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SOBRE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
 
Prólogo al libro Los Ingenieros Militares de Flandes a España (1691-1718), de J. M. Muñoz Corbalán
 
Horacio Capel
 
Reproducido de: MUÑOZ CORBALÁN, J. M. Los Ingenieros Militares de Flandes a España (1691-1718). Madrid: Ministerio de Defensa, 1993. 2 vols.

PRÓLOGO

El estudio de la ingeniería militar en España tiene ya una larga tradición, que se remonta a mediados del siglo XIX, pero está recibiendo una creciente atención desde la década de 1980. Dentro de esa línea de trabajos, la publicación de este libro de Juan Miguel Muñoz Corbalán, que fue elaborado como Tesis doctoral en la Universidad de Barcelona, constituye un hito destacado, de gran significación.

I

Fueron los propios ingenieros militares los que en primer lugar abordaron el estudio del desarrollo de su cuerpo, y durante mucho tiempo casi los únicos que se han ocupado de este tema.

Las páginas del Memorial de Ingenieros acogieron desde su misma fundación estudios acerca de los acontecimientos históricos mas señalados o de figuras destacadas de este cuerpo, empezando por los trabajos de Manuel Valera Limia en 1846. Las plumas de Joaquín de la Llave y de Eusebio Torner dedicaron valiosos artículos al mismo a la vez que se editaban materiales importantes del siglo XVIII, como la memoria de Bartolomé Amat sobre las fortificaciones de Pancorbo. El propio Joaquín de la Llave publicó en 1894 la traducción de la obra de E. Wauwermans sobre Verboom. Paralelamente en el Memorial de Artillería se publicaban artículos sobre la formación de los artilleros, tan ligados, como es sabido, a los ingenieros durante el siglo XVIII; entre ellos es inevitable citar el de Adolfo Carrasco y Sayz sobre los sistemas de instrucción del cuerpo de Artillería, publicado en 1888. Por su parte otros investigadores, como Luis García Martín utilizaron con el mismo fin divulgador las páginas de la Revista Científica Militar en los primeros años de la Restauración.

Ya en nuestro siglo el segundo centenario del cuerpo (1711) y primer centenario de la creación de su Academia y de sus tropas (1803) dio lugar a la edición del catálogo de su rica biblioteca y a un monumental trabajo, el Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército (1911), que constituye la primera gran sistematización sobre la organización y las vicisitudes del cuerpo. También en los primeros años del siglo Julio Suárez Inclán daba a la luz su biografía de Pedro Lucuce, el que fuera director durante tantos años de la Academia de Matemáticas de Barcelona.

De gran trascendencia ha sido también la labor de las instituciones militares y del personal militar en la recopilación y publicación de fuentes documentales y cartográficas, esenciales para los estudios históricos sobre este cuerpo. Desde la mitad del siglo XIX la actividad de José Aparici y García fue realmente intensa en ese sentido, y la "Comisión de Historia" que él organizó en el Archivo de Simancas, con el apoyo del Ingeniero General Antonio Remón Zarco del Valle y la colaboración de otros oficiales como el coronel de infantería Fernando Camino, realizó una impresionante labor, que se conserva hoy en la valiosa Colección Aparici del Archivo Histórico Militar, y que ha facilitado grandemente el trabajo de los investigadores. A partir de ella, trabajos como el que realizó Luis Pascual con su Indice del personal de ingenieros en el siglo XVIII han sido de gran utilidad para los estudiosos. Ya en nuestro siglo la edición de documentos de interés para la historia del cuerpo dio lugar, entre otras, a la útil serie publicada por el Boletín de la Biblioteca del Centro Militar, en 1953-54, a partir de la documentación conservada en el Archivo de Indias.

Especialmente útil ha sido también la edición de catálogos y documentos del rico material cartográfico conservado en el Servicio Histórico Militar y en el Servicio Geográfico del Ejército. Entre ellas debe destacarse, además de los dos inventarios generales (la Cartoteca Histórica del S. G. E. y el Catálogo General de la Cartoteca del S. H. E.), la gran serie sobre Cartografía y Relaciones históricas de Ultramar, publicada conjuntamente por los dos Servicios, y en cuyo desarrollo tan decisiva importancia tuvieron Juan Manuel Zapatero, durante dos decenios (1950-1970) jefe de la sección de Ultramar del S. H. E., y Manuel Garrido Baquero.

