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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XV, núm. 381, 20 de noviembre de 2011
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

LA INSERCIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN LA ESTRUCTURA Y FORMA URBANA. EL CASO DE LA UNIVERSITAT DE LLEIDA

Carmen Bellet Sanfeliu
Dpto. de Geografía y Sociología – Universitat de Lleida
c.bellet@geosoc.udl.cat

Recibido: 11 de mayo de 2010. Devuelto para revisión: 19 de julio de 2010. Aceptado: 23 de junio de 2011.

La inserción de la universidad en la estructura y forma urbana. El caso de la Universitat de Lleida (Resumen)

Más que una institución alojada en la ciudad, la universidad es hoy una parte constituyente de su estructura, forma y funcionamiento. En este artículo se estudia la relación espacial que se establece entre la ciudad y la universidad española a través del análisis histórico del proceso de implantación y de su peso en la configuración de la estructura urbana. Tras un análisis general, el artículo se centra en el caso de la Universitat de Lleida para mostrar: la actuación de los agentes locales en su proceso de consolidación e implantación de las sedes y la coherencia de las decisiones con el modelo de ciudad que se va consolidando. El resultado final ha sido el de una implantación dispersa en lo urbano, fruto de un largo proceso histórico lleno de provisionalidades y coyunturas azarosas, muchas de las cuales han acabado por convertirse en grandes oportunidades para la universidad y para la ciudad.

Palabras clave: universidad y ciudad, estructura urbana, campus universitario, universidad y dinamización del territorio.
The university into the city, urban form and structure. The case of the University of Lleida (Abstract)

More than an institution located in the city, today's university forms a constituent part of a city's structure, shape and dynamics. This article studies the spatial relationships that are established between the Spanish city and its university. It does this by making a historical analysis of the process through which a university becomes established in a city and then goes on to examine the specific weight of the university in the configuration of the city's urban structure. After a general analysis, the article focuses on the case study of the University of Lleida. It examines the role of local agents in the process of consolidating the university, studies the introduction of its different seats, and looks at the coherence of the decisions that are taken and how the city model is gradually consolidated. The final result has been an implantation that is spread across the urban centre and which has been the result of a long historical process full of provisional solutions and fortuitous circumstances, many of which have provided tremendous opportunities for both the university and the city.

Key words: University and city, urban structure, university campus, university and territorial development.


La impronta espacial de las universidades españolas en la ciudad

La universidad, especialmente la española, ha cambiado mucho en las últimas décadas. Como ya había sucedido en otros países, la democratización de los estudios superiores y la progresiva masificación de los centros de creación antigua impulsó la creación de nuevas universidades por todo el territorio[1]. Este proceso se inició a finales de los años sesenta y principios de los setenta, y dio lugar a la creación de las universidades autónomas de Madrid y Barcelona, que tenían como objetivo inicial descongestionar los centros tradicionales[2].

Fue también en esa época, y con fuerza creciente a lo largo de las décadas siguientes, cuando se crearon muchos de los colegios universitarios y delegaciones de universidades en varias ciudades. Estos centros serían, en muchos casos, los primeros embriones de las universidades que se crearían posteriormente, durante los años noventa.

Muchas de estas nuevas universidades se establecieron en ciudades medias atendiendo a un doble proceso. Por un lado, la necesaria descentralización ante el incremento de estudiantes universitarios y la notable saturación de algunos grandes centros, y, por otro, el interés de las sociedades e instituciones locales en obtener centros de estudios superiores. La enseñanza superior se convertía, así, en un servicio de proximidad[3]. La importancia de la universidad como elemento cualificador y dinamizador de las ciudades de tamaño intermedio ha sido analizada en varios trabajos dedicados a esta tipología de ciudades; por el contrario, también hay estudios que detallan los peligros (como el provincianismo) que pueden darse con la creación de centros de segunda categoría, si los comparamos con las universidades y los centros con más tradición[4]. Más allá del debate sobre la necesaria garantía de calidad de los nuevos centros universitarios, hay unanimidad entre los estudiosos y entre los agentes sociales en considerar las universidades de estas ciudades intermedias como instituciones que tienen un rol positivo en las diferentes dinámicas del territorio[5]. La proximidad y la relación directa e intensa entre los agentes sociales y la universidad en ciudades medias y pequeñas hacen que éstas puedan convertirse de forma implícita o explícita en un elemento estratégico de desarrollo local, puesto que cuentan con una mayor complicidad con su entorno[6].

Desde un punto de vista económico, los efectos del gasto derivado de la presencia de la universidad son más fácilmente internalizados en ciudades medias y pequeñas y, además, sus outputs principales (capital humano, conocimiento científico y transferencia tecnológica) son clave en la consolidación de entornos innovadores a estas escalas[7]. Pero más allá de poder ser consideradas como motores económicos, tecnológicos y empresariales, son también un elemento de creación de ciudad, puesto que dinamizan el tejido social local. En la actual era del conocimiento y de la información es en la interacción sistémica entre la universidad y el tejido social local, en las redes que las universidades promueven o en las que participan, donde se construye lo social y, en definitiva, donde se produce ciudad[8].

Los efectos socioeconómicos no agotan ni mucho menos las diversas e intensas relaciones que la universidad mantiene con su entorno. La universidad, en su fisicidad (campus, edificios, instalaciones universitarias, centros de investigación, parques científicos, etc.), imprime una notable huella espacial en la estructura, tejido y dinámica urbanos. De entre estos aspectos querríamos destacar concretamente aquellos que generan una impronta espacial más clara:

De esta forma, los espacios y sedes universitarias actúan como cualificadores de los entornos en los que se implantan (en el sentido físico pero también en lo social y lo cultural) y representan un interesante instrumento para la regeneración urbana. De hecho, la universidad se inserta fácilmente en las estrategias habituales de dinamización urbana, ya que, o bien genera una nueva centralidad, o bien contribuye a la recuperación y cambio de uso del espacio urbano (de los campus y de sus alrededores). A otra escala, la del conjunto urbano, los campus y sedes universitarias se convierten, en algunas ocasiones, en catalizadores del crecimiento y, en otras, participan en la consolidación de los entornos urbanos en los que se implantan.

A grandes rasgos, aquello que mejor ha caracterizado la implantación física de la universidad española en los últimos veinte años ha sido:

Los cambios reflejan tanto la reestructuración a la que está sometida la universidad como institución, como los cambios que se producen en su relación con el conjunto de la sociedad y el territorio que la acoge. De forma que podemos afirmar que en estos últimos años, la presencia de la universidad en la ciudad (y en el territorio) ha ido creciendo y ha asumido una gran visibilidad en los procesos de producción de lo urbano[16].


Los modelos de implantación de la universidad en el territorio

La distribución física del campus en la ciudad puede darse de formas muy diferentes. Genestier, por ejemplo, describe seis posibles tipos de ensambladura entre la universidad y la ciudad[17], mientras que Pablo Campos propone una clasificación de las universidades en ocho categorías: las desvinculadas, las segregadas, las superperiféricas y las urbanas; estas últimas las divide en cuatro subcategorías: las periféricas, las que son como tejido urbano, las aisladas en el interior urbano y las difusas en el interior de la ciudad[18]. En general podemos considerar, con los autores, la existencia de tres tipologías básicas que resumen, por ellas mismas o en combinación, todas las posibilidades: el campus periférico, el campus urbano concentrado y el campus urbano disperso.

La palabra campus remite directamente al modelo de ubicación periférica, de tipología monástica, y, por lo tanto, alejado y separado del tejido urbano consolidado. Este modelo se implantó con fuerza en los Estados Unidos desde finales de siglo XVIII[19]. En Europa, en cambio, el modelo de campus aislado ha sido un tipo de actuación más reciente, espoleado por el crecimiento del número de estudiantes universitarios de los años sesenta, la masificación de algunos grandes centros universitarios y la subsiguiente creación de nuevas universidades[20], si exceptuamos algunos pocos casos, como el de la Ciudad Universitaria de Madrid, creada en 1927[21].

Este modelo periférico supone la concentración de equipamientos e instalaciones universitarias fuera de la ciudad, una concentración de recursos del saber y de la tecnología que facilita el propio funcionamiento y la interconexión de las diferentes dependencias y departamentos de la universidad, y de la universidad con las otras universidades, centros de conocimiento y lugares de utilización de este conocimiento. Contrariamente, este modelo tiene un rol muy limitado en cuanto a su relación con la estructura urbana. Sólo es remarcable, en este sentido, la posible atracción de zonas productivas que necesitan consumir conocimiento universitario o fuerza de trabajo cualificada, como es el caso de algunos parques tecnológicos en los que la universidad ha desempeñado un papel fundamental en la localización de concentraciones de empresas de alta tecnología[22]. Asimismo, las actuaciones más frecuentes en esta tipología de campus en Europa han sido, en realidad, caricaturas del modelo norteamericano, puesto que los servicios y los equipamientos han tendido, a menudo, a reducirse al máximo[23].

Las universidad autónomas españolas responden en su mayoría al modelo de campus periférico, implantaciones que optan en su día por desvincularse de la ciudad y a las que se añaden más recientemente algunas otras: la Universidad de Almería; Pablo Olavide, en Sevilla; el Campus de Cáceres de la Universidad de Extremadura; el campus de Sant Vicent del Raspeig, de la Universidad de Alicante; la Universidad de les Islas Baleares y As Lagoas-Marcosende, en Vigo[24]. En algunas ocasiones casos Pablo Campos habla de “universidad segregada de la ciudad” y de “universidad superperiférica” para diferenciar los casos de las universidades autónomas, en las que el desarraigo tiene un carácter claramente corporativo, de aquellos en los que no existen relaciones entre la ciudad y la universidad, de manera que aquélla no reconoce la universidad como un equipamiento propio y ésta sólo ve la ciudad como el punto de origen de su demanda[25].

