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Índice de Scripta Nova

Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XVII, núm. 452, 1 de octubre de 2013
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

EL AGRO EN LA URBE. EXPRESIÓN DEL CIRCUITO SUPERIOR DE LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA PAMPEANA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES (ARGENTINA)*

Gabriela Inés Maldonado
Depto. de Geografía – Universidad Nacional de Río Cuarto
CONICET
gimaldonado@hum.unrc.edu.ar

Recibido: 29 de noviembre de 2012. Devuelto para correcciones: 14 de febrero de 2013. Aceptado: 18 de abril de 2013.

El agro en la urbe. Expresión del circuito superior de la producción agropecuaria pampeana en la ciudad de Buenos Aires (Argentina) (Resumen)

La globalización trae consigo la universalización de la racionalidad que orienta una forma de producción, por ende, de uso del territorio. Información, ciencia y técnica se convierten en los elementos centrales del periodo, alineados en pos de la aceleración del proceso de circulación de capital y de acumulación del plusvalor generado. La producción agropecuaria moderna de la región pampeana argentina no es ajena a este proceso. Instaladas en la ciudad de Buenos Aires, las filiales de las empresas transnacionales vinculadas a esta producción se constituyen en el circuito superior de la economía y determinan las pautas de producción en el espacio rural. Acompañadas por una parte del sector científico, tecnológico y académico y por las empresas de consultorías, generalizan una forma de producción, una visión de progreso y un tipo de actor “exitoso” en el marco del nuevo modelo de agronegocios. Lo anterior se ha traducido en el fortalecimiento del circuito superior de la economía y en una nueva división territorial del trabajo.

Palabras claves: uso corporativo del territorio, globalización, Buenos Aires, producción agropecuaria.

Agriculture in city. Expression of superior circuit of pampean agricultural production in Buenos Aires city (Argentine) (Abstract)

Globalization brings the universal rationality that guides a way of production, therefore, the use of territory. Like other activities, in the modern farming of pampean region (Argentine) the information, science and technology have became central elements of period and are aligned towards the acceleration of capital circulation and accumulation of the generated surplus. The subsidiaries of transnational companies linked to agricultural production are settled in the Buenos Aires city. They constitute the superior circuit of the economy and establish the production patterns in rural areas. The transnational companies along with consulting firms, scientific, technological and academic sectors generalized a way of production, a vision of progress and a type of "successful" actor under the new model of agribusiness. In this process, the superior circuit of economy is strengthened and a new territorial division of labor is generated.

Key Words: corporate use of territory, globalization, Buenos Aires, agricultural production.


Circuitos económicos, división territorial del trabajo y uso corporativo del territorio

Cada periodo histórico puede ser pensado como una nueva o re-significada articulación entre formas de hacer y de ser, de técnicas, acciones, objetos y normas. El periodo actual expone más que nunca la importancia de algunos factores esenciales para el incremento de la velocidad de rotación del capital: ciencia, tecnología e información, puestas al servicio de las firmas globales, se constituyen en los elementos claves de la nueva división territorial del trabajo[1] que crea una jerarquía entre lugares y redefine, a cada momento, la capacidad de acción de las personas, de las firmas y de las instituciones[2].

Los diversos mecanismos generados y promovidos por los actores globales, representados fundamentalmente por empresas transnacionales vinculadas a la producción y finanzas, tienen por objetivo potenciar la generación y apropiación de plusvalía, producto de la extracción de recursos, “a partir de una estrategia geográfica selectiva, o sea invirtiendo sólo en aquellas regiones que le ofrecen las mejores condiciones”[3]. Harvey[4] utiliza el término acumulación flexible para explicar el comportamiento actual del capital que se despliega en búsqueda de mercados especializados, desarrollando un proceso de descentralización que involucra la dispersión espacial de la producción, la retirada del Estado-nación de las políticas intervencionistas unida a la liberalización y privatización de la producción en general y de la provisión de servicios. El proceso de internacionalización del capital aparece como la solución para sostener su reproducción ampliada, acompañado del incremento de la escala de producción[5], de la concentración vertical, de la naturaleza multifuncional de las corporaciones, de la capacidad para multiplicar los lugares donde se asientan y del poder para ejercer presión económica y política[6]. Bisang y Gutman[7] sostienen que para el caso de los países integrantes del Mercosur, la “secuencia causal tras esa dinámica […] se sintetiza así: i) los países del Mercosur han redefinido parcialmente su patrón de especialización para orientarlo hacia un conjunto de actividades fuertemente competitivas, basadas en recursos naturales; ii) la expansión productiva estuvo sustentada por la adopción (con mínima adaptación local) de paquetes tecnológicos originados en el exterior, en el marco de los procesos asociados a la globalización de nuevos paradigmas productivos; iii) estos elementos se potenciaron a partir de una creciente tendencia a operar sobre la base de tramas productivas y de la generación de competitividades sistémicas”. Simultáneamente, se instala un discurso de progreso que responde a modelos de desarrollo que, en nombre del crecimiento productivo y económico, introducen, multiplican y/o reproducen relaciones sociales desiguales.

En este contexto, tal como sostienen diversos autores[8], el ámbito agropecuario de la región pampeana argentina[9] absorbe la llegada de sistemas complejos, que traen consigo un conjunto de técnicas, información y normas para la producción[10] -semillas transgénicas, siembra directa, agroquímicos, geoposicionamiento satelital, seguros agropecuarios multirriesgo, producción y venta de datos edafológicos y meteorológicos, entre otros- que cambian las relaciones de poder entre los actores y, por consiguiente, la forma en que el territorio es usado. “Las áreas globalizadas, tanto agrícolas como industriales y de servicios, se caracterizan por la existencia de infraestructura moderna y mano de obra calificada y, por lo tanto, por su inserción en una cadena productiva global, por las relaciones distantes y frecuentemente extranjeras que crean y también por su lógica extrovertida. Como esas demandas son erráticas y aceleradas, el territorio revela una dinámica imprevisible y alienada, toda vez que no precisa tener correspondencia con los intereses de la sociedad local o nacional”[11].

La relación entre los vectores determinantes del periodo y la intensidad de capital y trabajo se puede pensar, analíticamente, desde la propuesta realizada por Santos[12], quien sostiene que la forma en que el territorio es usado se pronuncia esencialmente a través de dos circuitos económicos:

a) el circuito superior, ámbito por excelencia de las verticalidades, actualmente productor y portante de los contenidos técnicos, científicos, informacionales y financieros propios del funcionamiento hegemónico de la economía internacional y representado por bancos, comercios, servicios e industrias que no sólo incorporan sino que también generan y promueven los determinantes del periodo. Este circuito posee una porción marginal, que corresponde a aquellos sectores y actores que de forma complementaria pero subordinada se relacionan a él;

b) el circuito inferior, representado por las formas de producción no intensivas en técnica, ciencia e información, que generan bajas ganancias y en donde la variable relativa a la contigüidad espacial adquiere especial relevancia.

En el circuito superior, el conocimiento y la información terminan por convertirse en los insumos por excelencia de las nuevas formas de producción. Según Sassen[13], hay dos tipos de información: uno es el dato, que puede ser complejo pero es un conocimiento estándar: el nivel al cual cierra la bolsa de valores, la privatización de una empresa pública, la quiebra de un banco; otro tipo de información proviene de la capacidad de interpretar y evaluar situaciones a través de la articulación de una serie de datos con la intención de producir información de mayor jerarquía que posicione a los interesados en una situación mejor. “El acceso al primer tipo de información es ahora global e inmediato […] Pero es el segundo tipo de información el que requiere de una complicada mixtura de elementos -la “infraestructura social” para la conectividad global- que le otorga a los principales centros financieros un liderazgo de punta”[14]. Así, la información, insumo esencial de las nuevas formas de producción de plusvalor, induce a un pensamiento único y normalizado en función de los estándares establecidos a nivel global. Las grandes ciudades cumplen “funciones de dirección, gestión, coordinación y control de las principales estructuras empresariales globalizadas (conglomerados económicos y financieros, empresas multinacionales, grandes empresas oligopólicas), incluyendo múltiples nodos de firmas globales”[15]. Es en estas ciudades donde se asientan las filiales de las empresas transnacionales (actores claves del circuito superior) que comandan la forma de producción agropecuaria y que establecen una red densa de contenidos informacionales a través de los cuales se transmiten las pautas de producción que son funcionales al sistema de acumulación.