La importancia mundial de los fondos conservados en estos dos servicios militares es tal que debería continuarse urgentemente la tarea de clasificación moderna y edición de los mismos, informatizando el conjunto de las colecciones. Tal vez se podría encontrar para esta labor la ayuda del Ministerio de Educación y ciencia e incluso la colaboración entusiasta de jóvenes licienciados que presentan objeciones para realizar otras tareas en el servicio militar.

En cualquier caso, la obra realizada hasta ahora por los achiveros y bibliotecarios del S. H. E. y del S. G. E. ha sido especialmente meritoria y ha permitido posteriormente a otros estudiosos, entre los que me cuento, avanzar en la investigación histórica del Cuerpo de Ingenieros.

Además de esa labor editora de fuentes, la aportación de los militares a la investigación histórico sobre la ingeniería militar hispana ha seguido siendo importante en los últimos decenios. Si tuviéramos que destacar una personalidad, lo haríamos con la figura de Juan Manuel Zapatero. Sus contribuciones al estudio de las técnicas de fortificación militar durante el siglo XVIII, y en especial a la fortificación abaluartada, y sobre la guerra en el Caribe -con una obra ya clásica, que ha sido oportunamente reeditada por el Ministerio de Defensa- han permitido identificar claramente lo que él ha llamado con razón la "escuela de fortificación hispanoamericana". Por otra parte, las páginas de la Revista de Historia Militar han recogido asimismo numerosos trabajos sobre esos temas o relacionados indirectamente con ellos. Al mismo tiempo que oficiales de Marina interesados por la historia de puertos y arsenales se han visto atraidos también por la actuación de los ingenieros militares en dichas obras, realizando contribuciones de indudable interés. Los trabajos de Alvaro de la Piñera y Rivas sobre los técnicos que trabajaron en Cartagena pueden ser bien representativos en este sentido, y han culminado en el reciente libro escrito por este autor y José María Rubio Paredes acerca de Los ingenieros militares en la construcción de la Base Naval de Cartagena, siglo XVIII, editado por el Ministerio de Defensa.
 

II

Desde los años 1950 la labor de los ingenieros militares ha recibido igualmente la atención de los historiadores del arte y del urbanismo asi como, mas tarde, la de otros especialistas. Como hoy sabemos muy bien, el Cuerpo de Ingenieros Militares se convirtió en el siglo XVIII en la mas importante corporación técnica al servicio de la Corona no solo para las construcciones defensivas sino también para las tareas de organización territorial de los territorios de la Monarquía.

Los trabajos del profesor J. A. Calderón Quijano, iniciados en 1946, culminaron en esa excelente Historia de las fortificaciones en Nueva España (1953) y abrieron nuevas vías para el estudio de esta parcela de la arquitectura hispana. El mismo autor continuó luego prestando atención al tema, como muestran sus estudios sobre las defensas de Cádiz en la Edad moderna o las fortalezas de Gibraltar en el mismo período, publicados a comienzos de los años 70, o la obra colectiva Cartografía militar y Prólmarítima de Cádiz en la Edad moderna, editada en 1978. A su estímulo se deben también otros trabajos realizados en la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, como el de Víctor Fernández Cano sobre Las defensas de Cádiz en la Edad moderna (1973) o los de L. Diaz Trechuelo sobre las fortificaciones de Filipinas en el mismo período.

Desde los años 1960 la atención a la historia del urbanismo ha abierto el camino a nuevas reevaluaciones de las obras de los ingenieros militares. Los trabajos del profesor Antonio Bonet Correa han sido en este sentido especialmente renovadores y estimulantes. Entres los numerosos que ha realizado de interés para el tema, me limitaré a citar su valioso estudio sobre la Fábrica de Tabacos de Sevilla, obra señera de Ignacio Sala, o su reciente Cartografía militar de plazas y ciudades españolas, siglos XVII-XIX, editada hace dos años por el Ministerio de Cultura.

