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Scripta Vetera 
EDICIÓN  ELECTRÓNICA DE TRABAJOS PUBLICADOS 
SOBRE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
 
LA GEOGRAFÍA PROFESIONAL EN CHILE EN LAS PUERTAS DEL SIGLO XXI:
REALIDADES Y DESAFIOS.
 
Patricio Larraín
Rodrigo Hidalgo
 
Reproducido de: Revista Geográfica de Chile Terra Australis, nº 37, 1993. p. 43-55. [ISSN 0378-8492]


RESUMEN

Desde mediados de los años ochenta, la presencia de los geógrafos profesionales en agencias e instituciones públicas y privadas vinculadas a la planificación regional, urbana, social y ambiental, ha experimentado en Chile un notorio aumento. En base a una encuesta aplicada a los alumnos egresados del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile, el presente trabajo evalúa las características de la inserción del geógrafo chileno en el mercado laboral, analiza los factores asociados a la expansión y discute los grados de coherencia entre los programas de estudios y los actuales requerimientos del mercado. El estudio enfatiza la necesidad de introducir el concepto de "planificación estratégica" a los departamentos e institutos de geografía vinculados a la formación de geógrafos, con el propósito de formar profesionales más calificados y competitivos, capaces de responder mejor a las necesidades de la sociedad.
 

ABSTRACT

Over the last decade, Chilean professional geography has expanded considerably. This view is ratifyied by the increasing number of geographers being hired by private and public agencies related to regional, urban, social and environmental planning. Based on a survey applied to former students from the Geography Institute of the Catholic University of Chile, this essay assesses the characteristics of the insertion of professional geographers in the labour market and analyses the main forces behind the process of expansion. Moreover, the degree of consistency between the study programs offered at the university level and market's requirements is discussed. The authors emphasize the need to introduce the concept of "strategic planning" to geography departments in order to produce more qualified and competitive professionals.

INTRODUCCION
 

En relación a la mayoría de los países europeos y norteamericanos, la historia de la geografía profesional en Chile, entendida como la formación explícita de geógrafos profesionales por parte de las universidades, es bastante reciente. Aunque su orígen más directo se encuentra asociado a la creación del Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile en 1942, oficialmente la formación de geógrafos profesionales se inicia en ese misma Universidad sólo en 1966, año en que la Carrera de Geógrafo Profesional comienza a ser impartida. En 1973 se abre la misma Carrera en la Pontificia Universidad Católica de Chile, situación que se repite luego en la Universidad del Norte (Antofagasta) y en la Universidad Católica de Valparaíso (González, 1981).

Durante la segunda mitad de la década del setenta y primera de los años ochenta, al igual que en otras disciplinas del área de las ciencias sociales, la formación de geógrafos entró en crisis en varias Universidades, especialmente a partir de 1981 cuando entró en vigencia la nueva Reforma Universitaria. La carrera de geógrafo fue cerrada en la Universidad Católica de Valparaíso y en la Universidad de Antofagasta, mientras que en la Universidad de Chile fue sometida a una drástica reestructuración, al punto que durante varios años el ingreso de alumnos estuvo congelado. A lo largo de este período, la única institución de enseñanza superior que ofrecía la carrera era la Universidad Católica de Chile, por medio del Instituto de Geografía. En consecuencia, si bien a nivel de instituciones específicas la formación de geógrafos profesionales ha sido muy inestable y discontínua durante los últimos veinte años, es un hecho que a partir de 1966 siempre ha existido en el país alguna Universidad ofreciendo la carrera.

Por otra parte, a pesar de haber transcurrido casi tres décadas desde la apertura de la primera carrera de geografía profesional en Chile, el número de estudios centrados en evaluar la situación de los egresados es muy reducido. Una de las escasas excepciones corresponde al trabajo de la profesora Edelmira González citado con anterioridad. Otros trabajos, aunque interesantes en relación a la evolución de la disciplina, abordan preferencialmente el tema del estado de la ciencia geográfica en nuestro país y no la situación explícita de los geógrafos profesionales egresados y/o titulados en las universidades chilenas. En esta categoría se encuentran los trabajos de Hernández (1982), Gangas (1985), Gangas y Santis (1987), y Caviedes (1991).

El trabajo de Edelmira González sobre la presencia del geógrafo profesional chileno en el campo laboral, estuvo basado en un catástro realizado por la actualmente disuelta Asociación de Geógrafos de Chile (AGECH). Dicho catástro señalaba que en 1980 existían 48 geógrafos trabajando en el país, tanto en instituciones públicas como privadas. En el mismo estudio, se indica que los "empleadores" más importantes son, en el mismo orden, el Ministerio de Obras Públicas, el Instituto de Recursos Naturales (actual CIREN), el Instituto Nacional de Estadísticas, el Ministerio de Educación, el Instituto Geográfico Militar y la Oficina de Planificación Nacional (actual Ministerio de Planificación y Cooperación). De acuerdo al citado catastro, en los seis organismos o instituciones mencionadas trabajaba el 69% de los geógrafos incorporados al campo laboral, mientras que el 31% restante se encontraba disperso en catorce organismos diferentes.
 

