Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. X, nº 594, 10 de julio de 2005

BRANDÂO, Pedro Filipe Pinheiro De Serpa. Ética e profissoés no design urbano. Convicçâo, responsabilidade e interdisciplinaridade. Traços da identidad profissional no desenho da cidade. Tesis Doctoral dirigida por el Dr. Antonio Remesar Belloch, Departamento de Escultura, Facultad de Bellas Artes, Universidad de Barcelona. 2005. Libro Iº, 325 p.; libro IIº, 274 p.

Horacio Capel

Universidad de Barcelona

Palabras clave: diseño urbano, profesiones del diseño, sistemas de profesiones, cuestiones éticas en arquitectura, deontología.

Key words: urban design, professions of design, systems of professions, ethical questions in architecture, deonthology.


Las transformaciones de la ciudad contemporánea y la necesidad de introducir cambios en los métodos de intervención en el urbanismo y, de forma más general, en la construcción y el reacondicionamiento de la ciudad están dando lugar a diversas propuestas teóricas. Algunas son verdaderamente ambiciosas, y tratan de fundamentar científicamente el campo del urbanismo, como hizo Javier García-Bellido en su propuesta de una nueva ciencia, la Coranomía. Otras intentan orientar formas de intervención en la ciudad, justificando nuevos campos de carácter interdisciplinario. En este último sentido, la Tesis de Pedro F. de S. Brandâo es una aportación de gran significado[1].

El trabajo que ha presentado el arquitecto portugués Pedro Filipe Pinheiro Brandâo como Tesis doctoral en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona constituye una investigación ambiciosa y de largo desarrollo, ya que se inició a comienzos de la década de 1990 cuando dirigió un trabajo sobre ética profesional en el Consejo de Arquitectos de Europa, y otro sobre la arquitectura portuguesa para la Asociación de Arquitectos Portugueses. También se apoya en una amplia experiencia de colaboración con el director de la Tesis, el Dr. Antonio Remesar, catedrático de Escultura, con el que colaboró en la puesta en marcha en el Centro Portugués de Diseño de una Maestría en Diseño Urbano, especialmente centrada en el espacio público.

La Tesis está muy bien planteada y resuelta en términos generales, tiene objetivos concretos bien definidos y trata un tema de indudable interés. El libro primero considera "Las identidades del diseño y la ciudad". Consta de tres capítulos y unas conclusiones generales y en él trata de presentar el marco teórico general acerca de la profesión de arquitecto y los fundamentos de la identidad profesional del diseño urbano. El problema se aborda a través de una laboriosa argumentación que muestra un gran sentido del problema y se preocupa también por las cuestiones de la interdisciplinariedad en el diseño de la ciudad.

Lo que el autor trata de hacer en esa parte de su trabajo es fundamentar un modelo operativo en la práctica del diseño de la ciudad, alternativo a la especialización del conocimiento y que se orienta decididamente hacia la interdisciplinariedad. Para ello, además del debate histórico y teórico, realiza un análisis de las prácticas y convicciones de los profesionales que han intervenido en diversas operaciones actuales, especialmente en la Expo 98 de Lisboa, utilizando para ello entrevistas en profundidad con una serie de técnicos que intervinieron en ella.

El libro segundo, con paginación independiente, constituye el estudio de caso referido a la profesión de arquitecto. Se inicia con una presentación histórica de la elaboración de la identidad profesional del arquitecto y centra luego la atención en la regulación de dicha profesión en Europa y, más concretamente, en Portugal. Finalmente elabora un análisis prospectivo de la misma, en el contexto de la internacionalización y de los procesos de globalización que están actuando actualmente sobre esta profesión.

Esta parte ofrece un gran interés. La documentación presentada y analizada en el libro segundo procede de materiales previamente elaborados por el autor y que dieron lugar a la Memoria para la obtención del Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en la Universidad de Barcelona (2003). Se aporta aquí un valioso trabajo de investigación acerca de las convicciones profesionales de los arquitectos, en particular en lo que se refiere a sus convicciones éticas, a sus autovaloraciones y a sus paradigmas de trabajo. Esta parte del estudio pone de manifiesto "la hipersensibilidad del autoconcepto del arquitecto" y su autovaloración, lo que el autor estima que es un rasgo "común a todas las profesiones creadoras".

Resulta interesante el esfuerzo de sistematización y conceptualización que realiza el autor en lo que se refiere al análisis de la profesión, partiendo del presupuesto de que "la conflictualidad social es el elemento determinante para la estructuración del estatuto profesional", y la atención que presta a los marcos en que se realiza su actividad, lo que denomina cuadro competitivo (estatus, remuneración, condiciones de trabajo, carrera, oportunidades), vocacional (placer, aspiraciones, aplauso, relaciones humanas y equipo), "oficinal" (saber, entrenamiento, experiencia, competencia), ético-normativo (normas, deontología, competencia y atribuciones), ético-cultural (estilo, convicciones) y ético-social (interdisciplinariedad, función social y expectativas). Un planteamiento prometedor que merecería en el futuro una mayor sistematización y profundización.

La presentación y justificación que el autor realiza de las fuentes y de la bibliografía utilizada muestra la sólida formación que posee así como la amplia labor de fundamentación que ha realizado para su trabajo, y permite, al mismo tiempo, entender los sesgos que en él existen. En todo caso, vale la pena destacar que los resultados obtenidos son muy valiosos y relevantes para un debate riguroso sobre el tema que se aborda en esta investigación.

