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Índice de Scripta Nova

Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XVIII, núm. 490, 1 de octubre de 2014
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

INTERRELACIONES AUTOIDENTIFICATORIAS EN CATALUÑA. JÓVENES “AUTÓCTONOS”, COMUNITARIOS, MAGREBÍES E HISPANOAMERICANOS*

Cecilio Lapresta-Rey
Depto. de Geografía y Sociología - Universitat de Lleida
clapresta@geosoc.udl.cat

Ángel Huguet-Canalís
Depto. de Pedagogía y Psicología - Universitat de Lleida
huguet@pip.udl.cat

Carmen Poalelungi
Depto. de Geografía y Sociología - Universitat de Lleida
cvpoalelungi@geosoc.udl.cat

Recibido: 15 de enero de 2013. Devuelto para correcciones: 14 de mayo de 2014. Aceptado: 17 de junio de 2014.

Interrelaciones autoidentificatorias en Cataluña. Jóvenes “autóctonos”, comunitarios, magrebíes e hispanoamericanos (Resumen)

Situados en Cataluña y desde una perspectiva cuantitativa, existen muy pocos trabajos que analicen la construcción de las autoidentificaciones múltiples y sus interrelaciones en el caso de los migrantes, así como el poder explicativo de la autoidentificación con España y el área de origen sobre la autoidentificación con Cataluña. Todo ello se acentúa al incluir en el análisis el impacto de la cohorte generacional y la comparación con los “autóctonos”. Precisamente el estudio de estas dinámicas es el objetivo principal de este artículo. Los resultados son fruto del análisis de un cuestionario aplicado a un total de 1074 jóvenes de 14-16 años en Cataluña (437 migrantes y 637 “autóctonos”). Las principales conclusiones apuntan hacia el poder analítico de las autoidentificaciones, las diferencias entre “autóctonos” y migrantes, la escasísima interacción de la identificación con el área de origen en los procesos analizados, así como las diferencias en función de las cohortes.

Palabras clave: autoidentificación múltiple, segunda generación, identidad, cohorte generacional, Cataluña (España).

Self-identificatory interrelationships in Catalonia. “autochthonous”, EU citizens, Maghrebi and Latin American youth (Abstract)

Very few works located in Catalonia and adopting a quantitative perspective analyze the construction of multiple self-identifications and their interrelations in the case of migrants, as well as the explanatory power of the self-identification with Spain and the area of origin on the self-identification with Catalonia. This is enhanced by including in the analysis the impact of the generational cohort and a comparison with the "autochthonous". Precisely the analysis of these dynamics is the main objective of this article. The results are based on the analysis of a questionnaire applied to a total of 1074 youths of 14-16 years in Catalonia (437 migrants and 637 "autochthonous"). Key findings point to the great analytical power of self-identifications, the differences between "autochthonous” and migrants, the minimal interaction of identifying the area of origin in the analyzed processes and differences depending on the cohort.

Key words: multiple self-identification, second generation, identity, generational cohort, Catalonia (Spain).


España se convirtió durante las dos últimas décadas en uno de los principales destinos de los flujos migratorios que se están produciendo a escala mundial, convirtiendo la sociedad española en un escenario próximo a lo que Vertovec denomina Superdiversidad[1]. Para ilustrar este hecho, tan solo indicar que a 1 de enero de 2013 el número de personas extranjeras empadronadas en el Estado español se eleva a 5.000.258, lo que supone el 11,76% de su población, situada por encima de los 47.000.000 de habitantes (47.129.783). Entre ellos se encuentran personas de más de 100 nacionalidades, con la diversidad cultural, lingüística, religiosa, socioeconómica, sociocultural, legal, etc. que ello conlleva[2].

Esta configuración ha sido fruto de un ciclo migratorio que presenta ciertas peculiaridades respecto a otros países de su entorno. La principal de ellas reside en su extremada rapidez y volumen. En este sentido, en el año 1996 los extranjeros empadronados en España eran 1.067.478 (suponiendo el 2,69% del total de habitantes), llegando a día de hoy a los citados 5.000.258[3]. Ello significa que en un periodo de tan solo 15 años los residentes extranjeros se han quintuplicado. Por otro lado, su distribución geográfica no ha sido, ni es, homogénea. Así, las zonas en las que se encuentra una más elevada concentración son el arco mediterráneo, el eje del río Ebro y Madrid.

Si bien en la actualidad, analizando el proceso en perspectiva, se ha entrado en un “nuevo ciclo migratorio”, caracterizado por el estancamiento e incluso disminución del número de extranjeros en su conjunto, no es así si se consideran diferentes estratos de la población migrada. De este modo, en el caso de los y las jóvenes de nacionalidad no española de hasta 19 años, en el conjunto de España se ha producido un incremento en el periodo 2008-2013 del 5,61%, pasando de ser 1.025.419 a 1.083.036[4].

Cataluña, Comunidad Autónoma del Estado español no ha sido ajena a todos estos procesos, compartiendo, en términos generales, los rasgos que se acaban de mencionar. Es más, en cifras absolutas es el territorio que concentra un mayor número de extranjeros/as, 1.158.472, un 15,33% de su población (7.553.650). Y retomando el colectivo de jóvenes considerado, es destacable que en términos porcentuales el incremento entre 2008 y 2013 es superior al de España (un 9,97% frente al 5,61%)[5].

Estos datos corroboran que en la actualidad en Cataluña se ha constituido una generación de jóvenes, entre los cuales se encuentran un importante número de extranjeros, que plantea el reto de construir un modelo de sociedad cohesionada.

Como es sabido, la histórica pluralidad lingüística, cultural e identitaria de algunos de los territorios que componen España es reconocida por la Constitución española aprobada en 1978. Este es el caso de Cataluña, que a partir de este reconocimiento y gracias al desarrollo de sus diferentes Estatutos de Autonomía, ha llegado a una situación en la que se han alcanzado ciertas cotas de autogobierno, si bien son limitadas[6],[7]. Pero aparte de ello, uno de los factores determinantes en la configuración estatal española, ha sido el desarrollo de nacionalismos que han creado sinergias de especial interés de cara al análisis de las autoidentificaciones territoriales. En esta línea, una de sus consecuencias reside en el hecho de que, identitariamente, se ha construido un significativo sentimiento nacional tanto en España como en Cataluña que, en palabras de Requejo, puede potenciar en el futuro una considerable confrontación nacional, “the lack of recognition and political accommodation of minority nations within the Spanish state display an statist bias and make it likely that the agonistic confrontation between the different national groups will continue in the coming years[8].

