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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VI, núm. 119 (25), 1 de agosto de 2002

EL TRABAJO

Número extraordinario dedicado al IV Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)
 

EL PROCESO DE INCORPORACIÓN DE LA MUJER AL MERCADO DE TRABAJO
EN LA REGIÓN DE MURCIA EN EL PERÍODO 1976-2001

Carmen Monllor Domínguez
Josefa Gómez Fayrén
Facultad de Letras- Departamento de Geografía Física, Humana y Análisis Geográfico Regional Campus de la Merced.Universidad de Murcia


El proceso de incorporación de la mujer al mercado de trabajo en la Región de Murcia en el período 1976-2001 (Resumen)

En esta comunicación se analiza y describe el proceso de incorporación de la mujer a la actividad económica en la Región de Murcia en su doble dimensión de ocupación y paro. El período a estudiar se inicia en 1976 y se extiende hasta el año 2001, coincidiendo con un momento de enormes cambios en la estructura laboral de la sociedad española. Los resultados del estudio muestran un incremento del número de mujeres que accede al mercado laboral desde el año 1984, que está repercutiendo positivamente en el aumento global de la población activa en la Región; sin embargo es el paro el destino de una parte importante de las mujeres murcianas que se incorporan a la actividad, siendo el fenómeno verdaderamente significativo para el colectivo de menos de 25 años.

Palabras clave: actividad, paro, ocupación, mercado de trabajo.


The Process of Women’s Incorporation into the Labour Market in the Region of Murcia during the Period 1976-2001 (Abstract)

In this communication it is analyzed and described the process of incorporation of women in the economical activity in the Region of Murcia in its double dimendion, occupation and unemployment. The period studied has it beginning in 1976 and lasts to the year 2001, coinciding with a moment of enormous changes in the labour structure of the Spanish society. The results of the research show an increase in the number of women who accede to the labour market since the year 1984, which is affecting positively in the global increase of the active population in the Region; however is unemployment the destiny of an important part of women from Murcia which accede to the labour market, being the a phenomena really significative for the collective of population under 25.

Key words: Activity, unemployment, occupation, labour market


En los últimos veinte años hemos asistido a enormes cambios en la estructura de la fuerza de trabajo de los países occidentales. Aunque con diferencias entre países, en conjunto se ha registrado una creciente internacionalización de la división del trabajo, se han introducido nuevas tecnologías en gran escala; las economías de muchos países han sufrido un fuerte proceso de terciarización y una fuerte caída del peso del sector primario. En Europa estos cambios han ido asociados a niveles muy altos de desempleo que han sido paliados por la recuperación económica de los últimos años. También la fuerza de trabajo se ha ampliado y su estructura ha experimentado importantes transformaciones, siendo la incorporación de la mujer a la actividad económica la más relevante.

La creciente presencia de la mujer en el mercado de trabajo también es un fenómeno que se viene manifestando en Murcia y en España en estos años, siendo uno de los rasgos más significativos del cambio producido en nuestra sociedad. La población activa murciana en el año 2001 presenta, en efecto, unas características demográficas notablemente diferentes a las de 1975 y no solo porque hay 158.430 activos nuevos, sino porque una parte cada vez más importante de ellos, son mujeres. Se ha pasado de una tasa de actividad femenina del 29,94 por ciento en 1976 al 38,02 por ciento en el 2001. Ahora bien, este hecho no debe hacernos olvidar la asimetría con respecto a los varones: las mujeres activas siguen siendo minoría con respecto al colectivo femenino, mientras que los varones trabajan cuando tienen edad para ello y se retiran cuando alcanzan la edad de jubilación.

La participación laboral de la mujer en el mundo del trabajo es un fenómeno complejo en el que intervienen numerosos factores. Diferentes entornos influyen en la incorporación y permanencia de las mujeres en el mundo laboral: el entorno más general, procedente del mundo económico e institucional y el entorno más inmediato, procedente de la familia que transmite desde la infancia la necesidad o no de trabajar. Cuando los niños se convierten en adultos harán elecciones coherentes con la educación que les ha sido transmitida. A los varones se les daba por supuesta la decisión de incorporarse al mundo laboral en su vida adulta, pero no así a las mujeres hasta hace muy poco tiempo.

Entre estos dos entornos existe una interacción que conforma un conjunto de variables favorables o no a la participación de las mujeres en la actividad económica, entre las que destacan entre otras: la edad, la disponibilidad para el empleo, el nivel de cualificación profesional, el tiempo que ha pasado en la inactividad, el estado civil y el tener o no hijos.

En el presente estudio trataremos de analizar y valorar como ha evolucionado la población activa en la Región de Murcia desde 1976 hasta la actualidad, haciendo especial referencia a la situación que ofrecen las mujeres no sólo en cuanto a la actividad sino también en cuanto a la ocupación y al paro. Junto a estos objetivos generales, también se observarán las variaciones que experimenta el empleo femenino en relación con los sectores de actividad.

Los datos sobre población activa, ocupada y parada, se han obtenido de la Encuesta de Población Activa elaborada por el Instituto Nacional de Estadística; a partir de ellos se han calculado los índices y las tasas utilizadas para medir los distintos fenómenos relacionados con la actividad económica.
 

Evolución de la población activa desde 1976

Al observar el desarrollo de la actividad masculina y femenina en el período 1976-2001, destacan dos hechos significativos: el aumento de la población activa en su conjunto y la gran asimetría entre los sexos (cuadro 1).
 

Cuadro 1
Evolución de la población activa en la Región de Murcia. 1976-2001
AÑOS TOTAL HOMBRES MUJERES
1976 100 100 100
1977 99,19 99,25 99,07
1978 101,84 102,00 101,46
1979 100,83 101,93 98,27
1980 97,29 101,40 87,72
1981 99,07 100,85 94,93
1982 101,41 101,52 101,15
1983 99,27 102,01 92,90
1984 102,61 103,88 99,64
1985 106,55 106,68 106,23
1986 106,82 105,99 108,76
1987 114,55 108,84 127,85
1988 118,37 110,07 137,71
1989 120,70 111,85 141,30
1990 125,02 115,21 147,87
1991 124,32 114,10 148,11
1992 127,10 116,71 151,29
1993 130,34 118,45 158,03
1994 132,50 121,12 159,01
1995 133,23 120,07 163,86
1996 134,17 120,04 167,08
1997 141,91 124,19 183,16
1998 143,34 126,39 182,81
1999 144,18 129,28 178,88
2000 151,53 134,36 191,49
2001 150,86 135,73 186,10
Fuente: Encuesta de Población Activa. INE. Elaboración propia





La evolución de la población activa en su conjunto

Los datos del cuadro 1 muestran que, en Murcia, la fuerza de trabajo ha crecido sustancialmente en el último cuarto del siglo xx: de 311.490 activos de media anual en 1976 se ha pasado a un promedio de 469.920 en el año 2001, lo que representa un incremento relativo de 50,86 por ciento y absoluto de 158.430 nuevos activos entre los dos años que enmarcan la evolución.

