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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XVIII, núm. 474, 20 de abril de 2014
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

CRISIS, DESEMPLEO Y VULNERABILIDAD EN MADRID

Ricardo Méndez
Instituto de Economía, Geografía y Demografía – Centro de Ciencias Humanas y Sociales CSIC
ricardo.mendez@cchs.csic.es

José Prada-Trigo
Instituto de Economía, Geografía y Demografía – Centro de Ciencias Humanas y Sociales CSIC
pradatrigo@gmail.com

Recibido: 6 de febrero de 2013. Devuelto para correcciones: 21 de noviembre de 2013. Aceptado: 20 de marzo de 2014.

Crisis, desempleo y vulnerabilidad en Madrid (Resumen)

Las ciudades españolas viven inmersas en una crisis que es global por su dimensión pero tiene manifestaciones locales muy diversas. Una de las principales es el fuerte aumento del paro registrado, que muestra tasas de incremento desiguales en función de la vulnerabilidad de cada territorio, lo que plantea la importancia de la trayectoria y las características locales, tanto para interpretar el impacto específico de la crisis económica como para plantear respuestas que permitan la regeneración urbana. El artículo propone una breve reflexión teórica sobre estas cuestiones, analiza lo ocurrido en la región metropolitana de Madrid y centra la atención en los contrastes entre los distritos y barrios de la capital, proponiendo una tipología y buscando posibles asociaciones espaciales entre el desempleo y diversos indicadores de vulnerabilidad socioeconómica.

Palabras clave: crisis, desempleo, vulnerabilidad urbana, segmentación socioespacial, Madrid.

Crisis, unemployment and vulnerability in Madrid (Abstract)

Spanish cities are in a crisis that is global in its dimension but have very different local manifestations. One of the main is the strong increase in registered unemployment, showing uneven growth rates in terms of the vulnerability of each territory, raising the importance of the path dependence and local characteristics, both to interpret the specific impact of the economic crisis as to pose responses that enable urban regeneration. This article offers a brief theoretical reflection about these issues. It analyzes what occurred in the metropolitan area of Madrid and focuses on the differences between the districts and neighbourhoods of the capital, proposing a typology and looking for possible associations between unemployment and a number of indicators of socio-economic vulnerability.

Key words: crisis, unemployment, urban vulnerability, socio-spatial segmentation, Madrid.

Las ciudades españolas se enfrentan desde hace años a una profunda crisis que tuvo su epicentro en la implosión del sistema financiero internacional, agravada aquí por el estallido de la burbuja inmobiliaria, y que se acentuó con la aplicación de las políticas de austeridad de inspiración neoliberal que, a partir de 2010, han prolongado la recesión y agravado sus efectos sobre la cohesión social. Pese a que las crisis que sacuden cíclicamente los cimientos del sistema capitalista son fenómenos que afectan a todos los territorios, las experiencias pasadas demuestran que su impacto sobre las ciudades y la posterior capacidad de estas para recuperar la senda del crecimiento y regenerar su tejido social varían de forma significativa.

Las causas que provocan la aparición de ciudades en declive mientras otras muestran mayor resistencia son múltiples, pero existen claves locales junto a procesos acumulados en el tiempo y derivados de su específica trayectoria que hacen más vulnerables a algunas de ellas frente a situaciones de cambio estructural[1]. De este modo, tanto el tipo de especialización económica predominante como su nivel de endeudamiento, junto a ciertas características de la población local (nivel formativo, presencia de grupos sociales de riesgo, precariedad laboral...) o la existencia de actores locales con capacidad de poner en marcha acciones innovadoras contra el declive, son posibles explicaciones de su mayor o menor exposición a las turbulencias económicas.

Las metrópolis no son ajenas al impacto de estos procesos, pese a contar con una elevada cantidad y variedad de recursos materiales e inmateriales que en su día parecieron dotarlas de mayores ventajas competitivas que al resto. Al mismo tiempo, son ámbitos de especial complejidad y cuya evolución en el marco de la globalización ha acentuado los contrastes internos, favoreciendo procesos de segmentación socio-espacial que pueden suponer respuestas también muy diversas ante situaciones de crisis.

En este contexto, el objetivo principal del artículo es analizar e interpretar la desigual vulnerabilidad mostrada, tanto por la región metropolitana de Madrid como por los diferentes municipios que la integran, frente al rápido aumento del desempleo, una de las manifestaciones más dramáticas de la actual crisis. Más allá de ofrecer una panorámica general sobre la desigual distribución de las tasas de incremento del paro, el texto centra su atención en el interior de la ciudad de Madrid para analizar con mayor detenimiento lo ocurrido y buscar sus claves explicativas. Para ello, el siguiente epígrafe propone una breve reflexión teórica sobre la vinculación entre crisis económica y vulnerabilidad urbana, planteando una interpretación sobre los factores que hacen más resistentes o frágiles a las ciudades frente a shocks externos como el vivido en estos últimos años. El segundo precisa las fuentes de información utilizadas y la metodología de análisis elegida, mientras en el tercero se analiza la evolución del mercado de trabajo en la región metropolitana prestando especial atención a las profundas diferencias entre sectores de la aglomeración, tanto desde la perspectiva de su nivel de desempleo actual como de su evolución reciente. Los dos últimos apartados -que constituyen el núcleo central de la investigación realizada- trasladan la observación a escala de distritos y barrios de la capital para definir una tipología inicial según su comportamiento en relación con el paro y, a continuación, buscar posibles asociaciones con diversos indicadores de vulnerabilidad socioeconómica mencionados en la bibliografía existente.


Ciudades frente a la crisis: vulnerabilidad y nuevos contrastes

La suma de procesos interrelacionados que constituyen el origen de la actual crisis sistémica afecta a todos los territorios, pero cualquier investigación confirma que su impacto muestra intensidades y manifestaciones muy diversas, que exigen una interpretación capaz de incorporar de forma explícita su dimensión geográfica. De una parte, mientras algunos territorios se muestran particularmente frágiles y padecen impactos de especial intensidad, otros parecen dotados de mayor resistencia y sus indicadores de desarrollo apenas se han visto afectados en estos años. A su vez, algunos lugares consiguen adaptarse mejor al nuevo contexto, renovarse y recuperarse en un tiempo más o menos breve, en tanto otros inician un periodo de deterioro prolongado, sin encontrar alternativas para superar esa situación.

En consecuencia, cada una de las grandes crisis del capitalismo se ha saldado con la aparición de una nueva generación de países, regiones y ciudades en declive frente a otros que mantienen una trayectoria estable e, incluso, un tercer grupo emergente, que ve mejorar sus condiciones por su mejor adecuación al nuevo contexto. Si es indudable que la globalización ha tenido expresiones territorialmente diversas más allá de las tendencias comunes que ha impulsado, algo similar ocurre ahora con los impactos de la crisis, pero sólo un análisis a diferentes escalas ofrecerá una aproximación adecuada, capaz de mostrar la espacialidad inherente a los procesos económicos y sociales, así como la lógica subyacente.

Pueden así identificarse múltiples geografías locales de una crisis que sin duda tiene dimensión global, pero que se gestó en lugares concretos y también ofrece manifestaciones diversas y a veces contradictorias. Esto proporciona, según Martin, un notable ejemplo de glocalización, en el que las estrategias financieras globales se han combinado con otras específicas en cada lugar para provocar resultados heterogéneos[2]. Si se desciende a la escala urbana, que es la aquí considerada, la diversa intensidad con que las ciudades integradas en un sistema como el español -e incluso sus diferentes barrios- padecen los impactos de la recesión económica pueden relacionarse con la vulnerabilidad propia de cada lugar, lo que exige fijar la atención sobre el significado que puede darse a un concepto de uso ahora frecuente en relación con la crisis urbana.