OBJETIVOS DEL ESTUDIO

El presente trabajo tiene tres objetivos principales. En primer lugar, contribuir a llenar el vacío existente respecto a cuantificar y caracterizar la presencia del geógrafo chileno en el campo laboral, basándose en un catástro realizado en el Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el cual pretendió incluir a todos sus alumnos egresados (con o sín título) durante los 19 años de su existencia (1973-1992). El segundo objetivo es identificar y analizar los factores que de alguna forma han condicionado la inserción del geógrafo en el ámbito laboral, tomando como referencia los resultados arrojados por la encuesta citada anteriormente. Finalmente, el estudio se propone discutir algunos aspectos claves vinculados al desarrollo de la geografía profesional en nuestro país, especialmente en lo que respecta a la formación impartida por las instituciones de enseñanza superior versus los requerimientos del mercado laboral y, en general, a las expectativas que la sociedad chilena se ha creado en torno a nuestra profesión.
 

METODOLOGIA
 

El presente trabajo, cuyos resultados preliminares fueron presentados en el XIV Congreso Nacional de Geografía y V Jornada de Cartografía Temática celebrado en Talca en 1992 (Larraín e Hidalgo, 1992), se encuentra basado en una encuesta aplicada entre los meses de Abril y Agosto de ese mismo año, a 116 alumnos egresados del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, durante el período 1977 - 1991. Esta cifra corresponde al 39.5 del total de alumnos en esa condición, por lo cual los resultados alcanzados pueden ser considerados bastante representativos. Según se observa en el Cuadro 1, la muestra estuvo conformada por 62 hombres y 54 mujeres, donde 89 son egresados con título y 27 sín título, correspondiendo la mayor tasa de titulación a las mujeres (79.6% versus 74.2% en el caso de los hombres).
 
CUADRO Nº1: REPRESENTATIVIDAD DE LA MUESTRA SEGUN SEXO Y CONDICION DE EGRESO
SIN TITULO SUB. 

TOT.

CON TITULO SUB. 

TOT.

TOTAL
HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES
UNIVERSO 59  51  110  84  100  184  294 
MUESTRA 16  11  27  46  43  89  116 
FUENTE: Datos de la encuesta y Vicerrectaría Académica P.U.C.
Otro antecedente importante para el análisis que se pretende realizar, es la descripción de la muestra en relación al año de egreso de los encuestados. En este sentido, el Cuadro 2 revela que el 62% (72 personas) egresó de la Universidad con posterioridad a 1985. Por otra parte, mientras los egresados titulados se concentran entre 1977 y 1990, los egresados sin título considerados corresponden en un 92.6% al período 1989/1991. Como se verá más adelante, esta distribución es importante para explicar diferencias en la situación laboral y niveles de ingresos de los entrevistados.
Con respecto a la encuesta propiamente tal, esta contempló preguntas sobre la situación laboral de los egresados, lugares de trabajo, funciones desempeñadas, sueldos percibidos, opiniones respecto a la formación recibida y sugerencias relacionadas con cursos que debieran ser incluidos en los actuales programas de estudio, teniendo presente los requerimientos de sus actuales empleos. El análisis de la información se efectuó a través de estadígrafos descriptivos (media, porcentajes, desviación estándar) y del método del Chi-cuadrado para verificar la existencia de diferencias estadísticamente significativas en las respuestas de los encuestados.
 
CUADRO Nº2: DESCRIPCION DE LA MUESTRA SEGUN SEXO, AÑO Y CONDICION DE EGRESO
AÑO 

EGR.

EGRESADOS S/TIT. EGRESADOS C/TIT. TOTAL
HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES
1977 
1978 
1979 
1980 
1981 
1982 
1983 
1984 
1985 
1986  14 
1987  10 
1988  10 
1989  16 
1990 
1991  11  13 
TOTAL 16  11  46  43  116 
FUENTE: Elaborado por los autores en base a datos de la encuesta.
RESULTADOS DE LA ENCUESTA
 

El Cuadro 3 muestra la situación de empleo de los encuestados, según año y condición de egreso, y sexo. Se observa que de los 116 casos entrevistados, 94 (81%) se encontraban trabajando. El grupo de encuestados que declaró no estar trabajando (22 personas o 19% de la muestra) estuvo conformado por 8 memoristas, 4 estudiantes de post-grado, 6 cesantes que buscan trabajo y 4 dueñas de casa. Según se aprecia en el mismo Cuadro y de acuerdo a lo esperado, la
 