Poco a poco jóvenes y brillantes investigadores se han ido interesando por este campo de investigación realizando aportaciones destacadas. Es difícil en este breve prólogo hacer una enumeración detallada de dichas aportaciones, pero no quiero dejar de mencionar algunos autores: Carlos Sambricio, que ha contribuido a renovar profundamente los estudios sobre el urbanismo del setecientos, y ha realizado un trabajo magistral con su Territorio y ciudad en la España de la Ilustración, editada por el MOPU en 1991; Alfredo Vigo Trasancos, y A. Rodríguez Villasante, con sus numerosos trabajos sobre la actuación de los ingenieros militares en el urbanismo y en la fortificación de Galicia; Fernando Rodríguez de la Flor, cuyos estudios del Fuerte de la Concepción y sobre las defensas de Ciudad Rodrigo o su edición de tratados de ingeniería y juegos de estrategia militar ("Vauban lúdico", les ha llamado) son tan estimables; Aurora Rabanal Yus, que ha realizado inteligentes y documentados estudios sobre el tratado de arquitectura civil enseñado en la Academia de Matemáticas de Barcelona y sobre algunas reales fábricas del setecientos; Alicia Cámara Muñoz, que ha estudiado también los tratados de arquitectura militar; y J. R. Barros que ha abordado el análisis de la arquitectura y el urbanismo en la Carraca durante el siglo XVIII.

Desde luego, la labor de los ingenieros no pasó desapercibida para otros especialistas. Son numerosos los historiadores que han tenido que incluir en sus trabajos la actividad de esa corporación, En Barcelona Manuel Arranz al estudiar en su Tesis doctoral -recientemente publicada por el Colegio de Arquitectos- los profesionales de la construcción en la Barcelona del XVIII reunió al mismo tiempo importantes datos sobre los ingenieros militares. Arquitectos o ingenieros de caminos han podido prestar eventualmente también atención a sus importantes realizaciones; al igual que los geógrafos, como muestra el trabajo de Meijide Pardo acerca del plan Lemaur sobre los Juncales de Betanzos.

Pero a todos ellos se ha unido mas recientemente el interés despertado hacia este grupo profesional desde la historia de la ciencia. En el Centro de Estudios Históricos del C.S.I.C. algunos investigadores preocupados por la política científica en el siglo XVIII se interesaron por las Academias militares y llegaron a través de ellas a los ingenieros militares. Los trabajos de José Luis Peset y Antonio Lafuente han despertado un gran eco entre investigadores mas jóvenes del mismo centro, a la vez que Manuel Sellés realizaba estudios de gran valor sobre el desarrollo de la náutica.

En el Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona yo mismo y otros colegas abordamos desde comienzos de los años 80 el estudio del cuerpo de ingenieros militares, en relación con las investigaciones sobre los modelos de profesionalización e institucionalización de la ciencia así como, de manera mas general, sobre la influencia de los factores sociales en el desarrollo científico. La investigación se inició con la elaboración de la obra Los Ingenieros Militares en España, siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, publicada en 1982 por Ediciones de la Universidad de Barcelona; y continúo mas tarde con un análisis de la estructura corporativa, de los programas de estudios y de la composición sociológica, objeto del libro De Palas a Minerva. La formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII, editado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Ediciones del Serbal seis años mas tarde, además de otros diversos artículos y capítulos de obras colectivas. Posteriormente la investigación está profundizando en el análisis de los trabajos geográficos y las intervenciones territoriales de los ingenieros del XVIII.

Por su parte Ignacio Muro Morales, Profesor Ayudante de Geografía Humana en la Universidad de Barcelona, en su monumental Tesis doctoral sobre El pensamiento militar sobre el territorio en la España contemporánea, recientemente editada por el Ministerio de Defensa, ha estudiado la ingente documentación existente sobre la organización de las enseñanza militares en la España del siglo XIX para analizar la difusión de la ciencia en nuestro país a través de dichos centros, a la vez que ha realizado un profundo análisis de la aportación militar a la cartografía del territorio español durante el ochocientos. Este mismo autor, junto con Luis Urteaga y Francesc Nadal siguen prestando atención a este tema en el marco de un estudio mas amplio sobre el desarrollo de la cartografía y la organización del territorio en la España contemporánea, dentro de un proyecto de la CICYT sobre "Desarrollo científico y dinámica territorial en la España contemporánea" (PB91-0247), que se desarrolla en la citada Universidad catalana.