Sin embargo el ritmo de crecimiento de la población activa no ha sido homogéneo en el transcurso del período analizado. Se pueden distinguir al respecto dos fases claramente diferenciadas. La primera es una etapa de lento crecimiento de la fuerza de trabajo en la Región, con ligeros altibajos por efecto del paulatino deterioro que acusa la situación económica regional y nacional en esos años. En este período, que se extiende hasta 1983, la población activa se mantiene en un promedio de 311.000 individuos anuales. Las oscilaciones existentes (con aumentos o disminuciones interanuales en torno al 1 por ciento) disimulan la tendencia al alza y dan un aspecto de estabilidad a esta primera etapa.

La segunda etapa, que se inicia en 1984 y dura hasta la actualidad, se caracteriza por el rápido aumento de la población activa. En estos dieciocho años de evolución la pauta interanual muestra que el alza ha sido continua y potente todos los años a excepción del año 2001 cuando se redujo ligeramente. En el transcurso de este período el promedio de activos anuales en Murcia es de 399.411 individuos y el incremento medio interanual de las cifras se sitúa en torno al 2 por ciento, lo que representa en términos absolutos una incorporación media de 9.437 nuevos activos cada año.

Es de destacar, asimismo, que el crecimiento de la población activa murciana ha sido, desde el año 1986, muy superior al que se ha producido en España donde la población activa ralentiza su crecimiento durante los períodos de crisis económica, como indica el índice de variación de las cifras con base 100 en 1976 referido al conjunto del país que ofrece valores inferiores (103,84 en el año 1985, 114,85 en 1990, 119,48 en 1995 y 129,60 en 2001) a los observados en la Región 106,55 en 1985, 125,02 en 1990, 133,23 en 1995 y 150,86 en 2001).

La tasa de actividad, por su parte, muestra un recorrido parecido al de las cifras absolutas aunque no idéntico. En este caso la tasa acusa una tendencia descendente en la primera fase mientras que los aumentos experimentados en la segunda son bastante menores que los alcanzados por las cifras. Así, si en 1976 los activos murcianos representaban el 51,91 por ciento de la población en edad de trabajar, con niveles ligeramente superiores a los que ofrecía, ese mismo año, el conjunto de España (51,29 por ciento), siete años más tarde, en 1983, tan solo representaban el 44,96 por ciento, lo que le reporta a la tasa una pérdida de casi 7 puntos entre esos dos momentos. A partir de 1984 la tasa de actividad inicia una recuperación aunque lenta y titubeante, que se mantiene hasta el año 2000, momento en el que la tasa (53,05 por ciento) logra superar, por primera vez en todo el período de observación, los niveles del año 1976. En el 2001 la tasa de actividad se sitúa, en Murcia en el 52,45 por ciento, un nivel que sigue manteniéndose por encima del nivel medio de España (51,45 por ciento).

La razón del elevado aumento de la población activa murciana, tanto en la fase expansiva como recesiva de la economía, se ha debido, en parte, a factores demográficos.

Nuestra población posee una estructura por edades, aunque en proceso de envejecimiento, todavía relativamente joven, con un peso importante de elementos jóvenes y adultos. Este colectivo, que constituye la fuerza de trabajo potencial susceptible de ser contratada por los empleadores en el mercado de trabajo, ha experimentado una trayectoria alcista durante la década de los ochenta y primeros años noventa, ya que en estos años están entrando en edad de trabajar las generaciones numerosas producto de la alta natalidad existente desde mediados de los cincuenta hasta finales de los años sesenta.

Asimismo en la Región de Murcia la población es más joven que en el resto de España, como consecuencia de una tradicionalmente más alta fecundidad; ello supone, por un lado una mayor potencialidad en recursos humanos, pero también un mayor reto en cuanto a la creación de puestos de trabajo demandados por estos mayores efectivos.

A lo anteriormente señalado habría que añadir la incidencia del flujo inmigratorio que viene produciéndose en estos años y que le proporciona a la Región un aporte adicional de elementos jóvenes que repercuten positivamente en el tamaño de la población en edad activa.

Los factores meramente demográficos explican el tamaño de la población en edad activa, sin embargo no son suficientes para justificar, por sí mismos, el aumento de la fuerza de trabajo, ya que los activos interaccionan con las estructuras sociales y económicas, por ejemplo, el desarrollo económico, las medidas puntuales de política económica, la anticipación de la jubilación, el retraso en la incorporación de nuevas generaciones al mercado laboral al ampliar la escolaridad obligatoria y la participación femenina en el mismo. De todos los hechos apuntados es el creciente proceso de incorporación de la mujer al mercado de trabajo, debido entre otras razones a las mayores posibilidades de ocupación generadas durante la etapa expansiva de la economía, el que más ha contribuido a elevar la cifra global de activos en Murcia durante los años que integran el periodo analizado.
 

Evolución de la actividad por sexo. La feminización de la mano de obra.

Según datos de la EPA, de las 469.920 personas que constituyen por término medio el número de activos murcianos en el año 2001, 295.770 son varones y 174.150 mujeres. Estas cifras muestran que la base de la masa laboral murciana es masculina, ya que más del 62 por ciento de la fuerza de trabajo está constituida por hombres, no obstante, este porcentaje ha experimentando un cierto debilitamiento en los últimos años, como consecuencia de la creciente presencia de la mujer en la actividad económica.

Los datos del cuadro 1 también muestran un progreso de las mujeres activas en Murcia durante el último cuarto del siglo XX con aumentos anuales que se van intensificando a partir del año 1984, para reducirse algo en los últimos años de observación. Así, sobre la base 100 del año 1976, momento en que se contabilizó un promedio anual de 93.550 mujeres activas en la Región, el índice de variación de las cifras pasa de 106 en el año 1985, a 147 en 1990, a 163, en 1995 y a 191 en el 2000. En el año 2001 el promedio de mujeres activas en la Región es de 174.150, es decir, 80.570 más que en el año 1976, lo que le reporta a las cifras un crecimiento relativo de 86,10 por ciento entre los dos momentos que enmarcan el periodo de estudio.

