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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VI, núm. 119 (127), 1 de agosto de 2002

EL TRABAJO

Número extraordinario dedicado al IV Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)
 

INMIGRACIÓN EXTRANJERA EN CATALUÑA: LAS NUEVAS MOTIVACIONES DE LOS CIUDADANOS EUROPEOS PARA EL DESPLAZAMIENTO Y LA ATRACCIÓN DEL TURISMO

Raúl Lardiés Bosque y Marisol Castro Romero
Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio
Universidad de Zaragoza


Inmigración extranjera en Cataluña: las nuevas motivaciones de los ciudadanos europeos para el desplazamiento y la atracción del turismo (Resumen)

En los países de Europa occidental se han producido importantes cambios económicos, sociales, políticos y culturales, en el contexto de la reestructuración e internacionalización de la economía, los cuales han traído consigo transformaciones importantes en el sector terciario, e influido en el aumento de las migraciones internacionales de población. Un ejemplo son los crecientes flujos de población con origen en los países del norte y que se dirigen hacia los del sur. Además, el desarrollo turístico que ha tenido lugar en las costas mediterráneas está ofreciendo muchas oportunidades laborales a los inmigrantes para trabajar en el sector turístico.

En este artículo se analiza el desplazamiento de ciudadanos extranjeros de países comunitarios a las costas de Cataluña, y en concreto los que han puesto en funcionamiento pequeñas empresas de turismo. Gracias a la realización de encuestas personales, abordaremos este fenómeno centrándonos en las razones y causas que han llevado a estos inmigrantes a emigrar y a establecer estos negocios.

Palabras clave: inmigración extranjera, migraciones internacionales, ciudadanos comunitarios.


Foreign immigration in Catalonia: the new motivations of european citizens for the displacement and the attraction of the tourism (Abstract)

New economic, social, political and cultural changes have emerged in the last decades in Europe, in the context of the re-estructuring and internationalization of the economy. These changes have led to other important changes in the tertiary sector, and also influenced in the increased of the international movements of population. The increasing flows of population from northern to southern European countries are one example of this new mobility of population. Moreover, the development of tourism sector in Mediterranean coastal areas is offering job opportunities to many foreign immigrants, in order to work on the tourism sector.
The aim of this article is analyse the movement of foreign EU citizens to coastal areas in Cataluña, many of tose have settled small tourism businesses. Thank to the completion of individual surveys, we will mainly analyse the changes in motivations for the move, and the main reasons to change their residence to Cataluña.

Key words: foreign immigration, international migration, EU citizens


En los países integrantes de la Unión Europea se han producido importantes cambios económicos, sociales y culturales, en el contexto de la reestructuración e internacionalización de la economía (Champion y Vandermotten, 1997), y en particular en los del sur, en relación con la generalización del ocio y el aumento de los niveles de vida (Jurdao y Sánchez, 1990). Todo ello ha traído consigo cambios importantes en el sector terciario, aumentando los contactos internacionales y la movilidad de la población. En particular, la consolidación del Mediterráneo como la principal región turística de Europa y el desarrollo de los servicios ligados al crecimiento del sector turístico están contribuyendo a la creación de nuevos flujos migratorios en sentido norte-sur; se trata de flujos bastante novedosos frente a los ya tradicionales y mejor estudiados que se desarrollaron desde el sur al norte de Europa (Page, 1995). Muchos de esos flujos son de población económicamente inactiva (motivados por el retiro o por el ocio y el placer), pero también están integrados por trabajadores; en concreto, destacan los de la población ocupada en el sector turístico (bien trabajadores contratados en empresas o trabajadores por cuenta propia al frente de negocios), y los de emigrantes retornados a sus países de origen que han aprovechado el desarrollo del sector turístico para instalar algún pequeño negocio.

En este artículo vamos a analizar la llegada de un tipo de inmigrantes que desarrolla su actividad económica por cuenta propia en el sector turístico; se trata de ciudadanos extranjeros procedentes de otros países europeos que han desarrollado su faceta empresarial con la instalación de alguna pequeña empresa de turismo en Cataluña. En concreto, y gracias a la realización de encuestas, abordaremos este fenómeno centrándonos en las razones y causas que han llevado a estos inmigrantes a emigrar y a establecer estos negocios.

Si bien el desplazamiento de emigrantes originarios de otros países europeos que se trasladan a España para trabajar en turismo no constituye un fenómeno nuevo, todavía es cuantitativamente minoritario si lo comparamos con la llegada de inmigrantes de otras áreas geográficas y continentes, y que desarrollan su actividad económica en otras ramas de la economía. Por tanto, para contextualizar estos flujos de población procedente de países europeos, analizaremos primero el cambio de orientación que han sufrido y están sufriendo las migraciones en Europa (y lo que afectan esos cambios a la inmigración en zonas mediterráneas). Para ello estudiaremos el volumen y crecimiento de la inmigración desde países europeos entre el total de inmigrantes en Cataluña, así como la importancia del turismo como fuente de empleo para los inmigrantes. Como casos de estudios mostraremos las razones por las que varios inmigrantes decidieron trasladarse al litoral catalán con el fin de poner en marcha estas pequeñas empresas.
 