Debe recordarse, ante todo, que el de vulnerabilidad es un concepto utilizado con significados diversos, por lo que no existe una definición única y generalizable. Su desarrollo ha sido mayor en el ámbito de los estudios ambientales y el análisis de desastres, que desde explicaciones que primaban de forma casi exclusiva los factores físico-naturales han evolucionado para incluir también los de carácter socioeconómico. Pero en los últimos años también se ha difundido en las ciencias sociales, tal como ocurre con el emergente concepto de resiliencia[3]. En tal sentido, puede considerarse vulnerable a aquella persona, grupo social o territorio con alta probabilidad de verse afectado por algún tipo de daño en función de dos tipos de razones, a menudo complementarias. Por un lado, una elevada exposición a riesgos de diversa naturaleza o a situaciones adversas que escapan a su control. Por otro, su indefensión, escasa capacidad de respuesta y dificultad de adaptación a la nueva situación, ya sea por sus propias debilidades y falta de medios adecuados o, además, por la falta de apoyo externo para atenuar los daños provocados. Factores externos e internos suman así sus efectos, pues es “la tensión dialéctica entre ambos tipos de factores la que produce y reproduce un desarrollo geográfico desigual”, como señala Hadjimichalis[4], aunque la importancia de unos y otros sea variable según los casos.

La vulnerabilidad urbana presenta algunos rasgos básicos, el primero de los cuales es su carácter relativo, pues todas las ciudades son hasta cierto punto vulnerables pero en distinto grado, por lo que la aplicación del concepto y la búsqueda de indicadores sólo tendrá sentido en términos comparativos. En segundo lugar es dinámica, pues si bien a menudo la fragilidad actual es resultado de un largo proceso y persiste con el paso del tiempo, puede aumentar o disminuir en relación con decisiones y acciones sucesivas que se acumulan a lo largo de la trayectoria histórica seguida por una misma ciudad. En tercer lugar, es también una construcción social, por lo que determinadas ideologías como la neoliberal, que prima la competencia entre desiguales, erosiona los mecanismos de solidaridad y busca reducir la acción pública en materia de protección social, ordenación del territorio y establecimiento de controles a la acción de los mercados, aumentan la vulnerabilidad de aquellos espacios urbanos donde se localizan los grupos sociales con mayores dificultades para salir indemnes de esa competencia. Lo mismo ocurrirá con determinados modelos de crecimiento excesivamente especializados en lo económico, polarizados en lo social e insostenibles en lo ambiental -tal como ocurrió con la urbanización extensiva asociada en España a la burbuja inmobiliaria- que fragilizan a aquellas áreas urbanas que los adoptan, lo que permite hablar de una incertidumbre fabricada[5].

Por último, la vulnerabilidad tiene una dimensión objetiva y mensurable a partir de determinados indicadores -siempre sometidos a debate- junto a otra subjetiva que se relaciona con “la percepción de inseguridad y miedo que los ciudadanos tienen del territorio donde viven y de sus propias condiciones sociales”, como pone de manifiesto Hernández Aja[6]. El Observatorio de la Vulnerabilidad Urbana en España, que ofrece información sobre todas las ciudades que superan los 50.000 habitantes además de las capitales de provincia con datos que -a la espera de información proveniente del nuevo censo- corresponden a 2001 y 2006, incluye por esa razón entre los veinte indicadores de vulnerabilidad algunos de carácter sociodemográfico, socioeconómico y residencial, pero también de índole subjetiva[7].

Desde esa perspectiva, los impactos provocados en las ciudades por catástrofes naturales (inundaciones, seísmos, tsunamis…) o por crisis económicas de larga duración como la actual deben interpretarse “no como fenómenos puntuales, espontáneos e inevitables, sino como el resultado de causas estructurales y procesos de largo y medio plazo, muchos de ellos modificables por la acción humana”[8]. Así pues, si centramos la atención en las crisis capitalistas, la amplitud e intensidad de sus efectos negativos variarán, desde luego, según la profundidad y duración de cada una de esas crisis, pero también en función de la vulnerabilidad previa de cada ciudad. Esta será la suma de su previa exposición al riesgo y su desigual capacidad de respuesta a partir de los recursos de que disponga. Al mismo tiempo, sucesivas crisis pueden acentuar esa fragilidad y debilitar aún más su capacidad para hacerles frente, pero pueden también aparecer rupturas en esa tendencia debidas a la aplicación de estrategias de revitalización o resiliencia que se utilizaron para enfrentar las consecuencias de crisis anteriores y que han sido capaces de generar nuevas fortalezas[9].

En definitiva, puede proponerse como hipótesis que la diferente gravedad y profundidad de la presente crisis, tanto entre ciudades como en su interior, es resultado de la vulnerabilidad generada por su trayectoria previa. Pero, dicho esto, queda aún sin resolver cuáles pueden ser las causas explicativas de esa distinta vulnerabilidad y, en tal sentido, pueden apuntarse algunas ideas al respecto derivadas, en parte, de una bibliografía internacional bastante escasa hasta el momento y que centra su atención de forma casi exclusiva en la escala interurbana[10].

La primera y más repetida vincula la diferente resistencia urbana con las características de la economía local, que penaliza o protege según los casos. Es habitual considerar que las ciudades con una base económica diversificada tienden a trayectorias más estables que las altamente especializadas, pero entre estas últimas los comportamientos resultan muy heterogéneos en función del tipo de actividades dominantes en cada caso. Hace ahora cuatro décadas, el agotamiento del fordismo generó impactos de especial gravedad en ciudades mineras, industriales y portuarias que se enfrentaron a la reconversión, de su base productiva, con una reducción de capacidad y elevada destrucción de empleos. Por el contrario, en la actual crisis los impactos se concentraron inicialmente en aquellas otras ciudades dominadas por una economía residencial basada en el sector inmobiliario o las industrias auxiliares, aunque la onda de choque provocada por la recesión y más tarde por las políticas neoliberales de austeridad fiscal -que alcanzan su mejor expresión en los países de la Eurozona- ha alcanzado más tarde al comercio, los servicios al consumo o el sector público, afectados también por drásticas reducciones de empleo, lo que difunde sus negativos efectos a un creciente volumen de núcleos urbanos. Trasladado este argumento a escala intraurbana, supondría que en los barrios con mayor presencia entre sus residentes de trabajadores de esos sectores la vulnerabilidad potencial resultará más elevada que en el resto.

Un segundo factor a debate es el relativo al efecto de protección frente a la crisis que puede suponer para las ciudades contar con un volumen significativo de actividades industriales y de servicios intensivas en conocimiento, un sistema local de innovación bien articulado y una elevada presencia de capital humano con alto nivel formativo, al constatar que la destrucción de empleo afecta más a los trabajadores poco cualificados y con baja productividad. Se trata de un aspecto bastante analizado en el mundo anglosajón[11], pero apenas investigado aún en nuestras ciudades. A escala intraurbana, equivaldría a una mayor vulnerabilidad potencial de aquellas áreas de la ciudad con residentes caracterizados por su bajo nivel formativo y puestos de trabajo en ocupaciones de escasa cualificación.