En trabajos anteriores se ha puesto énfasis en la relación existente entre el patrón general de producción agropecuaria moderna y la construcción de vulnerabilidad socio-territorial en distintos sectores de la región pampeana argentina[16], específicamente del sur de la provincia de Córdoba. En estos trabajos se han reconocido y documentado en la actualidad procesos tales como: concentración de la explotación económica del suelo con la consecuente disminución del número de explotaciones agropecuarias; ampliación de la frontera agraria mediante, por un lado, procesos de desmonte (tanto en provincias extra-pampeanas como en áreas pampeanas marginales) y, por otro lado, remplazo de producciones regionales; remplazo de otros cereales u oleaginosas que se cultivaban en la región pampeana; disminución de la superficie destinada a la actividad ganadera; pérdida de diversidad productiva; aplicación de paquetes tecnológicos provistos por empresas transnacionales que involucran siembra directa, semillas transgénicas y agroquímicos asociados; dependencia de insumos provistos por las empresas transnacionales; aumento de conflictividad social a causa del impacto generado por la aplicación de agroquímicos y la expansión del sistema moderno de producción[17]; creciente protagonismo de formas financieras de asociación en el sector; disminución de la población económicamente activa rural en las explotaciones agropecuarias y pueblos rurales[18]; transformación del vínculo tradicional entre los pueblos rurales concentrados o pequeños centros urbanos y el ámbito rural; tendencia tanto al decrecimiento de las poblaciones rurales concentradas como a la desaparición de la población rural dispersa; emergencia de nuevas figuras en el sector y cambio de rol de actores tradicionales[19], entre otros.

Sin embargo, los vínculos reconocidos que se materializan en el ámbito rural constituyen una parte de la división territorial del trabajo y responden a una racionalidad que tiene origen, inicialmente, en las casas matrices de las empresas transnacionales ubicadas en países centrales, y luego, en sus filiales ubicadas en las grandes metrópolis de los países periféricos[20]. En base a lo anterior, para avanzar en la comprensión integral de lo que acontece en el ámbito rural, es necesario analizar la forma de expresión de las actividades que involucran la producción agropecuaria en el ámbito urbano. En este trabajo, sobre la base de la teoría de los circuitos económicos, se analiza el circuito superior, representado por las empresas transnacionales, bancos y proveedoras de servicios más capitalizadas, y el circuito superior marginal, constituido por las empresas proveedoras de servicios y consultoras en general, con menor grado de capitalización, que representan el eslabón más débil del circuito superior. Asimismo, se avanza con el análisis del discurso científico y académico que acompaña la racionalidad establecida en el marco de este sistema de producción agropecuaria y la instauración de un lenguaje común asociado enfoques catastrofistas y neomalthusianos.


Circuito superior y producción agropecuaria

La productividad de los suelos de la región pampeana y la coyuntura favorable de los commodities agrícolas en el mercado exterior, tanto por la demanda de alimentos como por la emergencia de los biocombustibles, generan una enorme masa de renta diferencial que ha convertido al campo en un sector atractivo para la inversión de capitales provenientes de otras actividades y en un espacio propicio para la especulación financiera.

Santos[21] denomina agricultura científica a la forma actual de producción agropecuaria. Ésta se caracteriza por la importante y creciente participación de insumos agropecuarios artificiales de origen industrial que participan en el proceso de producción. La actividad agropecuaria pasa a ser un emprendimiento totalmente asociado a la racionalidad del periodo técnico-científico-informacional[22], presentando las mismas posibilidades que otras actividades para la aplicación del capital y para la obtención de alta plusvalía. Por eso, donde se expande la agricultura científica, el medio natural y el medio técnico son rápidamente sustituidos por el medio técnico-científico-informacional, aumentando tanto la proporción de la naturaleza social sobre la natural como la racionalización del espacio agrario[23].

En este marco, se verifica una tendencia al incremento de la productividad por la incorporación de datos dirigidos a aumentar el rendimiento de la tierra. Asimismo, el “sistema de producción impulsado por el modelo de ruralidad globalizada supuso una nueva organización social del trabajo: hacia adentro de las explotaciones, rediseñando la empresa familiar para convertirla en una empresa-red, y hacia fuera del espacio agropecuario, modificando la relación entre los componentes de la cadena de valor de cada producto […] en vistas de su integración en una trama agroindustrial más extendida y globalizada”[24].

Las firmas globales vinculadas a la producción agropecuaria articulan el circuito superior de forma vertical (integración de sistemas productivos desde la generación de la materia prima hasta su comercialización) y horizontal (expansión territorial de una forma de uso del territorio), a fin de incrementar la acumulación de capital. Así, en el proceso de producción, se asocian: firmas globales que producen insumos agropecuarios (semillas transgénicas, fertilizantes y biocidas) y promueven, subsidian o generan el desarrollo científico y tecnológico necesario para la fabricación de tales insumos; universidades, en su mayoría nacionales, que realizan convenios de investigación con empresas transnacionales para el desarrollo de nuevos insumos; firmas globales y nacionales que fabrican maquinaria agrícola y sus repuestos; sistemas de consultoría y servicios técnicos para las distintas etapas del proceso de producción, especializados en el modelo vigente; empresas de acopio y comercialización de granos, entre otros. El capital financiero, que pasa a ocupar un lugar preponderante entre los factores de producción, juega un triple rol: por un lado, ofrece financiamiento como estrategia de introducción y avance de la nueva lógica de producción, ya sea a través de las mismas empresas proveedoras de servicios e insumos o a través del sistema bancario; por otro lado, ofrece un sistema de seguros agropecuarios con diversas coberturas que minimizan las potenciales pérdidas económicas ante la manifestación de algún evento que afecte negativamente la producción; y, por último, crea y promueve nuevas figuras asociativas (pools de siembra, fondos de inversión, fideicomisos) para la producción agropecuaria que adquieren especial relevancia en el sector.

Sassen[25] sostiene que lo global requiere inevitablemente de un conjunto de negociaciones entre lo internacional y el Estado Nacional. El Estado emerge no como una simple víctima de la globalización, sino como el participante número uno ya que se convierte en el sitio para algunas de las operaciones que son necesarias para el sistema económico global y produce los instrumentos requeridos para que éste funcione. Denomina a este proceso desnacionalización de lo nacional. En ese sentido, la evolución del sistema productivo agropecuario argentino se explica también desde el papel que ha ejercido el Estado en sus diversas escalas en la introducción y despliegue de los vectores predominantes del periodo.

Así, la política económica argentina se orientó hacia un modelo de crecimiento adaptativo a impulsos exógenos, inducidos por los cambios producidos por el desarrollo de las economías extranjeras[26]. La implantación del modelo neoliberal desde la década del ‘70 se caracterizó por el uso del excedente económico generado por la actividad industrial de la etapa anterior (impulsada por la industrialización sustitutiva de importaciones, de 1930 a 1976), y por la confiscación de la renta de los servicios públicos y de los recursos naturales[27].