Este crecimiento es muy superior al que sostienen en el mismo período los varones activos. Entre los años 1976 y 2001 el número medio de murcianos que participan anualmente en la actividad económica regional tan solo ha aumentado en un 35,73 por ciento. Este colectivo ha pasado de 217.910 a 295.770, lo que representa un incremento absoluto de 77.860 nuevos activos: 2.710 menos que el número de nuevas activas que se han incorporado al mercado laboral entre esos mismo años.

Los datos del cuadro 2 reflejan claramente la participación de la población femenina en el crecimiento de la masa laboral murciana, ya que una parte importante del aumento que viene acusando la cifra total de activos en nuestra Región desde el año 1984 ha sido aportado por el comportamiento de este colectivo.
 
 

Cuadro 2
Variación de la población activa según el sexo en la Región de Murcia
PERÍODOS POBLACIÓN ACTIVA TOTAL HOMBRES MUJERES
% (%) (%)* (%) (%)*
1984-90 69820 21,80 24680 10,90 35,35 45140 48,00 64,65
1990-95 25560 6,60 10600 4,20 41,20 14960 19,80 58,80
1995-2001 54930 13,20 34120 13,00 62,10 20810 13,60 37,90
* % sobre el crecimiento total.
Fuente: Encuesta Población Activa. INE. Elaboración propia

En efecto, la incorporación anual media total a la población activa es predominantemente femenina, el 64 por ciento de los nuevos activos del período 1984-90 son mujeres y más del 58 por ciento en 1990-95. En el período 1995-2001 la contribución femenina se reduce algo puesto que solo el 37,9 por ciento de los nuevos activos incorporados al mercado laboral son mujeres, siendo el avance logrado por los activos masculinos el que sustenta, en estos momentos, el alza de la población activa en su conjunto. Si la anterior etapa de expansión económica se caracterizó por el fuerte proceso de incorporación de la mujer al mercado laboral, con avances importantes de la población activa, la actual muestra un ritmo más inestable y ralentizado en lo que se refiere al acceso de la mujer a la actividad laboral.

Por efecto de este proceso los varones activos reducen su participación en el cómputo total de activos generados anualmente en la Región (han pasado de representar el 70 por ciento del total en 1976 al 62 por ciento en 2001), mientras las mujeres aumentan dicha participación en 7 puntos. De tal manera que en el año 2001 las mujeres activas llegan a suponer el 37 por ciento de los activos totales, cuando en el año 1976 únicamente representaban el 30 por ciento.

Si en lugar de a las cifras absolutas recurrimos a las tasas de actividad podremos medir en términos relativos cual es el grado de participación de la mujer murciana en la actividad económica y la importancia de los cambios producidos en transcurso del período analizado.

En el año 1976 sólo el 29,94 por ciento de las mujeres en edad de trabajar eran activas en la Región, una proporción muy inferior a la que alcanzaban los varones cuya tasa de actividad era del 75,82 por ciento. Veinticinco años más tarde, en el 2001, la tasa de actividad femenina se había incrementado en 8 puntos (alcanza un valor de 38,08 por ciento), mientras que la tasa masculina había disminuido en 8,5 (67 por ciento). El descenso de la tasa para los varones es continuo en una buena parte del período analizado, como consecuencia del aumento de la edad de escolaridad obligatoria y de las políticas de jubilación anticipadas durante las etapas recesivas de la economía. No obstante, desde el año 1997 la tasa de actividad masculina acusa una cierta reactivación ante las buenas perspectivas económicas que se vienen manifestando en Murcia en estos años. Por su parte, el aumento de la tasa de actividad para las mujeres se mantiene durante la década de los años ochenta y primera mitad de la de los noventa, siendo el crecimiento, desde el año 1996, más débil y discontinuo.

A causa del incremento de la actividad femenina, la diferencia entre la participación laboral de la mujer y del hombre se ha reducido. Así, si en el año 1976 la brecha existente entre hombres y mujeres era de 45,8 puntos, en el 2001 es sólo de 29,3 puntos

Sin embargo, pese a la progresiva incorporación de la mujer murciana a la actividad económica, la tasa de actividad femenina se mantiene en nuestra Región en niveles algo inferiores a los alcanzados en el conjunto de España. En el año 2001 las mujeres que acceden al mercado laboral en la Región suponen el 38,02 por ciento de las que están en edad de trabajar cuando en España representan más del 40 por ciento.
 

La actividad según la edad de la población

No solamente las tasas de actividad femenina son diferentes a las masculina y han evolucionado de manera distinta, sino que dentro de cada uno de los sexos los niveles de actividad tampoco son homogéneos puesto que varían de unas edades a otras.

La actividad por edades de las mujeres difiere de la de los hombres. Los varones sostienen en todas las edades un nivel de actividad superior. En las mujeres la situación es muy diferente: trabajan solo aquellas que poseen una serie de características especiales relativas a variables importantes como son, además de la edad, el nivel educativo y la situación familiar.

Actualmente, las mujeres con edades comprendidas entre 20 y 24 años son las que asumen los mayores niveles de actividad en la Región (cerca del 60 por ciento de las mujeres a esas edades se muestran activas). También acusan niveles relativamente altos, aunque menores que las anteriores a las mujeres entre 25 y 54 años (más de la mitad de los efectivos femeninos que se encuentra en este grupo de edades están en el mercado laboral). Por su parte, las tasas de actividad en las edades más jóvenes (menos de 20 años) y elevadas (mas de 54 años) son bastante más reducidas, únicamente el 27,5 por ciento de las mujeres entre 16 y 19 años son activas en la Región, a la vez que este porcentaje se reduce al 8,7 por ciento en el caso de las mujeres entre 55 y 65 años.

La comparación con España muestra algunas diferencias. La mujer española acusa la mayor actividad en las edades intermedias (el 62,4 por ciento de las mujeres entre los 25 y los 54 años están en el mercado de trabajo), mientras que en Murcia el nivel de actividad femenina en estas edades es menor (55,52 por ciento). Inversamente las mujeres murcianas de menos de 25 años sostienen mayores niveles de actividad que sus homólogas españolas: la tasa de actividad en el grupo de edades 16-19 es, en España, de 21,5 por ciento y en Murcia de 27,5 por ciento; en las edades 20-24 la tasa para el conjunto del país es de 56,9 por ciento y para la Región de 59,6 por ciento.

