por ciento de las exportaciones mundiales en el 2006, seguida de Vietnam y Brasil; b) los netamente importadores, todos ellos países de antigua industrialización y elevado nivel de vida, destacando los Estados Unidos, con el 28 por ciento de las importaciones mundiales, seguidos del Reino Unido y Japón; c) los importadores y a la vez exportadores, grupo que integran algunos países europeos de antigua industrialización y elevado nivel de vida, que en otro tiempo dominaron el mercado del calzado y que actualmente, aunque siguen siendo productores, han perdido ese papel dominante: destaca Italia, que con el 13 por ciento de las exportaciones mundiales es el segundo exportador mundial, después de China, y el quinto importador mundial, con el 5,6 por ciento de las importaciones; en este grupo destacan también España, que es el sexto exportador y el octavo importador mundial, Alemania, Francia, Bélgica y los Países Bajos. Los dos primeros grupos de países reflejan directa y claramente los efectos espaciales de la teoría del ciclo de vida del producto; el tercero puede parecer anómalo en un principio, pero no lo es si se tiene en cuenta lo que se expone a continuación.

El calzado, como ya se ha indicado, es un producto de primera necesidad, pero también es un indicador de prestigio: quienes disfrutan de un elevado nivel de vida demandan calzado de alta calidad, hecho con buenos materiales, confortable y saludable, como un signo que los diferencie del resto de la población por su diseño y moda. Además hay situaciones determinadas que requieren el uso de un calzado especial, como diferentes tipos de deportes o de trabajos que implican cierto riesgo. Todo esto genera una diferenciación del producto, que se ha ido reforzando con el tiempo, dando lugar a un mercado muy segmentado[8]. Esta segmentación está en la base de una división espacial de la producción a escala mundial, que puede resumirse así: el calzado corriente, de uso masivo, está hoy en día dominado por los antes calificados como países netamente exportadores; la competencia en este caso se establece en el precio y son los países de reciente industrialización los que, por sus bajos costes salariales, tienen ventajas competitivas. Por el contrario, en el calzado de calidad y en el de usos especiales la competencia se establece atendiendo a otras cualidades, que requieren un saber hacer más complejo y un nivel tecnológico más alto; la ventaja competitiva corresponde en este caso a los países de antigua industrialización, que tienen un capital humano mejor formado y unas bases tecnológicas más potentes. Los países que son a la vez exportadores e importadores reflejan muy bien esa segmentación del mercado: exportan calzado de diseño, calidad y usos especiales e importan calzado corriente. Unos datos tomados de España ilustran perfectamente esta realidad: el precio medio del par importado en 2007 fue de 4,8 euros, mientras que el del exportado fue de 18,6; en ese mismo año la balanza comercial española presentó un déficit en volumen de 261 millones de pares, frente a un superávit en valor de 141 millones de euros[9].

En los párrafos anteriores ha quedado establecida en sus líneas generales la situación de la industria española del calzado en el contexto mundial: España forma parte del tercer grupo de países, los de antigua industrialización, que dominaban el mercado hace décadas, y que siguen siendo productores, aunque han perdido cuota de mercado. Ahora se trata de profundizar en algunos aspectos de dicha situación, comenzando por un breve encuadre histórico: en los años sesenta y la primera mitad de los setenta del pasado siglo se produjo en España una intensa modernización de la fabricación de calzado, gracias a la sustitución de los métodos artesanales y la mecanización general de las líneas productivas, experimentándose un crecimiento intenso en la producción, inducido por la demanda interna en plena fase desarrollista y, sobre todo, por la exportación[10]; podría decirse que ésta fue la época dorada de la industria española del calzado. En la segunda mitad de los años setenta se abre un periodo de crisis periódicas, marcado por la aparición de nuevos países productores y la pérdida progresiva de cuotas de mercado, tanto a escala mundial, como nacional: las importaciones inician una tendencia de crecimiento continuo, especialmente intensa a partir de finales de los noventa.

Dada la imposibilidad de competir en precio con los nuevos productores, cuya ventaja competitiva radica en los bajos costes laborales (el valor medio del par importado no ha dejado de disminuir, pasando de 8,4 a 4,8 euros entre 2000 y 2007), la industria española se ha tenido que orientar progresivamente hacia los segmentos de calzado de calidad y usos especiales. Así parecen indicarlo las siguientes cifras: entre 2000 y 2007 las exportaciones en volumen de calzado de alto precio, más de 40 euros el par, han crecido a una tasa media anual del 9,4 por ciento y las de precio medio-alto, entre 25 y 40 euros el par, lo han hecho al 2 por ciento anual; por el contrario, han disminuido las exportaciones de calzado de precio bajo y medio-bajo, a la par que crecían las importaciones; con todo ello el valor medio del par exportado no ha dejado de crecer a lo largo de estos años, pasando de 14 a 19 euros el par.

Pero el cambio de orientación no está resultando fácil: de hecho, el calzado de precio bajo, de menos de 15 euros el par, aún suponía en el año 2007 el 45 por ciento de las exportaciones españolas en volumen y el de precio medio-bajo el 24 por ciento[11]. La evolución de las principales magnitudes del sector pone de relieve la dificultad del cambio (cuadro 1). Exceptuando la importación, que muestra una tendencia creciente espectacular, las demás magnitudes han experimentado una tendencia regresiva en los últimos años: la producción alcanzó un máximo en 1998, reduciéndose desde entonces a la mitad en volumen y a las dos terceras partes en valor; los números de empresas y de empleos, con sus valores máximos en los años 2002 y 2001, respectivamente, han experimentado también reducciones muy importantes, más acusadas en el segundo caso. La exportación alcanzó su valor más alto en 1998, reduciéndose hasta las dos terceras partes en volumen, aunque manteniéndose en valor.

 

Cuadro 1.
Magnitudes de la industria española del calzado

Magnitud

Unidad

1998

2001

2004

2007

TC*

Producción

Pares (millones)
Euros (millones)

221
2.972

209
3.158

147
2.435

108
1.905

-51,1
-35,9

Exportación

Pares (millones)
Euros (millones)

153
1.907

144
2.118

108
1.749

102
1.893

-33,3
-0,7

Importación

Pares (millones)
Euros (millones)

64
546

148
741

193
1.151

363
1.752

467,2
220,9

Empresas

Número

2.744

2.761

2.584

2.073

-24,5

Empleos

Número

46.508

48.122

40.771

30.715

-34,0

* TC: Tasa de crecimiento entre 1998 y 2007 (en %).
Fuente: Sánchez Rodríguez 2009, p. 18.

 

Estas cifras indican que la industria del calzado en España atraviesa un momento muy difícil. Pero las dificultades no vienen sólo de la competencia de los nuevos países productores, sino de lo que algunos autores metafóricamente han denominado “tenaza competitiva”[12]: a la competencia de dichos países en los segmentos de mercado de bajo precio se une la de otros países europeos en los segmentos de calidad y usos especiales. Así parece indicarlo el hecho de que mientras España ha perdido participación en la exportación mundial, pasando del 5,4 por ciento en el año 2000 al 3,4 en el 2006, Bélgica, Alemania y los Países Bajos han ganado participación, pasando en conjunto del 9,7 al 11,3 por ciento[13]. Se observa asimismo que las tasas de crecimiento de las importaciones de calzado desde los Países Bajos e Italia han crecido el 21 y el 16,2 por ciento, respectivamente, entre los años 2000 y 2007, a un precio medio de 23 € el par, el más alto de todos los países proveedores, lo cual indica una tendencia creciente también a la importación de calzado de calidad.

Algunos trabajos recientes han señalado las causas de dichas dificultades[14], que podrían resumirse indicando que España presenta importantes carencias en los terrenos del diseño y la tecnología: no hay apenas diseñadores de prestigio y son pocas las marcas españolas que gozan de reconocimiento internacional; la oferta española de calzado es imitativa en la mayor parte de los casos. Hay también una dependencia exterior muy fuerte respecto a la maquinaria, la mayor parte de la cual procede de Italia, y los sistemas avanzados de diseño y fabricación aún son muy minoritarios: sólo el 3 por ciento de los fabricantes utiliza el diseño asistido por ordenador o CAD.

En este apartado se ha dibujado a grandes rasgos el panorama internacional de la industria del calzado y se ha definido la posición de la industria española en él; el marco teórico del ciclo de vida del producto ha permitido interpretar de manera coherente dichos rasgos. Pero si se quiere profundizar en el conocimiento de los procesos en juego es necesario cambiar de escala y pasar de las grandes cifras macroeconómicas de producción, comercio o empleo a los agentes directamente implicados, es decir, las empresas y los distritos industriales. En el apartado siguiente se define el marco teórico desde el que realizar dicho cambio de escala.


La cadena de valor y los distritos industriales del calzado

La organización de la empresa industrial ha experimentado a lo largo de las últimas décadas un cambio sustancial: antes la integración en la misma empresa, e incluso en la misma factoría, de todas o la mayor parte de las fases del proceso de producción necesario para lanzar al mercado el producto final de que se tratara constituía el principal objetivo; las empresas así organizadas buscaban las economías internas de escala que les proporcionaba dicha integración. Este rasgo, característico del modelo “fordista”, ha dejado de ser el ideal a alcanzar y hoy en día “las unidades de producción tienden a ser de tamaño relativamente pequeño y verticalmente desintegradas, de manera que las redes de transacciones que ligan unas a otras comprenden muchas empresas especializadas, pero complementarias”[15]. El cambio de modelo, calificado en su momento como “la segunda ruptura industrial”[16], es ampliamente conocido.

El conjunto de fases que componen un determinado proceso industrial constituye la cadena de valor. La fabricación de calzado incluye las siguientes fases: diseño, cortado, aparado o cosido, montaje o ensamblado y acabado[17]; en la fase de montaje se incorporan a las piezas previamente cortadas y cosidas una serie de componentes (suelas, tacones y otros) que elabora la habitualmente denominada industria auxiliar. Todas las fases, incluyendo la producción de estos componentes, pueden estar verticalmente integradas en una sola empresa o desintegradas en empresas especializadas vinculadas entre sí mediante relaciones de proveedor-cliente. Siguiendo la tendencia general antes señalada, podría afirmarse, con seguridad casi total, que la segunda es la única forma de organización que ahora existe; pero además siempre ha tenido una notable presencia: las grandes empresas de carácter fordista, en las que todas las fases productivas están integradas, nunca han sido la norma en la industria del calzado y no es arriesgado afirmar que las que había desaparecieron durante la crisis de los años setenta-ochenta del pasado siglo. La pequeña y mediana empresa especializada ha sido siempre la principal protagonista de esta rama industrial.