Un tercer factor de vulnerabilidad guarda relación con las condiciones sociales, pues los sectores de población más desprotegidos, con menores recursos, así como inmersos en situaciones de precariedad laboral, tendrán menor capacidad de resistencia al empeorar las condiciones del entorno. Esto supondrá mayor vulnerabilidad potencial para aquellos barrios donde se concentran los calificados como grupos de riesgo (inmigrantes, mujeres, jóvenes sin cualificación), así como los asalariados con contratación temporal o a tiempo parcial y la población con menores niveles de ingresos, e incluso situada bajo el umbral de la pobreza. Aunque de modo indirecto, los efectos de atracción o expulsión que provoca la lógica del mercado inmobiliario justifican que esas características sociolaborales se asocien a menudo con otras como la calidad y precio de las viviendas o la dotación de servicios y equipamientos.

Un último factor a considerar es el tamaño urbano, aspecto sobre el que también hay diagnósticos contrastados. El informe realizado por la OCDE en que se analizaban las consecuencias de la crisis financiera de 2008 sobre un gran número de ciudades destacó que las grandes metrópolis estaban más expuestas por su mayor apertura y relación con mercados globales, presencia del sector financiero e importancia de las inversiones inmobiliarias[12]. Pero también consideró que su elevada dotación en todo tipo de recursos de alta calidad (infraestructuras y equipamientos, centros de I+D+i, servicios avanzados, trabajadores creativos…) facilitaría en ellas una más rápida recuperación, amortiguando sus impactos. Por contra, las conclusiones del proyecto URBACT II, financiado por la Comisión Europea, afirmaron que esa mayor resistencia se observaba en algunas ciudades medias y pequeñas con economías diversificadas, menos dependientes de las inversiones o la demanda exterior y poco endeudadas[13].

El análisis de lo ocurrido en la región metropolitana y la ciudad de Madrid puede incorporar nuevas evidencias y argumentos a esa discusión. No obstante, la atención se limita aquí a analizar la evolución seguida por el desempleo desde el inicio de la actual crisis y poner de manifiesto las notables diferencias en su distribución interurbana e intraurbana. No se han estandarizado las tasas de incremento del paro en función de las características de la población, pues cada municipio, barrio y distrito se identifica con un perfil demográfico, social o económico específico, que condiciona su evolución presente y ese es uno de los objetivos a destacar que quedaría oculto de eliminar ese sesgo territorial heredado. A partir de aquí, se ha buscado contrastar la hipótesis que relaciona el desigual comportamiento frente a la crisis con las diferentes condiciones de vulnerabilidad socioeconómica que acaban de enumerarse.


Algunas precisiones sobre fuentes y metodología de análisis

La posibilidad de analizar de forma empírica un concepto complejo como el de vulnerabilidad urbana se ha visto condicionada por la disponibilidad de información estadística. La relativa al paro procede de la información mensual que publica el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que es la única fuente con información a escala local e infralocal por tratarse de un registro de inscritos en las oficinas de empleo. El periodo analizado abarca desde diciembre de 2006 -pues en 2007 España ya registró un incremento del paro que rompía con la trayectoria de años anteriores- hasta diciembre de 2011, lo que ha permitido identificar tendencias consistentes. La Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística sólo se utilizó en este caso para ofrecer una panorámica inicial reciente sobre la evolución del mercado de trabajo en la región de Madrid que incorporase algunos indicadores complementarios al desempleo como punto de partida, pero el tamaño muestral que utiliza impide su uso para escalas como las aquí consideradas.

Por su parte, toda la información sobre distritos y barrios de la ciudad capital se obtuvo de la Dirección General de Estadística del Ayuntamiento de Madrid[14], que realiza explotaciones a esta escala de datos procedente de otras instituciones. Mientras los datos demográficos y sobre nivel educativo se obtienen del Padrón Municipal de Habitantes, o los relativos a perceptores de la renta mínima de inserción proceden del Área de Gobierno de Familia, Servicios Sociales y Participación Ciudadana del propio Ayuntamiento, los relativos al tipo de contratación se elaboran a partir de los ficheros de la Tesorería General de la Seguridad Social y los del precio de la vivienda corresponden en origen a la Sociedad de Tasación.

La contrastación entre niveles de paro por distritos y barrios respecto a la población residente en edad potencialmente activa (que es la única información disponible para estas unidades espaciales) permitió elaborar una tipología inicial capaz de detectar lógicas de comportamiento ya bien definidas. Para identificar posibles asociaciones entre la evolución del paro y un total de seis indicadores de vulnerabilidad para los que pudo disponerse de información se utilizó como medida básica el coeficiente de correlación de Pearson. Como complemento necesario para identificar situaciones de autocorrelación espacial se aplicó el índice “I” de Global Moran, que considera de forma simultánea las ubicaciones relativas y los valores de las entidades territoriales. De esta forma, dado un conjunto de entidades y uno o dos atributos asociados, evalúa si el patrón expresado está agrupado, disperso o es aleatorio. Con el fin de afinar más en el análisis de la correlación espacial de estos indicadores, se aplicó por último el índice “I” de Local Moran, que permite detectar los clusters que se forman en función de la variable Global Moran. En este sentido, con los valores obtenidos se pueden crear unos mapas que distinguen: 1) autocorrelación espacial positiva, donde existen unidades espaciales (distrito o barrio en este caso) con valor alto rodeadas de otras con un valor también alto (high-high) o valores bajos rodeados de valores bajos (low-low); y 2) autocorrelación espacial negativa, cuando aparecen unidades espaciales con valores significativamente distintos de sus vecinos, es decir, valores altos rodeados de bajos (high-low) o viceversa (low-high). Aunque este índice permite aplicar diferentes criterios de vecindad, en este caso se consideró tan sólo el criterio queen de primer orden, que tiene en cuenta como vecinos de una unidad espacial tan solo a aquellas otras unidades contiguas a la misma.


Crisis, mercado de trabajo y segmentación territorial en la región metropolitana de Madrid

La evolución del mercado de trabajo resulta un indicador de especial interés desde la perspectiva de los estudios urbanos. Por un lado, el crecimiento del empleo refleja el dinamismo de la economía y su capacidad para competir de forma ventajosa en la actual división espacial del trabajo, mientras el aumento del desempleo o las dificultades de inserción laboral de los jóvenes son muestra de lo contrario. Por otro lado, la calidad del empleo en términos de estabilidad laboral, salarios y condiciones de trabajo, es resultado de una regulación de las relaciones laborales más equilibrada que cuando la precariedad es la norma. Finalmente, el grado de integración o segmentación de los mercados locales de trabajo y la situación específica de los grupos de riesgo suele tener su reflejo en la mayor o menor fragmentación del espacio urbano, pues la lógica del mercado inmobiliario favorece la especialización sociolaboral de distritos y barrios.

El estudio sobre el impacto de la crisis en Madrid encontrará, por tanto, uno de sus mejores exponentes en las profundas transformaciones ocurridas en su mercado de trabajo, que contribuyen a disolver o reforzar unas estructuras sociales, económicas y territoriales heredadas, apuntando a la construcción de una nueva geografía metropolitana más polarizada. Con ese objetivo, pueden señalarse algunas de las principales tendencias laborales en la región (cuadro 1), si bien la atención se centrará de inmediato en lo ocurrido con el desempleo, principal exponente de esa “descomposición de la vida social” que Touraine[15] asocia con las crisis capitalistas. Si se tiene en cuenta que el año 2007 supuso el punto de ruptura con la tendencia expansiva de la década anterior y el inicio de otra definida por un aumento del paro que continúa hasta hoy, se decidió tomar diciembre de 2006 como fecha de inicio para el análisis la situación y observar lo ocurrido en el lustro siguiente.