CUADRO Nº3: SITUACION OCUPACIONAL DE EGRESADOS Y TITULADOS SEGUN AÑO DE EGRESO
AÑO EGRESADOS S/TITULO EGRESADOS C/TITULO Tot 
EGRE. C/TRAB. S/TRAB. TOT. C/TRAB. S/TRAB. TOT.
H M H M H M H M
1977 
1978 
1979 
1980 
1981 
1982 
1983 
1984 
1985 
1986  12  14 
1987  10 
1988  10  10 
1989  11  16 
1990 
1991  13  13 
TOTAL 10  27  43  34  89  116 
FUENTE: Elaborado por los autores en base a datos de la encuesta.
Esta situación laboral varía entre los egresados con título y los egresados sín título: mientras en el primer grupo el 83% de los entrevistados dijo estar trabajando (74 personas), en el segundo la proporción corresponde al 74% (20 personas). En términos de sexo, el número de hombres que se encuentra trabajando supera al número de mujeres tanto en el grupo de los egresados con título (41 contra 33) como en el grupo de los sín titulo (11 y 9 respectivamente).

En cuanto a los lugares de trabajo, el Cuadro 4 incluye un listado de los principales empleadores según tipo, distinguiendo entre el sector público y el sector privado. De los 94 encuestados que informaron estar trabajando, el 50% (47 personas) lo hace en el sector público, el 36% (34 individuos) en instituciones privadas y el 14% (13 personas) en Universidades y otras instituciones dedicadas a la docencia y/o investigación.
 
CUADRO Nº4: LUGARES DE TRABAJO SEGUN TIPO DE 
EMPLEADOR.
EMPLEADOR Nº PERSONAS
SECTOR PUBLICO
MINISTERIOS
MIDEPLAN 10 
BIENES NACIONALES
RELACIONES EXTERIORES
MINISTERIO DEL INTERIOR
OBRAS PUBLICAS
MINISTERIO DE SALUD
SUBTOTAL 19 
MUNICIPALIDADES (1) 15 
SUBTOTAL 15 
OTRAS INSTITUCIONES
SERVICIO ELECTORAL
CONAMA
CORFO
SERNATUR
INSTITUTO GEOGRAFICO MILITAR
INE
INACH
(CONTINUACION CUADRO 4)
SUBTOTAL 13 
SECTOR PRIVADO
ORG. NO GUBERNAMENTALES
CONSULTORAS  17 
OTROS
SUBTOTAL 34 
UNIVERSIDADES
PROGRAMA PERCEPCION REMOTA U.C.
INSTITUTO DE GEOGRAFIA U.C.
INSTITUTO PROFESIONAL DE SANTIAGO
CENTRO EST. ESPACIALES U. DE CHILE
UNIVERSIDAD DE CONCEPCION
SUBTOTAL 13 
TOTAL 94 
(1): MUNICIPALIDADES: LO ESPEJO (2), LO BARNECHEA, SAN BERNARDO, LA PINTANA (2), 

SAN JOAQUIN (2), CONCHALI (2), LA FLORIDA, ESTACION CENTRAL, TALAGANTE, PEÑAFLOR, LAMPA.

FUENTE: Elaborado por los autores en base a datos de la encuesta.
En relación al sector público, los ministerios constituyen el empleador más significativo (17 personas o 18% del total), siendo el Ministerio de Planificación y Cooperación (MIDEPLAN) la principal fuente de empleo en este grupo. Cabe señalar que de las 10 personas que figuran trabajando en MIDEPLAN, 5 lo hacen en la oficina central, 4 en alguna de las secretarías regionales de planificación y coordinación (SERPLAC) y 1 en la Agencia de Cooperación Internacional (AGSI). El segundo empleador más relevante son los municipios (15 personas o 15.9%), todos localizados en la Región Metropolitana (12 en el Gran Santiago, 2 en la Provincia de Talagante y 1 en Chacabuco). Finalmente, existen otros 15 egresados distribuidos en 8 organismos públicos diferentes.

A la luz de los resultados de la encuesta que se analiza, la presencia de los geógrafos en el sector público chileno parece haber experimentado un notorio aumento en los últimos años. Sin embargo, lo que constituye realmente una novedad es la creciente presencia de los geógrafos en organismos del sector privado. En este sentido, según lo revela el Cuadro 4, de los 34 egresados del Instituto de Geografía que trabajan en este sector, 17 lo hacen en consultoras privadas vinculadas a la realización de estudios o desarrollo de proyectos sobre el medio ambiente y 8 en organizaciones no gubernamentales. De las 9 personas restantes, 5 declararon desarrollar trabajos no relacionados con la disciplina.

