Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIX, nº 1108, 15 de enero de
2015
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

PERCEPCIONES Y VALORACIONES SOCIALES DE PAISAJES URBANOS. CLAVES ANALÍTICAS Y POTENCIALIDADES PARA LA SU INCORPORACIÓN A LA PLANIFICACIÓN URBANÍSTICA Y SOCIO-ECONÓMICA DE ÁMBITO LOCAL

Rocío Silva Pérez
Departamento de Geografía Humana (Universidad de Sevilla)

Jesús Rodríguez Rodríguez
Centro de Estudios Paisaje y Territorio (Junta de Andalucía)

Recibido: 24 de febrero de 2014; devuelto para revisión: 5 de junio de 2014; aceptado: 5 de septiembre de 2014


 

Percepciones y valoraciones sociales de paisajes urbanos. Claves analíticas y potencialidades para la su incorporación a la planificación urbanística y socio-económica de ámbito local (Resumen)

Este artículo analiza las percepciones sociales de paisajes urbanos a través de las opiniones y aspiraciones ciudadanas respecto al futuro de sus paisajes vitales. Su intención es contribuir al debate sobre las potencialidades de la incorporación de la óptica del paisaje a la planificación urbanística y a la gestión socioeconómica de ámbito municipal. Metodológicamente el trabajo se apoya en el desarrollo de grupos de discusión y en la realización de entrevistas y encuestas.  El análisis empírico se aplica a una pequeña ciudad de la Sierra Morena andaluza (Constantina-Sevilla), pero sus planteamientos son transferibles a otras pequeñas ciudades y municipios rurales del ámbito mediterráneo articulados a partir de un tejido urbano compacto.

Palabras clave: Paisajes, percepciones, agentes sociales, políticas públicas locales.


 

Perception and valorations of the urban landscapes. Frameworks and potencialities for its urban plannig (Abstract)

Using the postulates of the Council of Europe’s European Landscape Convention as its starting point, this article analyses the social perceptions of urban landscapes through people’s opinions and aspirations for them. The aim is to contribute to the debate on the potential for including the landscape perspective in the urban planning and socio-economic management of the municipal area. Methodologically it is based on the creation of discussion groups and the use of interviews and surveys. The empirical analysis is applied to a small town in the Sierra Morena Mountains in Andalusia, Spain (namely Constantina, Seville province) although the approach can be transferred to other small towns and municipalities in the Mediterranean area with a thickly woven urban fabric.

Keywords: Landscape; perceptions; social agents; local public policies.


 

Definición del objeto de estudio

Contextualización, objetivos y preguntas de investigación

Este artículo recoge algunos resultados la Acción Piloto Identificación, caracterización y cualificación de recursos paisajísticos en el entorno y el núcleo urbano de Constantina (Andalucía-España), desarrollada entre los años 2010 y 2011 por el Centro de Estudios Paisaje y Territorio de la Junta de Andalucía en el marco del proyecto PAYS.MED.URBAN de la Unión Europea[1]. Se partía de la idea de que identificar, caracterizar y cualificar son tareas difícilmente separables[2]; aún así, en a aras a la operatividad metodológica se equiparan identificación y caracterización con acercamientos objetivos u objetivables a los paisajes, ciñendo la cualificación a las aproximaciones más subjetivas relacionadas con las percepciones y valoraciones sociales. 

El análisis objetivo o apreciación objetivable de los paisajes urbanos es una tarea ineludible por cuanto constituye el marco al que se dirigen las percepciones y valoraciones sociales. De ella nos hemos ocupado en otro trabajo[3], y algunas de sus bases epistemológicas se resumen en siguiente epígrafe, junto con un breve repaso del estado de la cuestión sobre los acercamientos perceptivos y valorativos a los paisajes. El objetivo que ahora se persigue es, partiendo de aquella aproximación objetiva, plantear un procedimiento metodológico para la cualificación social de paisajes urbanos. A tal fin se entiende por cualificación la asignación de valores y significados a los paisajes por parte de la sociedad que los ha forjado[4] y que vive en ellos y los utiliza y gestiona con distintas (y a veces encontradas) finalidades (económico-productivas, estético-contemplativas, socio-recreativas, etc.). Desde esa perspectiva la cualificación constituye un buen punto de partida para la definición de “objetivos de calidad paisajística” y para el establecimiento de criterios y prioridades de intervención pública.

A ese objetivo general se añaden otros más específicos concretados en las siguientes preguntas: ¿qué elementos del paisaje urbano son socialmente más reconocidos y valorados?; ¿a qué se debe la notoriedad social de algunos paisajes y la ocultación ciudadana de otros?; ¿se aprecia alguna relación entre los elementos más destacados y significados para la población y las áreas e hitos patrimoniales más relevantes?; ¿existen diferencias en las formas de percibir y valorar los paisajes dependiendo del perfil de los observadores?;¿qué virtualidades ofrece el análisis perceptivo de los paisajes para la planificación urbanística y la gestión socio-económica de ámbito municipal?.

El estudio empírico se centra en una pequeña ciudad de ambiente ruralizado (Constantina, Sierra Norte de Sevilla), elegida por sus elevados valores patrimoniales y paisajísticos refrendados por la declaración de su conjunto histórico Bien de Interés Cultural y por su inserción en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla y en la Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena. Como hecho urbano Constantina es un caso particular: actualmente no alcanza el umbral demográfico de ciudad (10.000 habitantes), ya que lo ha perdido como consecuencia de la emigración y el despoblamiento, pero ha desempeñado y desempeña un papel de intermediación respecto a otras localidades de su entorno y ello se trasluce en cierta complejidad de sus paisajes urbanos interiores. Se trata, por otra parte, de una ciudad de economía deprimida para la que el cuidado de los paisajes constituye un recurso competitivo susceptible de ser activado para la activación socio-económica y la generación de empleo; unas circunstancias extensibles a un gran número de pequeñas ciudades mediterráneas de tejido urbano compacto insertas en ámbitos rurales a las que son transferibles los resultados de esta investigación.

Metodológicamente el estudio se apoya en un proceso de participación social consistente en la realización entrevistas a informantes cualificados, en el desarrollo de foros de debate y en la realización de encuestas a jóvenes en edad formativa. Ello ha permitido el diseño de un procedimiento de análisis de paisaje y sus representaciones y valoraciones sociales que puede resultar de utilidad en pro de la participación ciudadana en la ordenación y gestión de sus espacios vitales y de la gobernanza territorial y urbana.