Aspectos metodológicos

Los datos presentados sobre las motivaciones para emigrar se han obtenido de 113 encuestas que fueron realizadas entre 1996 y 1997 a empresarios procedentes de países comunitarios, y que tras su establecimiento en Cataluña han puesto en marcha una pequeña empresa en alguna de las ramas del turismo. Aunque estas encuestas nos han permitido obtener diversa información cuantitativa y cualitativa de primera mano sobre la historia personal y profesional de estos emigrantes y las características e impactos de sus empresas, en este artículo nos centraremos únicamente en las razones para emigrar alegadas por los encuestados.

Los empresarios analizados proceden de países del centro-norte de Europa, distribuidos de la siguiente forma: 26 inmigrantes son originarios de Alemania (23,1%), 23 de Italia (20,3%), 20 del Reino Unido (17,7%), 20 también de Francia (17,7%), y 18 de Holanda (15,9%). Si bien la mayoría de los empresarios proceden de esos 5 países, mucho menos representados aparecen los belgas (5 y el 4,4%) y los daneses (1 y menos del 1%), mientras que no encontramos en la zona ningún griego, irlandés, luxemburgués ni portugués.

Figura 1
Distribución de los inmigrantes extranjeros encuestados en Cataluña, 1996-97 


Fuente: Encuestas del autor (1996-97). Elaboración propia.

La mayoría de esas empresas analizadas eran restaurantes (45 y el 40%), bares (16 y el 15%), y pubs, discotecas o salas de baile (14 y el 12,4%). Entre el resto destacan 6 cafeterías y heladerías, 5 hoteles/pensiones, 17 pequeños comercios de diversos tipos y productos, 4 librerías/papelerías, además de 2 inmobiliarias, 2 negocios de mecánica/electricidad, 1 academia de idiomas, y 1 vivienda de turismo rural.

Por último, el 93,8 por ciento de las empresas se localizan en núcleos del litoral (106 de las 113) (figura 1), lo cual significa que están instaladas o bien en núcleos costeros, o a una distancia no superior a 20 kms. del borde del mar.
 

De la vieja a la nueva geografía de las migraciones intraeuropeas: la atracción del sur

Durante los años 50 y 60, la mayoría de los movimientos de población que se dieron entre países europeos se dirigían desde países del sur hacia los del norte, como respuesta a las variaciones de la demanda de empleos en los países septentrionales (Böhning, 1981). Según las teorías económicas clásica y neoclásica (Borjas, 1989), dichos desplazamientos se justifican por las diferencias de rentas y de ingresos entre los países del sur y del norte del continente. Esos emigrantes ocuparon trabajos principalmente en el sector agrícola, minero y de la construcción, de forma que los trabajos menos deseados por la población autóctona (los más pesados, sucios y peligrosos) fueron a los que más fácilmente accedieron los trabajadores de países meridionales, si bien también accedieron a los ofrecidos por otros sectores económicos como los servicios.

Sin embargo, y durante las últimas tres décadas, se han producido importantes transformaciones de orden económico, social, cultural, político e institucional en el conjunto europeo. Esos cambios, asociados en parte a la construcción de la Unión Europea, han contribuido directamente al redibujamiento del mapa económico europeo, y han tenido consecuencias espaciales importantes en la distribución y en la movilidad de la población (Gould y Findlay, 1994).

La nueva situación económica internacional permite afirmar que las condiciones históricas para interpretar los movimientos de población en función de la teoría centro-periferia han cambiado en los últimos años. Según Kielstra (1985), las clásicas "periferias" se formaron en un momento en el que la situación de atraso social y económico de muchas regiones les impedía formar parte del sistema económico en expansión. Sin embargo, en la actualidad, el crecimiento económico de muchas zonas "centrales" se ha estancado, al tiempo que muchas zonas entendidas tradicionalmente como "periféricas" se han dotado de modernas infraestructuras, beneficiándose más que otras de la descentralización Fordista (Vandermotten, 1997). Esa sería la explicación básica de muchos de los nuevos flujos de población que se están dirigiendo hacia estas zonas, como por ejemplo las mediterráneas, sin considerar otras ventajas que ofrecen de tipo ambiental, cada vez más importantes en los criterios de localización de determinadas actividades.

No sólo el crecimiento económico en los países del sur de Europa es la razón para que se produzcan nuevas migraciones a los países y regiones meridionales; antes que ello en el tiempo, también el efecto de la puesta en marcha de políticas antiinmigratorias en los países del norte, y el retorno de los emigrantes a sus países de origen, comenzaron a afectar al conjunto de migraciones europeas, contribuyendo al fin del "modelo migratorio de la era industrial" (Simon, 1992). El declive de estos movimientos desde países del sur al norte de Europa refleja la crisis, por tanto, de un modelo de movilidad "industrial" basado en la transferencia de trabajadores de baja cualificación desde las regiones periféricas menos desarrolladas a las regiones industrializadas del norte, y el advenimiento de la llamada movilidad "de los servicios", siendo éstos el principal motor de los desplazamientos.

Como resultado de los cambios producidos, se ha desarrollado todo un complejo sistema de migraciones entre los países europeos, en el cual tienen cabida diferentes tipos de desplazamientos (Simon, 1992; Simon, 1993): la movilidad tanto interna como externa, intra y extra comunitaria materializada en múltiples movimientos como los temporales o estacionales, de trabajadores de baja o alta cualificación, de retornados a sus países de origen, en busca de mejor situación laboral o de sol en el caso de los jubilados, etc. Por tanto, no sorprende que entre las investigaciones realizadas en las últimas tres décadas sobre migraciones internacionales en los países europeos, las de retorno a los países mediterráneos (Cavaco, 1993; Saraceno, 1986; Took, 1986; Unger, 1986), de refugiados (Salt, 1996), y más recientemente las de profesionales altamente cualificados (Findlay, 1995; Findlay y Gould, 1987), hayan relevado a las antiguamente producidas por trabajadores de poca cualificación que se dirigían del sur al norte de Europa.