De forma contraria al modelo de campus aislado y periférico, la tradición histórica europea ha tendido a subrayar la inserción física de la universidad dentro de la ciudad. Esto ha supuesto, en algunos casos, la creación de verdaderas ciudades universitarias, en el sentido de ser esta función la que define de forma principal o, al menos, muy remarcable, la base económica y la dinámica social de la ciudad. Cambridge y Oxford, en Inglaterra, serían los casos clásicos, a los que se puede añadir, por ejemplo, Salamanca[26] o Bolonia[27]. Pero son pocas las ciudades que tienen a la universidad como razón de ser o como principal motor socioeconómico. El modelo medieval llevó a la aparición de barrios universitarios que fueron desarrollándose en torno a los edificios que acogían la enseñanza y la investigación (el Quartier Latin, de París, por ejemplo) y, en ocasiones, a partir del crecimiento en número de estudiantes o a causa de la implantación de diferentes universidades en la misma ciudad, como por ejemplo: la aparición de núcleos universitarios dispersos por toda, o parte, de la trama urbana de Valencia, Sevilla o Barcelona[28]. Tanto para las ciudades con una larga tradición universitaria como para las de creación reciente parece, por lo tanto, que se pueden definir dos tipologías básicas de campus urbanos.

Por un lado, el campus urbano concentrado, con una ubicación de equipamientos y de instalaciones universitarias en un área de la ciudad y que desempeña un papel similar al de los campus periféricos pero, en este caso, dentro del tejido urbano. A menudo, estos campus, que se construyeron inicialmente en las afueras de la ciudad, han sido subsumidos por el crecimiento o la expansión del fenómeno urbano. La Universidad Complutense de Madrid, en la Moncloa, es un ejemplo de esta tipología[29]. El modelo es de quartier universitario que imprime su carácter dominante al área en la que se encuentra. Dos ejemplos de implantación de esta tipología de campus urbano concentrado serían, en primer lugar, el caso de la Universidad Jaume I, en Castellón de la Plana, espacio contiguo a la ciudad consolidada y que en un futuro inmediato puede terminar siendo un barrio plenamente integrado en la trama urbana, y, en segundo lugar, el caso de la Universidad del País Vasco, en Vitoria, que se encuentra dentro de una trama formada en el primer tercio de siglo y caracterizada por la residencia de baja densidad y una fuerte presencia de equipamientos urbanos.

La otra tipología de campus urbano es la del campus urbano disperso, que implica la dispersión de equipamientos e instalaciones en el tejido urbano. En estos casos se produce una pérdida del efecto de concentración de los recursos universitarios pero se logra una aportación mayor a la capacidad de estructuración y dinamización urbana. Las instalaciones y la vida universitaria se convierten en elementos de regeneración urbana, de rehabilitación patrimonial o de creación de nuevas centralidades. Se trata de universidades que se diluyen dentro de la ciudad en muchos casos con sedes en los núcleos históricos sin buscar conexiones funcionales directas, de manera que no conforman un conjunto compacto. Dentro de esta tipología podríamos incluir los siguientes casos: la Universidad de Alcalá de Henares; la de Salamanca, en la ciudad de Ávila; la de Castilla-La Mancha, en Toledo; la nueva Universidad de Cartagena[30] o la Universidad de Sevilla[31], todas ellas con un rol de articuladoras de piezas urbanas y dinamizadoras de entornos degradados, o menos dinámicos, de la ciudad.

En el caso catalán predomina la tipología de campus urbano disperso, inmerso en el tejido urbano y en el que la implantación de sedes universitarias ha tenido un papel clave en las estrategias de dinamización urbana de áreas centrales en desuso, o degradadas. Los ayuntamientos fueron los primeros interesados en que las universidades se convirtieran en usuarias de grandes contenedores urbanos obsoletos de la ciudad (antiguos cuarteles militares, conventos, seminarios, etc.) ya que contribuían al reuso de grandes contenedores, en muchos casos patrimoniales, y a la vez a la regeneración de centros históricos[32]. El caso de la Universitat de Girona, con la revitalización del área de Sant Domenènec, puede ser ilustrativo de esta casuística[33]; como lo son, también: el caso de la Universitat Pompeu Fabra, que se propuso como instrumento de revitalización de la Ribera y Poblenou, en Barcelona[34]; el de la Rovira i Virgili, en Tarragona y Reus[35]; el de la Universitat de Vic, que actúa como dinamizadora de su centro[36], o el más reciente caso de las Facultades de Filosofía, Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona, que, con una edificación de nueva planta, inauguraron su sede en el Raval en 2006[37].

Si se exceptúan algunos casos, preferiblemente referidos a universidades situadas en campus periféricos, la implantación de campus habitualmente no es fruto de una estrategia planificada única, sino que es el producto de varias coyunturas: tomas de decisiones parciales a lo largo de un periodo extenso de años, con varias administraciones en juego y con actuaciones muchas veces explicables por la oportunidad del momento[38]. Este es el caso de la Universitat de Lleida, que se debe definir como campus urbano disperso en el tejido urbano, producto de una larga y azarosa historia.


La consolidación del campus urbano disperso de la Universitat de Lleida

Las instalaciones universitarias de la Universitat de Lleida (UdL) tienen unas pautas de localización formalizadas fundamentalmente en los últimos cincuenta años, fruto de varios traslados y ubicaciones provisionales en las que el azar no ha jugado un papel menor. De hecho, nunca ha habido una planificación concreta o una estrategia global para consolidar un campus disperso en lo urbano, aunque este haya sido el resultado final. Y con todo, existe una valoración positiva de esta implantación dispersa en la ciudad por parte de las instituciones y agentes sociales que han intervenido en el proceso[39].

Siempre ha existido una complicidad, más o menos continua, aun cuando no de forma explícita, de los agentes públicos locales (principalmente, Ayuntamiento y Diputación). Hay que destacar que estas instituciones serían ya clave en la reimplantación de los estudios universitarios en la ciudad a finales de los sesenta, cuando aumentó la demanda local  al mismo tiempo que  las universidades barcelonesas precisaban de una cierta descongestión[40]. Estas mismas instituciones desempeñaron, como veremos más adelante, un rol activo en el préstamo de edificios e instalaciones provisionales para las diferentes sedes universitarias.

Pero si en algún momento podemos hablar de la existencia de una complicidad explícita y de una estrategia compartida entre los agentes locales para consolidar los estudios universitarios en la ciudad, es a partir de mediados de los años ochenta, aunque aún no se sabía nada de la entonces próxima creación de la UdL. Durante la creación de la institución (aprobada por la Ley en el Parlamento de Cataluña con fecha de 12 de diciembre de 1991) se redacta el documento del plan de inversiones en el que de forma concreta, y por primera vez, se detalla la implantación de las sedes universitarias en la ciudad y se prevé su futuro más o menos inmediato[41].

El proceso histórico de implantación de la universidad en la ciudad resulta en la materialización de cinco campus o recintos universitarios dispersos dentro de la estructura urbana: el campus de Agrónomos, el campus de Ciencias de la Salud, el campus del Rectorado, el campus de Cappont y el periférico de la Caparrella donde encontramos las instalaciones del Institut Nacional d’Educació Física de Catalunya – INEFC, centro adscrito a la UdL (Figura 1).

 

Figura 1. Localización de los diferentes campus y centros adscritos de la Universitat de Lleida.
Fuente: Laboratorio de Cartografía, del Departamento de Geografía y Sociología de la UdL, a partir de fotografías aéreas del Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

 