Amenazas y miedos

No cabe duda de que los problemas a que se enfrenta el Doctorando son de gran significado para la profesión de "diseñador urbano", en general, y para la del arquitecto, en particular.

La descripción que realiza sobre los retos a los que se enfrenta la profesión es muy significativa. Vale la pena presentarla en las propias palabras del autor:

"-El número creciente de profesionales y el reflejo defensivo tradicional de crear obstáculos al acceso o, como alternativa, la vía de diversificación de las prácticas, reclamando la formación para la flexibilidad como estrategia de 'crear mercado'.

-La organización profesional, revelando la necesidad de una acción menos 'autoprotectora' y más estratégica, pro-activa, igualando también la escala global del ejercicio y dando atención a las realidades interdisciplinarias, frente a la ambigüedad de las funciones y perfiles profesionales emergentes.

-La fragilidad creciente del monopolio de los actos profesionales, confrontado con nuevos tipos de amenaza, procedentes de nuevas figuras situadas en la esfera de la construcción, como el 'project manager' y nuevos procedimientos (como la concepción-construcción) con centros de poder fuera del control proyectual

-El problema de la creciente empresarialización de las prácticas profesionales, crecientemente protagonizado por organizaciones, confrontado con un sistema de regulación diseñado para el actor individual (o profesional) y con el equívoco de os criterios cuantitativos (la dimensión y la productividad)

-El problema de competencia, esto es, cómo reconciliar profesión y mercado en el sentido de compatibilizar la fiabilidad de la oferta y la libre elección de la demanda con la ética profesional, en un contexto de creciente desrregulación en un mercado globalizado".

El texto refleja bien la situación de crisis que se percibe en el momento actual en el campo de la arquitectura. Son expresivas las alusiones al espíritu defensivo de la profesión, que trata de crear obstáculos al acceso a la misma y adopta acciones autoprotectoras; al sentimiento de debilidad ante la ruptura del tradicional monopolio de la actuación profesional, y a las amenazas que se perciben procedentes de nuevas figuras de la esfera de la construcción y de nuevos procedimientos que están fuera del control de la profesión; al carácter crecientemente empresarial de las prácticas profesionales y la incapacidad de seguir actuando desde la acción individual; a las exigencias de la competencia y las dificultades para el cumplimiento de los principios de la ética profesional y de los principios deontológicos en un mercado desrregulado y globalizado.

El sentimiento de crisis reaparece en varios puntos de la Tesis. Así, cuando se alude a las actitudes solipsistas de los arquitectos que han trabajado dentro del paradigma que es calificado como "paradigma profesional-liberal-tradicional", dominante de forma mayoritaria hasta hoy mismo, y contra el que el autor trata de reaccionar.

Algunas de las formulaciones de esa crisis permiten entender que sea sentida como dramática. Entre ellas que "las profesiones de diseño disponen de poca protección en su ejercicio: el monopolio desde el punto de vista legal está lejos, y no es seguro que la liberalización de las actividades, que lleva a las profesiones a disputar su territorio en las reglas del mercado, no perjudique la cualidad, precisamente aquello que constituye la mayor ventaja comparativa del diseño". O bien la inquietud por el hecho de que la liberalización de los mercados y la competitividad creciente va unida a la existencia de normas que se consideran constriñentes: "planos códigos, estándares, legislación, limitan la libertad de acción individual, cuando deberían elevar la demanda de exigencia". O, finalmente, las vacilaciones en la formación que se imparte a estos profesionales, la cual privilegia unas veces el arte, otras la teoría y otras la técnica, con lo cual "la legibilidad social de la función del profesional del diseño se ve perturbada" (p. 302).

Hay en toda la Tesis una conciencia de la creciente marginalidad de las profesiones de diseño, por la escasa cohesión de grupo, por la débil autoconciencia (aunque en este caso parece que debe referirse a un conjunto más amplio que los arquitectos). Eso, estima el autor, no puede cambiarse solo con la protección sino con la apertura. Y con una actualización de las normas y de las actitudes.

Son muchos los retos que se plantean simultáneamente, y que obligan, según el autor, a nuevas estrategias con el fin de situarse ventajosamente en un mercado cada vez más competitivo, y en el que la profesión seguramente añora los antiguos mecanismos que les aseguraban el monopolio del campo del urbanismo. El conflicto entre la necesidad de la especialización y la complejidad creciente de las actuaciones conduce a poner énfasis en la articulación e interactividad profesional, y en definitiva en la interdisciplinariedad.

La Tesis trata de poner las bases para establecer un nuevo tipo de enseñanza de la arquitectura y el diseño que haga a esta profesión más competitiva en el mercado, para lo que -se recuerda- pueden ser de utilidad las experiencias que se realizaron en los años 1920 por la Deutsche Werkebund y la Bauhaus. Y, al mismo tiempo, intenta romper las dificultades del grupo profesional de los diseñadores, especialmente arquitectos, "para establecer los imprescindibles lazos con 'el otro', tanto si se trata del profesional asociado como con el destinatario de la acción". El énfasis se pone en la formación de profesionales flexibles, con capacidad de creatividad, adaptabilidad y competitividad, lo que exigen necesariamente, según el autor, "convicciones de apertura e interdisciplinariedad".