De manera evidente, esta situación se ha traducido en las autoidentificaciones que las personas construyen en Cataluña y en España. Así, en el caso de los jóvenes residentes en Cataluña de entre 15 y 29 años nacidos en el territorio nacional, tan solo un 8,50% se autoidentifica exclusivamente español o antes español que catalán, mientras que un 47,40% lo hace como exclusivamente catalán o más catalán que español[9].

Pero entre ellos, se encuentra un significativo número de hijos e hijas de las migraciones que, como se argumentará, construyen sus identidades por caminos muy diferentes a los de los jóvenes “autóctonos”[10].

Ello no es óbice, al contrario, para el desarrollo de análisis focalizados en la autoidentificación con Cataluña, así como su interrelación con otras autoidentificaciones en diferentes cohortes generacionales. Teniendo en cuenta esta premisa, en el contexto catalán todo ello conlleva considerar no solamente y de una manera especial la autoidentificación con España, sino también con el área de origen en el caso de los migrados.


Autoidentificación territorial múltiple y Cohorte Generacional

Por su propia naturaleza, el proceso de integración es multidimensional e incluye factores de diversa índole, entre los que se encuentran estructurales, funcionales y culturales, sociales e identificativos[11],[12], que operan de manera interrelacionada y no determinante.

Partiendo de esta premisa y del objetivo principal de este artículo, en este momento se debe destacar la importancia de la esfera identificatoria[13]. Y lo es porque se refiere, en el caso de los “autóctonos”, pero especialmente entre los descendientes de migrantes[14], a aspectos tan fundamentales como de qué manera perciben y sienten sus pertenencias o no pertenencias a la “nueva” sociedad y a la de origen (propia o de sus progenitores), sus actitudes hacia ellas, el desarrollo o no de lazos afectivos con el territorio, las relaciones sociales o los valores y estereotipos[15].

Todo ello tiene claras consecuencias en el posterior proceso de integración de estas personas, ya que ofrecen (y en multitud de ocasiones imponen) una disponibilidad jerarquizada de marcos identificatorios[16]. Además Portes y Rumbaut (2001), circunscritos a los migrados, indican que se ven sometidos a tensiones entre las familias, que desean que sus descendientes conserven algunos de los elementos identitarios y culturales de su propia cultura, y las instituciones sociales de la sociedad de destino, las cuales empujan en opuesta dirección. Directamente relacionado con este último punto, se puede llegar a situaciones en las que se produce una exposición continua al mensaje explícito o implícito de que no forman parte de la sociedad mayoritaria por razones étnicas o culturales. Como consecuencia, son definidos como translation artists ya que deben conjugar muy desiguales expectativas sobre ellos. Una situación que se repite en el caso de los jóvenes “autóctonos”, pero con una naturaleza muy distinta.

En esta línea, ya Erikson (1968) a mediados del siglo pasado indicaba que la adolescencia es una etapa claramente marcada por una “crisis de identidad”, en la que los cambios psicológicos, emocionales y sociales propios de la misma determinan en gran medida su conformación. Como consecuencia las autoidentificaciones son consideradas como una soft variable que se construye y re-construye a lo largo de toda la vida, pero de especial importancia en el caso de los jóvenes migrantes, debido a sus implicaciones de cara a una incorporación satisfactoria[17]. Del mismo modo, Rumbaut (1994), hace prácticamente dos décadas redundaba en que el proceso de formación de las autoidentificaciones en los adolescentes descendientes de migrantes resultan claves a la hora de su proceso de integración, ya que se encuentran con múltiples tensiones interculturales e intergeneracionales, cuya imbricación puede implicar una aculturación disonante. E igualmente Portes, Celaya, Vickstrom y Aparicio (2012) o Portes Vickstrom y Aparicio (2011) reiteran el hecho de la importancia de las construcciones autoidentificatorias, especialmente en el caso de los adolescentes, debido al decisivo papel que en el futuro jugarán de cara a su integración, ya que los migrantes adultos generalmente, suelen haber forjado sólidas autoidentificaciones en sus lugares de origen, quedando así limitada la identificación con la sociedad de destino.

En definitiva, existe un gran consenso entre la comunidad científica, respecto el hecho de que los jóvenes migrantes construyen complejas tramas autoidentificatorias en las que se combinan diferentes referentes culturales y etiquetas (pan-étnicas, nacionales, hyphenated, nonhyphenated). En esta construcción, la interacción y articulación entre ellas reflejan procesos sociales más profundos. Unos procesos sociales, entre los que se encuentran las diferentes posiciones de poder de los colectivos, o los efectos de las instituciones sociales que, repetimos, tienden a potenciar una orientación cultural, lingüística e identitaria homogeneizadora.

Por otro lado, y circunscritos a los análisis de las autoidentificaciones y tensiones culturales que experimentan los migrantes, una de las condiciones que reiteradamente se ha mostrado muy influyente es la cohorte generacional.

La cohorte generacional, utilizando la formulación elaborada por Rumbaut (2004), basada en la tipología de Warner y Strole (1945)[18], diferencia estratos de población en función de las diferentes experiencias culturales, educacionales, identitarias, sociales, relacionales, etc. derivadas de migrar en una edad u otra, el haber nacido en la sociedad receptora, o la composición de la pareja de progenitores. De este modo, la cohorte 1.0 la constituyen aquellos migrantes que han llegado a la sociedad de destino con 18 o más años, la 1.25 los que lo han hecho entre los 13 y los 17, la 1.50 entre los 6 y los 12 años y la 1.75 entre los 0 y los 5. En el caso de haber nacido en la sociedad de receptora de sus progenitores, la cohorte generacional 2.0 incluye a los descendientes de parejas formadas por dos migrantes y la 2.5 a los de parejas mixtas.