Tradicionalmente las pequeñas y medianas empresas que formaban una misma cadena de valor se localizaban próximas unas a otras, formando distritos industriales, sobre los cuales existe una elaborada teoría[18]. De la proximidad espacial derivan las economías de localización, externas a las empresas pero internas a los distritos, que determinan su competitividad: en ellos las empresas trabajan bajo el acicate de la competencia y se benefician de unos costes de transacción reducidos. La proximidad también favorece la generación y difusión de un saber hacer específico y estimula la innovación y la creatividad; asimismo contribuye a que se genere una dinámica de cooperación, que habitualmente se formaliza en un entorno institucional desde el que se organiza la gobernanza en red. La teoría del distrito industrial, centrada inicialmente en los aspectos económicos, como competitividad o economías de localización, se ha ido interesando cada vez más por los aspectos cognitivos, como saber hacer o innovación, y organizativos, como cooperación o gobernanza[19].

Los distritos industriales tenían un planteamiento global respecto a la comercialización de sus productos, pero local respecto a la organización de la producción. En los años setenta los italianos dominaban ampliamente en los mercados internacionales de calzado y, como antes se ha indicado, la propensión exportadora de los españoles era muy elevada, con una fuerte presencia en los Estados Unidos, entre otros países. Pero la producción se organizaba casi al completo dentro de los distritos, incluyendo los componentes de la industria auxiliar e incluso las cajas de cartón en que se transportan los pares de zapatos, sin más recurso al exterior que las materias primas y determinados productos auxiliares o bienes de equipo[20]. Un cierto número de empresas de productos finales desempeñaban un papel de liderazgo estratégico: captaban las señales del mercado internacional, es decir, las tendencias de la moda, los nuevos materiales y procesos de producción, y a través de sus redes de proveedores las hacían llegar a las empresas del distrito en forma de indicaciones o pautas de fabricación precisas, difundiéndose rápidamente por el interior del mismo[21].

Cuando los nuevos países productores comenzaron a amenazar la hegemonía de los países de industrialización antigua, los distritos industriales de éstos afrontaron los nuevos desafíos según lo antes indicado: abandonar los segmentos de mercado de bajo precio y orientarse hacia los segmentos de calidad y usos especiales; pero eso se fue haciendo gradualmente, empezando por algunas empresas líderes, y en principio no trajo consigo ningún cambio organizativo importante. En la España de los años ochenta del pasado siglo, por ejemplo, la respuesta inicial de la mayoría de las empresas fue marcadamente defensiva, orientada a seguir compitiendo en los mismos segmentos de siempre, decantándose, por tanto, por una estrategia de disminución de costes; esto supuso la reducción sistemática del tamaño de las empresas, con la desaparición de las más grandes, y el incremento de la especialización y de la subcontratación, llegando hasta el trabajo a domicilio, cruzando con ello muy frecuentemente el límite entre la economía formal e informal[22]. La creciente atomización hizo ganar flexibilidad para responder de momento a la competencia internacional.

Algunas grandes empresas multinacionales de prendas deportivas, incluyendo el calzado, optaron por otra estrategia: la deslocalización, es decir, la desintegración vertical y a la vez espacial, a escala mundial, de la cadena de valor. Esta estrategia supone abandonar la producción en sus países de origen, desplazándola a países de costes laborales inferiores, a la vez que conservaban en sus sedes centrales las tareas de dirección y gestión, diseño de colecciones, logística, marketing y comercialización. La deslocalización se articula de diferentes maneras: en ocasiones la gran empresa crea una filial, mediante la inversión directa de capital, pero esto no es frecuente en la fabricación de calzado, donde lo habitual es que la gran empresa subcontrate la producción a fabricantes locales, dándoles las especificaciones necesarias y comercializando luego la producción con la marca propia. De hecho, estas grandes multinacionales han desempeñado un papel importante en el desarrollo de la industria del calzado en los nuevos países productores: “las actividades de subcontratación crecen rápidamente, en la medida en que bajan los costes de transacción internacional y los empresarios de los países de bajos salarios aprenden cómo producir siguiendo estándares globales”[23].

Las empresas de los distritos industriales han terminado por aplicar la misma estrategia. Ya a principios de siglo se detectaba en Italia “una expansión de las relaciones entre las empresas de los distritos y los mercados y agentes internacionales, que no se limita a las importaciones y exportaciones, sino que incluye crecientemente descentralización de partes de la producción, exportación de licencias, transferencias de tecnología y alianzas con empresas extranjeras”[24]. Ahora, por tanto, los distritos tienen un planteamiento global no sólo respecto a la comercialización de sus productos, sino  también respecto a la organización de la producción.

Esta estrategia, sin duda adecuada para reducir los costes de producción, entraña ciertos riesgos para la cohesión del distrito: las tareas deslocalizadas pueden llegar a desaparecer del mismo, con las previsibles secuelas de cierre de empresas y aumento del paro. Ello además implica transferir parte del saber hacer específico, dejándolo en manos de los proveedores externos, con el riesgo de que se pierda: si se deslocaliza una fase de producción al completo, desaparecerán del distrito las empresas y trabajadores dedicados a esa fase, con lo que el saber hacer acumulado en el tiempo dejará de ser operativo, porque dejará de renovarse; en consecuencia, la desaparición de esa dinámica de aprendizaje en la acción propia de los distritos detendrá el proceso de innovación continua relacionado con dichas tareas. Bien es cierto que su desaparición debería quedar compensada por la dedicación progresiva de las empresas y de los trabajadores a tareas de más complejidad tecnológica y generadoras de mayor valor añadido, en las que se creen nuevas dinámicas de aprendizaje e innovación, mediante la reasignación de factores hacia las tareas de carácter más estratégico que se mantienen en el distrito.

Este proceso, irreversible para algunos, no puede darse en absoluto por terminado. De hecho, se están dando casos, todavía aislados, de retorno parcial de las fases productivas deslocalizadas con anterioridad, lo cual confirma el dinamismo de los procesos y la variedad de las estrategias productivas actuales y de sus impactos sobre el territorio[25]. Por ello no cabe extraer conclusiones con pretensiones de generalidad; al contrario, constituye un tema de investigación abierto, sobre el que hay algunos trabajos que han ido desvelando algunas implicaciones. Una de ellas, que sólo se menciona, ya que no afecta al objeto central de este trabajo, es que, dada la tendencia de la industria del calzado a la aglomeración en el espacio, la deslocalización de tareas “ha dado lugar a una integración funcional cada vez más profunda en el mundo, donde muchas aglomeraciones en áreas de bajos salarios actúan de forma significativa como satélites de las aglomeraciones de las áreas de salarios altos”[26]. En otras palabras, la redistribución espacial de la producción, a que se ha hecho referencia en el apartado anterior, se estaría materializando como la reproducción en los países menos desarrollados del modelo del distrito industrial de los países más desarrollados.

Por lo que respecta a las transformaciones de los distritos en los países desarrollados de antigua industrialización, que es el objeto de este trabajo, podría comenzar afirmándose que los distritos son mortales, es decir, que una de las posibles consecuencias de los cambios señalados es su desaparición, como muestra un estudio sobre el caso de Pirmasens, en el sur de Alemania, en el que se llega a afirmar que la producción de calzado desaparecerá por completo en pocos años, según la percepción mayoritaria de los agentes locales[27]. La trayectoria que ha conducido a la situación actual puede resumirse diciendo que unos fabricantes se han mantenido en la región, cambiando de actividad, mientras que otros han seguido desarrollando la misma actividad, pero cambiando de región, es decir, deslocalizando la producción de calzado en un proceso paso a paso y conservando en el distrito la sede central y las funciones estratégicas. Las empresas auxiliares, por su parte, han seguido una trayectoria similar: algunas han ido tras el cliente, deslocalizándose con él, y otras han permanecido en la región, pasando a ser proveedores de otros sectores industriales. En resumen, un antiguo distrito industrial especializado en la producción de calzado está perdiendo su identidad tradicional, pasando a ser uno de tantos territorios con una base económica diversificada.

Un ejemplo diferente es el de Montebelluna, en el nordeste de Italia, que se mantiene como uno de los principales distritos industriales de calzado especializado. A lo largo del siglo XX mantuvo una clara posición de liderazgo mundial en la fabricación de calzado de cuero para esquí y alta montaña. La aparición de las botas de esquí rígidas, con carcasa de plástico, inventadas en Norteamérica, fue un auténtico desafío para el distrito, que supo afrontar con éxito mediante la asimilación y casi inmediata incorporación de la nueva tecnología. Desde entonces produce botas de esquí de plástico, pero además, anticipándose a la saturación del mercado de dichos artículos, inició una diversificación productiva, que se extiende a otras botas de montaña, otros tipos de calzado deportivo y también ropa de esquí[28].

Por lo que respecta a la situación de los distritos españoles, algunos estudios permiten afirmar que la deslocalización de actividades productivas ha alcanzado ya un desarrollo significativo: “nuestros resultados indican que los vínculos verticales y horizontales dentro de los distritos están perdiendo algo de su tradicional importancia y muchos fabricantes de ellos han intentado recuperar eficiencia y competitividad mediante la reorganización de varias fases del ciclo del producto (subcontratar en el exterior las actividades de producción de mayor coste a socios nacionales o extranjeros)”[29]. Dicha deslocalización presenta matices diferentes, según los casos de estudio: así, por ejemplo, en Arnedo-Calahorra (La Rioja) afecta fundamentalmente a la fabricación de componentes; en Inca-Menorca (Islas Baleares) y Almansa (Castilla La Mancha), donde se elabora preferentemente calzado de gamas superiores, afecta a las fases de escaso valor añadido (Marruecos y Rumania son los países preferidos), pero conservan en el distrito las demás[30]. En el caso del valle del Vinalopó (Comunidad Valenciana), donde se producen las dos terceras partes del calzado español, se han identificado las dos estrategias señaladas, pero también se ha observado que algunos fabricantes de calzado de gama baja han abandonado por completo la producción, dedicándose exclusivamente a la importación de ese mismo tipo de calzado, normalmente de los países asiáticos y de Brasil. En todos los casos contemplados las empresas de los distritos industriales españoles están potenciando la consolidación de distritos industriales satélites en países menos desarrollados.