Bajo este contexto, el papel del Estado se ha limitado a resguardar la llamada libertad de mercado, estableciendo las normas políticas necesarias que han habilitado y habilitan la forma de uso del territorio agropecuario pampeano vigente en la actualidad. Así, en un esfuerzo por situar interpretativamente el proceso de transformación iniciado en 1976, Azcuy Ameghino[28] y, desde la crítica intrínseca al neoliberalismo, Gómez[29] enumeran las medidas implementadas bajo los supuestos neoliberales que luego repercutieron en el agro pampeano. Ellas son:

A lo anterior debe añadirse la autorización para la introducción de semillas de soja RR que fue realizada en el año 1996, por Resolución Administrativa de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Acuicultura, durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999).

Todo lo expuesto se materializa en una división territorial del trabajo en la cual, de forma cooperativa, distintos espacios articulan los procesos y etapas de producción: Buenos Aires -como se mostrará más adelante- es sede de las filiales de empresas transnacionales vinculadas a la producción agropecuaria que cumplen, esencialmente, funciones de gestión; la región metropolitana de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y algunas ciudades intermedias de la región pampeana albergan las plantas industriales de estas empresas; Córdoba históricamente ha sido la sede de la producción de maquinarias agrícolas; los puertos de Buenos Aires, Rosario y Quequén componen las bases para la exportación de los commodities agrícolas; y la Bolsa de Comercio de Rosario es el referente nacional del mercado agrario.

Un eslabón decisivo en la estructuración del modelo de producción agropecuario vigente son las firmas transnacionales que producen y comercializan los insumos y servicios necesarios para el desarrollo de la actividad. La creciente integración con el ámbito urbano de actividades que generan insumos y productos agropecuarios terminan fortaleciendo el circuito superior[30]. El uso corporativo del territorio[31] en el ámbito rural es gobernado por la capacidad de control que deriva de este circuito. A su vez, el espacio urbano se constituye en la matriz que recibe y articula las variables determinantes del periodo -técnica, ciencia, información y finanzas-. “Aquí es cuando las ciudades globales entran en escena. Ellas no son lugares donde se producen commodities pero son los lugares donde se inventan los mercados de commodities a futuro”[32]. En definitiva, es en el espacio urbano donde:


Firmas globales vinculadas a la producción agropecuaria

Romero[33] realiza un interesante estudio sobre la presencia del capital extranjero en el sistema agroalimentario pampeano. Para abordar el estudio analiza los distintos eslabones de este sistema, distinguiendo: la industria de maquinarias agrícolas, la agroindustria de insumos, la agroindustria de transformación y el sistema de comercialización. En su estudio concluye que es notable “el predominio del capital foráneo en los principales rubros del sistema agroalimentario pampeano. En valores aproximados la participación hacia la fecha, es: el 85% de las ventas en el mercado de tractores y cosechadoras; el 92% de las exportaciones de granos, oleaginosas, aceites y harinas […]; y un marcado liderazgo en la producción de fertilizantes, biocidas, semillas y lácteos. Solamente en la producción y comercialización de sembradoras, implementos y producción de harinas los capitales locales aún ejercen predominancia; aunque la participación de empresas extranjeras se ha incrementado desde la década de los noventa”[34]. Al respecto, Bisang y Gutman afirman que en el Mercosur y en “el marco de la afluencia de inversiones externas a estos países, en la década de 1990 ingresaron a ellos o ampliaron considerablemente sus actividades casi todos los oferentes mundiales de semillas (Monsanto, Bayer Agrocop, Science, Syngenta, Hoescht, Cargill, Nidera, Ishiaram Doe Chemical, ICI, Bunge, Novo Hydro, [entre otros])”[35].

Con base en lo expresado, se observa que las principales firmas globales que controlan los distintos eslabones productivos de la actividad agropecuaria tienen su filial en la ciudad de Buenos Aires. En el cuadro 1 se presenta un listado de estas empresas, donde se detalla el origen del capital, los tipos de productos que ofrecen y las provincias en las que tienen presencia a través de sucursales o concesionarias.


Cuadro 1.
Empresas transnacionales vinculadas al sector agropecuario con filial en la ciudad de Buenos Aires (Argentina)
[36]

Empresa

Origen
del capital

Sector de la producción

Productos

Sucursales/Concesionarias
en el país (provincias)

AGCO

Estados Unidos

Maquinaria agrícola

AGCO Parts: provisión de repuestos originales.
AGCO Service: información necesaria para la maquinaria.
AGCO Finance: productos y servicios financieros

Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Salta, San Juan, Santa Fe, Río Negro, Tucumán

BASF

Alemania

Insumos agropecuarios y sistemas de producción

Sistemas de producción que combinan la tecnología en semillas con las soluciones en herbicidas para maíz, trigo, girasol y arroz

Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Salta, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán

Bunge

Holanda

Insumos agropecuarios y servicios

Comercialización y acopio de granos; harina de soja y cártamo; pellets de soja, maní y girasol; aceite de soja, girasol, maní y cártamo; servicios de logística para el transporte de granos; fertilizantes; asesoramiento técnico

Buenos Aires, Córdoba, Salta, Santa Fe, Tucumán

Ceva

Francia

Productos para la sanidad animal

Vacunas, equipos de vacunación, medicamentos, desinfectantes, tratamiento antibiótico, control de la reproducción, parasiticidas

Buenos Aires

Dupont

Estados Unidos

Insumos agropecuarios

Agroquímicos: herbicidas, fungicidas, insecticidas, fertilizantes.
Semillas: maíz, girasol, sorgo, trigo, soja

Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luís, Santa Fe, Tucumán

f2l fertilizantes (Thermphos International BV)

Holanda

Insumos agropecuarios

Fertilizantes

Buenos Aires

John Deere

Estados Unidos

Maquinaria agrícola

Tractores, cosechadoras, sembradoras, equipos de forraje, pulverizadoras. Productos para la agricultura de precisión

Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Misiones, Salta, San Juan, Santa Fe, Río Negro, Tucumán

Monsanto Technology LLC

Estados Unidos

Insumos agropecuarios y servicios

Semillas convencionales y biotecnológicas. Organización de eventos. Protección de cultivos

Buenos Aires, Córdoba, Mendoza

New Holland Agriculture

Estados Unidos

Maquinaria agrícola

Tractores, cosechadoras, picadoras de forraje

Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Salta, San Juan, Santa Fe, Río Negro, Tucumán

Nidera

Holanda

Insumos agropecuarios y servicios

Agroquímicos: herbicidas, fungicidas, insecticidas y aditivos.
Semillas, nutrientes, aceites refinados. Agroexportación: originación, almacenaje, producción, acondicionamiento, procesamiento y exportación de productos primarios y derivados de los cereales y oleaginosas.
Líneas de créditos a Pymes

Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Santa Fe

Summit Agro

Japón

Insumos agropecuarios

Acaricida, fitoregulador, fungicidas, herbicidas, insecticidas, tratamiento de semillas

Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Río Negro, Salta, Santa Fe, Tucumán

Syngenta

Suiza

Insumos agropecuarios y servicios

Agroquímicos: herbicidas, insecticidas, fungicidas, curasemillas.
Semillas: maíz, girasol, soja, sorgo, hortalizas.
Servicio de consultas técnicas.
Seguro de resiembra

S/D

Dow Semillas

Estados Unidos

Insumos agropecuarios

Agroquímicos: biocidas.
Semillas: girasol, maíz y sorgo

Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán

Fuente: elaboración propia en base a información obtenida entre marzo de 2011 y junio de 2012 en suplementos Clarín Rural, La Nación Campo y páginas web de las empresas.