Esta tipología no es aleatoria o arbitraria. En el caso de los incluidos en los primeros años de la cohorte 1.0 y los que componen la 1.25, son personas llegadas al inicio de la juventud o el final de la adolescencia, que han llevado a cabo mayoritariamente su socialización en la sociedad de origen y que se insertan en las últimas etapas del sistema educativo o, directamente, se incorporan al mercado laboral. Teniendo en cuenta este hecho, y de manera hipotética, sus experiencias y outcomes estarían mucho más cercanos a los migrados adultos que a los más jóvenes o los nacidos en destino[19]. Los que llegan teniendo entre 6 y 12 años (cohorte 1.50) ya han tenido un cierto grado de contacto y oportunidad de iniciar su socialización en origen, habiendo iniciado allí su formación educativa, lingüística y cultural, pero que la completarán durante un importante periodo en la sociedad de destino. Por su parte, los que llegan durante los primeros años de su infancia (cohorte 1.75) han tenido poco o nulo contacto directo con su sociedad de origen, desarrollando la mayor parte del proceso de socialización y toda su formación educativa, cultural y lingüística en la sociedad receptora, lo que los expone a unas experiencias vitales y produce unos posibles outcomes muy cercanos a los hijos de migrantes nacidos en destino -cohortes 2.0 y 2.5-.

Profundizando en el uso analítico de las cohortes, Waters y Jiménez (2005) inciden en que permiten ajustar el estudio generacional, ya que los sujetos de diferentes generaciones, pero de similar cohorte generacional, experimentan similares experiencias en las sociedades de destino. Ello es debido, a que pueden tener vivencias similares por el hecho de pertenecer a la misma cohorte generacional. Además permite superar una “supuesta” concepción temporalmente secuencial, ya que, como se acaba de indicar en cada generación existen diferentes cohortes y cada cohorte existe en diferentes generaciones. Complementariamente, permite segregar en función de uno de los elementos que reiterativamente se muestra significativo en el estudio de las experiencias y outcomes de los descendientes de migrantes, que es el haber nacido o no en la sociedad de destino y, en su caso, tener un progenitor o ambos migrante (cohortes generacionales 2.0 y 2.5)[20].

El impacto de la cohorte generacional (en su formulación aquí adoptada) en la interrelación entre las diferentes autoidentificaciones, es un elemento que ha sido el foco de atención de pocos trabajos a nivel internacional en general y en España y Cataluña en particular. Los existentes suelen centrarse en cómo factores socioestructurales o educativos intervienen en la conformación de la autoidentificación con la sociedad[21]. Y lo es todavía menor si se observan como contrapunto estos procesos en el caso de los jóvenes “autóctonos”.

Por otra parte, los trabajos elaborados en los Estados Unidos o España con diferentes colectivos y en diferentes contextos desde una perspectiva cualitativa[22], muestran como, por encima de las peculiaridades de cada colectivo, existe un común denominador, que son las complejas tramas autoidentificatorias que desarrollan los descendientes de migrantes. Además, en la práctica totalidad de los casos, son diferenciadas de las de sus progenitores, y en su conformación son muy significativas su contacto e identificación con el referente de origen, y/o el hecho de haber nacido en la sociedad de destino. Así, se establecen diferentes patrones de identificación entre las cohortes generacionales, aunque de nuevo, y como tendencia general, conforme se suceden las cohortes se tiende a una mayor coidentificación con la sociedad de acogida.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, y evidentemente de manera complementaria a los trabajos citados, se debe repetir que existe una significativa carencia de estudios con muestras lo suficientemente numerosas, que analicen el efecto de diversas autoidentificaciones territoriales sobre la autoidentificación con la sociedad de destino.  Esta escasez, se acentúa si se incluyen en el análisis, su interrelación en cada cohorte generacional y, además, una perspectiva comparada con los “autóctonos”[23]. Precisamente aportar datos empíricos sobre estos procesos es el objetivo de este artículo.


Objetivos

Los objetivos de este artículo son:

  1. Analizar la interrelación y el poder predictivo de las autoidentificaciones con España y el área de origen sobre la autoidentificación con Cataluña de los jóvenes de 14 a 16 años de origen comunitario[24], magrebí e hispanoamericano residentes en Cataluña, globalmente y en función de la cohorte generacional.
  2. Analizar la interrelación y el poder predictivo de las autoidentificaciones con España sobre la autoidentificación con Cataluña de los jóvenes de 14 a 16 años “autóctonos” residentes en Cataluña.
  3. Comparar los diferentes procesos de autoidentificación entre los colectivos considerados en función del origen y, en el caso de los migrados, según la cohorte generacional.


Metodología

Como es sabido, en España y Cataluña existe una importante carencia de datos oficiales sobre el perfil sociodemográfico de los jóvenes de origen inmigrante. En los censos, y al menos hasta el momento, no se cuestiona por ejemplo sobre los años de residencia en el país o el lugar de nacimiento de los padres[25] Esta eventualidad supone graves limitaciones a la hora de diseñar muestras representativas, especialmente si se quiere atender al estrato “cohorte generacional”. Por lo tanto, para paliar este obstáculo, y aconsejados en su elección por las autoridades educativas catalanas en lo referente a presencia de inmigración en las escuelas, la estrategia que se siguió fue encuestar a todos los jóvenes de origen comunitario, magrebí e hispanoamericano que se encontraban cursando 2º y 4º de la Enseñanza Secundaria Obligatoria de 10 centros educativos de toda Cataluña repartidos del siguiente modo:

Otra causa del hecho de acudir a centros educativos reside en que en España y Cataluña, el índice de escolarización de los jóvenes de origen inmigrante es prácticamente total, ya que la legislación garantiza, por encima de su estatus legal, el derecho y deber a la educación de todas las personas en edad escolar.