Pero se han identificado también otras situaciones además de la deslocalización. Cabe citar el papel creciente de las grandes empresas comercializadoras, fundamentalmente grandes superficies pero también cadenas de tiendas de ropa e importadores de países de alto nivel de desarrollo, que contratan con los fabricantes la producción de calzado de ciertas características y luego venden con su marca propia[31]. Esta estrategia, elegida por numerosos fabricantes, es en principio una buena salida, pues les permite seguir haciendo aquello que mejor dominan, la fabricación, olvidándose de la comercialización, que es una tarea de notable complejidad; el inconveniente es la fuerte dependencia respecto al distribuidor.

Lo que no se desprende de los estudios citados es que los distritos industriales españoles vayan a desaparecer a corto plazo, en la línea del de Pirmasens. Sí que parece claro que se impone el abandono del mercado de gama baja, bien convirtiéndose los fabricantes en meros importadores, bien descentralizando hacia países de menor nivel de desarrollo partes crecientes de la producción, empezando por las de menor valor añadido, según el modelo del distrito alemán. Pero al analizar cómo se está reorientando la producción hacia el calzado de gamas superiores se observa una respuesta “clásica” de distrito: hay empresas que están avanzando en los terrenos del diseño, la tecnología y la comercialización; estas empresas, que ocupan una posición de liderazgo, subcontratan la producción con una amplia red de pequeños fabricantes especializados, capaces de proporcionar productos de alta calidad en condiciones de máxima flexibilidad y garantía, apoyándose a su vez en una eficaz red de proveedores de componentes; a ello hay que unir la existencia de centros de I+D que trabajan desde hace muchos años en estrecha colaboración con las empresas, como el INESCOP o el Instituto de Biomecánica de Valencia[32]. Todo ello con un mayor grado de apertura al exterior en los aspectos productivos: ahora las empresas involucradas en esa estrategia de distrito recurren a empresas situadas fuera del mismo, en ocasiones en países de menor nivel de desarrollo, pero también en otros distritos españoles o de otros países avanzados; la misma apertura se observa también cuando recurren a los centros tecnológicos o a otros servicios especializados.


El distrito industrial de Illueca-Brea: presentación y caracterización

El distrito industrial de Illueca-Brea, se localiza al Oeste de la provincia de Zaragoza, muy cerca del límite con la de Soria. Esta provincia se caracteriza por un claro contraste entre el área metropolitana de su capital y el resto del territorio. Los movimientos de difusión industrial metropolitanos tienen un alcance muy limitado, lo que explica el escaso tejido industrial de las zonas rurales y de las pequeñas ciudades[33]. No obstante, las producciones tradicionales de calidad que les son propias, como el calzado u otras, constituyen un factor de primer orden para reforzar la competitividad de las áreas no metropolitanas[34]. El distrito de Illueca-Brea es un espacio de media montaña, dentro del Sistema Ibérico, que ocupa parte de los valles de los ríos Aranda e Isuela, así como del Jalón (afluente del Ebro), en el que los dos primeros desembocan juntos poco después de su confluencia. En una superficie de 380,5 Km2 habitan 8.543 personas, repartidas entre 10 municipios, concentrándose en Illueca, la localidad principal, algo más de la tercera parte (3.279). Se trata de un territorio de carácter rural, que desde la Edad Media ha desarrollado ininterrumpidamente una actividad productiva artesanal, inicialmente de curtido de piel y textil, finalmente de fabricación de calzado. El mapa adjunto (figura 1) muestra la situación y delimitación del territorio, que incluye los municipios que cuentan con fábricas de calzado o auxiliares y aquéllos otros desde los que se producen movimientos pendulares significativos de carácter laboral hacia los primeros[35].

 

Figura 1. Distrito industrial del calzado de Illueca-Brea.
Fuente: Caja de Ahorros de la Inmaculada: Empleo y población en los municipios y comarcas de Aragón [En línea] < http://www.cai.es/sestudios/paginas/paginafinal.asp?idNodo=712 > [9 de junio de 2010] y Escalona, Loscertales y Climent 2009.

 

El territorio ha sido identificado como distrito industrial en tres trabajos realizados a lo largo de dos décadas. Los tres llevan a cabo la identificación y delimitación de distritos industriales mediante metodologías que tienen en común la utilización de datos relacionados con la producción, como número de empresas, empleo o población ocupada, y la construcción de variables estadísticas que reflejan una determinada especialización productiva y un peso económico significativo a nivel nacional o regional[36].

Otro estudio reciente analiza la trayectoria productiva del territorio, comparándola con otros espacios vecinos afectados por procesos de reestructuración de carácter global en el sector del vino, quedando patente que el territorio ha tenido y sigue teniendo una marcada especialización productiva en la industria de fabricación de calzado[37]. En el año 2008 el 77,94 por ciento de los afiliados a la seguridad social en actividades industriales, así como el 72,55 de las empresas, correspondían a dicha rama (cuadro 2). Si en vez de la industria se toma como referencia el conjunto de los sectores económicos, las cifras bajan hasta el 38 y el 24 por ciento, respectivamente, que no dejan de ser valores altos, sobre todo si se comparan con los del conjunto de Aragón, donde la industria del calzado tiene una presencia casi testimonial. El peso económico del distrito industrial de Illueca-Brea en Aragón es muy modesto en todas las variables económicas consideradas, excepto en las relacionadas con la industria del calzado: más de las dos terceras partes de los afiliados a la seguridad social y de las empresas aragonesas de dicho sector se ubican dentro del distrito, la mayoría en los dos municipios que le dan nombre (cuadro 2 y figura 1).

 

Cuadro 2.
Especialización productiva y peso económico del distrito industrial de Illueca-Brea

TERRITORIO

Afiliados a la Seguridad Social (año 2008)

Empresas (2008)

Especialización productiva (%)

A

B

C

D

E

F

A/B

A/C

D/E

D/F

Calzado

Industria

Total

Calzado

Industria

Total

Aranda de Moncayo

0

0

42

0

0

6

-

0,00

-

0,00

Brea de Aragón

235

315

587

18

30

88

74,60

40,03

60,00

20,45

Gotor

4

9

43

2

3

9

44,44

9,30

66,67

22,22

Illueca

583

680

1.133

46

56

130

85,74

51,46

82,14

35,38

Jarque

6

12

88

3

3

14

50,00

6,82

100,00

21,43

Mesones de Isuela

0

0

71

0

0

5

-

0,00

-

0,00

Morés

35

57

109

2

4

16

61,40

32,11

50,00

12,50

Saviñán

10

22

152

1

3

26

45,45

6,58

33,33

3,85

Sestrica

35

38

79

2

2

7

92,11

44,30

100,00

28,57

Tierga

0

32

80

0

1

7

0,00

0,00

0,00

0,00

X. Distrito industrial Illueca-Brea

908

1165

2384

74

102

308

77,94

38,09

72,55

24,03

Y. Aragón

1.311

107.080

560.894

109

6.115

56.279

1,22

0,23

1,78

0,19

Peso económico X/Y (%)

69,26

1,09

0,43

67,89

1,67

0,55

       

Fuente: Caja de Ahorros de la Inmaculada: Empleo y población en los municipios y comarcas de Aragón
[En línea] <
http://www.cai.es/sestudios/paginas/paginafinal.asp?idNodo=712 > [9 de junio de 2010].

 

El peso económico del distrito en España puede calcularse de manera aproximada relacionando los valores de las principales magnitudes del sector del calzado a escala nacional y regional (cuadro 3)[38]. Aragón aporta en torno al 4 por ciento de las empresas, los empleados y la producción nacional de calzado, por lo que la aportación del distrito industrial de Illueca-Brea puede estimarse como cercana al 3 por ciento. Se trata de un peso modesto, pero no desdeñable, que sitúa a este distrito industrial a un nivel inferior al de los antes citados del valle del Vinalopó, Almansa, Arnedo e Inca, aunque en algunas magnitudes iguala e incluso supera a este último, pero superior al de otros, como Yecla, en Murcia, o Valverde del Camino, en Huelva.

 

Cuadro 3.
Magnitudes de la industria aragonesa del calzado en relación con la española

Magnitud

2008

2003-2008

Total

% de España

TC (1)  (%)

Diferencia
TC Aragón-TC España (1)

Empresas (número)

81

4,4

-22,9

-3,0

Empleados (número)

1.179

4,1

-38,4

-3,7

Producción (millones de pares)

4,25

4,0

-53,7

-15,6

Producción (millones de euros)

62,78

3,6

-46,3

-10,8

Valor medio (euros por par)

14,77

16,68 (2)

15,8

11,6

Exportaciones (millones de euros)

23,19

1,3

-64,6

-58,4

(1) TC: Tasa de crecimiento
(2) Valor medio de la producción en España (en euros por par)

Fuente: Federación de Industrias del Calzado Español: El sector del calzado, informe anual 2008
[En línea] < http://www.fice.es/index.php?option=com_content&task=view&id=151&Itemid=126 > [11 de junio de 2010].

 

En definitiva, se trata de un territorio con una clara especialización productiva en la industria del calzado, con un peso económico muy importante a escala regional y muy significativo a escala nacional en lo que respecta a dicho sector. Ello permite, en una primera aproximación, considerarlo como un distrito industrial, pero hay que confirmarlo con análisis que constaten la existencia de relaciones de mercado entre las empresas y que muestren la existencia de una serie de agentes conectados en red que configuren un entorno proclive a la cooperación y la innovación, rasgos esenciales según la teoría del distrito industrial, como se ha indicado en el apartado anterior. Para ello se recogen a continuación los hallazgos más significativos de algunos trabajos:

La existencia de relaciones de mercado dentro del distrito queda atestiguada con los siguientes datos: el 61 por ciento de las empresas se abastece en el propio distrito de materias primas, productos intermedios y componentes; el 100 por cien de las que subcontratan tareas de fabricación o contratan servicios externos a la producción lo hace con empresas del mismo distrito; el 100 por cien de las productoras de bienes intermedios (suelas, tacones y otras) tienen dentro del distrito a sus principales clientes. De estas cifras se desprende que las empresas mantienen entre sí relaciones de mercado muy estrechas, por lo que no se está ante una serie de fabricantes aislados, sino ante una red de empresas interrelacionadas, como indica la teoría del distrito industrial. Por otra parte, todas las empresas son pequeñas (ninguna supera los 50 trabajadores), el 94 por ciento de ellas son endógenas, atendiendo al origen de su capital, y el 100 por cien tiene su sede social dentro del distrito[39].