Todos estos intercambios de población (muchas veces estadísticamente invisibles y difíciles de cuantificar) se entremezclan y solapan con la atracción continua que países de fuera del entorno europeo siguen ejerciendo para la población europea; pero, a la vez, son el reflejo de las múltiples y variadas relaciones económicas y humanas que se dan en el espacio europeo, además de un vector hacia la integración y la construcción de un espacio europeo común y sin fronteras (Séché, 1994). En consecuencia, el mapa tradicional con las migraciones en sentido sur-norte ahora está cambiando, dando paso a nuevos flujos mucho más variados y provocados por causas distintas (Dicken y Oberg, 1996). De ahí que cuando nos refiramos a las migraciones haya que hacer referencia a la gran diversidad de ellas y a los contextos variados en que se producen, por lo que no todas ellas tienen formas, volúmenes o motivaciones comunes.

Como hemos visto, el móvil económico fue el principal en los desplazamientos masivos de las pasadas décadas, cuando miles de trabajadores de países del sur europeo se establecieron en los países del norte (Salt, 1981). Sin embargo, los argumentos económicos ya no intervienen hoy en día en el proceso migratorio con la misma fuerza con que lo hicieron en el pasado (Buller y Hoggart, 1994), sino que muchos movimientos están más directamente ligados a razones de tipo climático, social o cultural, en parte debidos a la desaparición de las diferencias económicas entre los países comunitarios (Simon, 1993). A eso hay que añadir el desarrollo de las modernas redes de transporte y comunicaciones, que hacen que se modifique el concepto físico y la percepción las distancias (Vickerman, 1991).

En este contexto, una de las crecientes corrientes migratorias está integrada por ciudadanos extranjeros de países europeos que se sienten atraídos por las condiciones ambientales (sobre todo por el clima), el ambiente cultural y el ocio de las zonas mediterráneas. Muchos son ciudadanos jubilados que disfrutan de su pensión en nuestro país (Rodríguez et al., 1998). Pero otros muchos son personas en edad laboral, que han decidido emprender, con más o menos edad, una nueva actividad empresarial con la puesta en marcha de pequeñas empresas relacionadas con el sector turístico; o incluso puede tratarse de personas que se han jubilado tempranamente en sus países de origen, y que con edades entre los 55-60 años han decidido convertirse igualmente en pequeños empresarios. Lo que no hay que olvidar es que la inmigración de países europeos en España y en Cataluña representa una parte importante del total de la inmigración recibida, y que no debe quedar enmascarada por los crecientes flujos de población de otros ámbitos espaciales y/o continentes.
 

Características de la inmigración extranjera en Cataluña

Prestando atención a lo que ocurre en Cataluña, hemos de decir que el ritmo de crecimiento de la inmigración extranjera en esta región ha tenido muchas similitudes con el de España, en el sentido de que el mayor crecimiento se ha producido en las últimas dos décadas. Es a partir de 1980, y en particular desde 1985 (Blanco, 1992), cuando se produce un incremento sostenido del número de residentes extranjeros en España, favorecido por la expansión económica llevada a cabo: si entre las cuatro provincias catalanas se contabilizaban en 1970 32.194 residentes extranjeros, en 1981 eran ya 39.640, y en 1991 65.959 (IEC, 1991). Por eso Cataluña, de 1981 a 1991, fue la comunidad autónoma española que más elevó su número absoluto de población extranjera: su número creció en 21.759 personas, frente a las 10.610 de la comunidad madrileña. Si en 1980 el número de residentes extranjeros en Cataluña era de 38.656 (más que en Madrid, que contaba con 30.587), con el correr de los años, sin embargo, dejó de ser la primera comunidad autónoma en cuanto al mayor número de extranjeros, para situarse en la segunda posición, después de Madrid. Así, a fecha de 28 de Diciembre de 1994, Madrid contaba con 93.610 residentes, mientras que Cataluña con 83.296.

Respecto al análisis de la inmigración extranjera por continentes de origen, el porcentaje más grande de residentes extranjeros en Cataluña lo constituía en 1991 el procedente de Europa con 24.377 personas (40% del total), seguido de los americanos con 16.816 residentes (25,5%), de los africanos con 16.450 (24,9%) y de los asiáticos y de otros países (7,8% y 0,2%, respectivamente) (cuadro 2). Los extranjeros de origen europeo, por tanto, son mayoría, al igual que ocurre en todo el país (casi el 54% de los residentes extranjeros en España en 1994 procedían de países europeos, de los que la gran mayoría tenían su origen en países comunitarios) (cuadro 1). A escala nacional, los extranjeros de origen comunitario registraron un crecimiento del 94,6 por ciento entre 1980 y 1994 (Dirección General de Migraciones, 1996), lo cual corrobora una característica fundamental del nuevo mapa de las migraciones europeas que es el aumento de los desplazamientos de población desde los países del norte de Europa a los del sur, y en especial a regiones mediterráneas (Williams et al., 1997).
 