Con la finalidad de obtener indicadores que permitiesen cubrir los objetivos fijados se diseñó un cuestionario sociodemográfico y de autoidentificación que se aplicó a un total de 437 jóvenes de origen inmigrante escolarizados en Cataluña. La distribución según los estratos área de origen[26] y cohorte generacional se presenta en el Cuadro 1.

 

Cuadro 1.
Distribución muestral de los migrados según los estratos área de origen y cohorte generacional

Área de Origen

Cohorte Generacional

Unión Europea

Magreb

Hispanoamérica

1.25

1.50

1.75

2.0

n

%

n

%

n

%

N

%

n

%

n

%

n

%

101

23,12

105

24,02

231

52,86

104

23,81

234

53,55

52

11,89

47

10,75

Fuente: Elaboración propia con base en la encuesta realizada.

 

La media de edad de los participantes es de 14,78 años, siendo el 48,10% chicos y el 51,90% chicas. Por su parte, la causa del escaso porcentaje de personas incluidas en las cohortes 1.75 y 2.0 se debe a la rapidez del ciclo migratorio y la todavía corta edad de los descendientes de migrantes[27].

Paralelamente se aplicó el mismo cuestionario a un total de 637 jóvenes “autóctonos” nacidos en Cataluña pertenecientes a los mismos centros educativos, de los cuales el 52,19% son hombres y el 47,81% mujeres. Su media de edad se sitúa en 14,62 años.

En lo que a la fiabilidad del instrumento respecta, se testó mediante la técnica test-retest, con un periodo de tres meses entre las dos aplicaciones, obteniendo un significativo índice de correlación: r = .703 (p < .000).


Variables

Las variables utilizadas en esta investigación son las siguientes:


Tratamiento de los resultados

Los datos obtenidos se han tratado mediante el paquete estadístico integrado SPSS para Windows.

Para el análisis de los datos se han utilizado estadísticos descriptivos (medidas de tendencia central y de dispersión -Media y Desviación Típica-). Igualmente, el tipo de variables permite aplicar pruebas de análisis de la varianza, con el fin de comprobar el efecto de las variables área de origen y cohorte generacional (nominal) sobre la autoidentificación con Cataluña (escala). En este caso se han utilizado la ANOVA y la prueba de Bonferroni, la cual posibilita profundizar en el análisis si la primera resulta significativa.

De la misma manera, las variables permite también usar pruebas de asociación entre ellas (matrices de correlación), así como estudiar el poder predictivo / explicativo de diversas variables independientes (autoidentificación con España y autoidentificación con el área de origen), sobre una dependiente (autoidentificación con Cataluña), a través de regresiones lineales múltiples. Y ello tanto para el conjunto de descendientes de migrantes, como en cada una de las cohortes generacionales consideradas. Igualmente se ha procedido con los “autóctonos”, si bien en este caso la variable independiente ha sido solamente la autoidentificación con España. En todo momento el nivel de significación utilizado ha sido del .05.


Resultados

Autoidentificación con Cataluña y autoidentificaciones múltiples

Comparando a “autóctonos” y los migrados en su totalidad, los primeros alcanzan una autoidentificación media con Cataluña de 72,64 (en una escala de 0 a 100 en la que 0 sería nada autoidentificado con Cataluña y 100 una total autoidentificación), mientras que los migrantes se quedan en un valor de 39,37. Además, esta menor identificación con Cataluña es estadísticamente significativa –F(1,1073)= 294,798; p< .000-.

Profundizando en el caso de los jóvenes migrados, se comprueban diferentes comportamientos en función del área de origen. Así, los que desarrollan un más alto grado de autoidentificación con Cataluña son los magrebíes (48,85), seguidos de los procedentes de la Unión Europea (47,49) y de los hispanoamericanos (21,10). Además, el contraste de medias constata que el menor nivel de autoidentificación con Cataluña desarrollado por los hispanoamericanos respecto los otros grupos, es estadísticamente significativo[28] (Cuadro 2).

 

Cuadro 2.
Autoidentificación media con Cataluña de Comunitarios, Magrebíes e Hispanoamericanos

 

Media

Desv. Típica

Unión Europea

47,49

35,37

Magreb

48,85

32,69

Hispanoamérica

27,10**

32,06

**Significativa al nivel .01.
Fuente: Elaboración propia con base en la encuesta realizada.

 

Pero también estos jóvenes construyen al mismo tiempo coidentificaciones territoriales con España y sus respectivas áreas de origen. En el Cuadro 3 se observa que, como tendencia general, la autoidentificación con España adquiere valores algo más altos aunque bastante similares que en el caso de la autoidentificación con Cataluña, mientras que la vinculación con el área de origen es mucho más alta. Así, en el caso de la autoidentificación con España, los que muestran un mayor grado son los comunitarios (53,43), seguidos magrebíes (45,36) y de los hispanoamericanos (35,33). En cambio, y pasando a la autoidentificación con el área de origen, en el caso de los hispanoamericanos el valor medio es de 84,68, en el de los magrebíes de 80,93 y en el de los de la Unión Europea de 78,20.

 

Cuadro 3.
Autoidentificación media con España y el Área de Origen de Comunitarios, Magrebíes e Hispanoamericanos

Autoidentificación con España

Autoidentificación con el área de origen

 

Media

Desv. Típica

Media

Desv. Típica

Unión Europea

53,43

34,01

78,20

33,48

Magreb

45,36

31,04

80,93

28,45

Hispanoamérica

35,33

36,58

84,68

27,05

Fuente: Elaboración propia con base en la encuesta realizada.

 

Autoidentificación con Cataluña y cohorte generacional

La cohorte generacional ejerce un impacto sobre la autoidentificación con Cataluña.

Se observa una clara dinámica en todos los casos que radica en una mayor autoidentificación con Cataluña conforme se suceden las cohortes. Pero esta mayor autoidentificación con Cataluña es significativa en la cohorte 2.0 respecto a las 1.25 y 1.50 en el caso de comunitarios e hispanoamericanos, y no entre los magrebíes[29] (Cuadro 4). O dicho de otro modo, las diferencias observadas en el grado de autoidentificación con Cataluña muestran un comportamiento diferenciado en el caso de las cohortes 2.0 respecto a las 1.25 y la 1.50 entre comunitarios e hispanoamericanos, pero no se puede afirmar lo mismo en el caso de los magrebíes.

