La evaluación de la calidad de vida en los trastornos mentales se ha centrado en
aquellos más severos, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y algunos trastornos
graves de personalidad, donde los efectos destructivos que tienen en la vida de los
pacientes limita enormemento el rango y la intensidad de sus experiencias vitales
(Katschnig, Freeman y Sartorius, 1997).
Se puede diferenciar entre los trabajos que evaluan la calidad de vida como parte de la
historia natural de la enfermedad, en ocasiones confundiendola con el curso y el
pronóstico y en ocasiones como la parte más representativa del coste de la misma, y los
que lo abordan como variable dependiente en la investigación de la efectividad
terapeútica. En relación a la esquizofrenia se comienza a contar ya con un importante
elenco de estudios, en ambos sentidos, que permiten tener una cierta visión del problema
en esta enfermedad (en español se puede consultar la exhaustiva revisión de Bobes y col.
que abarcan los publicados entre 1981 y 1994), habiéndose incrementado su frecuencia en
los dos últimos años (Sainfort y cols. 1996). La mayoría de estos trabajos remarcan el
descenso de la calidad de vida de los enfermos esquizofrénicos en relación a la
población general en los diferentes aspectos considerados en los distintos escalas (Bobes
y Gonzalez, 1997; Lehman, 1982; Browne y col., 1996).
Por el contrario en relación al trastorno bipolar, si bién la calidad de vida se
comienza a considerar como una variable a tener en cuenta en los trabajos sobre eficacia
terapéutica (Baca, 1990) y de que el NIMH lo considera como una variable que ha de ser
tenida en cuenta en los estudios sobre pronóstico en cualquier enfermedad mental
(Attkisson, 1992), son más escasos los que hacen referencia a su evolución en el devenir
de la enfermedad, ya que al tratarse de un trastorno en el que se supone que una vez
remitida la sintomatologia la recuperación es total, se tiende a subestimarse el impacto
de la enfermedad sobre la vida diaria de los pacientes (Wells, 1989). De hecho la mayoría
de trabajos hacen referencia a la QL en la depresión sin especificar si es en el contexto
de trastornos depresivos o de episodios depresivos en trastornos bipolares (Katsching y
Angermeyer, 1997).
A pesar de ello, sí existen algunos estudios de QL centrados en pacientes con TB
(Atkinson, y col. 1997; Cooke y col. 1996). De hecho el mismo DSM IV remarca que aunque la
tendencia de los enfermos bipolares del tipo I es la de volver a la total normalidad,
entre un 20-30% pueden presentar dificultades interpersonales y laborales fuera del
episodio, descendiendo la cifra al 15% en el caso del trastorno bipolar II (A.P.A.,
1995).Otros autores calculan que alrededor de un 40 %-50 % de los pacientes maniacos
tratados farmacológicamente muestran dificultades importantes después de la
hospitalización con un funcionamiento psiocosocial deteriorado (Dickson, 1986; Goldberg
et al., 1995; Harrow et al., 1990). Se han realizado otros estudios sobre pronóstico en
el trastorno maníaco usando diseños prospectivos con dos evaluaciones sucesivas
(Goldberg et al., 1995; Harrow et al., 1990) . Goldberg et al. (1995) hallaron que los
enfermos bipolares presentaban peor pronóstico en el funcionamiento laboral que los
enfermos unipolares, en una escala que evaluaba el funcionamiento en el trabajo (Strauss
& Carpenter, 1972). A pesar de todo el nivel de funcionamiento en el ytrabajode los
enfermos no varaiba a lo largo del tiempo.
Aunque frecuentemente los estudios de QL en enfermos mentales son de tipo trasversal,
lo cierto es que el propio concepto de QL es extraordinariamente dinámico, pudiendo
presuponerse que su variación a lo largo de la vida del enfermo es muy marcada y depende
de variados factores; de evolución clínica, terapeúticos, psicosociales e incluso
políticos y tan etéreos como la misma "suerte" que tenga el enfermo. Es por
ello por lo que cuando se habla de la QL de un grupo de enfermos mentales, se debería
especificar que ello es en aquel momento y bajo determinadas circustancias pero no
presuponiendo un situación de estabilidad permanente. Quizás por ello es por lo que, en
nuestra opinión, en esta temática son especialmente interesantes los estudios
longitudinales que permiten estdiar la evolución de la QL en un espacio de tiempo.