Con respecto a las 13 personas que trabajan en Universidades y/o instituciones dedicadas a la investigación, 6 se encuentran empleadas en el Programa de Percepción Remota de la Universidad Católica (todos egresados sín título) y 4 en el Instituto de Geografía de la misma institución.

El Cuadro 5 sintetiza la distribución de los encuestados que se encuentran trabajando, según sexo y tipo de cargo ocupado. En este sentido, se observa que de los 94 individuos que trabajan, el 21.2 % (20 personas) ocupan posiciones directivas, correspondiendo estas principalmente a cargos de secretarios comunales de planificación, jefes de estudios, jefes de departamentos ministeriales, entre otros. En términos de sexo, se observa que el 70% de los cargos directivos son ocupados por hombres, porcentaje superior al peso relativo de estos en el total de geógrafos que se encuentra trabajando (56.3%), situación que a su vez es consistente con la discriminación generalizada que sufre la mujer chilena en el campo laboral.

En relación a los niveles de ingresos, el valor mensual promedio ascendió a $ 234.496 (D.E.= 143.112). Consecuente con la situación de discriminación señalada en el párrafo anterior, el sueldo promedio para los hombres ($ 258.390) es superior al sueldo promedio de las mujeres ($ 203.610). Al margen de las diferencias detectadas según el sexo de los encuestados, cabe advertir que los valores indicados incluyen indistintamente los salarios mensuales de personas que trabajan jornada completa y media jornada, además de los ingresos de egresados que se desempeñan como ayudantes de investigación, situación que sugiere analizar las cifras con cautela.

Además de variar de acuerdo al sexo, los niveles mensuales de ingreso difieren en función del año de egreso y de la condición de egreso. Con el propósito de verificar diferencias estadísticamente significativas, en ambos casos se realizó un análisis de Chi-cuadrado, en los términos expresados en el Cuadro 6. De acuerdo a lo indicado en dicho Cuadro, en las dos situaciones analizadas se observaron diferencias estadísticamente significativas, obteniendose valores Chi-cuadrado muy superiores a los valores críticos exigidos, a un nivel de confianza de p. .005 . En efecto, los salarios más altos se encuentran concentrados en personas egresadas con anterioridad a 1987 y en los egresados con título, resultados que obviamente no constituyen una sorpresa.
 
CUADRO Nº5: TIPO DE CARGO DE ENCUESTADOS SEGUN SEXO Y AÑO DE EGRESO.
AÑO TIPO DE CARGO TOTAL 

AMBOS SEXOS

EGRESO DIRECTIVO NO DIRECTIVO
H M H M
1977 
1978 
1979 
1980 
1981 
1982 
1983 
1984 
1985 
1986  11 
1987 
1988 
1989  12 
1990 
1991 
14  39  35  94 
FUENTE: Elaborado por los autores en base a datos de la encuesta. 
 
CUADRO Nº6: VARIACIONES EN LOS NIVELES DE INGRESO SEGUN EL 
METODO DEL CHI-CUADRADO.
HIPOTESIS X ² OBTENIDO X ² CRITICO NIVEL DE 

CONFIANZA

RESOLUCION
LOS INGRESOS PERCIBIDOS 

VARIAN EN FUNCION DEL 

PERIODO DE EGRESO.

20,945  3,84  0,05  ACEPTADA
LOS INGRESOS PERCIBIDOS 

VARIAN EN FUNCION DE LA 

CONDICION DE EGRESO.

20,18  3,84  0,05  ACEPTADA
FUENTE: Elaborado por los autores en base a datos de la encuesta.
 

DISCUSION E IMPLICANCIAS DE LOS RESULTADOS
 

De acuerdo a los objetivos de esta investigación, la constatación más importante en la encuesta aplicada a los alumnos egresados del Instituto de Geografía de la Universidad Católica es la creciente presencia del geógrafo en el mercado laboral, especialmente en actividades de planificación. Al respecto, se estima interesante abordar dos interrogantes. En primer lugar, cuáles son los factores que explican la expansión experimentada por la geografía profesional en Chile durante la última década y, en segundo, cuáles son los desafíos que se plantean para las instituciones comprometidas con la formación de geógrafos profesionales.
 

La expansión de la geografía profesional
 

Si se compara la presencia actual del geógrafo profesional en el mercado laboral chileno con las cifras entregadas por Edelmira González a comienzos de los años ochenta, es fácil advertir que se trata de un avance espectacular. El sólo aporte del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile prácticamente duplica el número de geógrafos informado por la citada autora.