En cuanto a la cooperación, el 40 por ciento de las empresas mantiene relaciones de este tipo, tanto formales como informales, con otras del mismo distrito; refuerza este dato el hecho de que el 40 por ciento de ellas forme parte de una asociación empresarial de rama: la Asociación de Fabricantes de Calzado y Afines de Zaragoza y Provincia (AFCYA), cuya sede se encuentra en la localidad de Illueca; esta agrupación empresarial es una de las que integran la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE).

Entrando en los aspectos cognitivos, en Illueca la actitud tradicionalmente más valorada entre la población activa del sector ha sido la de incorporarse a las empresas lo antes posible, para aprender en ellas el oficio y adquirir una cualificación sólida en las diferentes tareas que requiere la fabricación de calzado, una vez alcanzada la cual algunos se lanzan a establecerse por su cuenta, creando primero una pequeña empresa auxiliar y luego, si todo va bien, una empresa fabricante de calzado. Es decir, en el distrito está muy afianzado el learning by doing, pero hay pocas personas que tengan una formación técnica de más alto nivel, adquirida mediante la educación formal en centros de formación profesional y universidades. La cultura empresarial, entendida como propensión a crear empresas, es alta, si bien el tipo de empresario más extendido responde al siguiente perfil: por una parte, conoce muy bien la tarea de fabricar zapatos, porque la ha aprendido directamente en el trabajo, bien al incorporarse de joven a la empresa familiar, bien al crear su propia empresa después de haber sido trabajador; por otra parte, presenta carencias formativas en los aspectos propiamente gerenciales[40]. Las limitaciones en la cultura técnica y empresarial explicarían la debilidad innovadora del distrito, en el que las empresas aplican de forma sistemática las mejoras imprescindibles para su funcionamiento, como la renovación de maquinaria y de colecciones, pero son pocas las que abordan mejoras e innovaciones de mayor calado[41].

Entrando en los aspectos organizativos, puede afirmarse, en primer lugar, que se trata de un distrito de estructura relativamente simple, dado que en él actúan pocos tipos de agentes: empresas, organizaciones empresariales, agencias de desarrollo local, administración local y laboratorios;[42] en otros más complejos se identifican varios tipos más, como organizaciones sindicales, asociaciones cívico-culturales, centros de formación, centros tecnológicos, centros de servicios avanzados a las empresas y otros, todos los cuales juegan su papel en los procesos productivos. En segundo lugar, combinando la información sobre las conexiones de los agentes y sobre la intensidad de sus relaciones, se identifica el núcleo central del distrito, que forman las empresas, las organizaciones empresariales y la administración local; en una situación periférica se encuentra un laboratorio del INESCOP, cuyas relaciones con las empresas se limitan a la realización de análisis esporádicos y la tramitación de solicitudes de certificación, así como la agencia de desarrollo local, cuya intervención en el distrito es muy poco significativa. Puede concluirse que es un distrito de estructura organizativa débil, pues al reducido número de agentes actuantes se añade el carácter periférico del laboratorio, que debería jugar un papel destacado en las tareas de innovación tecnológica y diseño.

En conclusión, las publicaciones sobre el sector del calzado en Illueca-Brea demuestran, por una parte, que se trata efectivamente de un distrito industrial, pues consiste ante todo en una red de pequeñas y medianas empresas, de carácter endógeno, fuertemente ligadas entre sí por relaciones de mercado y de cooperación, que a su vez se integra en red con otros agentes. Dichas publicaciones, por otra parte, muestran que se trata de un distrito industrial de estructura organizativa débil, con limitaciones importantes en cultura técnica y empresarial, así como en capacidad de innovación.


El distrito industrial de Illueca-Brea frente a la globalización

La tendencia de las principales magnitudes de la industria aragonesa del calzado ha sido marcadamente negativa en los últimos seis años (cuadro 3): el número de empresas se ha reducido en un 22,9 por ciento y el de empleados en un 38,4; peores aún son las cifras de producción, que han disminuido un 53,7 por ciento en volumen y un 46,3 por ciento en valor, y las de exportaciones, que lo han hecho en un 64,6 por ciento en valor. Una evolución en la línea de la que han tenido España y, en general, los países productores europeos, si bien, al comparar las tasas de crecimiento regionales con las nacionales, se ve que el sector aragonés del calzado ha acusado la crisis con mayor intensidad, especialmente por lo que respecta a las exportaciones; cabe remarcar en este sentido que Aragón en 2008 aportaba sólo el 1,3 por ciento de la exportación nacional de calzado, cifra sensiblemente inferior a la de la producción, que se situaba en el 3,6 por ciento. El único dato positivo del cuadro 3 es el incremento del valor medio unitario de la producción de calzado, que se ha incrementado un 15,8 por ciento, sensiblemente por encima de la media española.

Así pues, el distrito industrial de Illueca-Brea ha experimentado en los últimos años una fuerte contracción en términos de empresas, empleo y producción[43]. La causa de la misma, a la luz de lo expuesto en el apartado segundo, hay que buscarla en la pérdida de posiciones en el mercado exterior, claramente puesta de manifiesto en la reducción de las exportaciones, pero también en el mercado interior, como se infiere del fuerte incremento de las importaciones experimentado en el conjunto de España (cuadro 1). Por otra parte, el incremento del precio medio del par de zapatos indica que en el distrito se está operando el cambio necesario hacia la producción de calzado de mayor calidad.

 

Cuadro 4.
Comercio exterior de calzado de la provincia de Zaragoza (millones de euros)

 

2000

2002

2004

2006

2008

Exportación total de calzado

56,62

68,82

55,70

45,16

28,22

Importación total de calzado

60,85

67,96

72,52

83,05

82,41

Saldo total de calzado

-4,22

0,86

-16,82

-37,88

-54,19

Exportación de calzado terminado

54,29

58,41

46,27

36,13

23,25

Importación de calzado terminado

59,78

66,16

68,17

77,99

78,50

Saldo de calzado terminado

-5,49

-7,74

-21,90

-41,86

-55,25

Exportación de componentes

2,33

10,41

9,43

9,03

4,98

Importación de componentes

1,07

1,81

4,35

5,06

3,91

Saldo de componentes

1,26

8,60

5,08

3,98

1,06

Componentes/Total Exportación (%)

4,12

15,13

16,94

20,00

17,64

Componentes/Total Importación (%)

1,76

2,66

6,00

6,09

4,75

Fuente: Instituto Español de Comercio Exterior: ESTACOM
[en línea] <http://www.icex.es/icex/cda/controller/pageICEX/0,6558,5518394_5518991_5588813_0_0_-1,00.html> [17 de junio de 2010].

 

Para afinar el conocimiento de la posición competitiva del distrito industrial en el mundo conviene profundizar en el análisis de las exportaciones e importaciones a lo largo de los últimos años, diferenciando entre el comercio de calzado terminado y el de componentes del calzado[44] (cuadro 4 y figura 2).

 

Figura 2. Comercio exterior de calzado de la provincia de Zaragoza.
Fuente: Instituto Español de Comercio Exterior: ESTACOM [en línea] <http://www.icex.es/icex/cda/controller/pageICEX/0,6558,5518394_5518991_5588813_0_0_-1,00.html> [17 de junio de 2010].

 

En el cuadro 5 puede verse que en 2008 los principales clientes de calzado terminado del distrito son los dos países vecinos, Francia y Portugal, a los que corresponde el 57 y el 20 por ciento, respectivamente, de las exportaciones; el resto de los clientes importantes son países europeos, como Italia, Grecia, Alemania y Bélgica y un país latinoamericano, Cuba. Las importaciones responden a una polarización algo menos marcada: el cuadro 6 muestra que el 60 por ciento procede de tres países del sureste asiático, que son los principales proveedores (China, Vietnam e Indonesia); viene después un grupo de países europeos, encabezado por Italia, de donde procede la tercera parte. Los dos cuadros muestran un panorama coherente con la situación internacional de la fabricación de calzado, así como con la posición española en el mercado mundial, tal como se ha visto en el apartado segundo: el distrito tiene sus principales clientes en los países desarrollados vecinos, los europeos y sus principales proveedores en el sureste asiático, pero también en algunos países europeos, confirmando así la metáfora de la tenaza competitiva a que ya se ha hecho referencia[45]. Aunque las exportaciones están muy polarizadas, hay que señalar que el distrito ha hecho a lo largo del siglo un notable esfuerzo por acceder a nuevos mercados: en 1999 se exportaba calzado a 47 países y a 61 en 2009.

 

Cuadro 5.
Exportación de calzado de la provincia de Zaragoza (2008; miles de euros)

Principales países

Calzado total

Componentes

Calzado terminado

Componentes/Total (%)

Francia

13.525,56

205,95

13.319,62

1,52

Portugal

4.964,75

303,71

4.661,04

6,12

Cuba

2.159,63

596,30

1.563,33

27,61

Rumania

1.926,72

1.864,74

61,98

96,78

Alemania

892,68

417,67

475,01

46,79

Italia

864,23

80,08

784,15

9,27

Marruecos

692,29

686,89

5,40

99,22

Grecia

609,26

82,80

526,45

13,59

Bélgica

602,81

436,54

166,27

72,42

Resto

1.986,52

302,89

1.683,63

15,25

Total

28.224,44

4.977,57

23.246,87

17,64

Fuente: Instituto Español de Comercio Exterior: ESTACOM [en línea] <http://www.icex.es/icex/cda/controller/pageICEX/0,6558,5518394_5518991_5588813_0_0_-1,00.html> [17 de junio de 2010].