Regenerar las profesiones del diseño

El debate sobre esta Tesis tiene interés desde el punto de vista del cuestionamiento que hoy debe hacerse de la forma como se realiza el planeamiento y las intervenciones en el espacio urbano, dominado esencialmente, desde el punto de vista técnico, por los arquitectos y los ingenieros. A pesar de los esfuerzos del autor por la apertura y la interdisciplinariedad, creo que se percibe en este trabajo, realizado por un arquitecto, un cierto sesgo corporativo. La lectura de la Tesis lleva repetidamente a tomar conciencia de muchas de las insuficiencias que existen en esas intervenciones que se realizan en la ciudad, como resultado de los marcos intelectuales en que se mueven esos técnicos.

La Tesis se inicia con una cita del filósofo Eugenio Trías (de El artista y la ciudad, 1976) que plantea el problema en términos filosóficos y aludiendo a un orden social en el que el artista "pretende ser y hacer todas las cosas" y en el que "todo hombre es artista". Los objetivos de la Tesis, en relación con ello, se expresan como el intento de "una regeneración de la identidad de las profesiones del diseño, en su intento de restablecer la unidad, fundada en la ética de las convicciones y de la responsabilidad, en el diseño de la ciudad". Un objetivo que puede ser, en principio, compartido por muchos, pero que puede quedar luego desvirtuado por ese sesgo corporativo, que yo creo percibir, y del que luego hablaremos. Y siempre que las pretensiones de interdisciplinariedad no signifiquen simplemente la búsqueda de un barniz intelectual que permita seguir manteniendo el control del campo de la construcción y el urbanismo, dejando fuera a otros profesionales a los que nunca se alude, mediante el artificio de poner énfasis en el diseño.

También se habla en la Tesis de la importancia del espacio público en la ciudad, y se estima que éste es "un terreno en que se encuentran las diversas profesiones del diseño" (p. 8). El enfasis en dicho espacio y la consideración del diseño como algo ajeno a las consideraciones sociales me parece igualmente un sesgo que puede observarse en el trabajo.

El campo del diseño urbano

La respuesta a la pregunta sobre qué es el diseño urbano constituye el objeto del capítulo 2. La cuestión se plantea en términos de si es arquitectura ampliada, si es planeamiento, o si es una disciplina. La respuesta es que el diseño urbano aborda la ciudad a partir de un nuevo tratamiento del espacio público.

El diseño urbano, según se afirma, es un concepto nuevo "que todavía posee alguna fluidez, en espera de clarificación". El autor trata de limitar el campo utilizando la expresión Design Urbano (de origen anglo-norteamericano pero al parecer muy corriente en Portugal), que designa "un proceso de concepción del espacio urbano focalizado en el Espacio Público" (p. 114). Para el autor, la expresión Design Urbano adquiere en portugués

"una tonalidad algo más reducida de lo que la misma designación tiene en inglés: es más focalizada en la estetización del espacio público (algo próximo al decorum) o, mejor, en el diseño de un ambiente urbano cualificado. Pero esta restricción conceptual no hace que la noción de Design Urbano coincida exactamente con la noción común asociada en portugués a Desenho Urbano. Esta revela más la idea de composición urbana, en especial como una idea de morfología arquitectónica (hecha de implantación + volumetría); aquella revela la idea de cualidad del ambiente, o de su imagen" (p. 114).

De lo que no parece caber duda es de que se trata de un campo que está íntima y claramente asociado a la arquitectura:

"La reciente evolución disciplinaria en el dominio de la Arquitectura y del Urbanismo vino así a aumentar el valor del concepto 'Design Urbano', caracterizado como un tipo especial de actividad o proceso proyectual, que no está por entero en la escala disciplinaria de la Arquitectura (aunque la requiera), sino en una escala entre lo arquitectónico y lo urbano (o mejor, reuniendo las dos escala simultáneamente)" (p. 115).

Finalmente, "definiendose como designio y diseño, como proceso y proyecto, el Design Urbano está también fuera de la lógica tradicional del planeamiento urbanístico". Se trataría de un área profesional en expansión, con una fuerte demanda tanto desde la administración pública como desde el sector privado. E incluiría cuestiones que son atendidas a partir de especialistas formados en los campos de la arquitectura, la arquitectura del paisaje, del Design, de las Artes, de los estudios urbanos, de las ingenierías de infraestructura y de la gestión (p. 119).

En esta Tesis realizada por un arquitecto portugués y que tiene como marco implícito de referencia la práctica profesional en dicho país, encuentra el lector afirmaciones que sería difícil hallar en España. Hay allí, sin duda, una actitud más abierta en lo que se refiere al papel que otros profesionales pueden tener en el diseño urbano. Por ejemplo, se afirma de forma explícita que los agentes del Design urbano no son solo los arquitectos y diseñadores. Según el autor, hay que incluir en este campo además de los profesionales con títulos técnicos (arquitecto, artista, paisajista, designer, ingeniero civil y de infraestruturas, planeadores y geógrafos), a diversos profesionales de las ciencias humanas (desde los sociólogos a los historiadores) y también "las cada vez más importantes 'organizaciones' que soportan los equipos profesionales". Por otra parte, sin embargo, esa afirmación parece quedar luego seriamente matizada, ya que la serie de interesantes cuadros que el autor elabora sobre los profesionales que actúan en el diseño destaca especialmente a los arquitectos, a los artistas (escultores, pintores, performers...), a los designers, a los arquitectos paisajistas, a los ingenieros, y a los planificadores y urbanistas (p. 134-139). Los "otros profesionales" solo merecen una simple alusión, que se sustancia así: "el plano socio/histórico/antropológico, en la apropiación social del espacio; el plano eco/geográfico, en la localización de las áreas de centralidad y en la estructura de los flujos", sin mayor especificación y más bien -intuimos- como un adorno final.