Un hecho muy significativo para el futuro de la geografía profesional chilena es que la creciente inserción del geógrafo en el campo laboral no es un fenómeno que involucre sólo al caso chileno ni tampoco un hecho accidental. En el caso de Gran Bretaña, por ejemplo, Walford (1991) señala que la situación laboral de los alumnos graduados en geografía ha mejorado considerablemente en los últimos años. Según lo informado por este autor, en ese país un número importante de geógrafos se ocupa en actividades profesionales no tradicionales, como es el caso de organizaciones comerciales y financieras de carácter nacional e internacional, agencias de viaje y actividades turísticas, organizaciones ecológicas no gubernamentales y, muy particularmente, en el manejo de los sistemas geográficos de información (SIG). Por otra parte, se advierte que las mayores expectativas de empleo futuro por parte de los alumnos que ingresan a estudiar geografía, se sitúan en el campo de la planificación y del medio ambiente.

En relación a los aspectos más valorados por los organismos y empresas británicas que contratan geógrafos, Walford destaca el carácter generalista de su formación, lo cual según los empleadores entrevistados, además de asegurar una gran versatilidad y flexibilidad en el tratamiento de temas diversos y aparentemente desconectados entre sí, no constituye un impedimento para profundizar en áreas específicas. Esta aseveración reafirma la posición de Morril (1983) quién, junto con criticar a aquellos que ven la generalización y el carácter ecléctico de la geografía como serias limitantes para la identidad y el desarrollo de la disciplina, sostiene que una de las mayores virtudes y singularidades de la geografía es precisamente su carácter holístico, su posición relativa respecto a otras ciencias y su diversidad.

Los resultados arrojados por la encuesta aplicada a los geógrafos egresados del Instituto de Geografía de la Universidad Católica y el análisis realizado por Walford en el caso específico de Gran Bretaña, confirman de alguna forma que la expansión de la geografía en estos países no constituye en ningún caso procesos accidentales o fortuitos, sino que más bien representan una consecuencia del tipo de problemas que aquejan a las sociedades contemporáneas y la capacidad de respuesta que posee la geografía frente a dichos problemas. Este aspecto es explicitado por Meckelein (1986), quién al analizar el rol de la geografía en la planificación, concluye que, al menos potencialmente, el futuro de nuestra disciplina es promisorio. Según el citado autor, debido a las características de su formación, el geógrafo tiene mucho que decir respecto a la mayoría de los principales problemas que afectan al mundo actual, especialmente los referidos al crecimiento poblacional, deterioro ambiental y agotamiento de los recursos no renovables.

Por otra parte, respecto a las relaciones que se plantean entre geografía y planificación, aspecto muy relevante de acuerdo a los resultados arrojados por la encuesta efectuada a los geógrafos de la Universidad Católica, quienes en su mayoría se encuentran trabajando en instituciones y organismos de planificación, el artículo escrito por Mayer (1990) es muy ilustrativo. Este autor postula que en cualquiera de las escalas espaciales utilizadas, la planificación es uno de los campos que con mayor intensidad se utilizan conceptos y métodos geográficos, en consecuencia, el interés demostrado por los geógrafos en planificación es una consecuencia natural de la formación recibida y de la condición integradora, relacional, sistémica y aplicada del análisis geográfico.

La creciente conexión entre geografía y planificación puede también explicarse en términos de la importancia que adquiere en las distintas formas de planificación, la dimensión espacial. En efecto, prácticamente cualquier política o acción de desarrollo, de orden económico, político, social o ambiental, entre otros ejemplos, adoptada por los tecnócratas del sector público o por agentes privados, se refleja en el espacio. Sin embargo, la expresiones espaciales de estas acciones varían en función de las características específicas del territorio, tanto físicas como humanas, tema lúcidamente tratado por Coppock (1976) y Starkie (1976).

En el caso chileno, múltiples son los ejemplos que ilustran los efectos y la importancia de la dimensión espacial en las políticas públicas, en distintos momentos de nuestra historia. Durante el siglo XIX, el modelo exportador prevaleciente y el rol de Chile en el sistema económico mundial, influyó en la conformación de enclaves regionales, asociados en su mayor parte a la producción de recursos naturales (principalmente mineros) orientados a los mercados internacionales. Durante el presente siglo, el modelo de sustitución de importaciones impulsado con fuerza a partir de la crisis del salitre y de la recesión mundial de los años treinta, explica en gran parte el centralismo existente en el país y la condición de primacía urbana que posee Santiago respecto al resto de las ciudades que conforman el sistema nacional de centros poblados. En tiempos más recientes, el modelo económico neoliberal implementado en Chile a partir de 1975 tuvo respuestas distintas en espacios regionales diferentes, de acuerdo a las ventajas comparativas de cada uno de estos espacios y a sus posibilidades de inserción en los mercados externos. Asimismo, en el contexto de la planificación urbana, las políticas y estrategias de desarrollo urbano vigentes para todo el país, han tenido respuestas y consecuencias distintas de acuerdo a las características específicas de las ciudades y sistemas de ciudades involucrados, fenómeno que se repite a nivel de comunas e incluso de barrios. El mismo proceso se observa en el contexto de las políticas y programas sociales, cuyo éxito o fracaso depende fuertemente de las características específicas de los lugares donde estas se implementan (Larraín, 1992).