 

Cuadro 6.
Importación de calzado de la provincia de Zaragoza (2008; miles de euros)

Principales países

Calzado total

Componentes

Calzado terminado

Componentes/Total (%)

China

18.363,70

250,00

18.113,70

1,36

Vietnam

15.314,69

28,11

15.286,58

0,18

Indonesia

13.990,62

6,45

13.984,17

0,05

Italia

9.330,12

210,95

9.119,17

2,26

Francia

6.063,88

75,29

5.988,58

1,24

Países Bajos

4.260,03

12,03

4.248,00

0,28

Rumania

4.202,63

486,31

3.716,32

11,57

Portugal

3.704,05

112,99

3.591,06

3,05

Marruecos

2.402,73

1.888,39

514,34

78,59

India

1.174,09

621,98

552,10

52,98

Alemania

809,33

15,28

794,04

1,89

Resto

2.794,30

205,61

2.588,69

7,36

Total

82.410,15

3.913,40

78.496,75

4,75

Fuente: Instituto Español de Comercio Exterior: ESTACOM [en línea] <http://www.icex.es/icex/cda/controller/pageICEX/0,6558,5518394_5518991_5588813_0_0_-1,00.html> [17 de junio de 2010].

 

Pasando al comercio exterior de componentes, se observa que tanto la exportación como la importación han experimentado un fuerte dinamismo. La tasa de crecimiento global de las exportaciones ha sido del 113,6 por ciento, si bien esta cifra media enmascara dos periodos claramente diferenciados: entre el 2000 y el 2003 se produce un crecimiento espectacular y a partir de ahí una reducción, paulatina hasta el 2007 y muy brusca en el último año de la serie. Las importaciones han seguido una trayectoria más suave, con un crecimiento regular hasta el 2006 y un paulatino descenso a partir de entonces; la tasa de crecimiento global del periodo alcanza el valor 266,4 por ciento, superior al de las exportaciones. Si el saldo comercial de calzado terminado ha sido claramente negativo a lo largo de todo el periodo, el de componentes ha sido positivo, alcanzando su valor más alto en el año 2002 (cuadro 4 y figura 2).

La participación de los componentes en el comercio total de calzado es diferente según se trate de exportaciones o importaciones (cuadro 4): respecto a las primeras, ha pasado del 4,12 por ciento en el año 2000 al 20 en el 2006, bajando al 17,64 en 2008; la participación en las importaciones es inferior, pero también ha crecido, pasando del 1,76 por ciento en 2000 al 6,09 en 2006, y al 4,75 en 2008. Dejando de lado el descenso final de ambas magnitudes, que puede atribuirse a la coyuntura económica, se perfila una tendencia claramente creciente.

La mitad de las exportaciones de componentes van dirigidas a Rumania y Marruecos, con el 37 y el 14 por ciento, respectivamente (cuadro 5); se trata de dos países cercanos, de un nivel de desarrollo inferior al de España, pero distintos entre sí en un aspecto fundamental: el primero forma parte de la Unión Europea y el segundo no. El tercer destino en importancia es Cuba, con el 12 por ciento, seguida de seis países de la Unión Europea. Cabe destacar que las exportaciones a Rumania y Marruecos consisten en componentes casi en exclusiva; también en Bélgica y Alemania los componentes constituyen una partida muy importante. Atendiendo a las importaciones, Marruecos es el primer proveedor, con casi el 48 por ciento del total; le siguen India y Rumania, que aportan algo más de la cuarta parte, con lo que se da también en este caso una marcada polarización, pues los tres primeros países concentran las tres cuartas partes de las importaciones totales de componentes. En el caso de Marruecos y la India precisamente esta partida es la más importante del sector: 79 y 53 por ciento, respectivamente, del total de las importaciones. No así en el de Rumania, donde a pesar de todo resulta relevante (12 por ciento).

Así, pues, analizando las cifras de comercio exterior pueden diferenciarse distintos grupos de países (figura 3): por una parte, China, Vietnam e Indonesia, que son sólo proveedores y casi exclusivamente de calzado terminado; los tres son países de bajo nivel de desarrollo y costes laborales reducidos, ubicados en el sureste asiático, que forman parte del grupo de los que se han denominado exportadores netos en el apartado segundo[46]. Otro grupo está formado por Francia, Portugal e Italia, que son a la vez proveedores y clientes de calzado terminado; el saldo exportador es positivo con los dos primeros y negativo con el último; forman parte del grupo mundial de importadores y exportadores a la vez, del que forma parte también España, según se ha visto en el apartado segundo.

 

Figura 3. Esquema del comercio exterior del distrito.
Fuente: Elaboración propia a partir de los cuadros 5 y 6.

 

Un tercer grupo, más heterogéneo, está integrado por los países con los que el comercio de componentes de calzado tiene una relevancia significativa. Dentro de él destaca Rumania, país al que se exportan casi exclusivamente componentes y del que se importa sobre todo calzado terminado; un caso similar es el de Alemania, de donde se importa casi exclusivamente calzado terminado y al que se exportan éste y sus componentes casi a partes iguales; no obstante, el volumen de comercio con Alemania es marcadamente inferior al de Rumania, así como el signo del saldo final, positivo en el primero y negativo en el segundo. Caso diferente es el de Marruecos, país con el que se da un intercambio casi en exclusiva de componentes, si bien el calzado terminado tiene una cierta relevancia en la importación; con él el saldo final es también negativo. Es diferente también el caso de la India, país exclusivamente proveedor, del que se importan componentes y calzado terminado casi a partes iguales. El caso de Bélgica es llamativo, por cuanto que es un país fundamentalmente cliente, al que se exportan sobre todo componentes, aunque también calzado terminado. La compleja casuística de este grupo se completa con Cuba y Grecia, países fundamentalmente clientes, a los que se exporta sobre todo calzado terminado, pero también componentes en una significativa proporción.

El esquema gráfico de la figura 3 recoge en su parte superior los países del mundo con los que la relación económica del distrito industrial es casi exclusivamente comercial, puesto que consiste muy mayoritariamente en la exportación-importación de calzado terminado. En la parte inferior se recoge el único país con el que se da una relación casi exclusivamente productiva, consistente de forma muy mayoritaria en la exportación-importación de componentes de calzado. En los laterales se recogen los países con los que existe una relación a la vez comercial y productiva, pues los flujos de exportación-importación son tanto de calzado terminado como de componentes, en proporciones variables. El comercio de estos últimos productos revela que las empresas del distrito subcontratan tareas de producción con empresas del país del que se importa y son subcontratadas por empresas del país al que se exporta.

En conclusión, el análisis del comercio exterior del distrito industrial ha revelado, por una parte, que se ha producido una acusada pérdida de posición competitiva en los mercados internacionales, tanto frente a los nuevos países productores del sureste asiático como frente a los países europeos; esa pérdida ha ocasionado una fuerte contracción del complejo productivo, claramente visible en la reducción de empresas, empleos y producción. Por otra parte, dicho análisis ha puesto en evidencia que el distrito industrial ha entrado en una dinámica de reestructuración interna que incluye la integración de sus empresas en las redes de subcontratación internacionales. Finalmente, no se puede perder de vista el incremento del valor medio del par producido, lo que indica que dicha reestructuración va orientada en buena medida a conseguir un producto de mayor calidad.


Reestructuración interna del distrito industrial de Illueca-Brea

De la misma manera que, como se ha indicado en el apartado cuarto, las cifras oficiales de empleo o población ocupada permiten identificar un distrito industrial, pero no caracterizarlo en detalle, también las cifras de comercio exterior permiten detectar la existencia de movimientos de reestructuración interna en un distrito, pero no saber con precisión en qué consisten. Para ello hay que recurrir a fuentes de información directa, como la encuesta o la entrevista semiestructurada. En este trabajo se han utilizado ambos procedimientos[47].

El perfil empresarial de la muestra se ajusta con mucha precisión al del universo: se trata de empresas pequeñas (tanto por número de trabajadores como por volumen de ventas), la mayoría de ellas de carácter familiar, con un fuerte arraigo en el territorio: más de la mitad de ellas está dirigida por descendientes del fundador en segunda o tercera generación. Cerca de las tres cuartas partes son empresas fabricantes de calzado, pero también hay algunas que compaginan la fabricación y la comercialización y otras que son productoras de componentes. Las personas a las que se hizo entrevistas fueron, por una parte, empresarios que habían abordado recientemente procesos de reestructuración interna de cierta envergadura en sus empresas y, por otra parte, representantes institucionales[48].


Las estrategias de las empresas

El primer resultado de la encuesta es la constatación de que las empresas están haciendo esfuerzos de innovación y reorganización para responder a la pérdida de posición competitiva del distrito. Más del 70 por ciento de ellas afirma haber realizado cambios de entidad en los últimos años:

Uno de los cambios más extendidos, acometido por más del 40 por ciento de las empresas, es la ampliación o renovación de instalaciones y equipamiento productivo. Una opinión ampliamente generalizada en el distrito es que las empresas están al día en lo que respecta a la maquinaria, porque es una de las prioridades de los empresarios.

La encuesta revela también que el 40 por ciento de las empresas han optado por la elaboración de un tipo de producto concreto, frente a un 60 por ciento que se orienta hacia varios. En una consideración de conjunto puede afirmarse que el distrito, frente a una posible estrategia de especialización, prefiere la diversificación, aunque siempre dentro de la línea tradicional, que es el calzado habitual de vestir en sus distintas variedades (niño, joven, señora o caballero), sin entrar en líneas de calzado especial. Por otra parte, la encuesta permite afirmar que los esfuerzos de renovación del producto que están haciendo las empresas en los últimos años se orientan hacia los de las gamas alta y, sobre todo, media; en coherencia con ello, más del 40 por ciento de las empresas han introducido cambios en lo que respecta al diseño y la imagen del calzado. No obstante, tanto de las encuestas como de las entrevistas se desprende que la mayor parte de las empresas sigue contratando los servicios de patronistas, no de diseñadores, externos a la propia empresa y, la mayoría de ellos, también al distrito, los cuales llevan a cabo un trabajo muy profesional desde el punto de vista técnico, pero más imitativo que creativo y escasamente diferenciado, pues suelen trabajar a la vez para muchas empresas.