Presentamos aquí un estudio comparativo de la evolución de la QL en una muestra de
enfermos esquizofrénicos y bipolares en un intérvalo de cuatro años. Para la evolución
de la QL se ha utilizado la adaptación española de la escala QLS de Heinrichs et al.
(1984). Heinrichs, Hanlon y Carpenter publicaron en 1984 una escala para medir la Calidad
de Vida en la esquizofrenia (QLS), acompañada de un análisis factorial de la misma y un
estudio de la fiabilidad entre examinadores. En la adaptación española de la QLS se hizo
un estudio de la validez de constructo de la escala mediante un análisis factorial
confirmatorio con una muestra de 100 pacientes esquizofrénicos (Jarne, Sanz & Gene,
1990; Rodríguez et al., 1995). Se encontró una gran consistencia interna de la escala,
evaluada mediante el coeficiente alpha (0.96). La alta fiabilidad encontrada, tanto del
coeficiente alpha como de las correlaciones item-total, parecían indicar la posible
unidimensionalidad de la escala, apuntando hacía un factor general de deterioro social en
la esquizofrenia. El análisis factorial confirmatorio, mediante el método de máxima
verosimilitud, aportó claramente una solución de tres factores no independientes. Esta
solución discrepa de la encontrada por los autores de la escala, en que estos proponían
un cuarto factor, uso de objetos y actividades diarias, que agrupaba sólamente dos
items. En la tabla 1 se puede apreciar las correlaciones de cada item con la puntuación
total de la escala y las saturaciones factoriales de los items de la escala con su
respectivo factor, provenientes del análisis factorial confirmatorio realizado
(Rodríguez et al., 1995).
Tabla 1. Matriz factorial procedente del
análisis confirmatorio (N=100) realizado (los espacios en blanco suponen cargas
factoriales inferiores a 0.20). En la columna de la derecha aparecen las correlaciones
entre cada item/total para cada item de la escala (adaptado de Rodríguez et al., 1995)
|
Intrapsíquico |
Instrumental |
Interpersonal |
Correlacion
Item/Total |
1. Relaciones familiares |
|
0.531 |
|
0.54 |
2. Relaciones intimas |
|
0.680 |
|
0.56 |
3. Actividades con conocidos |
|
0.725 |
|
0.74 |
4. Actividades sociales |
|
0.803 |
|
0.69 |
5. Rol social |
|
0.754 |
|
0.71 |
6. Inciativa |
0.300 |
0.544 |
|
0.78 |
7. Retraimiento |
0.325 |
0.754 |
|
0.82 |
8. Relaciones socio-sexuales |
0.268 |
0.355 |
|
0.67 |
|
|
|
|
|
9. Ocupación |
|
|
0.871 |
0.73 |
10. Realización |
|
|
0.904 |
0.84 |
11. Rendimiento |
|
|
0.838 |
0.82 |
12. Satisfacción |
|
|
0.697 |
0.65 |
17. Utilización del tiempo |
|
|
0.731 |
0.71 |
|
|
|
|
|
13. Resolución |
0.488 |
|
0.247 |
0.72 |
14. Motivación |
0.796 |
|
|
0.78 |
15. Curiosidad |
0.417 |
|
0.374 |
0.80 |
16. Anhedonia |
0.358 |
|
0.317 |
0.81 |
18. Utilización de objetos |
0.847 |
|
|
0.78 |
19. Actividades cotidianas |
0.803 |
|
|
0.75 |
20. Empatía |
0.822 |
|
|
0.78 |
21. Interacción con el entrevistador |
0.832 |
|
|
0.80 |
Mean ± SD |
2.8 ± 1.06 |
2.48 ± 1.06 |
1.69 ± 1.44 |
|
Cronbach a |
0.94 |
0.91 |
0.95 |
|
Lo que en nuestra opinión convierte en interesante este trabajo es que se plantea como
una investigación naturalista, de forma que no se manipuló ninguna variable ni se
seleccionó los sujetos según condiciones. Así, los sujetos fueron evaluados tras cuatro
años en que siguieron las condiciones naturales de la enfermedad para cada uno de ellos.