La labor matemática ha interesado también a historiadores de esta ciencia, como Santiago Garma, autor de valiosas análisis sobre los tratados matemáticos militares. En la Universidad de Zaragoza el grupo del profesor Mariano Hormigón, y en particular, Elena Ausejo y María Angeles Velamazán, están estudiando igualmente los programas de estudios de los ingenieros y su contenido matemático, en el marco de sus investigaciones sobre el desarrollo de la matemática española.

Los siglos XVIII y XIX han recibido hasta ahora lo esencial de la atención. Pero las investigaciones se han extendido también hacia atrás, hasta los orígenes de la Edad moderna. La ingeniería militar del Renacimiento y Siglo de Oro español está presente en los innovadores estudios de Nicolás García Tapia sobre historia de la ciencia y de la técnica hispanas en ese período. El grupo orientado por éste profesor en la Universidad de Valladolid ha continuado luego con el interés por el tema. La reciente obra de Mª Isabel Vicente Maroto y de Manuel Esteban Piñero sobre la ciencia aplicada en la España del siglo de Oro (1991) ha permitido tener una nueva perspectiva de los trabajos realizados en la llamada Academia de Matemáticas de Felipe II y sobre el desarrollo de saberes científicos, entre otros los de la ingeniería militar, como necesidad social y política. Por otra parte el estudio sobre El canal de Castilla, elaborado por J. Helguera y Nicolás García Tapia, con la colaboración para la parte contemporánea del geógrafo F. Molinero, ha permitido disponer de un buen análisis de la construcción de esta importante infraestructura, en la que tan decisiva intervención tuvieron Fernando de Ulloa y otros ingenieros militares. Todas estas obras forman parte de una cuidada colección editada por la Junta de Castilla.

Mas recientemente otros historiadores han ido descubriendo el interés de este campo de investigación y han realizado por si mismos o estimulado a sus discípulos la realización de trabajos sobre estos temas. Entre ellos cabe esperar las aportaciones de los que está dirigiendo el profesor Carlos Martínez Shaw.

Todos estos trabajos se están viendo facilitados por la publicación de nuevos catálogos de documentos y, sobre todo, por la catalogación de los fondos cartográficos de los archivos españoles. Entre ellos cabe citar el catálogo que ha realizado María Concepción Alvarez Terán sobre los fondos de Simancas; el de María Pilar León Tello sobre los del Archivo Histórico Militar; el de Luisa Martín Meirás y Belén Rivera sobre la cartografía histórica de España conservada en el Museo Naval de Madrid; o la serie sobre Fuentes Cartográficas Españolas. Archivos de Planos del S.G.E., que empezó a ser publicada en 1972 por el Instituto de Geografía Aplicada del CSIC y de la que se publicaron, que yo sepa, dos volúmenes. Vale la pena mencionar también la utilidad de los atlas de mapas, planos y fortificaciones hispánicos en Túnez, Argelia y Marruecos realizados por Juan Bautista Vilar, que se han convertido en fuentes básicas para el estudio de la ingeniería militar española en el Norte de Africa.

La labor de la Comisión de Estudios Históricos del Ministerio de Obras Públicas (CEHOPU) es también digna de mención. Ante todo, por su papel en la difusión de trabajos. Así, la publicación por este organismo de la Bibliografía de las fortificaciones españolas en América en la Edad moderna de J. A. Calderón Quijano puso a disposición de los estudiosos un repertorio de gran utilidad, al tiempo que la edición de los escritos de Cristóbal de Rojas, con el estudio de Eduardo Mariátegui (1985) hizo accesible la obra de este gran ingeniero militar del Siglo de Oro. La CEHOPU ha organizado también diversos congresos en los que ha estado presente de forma destacada la ingeniería militar. Entre ellos destacan el seminario sobre Puertos y Fortificaciones en América y Filipinas, celebrado en Madrid en 1984 y publicado al año siguiente, y el dedicado a Antiguas obras hidráulicas en América, celebrado en México en 1988 y publicado tres años mas tarde.