Independiente del cuestionamiento que pueda hacerse posteriormente de algunas interpretaciones del autor, lo que parece claro es que la relación que se establece entre todas esos objetivos y pretensiones y el protagonismo de las profesiones del diseño muestra las dificultades para situar el debate en un marco más general que tenga en cuenta otras dimensiones sociales del problema.

Para el autor la identidad profesional se refiere tanto a las imágenes que los miembros poseen de la profesión como al reconocimiento exterior de la imagen. Sin duda tiene razón para rechazar una visión puramente individualista de la historia del diseño, en la que se pondría énfasis en las obras de artistas concretos, y al situar la actividad del diseño en un contexto social "como reflejo de importantes alteraciones en la estructura productiva de la ciudad, de su funcionamiento como unidad económica, o de la propia organización y expectativas de la sociedad".

Pero a partir de ahí el análisis debería incluir un manejo amplio de la bibliografía pertinente sobre esos cambios sociales y económicos, y de la sociología de la ciencia y de las profesiones técnicas y científicas, lo que, en mi opinión, no se realiza suficientemente. Aceptando que puede ser cierto que son limitadas las investigaciones que existen sobre la sociología de las profesiones del diseño en Portugal, se echa en falta una estrategia de aprovechar las que puede haber sobre otros países (por ejemplo, en España) y la utilización de los trabajos sobre otros colectivos profesionales o científicos que podrían haber facilitado valiosos elementos de análisis. Por ejemplo, acerca de la polémica entre ingenieros y arquitectos desde el siglo XIX, sobre la que existe el valioso e ilustrativo trabajo que dirigió el profesor Antonio Bonet Correa hace ya dos décadas (Bonet, dir., 1985).

La Tesis centra excesivamente el problema del reconocimiento de las profesiones de diseño en el problema de la identidad profesional, cuestión sin duda relevante pero no suficiente. Tal vez debería haberse incidido mas en los aspectos relativos a la estructura social de dichas profesiones, las normas, las dimensiones institucionales, las funciones, las tareas y los conflictos existentes, tanto internos como externos.

El objetivo de la Tesis es "fundamentar una nueva noción de Identidad de las profesiones del diseño urbano, a través de un modelo operativo coherente con el contexto actual de la cultura urbana".

Los sesgos derivados del esfuerzo por fundamentar el campo del diseño se aprecian inmediatamente cuando al aludir al protagonismo de las profesiones del diseño en la ciudad, y a su relación con los cambios en la vida urbana, se refiere al papel de los técnicos en la construcción de infraestructuras (desde las ferroviarias a las de aviación, pasando por todos los trabajos de embellecimiento) a los nuevos materiales y tecnologías (desde el hierro y el cemento a la energía eléctrica) y la promoción de la salud y el bienestar (lo que implica también actuaciones en relación con la higiene y el ocio). Que todo ello se relacione en esta obra con el "diseño", que se aluda solamente a "los profesionales del diseño – artistas, arquitectos, ingenieros, diseñadores, paisajistas-" y que se olvide el papel esencial que han tenido otros profesionales (como, por ejemplo, los médicos en la cuestión de la salud desde el siglo XIX, los economistas o los sociólogos) parece de entrada un reduccionismo difícilmente aceptable.

En la narración histórica que realiza el autor, se centra la atención en el llamado paradigma "profesional-liberal-tradicional", dominante desde el siglo XIX. Se estima que ese paradigma liberal-tradicional no se adecuaría hoy a la práctica profesional ni a las figuras profesionales emergentes en el campo del diseño urbano: hoy no puede eliminarse la competencia ni asegurarse el monopolio ni pretender que el cliente no está preparado y que el profesional controla el saber y la capacidad de decidir. Y hoy dificilmente puede mantenerse que el profesional sea libre e independiente.

En todo caso, una preocupación constante de esta Tesis parece ser la de defender las profesiones de diseño de forma tan amplia que permita incluir en ellas a los "artistas"; algo que, además de con las convicciones del autor, tal vez tenga que ver asimismo con el lugar en el que se presenta la investigación: un Departamento de Escultura en la Facultad de Bellas Artes. Es significativo en este sentido que el análisis que el autor realiza se centre en cuestiones de identidad profesional y que se limite a lo que se denomina "artista-autor" y a lo que designa como "profesional-liberal-tradicional", cuyas representaciones identitarias estima que son inadecuadas "frente a las condiciones emergentes del ejercicio profesional, en particular en el proyecto Urbano o Diseño Urbano". Lo cual nos sitúa claramente en unas profesiones determinadas, en la exploración de un tipo de autoconcepción de las mismas, y en una falta de adaptación a los cambios que se están produciendo en la ciudad y en la sociedad. Es decir, nos sitúa ante un intento de fundamentación de una nueva identidad, más adecuada a los tiempos pero que incluye a los artistas (unos profesionales que es posible que en un trabajo realizado en una Facultad de Arquitectura tal vez no se habrían considerados de igual manera).