Método
Muestra
La muestra estaba formada por 30 pacientes esquizofrenicos crónicos (27 hombres) y 24
pacientes con trastorno bipolar (18 hombres) procedentes del Instituto Municipal
Psiquiatrico de Barcelona (IMPU). La edad media del grupo de pacientes esquizofrénicos
era de 30 +/- 11 (SD) y la de los bipolares 46 años +/- 14. El estado civil del
grupo de esquizofrénicos era mayoritariamente soltero (76.7%), habiendo un 13.3 % de
separados y un 10% casados. En el grupo de bipolares, el 37.5% estaba soltero, un 41%
casado, un 4% separado y un 4% viudo. El diagnóstico según el DSM-IV (APA, 1995) en los
pacientes esquizofrénicos era de: paranoide (40%), desorganizada (20%), residual (20%) e
indiferenciada (20%). La edad de inicio media del trastorno en el grupo de
esquizofrénicos era de 22 años +/- 7.6, siendo la duración media de la enfermedad, en
el primer momento de evaluación, de 10 años +/- 7.4. El 90% de pacientes esquizofrénios
cursaban con deterioro clínico. La edad de inicio de la enfermedad en el grupo de
pacientes bipolares era de 32 años +/- 11.7. La duración media de la enfermedad hasta el
primer momento de evaluación era de 14 año +/- 11.5. El 75% de los pacientes cursa la
enfermedad sin deterioro clínico evidente.
Como es un estudio naturalístico, los pacientes reciben medicación y otros
tratamientos en base a sus condiciones clínicas. El diseño de investigación es similar
al utilizado en casi todos los estudios de seguimiento de más de 3 años de duración.
Los datos de seguimiento (the follow-up data) refleja el curso de los pacientes (por
ejemplo, con trastorno afectivo bipolar) tratados bajo condiciones rutinarias (routine).
Los pacientes faban su consentimiento escrito en ambos momentos de evaluación.
Instrumentos
Se utilizó la adaptación española de la escala de calidad de vida QLS (Heinrichs et
al., 1984; see Rodriguez-Fornells et al., 1995) que es una escala tipo "rating"
con 27 items. Los items han de ser valorados a través de una entrevista clínica de tipo
semiestructurada que ofrece información sobre el funcionamiento del sujeto durante las 4
últimas semanas. Cada item es valorado en una escala de 7 puntos (0 a 6). En el protocolo
de la escala se incluye una breve descripción de cada item y una serie de sugerencias
respecto a las respuestas y situaciones típicas de cada puntuación que ayuda al
entrevistador en el juicio que ha de hacer . Las valoraciones específicas varían en cada
item, pero en términos generales los valores altos de la escala (puntuación 5 y 6)
reflejan un funcionamiemto normal, mientras que los bajos (0 y 1) reflejan deterioro
severo en la función estudiada. Los tres factores o complejos sintomáticos valorados en
la escala son los derivados de la adaptación española de la misma: (1) Fundamentos
Intrapsíquicos, en este apartado se elaboran juicios clínicos respecto a las
dimensiones de conación, cognición y afectividad, que parecen ser importantes en el
déficit de la esquizofrenia; (2) Relaciones Interpersonales, evaluan en general la
capacidad de experiencia social del enfermo, no sólo en sus aspectos más concretos como
los contactos sociales, sino también en su significación psicológica como la capacidad
de intimar and (3) Factor Instrumental, se considera la valoración del paciente en
el papel de estudiante, trabajador, ama de casa, etc. La extensión de su funcionamiento,
su nivel de logros y la satisfacción alcanzada en estos.