Hay un una serie de aspectos en los que la Universidad ha jugado un papel central en la potenciación de la ciudad en el territorio, actuando de forma directa en el reforzamiento de su capitalidad, en su dinámica socioeconómica y en la mejora de su imagen. En este sentido hay que mencionar, de forma sintética, los siguientes puntos:
  1. En general, la existencia de 8.811 estudiantes, 955 profesores y unos 425 trabajadores de administración y servicios[42] ha supuesto el incremento de la demanda de servicios y productos, algunos de ellos muy especializados. La comunidad universitaria supondría el 7,5% de la población de la ciudad. Por número de trabajadores, la Universidad es la tercera empresa de la ciudad (después del Ayuntamiento y el Instituto Catalán de la Salud) y la demanda inducida por los estudiantes procedentes de fuera de la ciudad, y por otras actividades potenciadas por la vida universitaria, no es nada despreciable. Un estudio reciente, a través de la metodología de las tablas input-output, cuantifica el impacto directo e indirecto de la UdL resultante del gasto realizados en la ciudad por los estudiantes, trabajadores y del gasto e inversión realizados por la institución universitaria y que suman un total de 161,88 millones de euros.  El impacto de estos gastos e inversiones se cuantifican en 241,31 millones de euros sobre la producción, en un impacto sobre la renta de 134,96 millones, en un impacto de 61,46 sobre los salarios y de 1.688 millones de euros sobre la ocupación[43]. La presencia de la universidad en la ciudad, desde la vida cotidiana de la comunidad a la realización de actividades especializadas o a la creciente ubicación residencial de profesorado, investigadores y estudiantes, está suponiendo que la función universitaria sea una de las funciones urbanas básicas. Todo ello contribuye a la emergencia de una imagen urbana más moderna y con vocación de inserción de lo local en el mundo global.
  2. La fuerte presencia de universitarios, la estructura de campus “disperso” en lo urbano y las propuestas arquitectónicas y de urbanización de los diferentes campus, que han apostado por una cierta calidad, revierten en la creación de imagen de la ciudad. La estructura de campus “disperso” potencia una difusión de este fenómeno, que seguramente sería menos perceptible con un campus de tipo concentrado o con uno de tipo periférico. Finalmente, la apuesta por una arquitectura de calidad asegura, como mínimo, un mayor reconocimiento de los campus a la vez que supone una cualificación de los espacios y de la ciudad en su conjunto, como ya veremos más adelante en la descripción de la génesis de los diferentes campus de la UdL. 
  3. La aportación propia de tecnología, de servicios avanzados y de profesionales que implica la UdL, deberían de articularse con las estrategias locales en un mismo sentido. La ciudad sanitaria y la ciudad de investigación y tecnología agraria son ejemplos ya existentes que se están potenciando en los últimos años. Quizás el mejor ejemplo reciente de la complicidad existente entre la administración local, el tejido empresarial y la UdL sea el reciente desarrollo del Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida que pretende consolidar en la ciudad una plataforma de investigación aplicada sobre el sector agroalimentario de referencia europea[44]. De esta iniciativa conjunta del Ayuntamiento de Lleida y la universidad ya hablaremos en un apartado específico.
  4. Una de las disfunciones de los campus universitarios dispersos es la menor eficiencia respecto a la concentración de conocimiento, tecnología, servicios y equipamientos que pueden mantener los campus de tipo periférico o concentrados[45]. A pesar de ello, las conexiones en red han facilitado la interconexión científica, gracias a lo cual la accesibilidad general entre los campus es potencialmente elevada. Existe ya una línea de autobús urbano que conecta 4 de los 5 campus (a excepción del de la Caparrella situado de forma periférica al oeste del casco urbano). Pero con todo, haría falta continuar potenciando el transporte público, garantizar y fomentar otras movilidades (como el uso de la bicicleta) y mejorar los espacios de aparcamiento para los usuarios de la universidad en los campus más excéntricos (Agrónomos y Cappont), alrededor de los cuales debería pensarse en localizar aparcamientos disuasorios.
Por otro lado, hay una serie de aspectos relacionados con el papel que la implantación de los diferentes campus han tenido desde un punto de vista urbanístico. La Universidad ha sido clave en la reestructuración y potenciación urbanística de la ciudad durante los últimos años. De forma sintética hay que mencionar al respecto:
  1. El refuerzo de la estructura de ciudad compacta con la ubicación de las instalaciones universitarias de forma dispersa pero dentro del tejido urbano o en áreas bien conectadas a él. La implantación de los diferentes centros e instalaciones ha contribuido a crear o reforzar esa estructura urbana utilizándose algunos campus, como el Campus de Cappont, como estrategia de equilibrio de la estructura en ambos márgenes del río.
  2. La apuesta por la centralidad urbana tradicional. La ubicación del Rectorado de la UdL en el antiguo Seminario y la consolidación de un buen número de equipamientos culturales en su entorno ha contribuido a la cualificación de esta área del ensanche y a la dinamización del contiguo Centro Histórico, respecto del cual actúa como rótula de enlace.
  3. La creación de nuevas centralidades urbanas. El nuevo campus de Cappont es una pieza clave en la creación de nuevas centralidades urbanas en la ciudad de Lleida. La margen izquierda del río Segre se ha visto, en los últimos años, cualificada con actuaciones de mejora urbana considerable. Especialmente la canalización del río y la creación del parque lineal del Segre. La creación del nuevo campus y la dotación de nuevo espacio resultan factores clave de la reestructuración urbana del barrio. Asimismo, la proximidad y el incremento de la accesibilidad entre el centro urbano tradicional y el nuevo campus refuerza el papel del eje de la margen derecha del Segre como centro urbano principal en la ciudad.
  4. La creación de espacios funcionales especializados. Muchas sedes universitarias, juntamente con otras instituciones, han creado espacios de carácter propio debido a su especialización. El de mayor alcance es, seguramente, el de la ciudad sanitaria, al incluir en un espacio contiguo los dos hospitales públicos de la ciudad y el campus de Ciencias de la Salud. En el mismo sentido también se puede hablar de una ciudad de la investigación y de la tecnología agraria, en el campus de Agrónomos; la ciudad universitaria del deporte, en el campus periférico de la Caparrella; y la ya mencionada área de concentración de equipamientos culturales en torno al Rectorado. A estos ha venido a añadirse en los últimos años el Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida, en Gardeny, símbolo y motor de las notables sinergias que se han desarrollado entre la universidad, el Ayuntamiento y el mundo empresarial, pero símbolo también de una ciudad y un territorio que apuesta de forma clara por la innovación.
  5. La consolidación de diferentes campus o áreas universitarias, que cruzan la ciudad de norte a sur, al entorno de las cuales se han ido configurando áreas especializadas en el terciario superior (Figura 1):
  6. A estos cuatro campus, que configuran el llamado “eje universitario”, y que cruza la ciudad de norte a sur  hay que sumar el ya más periférico campus de la Caparrella, en plena huerta, donde encontramos las instalaciones del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña (INEFC)[47].

    El “eje universitario” interacciona en varios puntos y cualifica el sistema de equipamientos y el de espacios libres y verdes de la ciudad constituyéndose en hitos de los posibles recorridos dentro de esos sistemas.

  7. La creación de barrios con usos universitarios predominantes o importantes. El barrio de la Universidad, en torno al edificio del Rectorado, lo es no por tener una factura urbana de nueva planta sino por haber acogido los nuevos usos universitarios en esta pieza del ensanche más antiguo de la ciudad. La propia adopción y generalización del nombre como identificador de la zona es un indicador de las transformaciones funcionales que se han producido en el barrio[48]. Cerca del edificio del rectorado han ido surgiendo con loa años actividades relacionadas con la vida universitaria: copisterías, librerías, cafeterías y restaurantes.
  8. La cualificación arquitectónica y simbólica del espacio urbano, que apuesta por la recuperación de edificios históricos y por el diseño actual en los nuevos edificios y espacios de reciente consolidación. Efectivamente, tanto la recuperación de solares y edificios en desuso como la realización de proyectos de nueva planta y de mejora de entornos han contribuido a la cualificación del espacio urbano de Lleida, dotándolo de un nuevo simbolismo que difunde la idea de ciudad universitaria y, a la vez, de ciudad moderna e innovadora.


De la universidad realquilada a la universidad propietaria

El título de este epígrafe nos sirve para describir el periplo de la mayoría de Facultades y Escuelas universitarias que, antes de encontrar una ubicación definitiva, han aprovechado edificios, propiedad de otras instituciones, que se los han cedido temporalmente. Esta situación, muy habitual no hace demasiados años, continúa hoy en unos pocos casos, aun cuando el patrimonio de la propia universidad se ha incrementado, como veremos, de forma muy importante[49].

En el año 1841, en un periodo de impulso y preocupación por la educación, se crea la Escuela Elemental de Maestros de Lleida, el origen de la actual Facultad de Ciencias de la Educación. Esta ha pasado por numerosos traslados, puesto que inicialmente ocupaba diversas instalaciones en el Centro Histórico, también estuvo en un edificio en el primer ensanche de la ciudad, hasta llegar a la propiedad más antigua de la Universidad: el edificio de Magisterio, construido por el Ministerio de Educación en 1960 cercano a la Meseta de la Seu, que tuvo que ser abandonado en el curso 1993-1994 al estar afectado de aluminosis[50]. El resultado fue un nuevo préstamo, en este caso de la Diputación Provincial, para ubicar provisionalmente la Facultad de Ciencias de la Educación en el complejo hospitalario de la Caparrella (nunca puesto en funcionamiento), a 3 km del centro urbano. Esta nueva provisionalidad se alargó hasta el año 2008, cuando la Facultad de Ciencias de la Educación se traslada a su sede actual, en el campus de Cappont.

 

Figura 2. Las sedes provisionales de la universidad realquilada.
Fuente: Laboratorio de Cartografía, del Departamento de Geografía y Sociología de la UdL.

 

A mediados de los años ochenta, el aumento progresivo de estudiantes, la saturación de la sede del Roser, en el Centro Histórico, y el reforzamiento de la autonomía de los estudios universitarios en Lleida, llevan a los agentes locales a plantearse la necesidad de buscar un nuevo edificio para alojar en la ciudad, y de forma digna, los estudios universitarios. La situación finalizaría con la compra del edificio del Seminario, en el primer ensanche de la ciudad, por parte del Ayuntamiento y la Diputación para acoger usos universitarios. El traslado de los estudiantes de Derecho y Letras del convento del Roser, en el corazón del Centro Histórico, al edificio del Seminario fue realizado durante el curso 1986-1987. El traslado comportó que el Centro perdiera un flujo diario de 2.000 a 3.000 personas, con todo lo que esto suponía para la vitalidad de la zona[51]. La pérdida del Roser como sede universitaria significó para esta área de la ciudad la pérdida de una de las claves de su posible redinamización[52].

El edificio de la Facultad de Ciencias de la Educación en el campus de Cappont aloja también actualmente los estudios de Trabajo Social (centro adscrito a la UdL hasta que en 2001 se incorporó de pleno a la universidad). Trabajo Social también ha tenido una larga itinerancia por la ciudad. Después de un tiempo de permanencia en un edificio en pleno Centro Histórico, recalaron unos años en el nuevo edificio de la Cruz Roja, en el segundo ensanche de la ciudad, para finalmente ubicarse en el actual edificio de Ciencias de la Educación, en el campus de Cappont. De nuevo unos estudios que abandonaban el Centro de la ciudad para trasladarse a los ensanches y nuevos barrios urbanos.