 

Cuadro 4.
Autoidentificación media con Cataluña de Comunitarios, Magrebíes e Hispanoamericanos según Cohorte Generacional

Unión Europea

Magreb

 

Hispanoamérica

Media

Desv. Típica

Media

Desv. Típica

Media

Desv. Típica

Cohorte 1.25

39,35*

33,52

38,56

29,92

22,73*

29,21

Cohorte 1.50

35,96*

29,21

51,55

30,52

23,68*

29,3

Cohorte 1.75

44,41

40,35

42,64

36,65

42,40

44,94

Cohorte 2.0

76,65*

22,03

60,75

33,82

59,96*

30,62

*Significativa al nivel .05.
Fuente: Elaboración propia con base en la encuesta realizada.

 

Autoidentificación con Cataluña: asociaciones e influencias de las autoidentificaciones con España y el Área de origen

Otro aspecto de crucial importancia de cara a profundizar en las autoidentificaciones en cada uno de los colectivos, es el análisis de la asociación entre ellas, así como su sentido (Cuadro 5).

 

Cuadro 5.
Matrices de correlaciones bivariadas

Autoidentificación con España

Autoidentificación con Área de Origen

Unión Europea

   

Cohorte 1.25

Autoidentificación con Cataluña

.690**

.068

Sig.

.000

.703

Cohorte 1.50

Autoidentificación con Cataluña

.436**

-.110

Sig.

.001

.447

Cohorte 1.75

Autoidentificación con Cataluña

.598

.592

Sig.

.210

.216

Cohorte 2.0

Autoidentificación con Cataluña

-.639*

.080

 

Sig.

 

.046

.826

Magreb

   

Cohorte 1.25

Autoidentificación con Cataluña

.783**

-.158

Sig.

.000

.519

Cohorte 1.50

Autoidentificación con Cataluña

.674**

-.312*

Sig.

.000

.045

Cohorte 1.75

Autoidentificación con Cataluña

.597**

-.151

Sig.

.002

.470

Cohorte 2.0

Autoidentificación con Cataluña

.067

-.395

 

Sig.

 

.798

.116

Hispanoamérica 

   

Cohorte 1.25

Autoidentificación con Cataluña

.710**

-.229*

Sig.

.000

.036

Cohorte 1.50

Autoidentificación con Cataluña

.590**

-226**

Sig.

.000

.007

Cohorte 1.75

Autoidentificación con Cataluña

.550*

-.131

Sig.

.040

.351

Cohorte 2.0

Autoidentificación con Cataluña

.772**

-.236

 

Sig.

 

.004

.255

Nacidos en Cataluña 

   

Autoidentificación con Cataluña

-.554**

 

Sig.

 

.000

 

*Significativa al nivel .05.
**Significativa al nivel .01.
Fuente: Elaboración propia con base en la encuesta realizada.

 

En el caso de la autoidentificación con Cataluña de los migrados procedentes de la Unión Europea, se comprueba una alta, positiva y significativa correlación con la autoidentificación con España en las cohortes 1.25 y 1.50 (r=.690** y r=.436** respectivamente), lo que indica que existe una asociación fuerte en el sentido de que a un mayor grado de identificación con Cataluña, también un mayor grado de identificación con España y viceversa. Pero esta tendencia varía en la cohorte 2.0, recordemos jóvenes nacidos en Cataluña, en la que la correlación alcanza un valor muy considerable, significativo y negativo (r=-.639*), lo que implica que a una mayor autoidentificación con Cataluña, menor con España (y a la inversa). Otro aspecto de absoluta relevancia, es que en ningún caso existe relación entre la autoidentificación con Cataluña y el área de origen.

Un comportamiento algo diferenciado se encuentra entre los y las jóvenes procedentes del Magreb. Si bien siempre se mantiene una muy alta, positiva y significativa correlación entre la autoidentificación con Cataluña y con España (r=.783** para la cohorte 1.25; r=.674** para la 1.50 y r=.597** para la 1.75), ésta desaparece en la cohorte 2.0. Y también, la asociación entre la autoidentificación con Cataluña y el área de origen es inexistente, a excepción de la 1.50, en la que es considerable pero negativa (r=-.312*).

En el caso de los hispanoamericanos, como tendencia general, se establecen unos patrones correlacionales muy similares a los descritos con anterioridad, aunque se encuentran algunas reseñables diferencias. En primer lugar, se mantiene la muy alta, positiva, y significativa asociación entre la autoidentificación con Cataluña y España en todas las cohortes; 1.25 (r=.710**), 1.50 (r=.590**), 1.75 (r=.550*) y 2.0 (r=772**). Pero en la cohorte 2.0, se mantiene una muy alta, positiva y significativa (y no negativa como ocurría entre los comunitarios). En segundo lugar, la interrelación entre la autoidentificación con Cataluña y el área de origen, es significativa, negativa y algo menos robusta en las cohortes 1.25 (r=-.229*) y 1.50 (r=-.226**), desapareciendo en el resto.

Por último, es importante contemplar el contrapunto de los “autóctonos”, entre los que la asociación entre la autoidentificación con España y con Cataluña es opuesta, a saber; se evidencia una alta, inversa y significativa correlación entre ellas (r=-.554**), lo que significa  que a una autoidentificación mayor con Cataluña menor con España.

Hasta este punto se ha comprobado la existencia y no existencia de asociación entre las diferentes autoidentificaciones, pero ello no posibilita detectar el poder predictivo/explicativo de las mismas sobre la autoidentificación con Cataluña. Para ello se han llevado a cabo análisis de regresión lineal múltiple para cada colectivo (incluidos los “autóctonos”) y cohorte, en las que se ha considerado como la variable dependiente la autoidentificación con Cataluña y como predictores la autoidentificación con España y con el área de origen (Cuadro 6).