Bases epistemológicas y metodológicas

Bases epistemológicas

Este trabajo se inserta en la amplia tradición geográfica de estudios sobre paisajes y paisajes urbanos[5], reinterpretados desde la óptica perceptiva y valorativa del Convenio Europeo del Paisaje[6] (CEP) y su concepción prospectiva de los paisajes como sujeto de ordenación y recurso territorial susceptible de generar riqueza y empleo, particularmente en ciudades históricas[7]. La definición del CEP de paisaje como “cualquier parte del territorio tal como lo percibe la población” (artº 1) implica, en primer término,  que todo territorio tiene interés como paisaje, y que éste no sólo concierne a espacios excelsos de reconocido valor patrimonial -como se había considerado hasta entonces-[8], sino que también se refiere a ámbitos cotidianos e incluso degradados como son buena parte de los paisajes y escenarios urbanos. En segundo término, lo que resulta si cabe más novedoso, el CEP confiere a los paisajes una significación esencialmente perceptiva y valorativa hasta ahora menos considerada en los estudios y necesitada de procedimientos analíticos para su aprehensión. El CEP contiene una conceptualización del paisaje, a la vez tradicional e innovadora, que impele a la búsqueda de nuevas claves interpretativas y propuestas metodológicas.

Los paisajes son, en esencia, miradas y representaciones que están cargadas de significados que es preciso desentrañar[9]. Se retoma con ello otra tradición muy fecunda en la Geografía Cultural y de la Percepción[10], reinterpretada desde nuevos prismas. La implementación del Convenio de Florencia se ha acompañado de una profusión de propuestas metodológicas de participación social que intentan averiguar cuáles son los paisajes más reconocidos y/o preferidos por la población y las aspiraciones ciudadanas con respecto a ellos[11]. Se ha reavivado el interés por las representaciones sociales del paisaje para las que éste adquiere una dimensión antropológica y vivencial[12]. Más allá de su dimensión física y/o estética, el paisaje es considerado como el resultado de las experiencias adquiridas “a través del residir, trabajar y demorarse en él”[13]. Parafraseando a Van Mansvet y Pedroli “es la experiencia general del paisaje, con sus formas y colores, estructuras y olores, sus dinámicas en el paso del tiempo y sus vínculos a las remembranzas del observador, lo que constituye para cada uno el paisaje”[14].

La dimensión perceptiva y valorativa de los paisajes entronca, a su vez, con el mandato de intervención pública contenida en el planeamiento urbanístico y con la importancia concedida al capital social por los programas de desarrollo territorial apoyados en la utilización de recursos endógenos (entre los que se encuentra el paisaje). El paisaje es considerado como un recurso competitivo básico para la activación económica y la generación de riqueza y empleo[15], particularmente en territorios de economía deprimida cuyos paisajes mantienen elevados valores susceptibles de ser activados por programas de desarrollo territorial sostenible y armónico[16]. Se entrevé, de esta forma, una relación muy estrecha entre las representaciones sociales de los paisajes, la planificación urbanística y la gestión socioeconómica de ámbito local aún no suficientemente explotada.

Se ha avanzado en el planteamiento de procedimientos metodológicos para la aprehensión de las percepciones sociales a partir de técnicas cualitativas de investigación[17]. La escala preferentemente utilizada es la regional, subregional y/o metropolitana, que es la habitual en los catálogos de paisaje[18] y en los planes territoriales de ámbito regional y subregional[19]. Menos habituales son, en cambio, los análisis perceptivos de la ciudad (atendiendo a la disparidad interna de ésta) y sus entornos periurbanos y rururbanos. Esto último, pese al incuestionable protagonismo de los paisajes urbanos en el planeamiento urbanístico municipal y a la vulnerabilidad paisajística de las periferias urbanas[20]. En la ciudad y sus inmediaciones se dirime, además, la habitabilidad y la calidad de vida urbana y se concentra la buena parte del tejido empresarial, lo que acrecienta el interés por el estudio de sus representaciones sociales.

Dada la carencia de un marco teórico y metodológico para la identificación y caracterización de paisajes urbanos[21], previamente al estudio perceptivo y valorativo hubo que clarificar qué elementos y atributos sintetizan las dimensiones objetivas (u objetivables) de tales paisajes; a saber: las distintas unidades (o barrios) que componen la ciudad, y, dentro de cada unidad, la morfología y disposición de sus redes de espacios libres públicos y la presencia en ellos de hitos paisajísticos significativos[22]. Se retoma con ello una tradición paisajística muy fecunda en el mundo del arte, iniciada en el settecento italiano con las escenas urbanas de Venecia (de Canaletto, Guardi o Belloto) y/o de Roma (de Van Vitel), con las que se inaugura un género pictórico (las vedute) que ha llegado con fuerza a la actualidad en obras como la Gran Vía de Madrid de Antonio López.

En pequeñas y medianas ciudades los paisajes urbanos interiores no se explican sin los de sus contornos agro-rurales con los que mantienen un diálogo antiguo e intenso[23]; de ahí el que también se recurra al estudio de los bordes urbanos y a las vistas exteriores que proyecta la ciudad[24]. Esto último entronca con otra tradición artística muy presente en grabados históricos (las siluetas urbanas), reavivada por la pintura barroca -en obras como las de la ciudad  holandesa de Deft (de Vermeer) o la ciudad española de Toledo (de El Greco)[25]-, y actualmente recreada por composiciones como las del fotógrafo británico Jasper James.

El análisis de los paisajes de las ciudades a través de la identificación de sus diferentes piezas o barrios remite a la historia urbana, expresada en particulares configuraciones morfológicas, especializaciones funcionales y segregaciones sociales. Y la personalización paisajística de tales piezas en las redes de sus espacios libres públicos e hitos paisajísticos significativos apunta a la condición básica del paisaje como espacios de sociabilidad, a la par que refuerza el carácter eminentemente patrimonial de los paisajes.

Metodología utilizada en el análisis empírico

El objeto central de este artículo es, como se ha dicho, el ensayo de un procedimiento metodológico para la cualificación social de paisajes urbanos en pequeñas y medianas ciudades. A tal fin, el análisis empírico se secuencia en tres fases:

1.Una primera fase analítico-descriptiva, de identificación y caracterización de los paisajes urbanos y rururbanos. Para ello se acude al análisis experto (trabajo de campo, trabajo de gabinete y conocimiento directo del terreno por algunos miembros del equipo) y a la realización de entrevistas en profundidad a informantes cualificados. En total se realizaron siete entrevistas a artistas, investigadores, empresarios, docentes y representantes de los medios de comunicación de la localidad. A partir de estas opiniones cualificadas, y conjuntamente con el análisis experto, se establece un pre-diagnóstico paisajístico de la ciudad de Constantina y su entorno inmediato, utilizado como documento de trabajo en la fase de participación pública.