La Escuela Universitaria de Turismo “Terres de Lleida”, todavía hoy centro adscrito a la UdL, ha sido también una de las más itinerantes. Primero se alojó en la escuela de los Maristas, en una avenida cercana al río sobre el margen derecho de la ciudad; después, en un piso de alquiler en el segundo ensanche; más adelante, en un edificio alquilado en el barrio de Cappont, muy cerca del nuevo campus, para, finalmente, ubicarse en las instalaciones de la Caparrella, justamente en el espacio que Ciencias de la Educación había dejado libre con su traslado a Cappont. El caso del otro centro adscrito, la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales, que se constituyó en el año 1990 como fundación privada, es similar: en un principio se había alojado en un complejo en la zona del Camp d’Esports, en el segundo ensanche, para más tarde desplazarse a los bajos de un edificio en la misma zona.

La breve historia a la que acabamos de referirnos, la de la universidad realquilada, nos muestra una larga situación itinerante de los estudios universitarios que van alojándose en sedes cedidas, bien por el Ayuntamiento, bien por la Diputación. En el paso de la universidad realquilada a la universidad propietaria, se da además un cambio significativo en la localización de las sedes. Este cambio supone un progresivo desplazamiento de las instalaciones universitarias, desde el Centro Histórico de la ciudad, hacia las áreas de ensanche y posiciones más excéntricas. Las nuevas instalaciones y los nuevos campus, como se explicará a continuación, han tenido un importante papel en los procesos actuales de reestructuración urbana y de creación de nuevas centralidades. Sin embargo, esta emigración desde el Centro Histórico hacia otras áreas de la ciudad ha impedido que la universidad pudiera jugar un papel relevante en la dinamización social y urbanística del Centro de la ciudad, situación, como hemos visto, muy frecuente en otras ciudades españolas.

 

Cuadro 1.
La dimensión cuantitativa de los campus de la UdL en el curso 2008-2009
 

Superficie (m2 construidos)

Estudiantes (3)

Profesorado

Campus Agrónomos

26.704

1.633

281

Campus del Rectorado (1)

20.373

657

140

Campus de Ciencias de la Salud

15.218

1.118

278

Campus de Cappont

42.527

4.144

256

Total (2)

104.822

7.552

955

1 – El edificio del Rectorado también acoge algunos servicios centrales y la Facultad de Letras.
2 – A parte la superficie construida de los centros adscritos: INEFC, Turismo y la Escuela de Relaciones Laborales.
3 – Estudios en primer y segundo ciclo (másteres oficiales) según matricula del curso 2008-2009. A estos datos habría que sumar los estudiantes de los centros adscritos: INEFC, 711 estudiantes y 40 en master; Turismo Terres de Lleida, 78; E.U. de Relaciones Laborales, 146.

Fuente: Memoria del curso 2008-2009, Universitat de Lleida. Datos de matrícula en octubre de 2009.

 

La situación actual es, sin embargo, que la UdL es la propietaria de las diferentes sedes en casi todos los casos (con la excepción de las ya mencionadas escuelas adscritas). Los procesos de adquisición, muy variados, han ido acompañados de una intensa tarea constructiva, tanto para la rehabilitación de sedes preexistentes como para la realización de obra de nueva planta. Efectivamente, la constitución de la UdL en 1991 y la progresiva consolidación de los estudios universitarios en la ciudad comportaron una activa dinámica de construcción que permitió superar la primigenia situación de provisionalidad de las sedes universitarias en la ciudad y lograr una situación muy consolidada. Tanto es así que se ha pasado, de una superficie construida de 34.974 m2, en 1992, a una de 104.822 m2, en 2009. El notable aumento de superficie construida, como muestra la Figura 3, se produce a lo largo de los años noventa de una forma moderada, periodo que coincide con la expansión del campus de Agrónomos, y, ya en los años 2000, de forma más intensa, muestra la progresiva consolidación de la edificación en el nuevo campus de Cappont.

 

Figura 3.  Evolución de la superficie construida (m2) en la Universitat de Lleida: 1992-2010.
Fuente: Datos de la Oficina Técnica de Infraestructuras de la Universitat de Lleida para el período 1992-2010.

 

A continuación se describen las ubicaciones de las sedes universitarias, las características actuales de los diversos campus y su génesis.


Campus del Rectorado y la Facultad de Letras

Ubicado en el edificio del antiguo Seminario Conciliar de Lleida, fue adquirido al Obispado por el Ayuntamiento el 28 de julio de 1981, después de unas largas negociaciones, realizadas conjuntamente con la Diputación Provincial de Lleida[53].

Al año siguiente, el 1 de julio de 1982, se cedió formalmente el edificio, 9.504 m2 del total de 18.037 m2 que tenía la finca, a la Universitat de Barcelona. Esta institución ubicó allí el conjunto de Facultades que tenía en Lleida (Derecho -después Derecho y Economía- y Letras, a las que más tarde se añadirían los estudios de Informática, embrión de la actual Escuela Politécnica). La progresiva consolidación del campus de Cappont iría atrayendo los estudios de Informática y de Derecho y Economía. Así, los usos actuales del edificio del Seminario consisten en ser la sede del Rectorado, en albergar algunos servicios de la Administración Central de la universidad y en ser la sede de la Facultad de Letras.

 

Figura 4. Fachadas y planta baja del proyecto de Espinet, Ubach y Puig (1985) para la conversión del antiguo Seminario Conciliar en sede universitaria.
Fuente: Fotografias de X.Goñi del proyecto de rehabilitación del edificio del seminario de los arquitectos Espinet, Ubach y Puig.

 

La operación del Seminario muestra de forma clara la voluntad y la visión de las administraciones locales (el Ayuntamiento y la Diputación) en la consolidación y el restablecimiento de los estudios universitarios en Lleida, puesto que se comprometieron a recuperar un edificio que sería el embrión de la futura Universidad[54]. Para ello, y tras la compra, se rehabilita el edificio histórico del Seminario, proyectado por Celestí Campmany en 1893-1894, que tiene valor por su lenguaje y sus dimensiones, un neogótico que debido a su  tamaño resulta absolutamente singular si se compara con la arquitectura leridana de la época.

Con el fin de rehabilitar el edificio, se convoca un concurso de ideas, en 1980, del que resulta ganador el equipo compuesto por Ramon Maria Puig, Miquel Espinet y Antoni Ubach y se inician las obras de rehabilitación en 1983 que no finalizan completamente hasta 1991. En total se construyeron y/o rehabilitaron un total de 14.959,87 m2.

El traslado de los estudios universitarios al Seminario, en el curso 1986-1987, y el proyecto de ampliación y rehabilitación del edificio supuso la recalificación de esa parte del ensanche próxima al Centro Histórico, a la que también contribuyó la rehabilitación, en 1998, de la cercana casa de la Maternidad (construida entre 1859-1884 por Joan Soler Mestres y Agapito Lamarca) para su nuevo uso como Biblioteca Pública. Ya en los años 2000 se añaden a la cualificación cultural de este entorno el edificio de nueva planta del Archivo Histórico Provincial, en 2005, y el del Museo de Lleida, inaugurado a finales de 2007[55]. De esta manera se consolidó, en esta parte del primer ensanche, uno de los espacios que concentra un mayor número de equipamientos culturales en la ciudad de entre los cuales el Seminario es el pionero. Esta notable centralidad cultural en el entorno del Rectorado continua hacia el interior del Centro Histórico, con la Escuela Municipal de Bellas Artes, y, ya en la parte baja cerca del río, con el Instituto de Estudios Ilerdenses, y con la sede del CaixaForum de la Fundación la Caixa. Este eje cultural otorga una notable potencialidad y un uso regenerador a una parte del Centro Histórico de la ciudad.

La localización de los estudios universitarios en la sede del Seminario da lugar también a la creación del barrio de la Universidad caracterizado por la difusión de actividades especializadas orientadas al estudiantado y al público universitario en general (copisterías, librerías, restauración y cafeterías), por la existencia en las proximidades de algunas residencias para estudiantes y por una concentración notable de viviendas de alquiler destinadas a esta clientela[56].


Campus de Ciencias de la Salud

Ubicado al noroeste de la ciudad e implantado en dos zonas contiguas, el campus es la sede actual de la Facultad de Medicina y de la Escuela de Enfermería. En el recinto del Hospital Provincial de Santa María se ubican las instalaciones principales de ambos centros, en un edificio nuevo realizado en dos fases (1987 y 1996). En el Hospital Arnau de Vilanova, hospital universitario que pertenece al Instituto Catalán de la Salud y donde se realizan prácticas, actividades docentes y de investigación, se ha ido habilitando espacio para éstas tareas: primero interviniendo en una parte del edificio antiguo y, después, construyendo obra de nueva planta.

En 1977 se creó en Lleida una extensión de Medicina para descongestionar la Facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona. Inicialmente se impartían las clases en aulas cedidas por la Escuela Universitaria de Formación de profesorado de EGB, en el edificio al que ya nos hemos referido construido en 1960 en Camp de Mart. En 1979 pasaron a impartirse las clases de Medicina en el antiguo colegio de primaria de los Maristas, en las inmediaciones del Centro Histórico en el que permanece hasta el año 1989, cuando se termina la construcción del nuevo edificio en el recinto del Hospital Provincial. Mientras, los estudios de Enfermería, que habían empezado a funcionar en el curso 1984-1985, se impartieron provisionalmente en un edificio acondicionado del Hospital Provincial de Santa María.

Gracias al convenio firmado el año 1985 entre la Diputación de Lleida y la Universitat de Barcelona (posteriormente Universitat de Lleida), la Diputación cede un solar sobre el que se construye un edificio en el que alojar los estudios de Medicina y Enfermería. La construcción se lleva a cabo en varias fases (con proyectos de 1987 y 1998) por parte de los arquitectos Humbert Costas Tordera, Albert Pineda y Manuel Gómez Triviño. La primera fase de la intervención se realiza en la parte este del complejo, donde se abre un acceso lateral y se crea una fachada corrida. Esta primera fase del edificio consta de 5.338 m2 y se inaugura en 1989. La nueva edificación acoge la Facultad de Medicina, sus posteriores ampliaciones (en 1998) y los servicios complementarios de Ciencias de la Salud (como la biblioteca y las aulas y despachos necesarios para la Escuela de Enfermería). El presupuesto inicial de la obra fue de 161,3 millones con un total de superficie construida de 9.150 m2.