Podría por otra parte, decirse que el énfasis en el paradigma liberal-tradicional es adecuado si pensamos solo en los arquitectos, pero tal vez excesivo si consideramos otros profesionales. Deja de lado la existencia desde el siglo XIX, al menos, de cuerpos técnicos bien organizados al servicio del Estado, como los ingenieros de caminos; y olvida la aspiración que tuvieron los arquitectos (al menos en la España del Ochocientos) de organizarse de manera similar en forma de Cuerpo, para obtener una parte de la obra pública que era encargada a otros técnicos.

Ética y deontología
 

El lector valora muy positivamente la preocupación ética que está también presente desde el mismo comienzo de la Tesis. También percibe la importancia de las contradicciones entre dicha preocupación y las necesidades de acomodación a las exigencias de aquellos a quienes el profesional ha de prestar cuentas, especialmente en el caso de clientes cuyos criterios están regidos por la lógica del beneficio económico. Vale la pena destacar que esa dimensión ética está presente desde el mismo título y a lo largo de toda la Tesis, en la que hay una pregunta explícita sobre los principios éticos que deben aplicarse en la profesión, y sobre la no adecuación de los estatutos profesionales implicados en el diseño urbano a los encargos que hoy se reciben y las tareas que deben realizarse.

Los problemas éticos son planteados en la Tesis de una forma muy pragmática, y se refiere a los compromisos negociados en relación con el interés público. El concepto contractualista del interés público que adopta el autor considera éste como "una realidad negociada de varios intereses, presuponiendo la Ley como instrumento regulador y presuponiendo fundamentos éticos, como la defensa de los más débiles y de los derechos concretos de los individuos" (p. 65). Se trata por tanto de una ética de la responsabilidad, lo que parece muy sugestivo.

Dicho eso, sorprende a continuación el reduccionismo que se realiza al pasar a la propuesta concreta. En efecto, desde el planteamiento general que antes se realizaba, el autor declara que "la construcción de un modelo teórico operativo de las Identidades implicadas en el diseño de la ciudad", y coherente con el contexto actual de competitividad e internacionalización, "debe ser capaz de dar respuesta al desafío de la fundación de urbanidad en los nuevos territorios de lo urbano –en las periferias" (p. 12). Como si solo en ellos se plantearan cuestiones éticas, olvidando, al parecer, todo lo que representa las actuaciones de diseño (e inmobiliarias) en la ciudad ya construida, y los problemas generales de ciudadanía.

En lo que se refiere a la acción de las profesiones del diseño en la periferia de las ciudades, en la Tesis se pone énfasis en la importancia de la creación de un sentimiento de pertenencia a una comunidad, y a un espacio local, como nuevas formas de "estar en casa en la ciudad". Para los profesionales del diseño "construir la urbanidad en la periferia será un proceso de diseño, articulando lo público y lo privado". Lo cual significa que se puede actuar con el diseño frente a la experiencia visual de desconexión y fragmentación de la forma urbana en los suburbios, que amenaza con perturbar la ciudad metropolitana. Especialmente sería posible actuar con el diseño sobre "los espacios vacíos, las sobras de ocupación, las tierras de nadie, las heridas y barreras de las infraestructuras", amenazas todas para la urbanidad: "saber como se hace la 'fundación' de esa urbanidad es el desafío profesional más importante de nuestro tiempo" Es desde luego, y se reconoce en la Tesis, "un desafío para más de una profesión". En lo que se refiere al diseño, las respuestas parecen ser éstas: estructurar (equipar), amenizar ('naturalizar'), significar (monumentalizar) y acceder (comunicar).

El lector que no es un miembro de las profesiones que habitualmente se dedican al diseño valora mucho la concepción abierta que en el texto aparece una y otra vez; aunque también se inquieta al conocer cuales son los dilemas que el autor considera relevantes, y tomar conciencia de la amplitud que se concede a lo que en la Tesis se llaman profesiones de diseño. Se trata concretamente de que el "diseño" (casi, en realidad, el planeamiento) ha de hacerse hoy en un territorio más extenso que la ciudad, de que las exigencias de competencia y las constricciones impuestas a la práctica del "diseño" por las normas de control público, darían lugar a "una ineficiencia global de la acción profesional, centrada en exceso en la legalización y escasamente en la cualificación de lo construido"; finalmente, se alude a "la necesidad de una mejor situación de las profesiones del diseño en relación con el tipo de proyecto y el modo de funcionamiento emergente del mercado". Todos los estereotipos relacionados con la actuación de los profesionales liberales en relación con la actividad del negocio inmobiliario están, al parecer, aludidos en esta enumeración, sin que en ningún momento se haga la menor alusión a los problemas del papel de los técnicos en relación con los promotores, y al menor cuestionamiento al funcionamiento de este mercado.
Para el autor el dominio profesional del diseño "se reconoce menos por las técnicas que por las convicciones" (p. 12). A partir de ahí declara que va a procurar basar la formulación de un modelo operativo de las profesiones que actúan en el diseño de la ciudad "en los nuevos factores de identidad, en la interactividad de los estatutos profesionales de diseño, en la relación entre sí y con el otro".
Según él, el modelo propuesto se basa en la necesidad de apertura a las experiencias interdisciplinarias que tienen que ver con la necesidad de coordinación técnica y de gestión, en la participación de diferentes actores, en la propia naturaleza del diseño urbano, en la revalorización del papel y en la capacidad de intervención del destinatario final.
Veremos si efectivamente el modelo cumple esas exigencias, y hasta qué punto está sesgado por los intereses corporativos implícitos, que nunca se convierten en problemáticos.
Los cambios en la profesión de arquitecto

 
El autor dedica en la segunda parte de la Tesis amplia atención al análisis de los cambios en el estatuto profesional del arquitecto y a los problemas de identidad profesional, especialmente en Portugal.