 

Cuadro 1
Evolución de los residentes extranjeros comunitarios en España, 1980-94
Origen 1980 % 1994 % % variación 1980-94
Irlanda 528 0,3 2.557 0,5 384,3
Reino Unido 22.678 12,4 62.317 13,5 174,8
Holanda 6.342 3,5 12.118 2,6 91,1
Italia 9.581 5,2 17.989 3,9 87,7
Alemania 20.878 11,4 38.229 8,3 83,1
Bélgica 4.625 2,5 8.278 1,8 79,0
Dinamarca 2.583 1,4 4.539 1,0 75,7
Francia 16.262 8,9 28.511 6,2 75,3
Portugal 24.094 13,1 34.943 7,6 45,0
Grecia 449 0,2 596 0,1 32,7
Luxemburgo --- --- 144 0,1 ---
CEE 108.020 58,9 210.221 (*) 45,6 94,6
EUROPA 125.174 68,2 248.692 53,9 98,7
TOTAL 183.422 100,0 461.364 100,0 151,5
(*) La misma fuente baraja la cifra de 220.674 residentes extranjeros de origen comunitario en España
Fuente: Dirección General de Migraciones (1996). Elaboración propia.

Lo que ocurre es que los integrantes de los colectivos extraeuropeos han llegado más recientemente, y de forma muy rápida. Quizás porque la movilidad intraeuropea e intracomunitaria no está creciendo al mismo ritmo, ha sido un fenómeno, comparativamente, menos apreciable. Durante la década de los años 80 y principios de los 90, los movimientos internos de población entre los países de Europa occidental han sido comparativamente escasos en relación con los flujos más numerosos llegados desde el este de Europa y, sobre todo, de los países magrebíes y de ciertos países latinoamericanos y asiáticos (fundamentalmente a los países de la Europa mediterránea) (Champion, 1995).

Pese a que el número de residentes extranjeros originarios de países comunitarios se ha triplicado en España en los últimos veinte años (de 165.289 en 1975 a 461.364 en 1994), al igual que hemos señalado para el caso de los europeos en general, su peso relativo ha ido disminuyendo ante la rápida avalancha de otros flujos de carácter extraeuropeo. Su crecimiento porcentual en estas dos décadas (137,5%, algo por debajo de la media nacional del 179,1%) ha estado muy por debajo del de los africanos (2.455,9%), los asiáticos (280,5%) y el de los latinoamericanos (168,2%); pero si los extranjeros pertenecientes a estos últimos grupos son los que más rápidamente han crecido, su número total es muy inferior al de los europeos que, claramente, constituyen el grupo más voluminoso.

En cuanto a las nacionalidades que componen el grupo de los residentes extranjeros comunitarios en España, de los 220.674 registrados oficialmente en 1994 (cuadro 1), el porcentaje más alto de ellos (28,2% y 62.317 personas) procede del Reino Unido, seguidos por los alemanes (17,3% y 38.229 personas), los portugueses (16,7% y 34.943) y los franceses (15,8% y 28.511) (cuadro 1). Por contra, la representatividad de los daneses (2% con 4.539 residentes) y de los irlandeses (1,1% y 2.557) es escasísima y mucho menor todavía la de los griegos (0,3% con 596 residentes) y la de los luxemburgueses (0,06% con 144) (Dirección General de Migraciones, 1996). En relación con la emigración de ciudadanos griegos hacia cualquier otro país comunitario, ha sido un fenómeno escasamente relevante desde 1988 (Bähr y Köhli, 1993), lo cual podremos corroborar en el trabajo de campo al comprobar el escasísimo número de residentes griegos con empresas turísticas encontrados en la zona de estudio.

En Cataluña, y lejos de que se pueda pensar que otros colectivos (por ejemplo el africano, o el latinoamericano) son los más numerosos, los europeos, y en concreto de los países comunitarios, también son los más abundantes, lo cual confirma que la tendencia detectada en esta región se enmarca dentro de la española. De todos los residentes extranjeros, el 37 por ciento lo eran en 1991 de alguno de los países de la entonces CEE (cuadro 2). En concreto, el 9,2 por ciento procedían de Francia, seguidos en importancia por los alemanes (8,7%), los británicos (5,5%), los italianos (5,3%) y los holandeses (4,7%).
 
 

Cuadro 2
Residentes extranjeros según áreas de procedencia en Cataluña, 1991
Provincia CEE Resto de Europa África Amér. 
Norte
Amér. Central Amér.
Sur
Asia y 
Oceanía
Total
Barcelona 17.413 2.138 10.454 1.292 2.340 10.882 4.664 49.312
Gerona 4.069 334 4.419 148 149 802 273 10.208
Lérida 475 164 495 18 62 267 53 1.534
Tarragona 2.420 377 1.082 92 133 631 158 4.905
CATALUÑA 24.377 3.013 16.450 1.550 2.684 12.582 5.148 65.959
% 37,0 4,6 24,9 2,3 4,1 19,1 7,8 100,0
Fuente: IEC (1991). Elaboración propia.

Aparte de los extranjeros de origen comunitario, los procedentes de Marruecos (con el 19,3% del total de los residentes extranjeros) son los más representados en Cataluña, siendo ese el país que más extranjeros aporta de todo el continente africano; hasta completar el 24,9 por ciento del total de africanos aparece Gambia con el porcentaje más alto (2,9% con 1.905 residentes). Siguiendo por continentes, dentro del casi 26 por ciento de los americanos, los del sur son realmente significativos frente a los del norte o Centroamérica (cuadro 2). América del sur aporta a Cataluña el 19,1 por ciento del total de residentes extranjeros (menos efectivos que sólo los marroquíes), frente al 2,3 por ciento de Canadá y EE.UU., o el 4,1 por ciento de centroamericanos. Entre los países del sur, los que más peso tienen son Argentina (7,4% del total de Cataluña), seguido de Chile (3,1%), Uruguay (2%), y Perú (1,9%).

