REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VI, núm. 119 (119), 1 de agosto de 2002 |
EL TRABAJO
Número extraordinario dedicado al IV Coloquio Internacional
de Geocrítica (Actas del Coloquio)
DIFERENCIAS EN LAS CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS
LOCALES
PARA EL ESTUDIO DE LAS MIGRACIONES
Leandro Serino
Diferencias en las características socioeconómicas locales para el estudio de las migraciones (Resumen)
Esta ponencia busca verificar si las reformas económicas implementadas en la economía argentina a inicios de los noventa, con sus consecuencias sobre el mercado de trabajo, generaron incentivos a la movilidad territorial de los trabajadores. El análisis de los cambios que presentaron los principales factores de atracción y expulsión de población, identificados a partir de la teoría económica, mostró que las diferencias interregionales fueron más importantes a inicios de los años noventa, en coincidencia con el proceso de reformas. Por otro lado, los resultados de los ensayos de agrupaciones de los aglomerados más afectados y beneficiados por las transformaciones de inicios de los noventa, variaron según el indicador del mercado de trabajo utilizado. Se observó que la creación de puestos de trabajo fue mayor en los aglomerados pequeños y que la menor dinámica laboral se correspondió con menor crecimiento o caída de los ingresos.
Palabras clave: reformas estructurales, diferencias interregionales, migraciones
Differences on the socioeconomical local characteristics for the migrations study (Abstract)
This article attemps to know if changes in labour market conditions in the nineties –caused by argentine economic reforms– originated incentives for the geographical movement of workers. The empirical analysis showed that changes in push-pull economic factors increased interregional differences at the beginning of the nineties, in concordance with the economic reforms process. Alternatively, attemps to cluster local labour markets according to its performance after economic transformation were not succecsfull. Job creation was more important in smaller labour markets. Poor or negative job creation was associated to declining or reduced growth of labour incomes but the opposite didn’t happen.
Key words: structural reforms, regional differences, labour market, migrations
Esta ponencia busca verificar si las reformas económicas implementadas en la economía argentina a inicios de los noventa, con sus consecuencias sobre el mercado de trabajo, generaron incentivos a la movilidad territorial de los trabajadores. El análisis se realiza a partir del estudio del sentido de los cambios que presentaron los principales factores de atracción y expulsión de población identificados a partir de la teoría económica. El supuesto que guía la investigación es que dada la especialización productiva de los mercados de trabajo locales, la magnitud de las transformaciones debió elevar las disparidades entre ámbitos urbanos, incrementando entonces los incentivos al traslado de un área geográfica a otra (1).
La exposición se ordena de la siguiente manera. En primer lugar
se realiza una revisión de las discusiones teóricas que analizan
las implicancias de las discrepancias entre mercados de trabajo locales,
identificándose los factores de atracción y expulsión
de fuerza de trabajo, desde la teoría económica. En segundo
término se realiza una breve presentación de la nueva dinámica
que adquirió la economía argentina tras la introducción
de las reformas estructurales, así como su impacto sobre las condiciones
del mercado de trabajo. En tercer lugar, se procede a efectuar un análisis
de la evolución de las disparidades entre ámbitos urbanos
en la década del noventa, a partir de indicadores sintéticos
de la evolución de las diferencias en el ingreso, la tasa de desocupación
y las oportunidades laborales. En cuarto lugar, se ensayan distintos agrupamientos
de los aglomerados en función de cada una de las variables con incidencia
sobre la movilidad de la fuerza de trabajo. Por último, se especifican
unas reflexiones finales.
Sobre disparidades entre ámbitos urbanos. Aspectos teóricos y metodológicos
Dentro del marco de deterioro generalizado de la situación ocupacional en Argentina en los años noventa, nuestro análisis busca encontrar comportamientos dispares entre los distintos ámbitos locales, que configuran el mercado de trabajo nacional, que puedan actuar como incentivos a la movilidad de la fuerza de trabajo. Si bien los desequilibrios macroeconómicos generales no necesariamente implican un desequilibrio entre áreas urbanas, el cambio en el funcionamiento de la economía argentina, producto de las políticas macroeconómicas y el nuevo esquema de incentivos microeconómico, es factible que haya tenido un impacto dispar sobre las distintas regiones o mercados de trabajo locales. La posibilidad de que esto suceda es mayor aun al tomar en cuenta que la estructura productiva de cada ámbito geográfico se configuró a partir del esquema de incentivos de una economía cerrada, totalmente distinto al resultante del proceso de transformación de inicios de los noventa.
Al mismo tiempo, la magnitud de la crisis del mercado de trabajo permite
considerar a las transformaciones como un cambio de carácter permanente,
que eleva entonces la probabilidad de que los trabajadores se trasladen
de un ámbito geográfico a otro. Entonces, dentro de un panorama
general desfavorable, el proceso pudo haber generado migraciones que hayan
actuado como un comportamiento defensivo de los hogares, o que buscasen
aprovechar las ventajas presentes en las áreas que mejor se adaptaron
a la nueva dinámica económica.