Especial importancia ha tenido también como foro interdisciplinario el Congreso internacional sobre "La ingeniería militar en la cultura artística española", organizado en Cádiz por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, la Diputación Provincial de Cádiz y la Capitanía General de la Región Militar, que fue acompañada de una interesante exposición sobre los fondos cartográficos y bibliográficos que se conservan en el Gobierno Militar de esa ciudad.

Al mismo tiempo, diversas efemérides han dado lugar a la organización de exposiciones, con la correspondiente publicación de catálogos - con frecuencia bellamente editados - y de inventarios y estudios en los que la ingeniería militar hispana está siempre presente de una u otra forma. En 1982 el Servicio Geográfico del Ejército organizó una pequeña pero significativa muestra sobre Cinco siglos de cartografía militar española, en la que estaban bien presentes los ingenieros militares y que suponía, en cierta manera el reflejo de un renovado interés por el tema. Tres años mas tarde la CEHOPU organizó una magnífica exhibición sobre Puertos y fortificaciones en América y Filipinas, que fue seguida en 1986 de otra sobre La obra pública como patrimonio cultural. Entre las organizadas por el Ministerio de Cultura, conviene destacar ante todo, la referente a La Historia en los mapas existentes en la Biblioteca Nacional (Madrid, 1984), pero también otras como la de Domenico Scarlatti en España (1985), en cuyo catálogo se publicó el estudio de Antonio Bonet Correa sobre "Utopía y realidad en la Arquitectura", o la celebrada con ocasión de las conmemoraciones de 1992 acerca de Ciencia y Técnica en el Viejo y Nuevo Mundo, con un bello catálogo dirigido por Jaime Vilchis y Victoria Arias. A las que cabe añadir las numerosas exposiciones celebradas sobre las Expediciones científicas a América, sobre todo las de carácter náutico y botánico, o la organizada con ocasión del Centenario de Carlos III en 1987.

El interés de los investigadores españoles por este cuerpo ha ido acompañada por una preocupación similar de los historiadores hispanoamericanos. Bastará con citar unas pocas figuras representativas. Ante todo, el arquitecto e historiador chileno padre Gabriel Guarda O.S.B. autor de dos ambiciosas e importantes obras: su Historia urbana del Reino de Chile, editada en 1978 por la editorial Andrés Bello de Santiago de Chile, y su reciente y monumental libro Flandes Indiano. Las fortificaciones del Reino de Chile, 1541-1826, editado en 1990 por la Universidad Católica de Chile, con ayuda del Banco de Santander. El historiador del arte argentino Ramón Gutiérrez o el venezolano Graciano Gasparini han dedicado amplia atención al tema, con estudios generales y parciales. Finalmente el geógrafo mexicano Omar Moncada que, tras su estancia en el Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, se interesó vivamente por la ingeniería militar en Nueva España y ha dedicado su Tesis doctoral a la actividad mexicana del ingeniero Miguel Constanzó.
 

III

Con toda este rico conjunto de estudios es ya mucho lo que se sabe sobre la ingeniería militar española y sobre el Cuerpo de Ingenieros Militares, así como sobre su actuación en España, Africa, América y Asia. Pero es también todavía mucho lo que falta por conocer. Y la publicación de esta obra del Dr. Juan Miguel Muñoz Corbalán sobre La labor profesional de los ingenieros militares "borbónicos. De Flandes a España viene a significar una aportación de primera magnitud aque completa algunos vacíos hasta ahora existentes.

Quizás lo primero a destacar es que Juan Miguel Muñoz ha utilizado una ingente documentación no solo en los archivos españoles, sino tambien en archivos y bibliotecas extranjeros, especialmente de Bruselas y París, que son un complemento indispensable para esta investigación. Eso le ha permitido aportar documentación nueva de gran valor para el conocimiento de la génesis del Cuerpo de Ingenieros.