Por último, el continente asiático aporta unas cantidades muy poco significativas de residentes, a excepción de países como Filipinas (2,3% del total con 1.510 personas), o de India (1%) o China (0,8%). No obstante, tanto las nacionalidades asiáticas como las africanas han experimentado, por lo general, un crecimiento muy fuerte, aunque sus efectivos no son numéricamente muy importantes. De todo esto se deduce que la llegada de inmigrantes a Cataluña está condicionada por la distancia física, ya que los flujos de inmigración extranjera más importantes proceden de países europeos cercanos y del norte de África, mientras que los de países más lejanos disminuye conforme aumenta la distancia.

Volviendo a los residentes comunitarios, un buen número de ellos está compuesto por alemanes y británicos (39,6%), mientras que otro gran número procede de países del ámbito mediterráneo (el 37,8% son franceses e italianos). En concreto, el porcentaje de residentes extranjeros con origen en países comunitarios del norte de Europa (exceptuando, por tanto, Grecia, Italia, Francia y Portugal) es del 57,4%, perteneciendo los grupos de residentes más numerosos a Alemania (6.413 residentes), Reino Unido (4.533), Holanda (2.194) y Bélgica (1.187) (cuadro 3) (también a Suiza con 1.227). Algunas nacionalidades como la irlandesa, la danesa o la griega están escasamente representadas, mientras que otras (alemana, francesa, italiana, británica e incluso la holandesa) aportan el 85,4 por ciento de todos los extranjeros comunitarios residentes en Cataluña.
 
 

Cuadro 3
Residentes extranjeros de origen comunitario por países de origen en Cataluña, 1994
Origen Barcelona Tarragona Gerona Lérida Cataluña
Alemania 4.882 791 686 54 6.413
Reino Unido 3.243 576 635 79 4.533
Bélgica 537 311 329 10 1.187
Dinamarca 269 19 28 8 324
Francia 4.533 656 694 124 6.007
Grecia 120 20 8 0 148
Irlanda 256 29 21 6 312
Italia 3.819 328 260 40 4.447
Luxemburgo 10 6 12 0 28
Holanda 1.309 371 479 35 2.194
Portugal 1.484 181 207 164 2.036
TOTAL CEE 20.462 3.288 3.359 520 27.629
% 74,1 11,9 12,2 1,9 100,0
Fuente: Dirección General de Migraciones (1996). Elaboración propia.

Desde el punto de vista territorial conviene señalar que el grupo de los residentes extranjeros de origen comunitario no se distribuye uniformemente por todas las provincias catalanas. De entrada, casi 3 de cada 4 residen en la provincia de Barcelona (cuadro 3). Además, su proporción es ligeramente inferior (31,4%) en las zonas urbanas de mayor tamaño y en las capitales regionales, lo cual confirma el hecho de que estos inmigrantes prefieren las zonas no congestionadas ni muy urbanizadas, y más los núcleos de población intermedios en zonas del litoral. Por contra, las capitales y grandes zonas urbanas atraen a un gran número de inmigrantes extranjeros de fuera del continente europeo que reducen la participación de los comunitarios. Por ejemplo, las provincias con mayor participación de comunitarios son Gerona y Tarragona, por ser provincias con amplias zonas litorales que albergan centros turísticos de importancia. Al contrario, la provincia (interior) de Lérida cuenta con la menor representatividad de estos extranjeros, lo cual puede relacionarse con su menor importancia turística e industrial.

Esta distribución territorial de los inmigrantes extranjeros no extraña, ya que las mejores ofertas de empleo y oportunidades de trabajo se localizan en las principales zonas industriales y en la costa. De ahí que este proceso de concentración de la inmigración extranjera responda, según la teoría económica neoclásica, a que los factores de producción (trabajo y capital) son atraídos tarde o temprano por las áreas de más altos ingresos, desde las zonas de menores ingresos (Owen, 1992). Esta va a ser una de las principales razones de la distribución espacial de la inmigración extranjera en Cataluña, con la clara diferencia, como veremos, entre las zonas industriales y turísticas (como las de mayor aportación de rentas) y las de economía agraria del interior (de menores ingresos). En consecuencia, las diferencias y variaciones entre lo rural y lo urbano desde el punto de vista del número de inmigrantes, están relacionadas con la estructura de ocupación del territorio. Así como en las zonas de mayor demanda de empleo de alta cualificación es donde se detectan los niveles más altos tanto de inmigración como de emigración, las bajas tasas de migración predominan en las zonas donde predomina el empleo escasamente cualificado. Esta desigual distribución territorial de la población inmigrante la podemos apreciar no sólo a escala provincial, sino también comarcal y municipal (Lardiés, 1997).

Sin embargo, la desigual distribución territorial de la población extranjera de origen europeo se repite con el resto de los inmigrantes procedentes de fuera del continente. De todos los americanos, 14.514 aparecen censados en Barcelona, mientras que sólo 1.099 en Gerona y 1.203 entre Tarragona y Lérida. Lo mismo se podría decir de la población de origen africano, ya que el 63,5% aparece únicamente en la provincia de Barcelona. Mayor todavía es la concentración provincial de los asiáticos, ya que tienden a residir en su mayoría en la provincia de Barcelona (el 90,6% del total). Si Barcelona es la provincia preferida por los extranjeros para residir, Lérida es en la que menos censados aparecen, aunque su número variaría si se tuvieran en cuenta todos aquellos que están en situación ilegal trabajando en el sector primario; pero de momento, los que aparecen en situación regularizada y legal en la provincia leridana son 1.534 (de los 65.959 de todo Cataluña).
 