En los hombres los niveles de actividad se elevan fuertemente con la edad hasta alcanzar un máximo entre los 25 y 54 años, (en estas edades más del 90 por ciento de los hombres murcianos están en el mercado de trabajo). A partir de los 55 años la actividad masculina se reduce considerablemente, de forma que sólo una cuarta parte de los varones entre 55 y 65 años se mantienen en la actividad.

De este perfil, se deducen dos importantes conclusiones:

- En primer lugar, las mujeres activas presentan una media de edad inferior a la de los varones activos. El promedio de edad de la mujer activa en Murcia en el año 2001 es de 30,07 años, dos años y medio más joven que el varón activo medio que mantiene un promedio de edad de 32,63 años.

- En segundo lugar, el ciclo de vida y el ciclo laboral están mucho más engarzados en el caso del varón que en el caso de la mujer. Para ésta su participación en el mundo del trabajo presenta ritmos diferentes y con una continuidad más reducida.

La actividad por edades de las mujeres ha cambiado a lo largo de los últimos veinticinco años. Observemos la situación existente al comienzo del periodo.

A mediados de la década de los setenta las tasas de actividad femenina acusaban un máximo entre los 16 -24 años y una caída brusca a partir de esa edad, coincidente con la nupcialidad y la llegada del primer hijo y su retirada del trabajo. La maternidad y las tareas del hogar situaban a las mujeres activas en porcentajes cada vez mas debilitados respecto a su grupo de edad; por tanto la mujer adulta que trabajaba era una minoría. Tras el periodo de crianza, una pequeña parte de esas mujeres volvía a reintegrarse a la actividad laboral. Así, en Murcia, en el año 1976, el máximo de actividad femenina se producía a edades muy tempranas: a los 16-19 eran activas el 56,33 por ciento de las mujeres, y a los 20-24 años lo eran el 48,41 por ciento; en las edades adultas (25-54 años) sólo eran activas el 32,92 por ciento de las mujeres de su grupo, mientras en las edades elevadas, únicamente se mantenían el 13,66 por ciento.

A lo largo de los años ochenta y noventa los niveles de actividad femenina no evolucionan por igual en todas las edades. En las edades extremas, jóvenes y mujeres en edad avanzada, las tasas de actividad presentan descensos acusados, a la vez que las jóvenes adultas (entre 20-24 años) y las mujeres adultas (25-54 años) muestran una pauta de fuerte ascenso durante el periodo analizado.

En la disminución de las tasas de actividad en las edades más tempranas ha influido el hecho de que tanto mujeres como hombres dedican cada vez más parte de su tiempo a la educación y formación profesional, lo que les ha hecho retrasar su entrada en el mercado laboral. En el año 2001 la proporción de mujeres activas con menos de veinte años representa menos de la mitad de lo que representaba en el año 1976.

La tasa de actividad aumenta en todos los grupos que hemos denominado mujeres adultas, como consecuencia de que el abandono tradicional del mercado de trabajo con el matrimonio y la maternidad deja de producirse. En el transcurso de estos años se incrementa la tasa de actividad femenina en la Región, no sólo por la entrada en actividad de mujeres jóvenes (20-24 años) sino también por el mantenimiento en la actividad más allá de los 25 años, a pesar de que las mujeres estén casadas y tengan hijos. En consecuencia, su curso de vida laboral ya es plenamente moderno al supeditar su comportamiento familiar (nupcialidad, maternidad, crianza) a su comportamiento ocupacional. Este fenómeno está relacionado, entre otros factores, con el descenso de la natalidad en la Región de Murcia.

En el año 2001 la tasa de actividad femenina en las edades 25-54 es 22,6 puntos más alta que en el año 1976, mientras que en las edades 20-24 la tasa ha experimentado, entre estos dos años, un menor incremento: 11,23 puntos.

Aunque cada vez son más las mujeres murcianas que trabajan, aun casadas y con hijos menores, este es un fenómeno que se da con menor intensidad en Murcia que en el conjunto de España. En la actualidad la tasa de actividad de las mujeres españolas en el grupo de edades 25-54 años es bastante más elevada (64,4 por ciento) que en Murcia (55,52 por ciento). En cualquier caso estamos ante un fenómeno en el que influyen diferentes factores relacionados con el nivel de educación, el salario potencial, la cualificación socioprofesional y el nivel de fecundidad.

Una consecuencia de todo este proceso es que en la Región la edad media de las mujeres activas se ha elevado casi dos años en el transcurso del periodo analizado: en el año 1976 las mujeres activas tenían una edad media de 28,12 años, en el 2001 la edad promedio es de 30,07 años.

El conocimiento de cómo se desglosa la población activa en relación con la ocupación y el paro aclara más acerca del proceso de incorporación de la mujer al mercado laboral y de los términos en los que se ha producido
 

La ocupación y el paro según el sexo

Es interesante tener en cuenta la diferencia existente entre la población activa y la realmente ocupada, ya que el número de empleos de cualquier economía será insuficiente si su población ocupada es sensiblemente inferior a la fuerza de trabajo o de activos existentes, en este caso el exceso de activos sería absorbido por el paro.

En el año 2001, algo más del 88 por ciento de los activos (469.920) disponibles en nuestra Región están ocupados, mientras que el 12 por ciento restante están desempleados. De las 412.720 personas ocupadas, menos de un 30 por ciento (140.210) son mujeres, siendo éstas las que engrosan mayoritariamente las cifras del desempleo, ya que de los 57.200 individuos que están en paro más de la mitad (59,9 por ciento) son mujeres. Estas cifras no han permanecido inalterables en las últimas décadas, puesto que la evolución de la ocupación está muy vinculada a la coyuntura económica.

Desde el año 1996 Murcia y España viven una época de expansión y de crecimiento del empleo que se manifiesta en el aumento de la ocupación y en la reducción de las cifras de paro. Pero a excepción del tiempo comprendido entre 1984 y 1989 en el que el empleo crece de forma neta, en el resto del tiempo ha predominado la recesión, lo que supone una pérdida de puestos de trabajo y una incorporación al paro de una buena parte de los nuevos activos que acceden al mercado de trabajo.
 