Según datos de la Encuesta de Población Activa, aunque la tasa de actividad ya comenzó a reducirse levemente hasta quedar en el 63,8% al finalizar este periodo, lo verdaderamente relevante fue una destrucción de empleos casi constante -si se exceptúan leves oscilaciones estacionales- que los redujo en 287.300, equivalentes a casi uno de cada diez contabilizados antes de iniciarse la crisis, con lo que la tasa de empleo cayó del 60% al 52%. Disminuyó de forma significativa la presencia de autónomos, con una pérdida de 67.500 trabajadores (-17,5%), mientras el volumen de asalariados con contrato indefinido incluso se incrementó de forma leve (+5,16%), en contraste con la caída sin paliativos (-41,5%) de quienes tenían un contrato temporal. La destrucción de puestos de trabajo se concentró en ese segmento, acelerándose la rotación laboral y con ello la precariedad padecida por quienes transitan entre empleos temporales, mal pagados y con escasos derechos, junto a periodos de desempleo cada vez más largos.

 

Cuadro 1.
Evolución laboral en la región metropolitana de Madrid, 2006-2011

Indicadores

2006 (IV-TR)

2011 (IV-TR)

Evolución (%)

Población de 16 años o más (miles)

5.034,7

5.275,7

4,8

Población activa (miles)

3.241,5

3.366,8

3,9

Tasa de actividad (%)

64,38

63,82

-0,9

Población ocupada (miles)

3.031,0

2.743,4

-9,5

Tasa de empleo (%)

60,20

52,00

-13,6

Autónomos (miles)

385,7

318,2

-17,5

Asalariados contrato indefinido (miles)

1.874,8

1.970,9

5,1

Asalariados contrato temporal (miles)

768,5

449,2

-41,5

Población desempleada (miles)

210,5

623,3

196,1

Tasa de paro (%)

6,49

18,51

185,2

Tasa de paro mujeres (%)

8,77

17,97

104,9

Tasa de paro inmigrantes (%)

9,43

29,00

207,5

Tasa de paro jóvenes <25 años (%)

17,36

43,63

151,3

Fuente: INE. Encuesta de Población Activa (IV trimestre).

 

La expansión registrada por el mercado secundario de trabajo se confirma con los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) sobre contratación. La cifra total de contratos firmados en Madrid desde el inicio de 2007 y hasta finalizar 2011 fue de 9,8 millones, con un máximo en 2007 (2,5 millones), un mínimo en 2009 (1,7 millones) y una estabilización en torno a esa cifra desde entonces. Pero si en el año de inicio de la crisis los contratos temporales ya representaban cuatro de cada cinco firmados (80,7%), ésta ejerció una presión a la baja sobre la capacidad negociadora de los asalariados, que se acentuó con las sucesivas reformas laborales orientadas a aumentar la flexibilidad de contratación y despido para las empresas, por lo que esa proporción alcanzó ya el 86,4% del total en el año 2011.

Por su parte, según la EPA el paro casi se triplicó en Madrid durante el último lustro (+196,1%), con lo que la tasa de paro se situó en el 18,5% al finalizar 2011. El drama humano se acentúa en el caso de los parados de larga duración que llevan entre uno y dos años en esa búsqueda infructuosa (145.900), o incluso superaron ya ese tiempo (141.700). De nuevo la crisis golpeo con distinta intensidad a los grupos sociales, por lo que la tasa de paro alcanza el 29,0% entre los inmigrantes y hasta el 43,6% entre los jóvenes madrileños con menos de 25 años. Por el contrario, en esta ocasión el aumento fue algo inferior entre las mujeres, que ahora muestran una tasa (18,0%) ligeramente inferior al promedio debido a que la crisis del empleo afectó más en sus primeros años a actividades altamente masculinizadas como la construcción y algunas industrias auxiliares, aunque su progresivo contagio al sector servicios y al empleo público como reflejo de las actuales políticas de austeridad ha comenzado a transformar esa situación.

Más moderado resulta, en cambio, el incremento del paro registrado mensualmente en las oficinas públicas de empleo que elabora el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Muy similares a las de la EPA al inicio de la crisis, desde 2010 quedan bastante por debajo al aumentar los parados de larga duración que dejan de recibir prestaciones y no tienen obligación de registrarse, así como los desanimados que abandonan la búsqueda de empleo o buscan alternativas en la informalidad. Pese a ello, al finalizar el año 2011 se contabilizaban en la región metropolitana de Madrid 488.709 parados, lo que supone un 131% de incremento respecto a la situación de cinco años atrás, bastante por encima del promedio español (119%).

Respecto a su evolución por sectores, el crecimiento fue máximo en la construcción (+254,5%), mientras en el caso de la industria aumentó con rapidez hasta 2009 y se estabilizó desde entonces (+106,7%). Por el contrario, los servicios tuvieron un mejor comportamiento inicial pero han seguido destruyendo empleo hasta hoy, por lo que su tasa de aumento (+118,5%) es ya superior, lo que debería suponer una llamada de atención para los discursos post-industriales dominantes desde hace tres décadas.

Dentro de la aglomeración metropolitana, hace ya décadas se definió un contraste entre los municipios que desde la capital se localizan en los sectores del norte y del oeste, asiento de clases medias y altas, frente a las grandes ciudades dormitorio o industriales del sur y del este. La masiva llegada de inmigrantes en la última década afectó a todos los sectores metropolitanos, pero en mayor medida a estos últimos, por contar con un parque inmobiliario de menor calidad y precios más asequibles, manteniendo así una divisoria socioespacial que se resiste a desaparecer y se prolonga en los núcleos periurbanos alejados de la capital[16]. Como reflejo de ese proceso (figura 1), los niveles más elevados de paro[17] en diciembre de 2011 correspondían a aquellos municipios con mayor presencia de inmigrantes y trabajadores con escasa cualificación e ingresos, situados al sur de la capital, con máximos en Morata de Tajuña (16,7%), Humanes de Madrid (15,7%), Colmenar de Oreja (15,6%) o El Álamo (15,4%), junto a algunas ciudades más grandes como Parla (16,4%) o Navalcarnero (14,4%). En el otro extremo de la escala, los municipios con menores niveles de paro se localizan en las urbanizaciones de alta calidad y precio situadas al oeste, donde residen profesionales de alta cualificación y cuadros medios, bien posicionados en la pirámide sociolaboral madrileña. Aquí se incluyen municipios como Torrelodones (5,8%), Pozuelo de Alarcón (6,1%), Boadilla del Monte (6,3%), Villaviciosa de Odón (6,7%), Las Rozas (6,8%) o Majadahonda (7,0%), junto a algún otro septentrional como Tres Cantos (6,4%).

 

Figura 1. Paro registrado/población en edad activa en la región de Madrid, 2011 (%).
Fuente: SEPE y elaboración propia.

 

 

Figura 2. Evolución del paro registrado en la región de Madrid, 2006-2011 (%).
Fuente: SEPE y elaboración propia.