Inmigrantes extranjeros con empresas de turismo: las razones para el desplazamiento

Una vez analizados los cambios producidos en el contexto europeo en materia de migraciones, hay que decir que los inmigrantes extranjeros procedentes de estos países que se han trasladado a una zona costera mediterránea para instalar empresas de turismo constituyen un ejemplo muy extendido en todo el litoral mediterráneo español (incluidas las islas Baleares), además de en Canarias (ejemplo de los negocios turísticos en manos de ciudadanos alemanes en Maspalomas y Playa del Inglés, en Gran Canaria). En la península, quizás una de las zonas con mayor número de empresas de turismo en manos de estos inmigrantes sea la Costa del Sol (Eaton, 1995; Jurdao y Sánchez, 1990). También en Cataluña existen diversos núcleos costeros con mucha tradición de turismo de sol y playa, donde este tipo de empresarios han proliferado notablemente; se trata de núcleos que han ido consolidando su turismo extranjero desde los años 60 a base de fidelizar su clientela. A raíz de esa consolidación, y gracias al elevado número de turistas llegados anualmente, son los propios turistas, con el paso de los años, los que ahora ofrecen determinados servicios a sus compatriotas. De esta forma, el desarrollo del turismo en la región ha ejercido una fuerte influencia en el asentamiento de estos inmigrantes, y constituye un elemento clave para explicar el incremento de los movimientos migratorios desde países del norte al sur de Europa.

En la búsqueda de las nuevas motivaciones que generan el desplazamiento de este tipo de inmigrantes, vamos a mostrar los resultados de una encuesta realizada entre 1996 y 1997 a pequeños empresarios turísticos procedentes de alguno de esos países. Preguntados individualmente por las razones que les hizo instalar su residencia y su empresa en alguno de estos núcleos turísticos litorales (figura 1), llama la atención cómo las de tipo extraeconómico han sido más importantes que las estrictamente económicas; en concreto, el buen clima es la principal razón destacada por casi el 50 por ciento de los encuestados (cuadro 4).
 
 

Cuadro 4
Razones para el traslado de residencia a Cataluña
Razones Número (1) %
Buen clima 56 49,5
Había visitado antes la zona y le gustó 42 37,1
Le gustó el medio físico y naturaleza / paisaje 11 9,7
Esposo/esposa/compañero/a proviene de esta región 29 25,6
Tenía familia o amigos viviendo ya en esta zona 27 23,9
Las buenas oportunidades de trabajar en turismo 30 26,6
El carácter de la gente y el estilo de vida 29 25,7
Tenía ya una casa en esta región 10 8,8
Buscaba nuevas experiencias / cambio de vida 14 12,4
Por azar 7 6,2
Esposo/esposa/compañero/a consiguió un trabajo aquí 7 6,2
Bajo coste de la vida (bajos precios) 6 5,3
No me gustaba mi país / Inadaptación a él 4 3,5
Ya había trabajado en esta región antes 3 2,6
Otra/s razón/es 34 30,2
(1) Estas respuestas derivan de una pregunta abierta, lo que significa que las personas encuestadas a menudo dieron más de una respuesta.
Por eso las cifras absolutas de la tabla suman 309 (y no 113 que es el número de encuestas realizadas).
Fuente: Encuestas del autor (1996-97). Elaboración propia.

Si atendemos a las diferencias por países de origen, el factor climático es especialmente importante para los noreuropeos, al ser destacado por el 85 por ciento de los británicos, por el 80 por ciento de los belgas, por el 77 por ciento de los holandeses y por el 65,4 por ciento de los alemanes. A diferencia de los empresarios procedentes de los países del centro y norte de Europa, el clima no ha tenido la misma importancia para los originarios de países mediterráneos, como atestigua el hecho de que este factor fue sólo destacado por el 39,1 por ciento de los italianos establecidos en Cataluña, y por el 55 por ciento de los franceses.

Al margen de esta constatación, otros muchos estudios han señalado que esta razón es la principal que mueve a mucha población de países noreuropeos a instalarse, después de su jubilación, en alguna de las zonas litorales españolas (Valero, 1992; Rodríguez et al., 1998; Serrano, 1992). La particularidad es que la importancia del clima en el proceso migratorio puede llegar a ser también muy importante cuando se trata de inmigrantes económicamente activos. Así, según los trabajos publicados por Shaw y Williams (1990) sobre empresas turísticas en la costa suroccidental inglesa, el hecho final de establecer una empresa responde a un variado conjunto de motivaciones, aspiraciones y fuerzas; en un estudio llevado a cabo en la región de Cornwall (Shaw y Williams, 1987; Shaw y Williams, 1988), los motivos económicos igualaron a los no económicos entre las razones señaladas por empresarios de turismo inmigrantes a la hora de analizar las razones de su establecimiento, y en concreto, los factores de tipo ambiental fueron muy importantes entre esos empresarios al frente de alojamientos turísticos, suponiendo alrededor de un tercio del total de respuestas.