Lo que dice la teoría acerca de los desequilibrios entre mercados de trabajo urbanos
La teoría y análisis económico ha prestado atención a la situación de los mercados de trabajo regionales o locales. Uno de los indicios principales que acaparó el interés de los analistas y teóricos fue la persistencia de diferenciales salariales y de tasas de desempleo entre ámbitos urbanos. En este sentido, parte del interés se concentró en el estudio del papel de la movilidad de la fuerza de trabajo en la reducción de dichas diferencias, dada la conocida resistencia o lentitud de los precios a ajustarse, en un sentido descendente.
Al respecto, en la literatura es encuentran estudios con orientaciones disímiles, siendo posible identificar dos líneas claras de investigación. De un lado se ubican las explicaciones que se adhieren a una perspectiva de equilibrio, y del otro, aquellas que consideran que una situación en la cual se verifican diferencias en remuneraciones y desocupación constituye un mercado laboral nacional en una situación de desequilibrio.
En el caso de los primeros, el argumento sostiene que los distintos mercados regionales y/o locales funcionan de manera eficiente, de ahí que entonces los ingresos reales, aunque difieran, reflejen una situación de inexistencia de excesos de demanda, así también como las discrepancias en los niveles de población excedente. En estos casos, sostienen los referentes de esta corriente (Hunt, 1993), las disparidades citadas surgen a modo de compensación por otras ventajas a las que acceden los pobladores de éstas áreas. Por ejemplo, un nivel menor de remuneraciones y/o mayor tasa de desocupación, es la contracara de los beneficios que surgen de factores como la bondad climática o el mayor acceso a servicios públicos.
En cualquier caso, esta perspectiva no afirma taxativamente que no puedan verificarse situaciones de desequilibrio entre los distintos mercados de trabajo, sino que sostiene que éstos son rápidamente eliminados por la vía de los precios, de la movilidad de los factores o de ambas. Para esta perspectiva, en los casos de existir ventajas relativas apropiables por los agentes, éstas serán rápidamente arbitradas por ellos.
La perspectiva opuesta (de desequilibrio), por su parte, argumenta que se asiste comúnmente a una situación de desequilibrio entre ámbitos urbanos. Y no es que la movilidad territorial de la fuerza de trabajo no pueda eliminarlos, sino que su acción en este sentido es insuficiente a causa de los elevados costos de traslado e incertidumbre asociados a la migración. En este caso, las disparidades de precios entre regiones no alcanzan para compensar las posibles ventajas que otorga la residencia en algunos espacios geográficos particulares, habida cuenta de la insuficiente importancia de la movilidad de la fuerza de trabajo y la inflexibilidad de precios, con lo que, a su vez, cualquier valuación de las amenidades a partir de estas diferencias se encuentra sesgada.
En cierto modo, la discusión anterior remite a la velocidad con la que se retorna a una situación de estabilidad entre los mercados de trabajo locales. En el caso de la perspectiva partidaria del análisis de equilibrio, el tiempo es reducido y no implica la eliminación total de las diferencias entre regiones, mientras que para la visión que supone un estado de desequilibrio, la movilidad de la fuerza de trabajo, si bien en la dirección correcta, es insuficiente y lenta para eliminar las diferencias entre ámbitos locales.
En esta primera aproximación se tratará de conocer las posibles discrepancias entre ámbitos urbanos, que de pie a una nueva investigación respecto de la relativa capacidad del sistema de retornar a una situación de equilibrio o de reducción de las disparidades. A tal efecto, corresponde identificar y concentrarse sobre las diferencias entre regiones o áreas urbanas en aquellos factores con mayor incidencia potencial sobre la movilidad de la fuerza de trabajo.
En el caso de los análisis convencionales, las principales causas –identificables desde las encuestas de hogares– que dan origen a la movilidad y predicen la dirección de los flujos de población son las siguientes: i- el nivel y tasa crecimiento del empleo; ii- el nivel y tasa de crecimiento de la desocupación, y iii- las diferencias en las remuneraciones a los trabajadores y en la tasa de cambio de las mismas (2).
Las diferencias en las remuneraciones resultan la motivación principal que da lugar a la movilidad, ya sea desde una perspectiva que parte del análisis de la situación de los individuos u hogares, o desde una postura estructuralista que enfatiza la incidencia de las condiciones estructurales de cada región o ámbito geográfico. En el primer caso, asociado a la teoría económica convencional, la consideración del ingreso como la variable explicativa de la movilidad encuentra un vínculo estrecho con la teoría del capital humano. En este sentido, se considera que la movilidad constituye una inversión individual en uno mismo (Sjaastad, 1961), siendo fundamental el ingreso en la determinación del retorno de la inversión. En este mismo sentido, junto a las diferencias observadas en el nivel de ingresos entre ámbitos geográficos, es relevante también conocer las diferencias en las tasas de crecimiento del ingreso, debido a que los individuos u hogares al decidir acerca de la movilidad no sólo consideran el ingreso presente sino también el ingreso futuro (3). En la perspectiva estructuralista, por su parte, el ingreso importa en el sentido de que las grandes transformaciones y cambios, característicos de las economías capitalistas, generan desigualdades en los ingresos y oportunidades, que fomentan el traslado de un área a otra. Mientras un enfoque considera el impacto de las disparidades sobre el accionar individual, el otro busca conocer las causas originarias, que trascienden el control individual, de los factores que motivan la movilidad.