Al mismo tiempo, esa amplia documentación y la bibliografía internacional que maneja le permite situar a los ingenieros españoles en marco del desarrollo de la ingeniería militar europea de su tiempo, y en especial la relaciones, primero conflictivas y luego de cooperación, con los ingenieros franceses.

Seguramente las aportación mas importante del autor es la parte de su trabajo dedicada a la actividad de los ingenieros de la Monarquía hispana en Flandes durante la última década del siglo XVII y la guerra de Sucesión. Se trata de una contribución esencial, ya que a través de su estudio tenemos una información valiosa sobre la formación científica de los ingenieros que luego constituirían el núcleo esencial del Cuerpo de los Ingenieros de los Ejércitos y Plazas fundado por Felipe V. Formación que dichos ingenieros adquirieron, por un lado, con los estudios en la Real Academia Militar de Matemáticas del Ejército Español de los Países Bajos y, por otro, con la actividad práctica en las campañas militares y en las tareas de fortificación en Flandes.

La labor de uno de ellos Jorge Próspero de Verboom es especialmente importante. Como hijo de Cornelio Verboom, Ingeniero Mayor de las tropas españolas en los Países Bajos, y discípulo principal de Sebastián Fernández de Medrano, este ingeniero constituye un eslabón esencial entre el período flamenco y el período borbónico. Su papel, primero, como Ingeniero General del ejército español en Flandes y, luego, como Cuartel Mestre general de los ejércitos de Felipe V, como fundador y primer Ingeniero General del Cuerpo y como ingeniero director de la construcción de la Ciudadela de Barcelona es suficientemente conocida. Pero a través de esta tesis puede establecerse con seguridad que Verboom está íntimamente ligado desde la última década del XVII a la ingeniería española y ha de ser incluido de forma indudable en la tradición de la ingeniería hispana.

La otra gran aportación de este libro es el estudio del sitio de Barcelona y, sobre todo, de la construcción de la Ciudadela. Tanto uno como otra requirieron el empleo de grandes cifras de técnicos militares y se convirtieron en escuelas de experiencia de los ingenieros militares y en canteras de formación de expertos ingenieros. De hecho, la construcción de la Ciudadela barcelonesa puede considerarse el primer ejemplo de la nueva organización técnica del trabajo constructivo, puesta a punto y difundida por el cuerpo de ingenieros militares durante el setecientos al servicio de la Corona. Una organización racional en la que se pretendía que todo el proceso estuviera bajo control, desde el momento inicial del diseño hasta la misma edificación y las modalidades jurídicas de los asientos a los constructores.

Al mismo tiempo que redactaba esta obra, y después de ella Juan Miguel Muñoz Corbalán ha seguido trabajando en esta línea investigadora. Son numerosos los artículos que ha publicado. De hecho se ha convertido en pocos años en uno de los principales historiadores sobre el tema. En la introducción del autor a esta misma obra y en la bibliografía final se hace referencia a estos trabajos, por lo que es innecesario citarlos aquí. Simplemente me limitaré a señalar que su estancia en la Universidad de Berkeley le ha permitido dar una perspectiva todavía mas internacional a estas investigaciones, y cabe esperar en el futuro importantes aportaciones a la historia de la ingeniería militar.

Finalmente, no quiero acabar este prólogo sin agradecer al Ministerio de Defensa la labor de apoyo a la investigación científica que realiza a través de la edición de obras como las que he citado mas arriba. Como director del grupo de investigaciones sobre historia de la geografía y de la ciencia que trabaja en la Universidad de Barcelona quiero expresar mi agradecimiento a la excelente edición que se hizo de la voluminosa Tesis de Ignacio Muro, y a la que ahora se realiza de esta Tesis de Juan Miguel Muñoz Corbalán. Se trata de nuevos ejemplos de esa colaboración que hoy existe y que nunca debería interrumpirse entre el Ejército y la Universidad, que tanto puede ayudar al desarollo científico de nuestro país.

© Copyright Horacio Capel



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