 

Figura 5. Las instalaciones universitarias de Ciencias de la Salud en el recinto del Hospital provincial de Santa María y las ubicadas en el Hospital Universitario Arnau de Vilanova.
Fuente: Laboratorio de Cartografía, del Departamento de Geografía y Sociología de la UdL, a partir de fotografías aéreas del Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

 

Por su parte, en el Hospital Universitario Arnau de Vilanova se optó, primero, por el aprovechamiento de tres plantas del edificio antiguo, edificio de lenguaje post-racionalista (del 1950-1954, obra de F. García Mercadal) incluido en el Plan de Protección y Catálogo. A esta unidad docente, de 1.007 m2, se incorporan las intervenciones que se llevan a cabo entre 1995 y 1997, con proyecto del arquitecto Albert Benet. En 2008 finalizó la construcción de un nuevo módulo (módulo 1) en el área del Hospital Universitario, obra de los arquitectos Lluís Cantallops Valeri, Lluís Cantallops Dalmau y Marta Vicente, que, en dos fases (2006-2009), consolidan un nuevo edificio de 3.459 m2 para aulas e instalaciones para la docencia.

Recientemente en el recinto del hospital universitario se construyen ahora infraestructuras dedicadas de forma exclusiva a la investigación. A principios de 2010 han finalizado las obras del nuevo edificio de del Centro de Investigación Biomédica. El edificio consta de planta sótano, planta baja y cuatro plantas piso, con cerca de 4.000 m2 de techo. Justo al lado ya se ha proyectado un segundo edificio gemelo que añadirá 4.000 m2 al conjunto para tareas exclusivas de investigación.

La progresiva consolidación del campus de Ciencias de la Salud, en el Hospital de Santa Maria, de forma articulada con el Hospital Universitario Arnau de Vilanova, supone la creación, de un área fuertemente especializada en funciones sanitarias.

La reciente urbanización de la avenida de Pinyana, inaugurada en 2008, y el acondicionamiento de los entornos han dotado a esta zona de una mayor accesibilidad territorial y de una ordenación interior de más calidad. De hecho, el área funciona como bisagra entre el segundo ensanche denso que se consolida en lo alto de la ciudad de Lleida durante los años 70 y 80, y el área de Ciudad Jardín, de más baja densidad, que se va consolidando alrededor del eje de la antigua carretera de Huesca (hoy ya Alcalde Rovira Roure) desde finales de los años 80.


Campus de Agrónomos

Está ubicado al noroeste de la ciudad, en el número 191 de Alcalde Rovira Roure (antes Km. 3 de la ctra de Huesca), más allá del Campus de Ciencias de la Salud, en Ciudad Jardín un área de edificación de baja densidad. Inicialmente en posición periférica respecto al centro urbano el desarrollo del Plan Parcial Urbanístico Ciudad Jardín SUR-2 (aprobado en enero de 2002), con usos residenciales de baja densidad, al este del campus, supone la definitiva integración de éste en el tejido urbano.

El Campus se desarrolla sobre una finca que adquiere la Diputación Provincial en 1925, de unas 11 ha, para dedicarla a la Escuela Práctica de Agricultores y Granja Experimental. La finca se edifica más tarde, en 1942, con un edificio proyectado por Ignacio de Villalonga y Ramon Argilès (edificio A-B en la Figura 6). El edificio histórico acoge primero los estudios de Ingeniería Técnica Agrícola, que se iniciaron en el curso 1972 – 73, y, unos años más tarde, los de Ingeniería Superior, dependientes entonces de la Universidad Politécnica de Cataluña[57].

Una de sus características más destacadas es su estructura de campus “cerrado”, inicialmente bien delimitado por la ya mencionada estructura de propiedad, por la posición periurbana de la finca, así como por el hecho de tratarse de un polígono bastante regular sobre una topografía plana. Esto ha permitido una ordenación del área, realizada por el arquitecto Salvador Giné y el ingeniero Vicens Vilanova (a partir de un primer proyecto del año 2000), en islas cerradas por los principales edificios y con una definición de viales que han ido articulando el campus en la trama urbana de Ciudad Jardín. La nueva ordenación resuelve la ampliación del campus hacia el este y el sur articulando el campus con la trama de baja densidad que le rodea, y dejando un papel más secundario a la carretera de Huesca, punto de acceso tradicional a la finca. La nueva ordenación que vuelca el campus hacia el interior hace más visible si cabe la reciente inserción por nueva urbanización y crecimiento residencial del área al conjunto de la estructura urbana.

Sobre esta estructura de recinto cerrado, se ha ido desarrollando la progresiva edificación, tomando como punto de partida el edificio histórico de Villalonga y Argilés, que organiza desde el centro el conjunto del campus. En primer lugar se ampliaron las instalaciones del edificio original con dos proyectos: el primero, de Angel Mejón, en 1977, y, el segundo, con dos módulos proyectados por el gabinete Espinet/Ubach, en 1983 (edificio A-B en las figuras 6 y 7). Las ampliaciones, al tiempo que preservan la visual frontal del edificio de Villalonga y Argilés, consiguen una gran dotación de espacio y, a la vez, una potenciación del edificio original. En los años 80, Miquel Espinet y Antoni Ubach proyectan también el edificio del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y, ya en 1989-1991, el del Departamento de Producción Animal (Edif.1 en las figuras 6 y 7), que se localizan en el lateral derecho de la finca, cerca de la carretera de Huesca. En este mismo lateral, y entre los dos edificios que hemos mencionado, se acaban en 1993 y 1995 los dos edificios (Edif. 2 y 3 en las figuras 6 y 7) de Ramon Maria Puig y Carles Sàez, donde se ubican los Departamentos de Medio Ambiente y Ciencias del Suelo, diferentes aulas y biblioteca (Edif. 2 en las figuras 6 y 7).

 

Figura 6. Las instalaciones en el Campus de Agrónomos - Escuela Técnica Superior de Agricultura.
Fuente: Laboratorio de Cartografía, del Departamento de Geografía y Sociología de la UdL, a partir de fotografías aéreas del Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

 

Sin embargo, la expansión más importante del campus se produce en los años 90 (ver Cuadro 2), cuando se pusieron en marcha los estudios de Ingeniería Técnica Forestal y cuando se inician los segundos ciclos de Ingeniería Forestal y de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la UdL. El otro lateral del campus, el lateral izquierdo, tiene una edificación de Humbert Costas y Manuel Gómez (Edif. 4 en las figuras 6 y 7), destinada a departamentos y aulas con una fase que finaliza en 1993 y, otra, en 1995. Este lateral tiene, además, otras edificaciones anteriores que pertenecen al Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca (DARP) de la Generalitat de Cataluña y al Instituto Nacional de Meteorología. Con la presencia de estas instituciones y organismos se potencia la imagen de área especializada en el sector agroalimentario, uno de los sectores económicos más dinámicos y presentes en el territorio[58].

 

Figura 7. Proyecto de urbanización del campus de la Escuela Técnica Superior de Agricultura (2000).
Fuente: Oficina Técnica de Infraestructuras – Vicerrectorado de Infraestructuras y Tecnologías de la Universitat de Lleida.

 

En los últimos años, y a medida que el campus se va integrando en el tejido urbano de Ciudad Jardín, se va construyendo hacia este lado y detrás del edificio original: el edificio para servicios, de 2005 (Edif. 5 en las figuras 6 y 7), de Antonio Sierra y Ana Belen Rozas; el edificio 5b, acabado el año 2010, de Julio Mejón y Ramon Fité; y, en 2008, el Centro de Investigación Agroalimentaria-CRAL, (Edif.6 en las figuras 6 y 7), de Magdalena Maimó. Aunque sin contar con un proyecto definitivo, también se ha previsto para un futuro inmediato la construcción de un edificio de unos 2.000 m2 para Biotecnología, al otro lado del edificio de servicios.

 

Cuadro 2.
Edificaciones de la UdL en el campus de Agrónomos
 

Superficie construida (m2)

Año construcción/remodelación

Arquitecto

Edificio AB

6.111

1942-1977-1983-1997

Villalonga y Argilés / Angel Mejón / Espinet-Ubach

Edificio 1

2.145

1991

Miquel Espinet y Antoni Ubach

Edificio 2

4.547

1993

Ramon Maria Puig y Carles Sàez

Edificio 3

5.395

1995

Ramon Maria Puig y Carles Sàez

Edificio 4

4.041

1996-2005

Humbert Costas y Manuel Gómez

Edificio 5

2.742

2008

Antonio Sierra y Ana Belen Rozas

Edificio 5b

2.197

2010

Julio Mejón y Ramon Fité

Edificio 6  (*)

876

2008

Magdalena Maimó

Palauet

319

1942

Villalonga y Argilés

Almacén

528

2007

---------------------

Total

28.901

--------------

 

 

Campus de la Caparrella

Situado de forma periférica a 5 km del centro urbano, cerca del eje de la carretera N-II en dirección a Zaragoza y en la partida de la Caparrella, se encuentra totalmente desvinculado del tejido urbano. En 1971 la Diputació de Lleida adquirió seis fincas contiguas de cerca de 30 ha para construir un complejo asistencial que diera cabida a todas las necesidades sociosanitarias de la provincia pero finalmente las únicas obras que se consolidaron en la finca serían las del hospital psiquiátrico, que finalizaron en 1975. Las nuevas corrientes en psiquiatría y el elevado coste de mantenimiento del hospital hicieron inviable su puesta en funcionamiento. En este contexto, la Diputación se planteó dar otros usos al gran contenedor hospitalario construido en la Caparrella, de modo que en 1982 acogió la sede del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, en Lleida (INEFC), centro adscrito a la UdL desde 1995.