Así como la desigual distribución de las remuneraciones entre mercados de trabajo genera procesos de ajuste que tienen a las migraciones como uno de los factores con capacidad para reducir las diferencias entre ámbitos urbanos, las discrepancias en términos de empleo, también desencadenan procesos de ajuste similares. Los cambios y diferencias en el empleo denotan discrepancias en las oportunidades laborales entre ámbitos urbanos. Las regiones que muestran un mayor valor de las tasas de empleo denotarían la presencia de mayores oportunidades laborales y de acceso a fuentes de ingresos, mientras que las de menores valores lo opuesto. En este mismo sentido, en general se enfatiza el papel que desempeñan las diferencias y cambios en las tasas de crecimiento del empleo, dado que resultan el mejor reflejo de variaciones en la demanda laboral: aquellas áreas que presentan las mayores tasas crecimiento del empleo constituyen los ámbitos geográficos de atracción de fuerza de trabajo.
Se desprende de lo anterior que el análisis de las diferencias
en términos de empleo e ingresos contribuye a explicar principalmente
el proceso y dirección de la inmigración, más que
la emigración. Este segundo aspecto del proceso migratorio, en cambio,
es mejor explicado a partir de factores que actúan en el sentido
de expulsar fuerza de trabajo, tales como la desocupación. Así,
el último indicador nos permite identificar a las áreas con
mayor nivel y crecimiento de la desocupación como las áreas
expulsoras, en tanto condición del ámbito urbano con impacto
sobre la decisión individual de emigrar.
La situación general de los mercados de trabajo en la Argentina de los noventa
La economía argentina sufrió importantes transformaciones
durante la década del noventa, que impactaron fuertemente sobre
la dinámica del mercado de trabajo. En este sentido, el primer cambio
novedoso fue el incremento exponencial de la tasa de paro, que por primera
vez en la historia superó los dos dígitos. Aún cuando
es verídico que parte del mismo resulta de la mayor participación
económica de la población, sus causas guardan una relación
íntima con el nuevo funcionamiento económico resultante de
la veloz y profunda implementación de las reformas estructurales
recomendadas por los organismos de crédito internacional, así
como también del establecimiento de un tipo de cambio fijo y apreciado
como política anti-inflacionaria.
Acerca de las causas del deficiente funcionamiento del mercado de trabajo nacional
Ambas medidas configuraron un esquema de incentivos que socavó la capacidad de la economía para generar empleo, y que además colocó a la economía en un sendero de crecimiento altamente sensible a los avatares de la evolución del ciclo a nivel mundial, pero también explosivo e insostenible a mediano y largo plazo, a su vez, también por factores endógenos.
Por caso, el ancla cambiaria tuvo el efecto de atar el ciclo doméstico a los flujos de capitales, eliminando cualquier posibilidad de suavizar el impacto negativo de las coyunturas adversas. Así, la inflexibilidad nominal de los precios de la economía obligó a realizar grandes ajustes en el nivel de actividad cada vez que los flujos de capitales se retiraron de la economía o su afluencia perdió fuerza. De este modo, en un contexto de elevada y persistente desocupación, como la que caracterizó a la economía argentina de los últimos años, el régimen cambiario operó en el sentido de profundizar el déficit ocupacional. Además, como en todo proceso de estabilización realizado sobre la base del establecimiento de un ancla cambiaria sobreviene cierta inflación inercial, a la rigidez de este tipo de régimen cambiario se añadió la sobrevaluación de la moneda doméstica que, aparte de generar déficits de las cuentas externas y una continua necesidad de financiamiento del exterior, colocó en una situación de desventaja a los sectores de actividad productores de bienes comercializables. Entonces, tanto la desaparición de firmas como los aumentos de productividad que debieron implementar aquellas que permanecieron en el mercado, explican parte de las razones por las cuales el crecimiento económico de inicios de la década no tuvo un correlato en materia de empleo.
Por otro lado, las denominadas reformas estructurales (privatización, desregulación de mercados, apertura: comercial y de la cuenta de capitales) reforzaron el proceso recién expuesto, en especial la apertura comercial. Ésta elevó las disparidades de precios entre los bienes de origen local y los de origen extranjero, por un lado, y, por otro, abarató relativamente el precio de los bienes de capital, vigorizando las necesidades de reconversión productiva ahorradora de mano de obra, aunque también provocando la extinción de empresas locales, con sus consecuentes pérdidas de puestos de trabajo. Se observa entonces que las reformas estructurales y el régimen cambiario generaron tanto la necesidad como las condiciones para que el costo de los ajustes realizados por la economía argentina recayesen principalmente sobre los trabajadores.
Una última cuestión de importancia es el impacto de ambos
cambios sobre la estructura productiva de la economía. En este sentido,
el nuevo esquema de precios relativos conllevó al constante desarrollo
del sector productor de bienes no transables, lo cual en un país
dependiente de los flujos de capitales externos, constituyó uno
de los factores que contribuyeron a la profundización de la crisis
iniciada hacia fines de la década pasada.
Más allá de los orígenes: el impacto en el ámbito nacional (4)
Dada esta breve exposición acerca de los condicionantes de las políticas macroeconómicas sobre el funcionamiento general del mercado de trabajo, interesa presentar sus principales consecuencias tanto en el ámbito nacional como diferenciando su impacto entre distintos ámbitos urbanos.