Análisis de Datos
La puntuación de cada sujeto para cada factor se ha calculado sumando las puntuaciones
en cada item de cada factor y dividiendo el total en función del número total de items
de ese factor. Con este procedimiento obtenemos una puntuación para cada factor que va de
0 (mínima calidad de vida) a 6 (máxima puntuación), y además conseguimos equiparar las
varianzas de los factores, debido que las puntuacines directas de cada factor no son
equiparables (un factor tiene cinco items y otro 7 items). Esta medida es necesaria cara a
realizar los siguientes análisis estadísticos.
Para estudiar la evolución de la calidad de vida en los factores de la QLS, se ha
procedido a realizar un análisis de los perfiles (Stevens, 1986; Cronbach & Gleser,
1953) obtenidos para ambos tipos de trastornos, en dos momentos temporales. Para ello, se
ha realizado una análisis de varianza de medidas repetidas con dos factores Intrasujeto y
un factor de Grupo, et tipo de trastorno (pacientes Esquizofrénicos y Bipolares).
Los dos factores intrasujeto son: el factor QLS, que conlleva la puntuación en
cada uno de los tres factores de la QLS (Intrapsiquico, Instrumental e Interpersonal) y el
factor Tiempo, es decir el primer y segundo momento en que se ha producido la
evaluación de la calidad de vida. En todos los efectos estadísticos que implican dos o
más grados de libertad en el numerador, se usó la épsilon de Greenhouse-Geisser para
corregir una posible violación de la asunción de esfericidade. Se muestra el valor
exacto de la p después de la corrección.
Resultados
El factor de Grupo, tal y como era de esperar, resulta altamente significativo
(F(1,50)=80.3; p=0.000). Los pacientes con trastorno bipolar tienen una puntuación de
calidad de vida superior a los pacientes esquizofrénicos (ver Tabla 2) para todos los
factores y durante los dos períodos de evaluación. Esto pone en evidencia la
sensibilidad de las escala para evaluar la calidad de vida en distintas patologias.
Table 2. Medias y desviaciones estándar de las
tres escalas del QLS
|
1ª
evaluación |
|
2ª
evaluación |
|
Intrapsíquico |
Instrumental |
Interpersonal |
|
Intrapsíquico |
Instrumental |
Interpersonal |
Esquizofrenia
(n = 30) |
2.81 ± 1.0 |
1.69 ± 1.4 |
2.30 ± 1.1 |
|
3.17 ± 1.0 |
2.10 ± 1.57 |
2.77 ± .99 |
Bipolar
(n = 24) |
5.4 ± .70 |
5.02 ± 1.1 |
4.45 ± 1.1 |
|
4.97 ± .89 |
4.58 ± 1.25 |
4.26 ± 1.1 |
El factor QLS, es decir la puntuación en los tres factores,
también se muestra significativa (F(2,100)=26.25, p<.001, Î
=0.72). Esto se puede interpretar como que hay diferencia entre el nivel de calidad que se
alcanza en los distintos factores, como por ejemplo el intrapsiquico, que siempre consigue
puntuaciones más elevadas que los otros dos factores.
La variable Tiempo, propiamente la evolución de la calidad de vida en el tiempo, no se
muestra significativa (F<1). Es decir, no hay un influencia sistemática del tiempo o
el paso de los años en la evolución de la calidad de vida. Sin embargo estos resultados
deben matizarse en función de la interacción entre las variables estudiadas:
1. Evolución de la calidad de vida diferencial en función del tipo de trastorno.
La interacción de Grupo x Tiempo se muestra significativa (F(1,50)=13.8, p<.001).
