T En uno de sus autorregistros de esta semana apuntó
que tuvo miedo de que su hijo jugara a rugby. ¿Qué es lo que le preocupaba
específicamente?
P Que se lesionara gravemente. Su equipo juega en la liga de campeones,
de modo que esos chicos son grandes y fuertes. Mi hijo es bueno, pero no ha jugado durante
años.
T ¿Cómo imagina específicamente que su hijo se lesionará?
P Rompiéndose la espalda o el cuello. Algo que dará lugar a
parálisis o muerte. Les sucedió a dos jugadores de la liga nacional de rugby el año
pasado, ¿recuerda?
T ¿Qué le sucedió a su hijo cuando jugó el partido?
P Nada, realmente. Llegó a casa con un pulgar dolorido, pero se le
pasó al cabo de un rato. Dijo que logró puntuar y que tuvo una interceptación. Creó
que jugó muy bien.
T Así que lo que me está diciendo es que usted había predicho que
él se lesionaría durante el partido, pero que no sucedió. Cuando estamos ansiosos,
tendemos a cometer un error cognitivo común llamado sobrestimación de la probabilidad.
En otras palabras, sobrestimamos la probabilidad de un evento improbable. Mientras se
sentía ansiosa y preocupada, ¿cuál fue la probabilidad en su mente, de 0 a 100, de que
su hijo se lesionaría?
P Alrededor del 75%.
T Y ahora ¿cómo calificaría la probabilidad de que su hijo se
lesione en un partido venidero?
P Bueno, si lo plantea de esta forma, supongo que alrededor de un 50%.
T Esto significa que por cada dos veces que su hijo juegue al rugby se
lesionará una vez. ¿Es esto correcto?
P Umm, no. No creo que sea tan alta. Quizá cerca de un 30%.
T Esto significaría que su hijo se lesionaría una de cada tres veces.
Para contrarrestar la tendencia a sobrestimar la probabilidad de eventos negativos
futuros, es útil preguntarse qué evidencia del pasado apoya a su creencia ansiosa.
¿Qué evidencia puede proporcionar de la historia de juego de su hijo que explique su
creencia de que se lesionará en uno de cada tres partidos?
P Bien, ninguna. Se torció un tobillo durante los entrenamientos del
verano, pero eso es todo.
T Así que lo que está diciendo es que usted no tiene mucha evidencia
para probar que su hijo tenga una probabilidad del 30% de lesionarse en un partido.
P ¿Caramba!, nunca lo había visto de este modo.
T ¿Cuáles son algunas de las alternativas a que su hijo se lesione
gravemente en un partido de rugby?
P Puede no lesionarse en absoluto. Pero sé que debe sentir algún
dolor con todos esos cardenales cubriéndole sus brazos y piernas. Es un estoico, como su
padre.
T ¿Qué otras alternativas se le ocurren en vez de pensar en que su
hijo se lesiones gravemente?
P Puede tener una pequeña lesión, como un tobillo torcido o algo de
esta naturaleza.
T Bien. ¿Y cuál sería la probabilidad de que su hijo tuviera una
lesión menor en vez de una lesión grave?
P Probablemente más alta, 60% o 70%.
T Volviendo a su preocupación original, ¿cómo calificaría la
probabilidad de que su hijo se lesione gravemente durante un partido de rugby?
P Baja, cerca de un 10%.
T Así que una de cada 10 veces su hijo se lesionará gravemente cuando
juegue al rugby. ¿Cuántas veces ha jugado su hijo al rugby?
P Justo ha comenzado en la universidad este año, pero lleva jugando
desde el bachiller hace tres años. En total, unos 25 partidos.
T ¿Y cuántas veces se ha lesionado gravemente en estos tres años?
P Ninguna. Veo a dónde va. ¡Es tan absurdo tener estos pensamientos
irracionales!
T Bien, es comprensible que sus predicciones acerca del futuro estén
sesgadas hacia las posibilidades negativas. Cuando estamos muy ansiosos, nos centramos en
las posibilidades más negativas para prepararnos caso de que sean verdad. Debido a que
usted se preocupa excesivamente, sus pensamientos hacia los sucesos futuros serán más
negativos. Por esto es esencial que usted contrarreste estas sobrestimaciones de
probabilidad cada vez que tenga una preocupación. En su autorregistro, usted indicó que
su ansiedad fue de 6 en la escala 0-8 mientras pensaba en que su hijo podía lesionarse.
¿Cómo calificaría su ansiedad ahora, después de haber contrarrestado los pensamientos?
P Mucho más baja. Alrededor de 3 o así. Pero todavía puede pasarle,
quedar paralizado. Y preocupándome por esta posibilidad, no importa lo poco probable que
sea, puedo prepararme emocionalmente de algún modo, caso de que suceda.
T Siempre existe esa posibilidad, aunque pequeña. Sin embargo, cada
vez que se dice a sí misma que "puede suceder todavía", usted está desechando
toda la evidencia que invalida esa creencia. Se está diciendo a sí misma que las
probabilidades de su hijo de quedar paralítico a raíz de una lesión en un partido de
rugby son mucho más altas que las de los demás. Para contrarrestar esta tendencia,
recuerde que sus probabilidades de una lesión grave son las mismas que las del resto del
equipo, cada día. Además, preocuparse sobre un evento futuro no cambia para nada su
probabilidad de ocurrencia. Lo que la preocupación conseguirá, sin embargo, es hacerle
sentir más ansiosa y perturbada a la vez que le proporcionará una falsa sensación de
control sobre el futuro.