2. Una segunda fase perceptivo-valorativa, de participación ciudadana. El eje central del proceso participativo gira en torno a sucesivos foros de debate o mesas de participación. En su estructuración y composición se tuvo muy presente el papel desempeñado por las administraciones públicas como hacedoras y gestoras de paisajes; de los agentes económicos como potenciales utilizadores de los recursos y las posibilidades de empleo que éstos ofrecen; y de la sociedad civil como depositaria de sus valores identitarios y patrimoniales. Se convocaron tres mesas, que en sesiones consecutivas reunieron a los principales agentes institucionales, económicos y sociales de la localidad: un total de 45 personas de distintas procedencias, filiaciones, implicaciones e intereses.

Con el objeto de recabar la visión de las instituciones implicadas en la protección, la ordenación y/o la gestión del paisaje urbano y su entorno, la mesa de agentes institucionales reunió a representantes del Ayuntamiento, de los partidos políticos con representación en el consistorio, del Parque Natural  Sierra Norte de Sevilla y de la Unidad de Empleo y Desarrollo Tecnológico (dependiente de la Consejería de Economía  y Empleo del gobierno regional).

La mesa de agentes económicos contó con la participación de emprendedores locales para los que la imagen paisajística constituye un potencial activo económico (gerente de agencias de viajes, empresarios del sector de la hostelería y el turismo rural, gerente de una empresa de consultoría ambiental, representantes de asociaciones empresariales, empresarios de la construcción y propietarios y gestores agropecuarios).

La tercera mesa aglutinó a la sociedad civil, representada por las principales asociaciones y peñas y hermandades de la localidad[26], además del administrador municipal de facebook y el gestor de la televisión local.

Para facilitar el entendimiento del proyecto y animar la participación el desarrollo de cada una de las sesiones estuvo precedido de una pequeña introducción sobre el entendimiento del paisaje, ilustrada con algunos ejemplos de buenas prácticas. Seguidamente, y tras proyectar un extracto del pre-diagnóstico, se proponían tres temas de debate: 1) Reconocimiento de paisajes a través de las unidades, hitos e imágenes de conjunto; 2) valoración paisajística (positiva o negativa) de tales elementos y sus razones; y 3) propuestas de mejora y establecimiento de criterios y prioridades de intervención.

El énfasis puesto por los participantes en las mesas en el papel de la educación en la gestión y el futuro de los paisajes alentó a la realización de una encuesta de preferencias paisajísticas a jóvenes en edad escolar. En total se realizaron 100 encuestas a jóvenes en edades comprendidas entre los 10 y los 27 años. Su cuestionario se inspiró en métodos cualitativos, como los experimentos de elección, que a partir de fotografías indagan sobre el reconocimiento de los paisajes por parte de las poblaciones[27]. Ello se completó con  preguntas valorativas y justificativas de tales elecciones, inspirada en métodos complementarios utilizados por la economía de los recursos naturales como el análisis conjunto  o la valoración contingente[28]. El primer paso consistió, pues, en la selección de 18 fotografías (5 correspondientes a los principales accesos o entradas a la localidad, 2 de las imágenes de conjunto, 6 de los espacios libres públicos y 5 de los hitos considerados más significativos). Tras sondear sobre su reconocimiento, se preguntaba –de manera más abierta- por los lugares preferidos de los alrededores urbanos y por las razones de cada una de las respuestas.

3.La tercera fase, comprensivo-propositiva, aúna los argumentos objetivos y subjetivos de las fases anteriores, resumidos en un documento de diagnóstico sometido a la consideración de una mesa conclusiva final. El resultado de ésta es una declaración de principios (La declaración de Constantina) que recoge los valores del paisaje urbano de Constantina y las aspiraciones de la población respecto al futuro de éstos.

La segunda fase (perceptivo-valorativa) ha resultado crucial para la investigación y sus resultados han sido sumamente enriquecedores, alentando a la incorporación al análisis experto de algunos elementos idiosincráticos del paisaje de la localidad en los que no se había deparado suficientemente. También ha enriquecido las fuentes de información con nuevas consultas (como las revistas verano) y ha incitado a la realización de encuestas sobre preferencias paisajísticas.

Rasgos básicos de los paisajes urbanos de Constantina y sus entornos. El paisaje objetivo u objetivable

La fase analítico-descriptiva ha permitido la identificación y caracterización de los paisajes urbanos y rururbanos de Constantina. Su resultado es un pre-diagnóstico de los paisajes urbanos de la localidad utilizado como documento básico en las fases de intervención pública. Este acercamiento objetivo u objetivable a los paisajes urbanos constituye, como se ha dicho, el argumento de otro trabajo previo al que se remite[29]. Baste recordar aquí, como hechos significativos, la configuración alargada del tejido urbano de la localidad, adaptada a un emplazamiento defensivo encajado entre cerros y a la organización en torno a un río que discurre soterrado en la mayor parte de su recorrido urbano (figura 1). Esa configuración orográfica-hidrológica determina la intervisibilidad de las distintas piezas urbanas y la disposición de los oteros paisajísticos;  y junto a una marcada especialización funcional y social de los barrios  también da cuenta de las fronteras psicológicas y de las percepciones y representaciones sociales de las distintas piezas urbanas.

 

Figura 1.JPG

Figura. 1. El emplazamiento de la ciudad de Constantina
Fuente: Página web del Ayuntamiento de Constantina (Sevilla)

No se puede hablar de uno, sino de varios paisajes urbanos de Constantina, cada uno de ellos con sus particulares valores y problemáticas. El paisaje urbano interior se organiza en tres unidades (figura 2):

Figura 2. Paisajes urbanos e hitos paisajísticos significativos
Fuente: Elaboración propia

1) la ciudad histórica, formada con anterioridad al siglo XIX y coincidente con el conjunto histórico declarado BIC; 2) los barrios residenciales más recientes, levantados en los sectores meridionales de la localidad; y 3) una tercera zona de equipamientos y servicios públicos (colegios, instituto, albergue, gasolinera, hospital comarcal), que refuerza el papel de Constantina en su contexto territorial y afianza su rango urbano. Entre ellas destaca la ciudad histórica, tanto por sus elevados valores patrimoniales como por su frecuentación y sus particularidades funcionales y sociales. Internamente ésta se organiza en tres subunidades:

·La subunidad de barrios medievales surgidos entre los siglos XII-XV en las laderas sur y sureste del Cerro del Castillo (figura 2). Morfológicamente dibuja un paisaje de grano fino, con calles estrechas, irregulares y desniveladas y plazas reducidas a rincones pintorescos que salvan los desniveles entre las calles y las viviendas, denominadas “citarillas”(figura 3).  No alberga en su interior hitos paisajísticos significativos, si se exceptúa el Castillo que la corona. Presenta un elevado valor paisajístico y constituye un mirador privilegiado de las restantes unidades el paisaje urbano y peri-agrario. En términos socio-funcionales su uso es exclusivamente residencial y está habitada por moradores de extracción social humilde.