La Caparrella alojó también de forma provisional, como ya hemos mencionado, la Facultad de Ciencias de la Educación, entre 1993 y 2008, cuando se produce el definitivo traslado al edificio de Alvaro de Siza en el Campus de Cappont. Al efectuarse este traslado, es la Escuela Universitaria de Turismo de Lleida, centro adscrito a la UdL, la que pasa a ocupar las antiguas dependencias abandonadas por Ciencias de la Educación.

Las principales características de este campus son:


Campus de Cappont

Está situado en la margen izquierda, en la fachada del río Segre, y en una ubicación que hoy ya resulta plenamente central. Tiene su origen en las políticas de creación de patrimonio municipal de suelo del Ajuntament de Lleida y en la decisión de dedicar estos suelos, la finca de Torre Abizanda, a un campus universitario en el momento en el que se construía el puente de la Universidad[59]. La canalización y el nuevo puente hicieron visible la nueva posición y centralidad de la finca. Por otro lado, las sedes universitarias, especialmente el campus del Rectorado (que en ese momento alojaba Derecho, Letras e Informática), estaban ya saturadas y convenía, por lo tanto, buscar otros emplazamientos. El Ayuntamiento cedió parte del suelo de la finca a la Universitat de Barcelona (después, UdL), a través de un convenio firmado en 1990 en el que se especificaba la obligación de la Universidad de proceder a la urbanización del campus[60].

El deseo de la Universidad de consolidar un campus con calidad arquitectónica y paisajística, el espaldarazo dado por el ayuntamiento de la ciudad y el Colegio de Arquitectos, y la dirección y coordinación de los arquitectos Josep Benedito y Maite de Pablo, resultaron definitivos en la concreción y resultado formal del campus de Cappont.

El proceso de creación del nuevo campus se inició con la redacción de un plan parcial realizado por los arquitectos Miquel Espinet, Ramon Maria Puig, Carles Sáez y Antoni Ubach (1992-1993). La superficie total contemplada en el Plan Parcial era de 333.591 m2 e incluía, además del campus, las áreas de suelo anejas destinadas a urbanización residencial y nuevo complejo de ocio (cines y restauración). El plan parcial mencionaba como objetivos generales: la definitiva integración del barrio de Cappont en la ciudad, el establecimiento de una relación formal (de desarrollo urbanístico y arquitectónico) y funcional entre el nuevo campus y el, también nuevo, parque lineal del Segre, producto de la canalización del río y, finalmente, la ubicación del campus “en la finca municipal (Torre Abizanda), por razones de superficie, dominio público y centralidad hacia la margen derecha a través del tercer puente”[61]. Por un lado se aprovechaba el suelo patrimonio municipal y, por otro, se dotaba a esta zona de una gran centralidad de un uso de tipo público que, al mismo tiempo, desde un punto de vista simbólico, resultaba muy potente. Así se conseguía que buena parte de las plusvalías generadas por la apertura del nuevo vial de conexión revirtieran en el conjunto de la ciudad.

El impacto urbanístico del nuevo campus debe analizarse a la luz de las diferentes transformaciones que el barrio de Cappont ha experimentado en los últimos años y que afectan al conjunto de la estructura urbana. La mejora de la accesibilidad ha situado de forma central a un barrio obrero tradicionalmente separado del casco urbano por una barrera de difícil permeabilidad, el río, que, con la construcción del puente y el proyecto de canalización y consolidación del Parque del Río (finalizado en 1995), otorga al espacio un nuevo rol central. La localización de una función como es la universitaria, que dota al espacio de una gran centralidad; la coherente ordenación y la calidad arquitectónica de esta fachada, conformada por los edificios del nuevo campus; y la calidad paisajística del conjunto de la urbanización, contribuyen a efectuar este cambio importante de la zona en la estructura urbana.

 

Figura 8. La inserción del Campus de Cappont  (en primer plano) en la estructura urbana.
Fotografía: Xavier Goñi (Servicios de reproducción de imagen de la UdL).

 

Figura 9. Fachada norte del Campus de Cappont frente al río Segre.
De izquierda a derecha: Centro de Culturas y Cooperación Transfronteriza, Escuela Politécnica Superior, Edificio polivalente-1 y Facultad de Derecho y Economía.
Fotografía: Xavier Goñi (Servicios de reproducción de imagen de la UdL)

 

Figura 10. Fachada sur del Campus de Cappont.
De izquierda a derecha: Residencia de estudiantes, Facultad de Derecho y Economía,  Edificio polivalente-1, Escuela Politécnica Superior, Centro de Culturas y Cooperación Transfronteriza y, la Facultad de Ciencias de la Educación de Alvaro de Siza.
Fotografía: Xavier Goñi (Servicios de reproducción de imagen de la UdL).

 

Los planes de inversión de la Generalitat y los programas de los fondos FEDER de la Unión Europea hicieron posible la construcción del campus. La configuración formal y el programa de construcciones fueron confiados a los arquitectos Josep Benedito y Maite de Pablo. Se trataba de garantizar el carácter unitario de la fachada del conjunto de los edificios mediante el establecimiento de una serie de criterios compositivos y constructivos a los que se fueron ajustando los diferentes proyectos: alturas de coronamiento, distancias entre los edificios, profundidad de los volúmenes principales y color de revestimiento de las fachadas[62]. Por otra parte, se dejó la máxima libertad compositiva en la parte interior de la isla del campus.

 

Cuadro 3.
La construcción de los edificios del campus de Cappont
 

Superficie m2

Arquitectos

Finalización obra

 E0 - Centro de Culturas y Cooperación Transfronteriza  (CCCT)  

11.531

Kristian Gullichsen

Octubre de 2006

 E1 - Escuela Politécnica Superior (EPS)  

5.251

Espinet/Ubach

Diciembre de 1997

 E2 - Edificio polivalente -1

7.119

R.Rose - Casemore/A.Orolás

Junio de 2002

 E3 - Facultad de Derecho y Economía  (FDE)

4.617

 Roser Amado / Ll. Doménech

Junio de 2001

 E4 - CREA  

3.129

Josep Benedito / Maite de Pablo

Abril de 2004

 E5 - Facultad de Ciencias de la Educación (FCE)  

6.660

 Alvaro Siza

Noviembre de 2007

 Aparcamiento  

4.221

   

 TOTAL m2 construidos

42.528

   

E6 - Edificio polivalente-2

2.200

Santiago Vives

En proyecto

Fuente: Oficina Técnica de Infraestructuras – Universitat de Lleida.

 

En 1996 se inició el proyecto de urbanización del Plan Parcial, que abarca unas 4 ha que son, propiamente dichas, las del campus, y, acto seguido, a comienzos de 1997, se puso en marcha la construcción del primer edificio del campus, el de la Escuela Politécnica de Ingeniería, con proyecto del equipo Espinet/Ubach. Una vez acabada la construcción de la Escuela Politécnica, se aprueban los proyectos y se inician las obras de los edificios que van consolidando la fachada norte delante del río: el edificio de la Facultad de Derecho y Economía, que se finaliza en junio de 2001; la Residencia de Estudiantes (de gestión privada pero que cumple con la ordenación compositiva de la fachada), de Ramon Artigues y Ramon Sanabria, finalizada en 2001[63]; el edificio polivalente con aulario y servicios comunes, acabado en junio de 2002; y el edificio emblemático del campus, el Centro de Culturas y Cooperación Transfronteriza, de Kristian Gullichsen (con proyecto de 1998 y finalización de la obra en 2006). El edificio del Centro de Culturas fue promovido, a través de un concurso internacional de ideas, por la Fundación del 700 aniversario de la UdL[64].

En el año 2004 se inaugura el edificio del Centro de Investigación de Energía Aplicada (CREA), que se emplaza en una calle lateral del campus, cerrando la isla por el lateral sur del patio interior, diseñado por Josep Benedito y Maite de Pablo. En el mismo año 2004 se inician las obras del edificio del arquitecto portugués Alvaro de Siza para la sede definitiva de la Facultad de Ciencias de la Educación. Con unos 6.600 m2 construidos, el edificio cuenta con el patrocinio del Banco de Santander y se inaugura en febrero de 2008. Hay que mencionar, además, que ya se ha proyectado un nuevo edificio polivalente (Polivalente 2) inmediato a CREA,  sobre el ángulo sudeste del campus.


Otros modelos de implantación universitaria que hubieran sido posibles

Este breve repaso de la génesis de los diferentes espacios universitarios en la ciudad de Lleida corrobora la idea inicial de que siempre ha existido la carencia explícita de un modelo de implantación universitaria y que la toma de decisiones se ha basado en oportunidades que explican el actual mapa universitario en la ciudad. Únicamente las coyunturas de cada momento pueden ayudar a entender cómo se ha ido implantando la universidad tal y como hoy la conocemos pero también habrían sido posibles otros modelos de implantación del espacio universitario en la ciudad. Algunos ejemplos que pueden ilustrar esta idea son los siguientes.

El primero es la frustrada operación de ubicación de la universidad en la partida de Les Canals, sobre el eje de la A2 en dirección a Barcelona. Este fue un episodio de los años setenta, cuando los campus periféricos eran, precisamente, los modelos de mayor implantación en Europa. En el caso que nos ocupa, la finca de Les Canals, hoy inmersa en una área industrial, fue comprada en el año 1970 de forma conjunta, y por mitades indivisas, por la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la ciudad. Parece ser que desde estas instituciones, y durante la década de los setenta, se propuso su cesión al Estado para edificar allí el campus universitario de Lleida[65]. La operación fue posteriormente desestimada durante la redacción del Plan General Municipal de 1979 cuando, en algunos documentos preliminares, se propuso acercar el posible desarrollo universitario al área periférica que hoy quedaría detrás la Feria de Lleida, al final del camino de Picos y sobre el eje de la antigua N-II en Cappont (ver Figura 11). Esta segunda opción queda también desestimada al iniciarse las conversaciones para la compra del edificio del Seminario.