El análisis ofrece gran interés, y sitúa el problema en los cambios en los procesos y métodos de trabajo, en el control de los resultados, en la posición del arquitecto en la estructura social y económica, en el acceso privilegiado al saber, o en las relaciones con el poder político, entre otros.

En la Tesis se echan en falta algunas cuestiones que parecen también relevantes. Ante todo la posición y el papel del arquitecto en relación con los comitentes individuales y en relación con las grandes corporaciones inmobiliarias que realizan de forma creciente lo esencial de la obra arquitectónica.
La ausencia de la voz crítica del arquitecto frente a los atentados que continuamente se producen al sentido común y al buen gusto es clamorosa. Por no hablar de su compromiso con los intereses inmobiliarios en general. Cuando se hacen esas críticas la defensa que habitualmente realizan estos profesionales esgrime el argumento de su limitada capacidad de maniobra: los arquitectos estarían maniatados por los encargos de las grandes promotoras o por los de la administración pública, que podrían tomar (y de hecho, toman) represalias contra ellos si se atrevieran a ser críticos. Pero ahí reside la cuestión clave, y exige una posición clara, que en la Tesis no se adopta.
Las pretensiones de libertad del arquitecto que se considera a sí mismo artista y con derecho a hacer lo que estima oportuno son frecuentes en la profesión. Sin duda puede aceptarse esa pretensión si el arquitecto construye su propia casa o si el comitente está de acuerdo con esa pretensión. Pero no cuando el profesional realiza una obra pública o está interviniendo en el casco antiguo de una ciudad milenaria, como puede ser Barcelona o Lisboa, y se atreve a destrozar o transformar gravemente palacios góticos o barrocos para dejar su propia obra.
Si nos centramos en el área mucho más limitada del diseño escultórico puede cuestionarse igualmente la libertad que los artistas-diseñadores esgrimen para tener derecho a realizar cualquier obra escultórica, aunque sea un engendro, y la reacción desmesurada ante las críticas –a veces sensatas- que la opinión pública o incluso intelectuales con criterio se atreven a realizar.
Ante ello creo que vale la pena insistir en que el artista no tiene derecho a hacer cualquier obra en la ciudad. Su libertad está necesariamente limitada, ya que ha de tener en cuenta el contexto urbano en que se va a levantar la obra. Un escultura como la que construyó Tapies en el Paseo Picasso de Barcelona –un conjunto de muebles viejos metidos en un cubo de metacrilato- y que tal vez tendría sentido en un aeropuerto o en un moderno edificio bancario, puede ser percibida por los habitantes del barrio antiguo de la ciudad como un insulto o, en el mejor de los casos, como algo incomprensible. E intervenciones como el muro de Richard Serra en la plaza de la Palmera, pueden ser discutibles, si existe el peligro de que se conviertan en un urinario.

En la Tesis pueden también cuestionarse afirmaciones como ésta: "Las explicaciones sobre la ciudad que proceden de las ciencias humanas se estructuran retrospectivamente a partir de la ciudad que existe o exitió, mientras que las formulaciones que proceden del diseño afirman los principios para la 'ciudad que se anuncia'". Se trata de una afirmación interesante, pero que debe ser discutida. Filósofos, escritores y científicos sociales han escrito numerosas utopías y han señalado muchas veces el camino a seguir. Y en cuanto a los artistas, es fácil demostrar que muchas veces son realmente incapaces de pensar en el futuro, y que están mucho más influidos que lo que ellos tienden a creer por el contexto en que viven. No hay más que examinar los cuadros de los pintores que han dibujado "construcciones ilusorias" (por ejemplo, en Ramírez 1983 y en Azara 2003) para comprobarlo. O la simplicidad y el carácter gratuito de alguna propuestas sobre la ciudad por artistas que parecen no tener una idea clara de la complejidad de este artefacto humano.

Creo, por otra parte, que en la Tesis no se considera suficientemente el problema de las escalas de actuación. El campo del diseño urbano, tal como lo concibe el autor, es verdaderamente amplio. En su dimensión más reducida incluye actuaciones que podemos considerar subarquitectónicas, como el mobiliario urbano. Pero a otras escala incluye intervenciones tan diversas como "la rehabilitación de frentes marítimos, la creación de nuevos centros urbanos, los recintos para eventos temporales como la Expo o las Olimpiadas, las rehabilitaciones de espacios históricos en las ciudades, los espacios asociados a las redes de transporte público, la creación de verdes urbanos o parques empresariales, o residenciales" (p. 114). Es decir, un campo muy extenso que es difícil no considerar como el campo del planeamiento, sobre todo cuando en varias ocasiones la caracterización del espacio de intervención del diseño adopta una amplitud enorme, que se extiende "desde las dimensiones menores de la arquitectura (como el objeto funcional y comunicativo, por ejemplo del mobiliario urbano), hasta los sistemas más amplios, por ejemplo de las estructuras naturales o de las estructuras viarias" (p. 118).