Como se mencionó, la primera evidencia clara del deficiente funcionamiento del mercado de trabajo fue el notorio incremento de la tasa de desocupación. Ésta, en el año 1994 superó por primera vez la barrera de los dos dígitos, manteniéndose por encima de esta cifra hasta el presente. La tasa de desocupación promedio nacional, para el período 1994-2000 fue del 14,3%, según lo indican los relevamientos de la EPH de octubre (gráfico 1). Es sabido que los cambios en el nivel de población excedente resultan de cambios en la participación económica y de la evolución del empleo. En el caso de Argentina, ambos operaron en el sentido de producir el incremento en el número de trabajadores parados, aunque no siempre con la misma intensidad o en el mismo momento.
Con relación a la participación económica, se observó que la misma creció a lo largo de todo el período, constituyendo fehacientemente una de las causas de la mayor desocupación. Sin embargo, la importancia que se pueda asignar a ésta como la característica distintiva de la situación se reduce si se atiende detenidamente al gráfico 1 Como claramente se observa allí, la participación económica de la población muestra un alza continua desde principios de la década del ochenta. Además, en los noventa la mayor participación –salvo en los primeros años– constituyó uno de los mecanismos defensivos de los hogares para paliar la deficitaria situación de ingresos que afectó a los hogares pobres.
Esta concisa visión de la situación del mercado de trabajo
nacional, se completa con evidencia empírica relativa a la capacidad
del crecimiento económico para generar empleo, y la calidad de los
puestos de trabajo creados a lo largo del período. En el cuadro
1 se sintetiza la información a este respecto. En líneas
generales, el correlato empírico entre crecimiento económico
y el del empleo es débil. Salvo para los años 1997 y 1998
dicho vínculo carece de fuerza, verificándose incluso destrucción
de puestos de trabajo en los años de expansión, como por
ejemplo 1994. En los períodos recesivos, con excepción del
año 1999, la caída del nivel de actividad se traduce en cambios
de igual o mayor magnitud sobre la fuerza de trabajo ocupada. Sin dudas,
este comportamiento posee un claro vínculo con la dinámica
económica, tal y como se expuso en las primeras líneas. En
la primera mitad de la década el empleo tuvo una expansión
reducida, en términos comparativos a la del producto, a causa de
la masiva introducción de inversiones (físicas y de organización)
–necesarias y favorecidas por el nuevo esquema de incentivos– que elevaron
sensiblemente el producto por trabajador ocupado. Finalizada esta primera
etapa, en cambio, se logró establecer un vínculo entre el
crecimiento económico y el empleo, producto de la finalización
del proceso de reformas organizativas ahorradoras de mano de obra y de
mayor flexibilidad de las nuevas relaciones laborales, que redujeron los
costos de contratación y despido, y permitieron concentrar una gran
porción del ajuste correspondiente a las fases descendentes del
ciclo económico a través de la expulsión de fuerza
de trabajo.
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Con más detalle, este deterioro de las condiciones de trabajo se hizo evidente a partir de la gran elevación de subocupación (gráfico 1) y un aumento sensible de la precariedad laboral, entendida ésta como el empleo que se da por fuera de la legislación laboral y/o que dentro de ésta no brinda los seguros básicos a los trabajadores (González, Lindenboim, Serino, 2000; 2001).
Finalmente, es necesario subrayar que el comportamiento laboral no resultó
homogéneo a lo largo de los aglomerados urbanos, observándose
diferencias en la temporalidad del impacto del cambio de modelo, pero no
tanto en el sentido de la tendencia. A continuación, se pretenderá
desarrollar un estudio más detallado de las diferencias en la dinámica
de los mercados de trabajo locales relevados por la EPH.
Las diferencias entre ámbitos urbanos
En lo que sigue, se presenta el análisis de las disparidades
entre los ámbitos urbanos específicos relevados por la EPH,
tanto para verificar la existencia o no de las mismas como para comprobar
si la nueva dinámica económica incrementó las diferencias
en la situación de los mercados de trabajo locales, que permitan
identificar ámbitos de atracción y expulsión de población.
Como se mencionó en un inicio, es de esperar que la heterogeneidad
se eleve, debido a que las diferencias en la especialización productiva
de cada economía local deberían haber generado reacciones
diversas frente a los cambios estructurales introducidos en la economía
argentina. Al mismo tiempo, se realiza un ensayo de agrupación de
aglomerados en función de su agrupación relativa respecto
de los valores de atracción y expulsión identificados.
Notas metodológicas
El estudio aquí toma en cuenta la tasa de desocupación, dado su posible papel como expulsor de población, las tasas y el crecimiento del empleo, por su vínculo con la desocupación y como factor de atracción, y las remuneraciones a los trabajadores asalariados, también como factor de atracción. Se analiza el universo de asalariados debido a que son los trabajadores con un mayor vínculo con la evolución de la demanda laboral y donde el ingreso total está constituido principalmente por fuentes laborales.