 

Cuadro 6.
Regresiones Lineales Múltiples

Variable Dependiente: Autoidentificación con Cataluña
Predictores: Autoidentificación con España / Autoidentificación con el área de origen

Cohorte Generacional 1.25

Cohorte Generacional 1.50

Cohorte Generacional 1.75

Cohorte Generacional 2.0

Β

Sig.

β

Sig.

β

Sig.

Β

Sig.

Unión Europea

             

Autoidentificación con España

.712**

.000

.433**

.002

.477

.314

-.637

.065

Autoidentificación con área de origen

.165

.324

-.099

.452

.468

.322

.022

.943

Constante

-25.062

33.965

-32.939

105.264

R2

.503**

.001

.200**

.005

.563

.289

.409

.158

Magreb

               

Autoidentificación con España

.781**

.000

.640**

.000

.589**

.003

.067

.788

Autoidentificación con área de origen

-.147

.345

-.211

.075

-.049

.781

-.395

.129

Constante

36.508

35.141

23.056

84.980

R2

.635**

.000

.497**

.000

.359**

.007

.161

.294

Hispanoamérica

             

Autoidentificación con España

.696**

.000

.573**

.000

.709

.076

.770*

.019

Autoidentificación con área de origen

-.057

.543

-.058

.417

.227

.499

-.007

.978

Constante

8.500

15.594

-25.344

19.209

R2

.507**

.000

.351**

.000

.353

.175

.596*

.042

Nacidos en Cataluña

             

Autoidentificación con España

-.554**

.000

Constante

100.131

R2

.306**

.000

           

*Significativa al nivel .05. **Significativa al nivel .01.
Fuente: Elaboración propia con base en la encuesta realizada.

 

Considerando los jóvenes procedentes de la Unión Europea, el modelo se ajusta en las cohortes 1.25 y 1.50, es decir, la autoidentificación con España y con el área de origen predicen/explican el 50,3% y el 20% de la variación de la autoidentificación con Cataluña (R2= .503** y R2= .200** respectivamente). Pero los valores del coeficiente β demuestran que la variable con una influencia alta y positiva en ambos casos es la autoidentificación con España (β= .712** y β= .433**) y no con el área de origen. En cambio, en el resto de cohortes, la autoidentificación con Cataluña no es predecible por el comportamiento de ninguna de ellas.

En el caso de los magrebíes el modelo se ajusta en las cohortes 1.25, 1.50 y 1.75 de una manera significativa, con un alto poder predictivo y gradual. Así, la autoidentificación con España y el área de origen predicen el 63,5% de la variación de la autoidentificación con Cataluña en la cohorte 1.25, el 49,7% en la 1.50 y el 35,9% en la 1.75. Y de nuevo, la condición más importante es la autoidentificación con España y no la autoidentificación con el área de origen. En la cohorte 2.0 el modelo no se muestra significativo.

Por su parte, los jóvenes procedentes de Hispanoamérica muestran un comportamiento diferenciado. El modelo se ajusta en todas las cohortes excepto en la 1.75. Además con un poder predictivo muy alto en todos los casos (el 50,7% en la cohorte 1.25, el 35,1% en la 1.50 y el 59,6% en la 2.0). Pero de nuevo, la autoidentificación con España es la única con un muy alto peso en todas ellas, y en ningún caso lo es la autoidentificación con el área de origen.

Por último, y nuevamente como contrapunto a las construcciones autoidentificatorias de los jóvenes de origen migrante, se comprueba que, el caso de los “autóctonos”, es diametralmente opuesto. La autoidentificación con España explica un 30,6% de la autoidentificación con Cataluña, pero la relación entre ambas variables es fuerte y negativa, lo que indica una dirección inversa, es decir, un mayor grado de identificación con España explica uno menor con Cataluña.


Conclusiones y discusión

De manera sintética, los datos presentados indican:

Pero como se ha comentado con anterioridad, que exista interrelación no necesariamente implica que la autoidentificación con España y con el área de origen tengan un poder explicativo/predictivo sobre la autoidentificación con Cataluña. Y aunque en este caso es así, y además de una manera muy alta (entre el 20% y el 80% según colectivos y cohortes), lo es de una manera muy determinada.

De manera evidente, estos resultados tienen las limitaciones propias de un análisis cuantitativo de un fenómeno tan complejo como es el de las autoidentificaciones. Pero ello no imposibilita reflexionar a la luz de los datos obtenidos.

Una primera consideración, a nivel general, es que demuestran el potencial del análisis de las interrelaciones entre las diferentes autoidentificaciones que desarrollan los sujetos de diferentes cohortes, al menos en el contexto catalán, pero extrapolable empíricamente a otros. Y lo es porque, evidentemente sin menospreciar otras variables de naturaleza socioestructural, poseen un alto poder analítico que permite inferir y comprender en parte los comportamientos y construcciones identitarias en las diferentes cohortes.

Pero dicho esto, se debe remarcar que, al menos en el caso de Cataluña, no se cumplen totalmente algunas hipótesis derivadas de la formulación analítica de la cohorte generacional. Así, en el caso de magrebíes, los outcomes autoidentificatorios de las cohortes más cercanas a las de los nacidos en la sociedad de destino (1.75) no se encuentran próximos a los ya nacidos (2.0), antes al contrario, sus pautas están más cercanas a los que han realizado un tránsito migratorio, por encima de la edad de llegada (cohortes 1.25 y 1.50).

Otro aspecto hasta cierto punto discutible a la luz de los resultados presentados, es el similar comportamiento de los miembros de diferentes colectivos de las mismas cohortes[30]. En otras palabras, si bien el comportamiento y construcción autoidentificatoria con Cataluña en las cohortes tiene muchos puntos en común, también es diferenciado en función del área de origen.

Consecuentemente, no se debe caer en la simplificación de no contemplar las singularidades de los miembros de diversos colectivos. Y si bien su explicación pormenorizada supera los límites de este artículo, los trabajos de Lapresta, Huguet y Janes (2010), Lapresta, et al. (en prensa) o Trenchs y Patiño (2013), inciden en que las diferentes construcciones identitarias que construyen los hijos e hijas de las migraciones, son diferentes en función de su origen y su bagaje cultural, pero se encuentran estrechamente ligadas a su nivel de integración social. Un nivel muy dependiente de la satisfacción con su vida en Cataluña y de la percepción de que son valorados social y culturalmente.