Figura 3. Escenario urbano característico de los barrios medievales
Fuente: fotografía realizada Víctor Fernández Salinas

·La segunda subunidad, enfrentada a la anterior, coincide con los barrios orientales surgidos a partir del siglo XV al otro lado del río y sus prolongaciones hacia el Sur. Morfológicamente presenta un entramado irregular con calles adaptadas a las curvas de nivel de sus distintas colinas. Como hito significativo destaca un antiguo convento ocupado hoy por una casa de vecinos (El Tardón). Su principal valor paisajístico radica en que desde ella se obtiene la imagen de conjunto más conspicuas de la localidad, que en un plano de visión aúna los barrios originarios de ambas márgenes del río, la iglesia parroquial de la Encarnación y el castillo como cierre de escena (figura 4). 

Figura 4. Imagen de conjunto obtenida desde los barrios orientales (Cerro Luna)
Fuente: fotografía realizada por Víctor Fernández Salinas

·La tercera subunidad del conjunto histórico ocupa una banda estrecha y alargada, levantada en el siglo XIX sobre el cauce del río. Está organizada por una rica sucesión de espacios libres públicos (Plaza de Santa Ana, calle Peso, Llano del Sol, Calle Mesones, Plaza de la Carretería, Alameda) (figura 5), a los que se abren viviendas de cierto empaque en consonancia con su origen burgués. Alberga a buena parte de los hitos paisajísticos de la localidad (iglesias, ayuntamiento, conventos, antiguos hospitales, casas señoriales, antiguo pósito) y por ella discurre el principal eje de comunicación que, cruzando el núcleo urbano, comunica los sectores central y oriental de la Sierra Morena sevillana con el Valle del Guadalquivir. En términos de intervisibilidad, se trata de un área deprimida entre cerros desde donde se perciben el perfil de los barrios más accidentados de ambas orillas del río y los cerros olivareros que definen su entorno escénico. Registra una amplia diversificación funcional con usos residenciales, actividades especializadas (oficinas bancarias, dependencias administrativas, Ayuntamiento) y servicios cotidianos  (comercios, bares, etc.).

Figura 5. Ejemplo de espacio libre público del eje central (Paseo de la Alameda)
Fuente: archivo fotográfico del Centro de Estudios Paisaje y Territorio

Especialmente destacable, desde la perspectiva del paisaje, es el carácter pintoresco de los barrios medievales originarios, la rica sucesión de espacios libres públicos del eje central de la ciudad histórica y presencia en ella de hitos patrimoniales relevantes. Desde una mirada de conjunto, destacan las panorámicas y potencialidades escénicas asociadas a los desniveles topográficos. En los bordes urbanos sobresalen la claridad y la armonía compositiva de los límites campo-ciudad y la personalidad y calado identitario de las áreas periurbanas de interés paisajístico. En las inmediaciones de la ciudad destaca, entre estas últimas el paraje de la Yedra, muy deteriorado y con hitos en estado ruinoso; más alejado del núcleo urbano se sitúa el paraje del Robledo, que alberga la ermita de la patrona de la localidad. Como contrapunto, la visibilidad asociada al relieve acrecienta la fragilidad del paisaje frente a la incorporación de elementos extraños (en cuanto a volúmenes, materiales, etc.),  el callejero intrincado de los barrios medievales dificulta la accesibilidad y condiciona la escasa frecuentación ciudadana de esta parte de la ciudad  y el carácter de travesía urbana del eje central genera congestiones y caos circulatorio. 

Los paisajes urbanos de Constantina y sus entornos próximos. Reconocimientos, valoraciones y prospectivas

Si los paisajes son, en esencia, miradas y representaciones, tanta o más importancia que el análisis objetivo tienen los reconocimientos, las valoraciones y las aspiraciones ciudadanas respecto a ellos. Como fuente de información de esta parte del trabajo se han utilizado, como se ha dicho, los resultados de las mesas de discusión y la opinión de la población en edad formativa, a través esto último de encuestas de preferencias paisajísticas. En la tabulación de los resultados de las mesas y las encuestas se han considerado como paisajes especialmente percibidos aquéllos más reconocidos por la población, ya sea como unidades, ya sea a partir de algunos de sus componentes significativos (espacios libres públicos, hitos paisajísticos y/o  imágenes de conjunto). Se ha asimilado la valoración (o cualificación) de los paisajes con la asignación de significados, generadores de apropiaciones y/o rechazos, y se han entendido como aspiraciones las propuestas de mejora planteadas.

Los paisajes reconocidos socialmente

Comenzando por las mesas de debate, en ninguna de ellas se mencionó de manera expresa las unidades o subunidades de paisaje (recogidas en la figura 2); sí se aludió, en cambio, a los espacios libres públicos, sobre todo a los situados en el eje central del conjunto histórico, que, como antes se dijo, coincide con el sector más frecuentado debido a su diversificación funcional y a su pluralidad social. Ello parece poner de manifiesto que la sociedad reconoce como paisajes a ámbitos concretos y/o lugares de sociabilidad (calles y plazas) y no tanto a entes más abstracto como las unidades o subunidades de paisaje, a menudo coincidentes con barrios. Las opiniones de las encuestas coinciden, en este aspecto, con los resultados de las mesas, particularmente en lo referido a la identificación de los espacios libres públicos; lo que por otra parte era previsible habida cuenta de que todos los espacios libres públicos seleccionados en la foto-encuesta se sitúan en el eje central del conjunto histórico[30]

El reconocimiento social de los espacios públicos guarda una estrecha relación con la frecuentación ciudadana y se asocia a la diversificación social y funcional de los barrios. Ello explicaría la falta de alusiones a los espacios libres públicos de las zonas residenciales recientes, de uso predominantemente habitacional. Pero la frecuentación no siempre conlleva un mayor reconocimiento social de los paisajes; un ejemplo de ello lo ofrece la subunidad de equipamientos y servicios públicos, que a pesar de jugar un importante papel en la vida cotidiana no aparece consignada por los agentes sociales consultados en la investigación. Los espacios más mencionados y reconocidos coinciden, por otra parte, con los principales escenarios festivos de la localidad, por los que discurren las procesiones de la patrona, las hermandades de Semana Santa o la cabalgata de Reyes Magos.  