 

Todas las empresas tienen su origen en países desarrollados, aunque en la actualidad se componen de una compleja trama de firmas y accionistas, producto de fusiones y adquisiciones, que redunda en la construcción de oligopolios de la producción. Se instalaron en el país, en general, en la primera mitad del siglo XX. En las décadas de 1980 y 1990 centralizaron su accionar (incorporaron áreas vinculadas) en los agronegocios y en la producción de agroquímicos y semillas genéticamente modificadas. Algunas empresas con capital de origen nacional como Don Mario Semillas, La Tijereta y Agrofina, que nacen en la década de 1990 y también tienen oficinas de gestión en la ciudad de Buenos Aires, no sólo representan puentes por donde se canalizan los productos de las firmas internacionales sino que, además, se impregnan de las estrategias globales de marketing y comercialización y terminan por adquirir un rol de significativa importancia en el sector.

Cada empresa posee una lógica internacional fundada en las reglas de competitividad derivadas de los productos que producen y comercializan. Es también a partir de esas reglas que buscan, en cada territorio nacional, la localización más conveniente[37]. Todas las empresas mencionadas despliegan su accionar no sólo en el ámbito pampeano sino también en aquellos espacios en donde se producen commodities bajo la misma racionalidad global. Su presencia se materializa tanto por la expansión de la frontera agraria, que involucra el avance de cultivos propios de la región pampeana sobre áreas históricamente vinculadas a las economías regionales (por ejemplo, algunos sectores en las provincias de Chaco, Santiago del Estero y Salta), como por la introducción de la lógica global en la producción de cultivos regionales (cítricos, caña de azúcar, tabaco, algodón, entre otros), evidenciando un verdadero uso corporativo del territorio. “La sociedad anónima multinacional, con su capacidad para mover capital y tecnología rápidamente de un lugar a otro, de aprovechar diferentes recursos, mercados de trabajo y de consumo, y oportunidades de beneficio y al mismo tiempo para organizar su propia división territorial del trabajo, deriva buena parte de su poder de la capacidad de controlar el espacio y usar las diferencias geográficas de una manera que no estaba al alcance de la empresa familiar”[38]. Sin embargo, esta lógica de producción avanza detrás de un proceso de legitimación científica y política de la misma, por lo que las divisiones territoriales del trabajo particulares que genera son confundidas con la geografía de los países, pues la microeconomía de las grandes empresas se enmascara en los discursos y acciones como si fuese la macroeconomía de la nación[39].

En un intenso proceso de integración vertical, las firmas globales producen y ofrecen una gran variedad de productos que involucran, en muchos casos, la totalidad del proceso productivo. Empresas como Bunge, Monsanto, Nidera y Syngenta producen y proveen no sólo semillas y agroquímicos sino que éstos, en tanto objetos técnicos cargados de información, se comercializan como sistemas de producción que involucran todos los insumos y que se ofrecen junto a servicios de financiación, asesoramiento y seguros agropecuarios.

El avance de este sistema de producción agropecuaria se apoya en la construcción de una visión de mundo que potencia la creación de escasez tanto en el presente como en el futuro. Así, las empresas promueven una visión del mundo de corte neomalthusiano, que relaciona el incremento “drástico” de la población con la necesidad de provisión de alimentos. Dicha cosmovisión trae consigo un discurso que se sustenta en la promulgación de un modelo de agricultura sustentable, ecoeficiente, seguro y saludable. A su vez, a través de diversos programas vinculados al área de Responsabilidad Social promueven vínculos sociales que se apoyan en la promoción científica y académica y que reproducen el discurso de sustentabilidad ambiental y social (cuadro 2).

 

Cuadro 2.
Discurso de las firmas globales en relación con su visión del mundo, vínculo con el ambiente y compromiso social

Empresa

Visión del mundo

Responsabilidad “ambiental”

Responsabilidad social

BASF

"La demanda de alimentos continúa aumentando en todo el mundo a causa del drástico aumento de la población, la disminución en la relación entre la tierra cultivable y la población, el incremento en el precio del petróleo…”

"Encontrar respuestas a desafíos globales como la protección del clima, la eficiencia energética, la nutrición y la movilidad"

"Premios TOP Ciencia. El objetivo […] es incentivar y otorgar reconocimiento a la tarea de quienes trabajan día a día para sumar conocimientos al sector agropecuario" "Representa el compromiso de BASF con el desarrollo de innovaciones y tecnologías cada vez más sustentables para asegurar a los agricultores más productividad y competitividad"

BUNGE

S/D

"Desarrollamos una cultura que alienta la asunción de responsabilidades personales en pro de la salud, la seguridad y la preservación del medio ambiente…”

Premio Bunge a la Excelencia Académica 2011. Objetivos: estimular la generación de herramientas de inversión social que potencien el desarrollo de las comunidades; contribuir con la tasa de retención de los estudiantes; estimular el sostenimiento y mejora del rendimiento académico

Dupont

"Poseemos un criterio de trabajo enfocado en la innovación entendiéndola como la adaptación constante a los desafíos del medio"

Enuncia ser "la más dinámica compañía de ciencia, creando soluciones sustentables, esenciales para un mundo mejor, más seguro y saludable"

Programa de Responsabilidad Social "Un vecino que Suma". Objetivo: compartir los valores corporativos de DuPont Agro referidos a la ética, el respeto por las personas y el medio ambiente. Está dirigido a las escuelas y fue creado para mejorar las condiciones de educación en las comunidades, cooperando con actividades que contribuyan a la sustentabilidad de los sistemas productivos agrícolas de los que son protagonistas

Monsanto

"Miles de millones de personas dependen de lo que hacen los agricultores. Y miles de millones más lo harán en el futuro. En las próximas décadas, los agricultores deberán cultivar la misma cantidad de alimentos que en los últimos 10.000 años juntos"

"Producir más. Conservar más. Mejorar la calidad de vida. De eso se trata la agricultura sustentable y esa es la esencia de Monsanto." "El desafío: satisfacer las necesidades actuales y preservar el planeta para el futuro"

"Monsanto Argentina cree firmemente que su responsabilidad es devolver a la sociedad parte de lo que esta le brinda a diario. Para ello, año tras año, la compañía implementa programas de Responsabilidad Social con el objetivo de alentar el desarrollo de las comunidades agropecuarias postergadas, en tres áreas de acción: Educación, Salud/Nutrición y Cuidado del Medio Ambiente"

Nidera

"En un mundo en constante crecimiento, el requerimiento de alimentos es cada vez mayor"

"En Nidera creemos en que satisfacer las necesidades de las actuales generaciones sin comprometer la de las futuras es posible." "Nidera lleva a cabo sus actividades de una manera socialmente responsable con la mirada puesta en el desarrollo sustentable del sector agropecuario argentino"

"Transferimos conocimientos a escuelas agrotécnicas y asesoramos a técnicos agropecuarios para promover un continuo círculo virtuoso. Capacitamos a productores y distribuidores sobre temas relacionados a una producción sustentable"

Syngenta

"Según las previsiones, la escasez de agua, energía y tierra definirán la producción de alimentos en las próximas décadas. Pero en algunas regiones, la demanda por alimentos ya ha sobrepasado a la oferta. Se espera que para el 2050, con una población cercana a los 9 mil millones de habitantes, más de mil millones sufran la falta de alimentos"

"Como empresa líder comprometida con una agricultura sustentable, tenemos la responsabilidad de proteger el medio ambiente y la salud y seguridad de nuestros colaboradores y las comunidades en las que operamos, tal como lo expresa nuestra Política de Salud, Seguridad, y Medio Ambiente"

Programa de voluntariado “Cultivando Solidaridad”. Objetivo: realizar acciones concretas que mitiguen las diferencias sociales profundizadas durante la crisis del año 2001. Con el propósito de ayudar a las comunidades rurales a mejorar su calidad de vida, los valores que impulsan a los colaboradores a trabajar voluntariamente son la solidaridad, la equidad, el compromiso y la conciencia colectiva

Fuente: elaboración propia en base a información disponible en las páginas web de las empresas relevada entre febrero y junio de 2012.