Más de la mitad de las empresas han introducido novedades en los aspectos comerciales. Por una parte cabe destacar que cerca del 30 por ciento ha creado una marca propia en los últimos años. Pero el resto no parece preocuparse en absoluto de ello; de hecho hay empresas que producen calzado para otras, que lo distribuyen con sus marcas propias: en las entrevistas se mencionaron marcas de fabricantes de calzado de los distritos de Arnedo-Calahorra e Inca-Menorca, así como de una cadena de zapaterías de Madrid.

Por otra parte, prácticamente todas las empresas han cambiado algún aspecto significativo en el modo de comercialización o en los mercados a los que se dirigen. Empezando por los mercados, la encuesta revela que las empresas están haciendo un notable esfuerzo de diversificación: más del 80 por ciento de las encuestadas exportan una parte de su producción, aunque sea pequeña, siendo ya un grupo minoritario el de las que trabajan en exclusiva para el mercado nacional. Los países a los que destinan la mayor parte de sus ventas forman parte de la Unión Europea, destacando claramente Francia, en coincidencia con las tendencias comerciales puestas de manifiesto en el apartado anterior a partir de las estadísticas oficiales de comercio exterior.

Por lo que respecta al modo de comercialización, la producción de las empresas del distrito se lanzaba al mercado tradicionalmente por medio de agentes comerciales; este canal sigue siendo el dominante, pues lo utiliza el 70 por ciento de las empresas encuestadas, todas las cuales venden entre el 80 y el 100 por cien de su producción en los comercios minoristas tradicionales, las zapaterías. La exportación se canaliza vía agentes comerciales o a través de mayoristas importadores de los países de destino. Pero la renovación ha llegado también a este campo: algunas empresas utilizan ahora otros canales, además del agente comercial, como la venta directa a través de Internet (el 14 por ciento de las encuestadas) o directamente a grandes superficies e incluso en la propia fábrica, aprovechando el impulso turístico que ha recibido recientemente la zona.

En el cuestionario distribuido a las empresas se incluían otras opciones de respuesta sobre aspectos en que se habían producido cambios, pero éstos no los eligió ninguna o lo hizo sólo una pequeña minoría. Una de ellas es la de los “recursos humanos”, que no parece preocupar a los empresarios ni a los demás agentes del distrito. Los trabajadores siguen un régimen laboral con alternancia de contrato y paro, adaptado a las temporadas comerciales, y muy flexible en cuanto a la jornada laboral, mediante la realización de horas extraordinarias cuando se produce acumulación de pedidos. La formación de los trabajadores se realiza en las empresas, no valorándose otro tipo de formación.

Por lo que respecta a los propios empresarios, cabe decir que la mayoría tiene una formación fundamentalmente técnica, adquirida mediante la experiencia, pero con carencias importantes en aspectos que hoy se valoran como centrales en la formación empresarial: imagen y marca de empresa, diseño del producto, marketing, conocimiento de mercados. A dichas carencias se une una baja disposición a delegar funciones y a recurrir a la ayuda de técnicos. Dicho lo cual, es necesario añadir que en el distrito existe un grupo, reducido pero influyente, de empresarios relativamente jóvenes que se preocupan de mejorar sus competencias en los aspectos antes señalados, algunos de los cuales cuentan con formación universitaria. Ellos son los responsables de la creación de algunas marcas de prestigio creciente, de la presencia del distrito en ferias nacionales e internacionales y, en definitiva, de las experiencias innovadoras más significativas.

Por último, cabe destacar que en el campo de los recursos humanos se observa la carencia de diseñadores y de expertos en comercialización (se ha mencionado previamente el recurso externo a patronistas y agentes comerciales) y de técnicos de fabricación; entre el empresario y los trabajadores de producción sólo existe el personal mínimo imprescindible para llevar adelante las tareas administrativas habituales.

Otra de las opciones de respuesta elegidas sólo por una pequeña minoría de empresas es la de la investigación o I+D, que es algo ajeno a los intereses de los empresarios locales. Sólo cabe señalar a este respecto la existencia de dos proyectos recientes abordados cooperativamente por varias empresas, a los que se hará referencia más adelante.

Un aspecto de especial relevancia en la reorganización de las empresas es la subcontratación de tareas. Es una práctica ampliamente extendida desde hace mucho tiempo, como ya se ha indicado, y que continúa desarrollándose en el interior del distrito, donde unas empresas subcontratan con otras determinados procesos; como ejemplo puede mencionarse el de una fábrica de plantillas, proveedora de los fabricantes de calzado terminado, que recientemente ha decidido a su vez subcontratar las tareas de corte con otra empresa del mismo distrito. Por otra parte, sigue existiendo el trabajo a domicilio, que normalmente consiste en el cosido o aparado de piezas.

Pero lo nuevo en estos últimos años es la subcontratación de tareas en otros países, estrategia seguida por algunas empresas del distrito. Una de ellas es la responsable principal de los flujos comerciales con Rumania (figura 3). La sede central, localizada en el distrito, conserva una pequeña fábrica para elaborar el muestrario, pero la producción se realiza en una fábrica ubicada en el país balcánico; en la sede central se organiza la exportación de las materias primas y los componentes seleccionados a la fábrica rumana, así como la importación del calzado terminado.

Similar es el caso de otra empresa[49] cuya sede social está en el distrito, donde se realizan las funciones directivas y se organiza la logística; en ella las actividades de fabricación se centran en la elaboración de tiradas cortas y de los productos que componen sus muestrarios. El diseño se contrata con dos empresas situadas en los distritos industriales de Arnedo-Calahorra y valle del Vinalopó. Desde la sede central se controla una compleja red productiva formada por diversos establecimientos. Destacan dos Joint-ventures que la empresa tiene en Túnez y Marruecos. La de Túnez es la más antigua (sus actividades empezaron en el año 2000) y las tareas productivas que allí se realizan consisten en el cortado y guarnecido de pieles a partir de materias primas y bienes de equipo proporcionados por la empresa; el producto semielaborado es trasladado a dos fábricas situadas una en el propio distrito y otra en Vall de Uxó (Castellón), a las que se subcontrata el cosido y terminación de los pares; finalmente desde la sede central se exportan a diversos países del mundo. La de Marruecos es más reciente (de 2005) y elabora productos terminados que se exportan desde allí directamente. La empresa, fuertemente exportadora, está presente en los mercados de Europa, Australia y Japón, y asiste con regularidad a las ferias internacionales más importantes (Milán, Paris, Tokio).

Un caso diferente es el de otra empresa cuya fábrica se mantiene en el distrito industrial, pero se surte de componentes en diversos lugares: de piel en Arnedo e Italia, de suelas en el propio distrito y también en Italia, y de otros en el propio distrito, en el valle del Vinalopó y en Italia. Además subcontrata la realización de actividades intermedias del proceso de fabricación: la fase de cosido la realiza una empresa del valle del Vinalopó y los pares de zapatos se terminan en empresas de Portugal e Indonesia. Esta empresa tiene un departamento de diseño propio en el distrito.

Los tres casos mencionados corresponden a ese pequeño grupo que se distingue del resto por la capacidad de sus empresarios para asumir nuevas tareas y transitar caminos nuevos, por los que no se había aventurado nadie del distrito hasta entonces, sobre todo el diseño y la internacionalización, tanto productiva (subcontratación) como comercial (exportación).


Las estrategias de los demás agentes

En el apartado cuarto se indicó que las empresas se integran en red con otros agentes, formando el núcleo de dicha red junto con ellas la administración local (ayuntamientos y consejo comarcal)[50] y las organizaciones empresariales. La teoría del distrito industrial afirma que la administración local en países democráticos está fuertemente implicada en la actividad económica de los distritos: tratándose de un territorio con una marcada especialización productiva, el bienestar de la población depende de la buena marcha del conjunto de las empresas del sector y es la población la que elige a sus representantes políticos locales, por lo que es lógico que éstos sean muy sensibles a las necesidades de las empresas. Así ocurre en el de Illueca-Brea.

Las autoridades locales saben que a lo largo de la historia el territorio ha podido mantener un cierto volumen demográfico, evitando la despoblación que ha afectado a la mayoría de los espacios rurales, gracias a la industria, porque, al tratarse de un área de media montaña, los recursos agrarios son muy reducidos. Del mismo modo son conscientes de que en el momento actual la industria del calzado es prácticamente la única opción de futuro realista para la zona. La diversificación industrial es muy difícil: al tratarse de un valle de montaña relativamente alejado de las rutas principales cualquier empresa foránea encuentra más atractivos los pueblos por los que discurre la autovía de Aragón, la nacional II, mejor comunicados y con mejores opciones de suelo. Por otra parte, las limitaciones de la cultura técnica y empresarial de la zona, a las que se ha hecho referencia, hacen muy difícil que los empresarios canalicen su iniciativa hacia otro sector y que la mano de obra, muy especializada, se adapte fácilmente a otro tipo de actividad industrial. En los últimos años se han hecho esfuerzos de restauración y valorización patrimonial que están potenciando el turismo, pero éste ofrece unas posibilidades limitadas frente a otros espacios que cuentan con mejores recursos.

Las instituciones locales, a lo largo de las últimas décadas, han trabajado estrechamente con las empresas en la preparación de suelo industrial. El modelo elegido ha sido el de varios polígonos de dimensiones reducidas y con parcelas pequeñas, que es el que mejor se adapta a las necesidades de las empresas (todas ellas pequeñas, como ya se ha indicado) y también el más adecuado para la topografía de un valle de media montaña, en el que escasean los grandes espacios llanos. La elección de los emplazamientos se ha hecho meditadamente, de manera que los polígonos están bien comunicados con la carretera principal del valle mediante viales que permiten la circulación del tráfico pesado, e integrados en el paisaje sin disonancias. Las autoridades locales pueden incluir también en su haber la realización de una presión continua ante los poderes regional y nacional para la mejora de la carretera principal del valle, que desemboca en la nacional II, y que hace no muchos años resultaba inadecuada para el tráfico de camiones; ahora ya están subsanadas las deficiencias gracias a una serie de correcciones y mejoras.