Todo lo anterior, abre aspectos sobre los que reflexionar de cara a la comprensión de las pautas autoidentificatorias con Cataluña de los diferentes colectivos de migrantes. Y ellas radican en este caso al menos en tres ejes; a/ la opuesta explicación que proporciona la autoidentificación con España sobre la desarrollada con Cataluña en el caso de “autóctonos” y migrantes; b/ la nula asociación y poder explicativo sobre la autoidentificación con Cataluña, de la autoidentificación con el área de origen y c/ el impacto de las cohortes generacionales en las dinámicas autoidentificatorias.

En relación al primer punto cabe recordar la dinámica histórica en términos identitarios de la sociedad española en general y la catalana en particular. De este modo, el sentimiento nacionalista español y catalán, puede llevar entre los “autóctonos” a conceptualizar como no complementarias hasta cierto grado ambas identificaciones. Este hecho es susceptible de provocar una tendencia hacia que un mayor sentimiento de autoidentificación con Cataluña explique una menor identificación con España.

Pero entre los migrados, parece que sus construcciones autoidentificatorias con Cataluña siguen otra lógica. O dicho de otro modo, el sentido que otorgan a las autoidentificaciones no sigue unos parámetros altamente influenciados por los condicionantes sociohistóricos que tienen un influjo en los “autóctonos”. Ello puede producir que no les suponga ningún “dilema identitario” el sentirse catalanes y españoles y que ambas autoidentificaciones se retroalimenten.

De manera evidente, este hecho de por sí no supone ningún problema, al contrario, lo que puede suponerlo es la interpretación de este hecho, sea desde la óptica que sea, que desarrollan los grupos de poder y, por extensión la sociedad en general. Una sociedad que como se ha argumentado en el marco teórico tiende a crear unas potentes sinergias homogeneizadoras culturales e identitarias[31].

Otro aspecto potencialmente problemático es el segundo eje apuntado: que la autoidentificación con el área de origen no potencie una mayor identificación con Cataluña.

Esta cuestión puede indicar que estos y estas jóvenes no perciban sus rasgos culturales como algo valorado y considerado como propio por la sociedad catalana y española. De este modo, es posible que lleguen a la percepción de que no son reconocidos ni valorados positivamente. En otras palabras y de manera hipotética; estar expuestos continuamente al mensaje de que no forman parte de la sociedad por motivos culturales[32], es susceptible de producir que se conceptualicen como no complementarias la autoidentificación con el área de origen y con Cataluña. Y este aspecto, sí que es susceptible de producir experiencias identitarias y vitales traumáticas[33].

Todo lo anterior nos conduce al tercer eje. Estas consideraciones, están llamadas a ejercer una importante influencia en la explicación de los resultados en las cohortes en las que se existe un poder explicativo entre las autoidentificaciones, pero todavía llega a ser más profundo en las que lo pierden.

Y precisamente menos ligadas se encuentran, en contra de lo que cabría esperar, desde el momento que ya han nacido en la sociedad de destino. O dicho de otro modo, los inputs educativos, culturales, lingüísticos, etc. que reciben estos jóvenes, producen una influencia de la identificación con España sobre la que desarrollan con Cataluña, pero siempre que hayan migrado, quedando relativizado si lo han hecho en una edad u otra y, por lo tanto, lleven más tiempo o menos tiempo en la sociedad de destino. Pero repetimos, desde el momento en el que han nacido en ella (cohorte 2.0), sus experiencias educativas, culturales, relacionales, lingüísticas, etc. mediatizan su influjo.

Sintetizando, en el caso concreto de la autoidentificación con Cataluña, la percepción e imposición de una determinada jerarquía de marcos identificatorios opera entre los que han vivido un tránsito migratorio, y no en los ya nacidos en la sociedad de destino. Y si bien esta identificación con la sociedad de destino se puede ir incrementando, la influencia de otras identificaciones pierde la interrelación que posee en otras cohortes, quedando influenciada por otros factores y construyéndose por otras vías. Evidentemente, este es uno de los campos que requieren de estudios más concretos, con el fin de conocer mejor el por qué de estas dinámicas.

Pero sea como fuere, los jóvenes migrados se convierten en verdaderos translation artist[34] que conjugan de una manera singular sus autoidentificaciones, operando sobre ellas tensiones culturales inter e intrageneracionales, así como societales y comunitarias.

Y este hecho tampoco supone necesariamente un problema u obstáculo, lo puede convertir en tal, una visión de la identidad anclada en unas determinadas premisas, repetimos, heredadas del desarrollo de los Estados-Nación, que parece la imperante entre los miembros de la sociedad de acogida.

Todo lo apuntado tiene importantes repercusiones tanto en el desarrollo de un modelo de sociedad identitariamente inclusivo, así como a nivel de políticas educativas y de acogida. Se ha indicado que uno de los elementos esenciales en la dimensión identitaria de la integración, reside en que implica el desarrollo de un lazo afectivo y un sentimiento de pertenencia a la sociedad en la que se reside, convirtiéndola así en la “propia” sociedad. Pero los datos y reflexiones aportados empujan a pensar que dos de los elementos claves para que ello ocurra no se encuentran muy internalizados por parte de los “autóctonos”, pero tampoco por los migrados: uno, el anclaje del sentimiento de pertenencia en elementos cívicos y de residencia, y: dos, la valoración y aceptación por parte de toda la sociedad de que una posible vía de manifestación de la propia identidad catalana, puede vehicularse a través de otros diacríticos culturales, lingüísticos o religiosos.

De manera evidente, y si bien esta es una de las condiciones más a añadir en el proceso de construcción una sociedad cohesionada e igualitaria, es necesaria la potenciación de la interiorización de esa “nueva” identidad multicultural y multilingüe, tanto en las políticas de acogida como, especialmente, en las educativas. Y no solamente teniendo en cuenta las diferencias que presentan los diferentes colectivos de migrantes por cohortes u origen, sino también, y de mayor importancia si cabe, entre los “autóctonos”.