 

La introducción de la racionalidad global rastrea y amalgama todos los intersticios para asegurarse la captación absoluta de los espacios propicios para su desarrollo. Gras y Hernández[40] presentan como caso emblemático las estrategias desarrolladas por Monsanto: “Además del financiamiento del paquete, las empresas con políticas comerciales más agresivas completaron su acción con un tipo de implantación en el mercado semillero local conocido como ‘club-red’. El caso de Monsanto es bastante arquetípico: cooptación de líderes zonales, promoción de grupos de formación y debate (generalmente a cargo de ingenieros contratados por la multinacional), producción de material pedagógico (videos, panfletos, boletines, etc.) para distribuir en las asociaciones y cooperativas locales, esponsoreo [patrocinio] de eventos sociales, de congresos de asociaciones técnicas del sector, de programas nacionales, etc.”[41].

Junto a las firmas globales vinculadas a la producción agropecuaria, el sistema bancario constituye otro conjunto de actores claves del circuito superior. En su articulación con el ámbito agropecuario despliega dos estrategias esenciales. Por un lado, ofrece diversas líneas de financiamiento para la adquisición de insumos y maquinarias en general. Por otro lado, comercializa seguros agropecuarios con distintos tipos de cobertura.

Con respecto a los seguros agropecuarios, tanto las provincias como el Estado Nacional generan un marco normativo que promueve su implementación. En este sentido, la Oficina de Riesgo Agropecuario, dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, tiene como objetivo “desarrollar, analizar y difundir herramientas de evaluación y reducción del riesgo agropecuario desde una perspectiva integral, contribuyendo a generar el marco adecuado para la ampliación y diversificación de los mercados de seguros e instrumentos de cobertura para el sector agropecuario y forestal”[42]. En la ciudad de Buenos Aires existen alrededor 23 empresas bancarias o financieras que ofrecen seguros agropecuarios (sin considerar los que venden las firmas globales mencionadas en el cuadro 1). La variedad de seguros reviste un amplio espectro en función del tipo de evento peligroso, el área a cubrir, los beneficios a obtener, las características del productor, entre otros. Sin embargo los seguros agropecuarios más difundidos entre los productores son los que involucran la cobertura sobre los daños por granizo y los multirriesgo (estos últimos en productores con mayor escala de producción).


Ciencia, Técnica y Estandarización

El despliegue e introducción de las variables técnicas, científicas e informacionales fue posible gracias a la expansión de normas y estándares de producción, determinados por las firmas globales y apoyados en desarrollos científicos y técnicos. Así, un sector del ámbito científico no sólo legitima el discurso global sino que construye los mecanismos tecnológicos necesarios para asegurar la dispersión de los sistemas técnicos, enmarcados en procesos de internacionalización de las normas de estandarización[43]. Así, por ejemplo, la totalidad de las firmas globales mencionadas en este trabajo reproducen frases como[44]: “El Sistema de Gestión de Salud, Seguridad y Medio Ambiente comprende los estándares para garantizar la implementación exitosa de la Política”; “Invertimos alrededor de U$S 1.000 millones por año en Investigación y Desarrollo”; “El reconocimiento de la Propiedad Intelectual en biotecnología es el único activo que recibe el obtentor una vez finalizado el desarrollo del producto, por ello la necesidad de reconocer el derecho de los innovadores, permitiendo generar y sostener un círculo virtuoso entre la sociedad, el obtentor y el productor”; “Respetamos las normas y leyes vigentes e implementamos métodos de producción regidos por pautas de calidad establecidas por la Organización Internacional de Estandarización (ISO) y otras entidades nacionales e internacionales, incorporando así mejores tecnologías y procesos de producción que apunten a la ecoeficiencia”, entre otros.

Los avances biotecnológicos alcanzados por las empresas que, tal como denuncia Shiva[45], muchas veces han involucrado la captación del conocimiento histórico de comunidades agrarias locales, se privatizan mediante un proceso de generación de patentes. Para garantizar el éxito de la acumulación de ganancias devenida de la privatización del conocimiento, es necesario la construcción de un marco normativo nacional que habilite la introducción de los objetos técnicos creados y el reconocimiento del derecho internacional que promueve la protección de la propiedad intelectual de tales innovaciones. Lo anterior se materializa en el pago regalías que se abonan a las empresas en calidad de pago de patente[46].

Santos[47] sostiene que los “sistemas técnicos actuales están formados por objetos dotados de una especialización extrema. Esto es especialmente válido para los objetos que participan de los sistemas hegemónicos, es decir, aquellos sistemas que son creados para responder a las necesidades de realización de las acciones hegemónicas dentro de una sociedad”. Un ejemplo emblemático lo constituye la variedad de semillas modificadas que se fabrican para adaptarse a los distintos ambientes. Así, por ejemplo, Nidera ofrece 22 variedades de semillas de soja, 13 de semillas de maíz, 11 de semillas de girasol, 5 de semilla de sorgo y 12 de semillas de trigo. Syngenta ofrece una variedad de 13 semillas de soja, 12 de maíz, 13 de girasol y 5 de sorgo. Cada tipo de semilla posee características de adaptación distintas, para el caso de Nidera: la semillas de soja NS8282 poseen adaptación a fechas intermedias y tardías; las NS 4611 poseen amplia adaptación a la región Central y excelente perfil sanitario; las semillas NS 7211 alta respuesta a mayor tecnología; las semillas NS 6002 están adaptadas a ambientes de alta fertilidad y son recomendadas para la región Central y Litoral, entre otros.

Con los productos agroquímicos sucede lo mismo. Se crean productos adaptados a suelos, malezas, plagas y condiciones particulares. A su vez existe un ajuste directo entre las semillas modificadas y los productos agroquímicos ofrecidos[48]. El ejemplo más tradicional lo constituye la semilla de soja RR, resistente a Roundup, es decir a la aplicación de glifosato, herbicida no selectivo. Pero no es el único caso, Monsanto entre sus marcas de agroquímicos ofrece el herbicida Guardian, desarrollado para maximizar rendimientos de cultivos de maíz; el herbicida Harness, selectivo para soja, girasol y maní; el herbicida Latitude, desarrollado para aplicaciones en pos-emergencia de soja, algodón, papa, poroto, entre otros. El sistema Clearfield ofrecido por BASF se basa en el mismo principio de compatibilidad directa.

Por lo anterior, Daniels[49] y Gallouj y Savona[50] sostienen que la clásica distinción entre bienes y servicios se torna cada vez más difusa puesto que, de forma creciente, los productos comercializados incluyen a ambos. Hoy la producción de bienes involucra: investigación y desarrollo, marketing, publicidad y diseño. Así, los objetos técnicos, sostenidos por la ciencia y la información, se articulan en una especie de simbiosis perfecta que potencia su capacidad de producción y respuesta a los intereses de la racionalidad hegemónica.


Servicios especializados y consultorías: expresión del circuito económico superior marginal

La globalización crea un nuevo circuito superior marginal, orientado a codificar y decodificar los objetos y normas necesarias para el modo de producción vigente[51]. Así nacen oficinas y empresas que prestan servicios a otras empresas o al poder público y que se desenvuelven como interlocutores y mediadores entre los contenidos científicos, técnicos e informacionales del periodo y los productores agropecuarios. Por lo tanto, el circuito superior marginal se encuentra representado por aquellos actores que son capaces de dialogar con los datos del periodo sin que por ello dejen de ser vulnerables[52].