 

La crisis también ha ahondado los contrastes territoriales heredados. El aumento registrado por el paro a escala local (figura 2) presenta una distribución más compleja por la presencia de pequeños pueblos periféricos donde modestos incrementos en cifras absolutas suponen elevados valores porcentuales. Pero se confirma que las menores tasas también correspondieron a municipios occidentales (Villaviciosa de Odón, Torrelodones, Pozuelo de Alarcón…), acompañados ahora por algunos suroccidentales que ampliaron la presencia de clases medias al mejorar su centralidad relativa (Alcorcón, Móstoles). El deterioro de la situación laboral fue, en cambio, mucho mayor en los del sector suroriental, donde se superaron incluso tasas del 300% (Campo Real, Arroyomolinos, Paracuellos de Jarama). La comparación de lo ocurrido en las principales ciudades metropolitanas según el sector en que se ubican (cuadro 2) es buena muestra de esas regularidades.

 

Cuadro 2.
Crecimiento e importancia del paro registrado en las principales ciudades
de la región metropolitana de Madrid

Sector Metropolitano

Municipio

Evolución del paro
2006-2011 (%)

Paro/población edad activa,
2011 (%)

Norte

Alcobendas
San Sebastián de los Reyes
Tres Cantos

137,99
145,69
111,10

9,30
10,01
6,40

Oeste

Majadahonda
Pozuelo de Alarcón
Las Rozas
Boadilla del Monte
Villaviciosa de Odón

120,06
101,74
114,95
124,94
88,66

7,03
6,06
6,83
6,29
6,73

Este

Alcalá de Henares
Torrejón de Ardoz
Arganda del Rey
Coslada
Rivas-Vaciamadrid
San Fernando de Henares

130,19
162,47
230,76
114,62
196,22
135,44

12,97
13,82
13,90
10,04
8,77
10,99

Sur

Alcorcón
Fuenlabrada
Getafe
Leganés
Móstoles
Parl
Valdemoro
Aranjuez
Pinto

101,47
134,28
122,39
122,66
104,28
212,90
149,66
144,52
188,56

12,06
13,67
12,10
13,13
12,75
16,37
12,82
13,12
12,88

Ciudad de Madrid

115,59

10,20

Fuente: SEPE (datos correspondientes a diciembre de cada año) y elaboración propia.

 

A esta escala, el municipio de Madrid queda en posición intermedia tanto por su nivel actual de paro (10,2%) como por su evolución reciente (+115,6%), mejor que la del conjunto de la región. Pero si se cambia la escala de análisis se comprueba que estamos en presencia de un verdadero mosaico social, que ha respondido también de forma heterogénea a la destrucción de empleos en relación con su diversa fragilidad, lo que ayuda a dibujar algunos rasgos de la estructura urbana que emerge de la crisis.


Evolución y distribución espacial del desempleo en la ciudad de Madrid

Entre diciembre de 2006 y 2011 el número de desempleados aumentó en 122.367 personas hasta situarse en 225.382 al final del periodo. Sin embargo, el reparto de este incremento entre los 21 distritos de la ciudad aporta una primera evidencia: del total de nuevos parados, casi la mitad (47,9%) reside en los distritos de Puente de Vallecas, Carabanchel, Latina, Villaverde, Ciudad Lineal y Usera, situados en su periferia meridional y oriental, que han sido los más castigados por el aumento del desempleo, aunque su población en edad activa representa sólo el 40,5% del total de la ciudad (cuadro 3). En el extremo contrario, la suma de los distritos de Barajas, Retiro, Chamartín, Moncloa-Aravaca, Salamanca, Chamberí y Vicálvaro -desde el antiguo Ensanche decimonónico y hacia el norte de la ciudad- supone tan sólo el 12,1% del aumento total, frente al 22,9% de la población en edad activa en la ciudad. La persistencia de cierta dualización entre los sectores más valorados del cuadrante noroeste, asiento de grupos socioprofesionales de mayores ingresos, frente a los del sur y este tiene un largo recorrido en la historia de la ciudad[18], pero parece haberse acentuado con la actual recesión, poniendo una vez más de manifiesto el desigual impacto territorial de las crisis capitalistas según vulnerabilidad socioespacial[19].

 

Cuadro 3.
Incremento del paro registrado y tasas sobre población en edad activa

Distrito

Aumento del número de parados (2006-2011)

Aumento del paro registrado 2006-2011 (%)

Paro/población en edad activa, 2011 (%)

Centro

5.503

102,8

10,4

Arganzuela

5.060

105,8

9,2

Retiro

2.358

66,3

7,5

Salamanca

3.016

75,9

7,3

Chamartín

2.527

67,6

6,7

Tetuán

6.531

138,4

10,6

Chamberí

3.164

78,9

7,7

Fuencarral-El Pardo

6.543

114,9

8,0

Moncloa-Aravaca

2.672

90,4

7,4

Latina

9.844

117,2

11,7

Carabanchel

11.935

135,1

12,6

Usera

7.058

134,0

13,5

Puente de Vallecas

13.464

133,7

14,8

Moratalaz

4.304

135,4

12,0

Ciudad Lineal

7.558

110,8

10,0

Hortaleza

4.595

95,0

8,2

Villaverde

8.748

157,1

14,9

Villa de Vallecas

6.406

247,5

13,3

Vicálvaro

4.023

177,2

13,4

San Blas

5.946

116,4

10,8

Barajas

1.112

85,7

7,7

Fuente: Ayuntamiento de Madrid (datos correspondientes a diciembre de cada año) y elaboración propia.

 

En cuanto a tasas de paro sobre población en edad activa al finalizar 2011, los valores de distritos contiguos al eje de negocios del paseo de la Castellana (Chamartín, Salamanca, Chamberí, Retiro) son los más bajos, siempre inferiores al 8%, prolongándose en dirección al norte (Fuencarral-El Pardo) y al aeropuerto (Hortaleza, Barajas). En el extremo opuesto, los distritos con tasas más elevadas corresponden a la periferia suroriental (Villaverde, Usera, Puente de Vallecas, Villa de Vallecas, Vicálvaro), con niveles que casi duplican los anteriores. Pero lo más significativo es que en los cinco años analizados se han acentuado esos contrastes, pues respecto a un incremento medio del 115,6% en la ciudad, los menores aumentos -inferiores al 80%- corresponden de nuevo a los ya mencionados (Retiro, Salamanca, Chamartín, Chamberí), mientras en Villa de Vallecas el paro creció un 247,5% y valores también superiores al 150% se registraron en Villaverde y Vicálvaro.

Determinadas dinámicas destacan con mayor nitidez si se desciende en el análisis hasta los 128 barrios administrativos de la ciudad, lo que permite observar detalles invisibles a escala del distrito (figuras 3 y 4) y perfilar mejor esas divisorias intangibles -pero no por ello menos reales- que persisten en su interior. No obstante, ese esquema simplista se ve matizado por la presencia de ciertos enclaves correspondientes a los núcleos de extrarradio que crecieron en su margen externa hace ahora un siglo, asiento de grupos con menor renta y en la actualidad con altos niveles de población inmigrante, que rompen la homogeneidad de los sectores urbanos septentrionales. También por las altas tasas de crecimiento de barrios periféricos del sector nordeste, apenas poblados hace unos pocos años, que registraron por ello porcentajes de incremento anormalmente elevados. La combinación de las perspectivas estática y dinámica confirma la desigual incidencia del desempleo, así como cierta relación entre ambos indicadores (figura 5).