Para el análisis de las disparidades entre ámbitos urbanos se utiliza: i- el coeficiente de variación, como medida sintética de la dispersión; ii- la diferencia entre el valor de la media y la mediana, a efectos de conocer si los valores promedios responden o no al comportamiento de la mayor parte de los aglomerados, y iii- la diferencia entre los valores máximos y mínimos. A efectos de que los valores promedio nacionales no estén determinados por lo que sucede en los aglomerados de mayor tamaño, su estimación fue realizada sin tomar en cuenta las ponderaciones.
En lo que respecta a la cobertura temporal, se cubre y analiza principalmente lo acontecido a lo largo de la década del noventa, aunque también se presentan los resultados relativos a la década del ochenta con el fin de contar con un patrón de referencia más amplio y evaluar mejor la dinámica de la convertibilidad (5). El análisis de la década del noventa se subdivide en dos subperíodos (1990-1994 y 1996-2000) que dejan de lado lo acontecido en 1995, un año que presenta una situación particular por las consecuencias de la crisis de la moneda mexicana.
La fuente principal de datos es la Encuesta Permanente de Hogares relevada por el INDEC, y se cubren los 25 aglomerados urbanos relevados a lo largo de los noventa. A efectos de mantener constante el universo, el análisis no toma en cuenta a los tres aglomerados incorporados a la encuesta en el año 1995, y en el análisis de ingresos, tampoco se considera la información relativa al aglomerado de Comodoro Rivadavia, por no contar con información para varios de los años bajo estudio.
En el ensayo de agrupación se calcula el valor promedio de cada
indicador (crecimiento del empleo e ingresos de los trabajadores asalariados
y tasa de desocupación promedio en el período 1990-1994)
y un intervalo de confianza a partir de los valores que mostró el
desvío estándar de cada indicador. Para su delimitación,
se añade y resta el desvío al valor promedio del indicador,
con el objeto determinar un criterio homogéneo de situaciones de
mejor y peor desempeño en el período. En el caso de la desocupación,
por ejemplo, se ordena a los aglomerados según el valor de la tasa
y se considera que aquellos donde el nivel de desempleo es superior al
extremo superior del intervalo resultan los más perjudicados, repitiéndose
el ejercicio para cada indicador.
La evolución de las disparidades entre ámbitos urbanos
En el cuadro 2 se presentan distintas medidas sintéticas de dispersión para el análisis de la extensión del paro en los distintos aglomerados, en distintos subperíodos de los últimos veinte años.
A nivel de los valores promedio de la tasa de desocupación, la década del ochenta muestra una mayor disparidad en el impacto del paro que la del noventa. Por su parte, en el período central del análisis del estudio, la década del noventa, las disparidades resultan mayores en la primer etapa de introducción de reformas estructurales e implementación de la política de estabilización económica (1990-1994), que durante la segunda etapa (1996-2000), donde se combina una importante expansión del producto y el empleo y los efectos de los primeros años de la recesión que aún perdura. La situación en los primeros años de la década, en términos de disparidades, es incluso más heterogénea que durante los años ochenta, lo cual constituye un primer indicio del impacto diferenciado que tuvo la implementación del proceso de reformas y políticas económicas que trastocó la dinámica económica argentina.
Por su parte, así como en la primera etapa es claro que los aglomerados
se adecuaron de un modo dispar al nuevo esquema de incentivos económicos,
las trayectorias adversas del ciclo económico –como la del año
1995— se tradujeron en un deterioro territorialmente generalizado de la
capacidad de inserción económica de la fuerza de trabajo
que, consecuentemente, genera una disminución de las disparidades
(Véase en el cuadro 2 los valores de 1990-1994 y 1990-1995)
Tasa de Desocupación | Tasa de Empleo | Tasa de cambio del empleo | ||||
Coeficiente de Variación | Media - Mediana | Coeficiente de Variación | Media - Mediana | Coeficiente de Variación | Dif. V Máx - Mín | |
1981-1990 | 0,382 | 0,28 | 0,069 | 0,14 | nd/ | nd/ |
1991-2000 | 0,352 | 0,08 | 0,082 | 0,06 | 0,114 | 0,53 |
1990-1994 | 0,392 | 0,60 | 0,074 | 0,21 | 0,073 | 0,35 |
1990-1995 | 0,379 | 0,52 | 0,074 | 0,23 | 0,090 | 0,43 |
1996-2000 | 0,324 | -0,38 | 0,088 | -0,09 | 0,043 | 0,18 |
Al respecto, analizar las diferencias entre los valores de la media y la mediana permite conocer con más detalle las características del proceso de deterioro de la situación laboral. Este indicador muestra si el valor promedio de la desocupación responde a lo que acontece en la mayoría de los aglomerados (cuando se verifica un valor negativo) o si, en cambio, está determinado principalmente por la existencia de pocas áreas con alto nivel de desempleo (cuando el valor es positivo). Como se observa en el cuadro 2 que sintetiza esta información, los cambios en el valor del indicador muestran que el problema de la desocupación fue homogenizándose en el sentido de una generalizada presencia de altas tasas de desocupación en la segunda mitad de los noventa.