Además de a lugares, el reconocimiento social del paisaje se vincula a la presencia de hitos. Respecto a estos últimos, sorprende que en las mesas no se mencionen inmuebles patrimoniales significativos (como los antiguos conventos, el Ayuntamiento, las iglesias o los palacetes burgueses). Sí se alude, en cambio, a las fuentes públicas, como expresión los lazos poblacionales con el agua en cuanto hacedora y sintetizadora de los paisajes urbanos analizados. La mayor parte de los hitos reconocidos en el tejido urbano se sitúan en los espacios libres públicos sobrepuestos al soterrado cauce, con alguna excepción como un edificio emblemático (El Gurugú), situado al margen de dicho eje central pero visible desde todas las subunidades de la ciudad histórica. En los aledaños del núcleo urbano se mencionan como hitos importantes una antigua fábrica de hielo reconvertida en hotel rural (los Pozos de la Nieve) y determinados inmuebles del paraje de la Yedra en estado de ruina (como los molinos harineros  o la propia ermita de la Yedra). Todos los hitos reconocidos en los aledaños urbanos se sitúan en los bordes de la ciudad. La ermita del Robledo, de un fuerte carácter simbólico e identitario para los habitantes de Constantina pero de localización más alejada del núcleo urbano no constituye, en cambio, un hito particularmente destacado. Otro tanto cabe señalar respecto al castillo, que aunque sí se menciona, es más por su condición de belvedere y/o de fondo de escena que por considerarse como un hito emblemático. Ello parece reforzar el argumento de que el reconocimiento social de los paisajes y sus elementos tiene que ver más con la visibilidad y la proximidad que con el carácter patrimonial y/o simbólico.

Los hitos más reconocidos por la población en edad formativa están obviamente mediatizados por las fotografías seleccionadas en la foto-encuesta. Los más destacados son la iglesia parroquial de la Encarnación (58% de las respuestas), la fábrica-museo de anís La Violetera (14%), el antiguo Hospital de San Juan de Dios (10%) y el Castillo (5%). Ello supone un cambio respecto a las percepciones de las mesas, entre las que no se destaca ningún hito patrimonial significativo. Los hitos más reconocidos se sitúan y/o resultan visibles desde el conjunto histórico, con la excepción de la fábrica-museo de anís La Violetera, situada a la entrada del paraje de la Yedra y no perceptible desde aquel.

Las imágenes de conjunto más nombradas en las mesas son las que se divisan desde los cerros orientales, que tienen al castillo como fondo de escena (figura 4). También se destaca la panorámica de las huertas de la Yedra, divisadas desde el castillo. Las percepciones de la población en edad formativa coinciden en esto último, si bien hay que tener en cuenta que las respuestas también están en este caso mediatizadas por la selección previa de fotografías. Respecto a los bordes, se aprecia una marcada coincidencia de aquéllos más nombrados y reconocidos en las mesas y las áreas de interés paisajístico del entorno de la ciudad reconocidas en el diagnóstico paisajístico previo al proceso de participación: parajes de la Yedra y el Robledo. Las respuestas de la foto-encuesta varían un poco en este punto: entre los espacios más reconocidos de los alrededores urbanos se mencionan el castillo (40% de las respuestas), los pozos de la nieve (25%), la ermita de La Yedra (12%), la ermita de El Robledo (7%), los caminos de La Yedra (5%) y el río Allende (3%).

Por mesas los agentes institucionales nombran, en mayor medida, elementos de elevado valor paisajístico y/o particulares de Constantina (como las fuentes públicas); los agentes económicos mencionan más específicamente ciertos inmuebles restaurados con fines turísticos (como los Pozos de la Nieve); y la sociedad civil pone el acento en espacios frecuentados y vividos (como la Alameda y la calle Mesones) y/o dotados de valores simbólicos e identitarios (como los parajes de La Yedra y El Robledo). La población en edad formativa valora particularmente la frecuentación y condición básica de los paisajes como ámbitos de sociabilidad.

Los paisajes socialmente valorados

Tanta importancia como los reconocimientos paisajísticos tienen las apreciaciones sociales de los paisajes. A diferencia de lo señalado a propósito de los elementos resaltados en las mesas de debate, donde los barrios no se mencionan, éstos sí aparecen en las apreciaciones. Mientras los reconocimientos parecen estar más asociados a elementos y/o lugares concretos y cotidianos, las apreciaciones se vinculan más a entidades más abstractas como los barrios y unidades urbanas y a determinadas imágenes de reciente conformación. Una valoración muy positiva merece el entramado urbano irregular y desnivelado de los barrios medievales originarios (La Morería-Las Cuestas), lo que contrasta abiertamente con la falta de reconocimiento de sus espacios libres públicos en la fase de identificación de elementos. Los barrios medievales primigenios parecen ser una unidad paisajística más valorada que conocida. Su uso exclusivamente residencial, su ocupación por pobladores de extracción social humilde y su propia dificultad orográfica explicarían su escasa frecuentación -y su consiguiente desconocimiento-, no incompatible con la valoración positiva que merece debido por su condición de barrios singulares y pintorescos. Las preferencias sociales por las morfologías urbanas intrincadas y por las tramas medievales, junto al aprecio por la arquitectura vernácula y los elementos inmateriales del paisaje, explicarían dicha valoración; a lo que se suma la integridad del caserío y del tejido urbano de aquellos barrios de extracción social humilde.

Entre los atributos del paisaje urbano que más valoraciones positivas reciben por parte de los intervinientes en las mesas están el color blanco de las fachadas, los empedrados de las calles, las macetas o las citarillas. Una mención positiva merecen igualmente las tiendas tradicionales, el mercado de abasto y el cementerio. Junto a tales valores, se señalan otros de carácter intangible relacionados con las aptitudes y los sentimientos ciudadanos respecto al paisaje, entre ellos algunas prácticas muy arraigadas como el encalado de las casas, el uso respetuoso de los espacios públicos o la notable capacidad evocadora del paisaje urbano para los emigrantes locales. En los alrededores de la ciudad se valoran los caminos vecinales, especialmente los que comunican con la Yedra y el cementerio. Se trata, en suma, de cualidades cotidianas que refrendan la propia cotidianeidad que la población confiere a sus paisajes. 

La población en edad formativa valora prioritariamente la condición de los paisaje como espacio de sociabilidad (en el 40% de los casos la razón de la selección de los espacios libres públicos es “que a ellos acude todo el mundo”). En segundo lugar se valora la dotación de mobiliario urbano (el 23% invocó, como razón para la selección de los espacios libres públicos, sus dotaciones de “bancos, columpios y otros elementos confortables” y  un 15% justificó la elección por “la presencia de vegetación”). En tercer lugar (el 12%  de los casos), la elección de los espacios libres públicos se explica por su cercanía al hogar del encuestado.