Otros estudios realizados esta vez en España sobre inmigrantes extranjeros con negocios de turismo, han destacado también la importancia de las condiciones climáticas para su apertura; es el caso de los extranjeros británicos que cuentan con negocios propios de turismo en varios municipios de la Costa del Sol (Eaton, 1995), donde el 60 por ciento de los entrevistados en Fuengirola señaló el clima como la razón principal que los trajo a España.

A juzgar por estos ejemplos, el clima no sólo es importante para los inmigrantes que no realizan ninguna actividad económica, sino también para los que realizan. En el caso de los extranjeros comunitarios con empresas de turismo que hemos encuestado ocurre algo similar al caso analizado por Eaton, ya que tratándose de personas económicamente activas, también cabría esperar que el cambio de residencia y empleo se debiera principalmente a causas de tipo económico (posibilidad de encontrar un empleo mejor, interés por trabajar en el sector turístico, etc.); sin embargo, las respuestas reflejan algo diferente, mostrando que esas razones tienen poco que ver con motivaciones estrictamente laborales, y que son las motivaciones fundamentalmente extraeconómicas las más importantes (Lardiés, 1999).

De cualquier manera, el interés demostrado por el clima entre estos empresarios establecidos en Cataluña refleja un claro deseo de disfrutar una mejor calidad de vida, de unas determinadas condiciones ambientales y del estilo de vida que ofrece una región mediterránea, lo cual está relacionado también con otras razones dadas por los encuestados como "me gusta el carácter de la gente" o "siempre quise vivir al lado del mar", lo cual nos lleva a considerar como importantes otras razones de tipo "ambiental" y "cultural".

En concreto, la segunda razón más señalada es el carácter de la gente y el estilo de vida en España (25,7%). Entre los aspectos subyacentes que engloba esta respuesta destaca la atracción que la cultura latina y el estilo de vida mediterráneo ejercen en estos inmigrantes extranjeros. Para la mayoría de ellos, este estilo de vida significa relajación, pero también informalidad, en el sentido de que hay reglas y normas menos rígidas que cumplir. En estas respuestas se detecta un anhelo de huir de lo reglado, de sentirse más libre que en sus países de origen; todo ello tiene también mucha relación con la valoración del tiempo libre, para disfrutarlo paseando, en bares y terrazas, practicando deportes o actividades de ocio, o bien visitando a amigos y familiares.

En particular, el estilo de vida de los españoles es un factor de gran atracción destacado y especialmente por los británicos. Como recogen Rodríguez et al. (1998), aspectos como la comida y la siesta son muy valorados por los inmigrantes extranjeros; a ello responde una frase comúnmente oída como que "sólo cambia una letra y tienes las dos mejores cosas del mundo: siesta y fiesta". En el fondo, es una razón íntimamente asociada a otros muchos factores: les gusta la vida en España, el cambio de escenario, su nueva vida, su libertad o independencia de otros aspectos de la vida privada, o la alegría de la gente; el goce de vivir en el sur de Europa es mucho más intenso, y eso es muy valorado por personas de países del norte de Europa, quienes a veces también manifiestan esa "alegría" de manera desviada en disputas, gritos, algarabía y falta de orden (Jurdao y Sánchez, 1990). Pero en general, el carácter abierto de la gente mediterránea y la posibilidad de vivir gran parte del día fuera de casa es algo que les atrae mucho.

Por otro lado, se ha escrito mucho sobre el hecho de que las migraciones internacionales juegan un papel muy importante en la industria del turismo, ya que existe una fuerte relación entre esta actividad y el aumento de los desplazamientos. Un gran número de estudios han puesto de relevancia este hecho, destacando la influencia que una experiencia turística tiene en posteriores procesos migratorios, y cómo experiencias turísticas desarrolladas en el pasado, propician futuros cambios de residencia y de trabajo (Hoggart y Buller, 1995; King, 1996). Del mismo modo, muchas investigaciones demuestran que pocos emigrantes se desplazan a lugares que no han visitado previamente al menos en alguna ocasión o de forma continuada, lo cual liga los lugares de emigración con los de las vacaciones disfrutadas (Longino, 1992).

En España, la relación entre vacaciones previas y un posible futuro desplazamiento o cambio de residencia ha sido establecida en casi todos los estudios referidos a la inmigración de extranjeros europeos; en el realizado por Jurdao y Sánchez sobre los inmigrantes extranjeros jubilados con residencia en la Costa del Sol, se afirma que "el turismo itinerante ha sido el desencadenante del turismo residencial" (1990, p. 77). También haber disfrutado de vacaciones previas entre los retirados noreuropeos residentes en la Costa del Sol ha sido un factor destacado por el 25 por ciento de los encuestados por Rodríguez et al. (1998) a la hora de elegir la región en la que establecer su nueva residencia. Eso ocurre, en especial, entre los nórdicos y los británicos, destacando estos últimos por ser los que más han poseído previamente alguna propiedad en España, estableciéndose así relaciones de movilidad: los turistas visitan la zona, se compran una vivienda en ella, y posteriormente trasladan a ella su residencia.

Otros inmigrantes extranjeros retirados residentes en la costa murciana desarrollaron los mismos cauces para el conocimiento de la región (Serrano, 1992); como en otros casos, el 43,8 por ciento de los retirados extranjeros de Murcia tuvieron conocimiento de la región "por haberla visitado con anterioridad en viajes turísticos cortos", lo cual demuestra la relación entre la actividad meramente turística y el posterior establecimiento de la residencia. Entre estos retirados, el factor de atracción "vacaciones previas en la zona" fue señalado por más población que por la "información de amigos y conocidos" (38,2%) para establecerse en la región; de forma similar, también los británicos que residen actualmente en la provincia de Alicante habían pasado numerosas vacaciones en el mismo lugar antes de convertirse en residentes (Valero, 1992).