Con sede en las metrópolis, las consultoras rurales ofrecen servicios de administración integral de los establecimientos agropecuarios. Crecientemente el mundo rural se ve desprovisto de su propio know-how técnico y organizacional, pues es obligado a aceptar equipamientos y normas de producción de las grandes sociedades de la alimentación[53]. Como expresión de la rigidez de los objetos técnicos actuales, las pautas de acción en el proceso de producción tienden a ser estandarizadas. Al respecto Grosso y Albaladejo[54] sostienen que se avanza de un modelo de gestión “de lo complejo” hacia uno de gestión “de lo complicado”: si “la gestión de lo complejo se acerca más a los procesos (biológicos y sociales) involucrados en la actividad agropecuaria, lo complicado es fuertemente demandante del establecimiento de protocolos y de procedimientos. Por eso, estos nuevos agricultores tienen la impresión de manejar “más conocimientos” que los otros, aunque son en realidad otros tipos de conocimientos, más formales y menos localizados. […] esta nueva agricultura requiere de una mayor calificación, o sea, de cualidades y de conocimientos estandarizados; sin embargo, necesita de menos competencia, es decir, de cualidades personales y conocimientos producidos en la acción”[55]. Es por esto que las actividades productoras de servicios diversos para la producción agropecuaria adquieren especial relevancia en el marco de la agricultura científica, siendo las consultoras agropecuarias un referente clave.

Siguiendo a Bernardes[56], las actividades productoras de información y servicios involucran:

Gallouj y Weinstein (1997) y Gallouj y Savona (2009) sostienen que el desarrollo de actividades vinculadas a los servicios, como las detalladas con anterioridad, adquieren un peso creciente en las economías nacionales y son espacios propicios para la generación de innovaciones de diverso tipo.

En la ciudad de Buenos Aires se contabilizaron más de 650 empresas que ofrecen servicios al sector agropecuario. En la figura 1 se muestra la localización, en dicha ciudad, de 150 de estas consultoras y prestadoras de servicios, de las cuales se pudo obtener la dirección precisa y confiable, junto a la ubicación de las compañías financieras o bancos proveedores de seguros agropecuarios[57] y de las filiales centrales de las empresas transnacionales mencionadas con anterioridad. Es notable la concentración de la localización de las empresas de servicios agropecuarios, en primer lugar, en micro-centro y alrededores (principalmente los barrios Retiro, San Nicolás y Montserrat), y en menor medida, sobre la Avenida del Libertador en los barrios de Recoleta, Palermo, Belgrano y Nuñez. Lo anterior tiene su correlato con la localización tanto de las filiales de las empresas transnacionales como de las compañías aseguradoras, expresando verdaderos sistemas de economías de aglomeración en la metrópolis.

 

Figura 1. Localización en la ciudad de Buenos Aires (Argentina) de las filiales de empresas transnacionales, de empresas proveedoras de servicios vinculados a la producción agropecuaria y de compañías financieras y bancos que ofrecen seguros agropecuarios.
Fuente: elaboración propia.

 

Los sectores donde se concentran las firmas globales, las aseguradoras y las consultoras agropecuarias mencionadas se corresponden con la tendencia general observada por Ciccolella y Vecslir[58] y Vecslir y Ciccolella[59] para la localización de las actividades terciarias. Dichos autores reconocen, en la ciudad de Buenos Aires, dos sectores de concentración: a) el área central tradicional (microcentro) que evidencia procesos de modernización, verticalización, densificación y expansión hacia el este y sur (fortalecido por la operación urbanística de Puerto Madero); y, b) el área circundante a la Avenida del Libertador producto, fundamentalmente, de su buena accesibilidad.

Específicamente, las empresas consultoras y de servicios agropecuarios relevadas ofrecen: servicios de agricultura de precisión, monitoreo de condiciones edafológicas y de calidad del agua, servicios bromatológicos, pronósticos climáticos, asesoramiento técnico vinculado a semillas, agroquímicos y maquinaria agrícola, estudios de evaluación de impacto ambiental, tareas de desmontes, mensura de propiedades, asesoramiento legal y/o contable, asesoramiento pre y pos cosecha, servicios de comercialización, entre otros. Gallouj y Weinstein[60] sostienen que este tipo de actividades de servicios generan innovaciones ad hoc puesto que construyen soluciones para un problema en particular y para un determinado cliente[61]. Estas innovaciones se apoyan fundamentalmente en el conocimiento disponible y en la experiencia acumulada por parte de quienes ofrecen el servicio.

Es importante señalar que no todas las empresas consultoras son parte del circuito superior marginal, de hecho muchas de éstas se constituyen en actores relevantes del circuito superior puro ya que cumplen y han cumplido un papel transcendental de articulación entre los lineamientos promovidos desde los organismos internacionales y las políticas implementadas a nivel nacional[62]. Sin embargo y para el sector agropecuario, dada la emergencia de numerosas pequeñas y medianas consultoras que ofrecen servicios y que se vinculan a nuevas carreras universitarias y técnicas o a renovados perfiles de las carreras tradicionales, resulta relevante ubicarlas en el contexto del circuito superior marginal. Un estudio más detallado de las empresas de consultoría y servicios agropecuarios en general, que focalice su atención en el capital que movilizan, los procesos que articulan, la vinculación con otros actores del sector, la cantidad de empleados que poseen, entre otros, permitiría avanzar sobre una mejor categorización de las mismas.


Formación de profesionales para el modelo agropecuario vigente. Construcción de subjetividades

La introducción en el ámbito agropecuario de esta lógica de producción agropecuaria implica la materialización de profundos cambios en las formas tradicionales existentes en el sector. “Tal reorganización intra e intersectorial redistribuye roles entre los actores económicos, redefine perfiles profesionales, inaugura ramas productivas, revoluciona la institucionalidad que ordenaba el espacio rural y llega, incluso, a rejerarquizar los factores de producción, subordinando algunos [...], como es el caso del factor “propiedad de la tierra”, y revalorizando otros que no eran reconocidos suficientemente, como el conocimiento”[63].

La reorganización de la producción agropecuaria no hubiera sido posible sin el avance de un proceso de construcción de subjetividades entre los actores tradicionales del sector. Se crea así una nueva figura de productor agropecuario en el marco del paradigma de los agronegocios: el productor empresario. Esta construcción subjetiva tiene como soporte de contención: a) la creación de carreras en instituciones públicas y privadas vinculadas a los agronegocios; b) la divulgación del paradigma a través de medios masivos de comunicación especializados en el área, como Clarín Rural y La Nación Campo; y, c) la proliferación de diversos eventos, congresos, jornadas y demás, en donde referentes del paradigma se hacen presente.

En lo que respecta a las carreras universitarias, en el cuadro 3 se presentan las carreras de grado y posgrado vinculadas a los agronegocios y empresas agroalimentarias, ofrecidas por instituciones universitarias, públicas y privadas, radicadas en la ciudad de Buenos Aires. Palabras como gestión, innovación, marketing, capacitación, entre otras, son recurrentes en los fundamentos y en los objetivos de las carreras ofrecidas.

 

Cuadro 3.
Carreras universitarias de grado y posgrado vinculadas a los agronegocios y a las empresas agroalimentarias.
Ciudad de Buenos Aires

Universidad

Carrera

Objetivo

Universidad de Buenos Aires

Maestría en Agronegocios y Alimentos

El objetivo es formar recursos humanos para la gestión competitiva del sector agroalimentario, tendiente a satisfacer la demanda social y económica en el área de los agronegocios y alimentos

Especialización en Agronegocios y Alimentos

El objetivo de la carrera es la formación de graduados universitarios de alto nivel, preparados para el manejo de las cadenas agroalimentarias

Posgrado en Alta Dirección en Agronegocios y Alimentos

Su objetivo central es capacitar a empresarios, profesionales y funcionarios en el área de los Agronegocios y Alimentos, a partir de una estrategia de formación que armoniza el marco teórico conceptual con la ejercitación operativa y discusión de casos, focalizado en la gestión competitiva de las cadenas agroalimentarias

Universidad de Belgrano

Administración y gestión de Agronegocios (grado)

S/D

Maestría en Agronegocios

Universidad Católica (Bs. As.)