Los activos ocupados. El empleo femenino

La evolución del empleo por género en Murcia parte de un reparto del empleo en 1976 sumamente asimétrico y sigue la tendencia general ligada al ciclo económico. Hay que señalar que el número de varones ocupados era y es mayor que el de las mujeres. La tendencia estructural ha supuesto un menor crecimiento para ellos y un incremento sostenido para ellas, a pesar del descenso de la ocupación, en general, durante las fases recesivas de la economía.

Así, durante la primera fase recesiva (1976-83) los hombres murcianos pierden un 10 por ciento de sus efectivos ocupados mientras que las mujeres ocupadas se reducen un 18 por ciento, y en la segunda (1990-1995) los hombres pierden un 5 por ciento de sus efectivos y las mujeres se mantienen estabilizadas. En la primera fase de creación de empleo (1984-90) la ocupación masculina se incrementó en un 16 por ciento y la femenina en un 40 por ciento. A lo largo de la actual fase expansiva (1995-2001) la ocupación masculina regional crece en un 27 por ciento cuando la femenina lo hace en un 36 por ciento. El saldo de todo el período es que en el 2001 hay un 30 por ciento más de varones ocupados que en 1976, y casi un 62 por ciento de ocupadas más que en el citado año.

Una posible explicación a las oscilaciones en el número de efectivos de la población ocupada femenina sería que esta mano de obra es utilizada como fuerza de trabajo de reserva en las fases expansivas de la producción. Así cuando la demanda de trabajo se intensifica, las mujeres acuden en mayor proporción que los hombres a ocupar los nuevos puestos de trabajo, que probablemente perderán en las etapas económicas de recesión.

En 1976 la proporción de la ocupación femenina respecto al empleo total es de un 29,30 por ciento, y en 1984, al final de la crisis, ha perdido posiciones, ya que la proporción es de un 27,6 por ciento. En 1990 se alcanza algo más de la proporción que tenía la ocupación femenina en 1976, en 1995 llega a un 32,5 por ciento y en el último año analizado, 2001, es de 33,9 por ciento respecto al total de población ocupada.

La economía murciana genera empleo pero no con la intensidad necesaria para absorber la gran oferta de mano de obra que se incorpora al mercado de trabajo a causa del elevado crecimiento de la población activa, especialmente femenina, por lo que parte de esta población termina integrándose en el paro.
 

Los activos parados. El paro femenino

La población activa no ocupada adquiere en nuestra Región una gran proporción desde mediados de los ochenta. La tasa de paro pasó de ser inferior al 8 por ciento de la población activa en los últimos años de la década de los setenta a suponer más del 17 por ciento a mediados de los ochenta, fecha en la que se convierte en uno de los problemas principales de la Región.

En la sociedad española y murciana el paro es un fenómeno ligado a la modernización económica y al desarrollo del trabajo industrial. El número de parados en 1976 alcanzaba en Murcia la cifra de 15.690 personas y, a partir de esa fecha el paro iniciará un crecimiento extraordinario debido a la crisis económica mundial que provoca una recesión profunda en los países de Europa occidental. El recurso a la emigración exterior, que supuso un alivio para nuestra economía y una reducción de las cifras de paro, dejó de tener vigencia en nuestra Región por efecto de la propia crisis. Asimismo, el retorno de muchos emigrantes viene a ahondar más el problema del desempleo en la década de los ochenta.

La recuperación económica, iniciada a partir de 1984, trajo consigo una importante creación de empleo, pero el crecimiento de la población activa hizo que la creación de empleo no se tradujese en nuestra Región en una reducción sustancial del desempleo. Cuando la economía española y murciana comenzó a mostrar, a partir del año 1991, los primeros síntomas de un nuevo cambio de tendencia económica, la situación del mercado de trabajo empezó a empeorar en lo referente al paro, llegando a registrar tasas de desempleo superiores al 23 por ciento. En el año 1995 comienza, de nuevo, un ciclo económico expansivo que motiva una reducción del paro mucho más acentuada que la que se produjo en los últimos años de la década de los ochenta coincidiendo con la primera etapa de recuperación económica.

Esta misma evolución se registra en España, aunque los niveles de desempleo son mayores (en 1981 la tasa de paro nacional se sitúa en el 15,3 por ciento, en 1985 en el 22 por ciento, en 1990 en el 17,6 por ciento, en 1995 en el 22,9 por ciento y en 2001 en el 14,1 por ciento) que los observados en Murcia (en 1981 la tasa de paro regional es de 12,7 por ciento, en 1985 de 20,1 por ciento, en 1990 de 15,8 por ciento, en 1995 de 23,6 por ciento y en 2001 de 12,5 por ciento).

En cuanto a las diferencias entre los dos sexos, se constata que, en Murcia, la diferencia entre las tasas de paro masculina y femenina es en el año 1981 de 6,6 puntos (10,8 por ciento en los varones y 17,4 por ciento en las mujeres) y de algo más de 12 en el año 2001 (7,7 por ciento en los hombres y 20,2 por ciento en las mujeres) en detrimento del colectivo femenino. En España esta diferencia pasa de 3 puntos (en el año 1981 la tasa de paro es de 13,8 por ciento para los varones y 16,9 por ciento para las mujeres) a 10,8, también en contra del colectivo de mujeres, (en el año 2001 la tasa de paro masculina es de 9,7 y la femenina de 20,5).

Parece que el problema del paro femenino en la Región está relacionado con el gran incremento de la población activa que está actuando de retroalimentación del paro. Así, vemos como en Murcia la tasa de actividad femenina ha aumentado algo más de doce puntos a lo largo de estos vintiún años, al pasar de 25,9 por ciento en 1981 a 38 por ciento en 2001, mientras que la de los varones ha descendido en algo más de un punto y medio, al pasar de 69 por ciento en 1981 a 67,4 por ciento en el 2001. En ese mismo periodo la tasa de empleo femenino ha aumentado en nueve puntos, casi tres puntos menos que el aumento que sostiene la tasa de actividad femenina, (en el año 1981 estaban ocupadas el 21,42 por ciento de las mujeres en edad de trabajar; en el año 2001 lo estaban el 30,61 por ciento); mientras que en los varones apenas se eleva medio punto; en este caso la tasa de ocupación masculina ha pasado de ser 61,5 por ciento en el año 1981 a 62,1 por ciento en el 2001.