En el caso del empleo, se reproduce el análisis tanto para las tasas de empleo como para la tasas de cambio en el número de ocupados. En el primer caso se observa que en la década del noventa, la heterogeneidad es superior a la de la década del ochenta, y a su vez, las mayores disparidades se presentan en el subperíodo 1996-2000. La diferencias entre los valores máximos y mínimos de las tasas de empleo promedio para distintos subperíodos, también resultan superiores en la última mitad de la década, denotando mayores diferencias en los relativo a la presencia de oportunidades laborales.
Por su parte, el análisis en términos de tasas de cambio en el número de ocupados muestra que, como en el caso del análisis del paro, la heterogeneidad es más marcada en la primer mitad de la década (1990-1994), resultando éste también el subperíodo donde las diferencias en las tasas de cambio máximas y mínimas muestra un valor mayor (cuadro 2). Según este indicador, entonces, la evolución de la demanda laboral mostró mayores diferencias territoriales a inicios de la década. Dado que la literatura considera que el crecimiento del empleo posee un impacto mayor sobre la movilidad geográfica de la fuerza de trabajo que las diferencias en el nivel de las tasas, se concluye que la heterogeneidad, en términos de su posible impacto sobre las migraciones, fue superior en la primera mitad de los noventa.
Por último, se analiza de un modo similar las disparidades en
los ingresos medios de los trabajadores asalariados. Al respecto, el primer
punto a destacar es la considerable magnitud de las diferencias entre el
ingreso medio del aglomerado de menores ingresos y el de mayores. Esta
misma diferencia, muestra un valor significativamente elevado en el año
1994 (cuadro 3).
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Adicionalmente, el cuadro 3 muestra una elevación en el valor del coeficiente de variación hacia el año 1994, el año bajo análisis de mayor valor. A su vez, la diferencia entre el valor medio y la mediana sugiere que existe un número reducido de aglomerados con un ingreso bastante superior al de la media, con lo cual el valor promedio del ingreso nacional no tiende a estar determinado por lo que sucede en la mayoría de los aglomerados. Esta situación, en términos de años particulares, es más marcada en 1994 y 2000. En cada uno de los casos los valores del cuadro 3 sugieren que las reformas elevaron inicialmente las diferencias entre ámbitos urbanos.
El análisis anterior muestra que el impacto inicial de los cambios implementados en la economía argentina, fue principalmente el de generar una mayor heterogeneidad. Por su parte, también se observó una faceta de la dinámica que tuvo la economía argentina durante la convertibilidad: las coyunturas adversas del ciclo económico tuvieron un fuerte impacto negativo sobre las condiciones del mercado de trabajo, generando aumentos generalizados de la desocupación que reducen las disparidades entre aglomerados.
A nivel de incentivos a la movilidad es factible realizar una primera
generalización: si la desocupación jugó algún
papel en tanto factor expulsor de población, éste resultó
más claro y marcado durante los primeros años de los noventa.
Asimismo, los incentivos a la movilidad, en términos de los factores
de atracción, como el crecimiento del empleo y las diferencias en
el nivel de ingresos, también actúan con mayor fuerza durante
este período.
Un ensayo de agrupación
En esta sección se realiza un intento de agrupación de los aglomerados en función de su ubicación relativa de acuerdo a los factores de atracción (crecimiento absoluto del empleo e ingreso medio de los trabajadores) y expulsión (tasa de desocupación promedio del período 1990-1994) identificados. Este ensayo se realiza para el período 1990-1994, dónde se presentaron las mayores disparidades entre aglomerados.
A continuación se presenta una síntesis del análisis
de los resultados presentados en el cuadro 4.
Tasa de crecimiento del empleo
a) En el extremo de mayor dinamismo de la demanda laboral se ubican 3 aglomerados (Ushuaia, San Luis, Neuquen), caracterizados principalmente por ser mercados de trabajo pequeños. A su vez, los tres aglomerados de mayor crecimiento poseen ciertas particularidades: San Luis y Ushuaia, son territorios beneficiados por leyes de promoción industrial, y Neuquen se encuentra en un área de importantes recursos naturales (gas y petróleo).
b) Por su parte, el extremo de aglomerados de menor dinamismo (con un crecimiento del empleo menor al promedio menos el desvío estándar) se ubican tres aglomerados (Rosario, Córdoba y Tucumán), que comparten el hecho de ser aglomerados grandes. Aún así, si se consideran los seis aglomerados de menor crecimiento del empleo se observa que cinco de ellos resultan ser aglomerados grandes (se suman el GBA y La Plata).
Se deduce de lo anterior, que el mayor crecimiento de la demanda laboral,
o mayor creación de oportunidades laborales, es un fenómeno
que se presentó en aglomerados pequeños con recursos naturales
o beneficiados por políticas industriales.
Tasa de crecimiento del ingreso total de los asalariados
c) La mayor atracción relativa en términos de crecimiento del ingreso se verifica sólo en tres aglomerados (Gran Buenos Aires, San Juan y Corrientes), ninguno de los cuales forma parte del grupo de aglomerados con mayor crecimiento del empleo.
d) En el grupo menos favorecido se ubican cinco aglomerados (La Plata, Tucumán, Santa Fe, Santa Rosa y Rosario), dos de los cuales también mostraron el menor crecimiento del empleo y que resultan aquellos donde el ingreso medio se redujo.