La importancia de la dimensión espacial en planificación, planteada en términos del carácter esencialmente diferenciado que posee el espacio, no hace más que ratificar la estrecha relación que existe entre geografía y planificación. En efecto, reconocer que las políticas públicas y estrategias de planificación generan impactos diferenciados en el espacio, implica reconocer la importancia del "lugar" en la formulación e implementación de estrategias de desarrollo. Como es posible constatar en cualquier estudio referido a la historia del pensamiento geógráfico, el "lugar" ha sido desde siempre el elemento unificador y principal objeto de estudio de la geografía. La geografía practicada por los griegos durante el Siglo V antes de Cristo consistía en la descripción y explicación de lugares, las lamadas "topografías". En el Siglo XVIII, Kant ratifica el rol de la geografía en el estudio de los lugares (enfoque corológico), visión que se ha proyectado y fortalecido sin contrapeso hasta nuestros días (Broek, 1965).

De acuerdo a Kodras y Jones (1990), un "lugar" se encuentra definido por la interacción de los distintos atributos físicos y humanos que posee un espacio y por el sentido que cada uno de estos atributos tiene para los habitantes de un territorio determinado. Esta definición de "lugar" involucra mucho más que la simple sumatoria de los elementos físicos (referidos a las características del sistema natural), económicos, políticos y sociales. Siguiendo a Harvey (1990), el concepto de "lugar" así definido corresponde a espacios diferenciados entre sí por sus historias particulares y coyunturas temporales específicas. Según Johnston (1991), los lugares difieren entre sí no tanto debido a la existencia de características físicas peculiares, sino más bien como consecuencia directa de la acción humana.

Aceptar la definición de "lugar" propuesta por los autores recién citados significa, entre otras cosas, cuestionar la división que se establece en geografía entre geografía física y geografía humana, separación que obviamente dificulta la posibilidad que tiene la disciplina de ofrecer una respuesta integral, sistémica y coherente a los problemas del mundo actual. En este sentido, Clayton (1991) advierte que en términos potenciales, la geografía presenta una base teórica y conceptual suficientemente sólida para aportar en forma racional y convincente al debate y solución de los problemas ambientales, sin embargo, nuestra tendencia a concebir la geografía física y la geografía humana como dos ramas distintas al interior de la disciplina dificulta y limita enormemente la tarea. Este mismo punto de vista es compartido por Tuason (1987) quien postula la necesidad de compatibilizar la unidad y la diversidad en geografía. Kates (1987), por su parte, señala que los geógrafos son útiles para la sociedad y requeridos por instituciones públicas y privadas, precisamente por que estan entrenados para estudiar y explicar las relaciones entre el hombre y el medio ambiente del cual forma parte, aspecto que los distingue de otros profesionales interesados en el mismo tema.

La mayor presencia del geógrafo profesional en los organismos públicos y privados de planificación que operan en Chile también se explica en términos de la reivindicación experimentada por la planificación como actividad. En efecto, hasta la década del setenta y comienzos de los ochenta, la planificación era generalmente concebida como una actividad inherente a los modelos de desarrollo de tipo estatista o centralizados, visión que ha ido cambiando gradualmente, al punto que en la actualidad la planificación es considerada un elemento esencial no sólo para el desarrollo de actividades emprendidas por el sector público sino que también por el sector privado. Sin embargo, es en el ámbito público donde la planificación, concebida como un mecanismo de ordenamiento del territorio, ha logrado un "momentum" indiscutible, situación que naturalmente ha favorecido la inserción del geógrafo en el campo laboral. Un ejemplo concreto en esta línea es la verdadera fiebre que existe en la actualidad en las principales ciudades del país, en relación a la formulación de planes reguladores comunales y metropolitanos. Un escenario similar se ha constituido en torno a la elaboración de los planes comunales de desarrollo, instrumentos de planificación local de gran importancia para la gestión municipal, ámbito donde la presencia del geógrafo es cada vez más frecuente.
 