Salvo casos anómalos, relacionados con una muy escasa población residente (El Goloso), puede observarse una asociación de sentido positivo entre los niveles más elevados de desempleo en relación a sus residentes en edad activa y las mayores proporciones de incremento desde el inicio de la crisis. El barrio de San Cristóbal, en Villaverde, se sitúa en posición destacada, pero también padecen trayectorias similares otros del mismo distrito como San Andrés o Los Rosales, el Casco Histórico de Vallecas en el distrito de Villa de Vallecas y los de San Diego, Entrevías o Portazgo en el de Puente de Vallecas, Hellín, Amposta o Rejas en el de San Blas, etc., todos ellos en el cuadrante sureste. Por el contrario, aquellos otros que tradicionalmente se encontraban por debajo de la media son también en bastantes ocasiones los que registraron un menor incremento, como es el caso de El Viso, Nueva España o Hispanoamérica, en el distrito de Chamartín, Almagro, Jerónimos, Castellana y Recoletos en los de Chamberí, Retiro y Salamanca -todos ellos en las proximidades del eje central de negocios de la ciudad- o Mirasierra y Fuentelarreina en la periferia septentrional.

 

Madrid Ciudad_Paro_2011b

Figura 3. Paro registrado/población en edad activa en la ciudad de Madrid, 2011 (%).
Fuente: Ayuntamiento de Madrid (datos correspondientes a diciembre de cada año) y elaboración propia.

 

Madrid Ciudad_Evol_Paro

Figura 4. Evolución del paro registrado en la ciudad de Madrid, 2006-2011 (%).
Fuente: Ayuntamiento de Madrid (datos correspondientes a diciembre de cada año) y elaboración propia.

 

Figura 5. Importancia actual y crecimiento reciente del paro en los barrios de la ciudad de Madrid, 2006-2011.
Fuente: Ayuntamiento de Madrid (datos correspondientes a diciembre de cada año) y elaboración propia.

 

La posibilidad de cartografiar estos procesos de segmentación espacial resulta de especial interés a la hora de interpretar la incidencia de la crisis sobre la situación preexistente en la ciudad. En este sentido, la figura 6 establece una primera tipología de comportamientos al agrupar los barrios según sus niveles de desempleo superiores o inferiores al promedio antes del inicio de la crisis y, al mismo tiempo, según su evolución reciente haya acentuado o atenuado ese perfil inicial. Para ello, se tomó como referencia el número de desviaciones estándar en que cada barrio se alejaba del promedio en 2006 y en 2011, analizando si al final del periodo ese número aumentó -acentuando sus rasgos iniciales de elevado o escaso desempleo-, se redujo -e incluso en algún caso cambió de signo- o se mantuvo. El resultado es una agrupación de los barrios en seis categorías que de nuevo ponen de manifiesto una lógica espacial bastante estricta.

 

Figura6.jpg

Figura 6. Clasificación de los barrios de Madrid en función de la incidencia de la crisis sobre su desempleo.
Fuente: Ayuntamiento de Madrid (datos correspondientes a diciembre de cada año) y elaboración propia.

 

Aquellos barrios en los que el porcentaje de parados era superior a la media en 2006 empeoraron esa situación en el 23% de los casos (13 barrios), todos situados en la mitad sur de la capital, mientras otro 59,6% de ellos mantuvo su negativa situación anterior y sólo un 17,5% (10 barrios) logró registrar un comportamiento relativamente mejor que el promedio. Por el contrario, aquellos barrios con un porcentaje de parados inferior a la media en 2006, localizados sobre todo en el Ensanche decimonónico y la periferia norte de la ciudad, tuvieron un comportamiento mejor que el promedio en el 18,3% de los casos (13 barrios), siendo amplia mayoría (63,4%) los que mantuvieron su distancia respecto al mismo. Tan sólo en otro 18,3% de los casos se produjo una evolución del desempleo peor que la del conjunto de la ciudad, pero casi dos tercios de los que registraron esa evolución se situaron precisamente en un arco que abarca desde el suroeste (Lucero y Campamento) y el sur (Los Ángeles, Delicias, Palos de Moguer), hasta el sureste del término municipal (Pueblo Nuevo, Quintana y Canillejas).

Con objeto de afinar más en el análisis de la posible autocorrelación espacial de estos indicadores, se decidió aplicar el índice “I” de Moran. Éste permite, tal como se explicó, determinar la autocorrelación espacial estadísticamente significativa de los casos y su distribución espacial, para lo cual se aplicó al porcentaje de paro entre población en edad activa en 2011 y al porcentaje de incremento del paro entre 2006-2011 a nivel de barrio. El índice global de Moran de 0,6193 que se observa en la figura 7 para el porcentaje de parados en 2011 refleja la existencia de una elevada autocorrelación positiva en la distribución de esta variable entre los barrios de Madrid. Por un lado, el primer cuadrante agrupa barrios con un alto porcentaje de parados en 2011 contiguos a barrios con esa misma característica; corresponden a los barrios del sur y sureste de la ciudad, señalados con color rojo en el mapa. Por el contrario, los barrios ubicados en el tercer cuadrante presentan un bajo porcentaje de parados y están rodeados de barrios cuyas características son similares, apareciendo marcados en color azul. En su mayoría se concentran en el noroeste, centro-norte de la ciudad y conexión del eje de negocios con el aeropuerto, en dirección este. La elevada autocorrelación encontrada indica una presencia marcada de ambos clusters en la ciudad.

 

Composición_paro2011.jpg

Figura 7. Índice Global de Moran y delimitación de clusters espaciales para la variable porcentaje de parados entre población en edad activa (diciembre 2011).
Fuente: Ayuntamiento de Madrid
y elaboración propia.

 

En el caso del aumento del porcentaje de parados entre 2006 y 2011 (figura 8), aunque la correlación espacial es bastante más moderada (0,1799) pueden también encontrarse barrios con promedios bajos de aumento del porcentaje de parados rodeados de otros similares, localizados en el tercer cuadrante del índice global de Moran. Éstos, una vez más, se ubican en los distritos orientales de la almendra central de la ciudad y las proximidades del paseo de la Castellana (distritos de Salamanca, Retiro, Chamartín). Por el contrario, en el primer cuadrante se situarían los barrios con mayor incremento del porcentaje de parados entre 2006 y 2011, contiguos a barrios con la misma característica, conformando otro cluster en el sureste de la capital, entre las autovías de Andalucía (A-4) y Valencia (A-3). Por lo tanto, la tendencia a la formación de clusters con características similares en cuanto al nivel de paro registrado y su crecimiento desde el inicio de la crisis sería espacialmente significativa, aunque mucho más evidente en el primer caso, mientras en el segundo ese efecto de vecindad se debilita.

 

Composición_aumentoparo.jpg

Figura 8. Índice Global de Moran y delimitación de clusters espaciales para la variable aumento del porcentaje de parados (diciembre 2006 a diciembre 2011).
Fuente: Ayuntamiento de Madrid (datos correspondientes a diciembre de cada año) y elaboración propia.

 

En resumen, la crisis ha reforzado una dualidad bastante anterior en sus orígenes, que tiende a consolidarse aunque con matices que permiten hablar más bien de un proceso de segmentación socioespacial, pero es necesario buscar una interpretación de sus posibles causas que permita considerar también el efecto ejercido por la proximidad, aspecto en el que la referencia a la diferente vulnerabilidad de los barrios puede ser de especial utilidad.


Desempleo y vulnerabilidad en los barrios de la ciudad de Madrid

La vulnerabilidad urbana es un concepto complejo, de carácter relativo y variable en el tiempo, que incorpora dimensiones múltiples y exige, por tanto, el uso de indicadores también diversos para intentar evaluar la situación de las diferentes áreas de la ciudad o su evolución en el tiempo[20]. Una de esas dimensiones, esencial para nuestros objetivos, es la socioeconómica, que guarda relación con las características de sus habitantes y su posición relativa dentro de la estructura sociolaboral de la ciudad. En ese sentido, aquí se ha buscado establecer posibles asociaciones entre la intensidad del desempleo y su crecimiento durante la crisis en los barrios de Madrid con un total de cinco indicadores de vulnerabilidad socioeconómica para los que se dispuso de información actualizada, excluyendo otros que exigen datos censales aún no publicados para 2011.