De la tendencia seguida por las tasas de paro en España y en la Región se derivan dos hechos:

- El mantenimiento de la brecha existente entre hombres y mujeres en clara desventaja para el colectivo femenino.

- El aumento del paro femenino en el ámbito nacional es superior al producido en las trabajadoras de la Región: la tasa de paro femenino se incrementa algo más de tres puntos y medio en España cuando en Murcia el aumento es de 2,7, a la vez que en el caso del paro masculino el fenómeno ha sido inverso: las tasas de paro se han reducido en los varones con una intensidad más acusada en España que en Murcia, (entre los años 1981 y 2001 la tasa ha perdido 4,1 puntos en el conjunto nacional, en la Región de Murcia la pérdida ha sido de 2,9 puntos.
 

La estructura de edades de la población ocupada según el género

Al igual que ocurre con la actividad, la ocupación de las mujeres murcianas acusa en todas las edades niveles inferiores al de los varones; además las ocupadas efectivas no alcanzan al 50 por ciento de su correspondiente grupo de edad (incluyendo activas e inactivas) en ningún período de su vida económicamente activa, cuando los varones rebasan ampliamente esta proporción en los períodos más productivos de su vida activa.

Actualmente las tasas de ocupación más altas se producen, tanto en hombres como en mujeres, en el grupo de edades 25-54 años, aunque con niveles de intensidad diferentes: en el año 2001 el 86,7 por ciento de los hombres entre 25 y 54 años están ocupados en la Región mientras que en el caso de las mujeres tan sólo lo están el 45,6 por ciento.

Las edades jóvenes también ofrecen en Murcia un nivel de ocupación significativo para ambos colectivos poblacionales, aunque, una vez más, los efectivos femeninos lo muestran en menor medida: la tasa de ocupación en las edades 20-24 es para los varones de 64,30 por ciento y para las mujeres de 39,50 por ciento.

La diferencia de ocupación por género se observa también en las edades extremas. Así, en las edades de menos de 20 años la ocupación únicamente afecta al 17,5 por ciento de las mujeres; en el caso de los hombres la proporción de empleados es superior, afectando al 32,8 por ciento. Respecto a las edades de más de 55 años la ocupación femenina alcanza solamente al 8,32 por ciento de las mujeres en esas edades, en tanto que en los hombres esta proporción se eleva al 19,9 por ciento.

El incremento global del porcentaje de mujeres ocupadas en Murcia durante los últimos veinte años (desde un 21,42 por ciento en 1981 hasta un 30,61 por ciento en el 2001) no ha sido uniforme para los distintos grupos de edades ni se sostiene durante todo el período de observación.

Durante la primera mitad de la década de los ochenta el empleo femenino se reduce en todas las edades, salvo en las más elevadas; siendo las reducciones más significativas en las edades jóvenes y muy jóvenes. Ello puede tener relación con el incremento de la escolaridad y también con el paro en un momento de crisis económica. Esta misma evolución la muestra el empleo masculino aunque en este caso los retrocesos son más acusados y se amplían a todos los grupos de edad: de 1981 a 1985 la tasa de ocupación se ha reducido en las mujeres 6,26 puntos en el grupo de edades 16-19 años, 4,72 en el grupo 20-24, 0,75 en el de 25-54 y 2,87 en el de 55 y más años; en los hombres las disminuciones de las tasas han sido de 13,4 puntos en las edades muy jóvenes, de 7,2 en las jóvenes, de 5,5 en las intermedias y de 3 en las elevadas.

En el transcurso de la segunda mitad de los años ochenta, coincidiendo con el primer periodo de expansión económica, se produce un cambio de tendencia que se manifiesta en casi todos los grupos de edades.

- El grupo 16-19 incrementa sus efectivos femeninos y masculinos en una proporción muy parecida (entre 1985 y 1991 la tasa de ocupación ha aumentado 3,6 puntos tanto en hombres como en mujeres).

- En los grupos de edades 20-24 y 25-54 el aumento del empleo también se hace notar, lo que es especialmente significativo para los jóvenes adultos entre 20 y 24 años (la tasa de ocupación femenina se incrementa en 14 puntos y la masculina en 21), siendo el aumento menos acusado en las edades 25-54, aunque, en este caso, las mujeres incrementan sus efectivos en casi 6 puntos más que los hombres.

- El grupo de 55 y más años disminuye su tasa de ocupación. Este fenómeno, que se manifiesta, ahora, en los dos sexos, es especialmente importante para el colectivo masculino (la tasa ha disminuido 4,6 puntos para los varones y sólo 1,7 para las mujeres).

Durante la primera mitad de la década de los años noventa, coincidente con la segunda crisis económica hay que destacar un comportamiento desigual de la ocupación en los distintos grupos de edad y en cada uno de los sexos.

- En los hombres, las tasa de ocupación se reduce en todos los grupos de edad, siendo la pérdida del empleo especialmente acusada en el grupo de edades de 20 a 24 años (la tasa disminuye 18,6 puntos entre 1991 y 1995). En las demás edades las reducciones son poco acentuadas (entre 1 y 5 puntos).

Las mujeres, por su parte, solamente pierden efectivos ocupados en las edades jóvenes y muy jóvenes (la tasa se reduce 6,6 puntos en el grupo 16-19 años y 10,7 en el de 20 y 24 años), mientras que en las edades intermedias y elevadas los ganan; aunque en estos casos las ganancias son poco importantes.

Durante la segunda mitad de los años noventa el empleo aumenta en todas las edades, siendo el crecimiento más acusado para los varones en el grupo de edades 20 y 24 (la tasa de ocupación se incrementa 18 puntos entre los años 1995 y 2001) y para las mujeres en el grupo 25-54 años (la tasa aumenta 9,2 puntos).

Globalmente, en el período 1981-2001, salvo en las edades 16-19 años en las que ha disminuido el nivel de ocupación, las tasas de empleo han aumentado en las demás edades. En las mujeres el mayor incremento se ha producido en el grupo de edades 25-55 (la tasa aumenta 17,8 puntos) y el menor en las edades de 55 y más años (2,5 puntos de aumento). En los hombres los aumentos más acusados se producen en el grupo 20-24 (13,5 puntos) y los menores en las edades de 25 a 54 años (0,20 puntos).

Vemos, pues, que la evolución del empleo ha tenido claros sesgos relacionados con la edad de la persona. Es destacable del comportamiento por edades el notorio aplazamiento de la edad de entrada al mercado de trabajo. Las causas de este fenómeno están relacionadas con diversos factores.