Otro ejemplo consiste en pensar dónde se habrían ubicado las nuevas instalaciones universitarias de Cappont si la historia hubiera sido algo distinta. De hecho, el campus de Cappont surge como una oportunidad en el momento en que se construye el nuevo puente (proyectado y aprobado a finales de los ochenta). A finales de los años noventa, sin embargo, se abre a la ciudad un nuevo frente urbanístico, derivado de la compra del antiguo recinto militar en la meseta de Gardeny, en 1998, al ministerio de Defensa. Si, por lo que fuera, la construcción del puente se hubiera retrasado unos años y/o se hubiera adelantado la adquisición de las instalaciones de Gardeny, es muy probable que el nuevo campus de la UdL, en lugar de situarse en Cappont, se hubiera implantado en el cerro de Gardeny, que hoy está ocupado, en buena parte, por el Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida (PCiTAL).

 

Figura 11. Otros campus posibles. Ubicaciones consideradas para la implantación de la Universitat de Lleida.
Fuente: Laboratorio de Cartografía, del Departamento de Geografía y Sociología de la UdL, a partir de fotografías aéreas del Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

 

En los tres casos, la formalización de las diferentes propuestas habría favorecido un modelo de implantación universitaria muy diferente al actual y en todo caso más periférico. La realidad, por lo tanto, es producto de múltiples actuaciones en las que las coyunturas y las visiones estratégicas de los agentes que han ido interviniendo no han jugado un papel menor.


Nuevas sinergias entre Universidad y ciudad.
El Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida (PCiTAL)

La exigencia de una activa simbiosis entre universidad y tejido social, que fue el origen de los mecanismos de extensión universitaria, viene reorientándose en los últimos años hacia la transferencia de los resultados de la investigación y hacia la divulgación del conocimiento más allá de los límites del campus, mediante la suma de las estrategias de investigación a las de innovación y desarrollo del territorio para la implicación de ciencia y empresas en proyectos comunes[66]. En esta dirección apuntan las políticas de creación de nuevos espacios de innovación, tecnópolis, parques científicos y parques tecnológicos, diseñados para acoger, de la mejor forma posible, la relación entre investigación e iniciativas que apliquen directamente los resultados de ésta en la mejora y diversificación de productos (industriales, culturales, organizativos y decisionales) en beneficio del tejido socioeconómico del territorio[67].

El Consorcio del Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida (PCiTAL) fue creado en el año 2005 y lo constituyeron la UdL y el Ayuntamiento de la ciudad con la intención de convertirlo en una de las principales plataformas científicas y tecnológicas en el ámbito agroalimentario de todo el Estado español, y en una referencia europea, aprovechando la tradicional especialización existente en el territorio. Los principales objetivos del consorcio son: la creación y transferencia de conocimiento, la mejora de la competitividad, la promoción de la innovación, la excelencia y el trabajo en red, y la dinamización de actividades innovadoras en la demarcación leridana.

El PCiTAL ubica buena parte de sus infraestructuras en el cerro de Gardeny, que domina el flanco meridional de la ciudad sobre una plataforma elevada que tiene en conjunto unas 28 ha, a unos 60 metros por encima de la cota del cauce del río. En el año 2005, gracias a las aportaciones del programa de Fondos Europeos de Desarrollo Regional, el parque empieza a ocupar parte del antiguo complejo militar adquirido por la Paeria en 1998. En el cerro se prevén unos 125.000 m2 de superficie edificable sobre los 75.000 m2 de suelo en su parte central. Allí encontramos, entre otras, las siguientes instalaciones:
Además el PCiTAL se dispone físicamente en una red que incluye tres enclaves más dispersos en la ciudad:

 

Figura 12. Estado de ejecución de las instalaciones en Gardeny del Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida, PCiTAL (2010).
Fuente: Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida (PCiTAL)

 

Recapitulación

El modelo de implantación física de la Universitat de Lleida (UdL), de disperso en lo urbano, aunque es el resultado de un largo proceso histórico no planificado y en el que el azar no ha tenido un papel menor, ha acabado por reforzar la estructura y la forma urbana de la ciudad de Lleida.

El resultado de una evolución de más de treinta años ha consistido en la materialización de cinco campus o áreas universitarias en la ciudad: el campus de Agrónomos, el campus de Ciencias de la Salud, el campus del Rectorado, el campus de Cappont y el de la Caparrella. Los cuatro primeros configuran lo que hemos denominado eje universitario, que va des de1 191 de Rovira Roure, al norte de la ciudad, donde se encuentra el campus de Agrónomos, hasta la fachada izquierda del río Segre, donde encontramos el campus de Cappont. En torno al eje universitario se encuentran algunas de las áreas más especializadas en el terciario superior de la ciudad: la ciudad de la investigación y la tecnología agraria, en el campus de Agrónomos, al que se suman las instalaciones del Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida, en el cerro de Gardeny; la ciudad sanitaria, desarrollada en torno al campus de Ciencias de la Salud y el inmediato complejo del Hospital Universitario Arnau de Vilanova; el cluster cultural en torno al edificio del Rectorado y el campus de la Facultad de Letras, donde encontramos, además, el Museo Diocesano, la Biblioteca Pública, el Archivo provincial, el Teatro del Escorxador, la Escuela Municipal de Bellas Artes, el Centro de Arte la Panera, el Instituto de Estudios Ilerdenses y la sede del CaixaForum, en Lleida; y, finalmente, la ciudad universitaria del deporte, en torno a las instalaciones del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña en Lleida.

El modelo de campus urbano disperso, a pesar de ser espontáneo, sirve a una ciudad de las características de Lleida, ciudad intermedia con una estructura más o menos compacta, sobre todo frente a otras evoluciones posibles que preveían implantar la universidad en posiciones periféricas y totalmente desarticuladas del casco urbano principal. Por otro lado, la arquitectura y la ordenación urbanística de los campus, especialmente de aquellos que se realizaron desde finales de los 80, contribuyen a la mejora y potenciación del paisaje urbano de Lleida. La calidad de la fábrica urbana de los campus refuerza la imagen simbólica de Lleida como ciudad universitaria y la imagen general de un territorio más innovador e inmerso en las dinámicas globales.

En la consolidación de este modelo de implantación de las sedes de la Universidad en la ciudad han ido interviniendo de forma directa el Ayuntamiento y la Diputación, en primer lugar, consolidando los estudios universitarios en la ciudad desde finales de los años sesenta; en segundo lugar, cediendo propiedades para alojar los estudios; en tercer lugar, impulsando de forma activa la consolidación, a partir de 1991, de la UdL y, en cuarto lugar, colaborando, ya en la década de los 90 y principios del año 2000, en la ordenación y configuración física de las nuevas sedes y campus universitarios. Esta colaboración, si bien fue activa desde el comienzo, no va a explicitarse de forma concreta hasta las últimas décadas; además, siempre ha dependido de las voluntades y de la situación política del momento, lo cual convertía muchas veces la relación entre universidad y territorio en una cuestión utilitarista. Las transformaciones producidas en el seno de la universidad española en los últimos años, en su propio gobierno y funcionamiento (con la aparición de los Consejos Sociales, por ejemplo) y en su mayor implicación en la transferencia de tecnología al tejido empresarial y territorial (con la aparición de los parques científicos y tecnológicos, por ejemplo), implican un nuevo escenario para las relaciones entre la universidad y los agentes del territorio. En este contexto aparece el Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida, iniciativa conjunta del Ayuntamiento y la UdL en un consorcio creado el año 2005. Una historia innovadora pero todavía demasiado reciente para extraer conclusiones definitivas.

Así, más que una institución alojada en la ciudad, la universidad es hoy una parte constituyente de su estructura, su forma y su funcionamiento pero también lo es de la comunidad urbana en general. Una universidad integrada físicamente en la ciudad a la que potencia y con la que interactúa.

 

Notas

[1] En la mayoría de los países europeos se ha producido la tendencia general de pasar de un sistema universitario de orientación elitista y centralizado, a otro descentralizado, de tipo más territorial, que atiende necesidades más diversas y da una gran importancia a la futura ocupación laboral de los estudiantes (Charles, 2003; Merlín, 2006).

[2] Véase al respecto: Miralles, 2010; Gómez Mendoza, 1987 y Morales y Marías, 2009.

[3] El proceso de descentralización universitaria supone, en muchos casos, la potenciación de la capitalidad territorial de las ciudades que acogen las nuevas instituciones. En este sentido, por ejemplo, Ricard Pié apunta que “más allá de la demanda, de la capacidad para articular una oferta diferenciada, la universidad aparece, en este momento, como un atributo necesario para reconocer la personalidad de una región y hacer de una ciudad: una ciudad capital” (Pié, 2003, p.249).

[4] Cattan y Saint-Julien, 1999.

[5] Florax, 1992; Vilalta y Pallejà, 2003.

[6] Indovina 1997-98; Reques, 2009b.

[7] Parellada y Duch, 2005; Sala, Enciso, Farré y Torres, 2003; Segarra, A. 2002.

[8] Vilalta y Pallejà, 2003.

[9] Musil, 1998.

[10] Florax, 1992.

[11] Indovina, 1997-98.

[12] Véase al respecto Reques, 2009a.

[13] Campos, 2000b.

[14] Pié, 2003

[15] Ondategui y Sánchez, 2004; Piqué et al., 2006.