En primer lugar, se consideró la presencia en las diferentes unidades espaciales de los denominados grupos de riesgo en términos laborales, que aquí están representados por la proporción de jóvenes entre 16 y 24 años, de inmigrantes y de personas que no han finalizado la enseñanza secundaria obligatoria (ESO) sobre su población total. En segundo lugar, se valoró la existencia de personas con bajos ingresos a partir de un indicador indirecto (a falta del dato concreto) como es el precio medio de la vivienda en los diferentes barrios de la capital. Finalmente, se intentó detectar también el nivel de precariedad laboral mediante el porcentaje de asalariados residentes que disponen de un contrato temporal, informaciones todas ellas publicadas por la Dirección General de Estadística del Ayuntamiento de Madrid. Para definir en términos estadísticos esa asociación espacial se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson, calculándose los índices correspondientes con un grado de significación < 0,05.

En el cuadro 4 puede observarse que los valores más elevados corresponden a la asociación entre porcentaje de parados respecto a la población en edad activa en 2011 y determinados indicadores de vulnerabilidad socioeconómica de los barrios. Esa relación es alta y de sentido negativo con el precio medio de la vivienda (r= -0,8726), y resulta también muy elevada –aunque de sentido positivo- en el caso de la población con bajo nivel formativo (r= 0,9327) y de trabajadores con contrato temporal (r= 0,8637), mientras resulta menos significativa para la presencia de inmigrantes (r= 0,4545) y de jóvenes (r= 0,2345). La evolución del paro durante la crisis muestra un menor nivel de correlación con cada uno de esos indicadores, pero aún así se repite la mayor correlación con el precio medio de la vivienda (r= -0,3985), destacando también en este caso la asociación entre el aumento del desempleo que han padecido los barrios con una elevada presencia de población sin ESO (r= 0,3524), que es menor respecto a los trabajadores con contrato temporal (r= 0,2644), inmigrantes (r= 0,2539) o presencia de jóvenes (r= 0,2302). No obstante, se pone de manifiesto una mayor complejidad en la distribución, que no sólo puede aconsejar la incorporación en el futuro de técnicas estadísticas multivariantes sino también tener en cuenta que desde el inicio de la actual crisis el efecto derivado del estallido de la burbuja inmobiliario financiera (2007-2009) y el provocado por las políticas de austeridad fiscal (desde 2010) ha sido social y espacialmente diverso, tal como ha analizado alguna publicación reciente[21].

 

Cuadro 4.
Correlación entre desempleo y vulnerabilidad socioeconómica por barrios
de la ciudad de Madrid (coeficiente de Pearson)

Indicadores de vulnerabilidad socioeconómica

Aumento del paro
2006-11 (%)

Paro/población en
edad activa 2011 (%)

Porcentaje de población joven (entre 16 y 24 años)

0,2302

0,2345

Porcentaje de inmigrantes sobre población total

0,2539

0,4545

Porcentaje de población sin ESO

0.3524

0,9327

Precio medio de la vivienda (euros/metro cuadrado)

-0,3985

-0,8726

Porcentaje trabajadores con contrato temporal

0,2644

0,8637

Fuente: Ayuntamiento de Madrid y elaboración propia.

 

En resumen, pese a que toda gran ciudad es un mosaico social, morfológico y funcional de especial complejidad, en el que existe una intensa movilidad interna que desdibuja todo típo de límites, tanto la distribución actual del desempleo como el efecto de la crisis económica sobre el mismo muestran una lógica espacial que confirma, una vez más, la existencia de cierto orden bajo el ruido aparente de la multitud de indicadores disponibles. En este sentido, para confirmar no sólo la importante correlación encontrada, sino también la tendencia de valores similares a agruparse en el espacio, se aplicó el índice “I” Global de Moran para todos los indicadores de vulnerabilidad a los que se había expuesto previamente el coeficiente de correlación de Pearson. Como ya se dijo, este indicador relaciona el valor de una variable en una determinada unidad con el de la otra variable en las unidades espaciales contiguas.

Dicha relación, visible en el cuadro 5, debe matizarse, como sucedía en el cuadro anterior, en función del indicador aplicado. Por un lado, pueden encontrarse barrios que se caracterizan por presentar valores altos en el aumento del porcentaje de parados entre 2006-2011 o en el porcentaje de parados sobre población en edad activa en 2011 rodeados por barrios con gran proporción de población sin ESO (I= 0,2824 y 0,5595 respectivamente) o con viviendas de menor precio (I= -0,2847 y -0,3932 respectivamente), incluso con alto porcentaje de trabajadores con contrato temporal en el caso del porcentaje de paro en 2011 (I= 0,4814). En el caso del porcentaje de población joven y del porcentaje de población inmigrante, nuevamente la relación resulta más débil, a lo que en este caso se suma el porcentaje de barrios con un aumento significativo del paro entre 2006 y 2011 rodeados de barrios con altos porcentajes de trabajadores con contrato temporal, que también resulta modesto (I= 0,1927).

 

Cuadro 5.
Correlación entre desempleo y vulnerabilidad socioeconómica por barrios
de la ciudad de Madrid (I global de Moran)

Indicadores de vulnerabilidad socioeconómica

Aumento del paro 2006-11 (%)

Paro/poblac. edad activa 2011 (%)

Porcentaje de población joven (entre 16 y 24 años)

0,1404

0,1892

Porcentaje de inmigrantes sobre población total

0,0196

0,1993

Porcentaje de población sin ESO

0,2824

0,5595

Precio medio de la vivienda (euros/metro cuadrado)

-0,2847

-0,3932

Porcentaje de trabajadores con contrato temporal

0,1927

0,4814

Fuente: Ayuntamiento de Madrid y elaboración propia.

 

Conclusiones

La crisis económica se ha convertido en un contexto que presiona sobre la vida diaria de muchos ciudadanos y sobre el futuro de la sociedad española en su conjunto. Pero la actual crisis -como todas las anteriores del capitalismo- tiene una dimensión espacial aún poco explorada, uno de cuyos aspectos más relevantes es, sin duda, el análisis de su desigual impacto sobre los territorios, visible a diversas escalas, junto a las claves interpretativas de esa diferente sensibilidad.

Las ciudades son protagonistas esenciales de esta crisis, donde se encuentran sus principales manifestaciones y también las mayores asimetrías en cuanto a la distribución de sus costes. Tal como afirma Belil[22] “las ciudades, especialmente las ciudades metropolitanas o de las regiones altamente urbanizadas, se caracterizan por las dinámicas contradictorias que se manifiestan en su desarrollo”. En casos como el de Madrid, núcleo rector de la principal región metropolitana del sur de Europa, que durante un largo periodo se convirtió para muchos en ejemplo de “ciudad ganadora”, con altas tasas de crecimiento, masiva atracción de capitales e inmigrantes y una buena inserción en la red de ciudades globales, la actual crisis ha puesto de manifiesto la pervivencia de importantes fragilidades que ahora se reflejan con toda su crudeza en aspectos como la evolución de su mercado de trabajo.