Este resultado es quiza el más importante porque evidencia que la evolución de la
calidad de vida en el tiempo es distinta en funcion del tipo de trastorno. Así, y como se
puede observar en la Figura 1, mientras que el grupo de pacientes esquizofrénicos mejora
ligeramente su nivel de calidad de vida en la segunda evaluación, este efecto se invierte
en el grupo con trastorno bipolar, donde el nivel de calidad de vida se deteriora
ligeramente. Además este efecto se produce por igual en todos los factores de la QLS, ya
que la interacción QLS x Tiempo x Grupo no es significativa (F(2,100)=0.45, p =.641).
2. Diferentes perfiles de calidad de vida en función del trastorno: perfiles no
pararelos.
También es importante la otra interacción significativa, Grupo x QLS (F(2,100)=11.65,
p<.001, Î =0.65). Esto evidencia que el perfil de ambos
grupos en cuanto a los factores de la calidad de vida es diferente. Si se observa la
gráfica de la Figura 1, se puede ver que el factor más deteriorado en el grupo de
bipolares es el factor interpersonal, mientras que en el grupo de esquizofrénicos el
factor con menor puntuación siempre es el factor instrumental. Los contrastes ortogonales
muestran que la interacción es significativa para la diferencia entre el factor
intrapsiquico menos el instrumental (F(1,50)=10.3, p<.002). También es significativa
la diferencia entre el promedio de los dos factores anteriores menos el factor
interpersonal (F(1,50)=12.8, p<0.001). Mientras que el factor interpersonal evoluviona
incrementandose respecto al instrumental en el grupo de esquizofrénicosd, en los
pacientes bipolares el factor interpesonal es el que se ve más perjudicado.
3. Los perfiles de la QLS evolucionan por igual en el tiempo independientemente del
trastorno
Para ambos grupos, el perfil de la QLS en la primera evaluación y en la segunda son
iguales. Esto lo demuestra la interacción no significativa entre QLS x tiempo
F(2,100)=1.26; p=0.287). Esto quiere decir que en el patrón de calidad de vida, la
relación entre los factores estructurales de la QLS, no ha variado en el tiempo. Así,
por ejemplo, si el grupo de esquizofrénicos tiene el factor intrumental más deteriorado,
esto sigue siendo así despues de un tiempo determinado.
Discusión
Tal como era de esperar en la primera evaluación la QL aparece sensiblemente más alta
en el grupo de enfermos bipolares (EB) que en el de enfermos esquizofrénicos (ES), con
una diferencia de casi tres puntos sobre un máximo de seis en el caso de los factores
intrapsíquicos e instrumentales, lo que se puede interpretar como una QL el doble de
conservada en el caso de los EB. Esta diferencia también se observa en el caso de los
factores interpersonales aunque se reduce en un punto. También esta diferencia, con valor
de significación estadística, se conserva en la segunda evaluación cuatro años más
tarde, aunque se reduce en todos los factores analizados en casi un punto. De ello se
deduce una tendencia a la reducción de la misma que en nuestro caso se produce tanto por
un suave pero constante descenso de la QL de los EB como por una ligera elevación de la
QL de los ES.
Es dificil predecir cual pudiera ser la evolución de esta tendencia en un seguimiento
de los sujetos durante un periodo más largo tiempo, de diez a veinte años por ejemplo.
Es muy probable que llegara un momento en que la tendencia a la reducción se detuviera y
la diferencia entre la QL de los EB y los ES se estabilizara, pero también podría ser,
aunque es menos probable que esta misma diferencia se fuera reduciendo hasta llegar a ser
mínima. De hecho el factor tiempo tomado aisladamente no ha mostrado diferencias
significativas entre las dos evaluaciones, pero cuando se considera la interacción grupo
por tiempo si se alcanza la significación. Ello significa que se puede considerar sólido
el hallazgo de que la QL de los EB tiende a empeorar mientras que el de los ES tiende a
mejorar.
Para interpretar estos resultados hay que tener en cuenta que en este estudio se ha
evaluado la QL a través de QLS, que se estructura básicamente como una escala de
funcionamiento diario con indicadores objetivos, con poca o nada evaluación del bienestar
subjetivo. Así estos resultados son congruentes con los hallados por Atkinson, y col.