De una parte, la caída de la natalidad que se ha registrado desde la segunda mitad de los setenta puede estar provocando que los efectivos que llegan a la edad potencialmente activa sean menores que en años anteriores. Junto a ello el incremento del nivel de vida, que permite a las familias retrasar la incorporación al mundo del trabajo de sus hijos. De otra, la prolongación de la escolaridad obligatoria por parte del Estado alarga la edad escolar y, con ello, la entrada en el mundo laboral que legalmente se establece a los 16 años.
 

La estructura de edades de la población parada según el género

El fenómeno del paro no afecta por igual a los distintos sexos y grupos de edad. Se asiste a dos tendencias: la feminización del paro y la tendencia hacia el paro juvenil.

En Murcia el mayor azote del paro se produce en las edades entre 16 y 19 años, en las mujeres más que en los hombres, siendo en el año 2001 la tasa de paro femenino de 36,16 por ciento y la masculina de 21,51 por ciento.

Sin embargo la evolución seguida ha sido de aumento en los períodos 1981-85 y 1991-95, coincidiendo con la crisis económica, y de disminución en los dos momentos de expansión económica: 1985-91 y 1995-2001.

Las mujeres en este grupo de edad se están refugiando más que los hombres en el sistema escolar. Pero a la salida del mismo se encuentran con unos problemas mayores, pues su tasa de paro casi dobla a la de los varones. En estas edades el paro está muy relacionado con la búsqueda del primer empleo.

Las mujeres murcianas entre 20 y 24 años mantienen también tasas de paro relativamente elevadas. En el año 2001 la tasa de paro en estas edades es del 33,73 por ciento para las mujeres mientras que en los hombres el nivel del desempleo es casi tres veces inferior: 12,61 por ciento.

La evolución ha seguido también el ciclo económico descrito para el grupo de edad anterior. En Murcia el paro femenino ha ido en disminución a partir del año 1995, aunque a partir del año 2000 se detecta un nuevo incremento como consecuencia de la ralentización del crecimiento económico que se viene produciendo en estos años.

La tasa de paro de las mujeres en las edades 25-54 años es, en la actualidad, de 17,79 por ciento, casi tres veces más alta que la de los varones adultos (6,78 por ciento), cuando en el año 1981 la tasa de paro en estas edades estaba muy igualada en los dos sexos: 7,10 por ciento para los varones y 7,57 para las mujeres. Sin embargo el incremento de la tasa ha sido constante para ellas hasta el año 1995 y mayor que el sufrido por los varones. Ello hay que atribuirlo al alza de la población activa en la Región, que, aunque elevada en ambos sexos, es aún superior en el caso de las mujeres. Ello indica que el aumento de la tasa de actividad femenina ha supuesto también la elevación de la tasa de paro, al no poder encontrar empleo una oferta de mano de obra adicional de esa edad. En cualquier caso desde 1995 se viene produciendo en Murcia una reducción de la tasa de paro por efecto de la reactivación económica característica de estos años, siendo el descenso especialmente significativo para las mujeres.

La tasa de paro de las mujeres murcianas con más de 55 años era en 1981 de 3,50 por ciento; los varones, por su parte, presentaban una tasa de paro algo inferior: 3,24 por ciento. La evolución de la tasa de paro femenina y masculina en este grupo de edad ha seguido una tendencia hacia el incremento, si exceptuamos el periodo 1995-2001, siendo más acentuado para el colectivo masculino; el resultado es que en el año 2001 el nivel de paro es algo más elevado en los hombres (5,83 por ciento) que en las mujeres (5,33 por ciento).

De lo expuesto se puede deducir que uno de los aspectos más negativos que presenta el mercado de trabajo es precisamente el que el paro afecta de forma desigual. Los colectivos más perjudicados son, como ya se ha señalado, los jóvenes y las mujeres. Pero también se está incrementando la presencia de hombres adultos, provenientes de las crisis de sectores industriales tradicionalmente masculinos.
 

La ocupación femenina según los sectores de actividad

En el cuadro 3 se aprecia la evolución seguida por la ocupación femenina desde el año 1981 hasta 2001 en Murcia.
 
 

Cuadro 3
Proporción de empleo femenino según sectores de actividad. Región de Murcia
SECTORES DE ACTIVIDAD 1981 1985 1990 1995 2001
% (%)* % (%)* % (%)* % (%)* % (%)*
AGRICULTURA 18,90 23,20 10,50 14,70 11,90 26,20 8,20 21,50 7,30 22,60
INDUSTRIA 21,10 25,30 17,00 20,70 15,50 22,70 14,70 25,60 13,90 27,60
SERVICIOS 60,00 40,00 71,80 40,50 72,20 44,30 76,50 43,10 77,80 46,00
CONSTRUCCIÓN 0,00 0,00 0,70 2,90 0,40 1,20 0,60 2,30 1,00 3,10
* % sobre el total de ocupados del sector.
Fuente: Encuesta de Población Activa. INE. Elaboración propia.

Por orden de importancia respecto a la ocupación hay que resaltar en primer lugar el sector servicios, que es el sector más importante en la Región, donde trabaja más de la mitad de los ocupados. Este es un fenómeno que también se ha dado en el conjunto de España donde el proceso de terciarización ya se había iniciado en los años setenta, aunque se acelera a partir de los años ochenta, vinculándose con el proceso de modernización que acusan los sistemas productivos en España. Murcia, sin embargo, es en la década de los ochenta cuando entra en el proceso de terciarización de la economía. En efecto, desde 1981 se produce en la Región un aumento de la población de servicios en su conjunto y especialmente de mujeres: el porcentaje de mujeres sobre el total de ocupados del sector ha evolucionado desde un 40 por ciento en 1981 hasta un 46 por ciento en el 2001. En la actualidad las mujeres ocupadas en el sector servicios suponen más de las tres cuartas partes de todas las ocupadas en la Región.

El sector industrial es el segundo sector económico respecto al empleo, aunque ha ido perdiendo importancia respecto a la ocupación general. En la Región de Murcia las mujeres ocupadas en la industria en el año 2001 representan casi el 14 por ciento de todas las empleadas, mientras que hace veinte años, en 1981, representaban algo más del 21 por ciento. En cambio, desde 1985 el porcentaje de mujeres ocupadas en la industria sobre el total de ocupados del sector no ha dejado de aumentar (en 1985 la proporción es de 20,7 por ciento, en 1990 de 22,7 por ciento, en 1995 de 25,6 por ciento y en el 2001 de 27,6 por ciento).