Pero eso no deja de plantear problemas. Sin duda no es lo mismo diseñar un mobiliario urbano, que un patio, una plaza pequeña, un barrio o una ciudad. El sentido común dice que los problemas son diferentes y tal vez deban serlo también los técnicos que intervienen: escultores y pintores en una pequeña plaza, arquitectos, ingenieros y otros profesionales en la ciudad. (Sin que eso signifique negar que la formación de amplios equipos en los que participen tanto artistas como técnicos diversos  puede  dar lugar, si existe realmente interacción, a debates que generen proyectos imaginativos)

Seguramente el urbanismo tradicional escapa crecientemente a los arquitectos. Son varias las alusiones que se hacen en la Tesis a la necesidad de dialogar con los promotores y de tener en cuenta la preocupación de éstos por "transformar el valor en beneficios, con la aparición de un conflicto de intereses (entre el interés particular y el interés público acerca de la calidad del espacio construido)". De ahí la insistencia en la importancia de dominar "nuevas prácticas de interacción entre los agentes y de colaboración interdisciplinar en el proceso de dar forma", lo que finalmente remite, sobre todo, a prácticas de negociación, de actuación y de comunicación; y también –de forma secundaria, aunque eso no se dice explícitamente- a una preocupación por el diálogo interdisciplinario, especialmente con "los profesionales emergentes", que realizan una competencia eficaz a los arquitectos.

No extraña que la misma definición del urbanismo y la misma elaboración de los planes de estudios en las Escuelas de Arquitectura se vea afectada por todos estos dilemas. Entre las últimas aportaciones acerca de lo que es el urbanismo, hay algunos prestigiosos arquitectos que no han dudado en afirmar que urbanismo es paisajismo o, incluso, ambientalismo. Además de una actitud de apertura intelectual, que hay que valorar positivamente, eso también puede interpretarse como un intento de ampliar el campo de competencia de los arquitectos, de adoptar estrategias de adaptación para el control del campo de la ordenación territorial. Para lo que puede ser también muy útil la incorporación de nuevos conceptos tomados de aquí y de allá: el 'sentido del lugar', la 'sostenibilidad', los valores ecológicos, paisajísticos o territoriales, y otros, que aparecen cada vez más frecuentemente en los trabajos de los arquitectos y diseñadores, en ocasiones como una simple alusión retórica.

Sin duda "la complejidad de los factores exige una visión holística, integradora". Pero nunca los arquitectos parecen poner en duda que han de ser ellos los que actúen como directores de la orquesta -una imagen que aparece explícitamente, y que es cara también a otros profesionales- controlando todo el proceso y, en el caso de no poder atender ellos mismos a todos los frentes, solicitando la ayuda de otros especialistas, siempre que se pongan bajo sus órdenes.

Es significativo que cuando se habla de los profesionales que intervienen en la ciudad aparezcan siempre los mismos: arquitectos, paisajistas, designer", ingenieros, artistas; tras de lo cual pueden aparecer unos puntos suspensivos que frecuentemente no se completan (p. 308). Aún así, los conflictos reconocidos no son pocos: técnicos contra artistas, profesionales contra funcionarios públicos (a su vez con conflictos internos de carácter jerárquico y técnico), profesionales contra inversores, profesionales entre sí según su carácter de profesionales libres o de asalariados de una empresa, y entre los que trabajan en diversas promotoras. No son más dramáticos que en otras profesiones, pero pueden adquirir una gran virulencia, y ser magnificados, como se hace en esta Tesis.

Sobre todo porque las pretensiones son desmedidas. Está muy bien reclamar la calidad del diseño del espacio público, como un derecho del ciudadano. Pero

"para obtener una legitimación a través del interés público, las profesiones del diseño se sitúan en la necesidad de aceptar las responsabilidades en todos los planos del ejercicio, no limitándose al plano legal, sino valorizando, simultáneamente, las convicciones políticas, especialmente en el plano de la Cultura" (p. 309).

El lector queda inquieto, sin acabar de entender el sentido de esta última frase. Pero cree encontrar la respuesta en otro lugar. Concretamente en el capítulo en que se comentan las reacciones al informe encargado por la Comisión Europea al grupo internacional de consultores W. S. Atkins, acabado en 1993. Ese informe expuso problemas y debilidades y suscitó amplias críticas de los arquitectos, aunque también mostró la necesidad de nuevos caminos. Tal como lo percibe el autor, dicho informe puso de manifiesto la necesidad de discutir los principios de una nueva política urbana con intervención de los profesionales del diseño, de "divulgar estos principios con convicción y en una lógica de la interdisciplinariedad buscar aliados en varios sectores de la Cultura, de la defensa del Ambiente y de los Consumidores", y establecer estrategias "para elevar la percepción social de la arquitectura y de su identidad en el sector de la construcción" (libro 2ª, p. 178). En todo caso, las alusiones al arquitecto como director de orquesta no faltan en las concepciones que tienen de su labor estos profesionales, en los que siempre está presente una fuerte autovaloración; como se decía en un comentario al informe Atkins, si bien resulta obvio que "el arquitecto ya no es el único en concebir, aconsejar, y guiar al cliente", es necesario reconocer la necesidad de equipos pluriprofesionales "en que el arquitecto debe asumir la responsabilidad de coordinación de las actividades, de circulación de la información, de estructuración y organización del equipo de construcción" (libro 2ª, p. 177).