Respecto a los inmigrantes extranjeros con negocios de turismo en Cataluña, también las vacaciones previas disfrutadas por muchos de ellos en la zona en que posteriormente se instalarán actuaron como canal migratorio y puente hacia la posterior emigración; de ahí que no nos extraña que la mayoría de los empresarios en Cataluña se concentren en su litoral. Así, el 47,8 por ciento de los empresarios encuestados (54 de 113) había visitado España previamente, y 5 personas habían visitado España pero no Cataluña; únicamente 42 de 113 encuestados señalaron rotundamente no haber visitado antes en vacaciones España, de lo cual deducimos que la mayoría conocían bastante bien el lugar exacto donde hoy residen. Queda claro que la mayoría de estos extranjeros emigraban a un país, y en muchos casos a un lugar, con el se habían familiarizado previamente gracias a un desplazamiento turístico. También llama la atención el elevado porcentaje de inmigrantes que ya habían vivido antes en España: el 41,6 por ciento de los encuestados (47 de los 113), de los cuales casi la mitad (22 de los 47) lo habían hecho en el mismo núcleo donde ahora residen.

Las encuestas realizadas reflejan también la influencia de la actividad turística (en la toma de decisiones) al destacar las posibilidades laborales que el turismo ofrece. Así, 30 encuestados (26,5%) señalaron como motivación para trasladarse a Cataluña la facilidad que pensaban iban a tener para encontrar posteriormente un trabajo en turismo, de forma que parece evidente que los extranjeros asumen y perciben que el desarrollo del sector es una vía para conseguir empleo; una vez más, y por nacionalidades de origen, la población noreuropea (destacan 6 holandeses, 6 franceses, 5 británicos, 5 alemanes) parece ser la que más percibe dichas posibilidades.

Finalmente, el otro gran grupo de motivaciones que han sido importantes a la hora de decidir establecerse en Cataluña son las de tipo familiar y personal: un 25,6 por ciento de los encuestados señaló haberse establecido en Cataluña porque su esposo/a-compañero/a era originario de la región, el 23,9 por ciento destacó tener familia/amigos residiendo ya en la zona, mientras que el 6,2 por ciento aludió al hecho de que su esposo/esposa-compañero/a hubiera conseguido previamente un trabajo aquí (6,2%). En definitiva, el 67,3 por ciento de los encuestados admitió que conocía a alguien en la zona de destino antes de emigrar.

En este sentido, estudios realizados por Mabogunje (1970), en las migraciones influyen mecanismos de feedback (envíos, informaciones entre la zona de emisión y de destino, retornados, etc.), que ayudan a explicar porqué un desplazamiento imperceptible de personas se acaba convirtiendo en un flujo migratorio, o porqué se crean flujos totalmente nuevos. También Golini et al. (1993) señalan que los flujos de información utilizados por los inmigrantes y la existencia de esas conexiones o vínculos (de naturaleza variada), es lo que ayuda a crear y consolidar nuevas corrientes migratorias.
 

Conclusiones

En este artículo hemos analizado las principales razones que están haciendo variar el carácter de los flujos migratorios entre países europeos, y fundamentalmente el volumen y también los lugares de origen y destino de esas migraciones. La explicación de muchos de los nuevos flujos migratorios que se están produciendo en sentido norte-sur está en que la consolidación de las regiones mediterráneas como la principal gran zona turística en Europa, atrae a mucha población de países del centro y norte del continente; muchos de esos flujos son de población económicamente inactiva, pero cada vez son más los integrados por trabajadores que aprovechan las oportunidades que brinda el desarrollo del sector turístico.

El análisis, en concreto, de los inmigrantes extranjeros de origen europeo que se trasladan a Cataluña para instalar algún negocio turístico, nos ha permitido ver cómo las motivaciones de estos emigrantes están cambiando, en buena medida debido al desarrollo de esta actividad económica. Sin duda, las nuevas motivaciones y el carácter de estos flujos, introducen cambios profundos respecto a las motivaciones y a los tipos de desplazamientos mayoritarios que se daban en Europa hace dos y tres décadas. Por el momento, todavía es un tipo de movilidad escasamente estudiada, debido a que el origen geográfico de los inmigrantes es muy concreto, y más todavía el tipo de actividad económica que desarrollan. Pero, sin duda, es un campo de estudio en el que todavía habrá que profundizar mucho en el futuro, viendo las relaciones que existen, por ejemplo, entre las migraciones y el turismo, en sociedades cada vez más consagradas al disfrute del ocio, y en las que cada vez son más difusas las barreras entre el ocio y el trabajo.
 

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© Copyright Raúl Lardíes Bosque y Marisol Castro Romero, 2002
© Copyright Scripta Nova, 2002
 

Ficha bibliográfica

LARDIÉS, R.; CASTRO, M. Inmigración extranjera en Cataluña: las nuevas motivaciones de los ciudadanos europeos para el desplazamiento y la atracción del turismo.  Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, vol. VI, nº 119 (127), 2002. [ISSN: 1138-9788]  http://www.ub.es/geocrit/sn/sn119127.htm


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