 

Notas

* Este artículo no hubiera sido posible sin la financiación por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación – Subdirección General de Proyectos de Investigación concedida al proyecto Interdependencia Lingüística y Práctica Educativa. Una integración necesaria en la explicación del desarrollo lingüístico del alumnado de origen inmigrante (REF. EDU2009-08669EDUC). Igualmente gracias a la concesión de un contrato predoctoral por parte de la Generalitat de Catalunya a Carmen Poalelungi (REF. 2013 FI B1 00003).

[1] Vertovec, 2006, 2007.

[2] Instituto Nacional de Estadística, 2014.

[3] INE, 2014.

[4] INE, 2014.

[5] INE, 2014.

[6] Martínez-Herrera y Miley, 2010; Requejo, 2010.

[7] Para una profundización sobre este tópico, por cuestiones de espacio, véase Guibernau (2000a, 2000b) o Llobera (2004).

[8] Requejo, 2010, p. 165.

[9] Alarcón, 2010.

[10] En este documento se opta por la denominación “autóctono” entrecomillado para referirnos a las personas nativas de la sociedad de acogida, y que ni ellos ni sus progenitores son extranjeros ni han vivido una experiencia migratoria internacional.

[11] Gualda, 2011.

[12] Si bien aquí se opta por esta denominación de los factores, existen no pocas clasificaciones que los engloban bajo diferentes etiquetas  (Portes y Rivas, 2011; Solé 2008, 2005; Naïr, 2008; Zapata-Barrero, 2004, 2001; Solé et al., 2002; Blanco, 2000; Touraine, 1997).

[13] Lapresta et al., 2012, Portes et al., 2012; Lapresta et al., 2011; Portes y Rivas, 2011; Portes, Vickstrom y Aparicio, 2011; Lapresta, Huguet y Janés, 2010; Solé e Izquierdo, 2005; Waters y Jiménez, 2005; Solé et al., 2002; Blanco, 2000.

[14] Cabe señalar que en este documento se utilizan las denominaciones “descendientes de migrantes”, “jóvenes de origen inmigrante” o “hijos e hijas de las migraciones”, pero no en el sentido de erigir la inmigración como un atributo personal hereditario. Al contrario, en nuestra conceptualización, estos chicos y chicas son protagonistas de su existencia y construcciones identitarias, diferenciadas de las de sus progenitores.

[15] Portes Vickstrom y Aparicio, 2012; Gualda, 2011; Lapresta et al., 2010; Haines, 2007.

[16] Gualda, 2011.

[17] Portes y Rivas, 2011.

[18] Warner y Strole (1945) diferencian entre los migrantes nacidos en el extranjero (P generation) o en la sociedad de destino -los Estados Unidos en este caso- (F generation). A su vez, entre los primeros, P1 serían los llegados mayores de 18 años y P2 los que lo hicieron con una edad menor. En el caso de los nacidos en destino diferencian entre los nacidos de la pareja migrante en destino (F1) y sus nietos (F2).

[19] Rumbaut, 1997.

[20] Ramakrishnan, 2004.

[21] Portes, et al., 2012; Portes, Vickstrom y Aparicio, 2011; Gualda, 2011; Alarcón, 2010; Aparicio, 2007.

[22] Daha, 2011; Lapresta, et al., 2010; Kaya, 2009; Jiménez, 2008; Haines, 2007; Aparicio y Tornos, 2005; Ramakrishnan, 2004; Besalú y Climent, 2004; Casas, 2003, entre otros.

[23] Cabe en este momento realizar una importante puntualización. Obviamente, considerar conjuntamente a todos los “autóctonos”, especialmente en Cataluña y teniendo en mente que gran parte son igualmente hijos e hijas de migraciones internas anteriores, resulta una limitación. Pero tener en cuenta en el análisis todas las casuísticas posibles, excede los límites de este trabajo.

[24] Como jóvenes comunitarios se entienden a los procedentes de la Unión Europea-27: Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia y Reino Unido.

[25] Se debe indicar que el país de nacimiento de los padres si figura como nueva variable en el último proyecto censal español (2011), aunque estos datos están pendientes de publicación.

[26] Se debe indicar que para la afijación proporcional de este estrato se han utilizado como referencia el lugar de nacimiento o el de los dos progenitores siempre que fuera el mismo.

[27] Portes et al., 2011.

[28] F Hispanoamericanos – Magrebíes (2,434)= 22,252; p< .0000 / F Hispanoamericanos – UE (2,434)= 22,252; p< .000.

[29] F UE – Cohorte Generacional 1.25-2.0 (4,96)= 9,151; p= .020 / F UE – Cohorte Generacional 1.50-2.0 (4,96)= 9,151; p= .002 / F Hispanoamericanos – Cohorte Generacional 1.25-2.0 (4,226)= 8,277; p= .004 / F Hispanoamericanos – Cohorte Generacional 1.50-2.0 (4,226)= 8,277; p= .003.

[30] Waters y Jiménez 2005.

[31] Portes y Rumbaut, 2001; Portes, Celaya y Vikstrom y Aparicio, 2012.

[32] Portes, Vikstrom y Aparicio, 2011.

[33] Feixa, 2008.

[34] Portes y Rumbaut, 2001.

 

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© Copyright Cecilio Lapresta-Rey, Ángel Huguet-Canalís y Carmen Poalelungi, 2014. 
© Copyright Scripta Nova, 2014.

 

Edición electrónica a cargo de Gerard Jori

 

Ficha bibliográfica:

LAPRESTA-REY, Cecilio; HUGUET-CANALÍS, Ángel; POALELUNGI, Carmen. Interrelaciones autoidentificatorias en Cataluña. Jóvenes “autóctonos”, comunitarios, magrebíes e hispanoamericanos. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de octubre de 2014, vol. XVIII, nº 490. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-490.htm>. ISSN: 1138-9788.

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