Implicaciones para la formación de geógrafos
 

Un segundo aspecto que se estima relevante analizar a partir de las respuestas de los geógrafos egresados del Instituto de Geografía de la Universidad Católica, dice relación con los programas de estudio impartidos por las instituciones responsables de la formación de geógrafos y con su relación con los requerimientos del mercado. Al respecto, uno de los mayores desafíos que se plantean consiste en ajustar dichos programas a las características de la demanda. En el caso de los alumnos encuestados, a pesar que el 52% clasificó su formación como "buena", hubo un 39% que la consideró "regular" y un 9% que la evaluó como "deficiente" o "muy deficiente". En general, la mayoría de los entrevistados insistió en la necesidad de actualizar los programas de estudio, reforzando algunos cursos ya existentes (planificación urbana, planificación regional, sistemas geográficos de información, computación) y de incorporar nuevos ramos que en la actualidad son considerados esenciales para el quehacer profesional, entre los cuales es posible mencionar cursos de impacto ambiental, evaluación de proyectos, planificación social, planificación local, desarrollo rural y administración. Este último curso podría resultar una contribución muy importante si se tiene presente que una creciente proporción de geógrafos se desempeña en municipalidades, particularmente en las secretarías comunales de planificación, donde tienen que abordar tareas tales como la formulación de proyectos y la elaboración de planes de inversión.

Por otra parte, es esencial advertir que la modernización de los programas de estudio no puede limitarse únicamente a la profundización de algunos cursos ya existentes y a la incorporación de nuevos ramos. En la práctica, implica un cuestionamiento profundo del quehacer actual y de las prioridades de las unidades académicas vinculadas a la formación de geógrafos, una redefinición de las políticas y objetivos de las mismas, situaciones que muchas veces no se está dispuesto a enfrentar, especialmente por parte de los profesores más enraizados en la instutucionalidad vigente (y en consecuencia más conservadores), que muchas veces perciben los cambios como una situación de inestabilidad.

Suponiendo que los factores institucionales que dificultan la materialización de los cambios al interior de los departamentos o institutos de geografía son superados, la complejidad y dinámica del problema sugiere introducir en estos el concepto de planificación estratégica, en los términos propuestos por Wadley y Lindgren (1987). La planificación estratégica es una técnica utilizada en el mundo comercial que podría ayudar a las instituciones involucradas en la formación de geógrafos, a adaptarse y responder en mejor forma a los requerimientos del mercado, además de promover de manera más significativa el desarrollo de la disciplina. La aplicación de este concepto en nuestros departamentos e institutos de geografía permitiría definir con mayor precisión el perfil del profesional que se pretende formar y las políticas y mecanismos que apuntan a ese objetivo.

En términos más específicos, el concepto de planificación estratégica constituiría el marco adecuado para desarrollar políticas explícitas y objetivos concretos en materia de docencia, investigación y extensión.

En cuanto a la docencia, el fortalecimiento de cursos existentes y la incorporación de nuevos ramos a los programas de estudio son tareas esenciales, pero la eficiencia de los resultados depende de la forma en que se implemente esta acción. Se estima fundamental en este campo promover una relación más estrecha entre el ámbito estrictamente académico, conformado por los profesores de las Universidades que sólo se dedican a actividades docentes y de investigación, y el ámbito profesional, constituído por profesionales geógrafos que ejercen en el sector público y privado, quienes podrían impartir algunos de los cursos de carácter aplicado (centrados en sus experiencias cotidianas) contemplados en los programas de estudio. El intercambio de experiencias entre geógrafos vinculados principalmente a la docencia y geógrafos dedicados al ejercicio de la profesión, resulta de vital importancia no sólo para la formación del futuro profesional sino que también para el desarrollo armónico y eficiente de la geografía en general (Abler, 1987).

Diversos autores han reconocido que la geografía es una disciplina que se encuentra en el cruce de varias ciencias y que el aporte de estas resulta fundamental para ofrecer la explicación sistémica e integral que se requiere. En consecuencia, no es extraño que los programas de estudio que deben asumir los futuros geógrafos profesionales contemplen cursos de computación, estadística, economía, sociología, botánica, entre muchos otros posibles. En este sentido, la experiencia sugiere precaución. En varios departamentos e institutos de geografía existe la tendencia a entregar la docencia de estos cursos a profesionales no geógrafos, situación que sólo en algunos casos es recomendable y justificable. En efecto, muchas veces ramos vinculados a ciencias "auxiliares" son impartidos por profesionales que carecen de una visión espacial, en consecuencia la utilidad de los mismos es reducida. Esta crítica es especialmente válida para los cursos de estadística y métodos cuantitativos, los cuales debieran ser impartidos por geógrafos ya que el tipo de estadística requerida por el futuro profesional es una estadística espacial aplicada a problemas geógraficos (Goodchild, 1992).

Con respecto a la investigación, el marco del sistema de planificación estratégica que se propone adoptar, debería precisar con exactitud la importancia asignada en cada unidad académica a esta actividad, la cual además de contribuir al desarrollo y reconocimiento social de la disciplina, tiene por misión enriquecer la docencia. En este sentido, aunque un buen investigador no es necesariamente un buen docente, no parece aventurado señalar que la ausencia de investigación conduce irremediablemente a una mala docencia. La política de incentivos económicos que en la actualidad ofrece la Dirección de Investigación de la Universidad Católica de Chile en materia de publicaciones, constituye en este contexto una experiencia digna de imitar.