El tercer sector en ocupación femenina regional es el de la agricultura. Este es un sector que ha sufrido un proceso de reducción de la ocupación en general, tanto en Murcia como en el conjunto nacional. No obstante es un sector que absorbe mano de obra, sobre todo en la Región de Murcia, aunque de forma irregular, a lo largo del tiempo analizado.

Entre 1981 y 2001 se observa un descenso del porcentaje de mano de obra femenina en el sector de 0,6 puntos, mas la trayectoria seguida es muy oscilante. Desciende desde 1981 hasta 1985 (8,5 puntos) a causa de la crisis económica y se incrementa en 1990, en el que la participación femenina llega a su punto máximo (26,5 por ciento de los activos en el sector son mujeres); en la última fase recesiva desciende de nuevo (entre 1990-95 pierde 4,7 puntos) para volver a aumentar en los últimos años de evolución. En el año 2001, la proporción de mujeres en relación al total de ocupados del sector es de 22,6 por ciento; aunque en relación al empleo total femenino, la agricultura solo absorbe el 7,3 por ciento de las mujeres ocupadas en nuestra Región.

El cuarto sector, el de la construcción, que alcanza una gran importancia para la economía regional, apenas tiene relevancia en la ocupación femenina. En el año 2001 trabaja en el sector únicamente el 1 por ciento de las mujeres ocupadas y, en relación al conjunto de ocupados en la construcción, el porcentaje de mujeres empleadas en el sector es escaso (3,1 por ciento).
 

Conclusiones

Entre los aspectos más significativos que se derivan del análisis efectuado destacan los siguientes:

Se ha dado un rápido aumento del número de activos en la Región de Murcia desde principios de la década de los años ochenta, superior al crecimiento medio del país: la cifra total de activos murcianos se ha incrementado, entre los años 1984 y 2001, en casi un 50 por ciento y la tasa de actividad lo ha hecho en 6,5 puntos. En el año 2001 la tasa de actividad es en Murcia de 52,4 por ciento, siendo algo más elevada que la del conjunto de España: 51,1 por ciento

La incorporación anual media total a la población activa es predominantemente femenina, pues más de la mitad de los nuevos activos que acceden al mercado laboral en estos años son mujeres. Ello está repercutiendo positivamente en el aumento global de la población activa en nuestra Región. La caída de la fecundidad y la creciente tendencia a la continuidad en el trabajo de las mujeres, aún después del matrimonio y la maternidad, son dos factores claves que explican el gran incremento de la participación femenina en la fuerza de trabajo experimentado en los últimos veinte años, incluso en coyunturas económicas adversas.

Este hecho contrasta con la caída de la tasa de actividad masculina, debido a diversos factores como son, por un lado, el retraso de la edad de integración en el mercado laboral por el alargamiento de los estudios, y, por otro, el adelantamiento de la jubilación, en parte, por la implantación de las nuevas tecnologías que excluye a los trabajadores menos cualificados mayores, y, en parte, por la financiación estatal del bienestar de los ancianos.

El colectivo de mujeres que más se ha incorporado a la actividad en estos años es el que tiene entre 25 y 54 años, siendo las mujeres más jóvenes (16-19 años) las que lo han hecho en menor medida.

En el período analizado las mujeres ocupadas ganan posiciones en el empleo con respecto a los varones y de representar el 29,3 por ciento del total de empleados en 1981 pasan a significar el 33,97 por ciento en el 2001; sin embargo es el paro el destino de una parte importante de las mujeres murcianas que se incorporan a la actividad. En el año 2001 la tasa de paro femenina se sitúa en la Región en el 20,23 por ciento mientras que el año 1981 era de 17,45 por ciento. El paro constituye un fenómeno verdaderamente importante para las mujeres de menos de 25 años; edades en las que, en el año 2001, están desempleadas casi un tercio de las activas de nuestra Región.

Pese a la importancia que esta adquiriendo la presencia de la mujer en la actividad económica, la base de la masa laboral murciana es masculina, ya que en la actualidad más del 60 por ciento de la fuerza de trabajo regional esta constituida por hombres.

La actividad por edad de las mujeres también alcanza en todas las edades niveles inferiores a la de los varones; tanto en las tasas de actividad como de ocupación. A pesar de ello, entre los años 1981 y 2001 se ha reducido la brecha existente entre las tasas de actividad en las edades 20-24 de cada uno de los sexos, pasándose de una diferencia entre las tasas de 20,5 puntos en el año 1981 a otra de 13 puntos en el 2001.

La tendencia a la disminución de las diferencias en el comportamiento laboral de los grupos más jóvenes constituye, en sí mismo, una muestra del cambio social producido en la Región e indica que el camino hacia el que se tiende es hacia la igualación de géneros, al menos en cuanto a la participación de la actividad económica. Pensemos que la participación en la actividad por parte de los varones era, hasta hace poco tiempo, lo normal, mientras que en las mujeres lo normal era dedicarse a la familia. La convergencia en los comportamientos de hombres y mujeres, en concreto de las cohortes de población más jóvenes, son el exponente del profundo proceso de transformación de los roles femeninos en la Región de Murcia.

El protagonismo de la incorporación de las mujeres a la actividad continuará a corto y medio plazo. Según hemos visto en la Región la gran mayoría de los varones entre 25 y 55 años está en el mercado de trabajo con tasa de actividad superiores al 90 por ciento, mientras que las mujeres no superan ni el 50 por ciento para esas mismas edades. Tienen, por tanto una franja potencial de progresión mayor que los varones y sobre ella se concentrará la ampliación de la población activa en el futuro.
 

Bibliografía

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SALLÉ, A y CASAS, J. I. Efectos de la crisis económica sobre el trabajo de las mujeres. Edita Instituto de la Mujer, 1987, 126 p.
 

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jgfayren@fcu.um.es
 

© Copyright Carmen Monllor Domínguez y Josefa Gómez Fayrén, 2002
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Ficha bibliográfica

MONLLOR DOMÍNGUEZ, C.; GÓMEZ FAYRÉN, J. El proceso de incorporación de la mujer al mercado de trabajo en la región de Murcia en el período 1976-2001. Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VI, nº 119 (25), 2002.  [ISSN: 1138-9788]  http://www.ub.es/geocrit/sn/sn119-25.htm


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