Maestría en Gestión de la Empresa Agroalimentaria

Su objetivo es formar recursos humanos que puedan articular los conocimientos técnicos con la problemática de la gestión de la empresa agroalimentaria, incrementando su capacidad de decisión en estrategias, marketing y desarrollo de nuevos productos, entre otros temas centrales

Especialidad en Gestión de la Empresa Agroalimentaria

Fuente: Elaboración propia en base a consultas realizadas en las instituciones entre febrero y junio de 2012.

 

En este contexto, la “noción de ‘innovación’ jugará un doble papel fundamental: por un lado, moral, al instaurar la dinámica de cambio como deseable y hasta necesaria; por el otro, tendrá un rol preformativo en la medida en que el contenido de esa dinámica será determinado por el paradigma, esto es, se innova si y sólo si se incorpora a las prácticas la visión de los agronegocios”[64].

Los medios de comunicación y demás espacios de divulgación terminan por popularizar esta visión. El productor empresario debe ser flexible, innovador, estratégico y, sobre todo, manejar, interpretar y sintetizar las variables determinantes del periodo para generar un manejo exitoso de su explotación. El conocimiento se convierte en el factor productivo por excelencia.

Quienes defienden el modelo aseveran que el mismo es más democrático porque desarrolla “un mercado dinámico de tierras y servicios con lo que se puede hacer agricultura sin tierra, conformando un diseño extraordinariamente democrático de acceso a los recursos”[65]. En la misma línea Trucco[66] plantea que el sistema “es incluyente, pero hay que ayudar a las personas a darse cuenta, a reconocer las oportunidades”. “La competencia es la lucha de cada mañana, la que nos despierta y nos requiere ser innovadores, para mantener rentabilidad. Con la competencia gana la gente, que es la que se queda con más alimentos, más económicos, aunque a veces alguno de nosotros quede en el camino”[67]. “Si no nos “damos cuenta” que los cambios generan ganadores, pero también perdedores; y si el Estado y las instituciones se dedican a sólo defender perdedores, lo que se consigue es preservar el “status quo” y renunciar al progreso”[68].

También nacen empresas dedicadas exclusivamente a la capacitación de los actores que participan en el sector agropecuario, y que también suelen tener sede en la ciudad de Buenos Aires. Tal es el caso de Admite, una empresa dedicada a la capacitación para el sector, a través de la oferta de un “servicio educativo” para el ámbito rural que ayude a superar la brecha entre las capacidades tradicionales de los usuarios y las nuevas posibilidades que ofrece el uso de las máquinas.

De esta manera, ciencia, tecnología, espacios académicos de diversa índole y medios de comunicación se convierten en los engranajes esenciales en el proceso de difusión y articulación entre las formas de producción orientadas por la lógica global y el ámbito de lo nacional y local.


Discusión y conclusiones

La emergencia y desarrollo de la agricultura científica ha reestructurado la división territorial del trabajo:

A nivel nacional, en términos de paquetes tecnológicos, la nueva división territorial del trabajo vinculada a la producción agropecuaria, expresa una tendencia que homogeniza y enmascara las diferencias sociales, territoriales y ambientales.

Se puede afirmar que se ha generalizado un discurso neomalthusiano que propone la instalación de sistemas técnicos promovidos por las empresas transnacionales como la solución para los problemas de provisión de alimentos a nivel mundial. Hambre, sustentabilidad social y ambiental, pobreza, desigualdad social, entre otros, son presentados como meros datos desprovistos de contexto y, por ende, se desvinculan de la distribución de poder y de la forma de producción hegemónica. Sólo así se explica que la solución a los problemas del capitalismo sea más capitalismo.

Las tendencias actuales se encaminan a profundizar y fortalecer los supuestos que orientan la construcción y legitimación de una “realidad” que vuelve extraños los lugares para sus propios habitantes. Formas alternativas de producción locales se invisibilizan por encontrarse “del otro lado de la línea” que establece el pensamiento occidental abismal[69], línea que determina el límite entre lo civilizado y no lo civilizado, entre el progreso y el atraso. “En el campo del conocimiento, el pensamiento abismal consiste en conceder a la ciencia moderna el monopolio de la distinción universal entre lo verdadero y lo falso […]. Su visibilidad se erige sobre la invisibilidad de formas de conocimiento que no pueden ser adaptadas […]. Me refiero a conocimientos populares, laicos, plebeyos, campesinos o indígenas al otro lado de la línea. Desaparecen como conocimientos relevantes o conmensurables porque se encuentran más allá de la verdad y de la falsedad”[70]. De esta forma sólo se convierten en racionales los cambios acontecidos de acuerdo a las pautas del “progreso” establecido en el marco del pensamiento occidental. Así, la lógica que se introduce es la lógica global, donde la aceleración permanente del proceso de rotación y acumulación de capital se constituye en soporte que anima su reproducción. Los actores y regiones que no se adapten a estos imperativos quedan excluidos del “progreso”, ya que si bien los cambios introducidos en el agro moderno “presentan un alto potencial de expansión e inserción competitiva en los mercados mundiales, la transnacionalización de tramas y mercados importantes de estos complejos productivos afecta las posibilidades de desarrollo local o regional (entendido como la generación de tramas productivas localmente densas y diversificadas, con una distribución equitativa de rentas, ingresos y ganancias)”[71].

En síntesis: este paradigma es explícitamente propuesto por el sector dominante como un camino exitoso, innovador, sustentable, social y ambientalmente, y como fuente de solución para el acoso a la humanidad que proviene de la escasez de alimentos, pero así mismo, es implícitamente impuesto mediante la instalación de vectores hegemónicos y homogeneizantes que garantizan el incremento de la rotación de capital y, por ende, de acumulación de plusvalía. Las grandes ciudades, como la ciudad de Buenos Aires, se constituyen en la principal sede de las firmas transnacionales y de las empresas proveedoras de servicios para la producción agropecuaria y, por ende, en centro de irradiación de la racionalidad que orienta la organización de la producción apoyada por la ciencia, la academia y la divulgación mediática. De esta forma, lo urbano y lo rural se encuentran en la metrópolis. Sin embargo, detrás del velo creado por el discurso de “progreso”, se esconde la lucha por la apropiación y uso del territorio que enfrenta en la disputa a actores sociales con notables diferencias de poder.

 

Notas

* El presente artículo ha sido desarrollado durante la estancia Posdoctoral realizada en el marco del Programa de Posdoctorado en Ciencias Humanas y Sociales de la Facultad de Filosofia y Letras de la UBA.

[1] Santos, 2000.

[2] Santos y Silveira, 2005, p. 21.

[3] Arroyo, 1999, p. 8.

[4] Harvey, 1998.

[5] La plusvalía captada por las empresas transnacionales es pequeña por unidad producida pero grande por el volumen comercializado (Santos, 2004), lo que deriva en crecientes procesos de concentración y ampliación de la escala de producción.

[6] Correa, 1997, p. 215-218.

[7] Bisang y Gutman, 2005, p. 116.

[8] Reboratti, 2006 y 2010; Barsky y Gelman, 2001; Gras y Hernández, 2009; Teubal et al., 2005, Gorenstein, 2001.

[9] La región pampeana argentina históricamente ha representado el área de mayor productividad y rentabilidad agropecuaria del país. El área núcleo comprende las provincias de Buenos Aires, noreste de La Pampa, sur de Santa Fe, este y sur de Córdoba y Entre Ríos.