Tomando en cuenta la información relativa a los factores de atracción,
se puede suponer que la deteriorada situación laboral, manifiesta
en la elevación de la desocupación y mayor participación
económica, permite que allí donde se eleva la demanda laboral
no se generen elevaciones en el precio del trabajo. En cambio, en el caso
de los aglomerados de menor dinamismo, éste está asociado
con el ajuste vía precios, en el sentido de una caída de
los ingresos de los trabajadores.
Tasa de desocupación
e) Son tres los aglomerados que se ubican en el grupo de mayor desocupación promedio del período (Santa Fe, Bahía Blanca y Tucumán), el último de los cuales se ubica siempre en el grupo de mercados locales más perjudicados.
f) Se encuentran marcadas diferencias entre los mayores y menores valores
de la tasa de desocupación.
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Rosario | 0,989 | La Plata | -0,037 | Santa Fe | 13,0 |
Córdoba | 0,997 | Tucumán | -0,019 | Bahía Blanca | 12,6 |
Tucumán | 1,002 | Santa Fe | 0,021 | Tucumán | 11,9 |
Resistencia | 1,025 | Santa Rosa | 0,024 | Neuquén | 9,8 |
La Plata | 1,031 | Rosario | 0,030 | Gran Rosario | 9,7 |
GBA | 1,033 | Salta | 0,041 | Salta | 9,1 |
Corrientes | 1,041 | Jujuy | 0,048 | Catamarca | 8,3 |
Sgo. del Estero | 1,056 | La Rioja | 0,110 | Ushuaia | 8,3 |
Santa Fe | 1,073 | Formosa | 0,112 | GBA | 8,14 |
Bahía Blanca | 1,076 | Río Gallegos | 0,138 | San Juan | 8,0 |
Paraná | 1,092 | Bahía Blanca | 0,145 | Paraná | 7,5 |
Jujuy | 1,100 | Neuquén | 0,149 | Formosa | 7,5 |
La Rioja | 1,108 | Córdoba | 0,149 | La Rioja | 7,4 |
Río Gallegos | 1,108 | San Luis | 0,172 | La Plata | 7,1 |
Catamarca | 1,109 | Catamarca | 0,173 | Posadas | 6,9 |
San Juan | 1,111 | Paraná | 0,180 | Resistencia | 6,8 |
Salta | 1,131 | Posadas | 0,255 | San Luis | 6,5 |
Mendoza | 1,133 | Mendoza | 0,255 | Jujuy | 6,4 |
Posadas | 1,140 | Ushuaia | 0,263 | Corrientes | 6,3 |
Formosa | 1,164 | Resistencia | 0,268 | Córdoba | 6,3 |
Santa Rosa | 1,179 | Sgo. del Estero | 0,275 | Mendoza | 4,9 |
Neuquen | 1,202 | Corrientes | 0,330 | Río Gallegos | 3,9 |
San Luis | 1,209 | San Juan | 0,414 | Santa Rosa | 3,6 |
Ushuaia | 1,343 | GBA | 0,430 | Sgo. del Estero | 3,4 |
Promedio | 1,102 | Promedio | 0,164 | Promedio | 7,764 |
Promedio +1 DV | 1,183 | Promedio +1 DV | 0,292 | Promedio +1 DV | 10,807 |
Promedio - 1 DV | 1,021 | Promedio - 1 DV | 0,035 | Promedio – 1 DV | 4,7206 |
En síntesis, este ejercicio muestra que surgen distintas agrupaciones de aglomerados según el indicador considerado como incentivo a la movilidad,. En el caso de los factores de atracción, los ámbitos geográficos con mayor probabilidad de recibir fuerza de trabajo difieren según se considere el aumento de las oportunidades laborales o el crecimiento del ingreso medio de los trabajadores. Al mismo tiempo, ambas dinámicas sólo muestran algún vínculo en el caso de las situaciones menos desfavorables, coincidiendo los aglomerados de menor dinamismo laboral con los de caída de ingresos medios.
En términos de factores de expulsión, por su parte, sólo tres aglomerados se agrupan en el extremo de mayor desocupación promedio. Se observan importantes diferencias en los valores de dicha tasa, existiendo un número importante de aglomerados de alta desocupación.
Por último, se destaca la situación del aglomerado de
Tucumán que siempre se corresponde con las situaciones del mercado
de trabajo menos favorables, constituyendo el único ámbito
expulsor de mano de obra claro.
Reflexiones finales
En la ponencia se realizó una primer aproximación al estudio de las diferencias entre mercados de trabajo urbanos, con capacidad para incentivar la movilidad de la fuerza de trabajo (evolución del empleo, el ingreso y la tasa de desocupación). Los resultados mostraron que el impacto de los cambios estructurales fue el de generar una mayor heterogeneidad inicial (1990-1994). En la segunda mitad de la década, la dinámica dispar perdió importancia, de ahí que queda para más adelante estudiar la posible incidencia de las migraciones en el proceso.