El tercer agente central del distrito es la Asociación de Fabricantes de Calzado y Afines de Zaragoza y Provincia (AFCYA), una organización empresarial de carácter sectorial, cuya sede se encuentra en la localidad de Illueca. Los fines de la asociación son, por una parte, prestar ciertos servicios a las empresas (por ejemplo, mantener una Web colectiva); por otra parte, intermediar entre las empresas y las instituciones públicas en lo que se refiere a ayudas, planes de desarrollo, investigación y convenios; finalmente, conectar a las empresas del distrito (y de todo Aragón) con las demás asociaciones sectoriales de España y Europa, por mediación de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE).

La actuación conjunta más importante de las empresas, la asociación empresarial y la administración local ha sido comprometer a la administración regional en la elaboración de un plan de apoyo al sector. Los estudios técnicos fueron realizados por el Instituto Aragonés de Fomento (IAF), que es la agencia de desarrollo regional, con la colaboración de los tres agentes centrales del distrito industrial, y como resultado de los mismos se elaboró un plan estratégico, en el que se preveían una serie de actuaciones para la modernización del sector, con un compromiso de financiación por parte de la administración regional.

Para la coordinación del citado plan se acordó la creación de un organismo público-privado, formado por el IAF y la AFCYA, el Clúster Aragonés del Calzado, que empezó a funcionar en el verano del 2004. En el documento de creación, por una parte, se define Clúster como una “concentración geográfica de empresas e instituciones que compiten pero también cooperan”, lo cual supone el reconocimiento de la existencia de un distrito industrial, aunque no se utilice este nombre; por otra parte, se establece como finalidad del mismo ser un “foro constructivo y eficaz para el diálogo entre empresas afines y sus proveedores, las autoridades y otras instituciones, de modo que puedan desarrollar actuaciones que, enmarcadas en un entorno de cooperación, puedan obtener mejores resultados que los que se derivarían de actuaciones individuales”; para poder alcanzar esta finalidad se establece una mínima infraestructura administrativa. Las grandes áreas de actuación que, siguiendo las directrices del plan estratégico, pretende impulsar el Clúster para las empresas son: introducción del diseño industrial, fomento de la calidad, marketing y comercialización, producción y logística. Las acciones concretas que realiza como institución se orientan fundamentalmente a la promoción, divulgación, diagnóstico de empresas y formación. Actualmente forman parte del Clúster 31 empresas: 24 son fabricantes de calzado, 5 son empresas auxiliares y las dos restantes se dedican a la comercialización de calzado y productos derivados.

Dentro de las actuaciones del clúster destaca la puesta en marcha de dos interesantes proyectos tecnológicos de cooperación empresarial. Uno se enfoca a desarrollar una nueva línea de calzado infantil, que favorezca el correcto crecimiento del pie del niño y la adopción de una manera adecuada de andar. El objetivo último de este nuevo calzado es la contención del pie valgo, patología que se observa, en diferente grado, en un elevado porcentaje de la población infantil. Supone afrontar una línea de trabajo nueva en el distrito, porque no se trata de fabricar sólo calzado habitual de vestir, sino calzado que, además de vestir, atiende a las necesidades de un tipo de consumidores especiales, para los que el calzado constituye un elemento de salud y bienestar. Son cinco las empresas involucradas: tres fabricantes de calzado infantil y dos auxiliares. Como el proyecto incorpora un importante componente de investigación y desarrollo, forman parte también del mismo una empresa tecnológica, un gabinete de diseño de marcas y logotipos y un gabinete de propiedad industrial e intelectual de patentes y marcas.

El otro proyecto, en una línea similar al anterior, consiste en desarrollar un tipo de calzado que permita un aumento sustancial de la comodidad y el confort durante su uso, disminuyendo la fatiga muscular que se genera al caminar. Este proyecto se dirige a satisfacer las demandas de la población de cierto nivel adquisitivo, que valora en el calzado propiedades nuevas relacionadas con el confort y la salud. Están involucradas en el proyecto ocho empresas fabricantes de calzado para adultos, una empresa auxiliar y una empresa tecnológica.

Ambos proyectos indican que en el distrito hay empresas que han reaccionado de forma correcta ante los nuevos desafíos de la globalización, lanzándose a la elaboración de nuevos productos diferenciados por su calidad, y que además lo han hecho de forma cooperativa, buscando sinergias entre todas ellas. No obstante, se echa de menos en este terreno la participación de un agente que ocupa una posición periférica en el distrito y que debería integrarse plenamente en su núcleo central: el laboratorio del INESCOP. Ésta es una institución nacional que se ha convertido en un auténtico centro tecnológico del calzado; su sede central está en el valle del Vinalopó, pero cuenta con laboratorios de análisis en otros distritos, entre ellos el de Illueca-Brea. En éste dispone de unas instalaciones adecuadas para la realización de la mayor parte de los análisis estándar de calidad, pero están francamente infrautilizadas, lo cual no resulta fácil de entender.


Conclusiones

En la primera década del siglo XXI se asiste a un proceso de relocalización de la industria del calzado a nivel mundial, en la línea predicha por la teoría del ciclo de vida del producto, que postula que la producción de las ramas industriales de baja complejidad tecnológica e intensivas en mano de obra tienden progresivamente a desplazarse desde los países o regiones de antigua industrialización hacia otros que inician gracias a ellas su proceso de industrialización. Dicho proceso había comenzado ya en el siglo XX, pero en éste se ha acelerado por la confluencia de procesos técnicos (transportes, logística, telecomunicaciones) y políticos (reducción de barreras arancelarias) que han permitido un incremento sustancial del comercio internacional. Dicho proceso ha afectado a España, como a otros países de antigua industrialización, en el sentido de que la industria española del calzado ha sufrido un descenso notable, tanto en número de empresas y empleos como en cifras de producción y exportación.

La producción de calzado en España, como en otros países de antigua y de nueva industrialización, se organiza siguiendo el modelo del distrito industrial, lo cual significa que el descenso de las magnitudes antes señaladas afecta a unos territorios concretos con una fuerte especialización productiva. Los distritos industriales españoles, como los de otros países europeos, están llevando a cabo una serie de procesos de reestructuración interna para afrontar este descenso. Como los distritos son conjuntos de empresas independientes, aunque interrelacionadas, las respuestas individuales de éstas son las que definen las fases y el carácter de dichos procesos, que presentan diferencias y matices de unos a otros casos. No obstante, puede afirmarse que se siguen dos grandes líneas de actuación, no mutuamente excluyentes: la primera, participar en el proceso de relocalización a que antes se ha hecho referencia, mediante la subcontratación de la producción de calzado a empresas de los nuevos países productores o dejando de ser fabricantes para convertirse en importadores; la segunda, diversificar el producto, buscando nichos de mercado de alto nivel adquisitivo a los que sólo se puede llegar con productos de alta calidad, lo cual implica desarrollar el diseño y la tecnología, aspectos que los nuevos países productores dominan en menor grado o, sencillamente, no dominan.

Dada dicha pluralidad de respuestas y dicha variedad de procesos, los estudios de caso constituyen una metodología adecuada en el estudio de los distritos industriales. En este trabajo se ha elegido el de un distrito pequeño de carácter rural, el de Illueca-Brea de Aragón, cuyas dimensiones le colocan en el quinto puesto a nivel nacional, con una participación del 3 por ciento en las principales magnitudes del sector en España. Se caracteriza por una marcada debilidad estructural en cuanto al número de agentes actuantes y sus relaciones y en cuanto a su nivel de cultura técnica y empresarial.

El distrito industrial de Illueca-Brea de Aragón ha evolucionado de forma negativa, con pérdidas superiores a la media de España en empresas, empleos, producción y especialmente exportación. Dichas cifras podrían dar pie a augurar la desaparición del distrito, pero el análisis realizado permite postular lo contrario, pues, como se ha expuesto, hay un grupo importante de empresas que han afrontado las dos líneas de actuación antes señaladas, a pesar de su pequeño tamaño:

Por una parte, hay varias empresas que subcontratan la producción de calzado en otros países, tanto de componentes y partes, que terminan de montarse en el distrito, como de productos terminados, cuya distribución se organiza desde éste. Esta actividad, cuyos detalles se han expuesto mediante algunos casos concretos, alimenta un importante flujo de comercio exterior, especialmente intenso con países próximos, como Túnez, Marruecos o Rumania, pero también con otros más alejados, como la India o Indonesia.

Por otra parte, hay un significativo número de empresas que están trabajando en la diferenciación del producto, cuidando el diseño, creando marcas e incluso participando en proyectos de alto contenido tecnológico. Las estadísticas oficiales muestran que el precio unitario del calzado fabricado en el distrito ha crecido más rápidamente que la media nacional, lo cual indica que se avanza bien en esta línea, dado que este tipo de producto alcanza mayor precio en el mercado.

Hay también empresas que han ensayado otras respuestas, cuyo futuro no parece tan claro, aunque de momento funcionan: una de ellas es la integración en redes de subcontratación como proveedores de fabricantes de otros distritos, tanto nacionales como de otros países europeos. Otra es su conversión en fabricantes de productos terminados para marcas de distribuidores específicos del sector, como los importadores de calzado de otros países o los comercializadores nacionales, y distribuidores genéricos, como las grandes superficies.

Para planificar y llevar adelante las respuestas relacionadas con la internacionalización y la calidad, las empresas están siendo acompañadas por los restantes agentes nucleares del distrito, la administración local y la organización empresarial, contando además con el apoyo técnico y financiero de la administración regional, a la que dichos agentes han sabido implicar. Fruto de ello ha sido el diseño de un plan estratégico para el sector y la creación de un organismo para coordinarlo y ponerlo en práctica, el Clúster Aragonés del Calzado, que está cumpliendo su papel de reorientar a las empresas en las líneas de actuación antes señaladas.

Todo lo expuesto permite afirmar que el distrito industrial de Illueca-Brea no va a evolucionar a corto y medio plazo como el de Pirmasens, al que se ha hecho referencia: en éste ya prácticamente no se fabrica calzado y su base económica se ha diversificado con el paso de algunos empresarios del calzado a otros sectores. En el aragonés no hay posibilidad de diversificación de la base económica y, aunque se ha deslocalizado una parte de la producción, sigue habiendo empresas fabricantes, tanto de calzado terminado como de componentes; los fabricantes de la industria auxiliar, por su parte, están diversificando sus productos hacia otros sectores industriales, tanto para reducir su dependencia del calzado como para compensar la reducción de pedidos que implica dicha deslocalización. Tampoco va a evolucionar como el de Montebelluna, también mencionado antes, que se ha orientado hacia una especialización muy concreta, el calzado de esquí y alta montaña; el de Illueca-Brea, dada su debilidad tecnológica, no puede cambiar su especialización tradicional en calzado habitual de vestir, aunque algunas empresas se han embarcado en proyectos de calzado saludable.