[16] Un proceso similar al que se señala en el caso italiano, donde la universidad ha sido siempre un fenómeno plenamente integrado en lo urbano, como explica Michelangelo Savino (Savino, 2006).

[17] Genestier, 1996.

[18] Campos, 2000b.

[19] Turner, 1984.

[20] Merlin, 1995.

[21] COAM, 1998.

[22] Castells y Hall, 1994.

[23] Aunque en los últimos años se ha producido un progresivo equipamiento que rompe con la idea de campus sin servicios y mal dotado, como se explica: para el caso de la Universidad de Alicante, en la revista Acua (Agenda Cultural de la Universitat d'Alacant), núm. 3, 1999; Gómez Mendoza para el caso de la Universidad Autónoma de Madrid (Gómez Mendoza et al., 2006) o Carme Miralles para el caso de la Universitat Autònoma de Barcelona (Miralles, 2010).

[24] A estas habría que añadir las siguientes universidades privadas: Alfonso X, San Antonio de Murcia, Camilo José Cela, Europea de Madrid y Francisco de Vitoria (Reques, 2009).

[25] Véase el siguiente trabajo del autor: Campos 2000b.

[26] Sobre la Universidad de Salamanca véase Cabo, 1967 y García Zarza, 1986.

[27] Legnani, 1997-98.

[28] Sobre Barcelona existen numerosas y variadas aportaciones de entre las que destacamos las siguientes: una visión de conjunto sobre la universidad y la ciudad de Barcelona ofrecida por Carles Carreras (Carreras, 2001); el libro sobre la implantación de la Universitat Pompeu Fabra, de Enric Argullol (Argullol, 1993); la aportación del mismo Carles Carreras sobre la Universitat de Barcelona (Carreras, 2006) y el artículo de Carme Miralles sobre la territorialidad de la Universitat Autònoma de Barcelona (Miralles, 2010).

[29] COAM, 1998.

[30] Sobre la Universidad de Cartagena ver: Campos, 2000a.

[31] Sobre la Universidad de Sevilla ver: Caravaca y Feria, 1995.

[32] Véase al respecto el texto de Pié, 2003.

[33] Sobre la Universitat de Girona véase: Fuses y Viader, 1989; Vicente et al., 2007.

[34] Bohigas, 1993.

[35] Bardají y Teixidor, 1996; Oliveras, 2002.

[36] Parellada y Duch, 2005.

[37] Para este caso consultar el número 37 (2006) de la revista de la Universitat de Barcelona en el que hay un extenso reportaje sobre la nueva sede de la Facultad de Filosofía y Geografía e Historia en el Raval:  http://www2.ub.edu/comunicacions/revista_launiversitat/revista_37/pages/not04.htm

[38] Según Morales y Fernández, la actual configuración de la Universidad de Oviedo es el resultado de una combinación azarosa de factores de entre los cuales los autores destacan: la permanente escasez de recursos económicos, las dependencias de agencias centrales y autonómicas y el poco interés de la administración local en la Universidad hasta las últimas décadas del siglo XX, cuando la presión de las diferentes localidades para acoger nuevas sedes acaba en una gran dispersión de las mismas por el territorio  (Morales y Fernández, 2008)

[39] El trabajo que aquí se presenta es, en buena parte, deudor de un trabajo dirigido ya en 2001 por Joan Vilagrasa Ibarz, a quien se dedica esta nueva contribución, en el que colaboró la autora (Bellet y Vilagrasa, 2001). El artículo también se alimenta de los estudios realizados para la siguiente publicación: Bellet Sanfeliu, C. (Coord) La Universitat de Lleida en la ciutat i el territori, Lleida: Ediciones de la Universitat de Lleida, 2010.

[40] Busqueta, 1996.

[41] Durante estos años la voluntad de colaboración se vuelve, si cabe, mucho más explícita por parte del Ajuntament de Lleida. Otro ejemplo de ello es la firma del protocolo entre el Ayuntamiento y la UdL, en octubre de 1992, para potenciar el crecimiento de la Universidad. En el protocolo el Ayuntamiento se compromete a destinar 100 millones de pesetas anuales de los presupuestos para ayudas a la investigación, infraestructuras y equipamientos de carácter general (Sangenís, 1995).

[42] Datos procedentes de la Memoria del Curso 2008-2009 de la Universitat de Lleida

[43] Sobre el impacto económico de la Universitat de Lleida en la ciudad véase: Enciso et alt., 2010.

[44] Sobre el Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida véase el contenido de la página web: http://www.pcital.com [consultada el 15 de enero de 2011]

[45] Castells, 2000.

[46] Mientras se gestaba en 1984 el Plan Especial del Centro Histórico surgió la idea de crear una “isla de la cultura” en esta parte del primer ensanche que actúa de puerta de entrada al centro histórico. En el Plan se hacía referencia explícita a la creación de los siguientes equipamientos: Museo Diocesano y Comarcal, la Biblioteca Pública y el Archivo Provincial de Lleida.

[47] Bellet y Vilagrasa, 2001.

[48] Bellet y Vilagrasa, 2001.

[49] El Plan Estratégico Corporativo 2006-2012 apunta, de hecho, que uno de los puntos fuertes de la Universitat de Lleida es la calidad de las infraestructuras (edificios y equipamientos) con las que cuenta, así como sus buenas prestaciones. Veáse al respecto: Busqueta, 1996; Miñambres, 2007; Lladonosa, 1995.

[50] El edificio de Magisterio en Camp de Mart (5.225 m2) es adquirido por la Paeria-Ajuntament de Lleida a la Universitat de Lleida en 1999 por 2.204.943 euros. La escritura de compraventa especifica que la Paeria destinará el edificio rehabilitado a equipamientos. Aquel mismo año el Ayuntamiento se compromete con la Universitat de Lleida a ceder un solar en el campus de Cappont para ubicar Ciencias de la Educación. Veáse al respecto: Busqueta, 1996; Miñambres, 2007; Lladonosa, 1995.

[51] El edificio del Roser, en el corazón del Centro Histórico, fue ocupado posteriormente por la Escuela Municipal de Bellas Artes (EMBA), hasta el año 2008, cuando se traslada al área periférica de la Caparrella. Actualmente el edificio del Roser está siendo sometido a un proceso de rehabilitación para acoger el futuro Parador de Turismo.

[52] Bellet y Vilagrasa, 2001.

[53] Después de que se redujera el número de seminaristas a lo largo de los años setenta del siglo XX, el Obispado decide cerrar el edificio en 1978 a los usos para los que se había previsto. En aquellos años se encuentra en fase de redacción el nuevo Plan General Municipal de la ciudad de Lleida y el Ayuntamiento inicia de forma conjunta con la Diputación conversaciones con el Obispado para comprar el edificio, que ya en el Plan General es calificado de equipamiento (Vila Tornos, 2005).

[54] La calificación del edificio del Seminario como equipamiento en el Plan General de Lleida, en su versión inicial en el año 1977, supone además la protección del edificio contra algunas operaciones especulativas que preveían su derrumbe y su substitución por una nueva edificación a principios de los años 70 (Vila Tornos, 2005).

[55] El nuevo edificio del Museo de Lleida, diocesano y comarcal, se encarga en el año 1999 al arquitecto Joan Rodon. El edificio se levanta en los terrenos del antiguo Hogar de Sant Josep, cedidos al Museo por la Diputació de Lleida. Su construcción resuelve una gran operación urbanística y cultural, denominada la isla de la Maternidad, que acoge la Biblioteca Pública, el Archivo Histórico y el Museo. Actualmente se consolida la urbanización de la plaza de la isla de la Maternidad, donde se prevé incluir espacios para espectáculos al aire libre.

[56] Ganau y Paül, 2010.

[57] Gairín, B.; Martí, J. (1998).

[58] La existencia de esta diversidad de instituciones es valorada muy positivamente por el profesorado e investigadores del Campus, ya que permite desarrollar sinergias de interés mutuo. De hecho, el campus, en su conjunto, representa la mayor concentración de profesionales agrarios de Cataluña.

[59] La finca Torre Abizanda se adquiere a finales de los años ochenta, cuando el Ayuntamiento procedió a la compra pactada del suelo anexo al cauce del río para la realización del proceso de canalización que finaliza en 1995.

[60] Porta, 2005.

[61] Ello consta en el expediente de planeamiento urbano redactado para el sector por los arquitectos R. M. Puig y C. Sàez “Campus Universitari Cappont. Desenvolupament sector planejament del marge esquerra” (inèdito) y localizado en el Ayuntamiento de Lleida, p. 2.

[62] Porta, 2005.

[63] El edificio de la Residencia de Estudiantes de Cappont cuenta con 190 apartamentos individuales y 3 dobles, y numerosos servicios comunitarios. Está gestionada por Campus, que actúa en otras universidades españolas.

[64] En el libro Llibre de les biblioteques imaginàries de la Universitat de Lleida, Lleida, Universidad, 1997, se detallan los diversos proyectos que se presentaron al concurso.

[65] La información existente al respecto es pobre y sólo se ha podido documentar a través de un documento de la Oficina para la Promoción de la Universitat de Lleida (s.d), Patrimoni i infrastructura, Lleida, ejemplar policopiado, p. 49 y siguientes.

[66] Michavila, 2004.

[67] Ondategui, 2004; Piqué et al., 2006.

[68] En el arboreto se encontrarán representados todos los biomas que alojan elementos arbóreos, y se recrearán paisajes boscosos característicos de cada uno de ellos. En total se plantarán 1.700 árboles de 225 especies diferentes y 90.000 arbustos de 300 especies.

 

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Ficha bibliográfica:

BELLET SANFELIU, Carmen. La inserción de la universidad en la estructura y forma urbana. El caso de la Universitat de Lleida. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 20 de noviembre de 2011, vol. XV, nº 381. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-381.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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