Sin menoscabo de los valores antes mencionados, como tónica general los participantes en las mesas han tendido a identificar más las amenazas que las cualidades. Entre los problemas y conflictos destacan, en primer término, las dificultades de movilidad y accesibilidad relacionadas con el emplazamiento encajado y el transcurso de la carretera por el eje central de la ciudad, causante de un tráfico excesivo y de una falta de aparcamientos también detectados como problemas. Otros conflictos mencionados son el abandono y el estado ruinoso de muchos inmuebles y la banalización de los paisajes (debido a la introducción elementos industriales disonantes: techumbres de uralita en sustitución de la teja árabe, depósitos de agua, aparatos de aire acondicionado,  antenas de televisión, etc.). También se considera un problema el revestimiento de los zócalos con materiales industriales y la falta de homogeneidad del mobiliario urbano. Otros conflictos detectados son la suciedad de algunas zonas urbanas y el vertido al río (sin depurar) de las aguas residuales.

Por mesas, los agentes institucionales adoptan aptitudes negativas revelándose más proclives a la tipificación de amenazas y problemas puntuales de carácter ambiental y patrimonial que a la identificación de valores y oportunidades. Las opiniones de los agentes económicos se polarizan en torno a dos discursos: un grupo de empresarios (menos numeroso) centra la argumentación en la asimilación entre paisaje-Parque Natural-aplicación de medidas restrictivas, y muestra grandes reticencias respecto al paisaje y sus oportunidades. Un segundo grupo (representado por empresarios relacionados con la hostelería y el turismo rural) se centra en las oportunidades del paisaje para el desarrollo y la creación local de empleo. Los agentes sociales hacen especial hincapié en las experiencias asociadas a sus paisajes y muestran una gran sensibilidad con respecto a sus paisajes vitales, que valoran en sus aspectos cotidianos y funcionales (facilidades para la movilidad, la sociabilidad o la dotación y características del mobiliario urbano), sin menoscabo de las cualidades estéticas (armonías compositivas, texturas y colores); unos valores que, en sus opiniones, convenientemente activados y gestionados contribuirían a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos y a la prosperidad económica de la ciudad.

Aspiraciones sociales y prospectivas paisajísticas

El último turno de preguntas de las mesas giró en torno al planteamiento de soluciones a los problemas detectados. En términos de restauración y rehabilitación, las propuestas se centran en la recuperación de las fuentes públicas y en la restauración del castillo cuya torre del homenaje se desplomó en el invierno de 2010. No se menciona, en cambio, la necesaria rehabilitación del tejido edificatorio en estado de ruina percibido como problema. Las prospectivas restauradoras parecen dirigirse a elementos de titularidad pública, sin que se aluda a la necesaria recuperación de los inmuebles de titularidad privada, pese a que estado ruinoso y/o avanzado estado de deterioro se percibe como un problema. Desde la perspectiva de la ordenación el acento se pone en la construcción de la carretera de circunvalación (que evite la travesía urbana y los atascos); pero no se aludió a la necesaria reordenación del eje liberado por la actual travesía, lo que no deja de sorprender sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de uno de los proyectos con mayores repercusiones paisajísticas en el medio-largo plazo. También se demanda la dotación de nuevo suelo industrial y zonas de estacionamiento en el sector del paraje de La Yedra más cercano al conjunto histórico; circunstancia ésta que paradójicamente redundaría en la pérdida de calidad paisajística de uno de los espacios más emblemáticos y distintivos de Constantina.

Junto a tales propuestas, relacionadas con obras mayores, se enfatizan otras que tienen que ver con la mejora de aspectos puntuales susceptibles de ser recogidas en ordenanzas municipales: regulación de las construcciones en cuanto a volúmenes, materiales y colores; homogeneización del mobiliario urbano; y mejora y uniformización de la señalética.

Desde la perspectiva de la gestión, los agentes económicos demandan la confección de guías y folletos turísticos y la creación de una marca colectiva para dar a conocer la oferta y diversidad turística de la comarca. Unas propuestas, todas, ellas, igualmente susceptibles de ser desarrolladas por las administraciones locales y regionales competentes en la gestión socio-económica del territorio y representadas en las mesas de debate (Ayuntamiento, Unidad Territorial de Empleo y Desarrollo Tecnológico, Grupo de Acción Local y la Junta Rectora del Parque Natural).

Resultados del trabajo y conclusiones

La banalización y el deterioro de las ciudades históricas y sus periferias inmediatas han reavivado el interés por el estudio de los paisajes urbanos,  considerados cada vez en mayor medida desde la óptica prospectiva y valorativa del Convenio Europeo del Paisaje. Los paisajes son objetos y sujetos; formas y percepciones; fisonomías y funcionalidades; naturaleza y cultura; estéticas y éticas… También son totalizadores históricos que sincretizan en el presente las huellas del pasado y las proyecta hacia el futuro. Los paisajes tienen, en suma, una doble dimensión, patrimonial y prospectiva, y constituyen un buen catalizador de la calidad de vida alcanzada y un recurso para el  desarrollo de los territorios. No es de extrañar, en razón de todo ello, la importancia que actualmente se les confiere y la búsqueda de procedimientos analíticos para la aprehensión de la complejidad paisajística.

Este artículo se inserta en esa línea de trabajo y aspira a contribuir a la aprehensión de las percepciones y valoraciones sociales de los paisajes urbanos en pequeñas ciudades mediterráneas de tejido urbano compacto, como punto de partida para la incorporación de criterios paisajísticos por parte de la planificación urbanística y socio-económica de ámbito local.  Su principal aportación es el diseño de un procedimiento metodológico para la cualificación social de paisajes urbanos, entendiendo por cualificación la asignación de valores y significados a los paisajes por parte de la sociedad que los ha forjado y que vive en ellos y los utiliza y gestiona con distintas y a veces encontradas finalidades.

El procedimiento metodológico propuesto se estructura en tres fases: una primera analítico-descriptiva, de identificación y caracterización de paisajes urbanos; una segunda fase perceptivo-valorativa, de participación ciudadana; y una tercera fase comprensivo-propositiva. La participación pública (entrevistas semi-estructuradas a informantes cualificados, mesas de discusión y encuestas de preferencias paisajísticas) ha impregnado las tres fases, pero ha sido particularmente intensa en la fase perceptivo-valorativa. Los resultados de ésta han sido cruciales para la investigación y se han manifestado sumamente enriquecedores alentando a la incorporación al análisis experto de algunos elementos idiosincráticos del paisaje en los que no se había deparado suficientemente en la fase analítico-descriptiva, enriqueciendo las fuentes de información e incitando a  la realización de encuestas sobre preferencias paisajísticas.