Otro aspecto importante que merece ser considerado en el contexto de una planificación estratégica se refiere al carácter, naturaleza y orientación de los seminarios contemplados en los programas de estudio. En este campo, los seminarios deberían estar inspirados en el carácter integrado y unitario de la geografía, evitando la tendencia actual de impartir algunos seminarios en el área de la geografía física y otros en geografía humana, esquema que sólo contribuye a confundir a los futuros profesionales. Precisamente en este contexto cobra validez la perspectiva de Abler (1987), quien insiste en que la separación entre geografía física y geografía humana constituye un atentado contra la identidad, naturaleza y propósito de nuestra disciplina. En efecto, este geógrafo estadounidense afirma es muy probable que la geografía sin una base física se transforme en sociología y, al revés, sin una base humana en geología.

Por otra parte, los seminarios impartidos en una carrera donde el producto final es el geógrafo profesional, deben tener una orientación claramente aplicada, en lo posible vinculada al estudio de un problema concreto que esté siendo abordado por algún organismo de planificación o por investigaciones que tengan inequívocamente este propósito. En este sentido, los espacios que se han creado en el Instituto de Geografía de la Universidad Católica en el contexto de la venta de servicios a instituciones públicas y privadas (elaboración de planes seccionales, planes comunales de desarrollo y planes reguladores), representan una oportunidad que no puede ser desaprovechada.

Finalmente, en cuanto a las funciones de extensión, se trata también de una actividad que debiera estar definida en términos de política y de objetivos en el sistema de planificación estratégica. En la actualidad, la gran mayoría de las instituciones asociadas a la formación de geógrafos en Chile dejan las actividades de extensión a la voluntad y energía individual de los profesores, situación extremadamente ineficiente desde el punto de vista del desarrollo de la disciplina. En el caso chileno, basta observar la escasa presencia que tienen los geógrafos en los temas coyunturales que se debaten en los medios de prensa y de comunicación para advertir la gran carencia que existe en este ámbito y la necesidad de rectificar. En el ámbito académico, la geografía es una disciplina muy antigua con una larga tradición, cosa que no ocurre en el ámbito profesional donde su difusión se encuentra relegada a la acción específica de algunos. Una buena política de extensión permitiría difundir en forma mucho más eficiente la necesidad y potencialidad de la geografía en la solución de los problemas que actualmente afectan a la sociedad y, de paso, contribuir a una incorporación más rápida y masiva del geógrafo al campo laboral.
 

CONCLUSIONES
 

Desde mediados de la década de los ochenta, el número de geógrafos profesionales contratados en organismos públicos y privados de planificación, ha aumentado en forma considerable. Esta situación debe ser atribuida principalmente a las características propias de la geografía. En efecto, el carácter relacional, integral, sistémico y aplicado de nuestra disciplina, sumado a su enfoque espacial y a la importancia que esta le asigna al estudio del "lugar", conforman un contexto tremendamente apropiado para enfrentar los principales problemas de desarrollo que enfrenta Chile. En la práctica, el carácter holístico de la geografía y la condición de "generalista" que distingue al geógrafo respecto a otros profesionales, en lugar de representar aspectos negativos para la identidad y el desarrollo de la disciplina, se convierten cada vez con mayor fuerza en elementos útiles para resolver los problemas de desarrollo que afectan a la sociedad chilena.

La creciente incorporación del geógrafo chileno al campo laboral y el buen momento que vive la geografía profesional en nuestro país, impone desafíos importantes en la comunidad geográfica, especialmente en el ámbito académico. A pesar de que en algunos casos específicos se han emprendido acciones positivas tendientes a modernizar la enseñanza de la geografía, por ejemplo, a través de la introducción de nuevos cursos a los programas de estudio y de la adquisición de nuevas tecnologías asociadas al manejo de información (sistemas geográficos de información), se observa una ausencia de políticas y estrategias concretas orientadas a lograr un mayor reconocimiento de la geografía por parte de la sociedad y de facilitar la inserción de los geógrafos profesionales en el campo laboral.

La situación expectante que presenta en la actualidad la geografía profesional en Chile, requiere por parte de las instituciones responsables de la formación de geógrafos, de un cambio de mentalidad, de una apertura que promueva el debate, de una relación más estrecha con el mundo exterior, de la voluntad de facilitar la adopción de transformaciones que son fundamentales para el desarrollo de la disciplina y para la solución de muchos problemas esenciales que afectan a Chile. En este sentido, el concepto de planificación estratégica sugerido en este trabajo podría constituir un marco de referencia y de acción muy importante para promover los cambios y ajustes exigidos por el momento actual.
 

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© Patricio Larraín N., 1993.
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