Alternativamente, se ensayaron agrupaciones en función de los factores de atracción y expulsión para identificar a los aglomerados más afectados y beneficiados por las transformaciones de inicios de los noventa. Si bien los resultados variaron según el indicador utilizado, se observó que la mayor creación de puestos de trabajo se ubico en aglomerados con ciertas particularidades (pequeños y asociados a recursos naturales y/o beneficios de política económica), pero no generaron elevaciones en el ingreso de los trabajadores de estos aglomerados. El vínculo entre dinámica laboral y la evolución de los ingresos, sin embargo, fue claro en algunos de los aglomerados donde la creación de puestos de trabajo fue reducida: la menor dinámica laboral se correspondió con menor crecimiento o caída de los ingresos.
Al respecto de ámbitos expulsores, se destacó la situación
del aglomerado Tucumán por ubicarse siempre entre los grupos donde
la situación del mercado de trabajo es la menos favorable, en términos
relativos. Claramente, este fue el único caso que mostró
un comportamiento expulsor de mano de obra claro.
Notas
(1) El presente trabajo forma parte del proyecto de Beca de Maestría UBACyT "La Movilidad de la Fuerza de Trabajo entre los Mercados de Trabajo Urbanos Argentinos" (dirigido por Javier Lindenboim) que indaga acerca de la función de la movilidad de la fuerza de trabajo, en tanto mecanismo capaz de reducir el desequilibrio característico del mercado de trabajo argentino. Este análisis particular, sin embargo, se concentra en la búsqueda de disparidades que incentiven dicho comportamiento.
(2) Existen otros factores como la distancia y las amenidades de cada ámbito geográfico que también actúan sobre la movilidad. Sin embargo, dado el alcance de este estudio, por un lado, y la ausencia de información estadística, por el otro, no serán abordados.
(3) Alternativamente, las formulaciones teóricas asociadas a la Nueva Teoría de las Migraciones (Bloom y Stark, 1985) sostienen que las migraciones son una de las tantas estrategias de los hogares para la satisfacción de sus necesidades. Para esta perspectiva, los hogares así como maximizan sus ingresos también buscan minimizar el riesgo, a partir de la diversificación de las fuentes de ingresos. Así, los orígenes de la movilidad trascienden a la situación de los mercados de trabajo. En consecuencia, en un contexto en el que las decisiones relativas a la movilidad se ajusten a este esquema de motivaciones, los resultados observables pueden no ser coincidentes con lo que sugeriría la sola consideración de las diferencias de ingresos como el motor principal de las migraciones. Debido al alcance del presente estudio y a la limitación de información, el análisis de estas cuestiones no forma parte del trabajo. Sin embargo, como sus resultados pueden contradecir a los esperados desde la teoría convencional, resulta fundamental hacer mención a los posibles orígenes de la discrepancia.
(4) Los temas que se tratarán en estas páginas fueron desarrollados más extensamente en distintos trabajos del CEPED. Algunos de ellos son Lindenboim-Serino (2000); González-Lindenboim-Serino (2000) y González-Serino (2001)
(5) Por razones de disponibilidad de datos,
no se analiza las diferencias en ingresos durante la década del
ochenta.
Bibliografía
BLOOM, D.; STARK, O. The New Economics of Labour Migration. The American Economic Review, 1985, vol. 75, issue 2.
DA VANZO, Julie. Microeconomic Approaches to Studying Migration Decisions. In DA VANZO, J.; DE JONG, G. F. Y GARDNER, R. W. (eds.).Multidisciplinary Approaches to Micro Level Studies in Developed and Developing Countries. Nueva York: Pergamon Press, 1981.
EVANS, Alan. The Assumption of Equilibrium in the analysis of migration and interregional differences: a review of some recent research. Journal of Regional Science, 1990; vol. 40, nº 4.
GREENWOOD, Michael. A Simultaneous-Equation Model of Urban Growth and Migration. Journal of the American Statistical Association, 1975.
HUNT, G. Equilibrium and Disequilibrium in Migration Modelling. Regional Studies, 1993, vol. 27, n° 4.
LINDENBOIM, Javier, con la colaboración de Leandro Serino. Mercados de trabajo urbano Argentina de los ’90’. In CD-ROM, Ponencia presentada al Tercer Congreso Latinoamericano de Sociología del Trabajo El trabajo en los umbrales del siglo XXI, Asociación Latinoamericana de Sociología del Trabajo, Buenos Aires. 2000.
LINDENBOIM, Javier, GONZÁLEZ, Mariana; SERINO, Leandro. La precariedad como forma de exclusión. Ponencia publicada en el CD del IV Simposio Internacional, El Cono Sur. Su Inserción en el Tercer Milenio, Buenos Aires, 2000.
SERINO, Leandro; GONZÁLEZ, Mariana. Escenario laboral en los noventa. Dificultades para la creación de empleos de calidad. In CD-ROM, Ponencia presentada al Seminario Precariedad laboral, vulnerabilidad social y seguridad socioeconómica. CIEPP, Fundación DSE y CEPED (FCE). (2001).
SJAASTAD, L. The Costs and Returns of Human Migration.
The
Journal of Political Economy, 1961, LXX, 5.
© Copyright Leandro Serino,
2002
© Copyright Scripta Nova,
2002
Ficha bibliográfica
SERINO, L. Diferencias en las características socioeconómicas locales para el estudio de las migraciones. Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, vol. VI, nº 119 (119), 2002. [ISSN: 1138-9788] http://www.ub.es/geocrit/sn/sn119119.htm