Debido a la escasa tradición analítica de la ciudad como paisaje, previamente a la fase analítico-descriptiva hubo que clarificar los argumentos esenciales y definitorios del carácter urbano de los paisajes; a saber, las diferentes unidades paisajísticas del interior de la ciudad y, dentro de ellas, las redes de espacios libres públicos e hitos paisajísticos significativos. El análisis objetivo u objetivable de los paisajes se ha centrado en dichos argumentos analíticos; y sobre ellos ha recaído la indagación sobre los reconocimientos, las valoraciones y las aspiraciones ciudadanas. Se ha podido comprobar que los referentes objetivos u objetivables no son inertes o refractarios a las miradas; sino que también repercuten en las percepciones interponiendo barreras (orográficas y/o sociales), ofreciendo atalayas (o áreas de sombra) y facilitando o inhibiendo la frecuentación ciudadana. Aunque los paisajes son, en esencia, miradas y representaciones, los análisis subjetivos no pueden desvincularse del marco territorial objetivo u objetivable que condiciona y al que se dirigen las miradas.

La elección de Constantina como ámbito de estudio ha resultado adecuada y pertinente. Su condición de pequeña ciudad mediterránea con una economía muy desestructurada y elevados recursos patrimoniales y paisajísticos la convierten en un buen escenario para la prospectiva paisajística, particularmente en lo relacionado con la incorporación de la óptica del paisaje a la planificación urbanística y la gestión socio-económica de ámbito local. Se ha podido comprobar que toda ciudad encierra una pluralidad de paisajes, con sus particularidades, valores y problemáticas, incluidas las pequeñas ciudades con tejidos urbanos poco complejos como los estudiados en este trabajo. Los paisajes de Constantina ofrecen, además, una gran potencialidad pedagógica para abundar en las relaciones siempre complejas entre morfología, historia urbana, funcionalidades espaciales y segregaciones sociales; esto es, para la interpretación de la ciudad a través de sus paisajes.

El proceso de participación pública se ha manifestado sumamente útil. La confección y selección de los participantes en las mesas o foros de debate han dado respuesta a buena parte de los objetivos propuestos, afinando en las diferencias perceptivas y valorativas de los paisajes, según distintos perfiles e intereses. La combinación entre técnicas cualitativas y cuantitativas de investigación social ha sido sumamente enriquecedora, ayudando a contrastar distintas visiones y, junto con el análisis experto, ha coadyuvado a la generación de un proceso de descodificación de los paisajes y de reconstrucción de significados. Todo ello, a través de la apropiación colectiva del paisaje y sus hitos, y haciendo interactuar saberes externos (análisis experto) con saberes y opiniones contextuales.

Se ha abundado en las causas de los reconocimientos y los valores otorgados a los paisajes, de manera diferenciada según el perfil de los observadores (en cuanto a edades, sexos, intereses y roles sociales). La sociedad reconoce como paisajes a ámbitos concretos, particularmente a lugares de sociabilidad (calles y plazas), más que a entes abstractos como las unidades de paisaje (a veces coincidentes con barrios). Los espacios más reconocidos son aquéllos más frecuentados, visibles y con contenidos identitarios. El reconocimiento social del paisaje también se vincula a la presencia de hitos, con un papel destacado de referentes cotidianos e idiosincráticos (calles desniveladas, fuentes públicas…) y dotados de una elevada visibilidad intraurbana.

El reconocimiento social de los paisajes y sus elementos tiene más que ver con la visibilidad, la frecuentación y la cotidianeidad que con las declaraciones patrimoniales de BIC. La notoriedad social de los paisajes se relaciona con la diversificación funcional y social, por una parte, y con los usos lúdicos del espacio, por otra. Dicho de otra forma, los paisajes urbanos más reconocidos son los más diversos en términos funcionales y sociales;  y, en sentido contrario, el predominio exclusivo de la función residencial provoca desafecciones ciudadanas y ocultamientos paisajísticos.

Si los reconocimientos se refieren a elementos y/o lugares concretos, las apreciaciones se vinculan a entidades más abstractas (barrios y/o unidades de paisaje). Se valoran, sobre todo, los barrios de tramas medievales y morfologías intrincadas y desniveladas y se tiene un particular aprecio por los elementos vernáculos e intangibles, más incluso que por los hitos monumentales. Las valoraciones se dirigen bien a elementos cotidianos -color blanco de las fachadas, empedrados de las calles, macetas, citarillas-, bien a aspectos intangibles relacionados con las aptitudes y los sentimientos.

Se valora el paisaje en función de su frecuentación, accesibilidad y uso lúdico, por encima incluso a sus cualidades morfológicas y/o estéticas. Como ejemplo de esto último, las plazas duras no son vistas como espacios inhóspitos, ya que en una ciudad topográficamente desnivelada como es Constantina cumplen un papel básico de lugares de juegos y sociabilidad. Los conflictos (o desvalores paisajísticos) se refieren igualmente a elementos cotidianos y/o particularmente visibles debido a los desniveles topográficos entre los barrios. También se mencionan como problemas relacionados la escasa accesibilidad, la congestión urbana y los atascos y la escasez de aparcamientos. 

Se ha podido  constatar las contradicciones en las que incurre la población en el diagnóstico y la valoración de sus paisajes. A título de ejemplo, al tiempo que se valora muy positivamente el paraje de la Yedra, se propone la construcción de zonas de estacionamiento en su sector más cercano al conjunto histórico, con la consiguiente pérdida de un paisaje periurbano muy deteriorado, pero cuya restauración todavía es reversible. Esto último entronca con otro de los preceptos básicos del Convenio Europeo como es el necesario avance hacia una mayor sensibilización ciudadana respecto al paisaje. El desarrollo de las mesas de debate también ha contribuido, en parte, a hacer pedagogía del paisaje, avanzando en ESA dirección.

La población de más edad (representada en las mesas) valora, sobre todo, los aspectos más pintorescos y distintivos del paisaje; en cambio, la población en edad formativa (universo de la foto-encuesta) aprecia, en mayor medida, determinados elementos relacionados con la confortabilidad del espacio. Abundando en los resultados de las mesas, los agentes institucionales adoptan aptitudes negativas respecto al paisaje revelándose más proclives a la tipificación de amenazas y problemas puntuales que a la identificación de valores y oportunidades. Las valoraciones de los agentes económicos son ambivalentes, debatiéndose entre la consideración del paisaje como un recurso competitivo básico o como un freno a la actividad económica. Pero son los agentes sociales quienes mejor captan los valores vivenciales de los paisajes, a los que asignan atributos cotidianos  (como la movilidad, la sociabilidad o la dotación y características del mobiliario urbano), sin menoscabo de las cualidades estéticas (en cuanto a armonías compositivas, texturas y colores). Las valoraciones sociales de los paisajes por parte de estos últimos está más próxima a la opinión de la población en edad formativa que a la expresada por los agentes institucionales y económicos.