Lo que comenzó como una crisis financiera y se profundizó tras la aplicación de políticas de austeridad integradas en la agenda neoliberal aún dominante, desbordó pronto sobre el conjunto de la economía madrileña para convertirse en una crisis laboral y social, uno de cuyos principales exponentes ha sido el aumento del desempleo. En tan sólo cinco años, el volumen de desempleados creció en 412.800 personas dentro de la región, de las que 122.367 correspondieron a su capital, lo que supuso en ambos casos duplicar con creces su cifra inicial.

Pero el principal objetivo de estas páginas ha sido analizar esa multiplicación de población redundante, excluida del acceso al empleo, desde el prisma de su desigual distribución espacial, intentando mostrar dónde se encuentran las áreas más golpeadas por el impacto de la crisis y la profundidad de los contrastes. Así, en una perspectiva estática, las tasas de paro en algunos municipios de la periferia meridional de la región triplican los existentes en las ciudades occidentales próximas a la capital, mientras en su interior los valores de los distritos con peor situación duplican los correspondientes a los menos afectados, en tanto las diferencias entre los barrios se acentúan hasta alcanzar una relación de uno a seis entre los extremos. Contrastes similares se repiten al analizar el crecimiento del paro en los años de la crisis, pues a escala interurbana los municipios meridionales más afectados -con tasas de aumento incluso superiores al 300%- triplican los valores correspondientes a los municipios noroccidentales situados al otro extremo de la escala. Pero las diferencias entre los distritos de la capital se sitúan ahora al mismo nivel y se mantiene esa mayor desigualdad observable a escala de barrios, con cinco de ellos que registraron aumentos superiores al 200% mientras otros tantos muestran tasas inferiores al 50%. Tal como ya planteó Veltz[23], se confirma también en este caso que, junto a las macrodiferencias, cobran ahora creciente importancia las microdesigualdades que fragmentan el mosaico urbano.

Más allá de dibujar el mapa del desempleo, si se profundiza en las posibles razones de esa distribución se confirma la idea propuesta por Bauman[24] cuando afirmaba que “existe una afinidad electiva entre la desigualdad social y la probabilidad de transformarse en víctima de las catástrofes”, pues “ocupar el extremo inferior en la escala de la desigualdad y pasar a ser víctima colateral de una acción humana o un desastre natural son posiciones que interactúan como los polos opuestos de un imán: tienden a gravitar la una hacia la otra”. En ese sentido, la utilización del concepto de vulnerabilidad urbana ha resultado de utilidad para comprender por qué algunos distritos y barrios de la ciudad de Madrid muestran hoy tasas o ritmos de crecimiento del paro muy superiores a otros. El cruce de ambas perspectivas -estática y dinámica- sirvió de base a la definición de una tipología de comportamientos frente al desempleo y el establecimiento de correlaciones con seis indicadores de vulnerabilidad permitió identificar la lógica subyacente a estos procesos de forma más consistente.

El resultado final es que pervive una evidente fragmentación entre sectores de la ciudad separados por fronteras intangibles, que se hace patente en el caso del desempleo y que la crisis viene a profundizar. La lógica del mercado inmobiliario, apoyada a veces por el planeamiento, favoreció la atracción de los grupos sociales de mayores ingresos, cualificación y trabajo más estable hacia determinadas áreas que, desde ambas márgenes del eje central de negocios se fueron extendiendo hacia la periferia septentrional comprendida en un arco entre las autovías de La Coruña (A-6) y Barcelona (A-2), que han sido las afectadas de forma menos negativa. No obstante, en su interior perviven ciertos enclaves que fueron extrarradios y donde residen grupos sociales de menor renta y una elevada proporción de inmigrantes, que están ahora entre los más golpeados por el desempleo. Como contrapunto, desde la margen sur del distrito Centro y en dirección a los espacios que durante décadas mantuvieron una identidad industrial y ferroviaria asociada a menores precios del suelo y población de menor poder adquisitivo se mantienen situaciones de vulnerabilidad socioeconómica mucho más acusada, lo que también coincide con mayores ritmos de incremento del paro.

En resumen, tal como ocurrió en anteriores crisis, su impacto es mayor en aquellos sectores sociales con menores recursos económicos, patrimoniales y cognitivos, que tienden a concentrarse en determinadas áreas urbanas, lo que acentúa la polarización socioespacial y provoca la formación de bolsas localizadas de población en riesgo de exclusión, donde a las carencias de muchos residentes se añaden las del entorno en que viven. De este modo, los procesos del presente trabajan sobre herencias del pasado acumuladas a lo largo de su trayectoria que, en bastantes ocasiones, se resisten a desaparecer y explican la continuidad de ciertos rasgos morfológicos, sociales o funcionales coherentes con esa biografía de la ciudad[25] que, en momentos de cambio como los actuales, se actualiza.

 

Notas

[1] El presente artículo se integra dentro del proyecto de investigación del Plan Nacional de I+D+i titulado Efectos socioterritoriales de la crisis económica en las áreas urbanas de España: políticas públicas y estrategias de resiliencia (CSO2012-36170). Los autores agradecen a Simón Sánchez Moral (UCM) sus comentarios a una versión inicial del texto, así como las observaciones y sugerencias de mejora hechas por los evaluadores anónimos.

[2] Martin 2011, p. 592.

[3] Pike, Dawley y Tomaney 2010, Méndez 2012.

[4] Hadjimichalis 2011, p. 257.

[5] CEPAL 2002.

[6] Hernández Aja 2007, p. 8.

[7] De Santiago 2010.

[8] Pérez de Armiño 2000, p. 3.

[9] Sobre las ciudades que la bibliografía internacional califica ahora como shrinking cities y resurgent cities pueden consultarse Fol y Cunningham-Sabot, 2011, Sánchez Moral, Méndez y Prada 2012.

[10] Perló 2011, Harvey 2012; Fujita edit. 2013.

[11] Véase, por ejemplo, Lee, Morris y Jones 2009, Glaeser 2011, Stolarick y Currid-Halkett, 2013.

[12] Clark 2009.

[13] Soto 2010.

[14] Información disponible en http://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/ Ayuntamiento/Estadistica/Distritos-encifras?vgnextfmt=default&vgnextchannel= 27002d05cb71b310VgnVCM1000000b205a0aRCD)

[15] Touraine 2010.

[16] Puede consultarse Observatorio Metropolitano 2007; Méndez, Sánchez Moral y Ondátegui 2007.

[17] La falta de información actualizada sobre población activa obliga a utilizar los datos del Padrón Municipal, que identifican la población en edad activa (16-65 años) para relacionarla con el volumen de desempleados. Los resultados obtenidos son inferiores a las tasas de paro en sentido estricto, que sólo consideran aquella población que participa en el mercado de trabajo, pero permiten comparar la gravedad de la situación en las diferentes unidades territoriales, su crecimiento en estos años y las profundas desigualdades existentes.

[18] Véase Ayuntamiento de Madrid 1982; Observatorio Económico 2005.

[19] De Santiago 2012.

[20] Temes, 2014.

[21] Méndez, 2013.

[22] Belil 2012.

[23] Veltz 1999.

[24] Bauman 2011, p. 14.

[25] Capel 2009.

 

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© Copyright Ricardo Méndez y José Prada-Trigo, 2014. 
© Copyright Scripta Nova, 2014.

 

Edición electrónica a cargo de Gerard Jori.

 

Ficha bibliográfica:

MÉNDEZ, Ricardo; PRADA-TRIGO, José. Crisis, desempleo y vulnerabilidad en Madrid. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 20 de abril de 2014, vol. XVIII, nº 474. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-474.htm>. ISSN: 1138-9788.
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