La confianza en el diseño es inmensa y confiere a los autores un "aura heróica, demiúrgica, de innovación":

"hoy el diseño ha de tratar de prótesis, de metáforas y de designios. Eso es, el diseño ha de multiplicar capacidades operativas, ha de proyectar deseos, creencias o propósitos y ha de marcar un orden nuevo, un destino. El proceso de diseño requiere una imaginación prospectiva, una insatisfacción con lo que existe, y también una consciencia de sí diferente del espontaneísmo" (p. 309).

La valoración del arquitecto, como profesión clave en el diseño es, como cabía esperar, enorme. En cierta manera podría decirse que -aunque el autor no sea consciente- la Tesis forma parte de una estrategia de justificación del campo de intervención de la arquitectura y de creación de un nuevo campo interdisciplinario controlado por los arquitectos.

Comentando reacciones pesimistas exageradas sobre el estado de la profesión (por ejemplo, la de Rafael La Hoz en 1992), el autor de la Tesis muestra una visión más matizada y optimista. Lo que le lleva a presentar un cuadro tal vez excesivamente laudatorio de la actividad y la presencia cívica de estos profesionales. Según él la arquitectura gana lugar en el discurso cívico, en el discurso mediático, en el discurso político, lo que sin duda es cierto. Pero también los arquitectos estarían "en la defensa del ambiente, del patrimonio, de la utilización racional de energía, de las nuevas tecnologías, en la discusión de la marginalidad urbana, en todos los temas decisivos de nuestra época", lo que es más discutible. No hay más que recordar el silencio clamoroso de los arquitectos en la crítica urbana, el engreimiento y la prepotencia que normalmente muestran, y el odioso espíritu corporativo que poseen y su escasa presencia "en la organización local de las poblaciones" para corregir la anterior afirmación.

Una y otra vez las alusiones a la crisis de la profesión, a las conductas de aislamiento, a los miedos y desorientaciones son respondidas por el autor con una receta. Puede resumirse en la necesidad de identificar líneas de actuación para

"estimular la interacción de las profesiones del diseño, entre sí y con los otros actores urbanos, en el proceso de 'dar forma' -Las competencias de comunicación, de negociación y de actuación, la apertura a compartir el conocimiento y la experiencia, en las zonas de frontera entre las disciplinas, y las convicciones sobre la fundación de la urbanidad periférica, en el diseño de la ciudad ampliada [...] Buscando caminos para recorrer en común, las profesiones del diseño encontrarán en la vocación interdisciplinaria una forma de unidad, su futuro".

Al referirse a la acción de los diseñadores en la periferia de las ciudades y a su función en la creación deurbanidad, veíamos que las respuestas eran: estructurar, amenizar, significar y comunicar. Quizás demasiados retos para los diseñadores. Y el autor no deja de hacerse una pregunta pertinente: "¿Podrán otros, mejor que los arquitectos, artistas y paisajistas, designers e ingenieros, prestar al diseño un programa para la esfera pública de ciudad alargada, la experiencia y la convicción del profesionalismo? ¿Y podrán hacerlo de forma mejor que en colaboración?" (p.316).

Sin duda la respuesta ha de coincidir con la del autor. Pero se ha de debatir cómo se establece esa colaboración, que exige, para empezar, nuevos marcos normativos que no dejen el control de todo el proceso a arquitectos e ingenieros. Y, además, que establezcan con claridad otras formas de planeamiento que incorporen las demandas ciudadanas y pongan a los profesionales al servicio de los deseos y las aspiraciones de los ciudadanos.
 

Notas

[1] La Tesis fue defendida en la Facultad de Bella Artes de la Universidad de Barcelona el día 1 de julio de 2005 ante un tribunal presidido por el Dr. Horacio Capel Sáez, Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, y del que formaron parte también los Drs. Nuno Portas, Catedrático de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Porto, Josep Mª Montaner Martorell, Catedrático de Composición Arquitectónica, de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña de Barcelona, Fernando Nunes da Silva, profesor e Investigador del Centro de Estudos Urbanos e Regionais del Instituto Superior Técnico de la Universidade Técnica de Lisboa, y como secretario el Dr. Jaume Ros Vallverdú, Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Obtuvo la calificación de Sobresaliente cum laude.

Bibliografía

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BONET CORREA, Antonio (Dir), Fátima MIRANDA y Soledad LORENZO. La polémica entre arquitectos e ingenieros en España, Siglo XIX. Madrid: Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos/Ediciones Turner, 1985. 432 p.

CAPEL, Horacio. El modelo Barcelona. Un examen crítico. Barcelona: Ediciones del Serbal, 2005. 119 p.

FUTURO. El futuro de las ciudades.  Una propuesta de manifiesto. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, 10 de diciembre de 2004, vol. IX, nª 551.http://www.ub.es/geocrit/b3w-551.htm.

Traducción al inglés por Robin Ried <http://www.ub.es/geocrit/b3w-551-e.htm>
Traducción al alemán por Barbara Heineberg <http://www.ub.es/geocrit/b3w-551-d.htm>

 
 
© Copyright: Horacio Capel, 2005
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Ficha bibliográfica

CAPEL, H. BRANDÂO, Pedro Filipe Pinheiro De Serpa. Ética e profissoés no design urbano. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. X, nº 594 10  de julio de 2005. http://www.ub.es/geocrit/b3w-594.htm]. [ISSN 1138-9796].


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