En lo que a propuestas se refiere, las demandas restauradoras y/o rehabilitadoras se dirigen a elementos de titularidad pública como el castillo, las fuentes o los empedrados de las calles. No se alude, en cambio, a la necesaria recuperación del caserío, lo que no deja de sorprender habida cuenta de que el abandono y avanzado estado de deterioro de éste se percibe como un problema. Desde la perspectiva de la ordenación las aspiraciones son muy pragmáticas y se refieren bien a proyectos de planificación físico-territorial (como la construcción de una carretera de circunvalación, la habilitación de nuevo suelo industrial y la dotación de áreas de aparcamientos…), bien a actuaciones de diseño y estética urbana (regulación de las construcciones en cuanto a volúmenes y materiales; uniformización de la señalética y el mobiliario urbano, etc.). Desde el punto de vista de la gestión las propuestas se centran en aspectos relacionados con la promoción del turismo rural: confección de guías y folletos turísticos, creación de una marca colectiva que dé a conocer diversidad turística de la comarca. En términos generales, las propuestas de intervención en los paisajes se asocian más a la promoción económica del espacio que a la incorporación de mejora en las condiciones de habitabilidad de los espacios libres públicos.      

Se ha comprobado que la perspectiva del paisaje goza de cierta aceptación ciudadana, en comparación con el rechazo a la declaración de Espacio Natural Protegido por parte de los agentes económicos. La óptica del paisaje ofrece, pues, grandes posibilidades para la promoción de un turismo rural equilibrado y sostenible y que coadyuve a la generación de riqueza y empleo. En términos generales las aspiraciones ciudadanas respecto a los paisajes urbanos son susceptibles de concretarse en medidas de planificación territorial y urbanística y/o pueden ser implementadas por las administraciones locales y regionales competentes en la gestión socio-económica del espacio.

Notas

[1]Los contenidos de este artículo se inscriben en los siguientes proyectos de investigación: 1) El Proyecto PAYS.MED.URBAN. El paisaje de alta calidad como factor clave para la sostenibilidad y competitividad de las áreas urbanas mediterráneas, del Programa MEd de la Unión Europea galardonado en 2012 con el Premio de Cooperación Territorial Europea; 2) Proyecto de I+D del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España sobre Paisajes Patrimoniales de la España Meridional Andaluza (CSO2012-39564-C07-07); y 3) Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía Métodos e instrumentos para el reconocimiento de paisajes patrimoniales en Andalucía (P12-SEJ-2024). La cartografía que figura en el mismo ha sido elaborada por Antonio Ramírez (Centro de Estudios Paisaje y Territorio, Junta de Andalucía).

[2] Countryside Agency and Scottish Natural Heritage, 2002.

[3] Silva, 2014.

[4] Scazzosi, 2006.

[5] Sorre, 1952; George, 1977;  Martínez de Pisón, 1976; Capel, 2002; Quirós, 2004; Muñoz, 2008; Zoido, 2012.

[6] Consejo de Europa, 2000 y 2008.

[7] Troitiño, 2011; Lalana, 2011.

[8] Las Convenciones sobre la Vida Silvestre y el Medio Natural (Berna de 1979), sobre Patrimonio Arquitectónico (Granada de 1985) y sobre Patrimonio arqueológico (La Valeta de 1992), que son los precedentes inmediatos del Convenio Europeo, contienen cierta asimilación entre paisajes y ámbitos de elevado valor naturalístico y/o histórico-cultural. Ello ha redundado en la desconsideración paisajística de espacios cotidianos y funcionales, entre los que se encuentran los ámbitos urbanos y periurbanos.

[9] Cosgrove, 2002.

[10] Lynch, 1984; Moya, 2011; Recaséndiz, 2014.

[11]  Prieur y  Durousseau,  2006; Derk Jan Sobbelaar y Bas Pedroli, 2011; Ganuza y Francés, 2012.

[12]  Howard, 2005; Méndez, 2008; Vergara, 2001.

[13] Torroja, 2008, p. 240

[14]  Van Mansvelt y Pedroli, 2003, p. 381

[15]  Ocaña y Gómez, 2003; Troitiño Vinuesa y Troitiño Torralba, 2010.

[16]  Mata, 2008;  Gómez y Ruesca, 2010.

[17] Miró, 2007.

[18] Nogué y Sala, 2008; Nogué et al, 2010.

[19]Bordeaux, 2006; Île-de-France, 2011; Emilia-Romagna, 2007; Londres, 2011; Bases para una estrategia de paisajes de Mallorca, 2009; Plan de acción territorial de la huerta de Valencia, 2008.

[20] Para la vulnerabilidad de los paisajes urbanos interiores, véase Zárate, 2011. El deterioro y desorden territorial de los paisajes periurbanos ha sido analizado por O. Rullán, 2012.

[21]Frisby, 2007; Zoido, 2012.

[22] Martínez, 2002; Zoido, 2012.

[23] Silva, 2014.

[24] Pardo, 2010.

[25] Havercamp-Begemann, 1986.

[26] Asociación Cultural Gertrudis Gómez Avellaneda, Asociación Sierra Norte de Atención al Discapacitado Psíquico (ASNADIS), Asociación de Fobromialgia Fibro-Roble, hermandades religiosas, cabalgata de Reyes Magos y Escuela de Futbol.

[27] Sayadi et al 2004.

[28] Boyle et al, 1996; Cummings et al, 1995; Riera y Mogas, 2006

[29] Silva, 2014.

[30] Los espacios libres públicos seleccionados para la foto-encuesta fueron la Plaza de Santa Ana, el Llano del Sol, la Calle Mesones, la Plaza de la Carretería, La Alameda y la Plaza de España. Todos ellos, junto con algunos hitos urbanos significativos, aparecen localizados en la figura 2.

 

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Ficha bibliográfica:

SILVA PÉREZ, Rocío y RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Jesús. Percepciones y valoraciones sociales de paisajes urbanos. Claves analíticas y potencialidades para la su incorporación a la planificación urbanística y socio-económica de ámbito local. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de enero de 2015, vol. XX, nº 1108 <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1108.htm>[ISSN 1138-9796].


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