(1997), en que se comparaban también los dos tipos de muestras. Atkinson llama la
atención respecto a que los EB puntuan más bajo que los ES cuando se evaluan a través
de escalas de bienestar, pero que cuando se utilizan indicadores objetivos los ES muestran
una clara pérdida de QL en relación a los EB. De hecho los resultados hallados en
nuestra nuestra en relación a los ES están en la dirección de la mayoría de autores
que reconocen una pérdida sustancial de QL asociada a los trastornos esquizofrénicos
(Bobes y Gonzalez, 1997; Lehman, 1982; Browne y col., 1996).
A pesar de ello, nuestros resultados obtenidos muestran que los pacientes bipolares no
presentan un curso o evolución temporal tan favorable como creían algunos investigadores
de los trastornos afectivos, repercutiendo en el nivel de QL de estos pacientos. Estos
resultados confirman los obtenidos recientemente por algunos investigadores sobre la
evolución del trastorno bipolar. De hecho Wells (1989) ya llamó la atención respecto a
que la disfunción social podía continuar en enfermos depresivos años después de
remitido el episodio, confirmando la impresión de Bothwell y Weissman, (1977), Paykel
(1978); Goering y col. (1983) y Puig-Antig y col. (1985). Se ha hallado esta misma
disfunción especificamente en EB en los trabajos de Coryell y col. (1993), Goldberg, y
col. (1995) y Vocisano y col. (1996).
Muchos factores podrían explicar el posible deterioro de algunos pacientes bipolares,
desde el abandono y/o no respuesta adecuada del tratamiento farmacológico, la repetición
de ciclos rápidos (Vocisano y col. (1996), un soporte social-laboral pobre, poco apoyo de
la familia (Keitner y col. 1995) y la posible vulnerabilidad a otros trastornos
psiquiátricos. Pore otro lado no hay que olvidar que no está claro si una deficiente QL
es consecuencia del EB o puede anteceder al mismo ayudando a su desencademaniento (Smith,
y col. 1992), estableciéndose una circulo, mala OL-episodio clínico-mala OL.
Nuestros resultados sugieren que después de la remisión de un episodio afectivo
severo, puede ser dificil conseguir una rehabilitación psicosocial completa, con un
posible efecto acumulativo a lo largo de los episodios y/o del tiempo. Probablemente una
intervención de soporte psicoterapeútico puede ser útil en estos enfermos para reducir
este efecto.
Por el contrario en la evolución de la QL de los ES de nuestra muestra se observa una
tendencia a mejorar, aunque naturalmente siempre se situa por debajo de la de los EB. Ello
podría ser debido de nuevo a una multiplicidad de factores, pero de ellos aquí nos
interesa resaltar tres. En primer lugar, es muy probable que el patrón de deterioro
psicosocial sea diferente en el caso de la esquizofrenia que en el tratorno bipolar;
mientras que en este caso puede ser continuado en una progresión suave pero liniar a lo
largo del tiempo, en el caso de la esquizofrenia podría alcanzar su máximo en un plazo
de tiempo relativamente corto desde el inicio de la enfermedad, lo que marcaría el nivel
máximo de desajuste del enfermo esquizofrénico, a partir de allí o el enfermo queda
estabilizado en su desajuste o se produce una mejoría. En segundo lugar, y relacionado
con lo anterior, es probable que los enfermos esquizofrénicos, por la propia naturalez
del trastorno reciban una atención más continuada que los EB, ya que sus deficit se
reconocen e identifican con más facilidad que la de éstos. Se produciría algo parecido
a un efecto de que el que "más necesita recibe más", hasta el punto de que se
corre el riesgo de que las necesidades del que menos necesita pueden pasar algo
desapercibidas. Finalmente y relacionado con la anterior, no es menos importante el hecho
de que los ES de esta muestra habían sido tratados en su mayoría y por primera vez con
clozapina y/o risperidona, lo que de aceptarse su acción sobre los síntomas negativos,
tendría también efecto sin duda sobre la QL de los enfermos, como ha sido remarcado en
otros trabajos (Meltzer y col. 1989; Bobes, 1997).