La reestructuración del distrito está teniendo consecuencias importantes para el conjunto de la población. Por una parte, se han perdido puestos de trabajo estrictamente productivos, que corresponden a oficios tradicionales, como cortadores o montadores; como la producción no va a desaparecer a corto o medio plazo, seguirá habiendo trabajadores de este tipo y no se perderá su saber hacer característico, pero las expectativas laborales de la población se han reducido drásticamente: los jóvenes ya no tienen asegurado, como en otro tiempo, el aprendizaje de dichos oficios en la propia fábrica, porque los puestos de trabajo se reducen. Pero, por otra parte, la población de la zona no está en condiciones de ocupar los nuevos puestos de trabajo que requiere dicha reestructuración: hay muy pocas personas con la formación necesaria en diseño o comercio exterior, por lo que las empresas que los requieren tienen que recurrir en muchos casos a los servicios de profesionales externos al distrito.

En definitiva, puede afirmarse que el distrito se está reestructurando y que no va a desaparecer a corto o medio plazo, pero dicha reestructuración, aunque parece bien orientada, tiene algunas limitaciones importantes derivadas de su debilidad estructural. A las ya señaladas en los párrafos anteriores hay que añadir la debilidad tecnológica, palmariamente manifiesta en el hecho de que el distrito no cuenta con ningún centro tecnológico que merezca tal nombre, porque el laboratorio de INESCOP no desempeña aquí ese papel.

 

Notas

[1] Ybarra y Santa María 2005, Schamp 2005, Scott 2006, Belso 2008 y Belso 2010.

[2] Becattini 2005, p. 31 y siguientes, lo pone claramente de relieve en un trabajo sobre el distrito industrial textil italiano de Prato.

[3] Tortajada, Fernández e Ybarra 2004.

[4] Sánchez Rodríguez 2009.

[5] Tortajada, Fernández e Ybarra 2004.

[6] Sánchez Rodríguez 2009.

[7] A partir de los datos que aporta Sánchez Rodríguez 2009.

[8] Tortajada, Fernández e Ybarra 2004, p. 211.

[9] Sánchez Rodríguez 2009.

[10] Tortajada, Fernández e Ybarra 2004, p. 217.

[11] Sánchez Rodríguez 2009, p. 15.

[12] Sánchez y Arévalo 2007, p. 104.

[13] Sánchez Rodríguez 2009, p. 13.

[14] Tortajada, Fernández e Ybarra, 2004.

[15] Scott 2006, p. 1.518.

[16] Piore y Sabel 1990.

[17] Belso 2008, p. 1.231.

[18] Becattini 2002.

[19] Climent 2009a.

[20] En el caso de España, la debilidad de la ganadería bovina ha alimentado una corriente continua de importación de cueros y, como ya se ha indicado, la debilidad tecnológica hace que se importe de Italia una buena parte de la maquinaria específica.

[21] Pilotti 2000.

[22] Tortajada, Fernández y Ybarra 2004.

[23] Scott 2006, p. 1519.

[24] Guerrieri y Pietrobelli 2001, p. 29.

[25] Escalona, Loscertales y Climent 2009, p. 26, recuadro 2.4.

[26] Scott 2006, p. 1.532.

[27] Schamp 2005, p. 617.

[28] Pilotti 2000.

[29] Belso 2010, p. 77.

[30] Belso 2008.

[31] Tortajada, Fernández e Ybarra 2004, p. 220; Sánchez y Arévalo 2007, p. 116.

[32] Ybarra y Santa María 2005.

[33] Escalona y Climent 2008; Escalona et al. 2006; Escalona et al. 2007.

[34] Loscertales 2009.

[35] Escalona, Loscertales y Climent 2009.

[36] Vázquez y Santacana 1987; Climent y Ruiz 2002; Boix y Galletto 2006. En los tres trabajos se utiliza el término “sistema productivo local” en vez de “distrito industrial”, que en este caso, aunque no en todos, pueden considerarse sinónimos. En dichos trabajos se discuten las diferencias y matices semánticos entre ambos términos (así como en Garofoli 1992 y Climent 2009a). A diferencia de los otros dos trabajos, el de Boix y Galletto identifica dos sistemas productivos locales, el de Illueca y el de Brea de Aragón, pero entre ambos municipios hay contigüidad territorial, como se ve en la figura 1, por lo que bien pueden considerarse un solo distrito industrial.

[37] Escalona, Loscertales y Climent 2009.

[38] Puede observarse que las cifras de empresas y empleos de Aragón son diferentes en los cuadros 2 y 3. Ello se debe a que proceden de distintas fuentes: las del cuadro 2 son estadísticas de organismos públicos y resultan adecuadas para comparar el sector del calzado con otros sectores dentro de la misma región, mientras que las del cuadro 3 proceden de una asociación empresarial, que aglutina a la mayor parte de las empresas del calzado de España, y son adecuadas para comparar unas regiones y otras dentro del mismo sector. La desagregación espacial que utiliza dicha asociación se detiene a la escala de la comunidad autónoma, por lo que hay que estimar los datos del distrito industrial, lo cual puede hacerse de forma bastante aproximada teniendo en cuenta el peso del distrito en Aragón (cuadro 2).

[39] Climent y Ruiz 2004.

[40] Climent et al 2009.

[41] Climent y Ruiz 2004.

[42] Climent 2009b.

[43] Como ya se ha indicado, el distrito industrial de Illueca-Brea concentra cerca del 70 por ciento del sector del calzado en Aragón, por lo que puede aceptarse que las tasas de crecimiento del conjunto de la región son válidas para el distrito. Una información referida concretamente al distrito (pero de una fuente distinta) se aporta a continuación: el número de empresas de calzado ha pasado de 108 en 2002 a 74 en 2008 (figura 1) y el de afiliados a la seguridad social de 1.373 a 908, por lo que las tasas de crecimiento arrojan los valores –31,5 y –33,8 por ciento, respectivamente. Fuente: Caja de Ahorros de la Inmaculada: Empleo y población en los municipios y comarcas de Aragón [En línea] < http://www.cai.es/sestudios/paginas/paginafinal.asp?idNodo=712 > [9 de junio de 2010].

[44] Los componentes del calzado corresponden a la clave 6406 del código TARIC; el calzado terminado a las claves 6401 a 6405 del citado código. Se recoge sólo el valor monetario de las importaciones y exportaciones; habría sido útil también recoger las cantidades, pero no se pueden comparar: el calzado terminado se expresa en pares, mientras que los componentes se expresan en toneladas; además se han detectado errores significativos en la fuente respecto a las cifras de cantidades. Por otra parte, los datos se refieren a la provincia de Zaragoza, porque la fuente desagrega sólo a escala provincial y de comunidad autónoma; no obstante, como ya se ha indicado, tanto las cifras provinciales como las regionales son válidas para el distrito.

[45] Sánchez y Arévalo 2007, p. 104. Cabe mencionar la pérdida casi completa del mercado norteamericano, muy importante en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo XX.

[46] Los Países Bajos constituyen un caso particular, porque son netamente proveedores (la exportación no tiene ninguna relevancia) y casi exclusivamente de calzado terminado, como los países del sureste asiático, pero se trata de un país europeo de costes laborales altos.

[47] La encuesta se realizó en el último trimestre del año 2009 y se dirigió a las empresas de calzado del distrito, mediante un cuestionario enviado por correo electrónico; las que devolvieron los cuestionarios debidamente cumplimentados constituyen una muestra pequeña, que consiguió ampliarse posteriormente mediante encuesta presencial, resultando al final razonablemente representativa del conjunto del distrito; teniendo en cuenta que los cuestionarios no fueron enviados directamente por el equipo de investigación, sino por intermedio de un empresario de la zona, podría afirmarse que la muestra obtenida ha sido la mejor posible, habida cuenta del escaso tiempo de que disponen los pequeños empresarios, así como de su reticencia a responder encuestas.

[48] Los representantes institucionales fueron el Consejero de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de Aragón, que en calidad de tal preside el Instituto Aragonés de Fomento (IAF), el secretario de la Asociación de Fabricantes de Calzado y Afines de Zaragoza y Provincia (AFCYA), el director gerente del Cluster Aragonés del Calzado y el presidente de la Comarca del Aranda.

[49] Los dos casos a que se alude a continuación han sido estudiados con detalle por Montealegre 2009.

[50] En Aragón, como en otras regiones españolas, se ha creado recientemente, por ley, un nivel nuevo de administración local, la comarca, con funciones administrativas claramente explicitadas. Los municipios integrantes del distrito industrial de Brea-Illueca están integrados en la comarca del Aranda, excepto Morés y Saviñán, que forman parte de la Comunidad de Calatayud.

 

Agradecimientos

Los autores desean manifestar su agradecimiento, en primer lugar, a la Diputación Provincial de Zaragoza, que les concedió uno de los tres Premios a la Investigación 2009 de “Zaragoza Provincia, Cuarto espacio”, por el proyecto “Nuevos retos para el desarrollo territorial. Los espacios del vino y del calzado en la provincia de Zaragoza”; el artículo presenta resultados de dicho proyecto. En segundo lugar, a los empresarios que han respondido a la encuesta y a los representantes institucionales que han accedido a mantener entrevistas, en ocasiones de larga duración, citados en la nota 9; pero sobre todo a D. Jesús Miñana, empresario del sector en la zona, que ha actuado como mediador ante los empresarios y, como tal, ha facilitado enormemente la realización de las encuestas, según se indica en la nota 47.

 

Bibliografía

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Ficha bibliográfica:

CLIMENT-LÓPEZ, Eugenio; Ana Isabel ESCALONA-ORCAO y Blanca LOSCERTALES-PALOMAR. Reestructuración productiva en los distritos industriales españoles del calzado: el caso de Illueca-Brea de Aragón. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 20 de septiembre de 2011, vol. XV, nº 375. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-375.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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