[10] La preeminencia de sistemas complejos en el sector agropecuario asociados a la técnica, ciencia e información y vinculados a la introducción de la lógica global no es exclusiva de la región pampeana, objeto de análisis en el presente trabajo. Los complejos agroindustriales relacionados a diversas producciones regionales (azúcar, frutas de pepita, arándanos, vid, entre otras), dado que se orientan por la misma racionalidad, tienen comportamientos similares a los registrados para la producción agropecuaria pampeana y han sido documentados en los trabajos de Giarraca y Mariotti, 2005; Rofman, 2000; Preiss, 2006; Craviotti, 2009; Gorenstein et al., 2011, entre otros.

[11] Silveira, 2008, p. 7-8.

[12] Santos, 2004.

[13] Sassen, 2007.

[14] Sassen, 2007, p. 24.

[15] De Mattos, 2006, p. 49.

[16] Maldonado y Bustamante, 2008; Cóccaro y Maldonado, 2009; Bustamante y Maldonado, 2009; Maldonado y Cóccaro, 2011.

[17] Tal como sostiene Ellul (1968, p. 9) el intervalo que separa el descubrimiento científico de su aplicación en la vida práctica es cada vez más reducido. Hecho el descubrimiento, se procura como aplicarlo. Muchas veces entra en el dominio público antes de tener medidas todas las consecuencias, antes de ser reconocido el peso humano de la aventura.

[18] Agüero et al., 2004.

[19] Bustamante y Maldonado, 2009.

[20] Correa (1997) sostiene que la gestión de las empresas corporativas tiene una organización jerárquica representada por tres niveles: el Nivel III donde se administran las operaciones diarias, obedeciendo reglas pre-establecidas; el Nivel II que gestiona al nivel III, y proyecta sus políticas en una escala de tiempo de mediano plazo; y por último, el Nivel I establece los objetivos y metas a largo plazo y determina las normas y pasos a seguir por los niveles inferiores. En general, la ubicación de estos niveles tiene directa vinculación con la jerarquía de los espacios urbanos (Ibíd., p. 223). En el marco de este trabajo, se sostiene que las casas matrices de las empresas transnacionales ubicadas en los países centrales corresponden al Nivel I de gerenciamiento, mientras que las filiales ubicadas en las metrópolis de los países periféricos corresponden al Nivel II.

[21] Santos, 2000.

[22] Santos (2000) expresa que “los objetos técnicos tienden a ser al mismo tiempo técnicos e informacionales, ya que, en virtud de la extrema intencionalidad de su producción y de su localización, surgen como información; y, de hecho, la energía principal de su funcionamiento es también la información. Cuando hoy nos referimos a las manifestaciones geográficas resultantes de los nuevos progresos, ya no se trata del medio técnico. Estamos ante la producción de algo nuevo, a lo que estamos denominando medio técnico-científico-informacional” (Ibíd., p. 201).

[23] Elias, 2005, p. 4479.

[24] Hernández, 2009, p. 41.

[25] Saseen, 1999.

[26] Nochteff, 1995.

[27] Calcagno y Calcagno, 2003.

[28] Azcuy Ameghino, 2004.

[29] Gómez, 2003.

[30] Con respecto a las actividades desarrolladas en el seno del circuito superior, Santos (2004) sostiene que éstas pueden ser puras, impuras o mixtas. La industria y comercio de exportación. que involucra, entre otras, a las empresas transnacionales vinculadas a la actividad agropecuaria, representan actividades “impuras” ya que se instalan en la ciudad para beneficiarse de las ventajas de ubicación, pero lo esencial de sus intereses son manipulados desde fuera de la ciudad. La industria urbana moderna, el comercio y los servicios modernos son elementos “puros”, pues son al mismo tiempo actividades específicas de la ciudad y del circuito superior. Los mayoristas y transportistas tienen actividades de tipo “mixto” por su doble vínculo, ya que ambos tienen lazos funcionales tanto con el circuito superior como con el circuito inferior de la economía urbana y regional (Ibíd., p.41).

[31] Santos y Silveira, 2005 y Silveira, 2007.

[32] Sassen, 2007, p. 27.

[33] Romero, 2009.

[34] Romero, 2009, p. 144.

[35] Bisang y Gutman, 2005, p. 121.

[36] Sólo la empresa John Deere tiene la casa central en Haedo (Gran Buenos Aires).

[37] Silveira, 2010, p. 78.

[38] Harvey, 2007, p. 346.

[39] Silveira, 2010, p. 79.

[40] Gras y Hernández, 2009.

[41] Gras y Hernández, 2009, p. 20.

[42] www.ora.gov.ar. Consulta realizada el 10/02/2012.

[43] Ellul (1968, p. 10-11) advierte que la estandarización permite resolver anticipadamente los problemas inherentes a la organización, es decir, a la técnica aplicada a la vida social, económica y administrativa. Al respecto Simondon (2007) plantea:“¿Cuáles son las razones de esta convergencia que se manifiesta en la evolución de las estructuras técnicas? Existe sin duda un cierto número de causas extrínsecas, y particularmente aquellas que tienden a producir la estandarización de las piezas y de los órganos de intercambio […] no es el trabajo en cadena el que produce la estandarización, sino que la estandarización intrínseca es la que permite existir el trabajo en cadena” (Ibíd., p. 45).

[44] Consulta realizada en páginas web de las firmas transnacionales en marzo de 2012.

[45] Shiva, 2003.

[46] Daniels (2000, p. 6) señala que las patentes y derechos de licencia son las comercializaciones transfronterizas más clásicas. Éstas son transacciones que involucran un amplio rango de beneficios y derechos a menudo intangibles. Procesos, fórmulas, técnicas patentadas y no patentadas usadas en la producción de bienes o franquicias, derechos de autor, entre otras, son algunas de las transacciones que se realizan vinculadas a servicios.

[47] Santos, 2000, p. 185.

[48] De esta manera, siguiendo a Simondon (2007), los objetos técnicos que se producen son cada vez más concretos. “El objeto técnico concreto es aquel que ya no está en lucha consigo mismo, aquel en el cual ningún efecto secundario perturba el funcionamiento del conjunto […] en el objeto técnico concreto, una función puede ser cumplida por varias estructuras asociadas sinérgicamente” (Ibíd., p. 56).

[49] Daniels, 2000.

[50] Gallouj y Savona, 2009.

[51] Silveira, 2004.

[52] Silveira, 2004.

[53] Silveira, 1999, p. 150-1.

[54] Grosso y Albaladejo, 2009.

[55] Grosso y Albaladejo, 2009, p. 122-3.

[56] Bernardes, 2005, p. 415.

[57] Sólo se consignan las entidades registradas en la Oficina de Riesgo Agropecuario dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Argentina. Consulta realizada el 10/02/2012.

[58] Ciccolella y Vecslir, 2012.

[59] Vecslir y Ciccolella, 2011.

[60] Gallouj y Weinstein, 1997.

[61] A pesar de ello, afirman que las innovaciones Ad Hoc pueden luego ser codificadas y formalizadas de manera tal que puedan ser reproducidas.

[62] El caso brasileño ha sido estudiado por Bernardes da Silva y Farías, 2008.

[63] Hernández, 2009, p. 42.

[64] Hernández, 2009, p. 45.

[65] Grobocopatel, 2005.

[66] Trucco, 2004.

[67] Trucco, 2000. Citado por Pengue, 2005, p. 98.

[68] Trucco, 2003.

[69] Santos, 2010.

[70] Santos, 2010, p. 13.

[71] Bisang y Gutman, 2005, p. 117.

 

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Edición electrónica del texto realizada por Jenniffer Thiers.

 

Ficha bibliográfica:

MALDONADO, Gabriela Inés. El agro en la urbe. Expresión del circuito superior de la producción agropecuaria pampeana en la ciudad de Buenos Aires (Argentina). Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de octubre de 2013, vol. XVII, nº 452. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-452.htm>. [ISSN: 1138-9788]

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