El otro hallazgo interesante de este trabajo es la constatación de que los perfiles de
calidad de vida son distintos en ambos grupos. Mientras que en los pacientes bipolares el
factor más deteriorado es el interpersonal, en el grupo de pacientes esquizofrénicos el
deterioro es siempre mayor en el factor instrumental. Ello significa que mientras que los
EB encuentran mayores dificultades en las relaciones e interacciones sociales, los ES las
encuentran en mantener de forma estable un trabajo y/o actividad reglada. En nuestra
opinión, ello es compatible con la configuración sintomátológica diferente de ambos
trastornos, de forma que en los EB el trastorno primario en el estado de ánimo tiene su
reflejo más directo en el aislamiento y/o dificultad en el contacto con los otros,
mientras que en el los ES los trastornos cognitivos se reflejaran mejor en sus dificulades
de adaptación sociolaboral. Esto es congruente con observaciones anteriores, en que se
remarcaba que la mayor queja subjetiva de pérdida de QL en ES se relaciona con las
finanzas y el trabajo (Lehman, 1982, 1986; Skantze, 1990, Oliver, 1991) y con lo que
podríamos definir como el rol implicado, mientras que en los EB es la disfunción social
la más afectada, mostrando los EB problemas en mantener una interacción apropiada y
gratificante con las otras personas y el ambiente que le rodea (Katschnis y Angermeyer,
1997; Lewinsohn, 1974). A pesar de ello hay que mencionar que en la segunda evaluación el
aspecto donde los EB han sufrido mayor pérdida de QL es también el instrumental,
pudiendo anticiparse que quizás en estos enfermos existe dos procesos paralelos en
cuantoa a la evolución de su OL; uno a corto plazo que se refleja en dificultades en las
relaciones sociales y otro a largo término que conduce a deterioro en los aspectos
socio-laborales.
En resumen, de los resultados de esta investigación se deduce la existencia de una QL
en los ES entre mala y moderada, en consonancia con el resultado de Browne y col. (1996),
con la misma escala y pacientes, y una QL entre moderada-leve en los EB. Los dos grupos de
enfermos presentan un perfil diferenciado en la configuración de la QL asociada a su
enfermedad y la evolución de ésta a lo largo del tiempo también parece diferente.
Nuestros resultados evidencia además que el análisis dimensional del concepto de
calidad de vida propuesto en la QLS es más adecuado que no una consideración
unidimensional del mismo, ya que permite diferenciar perfiles distintos.
Los resultados obtenidos en la presente investigación confirman la idea expuesta por
Heinrichs et al. (1984) sobre la posible utilización de la Q.L.S en otras trastornos
mentales severos distintos a la esquizofrenía. Por otro lado, sirven para afianzar las
propiedades psicométricas de la escala Q.L.S., habiendose mostrado (1) sensible a la
detección de cambios temporales en la calidad de vida de pacientes esquizofrénicos y
bipolares, (2) discriminando perfectamente el nivel de calidad de vida de dos tipos de
trastornos mentales graves, esquizifrenia y trastorno bipolar y (3) aumentando la validez
de criterio de la estructura factorial propuesta por Heinrichs et al. (1984) y revisada
por posteriormente (), ya que la misma permite evidenciar perfiles de QL distintos en
función del tipo de trastorno mental. Por tanto, los resultados permiten asegurar que la
QLS es un instrumento fiable y valido para su utilización en distintos ensayos clínicos
(ver Meltzer et al., 1990) y evaluación de la calidad de vida y sus factores en
trastornos mentales severos susceptibles de deterio psicosocial.
Así pués de nuestros resultados se deduce la existencia de una QL en los ES entre
mala y moderada, en consonancia con el resultado de Browne y col. (1996), con la misma
escala y pacientes, y una QL entre moderada-leve en los EB.
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